Por Juan Bolívar Díaz
Mientras el Presidente Mejía y el secretario de Finanzas insistían en la concertación económica, los legisladores oficialistas persistían en cultivar la incertidumbre política
El secretario de Finanzas, José Lois Malkum marcó el paso positivo del gobierno esta semana al revelar una concertación en marcha entre el gobierno y el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) con miras a asegurar la estabildiad macroeconómica en medio de la grave crisis de la economía internacional.
Pero el ámbito político gubernamental siguió dando palos de ciegos cuando legisladores oficialistas cuestionaron el reciente acuerdo del diálogo político para dividir las funciones de la Junta Central Electoral y amenazaron con una nueva reforma constitucional para volver sobre la reducción del porcentaje del voto para elegir presidente.
En tanto en el seno del Partido Revolucionario Dominicano seguían profundizándose las divergencias, agitadas por el protagonismo del grupo que sigue al presidente Hipólito Mejía, el denominado PPH, lo que al mismo tiempo empuja a los aspirantes a la candidatura presidencial a una prematura campaña interna.
Señales contradictorias
En el ámbito internacional hubo señales contradictorias a lo largo de la semana. Lo más positivo fue que el petróleo se mantuvo en baja por primera vez en los últimos dos meses, reduciendo su precio en más de dos dólares el barril, pero el dólar dio señales de debilidad, como la economía de los Estados Unidos.
A mediados de semana el euro superó en valor al dólar norteamericano tanto en los mercados europeos como en Nueva York, y la Reserva Federal norteamericana llevaba las tasas de interés a su nivel más bajo en medio siglo, 1.25 por ciento anual, que es dinero gratis si se le compara con las tasas prevalencientes en la República Dominicana.
Para algunos analistas la victoria del Partido Republicano y el presidente GeorgeBush en las elecciones parciales del martes podría moderar el protagonismo guerrerista que tendría por objetivo explotar electoralmente el sentimiento patriótico
Norteamericano, lo que en consecuencia seguiría moderando el precio del petróleo.
En esa línea se inscribiría el nuevo texto de resolución sobre Irak sometido por Estados Unidos a consideración de los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que establece un camino más moderado de confrontación con el régimen de Saddan Husein.
Sin embargo, otros analizan que tras el respaldo electoral que le permitió controlar la mayoría del Senado, hasta ahora en manos demócrata, el presidente Bush podría sentirse estimulado en sus afanes guerreristas, que tendrían el incentivo de los petroleros de su sureño estado de Tejas que soñarían con la explotación de las riquezas petrolíficas iraquíes.
Las expectativas económicas norteamericanas seguían siendo inciertas, en medio de la desconfianza de los consumidores, con balance negativo en el empleo y sin que afloren elementos que permitan superar la casi recesión de los últimos meses.
Para algunos, la guerra podría ayudar a reactivar la economía norteamericana. Pero afectaría en lo inmediato el precio del petróleo y el turismo internacional, lo que repercutiría en mayores dificultades para las economías dependientes, como la dominicana.
Actitud positiva
El martes antes de viajar a Canadá, el presidente Hipólito Mejía se reunió con los senadores de su partido para pedirles respaldo a la concertación lograda en el diálogo político que permitiría superar los conflictos políticos originados en la designación de los jueces electorales y crear un mejor ambiente para viabilizar una nueva emisión de bonos soberanos.
Fuentes de crédito indican que el presidente fue “tan sincero y convincente” que ninguno de los radicales defensores de las facultades legislativas se atrevió a cuestionar el pacto.
Al día siguiente el secretario de finanzas, José Lois Markum, adelantó que el gobierno buscar concertar con el CONEP para una serie de 8 o 9 medidas encaminadas a mantener la estabilidad macoreconómica.
Entre ellas incluyó no sólo la emisión de bonos soberanos por 600 millones de dólares, sino también la presentación de un presupuesto virtualmente congelado para el año próximo y disposiciones de austeridad y de corte monetario y fiscal.
El gobierno no estaría en disposición de atender todos los reclamos del sector empresarial, pero le está consultando y escuchando y trataría de lograr acuerdos básicos, aunque no elimine el adelanto del 1.5 por ciento sobre las ventas ni desmonte significativamente la comisión cambiaria. Podría hacer concesiones en los gravámenes, de por sí bajos, de las materias primas, equipos y maquinarias.
En el liderazgo empresarial se ha estado evaluando la posibilidad de presentar opciones impositivas que mantengan los ingresos estatales, entre las cuales han señalado la ampliación de la base del itebis, aunque al mismo tiempo plantean su reducción del 12 al 8 por ciento. También se habla de aumento al impuesto a la vivienda suntuaria y a las apuestas, que no compensarían más que un desonte parcial de la comisión cambiaria.
La ampliación de la base impositiva del Itebis es considerada injusta porque tendería a gravar alimentos no consumo generalizado, lo que repercutiría sobre las clases medias bajas y los sectores populares. Nadie quiere ni discutir la posibilidad de que se graven las medicinas.
Las simples consultas con el sector empresarial tiende a generar un clima de comprensión y confianza, que explicaría el respaldo que este ha adelantado a la nueva smisión de bonos soberanos, destinada a renegociar deuda externa de corto plazo por unos 250 millones de dólares, a pagar deuda interna por otros 135 millones de dólares y otros 215 millones para crear un fondo de contringencia ante la posibilidad de guerra internacional, que al mismo tiempo fortalecería las reservas de divisas.