Dos gabinetes económicos y dos partidos en el gobierno

Por Juan Bolívar Díaz

Parece urgente resolver las incoherencias para recuperar la confianza y contener la desproporcionada devaluación

          Está generalizada la convicción de que la corrida cambiaria de las últimas semanas es desproporcionada a la situación de la economía nacional y está determinada en gran parte por un ambiente de incertidumbres y falta de confianza incentivado por incoherencias en el gobierno.

            Se afianza la impresión de que hay dos gabinetes económicos y dos partidos enfrentados en el gobierno del presidente Hipólito Mejía, lo que genera desconfianza en la conducción económica, especialmente de cara a un próximo año que será preelectoral, por lo que aumentarán las tentaciones de querer gastar más de lo que la situación económica soporta.

            Para recuperar la confianza el gobierno tendría que comenzar por contener los desbordamientos que se registran entre sus propios legisladores, cuyas más negativas expresiones han sido los intentos por elevar el monto de los bonos soberanos y desconocer el pacto político para dividir las funciones de la Junta Central Electoral.

Grave corrida cambiaria

            El proceso devaluatorio que ha sufrido el peso en el último cuatrimestre del año alcanzó esta semana niveles sumamente preocupantes, llamados a desatar fuerte devaluación, afectando la estabilidad macroeconómica que ha predominado en los últimos diez años y que hasta hace poco era de los éxitos reconocidos al gobierno.

            Con el peso sobre 22.50 por dólar, la devaluación sobrepasa el 30 por ciento en lo que va del año, con una corrida que se inició en agosto, cuando todavía se cotizaba a 18.30, y que ha desarrollado una alarmante velocidad en las últimas tres semanas. Al concluir el 2001 el peso se cotizaba a poco más de 17 por dólar.

            Los funcionarios del sector económico, encabezados por el secretario de Finanzas, atribuyen la corrida a especulación y los dirigentes de las asociaciones empresariales a la incertidumbre y falta de confianza, pero todos concuerdan en que no hay fundamentos económicos para ese nivel devaluatorio.

            De nada han valido las inyecciones de divisas dispuestas por el Banco Central en los últimos meses, las que han reducido las reservas monetarias en unos 570 millones de dólares, para dejarlas en apenas poco más de 300 millones. Tampoco han dado resultado las restricciones monetarias, que hace un par de meses llegaron a sr exageradas, ni la emisión de certificados de participación.

            No hay explicación objetiva si son ciertas las estimaciones de que el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos se ha reducido este año a 1.3 por ciento del producto bruto interno, lo que sería la tercera parte del 4 por ciento registrado el año pasado. Menos aún cuando la principal fuente de divisas, el turismo, ha comenzado a dar muestras de recuperación, mientras las remesas siguen aumentando, aunque a menor nivel que en los años anteriores.

Incertidumbre y desconfianza

               Los líderes empresariales coincidieron esta semana en la estimación de que la corrida cambiaria está determinada por un ambiente de incertidumbres y desconfianza que se habría apoderado de los agentes económicos. El presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada dijo que la tasa cambiaria debe estabilizarse entre 20 y 21 pesos por dólar

            Marino Ginebra descarta la especulación simple y sostiene que “se trata de un asunto de desconfianza que pudiera solucionarse con un Congreso en sintonía con los asuntos económicos”.

            Por su parte el presidente de la Asociación de Industrias, Lisandro Macarrulla, estimó que estamos enfrentando “una crisis de confianza y falta de credibilidad

en la gestión gubernamental”.

            La Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios también juzgo desproporcionada el alza de la tasa de cambio, atribuyéndola a “pérdida de confianza de los agentes financieros en las políticas del gobierno”.

            Las preocupaciones se centran en el gasto gubernamental de este año, con fuerte endeudamiento, y en las proyecciones para el próximo y se multiplicaron con el empeño de la mayoría perredeísta en el Senado de elevar el monto de 600 millones de dólares en los bonos soberanos solicitados en el proyecto de ley del Poder Ejecutivo.

            En principio los senadores propusieron aumentar los bonos hasta 800 millones de dólares y en primer lectura los bajaron a 750, supuestamente para recomprar acciones de las empresas distribuidoras de energía capitalizadas hace poco más de tres años.

            La decisión senatorial ha estado huérfana de bases objetivas, ya que dos de las tres distribuidoras han reiterado que no están vendiendo acciones, que en todo caso no podrían ser compradas con 150 o 200 millones de dólares.

               La mayoría de los senadores perredeístas se ha embarcado en una acción de puro corte politiquero, pretendiendo capitalizar la seria inconformidad de la población con el desempeño de esas empresas y el costo de la energía, creando expectativas falsas que el gobierno no puede satisfacer.

            El espectáculo montado el miércoles 4 cuando los senadores insultaron a los representantes de las empresas distribuidoras de energía en medio de un prolongado interrogatorio, en nada contribuye al ambiente de sosiego que precisa el gobierno para buscar soluciones a la problemática energética.

Dos gabinetes económicos

            Lo peor es que en el Senado parece haber un equipo económico enfrentado al del Poder Ejecutivo. Desde la semana anterior el Secretario de Finanzas publicó un comunicado advirtiendo sobre los riesgos de la pretendida compra de acciones, estimando que podría enviar señales equívocas al mercado de inversionistas y perjudicar el esfuerzo por colocar los 600 milllones de dólares en bonos.

            Pero los cuestionamientos senatoriales se revierten contra el mismo gobierno que negoció en Madrid los contratos con las distribuidoras de energía y que ha estado haciéndolo también con las generadoras.

            Los senadores han llevado su activismo al grado de sustituir a los agentes del Poder Ejecutivo que son los llamados a trazar la política energética y a renegociar soluciones. Es este gobierno también el que ha autorizado los recientes incrementos en la tarifa de la energía eléctrica.

            Como las cabezas del intento senatorial son precisamente del grupo perredeísta del presidente Hipólito Mejía (el PPH), se expresan dudas de si hay en realidad una rebelión contra la política gubernamental o un doble juego para meter de contrabando otros 150 millones de dólares en bonos soberanos que luego serían destinados a inversiones en un año preelectoral. Ese es un factor generador de incertidumbre y desconfianza.

            Ya algunos legisladores gobiernistas, incluyendo al presidente del Senado,han adelantado también el propósito de elevar la asignación dispuesta para el Congreso en el proyecto de ley de presupuesto para el 2003, elaborado por el equipo económico del Poder Ejecutivo.

Dos partidos en uno

            Hace ya meses que se incrementan las diferencias en el seno del partido de gobierno, y sus propios dirigentes denuncian sistemáticamente que el PPH es quien controla los legisladores y mantiene una ofensiva de tierra arrasada frente a otras corrientes dentro de la organización.

            Eso quedó en evidencia en ocasión de la prolongada discusión sobre las reformas constitucionales que concluyó contradiciendo el credo antireeleccionista del Partido Revolucionario Dominicano, cuyos organismos lucen inoperantes.

            El partido como tal no ha predominado en las resonantes iniciativas de sus legisladores. Y su presidente Hatuey de Camps, como muchos otros dirigentes, incluyendo a varios de los aspirantes a la próxima candidatura presidencial, se han desligado de las mismas.

Los precandidatos Enmanuel Esquea y Ramón Alburquerque han buscado abierta distancia, criticando políticas oficialistas y las improvisaciones legislativas. Y ni la vicepresidenta Milagros Ortiz Bosch ha podido mantenerse al márgen, formulando críticas diplomáticas.

Esquea proclamó esta semana en el telediario de Teleantillas que “no se puede mantener el poder sin un partido”, tras diagnosticar una situación de serias incongruencias entre el PRD, sus legisladores y su gobierno.

La percepción es que la lucha por la candidatura presidencial aumentará las incoherencias en el partido de gobierno, donde aún hay quienes sueñan con convencer al presidente Mejía de que se lance a la carrera continuista, lo que elevaría el tono de las disputas intrapartidarias.

            No hay duda de que los factores políticos no tienden a generar confianza, en el futuro inmediato, lo que juega en abono de la pérdida del cada vez más precario equilibrio macroeconómico, dentro de un panorama económico internacional desfavorable y portador de incertidumbres por riesgos de guerra.

Responsabilidad del Presidente

               Por factores objetivos y subjetivos la imagen del gobierno sigue en picada, no sólo por recientes escándalos como el llamado “Pepegate”, sino especialmente por la delicada situación económica.

            Los problemas ponen a prueba el liderazgo del presidente Hipólito Mejía, quien la noche del jueves anunció un discurso para referirse nuevamente al asunto energético y pidió a sus legisladores que se limiten a los bonos solicitados en su proyecto de ley.

            Debe resultarle difícil volver a hablar de los problemas energéticos, después de los discursos de agosto y septiembre y de numerosos intentos fallidos, como aquel de prohibir por decreto los “apagones financieros”.

            Pero el mandatario debe asumir el liderazgo frente a los legisladores y tratar de recomponer la coherencia en su partido para lo cual tendría que contener definitivamente los pujos de los reeleccionistas.

            En lo inmediato deberá disipar las incertidumbres requiriendo una rápida aprobación del presupuesto y de sólo los 600 millones en bonos soberanos, así como de la reforma electoral que ya acogieron los diputados.

            Más que cambiar el equipo económico, como algunos han propuesto en términos radicales, podría fortalecerlo tratando de concluir el consenso que el mismo ha adelantado con la cúpula del empresariado sobre asuntos fiscales. Eso y una contundente proclama de austeridad para el próximo año podría contribuir a disipar las incertidumbres y a devolver la estabilidad al mercado cambiario.-

 

La propuesta de reestatizar la energía sólo servirá para generar más incertidumbre

Por Juan Bolívar Díaz

De nuevo se expresan incoherencias entre los perredeístas responsables del poder, cuando se impone la moderación

             El gobierno no ha logrado quitarse de encima el escándalo Pepe Goico cuando se enfrenta a un nuevo elemento de incertidumbre con la propuesta de sus senadores de aumentar en 200 millones de dólares el proyecto de ley de emisión de nuevos bonos soberanos para adquirir acciones de las empresas de energía capitalizadas.

            La idea de los senadores perredeístas podrá estar inspirada en el deseo de reducir la voracidad con que se manejan algunas de las empresas capitalizadas, especialmente las distribuidoras de energía, pero carece de fundamento para hacerla razonablemente viable y pone en riesgo el crédito gubernamental frente a inversores extranjeros, gobiernos y organismos internacionales.

            El camino correcto en las actuales circunstancias, afectadas por factores internacionales, es la moderación, la conciliación expresadas en el proyecto de reforma de la ley electoral y en las conversaciones gubernamentales para inspirar confianza en el sector empresarial.

Propuesta descabellada

            Si la idea de readquirir las empresas energéticas capitalizadas perseguía desviar la atención pública del escándalo que envuelve al que fuera jefe de la avanzada de seguridad del presidente Hipólito Mejía, no logró el objetivo.

            La opinión pública sigue mostrando insatisfacción con el curso de la acción judicial y la falta de información sobre aspectos fundamentales del escándalo y la iniciativa de senadores perredeístas para recomprar acciones de las empresas energéticas carece del mínimo fundamento para hacerla viable.

            Los senadores, encabezados por el presidente del Senado, licenciado Andrés Bautista, no han podido presentar un plan, o un curso a seguir que justifique la emisión de bonos adicionales por 200 millones de dólares a los 600 que solicita el Poder Ejecutivo en el proyecto de ley introducido la semana anterior.

            Nadie ha explicado qué se podría recomprar con 200 millones de dólares, ni qué se haría posteriormente con esas empresas. En otras palabras con qué capital se procedería ni quien lo aportaría. Tampoco qué garantía habría ahora de que el Estado las administraría con mejor fortuna que en las décadas pasadas.

            Se ignora si las acciones a comprar son solamente las de las tres empresas distribuidoras, -Edenorte, Edesur y Edeeste- o si también se incluye a las involucradas en los paquetes generadores de Itabo y Haina.

            Como los capitalistas asociados con el Estado no están vendiendo sus acciones, y más bien han declarado lo contrario, los propulsores de la recompra tampoco han explicado cómo podría materializarse su plan.

            Debe presumirse que incluye la rescisión de los contratos que las amparan, firmados unos por tiempo indefinido y otros hasta por 40 años. Y si han de rescindir los defectuosos contratos que amparan las distribuidoras, con mayor razón deberán proseguir con los que permiten a la Smith and Enron y la Cogentry cobrar millones de pesos al Estado aún cuando tengan apagadas sus plantas.

Seria contradicción

            Si fuera tan simple rescindir esos contratos, el planteamiento senatorial implicaría una seria contradicción con la política del gobierno, que sería el llamado a tomar una iniciativa de esa naturaleza, que lo enfrentaría con los gobiernos de España y Estados Unidos, que acudirían, como ya lo han hecho, en defensa de los intereses de sus inversionistas.

            No se trataría sólo de contradecir las negociaciones de los gobiernos anteriores, responsables de los contratos de generación y distribución, sino de este mismo, que ya ha realizado renegociaciones tanto con generadoras como con distribuidoras, algunas de ellas hace apenas tres meses.

            El propósito choca también con la emisión de bonos soberanos, basada en el crédito del país en los mercados internacionales, y que seguramente se vería afectado por el desconocimiento de contratos, algunos de los cuales fueron aprobados por el Congreso Nacional o se ampararon en la ley de capitalización de las empresas públicas.

            Debido a las reformas estructurales impulsadas por el gobierno y al clima para la inversión extranjera, la calificación de riesgo del pais ha sido mejorada en los últimos tres meses por dos de las entidades internacionales más reconocidas en la materia, la Standard & Poor´s y Moody´s. En ese crédito se basa la posibilidad de colocar en el mercado internacional nuevos bonos soberanos a menores tasas de interés.

            La contradicción fue advertida por el secretario de Finanzas, José Lois Malkún, en el comunicado publicado el martes 19 donde exhorta al Congreso “a evitar la introducción de modificaciones al Proyecto de Ley de Emisión de Bonos Soberanos que pudiesen enviar señales equivocadas al mercado internacional de capitales sobre la política económica del Gobierno Dominicano”.

            La iniciativa senatorial obligó al presidente Mejía a rechazarla publicamente en dos ocasiones esta misma semana, llegando a informar el jueves que se comunicó con los ejecutivos de las empresas distribuidoras para expresarles su desacuerdo con la compra de sus acciones, sosteniendo que eso no prosperará.

Necesaria coherencia

               En beneficio de los senadores que auspician el proyecto se podría pensar que están inspirados en el propósito de reducir la prepotencia con que se manejan algunos de los empresarios privados del sector energético, que lucen incapaces de entender la indignación nacional frente al enmarañado y encarecido servicio que ofrecen.

            La persistencia de los apagones en momentos en que se ha producido un pesado aumento de la tarifa energética, y los cuestionamientos sistemáticos de los contratos que los amparan crean una situación delicada para el gobierno que está pagando un costo político considerable.

            Pero el lanzar palos de ciegos, condenados a terminar en nuevas frustraciones, sólo sirve para contradecir la política del gobierno central por parte de los legisladores de su propio partido, algunos de ellos vinculados directamente al presidente Mejía.

            Persisten en una independencia a ultranza del Poder Legislativo que no se registra en ninguna democracia y que mella el prestigio y la credibilidad de quienes ejercen el Poder Ejecutivo, en consecuencia del propio partido.

            Abonan también la percepción generalizada en la opinión pública de que los perredeistas son incapaces de conducirse con la mínima coherencia y que se manejan desde el poder como si estuvieran en la oposición, siempre a nombre de la independencia y la democracia política.

Requiere confianza  

            Lo menos que necesita el gobierno en las actuales circunstancias es contradicción de sus propios legisladores. Requiere confianza para crear un clima de colaboración y comprensión sobre las dificultades económicas, en momentos en que se han reducido las reservas de divisas y el peso mantiene un agudo proceso de devaluación que lo conduce rumbo al 21 por dólar.

            El camino correcto luce ser la conciliación que implican las conversaciones que una comisión de funcionarios gubernamentales sostiene con el alto empresariado en busca de confianza mutua y colaboración para enfrentar las dificultades.

            Ese esfuerzo ha quedado subestimado en la opinión pública por el ruido del escándalo de corrupción y de las iniciativas legislativas, no sólo en materia de bonos soberanos, sino también con las amenazas de desconcoer el acuerdo pactado por el gobierno y los tres partidos mayoritarios, para superar la incertidumbre derivada de la elección de los jueces electorales.

            El camino al acuerdo con el empresariado tampoco está allanado de obstáculos, sobre todo a la luz de sus expectativas de que las autoridades eliminen el recargo cambiario y el anticipo del impuesto del 1.5 por ciento de las ventas. También resulta difícil atender el reclamo de generalizar el ITEBIS a cambio de reducirlo del 12 al 8 por ciento, lo que ha sido rechazado de antemano por el propio Presidente Mdejía.

            Pero los negociadores oficiales han mostrado apertura, reclamando al empresariado que muestre compensaciones fiscales a las reducciones que implicarían sus demandas y planteando aplicar la legislación que devuelve impuestos internos a las exportaciones.

            Mientras la economía internacional no repunte y se recupere el turismo y las exportaciones de zonas francas, y el petróleo se mantenga sobre 25 dólares el barril, el gobierno dominicano navegará con serias limitaciones y dificultades. Requiere comprensión y colaboración. Pero sus propios partidarios no dan el ejemplo.-

Expediente insatisfactorio

            Al concluir la semana es generalizado el criterio de que el gobierno no ha podido quitarse de encima el escándalo generado en las acusaciones a quien fuera jefe de la avanzada de seguridad del presidente Mejía.

            Hasta el Procurador General de la República, Virgilio Bello Rosa, resultó sorprendido con el calificativo de correccional dado por el Fiscal del Distrito Nacional al expediente que involucra al coronel Pepe Goico en un fraude por 40 millones de pesos denunciado por un banco, lo cual decreta la libertad bajo fianza de los implicados.

               Después de casi tres semanas preso y de la retención de un avión y un helicóptero que usaba el militar, ahora resulta que fue una víctima y que, según sus abogados, habrá que pedirle perdón. Se trató tan sólo de un cómplice por descuido, porque la tarjeta emitida a su nombre era operada fraudulentamente por el gerente del banco que denunció el fraude ante el propio Presidente de la República.

            A esta altura de las investigaciones, nada se ha informado sobre las razones que tuvieron las autoridades para allanar y retener el avión y el helicóptero que alquilaba el mismo Goico. Tampoco se ha explicado cómo se compraban bienes y servicios a nombre de instituciones militares sin que el Estado fuera responsable ni pagara la factura correspondiente.

            Y en tal circunstancia, el gobierno queda desautorizado para combatir la corrupción, como lo expresara el jueves 21 el responsable Procurador General de la República. No hay dudas de que el costo político para el gobierno será tan alto como el de la factura petrolera, o de la energética.-

El gobierno enfrenta su mayor escándalo

Por Juan Bolívar Díaz

El caso que protagoniza el coronel Pedro Julio Goico, con implicaciones no esclarecidas, pone de relieve la debilidad de las instituciones nacionales

             El fraude atribuido al coronel Pedro Julio Goico, hasta principios de noviembre jefe de la avanzada de seguridad del Presidente de la República, constituye el mayor escándalo producido en los dos años y 3 meses que lleva este gobierno, cuya imagen ha quedado empañada y merece más aclaraciones que las ofrecidas hasta el momento.

            El caso se constituyó en la comidilla nacional y hasta salpicó la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estados y de Gobiernos, en cuya seguridad ya trabajaba el rudo militar, subjúdice desde hace 5 años cuando fue sometido a la justicia, involucrado en un fraude a la Lotería Nacional que fue cuantificado en 90 millones de pesos.

            Diversos aspectos de la ocurrencia muestran una vez más la debilidad de las instituciones nacionales, desde el Poder Ejecutivo hasta el Judicial, incluyendo a las Fuerzas Armadas, donde hasta un gerente bancario puede ser convertido en oficial sin más requisito que la de socio de cualquier usufructuario del poder.

La comidilla nacional           

            El fraude en que está involucrado el jefe de seguridad del Presidente de la República y su acompañante más notorio en sus desplazamientos dentro y fuera del país, se constituyó en la gran comidilla nacional de las últimas dos semanas.

               En todos los círculos, fueran políticos, empresariales o sociales, en los estadios de beisbol o en los centros nocturnos no se ha cherchado de otra cosa, y ni hablar de los medios de comunicación, donde se ha especulado en todas las dimensiones, afectando considerablemente la imagen del gobierno.

La ocurrencia ofreció material de actualidad al espectáculo “Humor Viejo no se Olvida” que han estado presentando en el club nocturno Maunaloa los destacados humoristas Freddy Beras Goico, Cuquín Victoria, Felipe Polanco y Luisito Martí, con la algarabía y carcajadas de los asistentes.

En la prensa internacional, incluyendo los diarios madrileños, se dio alto relieve al escándalo, resaltándose el cargo del coronel Goico y la circunstancia de que estaba llamado a tener un papel fundamental en la seguridad de los dignatarios que asitirían a la Cumbre Iberoamericana de Bábaro.

Muchos de los cientos de periodistas que llegaron al país no preguntaban otra cosa, tratando de que les esclarecieran los alcances de la corrupción denunciada, algo que resultaba difícil hasta para muchos de los mejores conocedores de las triquiñuelas nacionales.    

La imagen de bravucón que con tanto esmero había cultivado el coronel Goico era la perfecta para magnificar el escándalo. Y periodistas y medios nacionales han aprovechado para cobrarle parte de los desafueros en que incurrió con reporteros de todas las categorías.

Se ha llegado a publicar que el comportamiento de Goico en los más de 30 viajes internacionales del presidente Hipólito Mejía había provocado protestas de autoridades de varios países, entre los cuales se citan a Estados Unidos, México, Japón, y en Canadá, donde habría de concluir la carrera del jefe de seguridad presidencial.

Inexplicable lentitud

            Producido el escándalo ha resultado inexplicable que el presidente Hipólito Mejía colocara en un papel tan relevante, en su propio entorno de seguridad, a alguien que estaba subjúdice, en libertad bajo fianza tras haber sido involucrado en un fraude denunciado en septiembre de 1997 contra la Lotería Nacional, de la que, por cierto, era también jefe de seguridad.

            Se le acusó, junto al haitiano Frederick Marzourka, de estafa a fondos públicos y asociación de malhechores, y a quien la jueza Miriam Germán ordenó mantener en prisión, el 24 de octubre de 1997, considerando que existían “indicios graves, serios, precisos y concordantes” de responsabilidad en los hecho que se le imputaron.

            Pasó 6 meses en prisión, hasta lograr libertad condicional bajo fianza por decisión de la Suprema Corte de Justicia en marzo de 1998, lo que no lo relevaba del procesamiento judicial.

            Entonces era mayor del Ejército Nacional y por los cargos juidiciales quedó suspendido. Se supone que por “haberse fajado” en la campaña electoral, el presidente Mejía ordenó su reincorporación y lo hizo objeto de dos ascensos, hasta convertirlo en coronel.

            Fue notable que transcurrió mes y medio desde el momento (el 20 de septiembre pasado) en que el presidente del Banco Intercontinental puso en conocimiento del mandatario las irregularidades en que se involucra al coronel Goico, hasta que fue destituido y apresado.

Entre consulta económica y reiterado pujilato político

Por Juan Bolívar Díaz

Mientras el Presidente Mejía y el secretario de Finanzas insistían en la concertación económica, los legisladores oficialistas persistían en cultivar la incertidumbre política                                         

            El secretario de Finanzas, José Lois Malkum marcó el paso positivo del gobierno esta semana al revelar una concertación en marcha entre el gobierno y el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) con miras a asegurar la estabildiad macroeconómica en medio de la grave crisis de la economía internacional.

            Pero el ámbito político gubernamental siguió dando palos de ciegos cuando legisladores oficialistas cuestionaron el reciente acuerdo del diálogo político para dividir las funciones de la Junta Central Electoral y amenazaron con una nueva reforma constitucional para volver sobre la reducción del porcentaje del voto para elegir presidente.

            En tanto en el seno del Partido Revolucionario Dominicano seguían profundizándose las divergencias, agitadas por el protagonismo del grupo que sigue al presidente Hipólito Mejía, el denominado PPH, lo que al mismo tiempo empuja a los aspirantes a la candidatura presidencial a una prematura campaña interna.

Señales contradictorias

            En el ámbito internacional hubo señales contradictorias a lo largo de la semana. Lo más positivo fue que el petróleo se mantuvo en baja por primera vez en los últimos dos meses, reduciendo su precio en más de dos dólares el barril, pero el dólar dio señales de debilidad, como la economía de los Estados Unidos.

            A mediados de semana el euro superó en valor al dólar norteamericano tanto en los mercados europeos como en Nueva York, y la Reserva Federal norteamericana llevaba las tasas de interés a su nivel más bajo en medio siglo, 1.25 por ciento anual, que es dinero gratis si se le compara con las tasas prevalencientes en la República Dominicana.

            Para algunos analistas la victoria del Partido Republicano y el presidente GeorgeBush en las elecciones parciales del martes podría moderar el protagonismo guerrerista que tendría por objetivo explotar electoralmente el sentimiento patriótico

Norteamericano, lo que en consecuencia seguiría moderando el precio del petróleo.

            En esa línea se inscribiría el nuevo texto de resolución sobre Irak sometido por Estados Unidos a consideración de los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que establece un camino más moderado de confrontación con el régimen de Saddan Husein.

            Sin embargo, otros analizan que tras el respaldo electoral que le permitió controlar la mayoría del Senado, hasta ahora en manos demócrata, el presidente Bush podría sentirse estimulado en sus afanes guerreristas, que tendrían el incentivo de los petroleros de su sureño estado de Tejas que soñarían con la explotación de las riquezas petrolíficas iraquíes.

            Las expectativas económicas norteamericanas seguían siendo inciertas, en medio de la desconfianza de los consumidores, con balance negativo en el empleo y sin que afloren elementos que permitan superar la casi recesión de los últimos meses.

            Para algunos, la guerra podría ayudar a reactivar la economía norteamericana. Pero afectaría en lo inmediato el precio del petróleo y el turismo internacional, lo que repercutiría en mayores dificultades para las economías dependientes, como la dominicana.

Actitud positiva

            El martes antes de viajar a Canadá, el presidente Hipólito Mejía se reunió con los senadores de su partido para pedirles respaldo a la concertación lograda en el diálogo político que permitiría superar los conflictos políticos originados en la designación de los jueces electorales y crear un mejor ambiente para viabilizar una nueva emisión de bonos soberanos.

            Fuentes de crédito indican que el presidente fue “tan sincero y convincente” que ninguno de los radicales defensores de las facultades legislativas se atrevió a cuestionar el pacto.

            Al día siguiente el secretario de finanzas, José Lois Markum, adelantó que el gobierno buscar concertar con el CONEP para una serie de 8 o 9 medidas encaminadas a mantener la estabilidad macoreconómica.

            Entre ellas incluyó no sólo la emisión de bonos soberanos por 600 millones de dólares, sino también la presentación de un presupuesto virtualmente congelado para el año próximo y disposiciones de austeridad y de corte monetario y fiscal.

            El gobierno no estaría en disposición de atender todos los reclamos del sector empresarial, pero le está consultando y escuchando y trataría de lograr acuerdos básicos, aunque no elimine el adelanto del 1.5 por ciento sobre las ventas ni desmonte significativamente la comisión cambiaria. Podría hacer concesiones en los gravámenes, de por sí bajos, de las materias primas, equipos y maquinarias.

            En el liderazgo empresarial se ha estado evaluando la posibilidad de presentar opciones impositivas que mantengan los ingresos estatales, entre las cuales han señalado la ampliación de la base del itebis, aunque al mismo tiempo plantean su reducción del 12 al 8 por ciento. También se habla de aumento al impuesto a la vivienda suntuaria y a las apuestas, que no compensarían más que un desonte parcial de la comisión cambiaria.

            La ampliación de la base impositiva del Itebis es considerada injusta porque tendería a gravar alimentos no consumo generalizado, lo que repercutiría sobre las clases medias bajas y los sectores populares. Nadie quiere ni discutir la posibilidad de que se graven las medicinas.

            Las simples consultas con el sector empresarial tiende a generar un clima de comprensión y confianza, que explicaría el respaldo que este ha adelantado a la nueva smisión de bonos soberanos, destinada a renegociar deuda externa de corto plazo por unos 250 millones de dólares, a pagar deuda interna por otros 135 millones de dólares y otros 215 millones para crear un fondo de contringencia ante la posibilidad de guerra internacional, que al mismo tiempo fortalecería las reservas de divisas.

 

Un frágil pero positivo acuerdo entre los partidos mayoritarios

Por Juan Bolívar Díaz

El Presidente Mejía constituído en garante del cumplimiento del pacto; pendiente la estabilidad macroeconómica y agenda para el desarrrollo                                           

            Aunque sostenido sobre un frágil hilo, el acuerdo pactado esta semana por los líderes de los partidos políticos mayoritarios y el gobierno para superar el enfrentamiento por la Junta Central Electoral (JCE) es un acontecimiento positivo llamado a contribuir a una necesaria distensión que permita enfocar la atención nacional en los problemas que amenazan la estabilidad macroeconómica de la última década.

            El consenso fue posible gracias a una firme decisión del presidente Hipólito Mejía, bajo cuya responsabildad quedará el cumplimiento por parte de los legisladores oficialistas, algunos de los cuales han llegado a creerse el propio argumento de que no pueden transar ni rectificar sin alterar el orden constitucional.

            Queda pendiente comprobar si las partes tendrán la misma voluntad para concoer los otros dos temas establecidos en la agenda del diálogo, referentes a disposiciones para mantener la estabildiad macroeconómica y definir los alcances de una agenda nacional de desarrollo.

Acuerdo reconfortante

            El pacto anunciado el jueves en el marco del diálogo iniciado el 21 de octubre para superar el enconado enfrentamiento político generado por la elección de los jueces electorales, cayó como un refrigerante en el caluroso otoño tropical, despertando leves expectativas de nuevas concertaciones que permitan enfrentar los acuciante problemas nacionales, especialmente del orden macroeconómico.

            Contradiciendo los vaticinios pesimistas que dominaron parte importante de la opinión pública desde el inicio del diálogo, los líderes de los partidos mayoritarios y el gobierno del presidente Hipólito Mejía lograron acuerdos básicos, lo que deja abiertas las puertas a nuevas concertaciones en los ámbitos políticos, sociales y económicos.

            Lo fundamental ha sido que se comprometieron a una reforma de la ley electoral para dividir las funciones administrativas, reglamentarias y contenciosas de la JCE y elevar a 9 la matrícula del organismo.

Los dos nuevos magistrados serían escogidos por consenso entre los partidos y en consulta con las organizaciones de la sociedad civil. Serían tres de acuerdo a una versión publicada por el periódico HOY, según la cual se habría pactado la renuncia de uno de los dos últimos en ser designados por el Senado.

            Habrá una cámara de administrativa, integrada por tres miembros, y la contenciosa por 5, más el presidente del plenario del organismo, que seguirá siendo el doctor Ramón Morel Cerda. Cada cámara decidirá en su ámbito propio. El pleno de los jueces sesionará para la materia reglamentaria.

            Al mismo tiempo los partidos se comprometieron a respetar plenamente el mandato de la ley electoral para que los directores de los organismos claves de la JCE, como la dirección general de elecciones, dirección de cómputos y del registro civil, sean escogidos por consenso.

            Cuando se anunció el pacto, los partidos apenas disponían de un borrador y abogados de los mismos se disponían a redactor las reformas a ser introducidas en la legislación electoral a través del presidente Hipólito Mejía, quien había sorprendido a la opinión pública con la convocatoria del diálogo, reclamado por los partidos de oposición y parte de las organizaciones sociales.

Parche mal pegado

            La forma en que se divide la JCE, sin tocar la Constitución de la República constituye un parche mal pegado. Es un acuerdo endeble, fruto de la necesidad del gobierno de poner límite a los enfrentamientos, para mejorar el clima en que podría enfrentar los problemas macroeconómicos y de la impotyencia de la oposición para doblar el brazo a la mayoría perredeísta en el Congreso y el Poder Ejecutivo.

            Lo ideal hubiese sido modificar el artículo 92 de la Constitución de la República que atribuye los funciones de dirección, reglamentación y enjuiciamiento a la JCE y entonces crear dos organismos totalmente separados, como se ha registrado en México, Perú, Chile, Paraguay y otros países de la región.

            Pero la conflictiva reforma constitucional concluída en agosto pasado ha sido un disuasivo para todos los sectores. Algunos se encrispaban de sólo insinuarse la posbilidad de volver a otra reforma de la carta magna. Se daba por seguro que algunos oficialistas insistirían en plabntear la reducción del porcentaje para elegir el Presidente de la República.

            El Instituto Federal Electoral en México y la Organización Nacional de Procesos Electorales, en Perú, son el ejemplo. Se trata de instituciones cuyo fin único es organizar los procesos electorales. Todo lo que tiene que ver con recursos jurídicos, de interpretación, de impugnación o conocimiento de diferendos se dirige a un tribunal superior electoral.

En algunos países el tribunal elñectoral es la propia Suprema Corte de Justicia o una cámara especializada de esta. En cualquier caso lo que se persigue es que quienes dictaminen sobre los conflictos no sean los mismos que tomen las decisiones en primera instancia., es decir, evitar el conflicto del que es juez y parte.

           La fórmula dominicana será obviamente un híbrido, asumeindo que pase la prueba de las interpretaciones iniciales. En otras palabras, que los legisladores y los actuales jueces acepten la intepretación de los pactantes. Monseñor Agripino Núñez, el mediador del diálogo explicó que “había que buscar una fórmula que no coludiera con la Constitución ni requiriera reformarla”.

Firme apoyo presidencial

            Desde el comienzo del diálogo Núñez Collado insistió en la firmeza del apoyo del presidente Mejía. Y fue más enfático al anunciar los acuerdos. Hasta dijo que el mismo mandatario había insinuado “una solución permanente” para que estas crisis electorales no se repitan.

            El primer mandatariono no sólo había sido el padre de la convocatoria a diálogo, sino que fue en un almuerzo al que invitó el lunes 28, donde se fraguó definitivamente el acuerdo.

            El compromiso presidencial es tan claro delante del mediador y las partes que nadie tiene dudas de que el acuerdo será acatado por los congresistas, aunque algunas voces destempladas pretendan ensayar un relajo parecido al practicado con los resultados de la comisión para la reforma constitucional.

            Fuentes del partido de gobierno ratifican que Hipólito Mejía había comprendido la necesidad de resolver el enfrentamiento y promover una distensión nacional. No sólo por razones económicas coyunturales, como la necesidad de que le aprueben uan nueva emisión de bonos soberanos, sino también para evitar que fraguara un frente antiperredeísta encabezado por los dos grandes partidos de oposición.

            El agrónomo Mejía también habría aceptado que no favorecía la imagen de su gobierno que la cumbre de gobernantes iberoamericanos, -a reunirse en el país el 15 y 16 de noviembre- lo encontrara en medio de una crisis política que incluía el retiro de los legisladores de oposición.

            En círculos gubernamentales se ha confirmado que la reunión del presidente Mejía con un grupo de dirigentes reformistas encabezados por su presidente Rafael Bello Andino fue clave para que decidiera promover una transacción. Estos le habrían expuesto los efectos que el enfrentamiento estaba generando en la militancia de su partido, que cerraba la puerta a la colaboración.

            Eso aparte de las presiones del PLD, las señales del empresariado y de la jerarquía eclesiástica, y de sectores importantes de la opinión pública, que abogaban por un clima político más apropiado a las circunstancias nacionales e internacionales.

¿Proseguirá el diálogo?

          Superado el principal factor de conflicto en la coyuntura nacional, muchos se preguntan si el diálogo proseguirá hasta agotar los otros dos puntos de la agenda trazada a su inicio.

            La impresión que se recoje en círculos oficialistas es que el gobierno no tiene mucho interés en que le marquen pauta a seguir frente a los problemas económicos, sobre todo porque sabe que toda la oposición política y las entidades sociales van a insistir en reclamarle austeridad y hasta reducción del gasto corriente.

            Ya voceros empresariales han adelantado que pedirán un presupuesto para el 2003 igual al del año que concluye. Otros contemplan que se elimine el recargo cambiario y no han faltado los que demandan hasta la eliminación del impuesto del 1.5 por ciento a las ventas.

            Sin llegar a complacer las posiciones más oportunistas, el gobierno podría hacer algunas concesiones, incluyendo un compromiso firme de contracción del gasto y proseguir el desmonte de la comisión cambiaria, lo que al mismo tiempo repercutiría en moderación de las tendencias inflacionarias.

            De entrada, el gobierno ya tiene como meta inmediata que le aprueben una nueva smiión de bonos soberanos, a la cual es obvio que no se opone el empresariado. Más bien, algunos sectores, especialmente la banca, la consideran imprescindible para enderezar la pendiente resbaladiza por la que rueda cuesta abajo el peso.

            Esta semana el presidente Mejía no sólo confirmó que el gobierno quiere otros 500 millones de dólares en bonos soberanos, sino que por primera vez planteó públicamente que la nación atravieza por una crisis financiera.

            Nadie en el diálogo pretende que se siente allí el equipo que elabora el presupueusto para discutir las partidas. Lo que se concibe es una declaración general donde se propongan metas y propósitos. A cambio los opositores tendrían que admitir que la crisis económica tiene un alto componente importado, a través de la recesión internacional, la crisis del turismo y el alza del petróleo.

            La segunda etapa del diálogo podría aportar elementos de conciliación para enfrentar la crisis económica internacional con racionalidad. El gobierno pidiendo y ganando colaboración y comprensión, a cambio de mayor transparencia y concertación.

            Mientras tanto, se espera que los acuerdos políticos contribuyan a mejorar el clima político y diluyan en parte las incertidumbres que habrían puesto alguna parte en la corrida cambiaria que registró el caliente octubre.-

Sorpresa en la encuesta Penn: el PLD supera al PRD por primera vez en 12 años

Por Juan Bolívar Díaz

De confirmarse esa tendencia, el PRD y su gobierno tendrán que someterse a una profunda revisión

             La aparición del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en el primer lugar de las preferencias partidarias en la encuesta Penn, Schoen y Berland para el diario El Caribe causó sorpresa entre los observadores políticos esta semana y despertó entusiasmo entre dirigentes y militantes de esa organización.

           Por sí solo el partido morado no aparecía a la cabeza de ninguna de las encuestas reconocidas desde la campaña electoral de 1990 cuando el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) perdió la hegemonía política tras su derrota electoral de 1986 y la división protagonizada por sus líderes José Francisco Peña Gómez y Jacobo Majluta.

            De reconfirmarse esa tendencia en el electorado, el PRD y su gobierno tendrían que hacerse una revisión profunda para tratar de determinar las causas de una caída tan estrepitosa, apenas tres meses después de su apabullante triunfo en las elecciones congresionales y municipales de mayo pasado.

 

Un tremendo salto

            El resultado de las preferencias partidarias en la encuesta Penn, Schoen & Berland fue publicado en la edición de El Caribe del martes 17 y se perdió un poco en medio del discurso presidencial con sus anuncios de nuevas políticas en materia de energía.

            Desde luego, la publicación no pasó desapercibida ni para los peledeístas, que la tomaron con disimulado entusiasmo, ni para los perredeístas entre quienes ocasionó preocupaciones.

            La pregunta fue formulada como sigue: “Dentro de dos años tendrán lugar elecciones presidenciales. Si esas elecciones tuvieran lugar hoy, pensando sólo en los partidos, y no en los candidatos, por cuál partido votaría usted?”.

            El 33 por ciento respondió que votaría por el PLD y sólo el 28 por ciento por el PRD y el 19 por el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC). En la encuesta anterior de esa firma, en febrero pasado, el perredeísmo superó al peledeísmo 37 a 27 por ciento, lo que implica que el partido blanco perdió 9 puntos en 6 meses, mientras el morado ganaba 6 puntos porcentuales.

            Este resultado difiere considerablemente del presentado por la encuesta Hamilton & Beattie para HOY, publicada a mediados de agosto pasado. En esta el PRD mantenía una cómoda ventaja de 40 a 24 por ciento sobre el PLD. Con el PRSC estacionado en 21 por ciento.

            Entre el trabajo de campo de las dos investigaciones sólo mediaron tres semanas. La de Hamilton del 2 al 5 de agosto, y la de Penn del 23 al 26 del mismo mes.

            Debe advertirse que las encuestas anteriores de ambas firmas fueron en la campaña electoral y que la ventaja del perredeísmo fue ratificada por los resultados de la votación del 16 de mayo.

            Sólo en la campaña electoral de 1990 el PLD, con sus propias fuerzas, encabezó las encuestas sueprando ampliamente al PRD que vio sus simpatías descender por debajo del 20 por ciento. El la votación de aquel año, afectada por graves irregularidades, el partido morado registró 33 por ciento, contra 35 del PRSC que se quedó con el poder, y el perredeísmo con un repunte en los últimos días de campaña alcanzó el 24 por ciento.

Largo dominio del PRD

            El PLD perdió la hegemonía en las encuestas desde finales de 1990 y no la había recuperado hasta esta de Penn. Para la segudna vuelta de los comicios de 1996, su candidato Leonel Fernández logró superar al doctor José Francisco Peña Gómez, pero ya entonces en alianza con el PRSC. En las dos de Gallup para Rumbo publicadas en junio de 1990, con registros de 55 a 44 por ciento y 50 a 49 por ciento. En la votación Fernández ganó 52 a 48 por ciento.

            En la primera vuelta de las elecciones de 1996 Peña Gómez y el PRD mantuvieron el dominio en todas las encuestas. En la Gallup de marzo 42 a 37 por ciento sobre el doctor Fernández y el PLD y 46 a 37 por ciento a principios de mayo. La votación de esa primera vuelta favoreció al partido blanco 46 contra 39 por ciento. Jacinto Peynado por el PRSC, consiguió el 15 por ciento.

            En la campaña electoral de 1998 el PRD mantuvo su dominio en las encuestas consideradas independientes. En la última de Hamilton para HOY, en abril de ese año, registró 43 contrra 31 del PLD y 17 del PRSC. En junio, después de su barrida electoral, el perredeísmo seguía arriba 50 contra 29 y 13 en la encuesta Hamilton.

            Desde entonces el partido blanco nunca perdió a hegemonía, nituvo un resultado por debajo del 30 por ciento como en la última de Penn, mientras el partido morado se disputaba el segundo lugar con el PRSC, casi siempre por encima de este, aunque guardando corta distancia.

            El resultado arrojado esta semana por la encuesta de El Caribe es tan sorprendente que habría que esperar a una próxima investigación para ver si se ratifica o fue fruto de algún error del muestreo o una expresión pasajera derivada de la protesta generalizada por la larga tanda de apagones que sublevó los ánimos populares en las últimas semanas.

            De cualquier forma, la sorpresa ha causado preocupación entre los perredeístas y gran aliento en las filas de los peledeístas. Una analista del PLD se manifestó sorprendido, diciendo que nadie esperaba eso. Especialmente en cuanto a las simpatías partidarias. Porque en cuanto a las posibles candidaturas, Leonel Fernández viene registrando una gran fortaleza en las últimas encuestas tanto de Penn como de Hamilton.

El gobierno pasa su peor momento

Por Juan Bolívar Díaz

La encuesta de El Caribe ratifica la caída en el crédito del gobierno que registró la de HOY el pasado mes

             El gobierno perredeísta del presidente Hipólito Mejía atravieza por su peor momento en los comienzos de su segunda mitad, afectado básicamente por la crisis energética que ha alcanzado uno de sus peores niveles, por alzas de precios derivadas del incremento en el costo del petróleo y la devaluación del peso y por el auge de la delincuencia.

            La encuesta de Penn, Schoen & Berland, publicada esta semana por el diario El Caribe, ratificó el deterioro de la imagen del gobierno que había reflejado la de Hamilton para HOY publicada a mediados del mes pasado.

            Las perspectivas no apuntan a una mejoría del crédito gubernamental en lo inmediato, dado el inminente aumento en la tarifa de la energía eléctrica que se anuncia para la próxima semana, aunque a corto plazo un mejoramiento significativo de la electricidad podría reducir uno de los factores de mayor disgusto en la población.

Percepción ratificada

               En líneas generales la encuesta de Penn, Schoen & Berland para el diario El Caribe ha ratificado la percepción negativa de la gestión gubernamental que había registrado la de Hamilton para HOY publicada a mediados de agosto pasado.

            En la de Penn es mucho mayor el porcentaje de los encuestados que consideran que las cosas no van en dirección equivocada, al registrar un 69 por ciento, 10 puntos sobre el 59 que la anterior de la misma firma presentó en febrero pasado. Ante similar pregunta la Hamilton arrojó en agosto un 57 por ciento, 5 puntos más que su anterior en marzo.

            Ambas investigaciones reflejan una mayoría de la población insatisfecha con la labor del gobierno. Mientras la de HOY registró una calificación positiva del 45 por ciento, un punto más que en marzo, la de El Caribe indica una satisfacción del 40 por ciento, 10 puntos menos que en febrero.

            El pesimismo se ha reflejado por igual en las dos encuestas. En la Hamilton el 47 por ciento, 11 puntos más que en marzo, estimó que dentro de un año su situación personal será peor. La de Penn registró un 41 por ciento con expectativas peores sobre la situación del país dentro de un año, 5 puntos más que en febrero.

            Los porcentajes de los que consideran que la situación será mejor dentro de un año han sido del 28 por ciento en la primera y 33 por ciento en la última, en ambos casos en reducción en relación al 34 y 45 por ciento de las encuestas anteriores.

            La Penn preguntó además por la satisfacción con la labor del presidente, arrojando sólo un 42 por ciento, 6 puntos menos que en febrero.

            Estas dos encuestas, junto a la de Gallup han sido las más acreditadas de las publicadas en el país en las últimas dos décadas. Casi siempre han sido cuestionadas por los gobernantes de los tres partidos mayoritarios, pero acogidas cuando han estado en la oposición.

Factores adversos

            En la actual perecepción negativa sobre la gestión gubernamental está pesando preponderantemente el deterioro registrado en las últimas semanas por el servicio energético. La reducción de la oferta de electricidad por factores fundamentalmente financieros ha afectado ultimamente hasta a los sectores de clases medias y altas donde se paga el servicio, considerado entre los más caros del mundo.

            En las poblaciones del interior del país y en los barrios populares los apagones han impactado tan negativamente que se han reflejado en violentas protestas, con las consiguientes represiones policiales, con saldos de muertos y heridos.

            La demanda de electricidad es lo que motoriza las protestas sociales durante el gobierno perredeísta, lo que parece indicar que se está poniendo más atención a los demás servicios públicos y a la construcción de múltiples obras, como escuelas, arreglos de calles y caminos, que las motorizaron en años anteriores.

            La percepción negativa está siendo impulsada también por repetidas elevaciones de precios de los combustibles, determinadas por el incremento del costo del petróleo, que en las últimas semanas ha vuelto a rondar los 30 dólares el barril, por encima de los 25 dólares que promedió en el 2001.

            Se trata de un factor de origen exógeno, al igual que la pérdida de valor del peso, determinada por la recesión internacional y la inseguridad que han repercutido sobre el turismo y las exportaciones de zonas francas.

            La devaluación del peso, que ronda el 12 por ciento en los dos años del actual gobierno, pero concentrada en los últimos tres meses, repercute en incrementos de precios no solo de los combustibles, sino también de todos los productos importados.

            Las quejas sobre el aumento en el costo de la vida son mayúsculas, pese a que el país registró en el último año una de las tasas de inflación más bajas en mucho tiempo, de apenas 4 por ciento, y sólo 2 por ciento en la primera mitad del año.

            El esfuerzo de las autoridades por contener la devaluación ha conllevado restricciones monetarias que a su vez se reflejan en aumentos de las tasas de interés, con el consiguiente encarecimiento del dinero y contracción de la inversión, lo que deviene en desempleo.

            Con los Estados Unidos en pie de guerra, las perspectivas internacionales son negativas, manteniendo elevados los precios del petróleo y generando pesimismo sobre el futuro inmediato.

            Otro factor que está incidiendo en la visión pesimista de la población es el incremento de la delincuencia. Hay tendencias a magnificarla cuando se producen hechos a los que el país no está acostumbrado como el secuestro del empresario Capellán o los ajustes de cuentas entre narcotraficantes. Aunque la Policía ha logrado con asombrosa rapidez determinar los autores de los más conmocionantes hechos delictivos.

Esperado discurso presidencial

            Las perspectivas en lo inmediato no son halagueñas si se tiene en cuenta que ya está anunciado un aumento en la tarifa de la energía eléctrica, que algunos medios informativos han magificado, llegando a estimarlo hasta en 100 por ciento.

            Los informes más realistas parecen cifrarlo entre 20 y 30 por ciento, pero suficiente para generar nuevas inconformidades y protestas. Las autoridades hacen esfuerzos porque el aumento no castigue a los sectores de menores ingresos y consumo. Pero mientras tanto, las expectativas son negativas.

            El discurso presidencial anunciado para el martes 17 versará sobre la renegociación de los contratos con los generadores de electricidad, lo que a corto plazo deberá traducirse en una notable mejoría del servicio, pero conlleva el fin del subsidio del gobierno por el sobreprecio del petróleo que ha predominado desde comienzos del 2000.

            Los efectos negativos que se debieron dispersar a lo largo de los últimos dos años y medio por la elevación del costo del petróleo, podrían sentirse ahora de golpe, agravando la inconformidad social.

            Se espera que el presidente Mejía disponga algunas medidas de compensación para los sectores de menores ingreos, pero el aumento del costo de la electricidad se reflejará en los sectores medios y altos y en los industriales, comerciantes y establecimientos de servicios.

            Más allá de las medidas compensatorias, que no podrán ser muchas, el gobierno tendrá que apelar a la creación de un clima de mayor conciliación en los ámbitos políticos, eliminando factores de irritación y confrontación. Al respecto podría apelar a una negociación para elegir una Junta Central Electoral con algún grado de consenso político y social.

            Por demás, los estrategas gubernamentales tendrían que hacer un mayor y sistemático esfuerzo para explicar a la población que muchas de las dificultades coyunturales son fruto de un ámbito económico y político internacional poco propicio, que ha puesto en apuros mayores a la generalidad de las economás latinoamericanas.-

Un espectacular desarrollo proyecta a China como nueva potencia mundial

Por Juan Bolívar Díaz

Progreso y modernidad derivados de la simbiosis entre el capitalismo y la planificación socialista 

            El sostenido crecimiento económico que registra la República Popular China en las dos últimas décadas es tan espectacular e impresionante que impacta positivamente sobre los millones de turistas que la visitan cada año, como ocurrió en las últimas tres semanas con un grupo de dominicanos, en su mayoría de ascendencia china.

            Sorprende el progreso material que se advierte en las ciudades, especialmente en el este y el sur de ese inmenso país y en particular en las ciudades costeras y las que se alinean a lo largo del inmenso rio Yangtze, que baña, fertiliza y energiza gran parte del territorio chino.

            Los que llegan aquí esperando encontrarse con el clásico régimen socialista quedan como perdidos en el espacio de un nuevo engendro político-económico que reivindica la planificación y los controles socialistas con la inversión y el libre mercado capitalistas, proyectando a China como una nueva potencia mundial con un peso progresivo en el escenario político y económico internacional.

Gran progeso urbano

            Una gira por Beijing, Xian, Chongqing, Wuhan, Shanghai y Guangzhou, importantes ciudades del Este y Sur de China, arroja un balance impresionante del progreso urbano, con una extraordinaria y moderna infraestructura, reveladora de rigores en la planificación.

            Se trata de enormes urbes, con población de entre 8 y 16 millones de habitantes, con millares de rescacielos. Beijing, la capital que los occidentales convirtieron en Pekín, tiene un trazado vial de primera categoría. Shanghai puede compararse con las más modernas ciudades del mundo. Tan sólo en la década de los noventa construyeron allí 2 mil 500 rascacielos, con edificios de los más altos y hermosos, con una arquitectura espectacular.

            El hacinamiento urbano es alto en millares de edificios de apartamentos de hasta 40 pisos. Pero la limpieza salta a la vista en todos los sectores, incluyendo los barrios populares. Pero no son visibles las casuchas que caracterizan las grandes ciudades latinoamericanas.

El 80 por ciento de los pobladores urbanos son propietarios de su vivienda. El crédito para vivienda se multiplicó 37 veces entre los años 1997 y 2001, lo que explica el auge urbanístico y que por todas partes se encuentren cientos de enormes edificaciones en construcción.

            La modernidad tiene expresiones únicas, como la de semáforos con relojes que marcan los segundos para facilitar el tránsito, aunque no han podido superar el caos vehicular, agravado por millones de bicicletas, por más que las avenidas tienen carriles especiales para este tipo de transporte.

            La gran pobreza china está concentrada en laz zonas rurales, especialmente en las zonas montañosas, semi desérticas y de climas extremos como el oeste y el noroeste de este inmenso país de 9 millones 596 mil kilómetros cuadrados, equivalentes a 200 veces el territorio de la República Dominicana.

            La población china es estimada en mil 300 millones de habitantes -150 veces la dominicana-, con un crecimiento controlado en las últimas dos décadas, que de ser sostenido devendrá en su reducción. La política poblacional establece que cada familia urbana sólo puede tener un hijo. Los que rebasan el límite son sancionados con impuestos y reducción de la asistencia social. En la zona rural se permiten dos hijos.

Crecimiento económico

            China ha mantenido en las últimas dos décadas un crecimiento económico de primera magnitud mundial, con tasas que han superado hasta el 10 por ciento. El año pasado, cuando hasta los países más desarrollados del mundo crecieron por debajo del 3 por ciento, los chinos lograron un 7.4 por ciento.

            De acuerdo al diario South China Morning Post, las exportaciones chinas crecieron 28 por ciento en julio pasado, en relación al mismo mes del 2001, con un monto de 29 mil 200 millones de dólares. El año pasado las exportaciones ascendieron a 269 mil 200 millones de dólares y las importaciones a 241 mil 300 millones, lo que arroja un balance positivo de 28 mil millones de dólares.

            Con una inflación menor al 1 por ciento el año pasado y un desempleo del 6 por ciento, los indicadores muestran una economía extraordinariamente sana y en auge, llamada a convertir a China en una gran potencia económica.

            La inversión extranjera es uno de los pilares del progreso. El diario antes citado informaba el 13 de agosto que en los primeros 7 meses de este año la inversión extranjera creció en 22 por ciento para alcanzar la cifra de 29 mil 500 millones de dólares. Proviene de Japón, Europa, Estados Unidos, Taiwán y Hong Kong, detrás del inmenso mercado chino, la cuarta parte de la población mundial.

            La inversión, generalmente asociada con el Estado, abarca el sector industrial, las edificaciones, infraestructura vial, minería, y obras hidroeléctricas. La Oficina Nacional de Estadísticas informó la semana pasada que las empresas industriales generaron ganancias de 33 mil 200 millones de dólares en los primeros 7 meses de este año, superior en un 8 por ciento a las del mismo período del año pasado.

            Un ejemplo del espectacular crecimiento chino es el proyecto hidroeléctrico en construcción de las Tres Gargantas, que cuando concluya en el 2009 será el más grande de su género en el mundo. La primera etapa será completada en el 2003 y supone una inversión de 28 mil millones de dólares.

            Esta represa creará un reservorio de agua de 600 kilómetros del ríoYangtze y afluentes con una capacidad de 40 mil millones de metros cúbicos. Supone el desalojo de cerca de 2 millones de pobladores de 19 ciudades y villas de las orillas del gran río, pero sus beneficios serán inmensos y se espera que paguen sus costos en pocos años, mediante la generación de electricidad, control de las inundaciones, irrigación y mejoramiento de la navegación.

            En la misma medida en que avanzan la inversión extranjera y la modernidad lo ha hecho el turismo y ya pasan de 20 millones los visitantes anuales de la gran nación asiática, provenientes principalmente de Europa, América del Norte y Japón. También aumenta el transporte aéreo interno y se modernizan los aeropuertos que en los últimos 10 años multipicaron cinco veces su tráfico.

La gran apertura

            Lo que algunos llaman “milagro chino” se inició con la apertura al exterior y las reformas económicas y políticas auspiciadas a partir de 1978 por el presidente Deng Xiaoping, dos años después de la muerte de Mao Tse Tung, el líder de la revolución de 1949 que colocó a China en la extrema izquierda del socialismo mundial.

            En los finales de la vida de Mao, entre 1966 y 1976, tuvo efecto la “revolución cultural” que sumió al país en radicales persecuciones y sectarismos. Concluyó con la caída de la llamada “Banda de los Cuatro” que incluía a la esposa del líder, creándose las condiciones para los cambios.

            Xiaoping incrementó las reformas económicas a partir de la mitad de los ochenta, incluyendo la apertura a la inversión extranjera, la privatización de empresas estatales ineficientes y la inversión privada y mixta.

            El proceso se profundiza desde 1997 con el ascenso al poder del actual presidente Jiang Zemin, proveniente de una buena experiencia reformista en su exitosa gestión como alcalde de Shanghai, la ciudad más moderna y el principal centro financiero del país.

            Bajo los lineamientos del noveno plan quinquenal (1996-20) se establece una “economía de mercado socialista para la construcción de un socialismo con peculiaridades chinas en camino hacia el próximo siglo”. Se planteó “aprovechar la oportunidad para profundizar las reformas y abrir el país hacia el mundo exterior, promover el desarrollo y mantener la estabilidad”.

            Al mismo tiempo se lanzó un estpectacular programa de inversiones para eliminar la pobreza concentrada en las zonas rurales más pobres. La visita de Zemin a Estados Unidos en 1997 marcó un proceso de distensión y de intercambios que pasa por alto las limitaciones plurales del quehacer político.

            Si China es o no socialista todavía es algo que se discute en muchas partes del mundo. Lo que resulta obvio es que revisó profundamente el marxismo y el socialismo. Irónicamente fueron los chinos quienes en la década del sesenta dividieron profundamente al campo socialista cuando acusaron a los soviéticos de revisionistas. El sistema soviético naufragó en la década del noventa y los auténticos y exitosos revisionistas han resultado los herederos de Mao Tse Tung.-

 

En busca de los orígenes

          39 dominicanos y dominicanas participaron en una gira del 8 al 26 de agosto por las más importantes ciudades de China, que incluyó un crucero de 4 días por el caudaloso y extenso río Yantze y una visita a la presa en construcción de las Tres Gargantas.

            La iniciativa fue de la familia Sang Ben en busca de sus orígenes. 25 de los excursionistas eran hijos e hijas, y sus cónyuges, así como nietos de Miguel Sang, quien llegó al país en 1936 y se estableció en Santiago. Los restantes 14 amigos y amigas.

            Don Miguel casó con Doña Ana Ben, a su vez fruto de una mezcla chino-dominicana. Procrearon 5 hijas y 4 hijos, todos los cuales son profesionales y en su mayoría con post grado y casi todos muy conocidos en Santo Domingo y en Santiago. Entre ellos el economista Miguel, la historiadora Mu-kien, las abogadas Mu-Yen y Su-Yen y el músico Peng-Bian.

            Don Miguel San comenzó como cocinero en el viejo restaurante Antillas y antes de morir en 1987 ya era propietario del restaurant El Pez Dorado, y tenía negocios de muebles de rattan, una tienda y una granja de pollos.

            Los Sang Ben se encontraron con parte de sus orígenes a lo largo del recorrido por China, pero muy especialmente cuando llegaron a Guangzhou (Cantón) de donde partió el padre hace 7 décadas. Por ser el principal puerto chino de la época e históricamente la ciudad más abierta al mundo exterior, de Cantón partieron la mayoría de los emigrantes chinos de aquellas décadas.

            En las escalinatas del monumento a Sun Yat-Sen, el fundador de la República, los Sang Ben proclamaron con lágrimas su reencuentro. Y sus amigos compartieron la emoción. Por los años y las distancias y también por la simbiosis cultural y racial.-

Limitados éxitos en la mitad del gobierno perredeísta

Por Juan Bolívar Díaz

El excesivo y aventurero endeudamiento externo y el aumento del gasto corriente son sus déficits

            Al llegar a la mitad de su período el presidente Hipólito Mejía y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) pueden reivindicar algunos éxitos, pero están muy lejos de haberse encaminado hacia la redención de los más pobres y de materializar el “gobierno compartido” que habían programado.

            Su mayor éxito sería el haber mantenido la estabilidad macroeconómica, con un crecimiento significativo dentro de circunstancias internacionales muy desfavorables y la ejecución de una descentralización de la inversión pública en beneficio de las comunidades del interior del país, así como la ejecución de importantes reformas legislativas.

            Pero el déficit es inmenso, resaltando un excesivo y aventurero endeudamiento externo, el aumento del gasto corriente y el mantenimiento de una política poco transparente de adjudicación de obras y compras, ratificando el grado a grado, mecanismo tradicional de corrupción.

Logros significativos

            Cuando se pase balance la próxima semana a la primera mitad del gobierno perredeísta del presidente Hipólito Mejía se encontrarán algunos éxitos significativos, particularmente el haber restablecido la estabilidad macroeconómica que encontró en picada con fuertes déficits pese a haberse enfrentado a un escenario internacional muy adverso.

            Con un petróleo sobre los 25 dólares el barril y en un escenario de recesión internacional que ha afectado a los países más desarrollados, incluyendo a Estados Unidos, Japón y la Unión Europea, y ha desestabilizado las principales economías latinoamericanas, la República Dominicana ha seguido creciendo por encima del promedio, sobre el 2.5 por ciento el año pasado y alrededor del 5 en lo que va de éste.

            El gobierno del presidente Mejía puede reivindicar haber descentralizado la inversión pública, atendiendo la demanda de pequeñas obras de una gran proporción de las comunidades del interior del país, hasta el punto de haber desarticulado el escenario de protestas sociales de los últimos años.

            No ha habido crecimiento espectacular en la inverisón en educación y salud pública como se prometió, pero sí una mejoría en construcción, materiales y equipamiento de escuelas, en acueductos, caminos vecinales, calles y carreteras.

            También podrá exhibir el gobierno perredeísta el haber materializado una serie de reformas legislativas que estuvieron empantanadas durante años, como las de salud, educación, seguridad social, de electricidad y de combustibles, aprovechando la mayoría congresional de que disfruta el PRD desde 1998.

            La más trascendente de esas reformas, la que instituye el Sistema Nacional de Seguridad Social, está todavía pendiente de ejecución, aunque se han creado los mecanismos y se procede a la aprobación de los reglamentos que la harán viable, si a la vez se dispone de los recursos financieros correspondientes.

            Otro éxito fue haber ejecutado una importante reforma fiscal sin mayores traumas, de devaluación o inflación, lo que ha permitido elevar los ingresos fiscales en más de un 40 por ciento y colocar el país en mejores perspectivas de ajustarse a los acuerdos impuestos por la globalización internacional y el libre comercio.

            Buscando ejecutar su programa de “gobierno compartido”, el régimen del presidente Mejía ha sido prolífico en la creación de mecanismos de participación social, aunque muy poco efectivo en ponerlos en vigencia, como son los casos del Sistema Nacional de Planificación Económica, Social y Administrativa, que instituye el Consejo Nacional de Desarrollo y los consejos regionales, provinciales, municipales y sectoriales, y el Consejo Consultivo de la Sociedad Civil para el Gabinete social.

            Tampoco ha habido éxito en la implementación del Consejo Asesor en Materia de Lucha contra la Corrupción de la Presidencia de la República, ni en el Consejo Nacional de Competividad o en el Consejode Seguimiento a las Asociaciones sin Fines de Lucro.

Los grandes déficits

            Entre los mayores déficits de la gestión gubernamental se cuenta el excesivo y aventurero endeudamiento externo, con préstamos que rondan ya los 2 mil 500 millones de dólares, en su mayoría de corto plazo, altas tasas de intereses y amarrados a suministros y servicios sin concurso previo.

            El incremento de la deuda externa ha sido la crítica más consistente que ha recibido el gobierno de Mejía, y por el que ha pagado un alto costo en imagen, aunque fuera de los 500 millones de dólares de los bonos soberanos, lo ejecutado no llega al 20 por ciento del resto contratado.

Algunos de esos préstamos han sido rechazados hasta por sectores internos del mismo gobierno, como ocurrió recientemente con uno de 185 millones de dólares que los ejecutivos del Instituto Nacional de la Vivienda se negaron a recibir, en tanto que otros fueron suscritos con aventureros internacionales que no acabar de reunir el capital comprometido.

            Otro flanco de las críticas al gobierno ha sido el excesivo gasto corriente que ha llegado a comprometer el 80 por ciento del presupuesto, si bien en parte por mayores servicios sociales, también por aumento de las empleos y botellas en beneficio de quienes “se fajaron en la campaña”, que hicieron escándalos en áreas como la Organización Metropolitana de Servicios de Autobuses y la Autoridad Portuaria Dominicana.

            La abundancia de ayudantes presidenciales inorgánicos ha persistido en la política del Estado, generando numerosos escándalos que han incluído asesinatos y encarcelamientos pr actividades mafiosas de diverso género.

            Las críticas al gasto público han sido tan consistentes que ya en tres ocasiones el presidente ha tenido que emitir disposiones para controlar el gasto o reducirlo, sin que se hayan apreciado resultados positivos.

            Uno de los más claros fracasos gubernamentales ha sido el no haber podido mejorar significativamente el servicio energético, especialmente para las comunidades del interior del país y los sectores de menores ingresos, pese a haber suprimido subsidios a la electricidad y al gas propano que consumían cientos de millones de pesos.

            La generalidad de las protestas sociales que ha enfrentado el gobierno, varias con saldos de muertos y heridos, han sido morotizados por la inconformidad de la población de los barrios y poblaciones con un servicio de energía y la percepción es que el gobierno no ha logrado entenderse con las empresas suministradores de energía, ni controlando los abusivos apagones ni cumpliendo sus propios compromisos. Aunque en las últimas semanas aparece en una renegociación de contratos que podría aligerar la carga a corto plazo, mientras se instalan nuevas plantas de producción.

            Las encuestas han mostrado que la mayoría de la población cree que el gobierno ha fracasado en reducir la corrupción, al menos en los términos prometidos. La persistencia del grado a grado en el otorgamiento de contratos de obras y suministros es una puerta permanentemente abierta al tráfico de influencia y la malversación de recursos públicos.

Un presidente subestimado

            Al llegar a la mitad de su período gubernamental resulta obvio que el presidente Hipólito Mejía ha desarrollado extraordinarias habilidades políticas y ejecutivas y que se aprovechó ventajosamente de la subestimación de que fue objeto por sus opositores.

            Aunque incurriendo en frecuentes excesos verbales, fruto de su espontaneismo, cuando no de actitudes prepotentes, el carácter del agrónomo Mejía ha seguido impactando en los sectores medios y bajos de la población, aunque con creciente rechazo en las capas sociales medias altas y superiores.

            Pero sus habilidades le han permitido mantener la colaboración del Partido Reformista Social Cristiano, especialmente hasta la reciente muerte de su caudillo, a quien el mandatario virtualmente tuvo en su bolsillo. A la vez que ha impugnado y descalificado excesivamente al Partido de la Liberación Dominicana.

            Hipólito Mejía ha tenido como ningún otro presidente perredeísta la colaboración de su partido, aunque ha desperdiciado la posibilidad de convertirse definitivamente en su líder unificador, dando prioridad al encabezamiento de su grupo intrapartidario, el llamado Proyecto Presidencial Hipólito (PPH) que pudo haber disuelto desde que ganó la candidatura presidencial en 1999 con el 74 por ciento del voto de los perredeístas, más que suficiente para investirlo como líder indiscutido.

            Los sectarios afanes de reformas constitucionales en que parte importante de sus funcionarios y seguidores del PPH y en el Congreso invirtieron 19 meses, con resultados pírricos y denunias de compra de conciencias, restaron brillo y simpatías al presidente Mejía y su gobierno.

            Hay quienes piensan que al menos tuvieron un efecto positivo para el régimen, al mantener entretenidos a los medios de comunicación y a la sociedad sivil, desviando la atención de las más graves urgencias nacionales y de los compromisos programáticos del mandatario y su partido, especialmente del prometido paquete social.

            El gobierno llega a su segundo año con pocos movimientos en su gabinete, habiénsose registrado apenas dos cambios de secretario de Industria, sendos del secretario de Finanzas, del administrativo de la Presidencia, del de Turismo y el de Interior y Policía, pero sólo dos funcionarios salieron definitivamente del gobierno, el reformista Angel Lockward y el aliado Fernando Alvarez Bogaert.

            El presidente Hipólito Mejía alcanza la mitad de su período con una aceptable aceptación de su gestión, que no alcanza al 49.85 por ciento con que resultó electo en el 2000, pero ha estado por encima del 40 por ciento en la generalidad de las encuestas, proporción más que válida a la luz del 19 por ciento que se le atribuyó al presidente peruano Alejandro Toledo al cumplir su primer año de gestión el pasado 28 de julio.

            Si produce alguna renovación de su equipo, mayores esfuerzos por limitar la corrupción, mantiene la descentralización de la inversión y logra ejecutar una buena parte de los créditos contratados y mejorar el servicio energético, Mejía podría alcanzar mayor éxito en su segunda mitad de gobierno.-

El parto de los montes o el fracaso de una reforma

Por Juan Bolívar Díaz

            Tras 19 meses de esfuerzos por imponer una reforma sectaria de la Constitución de la República, pasando por encima de los principos y de los compromisos contraídos con la democracia y la participación, el resultado de la Asamblea Revisora no ha podido ser más aleccionador: la mayoría perredeísta del Congreso y el gobierno ha cosechado un resultado pírrico.

            Una vez más el único reivindicado fue el doctor Joaquín Balaguer, cuyos seguidores negociaron con el gobierno para hacer aprobar una reelección que el presidente Hipólito Mejía rechaza, y luego le sacaron los pies a la hora de “reivindicar” la memoria de José F. Peña Gómez, ratificando la mayoría absoluta para elegir el presidente de la República.

            Ese resultado ratifica que ya no es suficiente disponer del poder del gobierno y de las mayorías congresionales ni utilizarlo sin ningún escrúpulo para imponerse al resto de la sociedad, y debería frenar los impulsos de quienes creen que ya no deben consultar ni a su propio partido.

El fracaso sabatino

               Aunque todos los cálculos indicaban que sin los votos reformistas no era posible conseguir las dos terceras partes necesarias para aprobar la reducción del porcentaje para elegir el Presidente de la República, los oficialistas se pricipitaron y ni por cortesía quisieron esperar el final del duelo por la muerte del expresidente Joaquín Balaguer.

            Llegaron a la Asamblea pretendiendo imponerse, sin calcular suficientemente las consecuencias que tendría para su crédito y la gobernabildiad que pasaran una reforma contra los dos partidos mayoritarios y una parte del tercero, que a la vez había sido rechazada por gran parte de la sociedad civil y de la opinión pública.

            Se había previsto que aún descontando los 12 legisladores peledeístas “conquistados” a las posiciones oficialistas, resultaba imposible aprobar la reducción del porcentaje para la elección presidencial, porque los reformistas ya no podían seguir ayudando al grupo gubernamental. El resultado de 100 votos a favor y 62 en contra no dejó duda. Aún hubiesen asistido todos los legisladores y votaran por ese cambio, no habrían reunido los dos tercios. 60 votos lo impedían.

              La asamblea no pudo ser más caótica y degradante. Se pudo ver por televisión cómo los senadores y diputados se conducían a gritos mientras el grupo oficialista realizaba maniobras desesperadas tratando de imponerse. Repitieron una votación para obtener un resultado más desfavorable.

Primera victoria       

            Para el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) el resultado de este sábado fue su primera victoria tras la desaparición de su caudillo. Ratificaron su vocación por la supervivencia más allá de las negociaciones que se atribuyeron a algunos de sus representantes y a miembros del anillo balaguerista.

            La dicotomía había quedado clara desde hacía varias semanas. Unos favorecían la reducción del factor de elección presidencial buscada por los oficialistas, la gran mayoría estaba en contra. El jueves 11 el vicepresidente ejecutivo del partido, Rafael Bello Andino, había instruído para que se transaran por el 45.

            Tras la aprobación de la reelección presidencial y la eliminación de los colegios cerrados, esto último de universal consenso, la noche del sábado, sobrevino apenas 7 horas después la muerte de Balaguer. Ahí quedó decretado el fracaso en lograr la reducción del porcentaje, que era “la reivindicación peñagomista”, según los oficialistas.

            Es que ahora sin Balaguer, el PRSC no podía facilitar al PRD un triunfo en los próximos comicios, fuera o no con reelección, y peor si la había. Si alguien lo sabía de sobra eran los colorados, conocedores a fondo de las ventajas que proporciona el ejercicio del poder a la hora de hacer campaña como de contar los votos.

            El mantenimiento de la myaoría absoluta para elegir presidente era ahora fundamental para la supervivencia del PRSC como factor de poder. Si quedan en un segundo lugar en los comicios del 2004, saben que pueden contar con los voto del Partido de la Liberación Dominicana, no sólo por la deuda contraida en 1996, sino y muy especialmente por las contradicciones irreconciliables entre los dos partidos fundados por Juan Bosch.

            Y si quedan en tercer lugar, los reformistas serían los de las llaves decisorias, conscientes de que si en el 2000 Hipólito Mejía y el PRD no llegaron a la mayoría absoluta en los próximos comicios podría ser más difícil, por el desgaste del poder. Ya entonces el PRSC no tiene que ser tan generoso como en 1996, habría que negociar con ellos bajo términos de conveniencia mutua.

            Si había reformistas comprometidos con los oficialistas como se dice, estos podían alegar que ya ellos cumplieron con lo de la reelección presidencial y que las nuevas circunstancias los obligaban a retroceder, pues no se podían suicidar. Además de las inconveniencias que para los promotores significaba aparecer desde ya dividiendo al PRSC.

          Una clara mayoría reformista consideraba fundamental mantener el 50 más uno, asumido como consigna de superviviencia desde el mortuorio mismo hasta la sepultura de Balaguer.

Una última maniobra tendiente a detener la avalancha reformista se produjo la mañana del viernes, horas antes de la reunión donde la Comisión Ejecutiva y los legisladores resolverían la posición a seguir en la Asamblea Revisora. Se corrió la versión de que la reunión había sido suspendida por el duelo.

            Inmediatamente algunos dirigentes se movilizaron y a las 10 ya tenían logrado que más de la mitad de los miembros de la Comisión firmara un documento reclamando el mantenimiento del factor de elección. Y como quiera acudieron a la convocatoria. El resultado fue que si habia alguien dispuesto aún a jugar el papel de los oficialistas, no pudo siquiera sacar la cabeza.

Resultado pírrico

            Para los promotores de esta reforma constitucional el resultado final no pudo haber sido más pírrico, después de una lucha que comenzó con la aprobación senatorial del 11 de diciembre del 2000, es decir que abarcó más de un año y 7 meses.

            Les costó una profunda división entre los legisladores del mismo partido gobernante y colocar las primeras contradicciones entre gobiernistas y dirigentes perredeístas, pasando por encima de la Comisión Política y de la presidencia del partido. Sin ni siquiera una discusión formal entre los integrantes de los bloques del PRD en ambas cámaras.

Así mismo les costó una distancia con los sectores de la sociedad civil que antes consideraban aliados, sobre todo en materia de reformas institucionales, legales y constitucionales, a los que burlaron y han comenzado a despreciar y a desconsiderar.

Ridiculizaron al propio presidente Mejía y a Hatuey de Camps, firmantes del Pacto para la Reforma Constitucional del 27 de septiembre del 2001, junto al PLD y el PRSC, echado al safacón por funcionarios subalternos del mandatario y por legisladores de su grupo dentro del PRD, el llamado PPH.

El sector oficialista llevó al PRD a renunciar a principios que le eran fundamentales y en el que sus fundadores y líderes habían consumido tantas energías, como el de la no reelección presidencial.

Se aducía como explicación a la precipitada e inconsulta reforma constitucional que era fundamental “reivindicar a Peña Gómez”, eliminando la mayoría absoluta impuesta en la reforma de 1994 por la alianza PLD-PRSC para impedir que el líder perredeísta alcanzara la presidencia en la primera vuelta.

En efecto, esa reforma tuvo esa intención y la logró. Pero además se hizo sin el consenso del PRD, y violando un acuerdo previo, firmado incluso en un proceso auspiciado por la Fundación Siglo 21, que buscaba instituir la doble vuelta con un porcentaje de 40 por ciento para ganar en la primera.

En el proceso de promoción de la reforma, los oficialistas tuvieron que ir reduciendo sus expectativas. Primero no pudieron colar la prolongación del actual Congreso y luego tuvieron que abandonar las pretensiones de eliminar la inamovilidad de los jueces. Con el agravante de que ahora no consiguieron reducir el factor de elección presidencial.

El que mucho abarca…

Aunque por debajo se sentía, la reelección no figuraba al principio como objetivo de la reforma. Fue introducida con fuerza después del pacto firmado en septiembre, promovido por sectores de la sociedad civil como transacción para que fuera una constituyente por elección popular la que se abocara a una reforma profunda de la Carta Magna.

Los cuatro puntos a modificar, de acuerdo al pacto de septiembre, fueron de consenso en la amplia comisión integrada por decreto presidencial que entre abril y agosto discutió sobre la forma y el fondo de la reforma.

Esa comisión iba más lejos en cuanto al factor de elección, pues favoreció la fórmula argentina del 45 por ciento minimo, pero también con el 40 si había una distancia mayor del 10 por ciento entre los dos más votados en una primera vuelta. O sea, que de entrada reducía 5 puntos al mínimo requerido. Nadie se opuso ni en la subcomisión que recomendó esa fórmula ni en la plenaria de la comisión que la aprobó.

   EL PLD y el PRSC, la favorecieron tanto en la comisión como en el pacto firmado en el Palacio Nacional. Hubiese resultado mejor a los oficialistas que lo conseguido en la Asamblea Revisora que acaba de concluir, pero fueron ellos los que echaron a la basura el acuerdo del 27 de septiembre. Es decir, al romper el consenso, al querer imponerse y abarcar más de lo posible, sembraron las semillas para este parto de los montes.

En el acuerdo figuraba la eliminación de los colegios cerrados, la elección de los representantes al Parlamento Centroamericano, ahora nombrados por el Poder Ejecutivo, en contradicción con los reglamentos de ese organismo, y la institución de la Asamblea Constituyente por elección popular, misma que figuró en los programas de gobierno del PLD y el PRD y en los discursos de José Francisco Peña Gómez.

Lo que no figuraba era la reelección presidencial que es el único galardón de los promotores, con el absurdo de que no les servirá para nada, dadas las persistentes afirmaciones de Hipólito Mejía de que no se repostulará en cumplimiento de los principios y compromisos perredeístas.

Para quién habrán trabajado los promotores de la reforma es la preguna generalizada este fin de semana. Por de pronto reivindicaron a Balaguer y renegaron de Peña Gómez, y abrieron una puerta al continuismo que a lo mejor se use contra ellos en el futuro. Sería lo que se llama atajar para que otro enlace.-