Un espectacular desarrollo proyecta a China como nueva potencia mundial

Por Juan Bolívar Díaz

Progreso y modernidad derivados de la simbiosis entre el capitalismo y la planificación socialista 

            El sostenido crecimiento económico que registra la República Popular China en las dos últimas décadas es tan espectacular e impresionante que impacta positivamente sobre los millones de turistas que la visitan cada año, como ocurrió en las últimas tres semanas con un grupo de dominicanos, en su mayoría de ascendencia china.

            Sorprende el progreso material que se advierte en las ciudades, especialmente en el este y el sur de ese inmenso país y en particular en las ciudades costeras y las que se alinean a lo largo del inmenso rio Yangtze, que baña, fertiliza y energiza gran parte del territorio chino.

            Los que llegan aquí esperando encontrarse con el clásico régimen socialista quedan como perdidos en el espacio de un nuevo engendro político-económico que reivindica la planificación y los controles socialistas con la inversión y el libre mercado capitalistas, proyectando a China como una nueva potencia mundial con un peso progresivo en el escenario político y económico internacional.

Gran progeso urbano

            Una gira por Beijing, Xian, Chongqing, Wuhan, Shanghai y Guangzhou, importantes ciudades del Este y Sur de China, arroja un balance impresionante del progreso urbano, con una extraordinaria y moderna infraestructura, reveladora de rigores en la planificación.

            Se trata de enormes urbes, con población de entre 8 y 16 millones de habitantes, con millares de rescacielos. Beijing, la capital que los occidentales convirtieron en Pekín, tiene un trazado vial de primera categoría. Shanghai puede compararse con las más modernas ciudades del mundo. Tan sólo en la década de los noventa construyeron allí 2 mil 500 rascacielos, con edificios de los más altos y hermosos, con una arquitectura espectacular.

            El hacinamiento urbano es alto en millares de edificios de apartamentos de hasta 40 pisos. Pero la limpieza salta a la vista en todos los sectores, incluyendo los barrios populares. Pero no son visibles las casuchas que caracterizan las grandes ciudades latinoamericanas.

El 80 por ciento de los pobladores urbanos son propietarios de su vivienda. El crédito para vivienda se multiplicó 37 veces entre los años 1997 y 2001, lo que explica el auge urbanístico y que por todas partes se encuentren cientos de enormes edificaciones en construcción.

            La modernidad tiene expresiones únicas, como la de semáforos con relojes que marcan los segundos para facilitar el tránsito, aunque no han podido superar el caos vehicular, agravado por millones de bicicletas, por más que las avenidas tienen carriles especiales para este tipo de transporte.

            La gran pobreza china está concentrada en laz zonas rurales, especialmente en las zonas montañosas, semi desérticas y de climas extremos como el oeste y el noroeste de este inmenso país de 9 millones 596 mil kilómetros cuadrados, equivalentes a 200 veces el territorio de la República Dominicana.

            La población china es estimada en mil 300 millones de habitantes -150 veces la dominicana-, con un crecimiento controlado en las últimas dos décadas, que de ser sostenido devendrá en su reducción. La política poblacional establece que cada familia urbana sólo puede tener un hijo. Los que rebasan el límite son sancionados con impuestos y reducción de la asistencia social. En la zona rural se permiten dos hijos.

Crecimiento económico

            China ha mantenido en las últimas dos décadas un crecimiento económico de primera magnitud mundial, con tasas que han superado hasta el 10 por ciento. El año pasado, cuando hasta los países más desarrollados del mundo crecieron por debajo del 3 por ciento, los chinos lograron un 7.4 por ciento.

            De acuerdo al diario South China Morning Post, las exportaciones chinas crecieron 28 por ciento en julio pasado, en relación al mismo mes del 2001, con un monto de 29 mil 200 millones de dólares. El año pasado las exportaciones ascendieron a 269 mil 200 millones de dólares y las importaciones a 241 mil 300 millones, lo que arroja un balance positivo de 28 mil millones de dólares.

            Con una inflación menor al 1 por ciento el año pasado y un desempleo del 6 por ciento, los indicadores muestran una economía extraordinariamente sana y en auge, llamada a convertir a China en una gran potencia económica.

            La inversión extranjera es uno de los pilares del progreso. El diario antes citado informaba el 13 de agosto que en los primeros 7 meses de este año la inversión extranjera creció en 22 por ciento para alcanzar la cifra de 29 mil 500 millones de dólares. Proviene de Japón, Europa, Estados Unidos, Taiwán y Hong Kong, detrás del inmenso mercado chino, la cuarta parte de la población mundial.

            La inversión, generalmente asociada con el Estado, abarca el sector industrial, las edificaciones, infraestructura vial, minería, y obras hidroeléctricas. La Oficina Nacional de Estadísticas informó la semana pasada que las empresas industriales generaron ganancias de 33 mil 200 millones de dólares en los primeros 7 meses de este año, superior en un 8 por ciento a las del mismo período del año pasado.

            Un ejemplo del espectacular crecimiento chino es el proyecto hidroeléctrico en construcción de las Tres Gargantas, que cuando concluya en el 2009 será el más grande de su género en el mundo. La primera etapa será completada en el 2003 y supone una inversión de 28 mil millones de dólares.

            Esta represa creará un reservorio de agua de 600 kilómetros del ríoYangtze y afluentes con una capacidad de 40 mil millones de metros cúbicos. Supone el desalojo de cerca de 2 millones de pobladores de 19 ciudades y villas de las orillas del gran río, pero sus beneficios serán inmensos y se espera que paguen sus costos en pocos años, mediante la generación de electricidad, control de las inundaciones, irrigación y mejoramiento de la navegación.

            En la misma medida en que avanzan la inversión extranjera y la modernidad lo ha hecho el turismo y ya pasan de 20 millones los visitantes anuales de la gran nación asiática, provenientes principalmente de Europa, América del Norte y Japón. También aumenta el transporte aéreo interno y se modernizan los aeropuertos que en los últimos 10 años multipicaron cinco veces su tráfico.

La gran apertura

            Lo que algunos llaman “milagro chino” se inició con la apertura al exterior y las reformas económicas y políticas auspiciadas a partir de 1978 por el presidente Deng Xiaoping, dos años después de la muerte de Mao Tse Tung, el líder de la revolución de 1949 que colocó a China en la extrema izquierda del socialismo mundial.

            En los finales de la vida de Mao, entre 1966 y 1976, tuvo efecto la “revolución cultural” que sumió al país en radicales persecuciones y sectarismos. Concluyó con la caída de la llamada “Banda de los Cuatro” que incluía a la esposa del líder, creándose las condiciones para los cambios.

            Xiaoping incrementó las reformas económicas a partir de la mitad de los ochenta, incluyendo la apertura a la inversión extranjera, la privatización de empresas estatales ineficientes y la inversión privada y mixta.

            El proceso se profundiza desde 1997 con el ascenso al poder del actual presidente Jiang Zemin, proveniente de una buena experiencia reformista en su exitosa gestión como alcalde de Shanghai, la ciudad más moderna y el principal centro financiero del país.

            Bajo los lineamientos del noveno plan quinquenal (1996-20) se establece una “economía de mercado socialista para la construcción de un socialismo con peculiaridades chinas en camino hacia el próximo siglo”. Se planteó “aprovechar la oportunidad para profundizar las reformas y abrir el país hacia el mundo exterior, promover el desarrollo y mantener la estabilidad”.

            Al mismo tiempo se lanzó un estpectacular programa de inversiones para eliminar la pobreza concentrada en las zonas rurales más pobres. La visita de Zemin a Estados Unidos en 1997 marcó un proceso de distensión y de intercambios que pasa por alto las limitaciones plurales del quehacer político.

            Si China es o no socialista todavía es algo que se discute en muchas partes del mundo. Lo que resulta obvio es que revisó profundamente el marxismo y el socialismo. Irónicamente fueron los chinos quienes en la década del sesenta dividieron profundamente al campo socialista cuando acusaron a los soviéticos de revisionistas. El sistema soviético naufragó en la década del noventa y los auténticos y exitosos revisionistas han resultado los herederos de Mao Tse Tung.-

 

En busca de los orígenes

          39 dominicanos y dominicanas participaron en una gira del 8 al 26 de agosto por las más importantes ciudades de China, que incluyó un crucero de 4 días por el caudaloso y extenso río Yantze y una visita a la presa en construcción de las Tres Gargantas.

            La iniciativa fue de la familia Sang Ben en busca de sus orígenes. 25 de los excursionistas eran hijos e hijas, y sus cónyuges, así como nietos de Miguel Sang, quien llegó al país en 1936 y se estableció en Santiago. Los restantes 14 amigos y amigas.

            Don Miguel casó con Doña Ana Ben, a su vez fruto de una mezcla chino-dominicana. Procrearon 5 hijas y 4 hijos, todos los cuales son profesionales y en su mayoría con post grado y casi todos muy conocidos en Santo Domingo y en Santiago. Entre ellos el economista Miguel, la historiadora Mu-kien, las abogadas Mu-Yen y Su-Yen y el músico Peng-Bian.

            Don Miguel San comenzó como cocinero en el viejo restaurante Antillas y antes de morir en 1987 ya era propietario del restaurant El Pez Dorado, y tenía negocios de muebles de rattan, una tienda y una granja de pollos.

            Los Sang Ben se encontraron con parte de sus orígenes a lo largo del recorrido por China, pero muy especialmente cuando llegaron a Guangzhou (Cantón) de donde partió el padre hace 7 décadas. Por ser el principal puerto chino de la época e históricamente la ciudad más abierta al mundo exterior, de Cantón partieron la mayoría de los emigrantes chinos de aquellas décadas.

            En las escalinatas del monumento a Sun Yat-Sen, el fundador de la República, los Sang Ben proclamaron con lágrimas su reencuentro. Y sus amigos compartieron la emoción. Por los años y las distancias y también por la simbiosis cultural y racial.-

Venezuela más dividida que nunca

 

Por Juan Bolívar Díaz

            El macondismo del fin de semana comporta múltiples lecciones

            El fracaso del golpe de Estado contra el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela deja importantes lecciones para quienes conspiraron abiertamente, especialmente a los empresarios, la Iglesia Católica y los medios de comunicación social, que llegaron a posiciones de extremo sectarismo.

            La vuelta al poder de Chávez fue posible por la chapucería y precipitación golpista pero también por la valentía del mandatario y de sus seguidores que no se dejaron intimidar por el amplio espectro de los poderes fácticos que enfrentan.

            Mientras tanto Venezuela aparece más dividida que nunca, con sus fuerzas armadas fragmentadas y sus instituciones debilitadas, a la espera de transacciones que permitan la supervivencia de los principios democráticos y la convivencia política que la han regido en los últimos 44 años, con todas sus debilidades.

Otra vez Macondo

            El de Pedro Carmona, el presidente de la Federación de Cámaras de Comercio venezolanas, FEDECAMARAS, pasará a la historia como uno de los gobiernos más efímeros del mundo, que duró apenas 28 horas.

            Cuando se juramentó a media tarde del viernes 12 de abril, nadie podía imaginar que al día siguiente estaría desandando sus pasos para la restauración del gobierno que pretendió sustituir sin el más elemental mandado popular.

Fueron muchos los sorprendidos ayer domingo cuando se levantaron con la noticia de que Hugo Chávez estaba nuevamente en el Palacio de Miraflores y que los triunfadores de la madrugada del viernes estaban ahora en desbandada, en una nueva expresión del macondismo que caracterizó hace más de tres décadas Gabriel García Márquez.

La descarada conspiración que tuvo su punto culminante el 11 de abril resultó una chapucería inconcebible desde la forma en que pretendió justificarse, con el argumento de que enfrentaba un gobierno dictatorial que no tenía un solo preso político, ni un exiliado, ni había matado un solo opositor, ni cerrado un medio de comunicación, pese a la extrema hostilidad de que fue objeto.

Hecho prisionero el presidente Chávez, en la madrugada del viernes 12, los conspiradores aparentemente no sabían qué hacer con él. Como el antiguo teniente coronel paracaidista no quiso firmarles una renuncia se vieron atrapados y lo trasladaron al fuerte Tiuna, declarándolo prisionero, pero sin saber de qué lo acusarían.

Hugo Chávez mostró un valor extraordinario cuando se negó a presentar renuncia y le dijo al general que se la pedía: “oye hermano guarda ese papel porque yo no firmo esa vaina”, frase que movilizaría las energías adormecidas de sus partidarios para revocar un golpe, en un capítulo semejante al vivido por el general Juan Domingo Perón a mitad del siglo pasado, que originó uno de los fenómenos políticos más prolongados de la historia latinoamericana.

            La chapucería tuvo muchas otras expresiones, como la de poner al frente del nuevo gobierno al líder formal del empresariado, quien comenzó suprimiendo todas las expresiones de la democracia venezolana, a nombre de la lucha contra el autoritarismo.

            Nunca se supo quien eligió a Pedro Carmona presidente, y menos quien le dio facultad para otorgarse un año de gobierno, y suprimir la Asamblea Nacional, resultado de elecciones libres, ni para disolver el Tribunal Supremo de Justicia y revocar las 49 leyes que el parlamento había permitido a Chávez promulgar por decreto.

            La contradicción básica radicaba en que el gobierno de Carmona se fundaba en la “renuncia” del presidente. Pero entonces cómo explicar la supresión del parlamento y de la Suprema Corte, así como de las leyes que aquel y sus colegas empresarios habían rechazado.

            Pero Carmona fue más lejos aún y en el “Acta Constitutiva” del nuevo gobierno se adjudicó facultades para “disolver todos los poderes nacionales, estatales y municipales” y “para gobernar apegado a la ley”, sin que nadie entendiera a qué código se refería, porque lo que era la constitución había quedado hecha trizas.

De los cerros bajaron

            La sustitución del gobierno constitucional había sido justificada en “la renuncia de Chávez a la presidencia y en el abandono de su cargo por el vicepresidente Diosdado Cabello”. Cuando éste apareció y se supo que el primer mandatario no había renunciado, sus partidarios salieron a las calles y en unas pocas horas se vió claro que o restauraban el gobierno o se enfrentaban a la guerra civil.

            No hemos sido suficientemente informados de lo que ocurrió en Caracas y otras ciudades en la jornada del sábado para obligar a los golpistas a batirse en retirada, debido a la extrema parcialidad de los medios de comunicación que el 11 hablaban de manifestaciones del pueblo y el 13 de desordenes. pero se sabe que hubo mucho más muertos que el jueves, cuando una docena de personas murieron en confraontaciones en las calles, lo que se adujo para justificar el golpe.

            Crónicas y testimonios directos indican que las masas de seguidores de Chávez bajaron de los cerros que rodean a Caracas, armadas de palos y revólveres y comenzaron a imponer su peso en las calles, incluyendo el saqueo de negocios de quienes comsideraban golpistas. Rodearon periódicos radioemisoras y televisoras y no retrocedieron ante la represión, sino que se reagrupaban y avanzaban reclamando a su presidente.

            En pocas horas fue clara la profunda división de la sociedad venezolana y las fuerzas armadas optaron de nuevo por evitar masacrar al pueblo, mientras Carmona y sus asesores capitulaban víctimas del pánico. Al reponer la Asamblea Nacional, ya Chávez se garantizaba el retorno, a las 48 horas de lo que se creyó su caída.

            Los acontecimientos parecen haber demostrado que si bien Chávez estaba acorralado por el cerco de los empresarios, sindicalistas, partidos tradicionales, jerarcas religiosos, medios de comunicación e intereses norteamericanos, conservaba un fuerte arraigo en las masas populares, principales beneficiarias de su gestión gubernamental.

            A ello se sumaron la valentía del presidente de la Asamblea Nacional, del vicepresidente Cabello, y del contralor general y el fiscal general, Clodosvaldo Russian e Isaías Rodríguez, que fueron los primeros en denunciar que Chávez no había renunciado, en denunciar el golpe, y advertir sus consecuencias nacionales e internacionales.

            En la crisis operó la convicción de que Venezuela se hundiría en la división y el enfrentamiento violento, de que Chávez quedaría vivo políticamente , ya que no iban a encontrar argumentos para llevarlo a la justicia, y también la realidad de que la nación llevaba 44 años de formalidad democrática.

La Carta Democrática

            En el ámbito latinoamericano lo que se derivaba del golpe venezolano no era simple. Lo advirtieron los presidentes de Chile y Argentina, Ricardo lagos y Eduardo Duhalde, cuando dijeron que no podrían reconocer el nuevo gobierno, y quedó implícito en la declaración de los mandatarios del Grupo de Rio, circunstancialmente reunidos en Costa Rica, que condenó la ruptura de orden institucional.

            Estos pidieron a la Organización de Estados Americanos que reuniera su Consejo Permanente para analizar la situación a la luz de la Carta Democrática Interamericana, mediante la cual el 11 de septiembre pasado los estados de todo el continente se comprometieron a enfrentar todo atentado contra el órden constitucional.

            La de Venezuela sería la primera prueba para la Carta Democrática y varios mandatarios latinoamericaos no estarían dispuestos a jugar el papelazo del Departamento de Estado norteamericano, cuyo vocero Philip Reeker dio su bendición al golpe culpando a Chávez de “acciones antidemocráticas” mucho menores que las puestas en práctica por los conjurados del 11 de abril.

            El portavoz llegó al extremo de adelantar que Estados Unidos vería con sus socios de la región cómo ayudar a Venezuela dentro del marco de la Carta Democrática, lo que quería decir que tratarían de evadir las responsabilidades que el documento implica.

            Visto el asunto en restropectiva, habría que preguntarse si el golpe fue tan improvisado y sus consecuencias tan imprevistas que sus autores no cayeron en cuenta de que someterían a cuestionamiento la voluntad de defensa de la democracia implícita en la declaración suscrita en Lima, Perú, casi a la misma hora en que se producían los actos de terror contra Nueva York y Washington, hacía ese día justamente 7 meses.

Amplias lecciones

            Los increíbles acontecimientos de este fin de semana conllevan numerosas lecciones para todos los involucrados, incluyendo al presidente Hugo Chávez, quien tendrá que confrontar menos a diestra y siniestra y aprender a transar más siquiera por motivaciones tácticas.

            Son aleeccionadores para la Iglesia Católica, que persiste en involucrarse en los asuntos políticos, y que debería explicar qué hacía el presidente de la Conferencia Episcopal venezolana en el Fuerte Tiuna en la madrugada del viernes, cuando fue llevado allí prisionero el presidente Vhávez, y cómo se atrevió a testimoniar que el mandatario había renunciado.

            Las lecciones corresponden también a los medios de comunicación venezolanos e internacionales puestos al servicio de la sedición de una forma pocas veces vistas, sobre todo frente a un gobierno al que objetivamente no se podía presentar como dictatorial, aunque tuviera aprestos autoritarios.

            Es relevante que acusaran al régimen de suprimir la libertad de prensa mientras periódicos, radioemisoras y televisoras alentaban abiertamente los aprestos para derrocar el gobierno que habían constituído 59 de cada 100 venezolanos. Sin que hubiera un solo periodista preso ni exiliado, ni ningún medio cerrado. Hubo desacuerdos y críticas presidenciales, pero no superiores a la sedición mediática, que llevó hasta a cadenas televisivas internacionales a una campaña sin precedente contra un gobierno constitucional.

            Los acontecimientos dejan a la defensiva al empresariado porque su líder Pedro Carmona se portó como un típico golpista ambicioso. Tendrían qué explicar quién lo eligió en la madrugada del viernes 12 para presidir el gobierno y suprimir las instituciones democráticas. De dónde partió el mandato.

            Los acontecimientos venezolanos vuelven a demostrar que la debilidad democrática, el autoritarismo y la corrupción no son patrimonio exclusivo de los políticos profesionales como algunos creen, sino que están profundamente arriagados y generalizados en una cultura milenaria que hay que extirpar para aprender a convivir con tolerancia y en la diversidad.

            Mientras tanto, Hugo Chávez tiene una nueva oportunidad de demostrar que pueden emerger relevos de las corruptas cúpulas de la mayoría de los partidos políticos tradicionales latinoamericanos. Necesitará fuertes dosis de habilidades políticas y equilibrio para salir adelante en una nación tan dividida como la Venezuela de hoy.-

Resultados de la encuesta Demos 2001

Por Juan Bolívar Díaz

            Los resultados de la tercera encuesta nacional sobre cultura política y democrática publicados esta semana constituyen un desafío al liderazgo político, que se extiende a todos los estamentos participativos de la sociedad dominicana, tanto por la reducción en la credibilidad de las instituciones, como por los anhelos de reformas que implican.

            Junto con un afianzamiento de cultura tradicional, como el autoritarismo, providencialismo y paternalismo, la reputada encuesta cuestiona la actividad partidista y reafirma anhelos de reformas políticas en orden a una mayor participación en la gestión de la sociedad, especialmente de las mujeres, y afianzan la aceptación de las instituciones democraticas.

            En vez de desalentar a los sectores que luchan por el progreso social y fortalecimiento de las instituciones democráticas, deberían afianzar el criterio de que las transformaciones culturales y políticas son procesos que requieren períodos generacionales para su maduración y realización.

Crédito a la democracia

            Aunque reafirma valores tradicionales de la cultura nacional, la tercera encuesta Demos muestra un incremento de la inclinación de la ciudadanía por las instituciones democráticas, a la par que una mayor insatisfacción frente al funcionamiento de la democracia, obviamente derivada de la decepción en el partidarismo político.

            Los resultados de la Demos-2001 se comparan sistemáticamente con los obtenidos en las dos anteriores, realizadas en 1994 y 1997, especialmente con la primera. El valor particular de la misma radica en la profundidad de sus alcances y en una amplia muestra (3091 cuestionados),que triplica el promedio de las encuestas de frecuente realización. También por un mayor tiempo de sistemática evaluación y comparación de sus resultados.

            Es relevante que la aceptación de la democracia como sistema de gobierno ha aumentado del 74 al 77 por ciento, proporción sólo superada en dos puntos por Uruguay, entre 18 países latinoamericanos donde se han realizado mediciones similares en el mismo período.

            En cambio, llama la atención la sistemática reducción en la satisfacción con el funcionamiento de la democracia dominicana, del 36 al 32 y al 26 por ciento, en las tres encuestas, en el curso de sólo 7 años. Y aunque la proporción sigue siendo superior a la registrada en la mayoría de los países de la comparación, está lejos de los cuatro primeros, Uruguay, Costa Rica, Venezuela y Honduras, donde alcanza 55, 51, 41 y 35 por ciento, respectivamente.

            Esa insatisfacción parece vinculada a la creciente desconfianza en los partidos políticos y su gestión estatal que se expresa en el Congreso Nacional, los síndicos y regidores, sindicatos, justicia, policía y militares. El presidente de la República aparece con mayor credibilidad, pero lejos de la que despiertan instituciones como las iglesias, los medios de comunicación social y la Junta Central Electoral.

            Tiene explicación también en las frustraciones de los dominicanos y dominicanas sobre sus expectativas de empleo, de mejores servicios públicos, y salarios y de satisfacción de sus necesidades básicas, recogidas también en estas encuestas.

            Los que se perciben en buena o muy buena situación económica personal se redujeron en el período del 22 al 14 por ciento. Y los que se sienten más seguros que hace cinco años cayeron del 30 al 13 por ciento.

            Ningún analista puede obviar el hecho de que, pese a algunos progresos materiales, la República Dominicana sigue situada entre las últimas diez naciones, entre las 34 del continente, en los indicadores de las Naciones Unidas que miden el índice de desarrollo humano.

Descrédito de los partidos

            El libro que recoge los resultados de la Demos-2001 tendrá que ser analizado minuciosamente por los dirigentes de los partidos políticos, si quieren evitar el deterioro de su legitimidad, como ha venido ocurriendo en muchos países, y que ha derivado en graves crisis en Perú, Colombia, Venezuela, Guatemala y Argentina.

            En los comicios legislativos colombianos de la semana pasada, el ausentismo de las urnas fue del 58 por ciento. Sumados los que no marcaron la boleta y los que la anularon, la abstención alcanzó una tasa alarmante del 67 por ciento. Y los dos senadores que más votos obtuvieron apenas registraron el 1 por ciento de los 24 millones de electores registrados.

            El deterioro de la credibildiad en los partidos dominicanos se expresa en el incremento del 67 al 71 por ciento de los ciudadanos que creen que la política es un medio utilizado por los políticos para obtener beneficios personales, en la reducción del interés por los temas políticos y en los que reconocen afiliación y simpatías partidarias.

            Llama la atención que sólo el 17 por ciento de la población reconoce que pertenece a algún partido político, un punto menos que en 1994 y el 46 por ciento expresa simpatías, 8 puntos menos que en la primera encuesta. Y los que dicen no tener militancia ni simpatías se elevan del 30 al 36 por ciento. Grave contraste con los más de 3 millones y medio de miembros que se atribuyen los tres partidos mayoritarios, equivalentes a tres cuartas partes del padrón electoral.

            De todas las instituciones incluídas en el estudio, los partidos registraron el mayor grado de desconfianza de la población, cayendo del 8 al 6 por ciento, mientras los que perciben un uso patrimonial de los bienes públicos y de la corrupción se elevaron del 73 al 77 por ciento.

            Puede resultar un consuelo el que todavía el 71 por ciento considere que se debe votar porque es un derecho y obligación de los ciudadanos. Sin embargo, los que están dispuestos a votar se han reducido del 88 al 75 y ahora al 65 por ciento.

            Las cifras que miden la confianza en los partidos son alarmantes y muestran una tendencia al deterioro que obliga a la reflexión y demanda reformas importantes en el partidarismo político dominicano.

Graves decepciones

            Los mensajes de la última Demos no sólo conlleva mensajes a los partidos, sino a todas las instituciones y personas que se pretenden portadores de nuevos elementos culturales y democráticos, especialmente a los comunicadores, educadores, religiosos y promotores sociales.

            Particularmente decepcionante parecen los índices medidores del autoritarismo, el paternalismo, providencialismo y fatalismo, elementos de profundo arriago en la cultura nacional y afluentes del atraso social, en un período de tantas prédicas, seminarios, debates y talleres de promoción social y humana.

            Los que creen que un buen presidente debe ser como “un padre a quien hay que acudir para que resuelva los problemas” subieron del 76 al 86 por ciento. “Los problemas del país sólo se resuelven si Dios mete su mano” pasó del 63 al 74 por ciento, y los que suscribieron que “todo permanecerá igual por más que uno quiera cambiar”, se elevaron del 37 al 56 por ciento.

            En cambio, el informe registra que menos de una quinta parte de los entrevistados otorga un papel activo a las capacidades y a la acción individuales como medios para lograr soluciones a los problemas.

            Por supuesto que esas tasas tienen relación directa con los niveles de educación y de vida, a mayor pobreza y menos instrucción menos confianza en la superación personal y mayor credibilidad en los factores extrapersonales, que van desde la divinidad y la ayuda paternal hasta la suerte. Esos patrones se corresponden también con la propensión a buscar consuelo o solución mediante las creencias mágico religiosas de todos los signos.

            Están relacionados con el deterioro en los niveles de la educación y la exclusión de una gran parte de los dominicanos y dominicanas de los conocimientos suficientes para enfrentarse a los requerimientos de la sociedad contemporánea y desarrollar eficientes esfuerzos organizativos.

Reafirmaciones positivas

            Además de la fé en la democracia como sistema de gobierno, el estudio registra otras reafirmaciones positivas, como la participación en organizaciones sociales, que subió del 52 al 54 por ciento, y llegan al 95 por ciento los que consideran que es necesario crear nuevos mecanismos de participación. Los que favorecen una mayor participación de la mujer se elevan del 72, al 87 por ciento.Y se redujo del 11 al 5 por ciento los que rechazan los cambios sociales y políticos.

            Dos resultados indican asimilación de criterios democráticos discutidos ampliamente en los últimos años. Por un lado el porcentaje de quienes rechazan la reelección presidencial se elevó del 51 al 58 por ciento, y por otro los que favorecen las reformas constitucionales por medio de delegados electos al efecto se incrementaron del 68 al 71 por ciento. Los que creen que esa es tarea para los senadores y diputados cayeron del 22 al 18 por ciento.

            Este estudio debería ser objeto de mayores discusiones en los estamentos activos de la sociedad dominicana, particularmente en el sector político y en los medios de comunicación, excesivamente saturados de expresiones de las ambiciones y la chismografía política.

            Contiene mucho material para el análisis y las reflexiones de los grupos que trabajan por la superación social y el fortalecimiento de las instituciones democráticas y conlleva una demanda de mayores y permanentes esfuerzos. El desarrollo económico-social, como el afianzamiento de la cultura y prácticas democráticas no son cuestión de años, sino de décadas.

             Y las tres encuestas sobre cultura política y democrática apenas abarcan la evolución de 7 años. Tendrán que ser continuadas en las décadas por venir, aunque no tengan el patrocinio de la Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos. Mejor si lo encontraran de instituciones nacionales, como expresión de adscripción al interés por la promoción de nuevas expresiones culturales democráticas.-