Dura prueba para la Comisión de Etica

Por Juan Bolívar Díaz
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Por su triple condición de dirigente político, funcionario del Estado y director de la Comisión de Ética e Integridad Gubernamental (DIGEIG), el doctor Marino Vinicio Castillo (Vincho) está en la obligación de responder  la investigación periodística que sostiene que ocultó gran parte de su patrimonio en su Declaración Jurada de Bienes.

Los documentos publicados por el periódico digital Acento y dilucidados en programas de radio y televisión son una dura prueba para los esfuerzos de transparencia puestos en marcha por el Gobierno del presidente Danilo Medina que compromete a sus funcionarios con un Código de Pautas Eticas.

Un modesto patrimonio.  Desde que se conoció la declaración de bienes del Doctor Vincho Castillo hubo sorpresas de que presentara un patrimonio de apenas 21 millones 633 mil pesos, propio de cualquier profesional medio, a pesar de haber encabezado durante décadas uno de los bufetes de abogados más prominentes, con un edificio propio, donde jura tener acciones por solo 39,400 pesos, habiendo defendido banqueros involucrados y condenados por fraudes de decenas de miles de millones de pesos.

Una investigación del periódico Acento, dirigido por el periodista Fausto Rosario, encontró que en su declaración jurada no se incluyeron cuentas bancarias, ni automóviles, ni vivienda, ni ganado, ni el valor de numerosas propiedades agropecuarias.

No incluye los detalles de tres propiedades del doctor Castillo Rodríguez que totalizan 681,345 metros cuadrados en las parcelas 107, 112 y 168 de los distritos catastrales 9 y 2 del municipio de San Francisco de Macorís.

Tampoco incluye los detalles de otra propiedad en la parcela 48, distrito catastral 9 del Distrito Nacional, ni los de otras cuatro que, en copropiedad con sus hermanos, posee en San Francisco de Macorís y que totalizan 189,836 metros cuadrados.

En todos los casos el periódico digital incluyó las certificaciones correspondientes de los registradores de títulos, emitidas a finales de mayo pasado.

Para más complicaciones, Acento señala que  esa declaración jurada tampoco cumplió con el requisito legal de señalar todos los herederos, al no incluir dos de sus hijos, reconocidos. Publica facsímiles del extracto de  sus respectivas actas de nacimiento, así como de la declaración jurada donde se lee: “Yo, Marino Vinicio Castillo Rodríguez, declaro bajo la fe del juramento que los datos consignados en la presente declaración de patrimonio son correctos y que no he omitido ni falseado dato alguno, siendo en consecuencia todo su contenido la fiel expresión de la verdad”.

Se espera una respuesta. El reportaje fue publicado el jueves 4 de julio y más de una semana después no ha sido rebatido ni aclarado por el doctor Vincho Castillo, pese a haber estado en debate en los telediarios y  programas televisivos de investigación como el de Nuria Piera, así como en numerosos programas de radio.

Hasta ahora el funcionario ha evadido referirse al fondo del reportaje, y en cambio el pasado domingo respondió en su programa de televisión con denuestos y descalificaciones no solo del periódico que publicó la investigación, sino de reconocidos periodistas, de empresarios e instituciones que no tuvieron nada que ver con la publicación, como Participación Ciudadana, a la que catalogó como una mafia de delincuentes, aunque a través de esta reconocida entidad, el presidente Danilo Medina se comprometió con Transparencia Internacional a cumplir un “Protocolo por la Transparencia y la Institucionalidad”. Y una de las responsabilidades que atribuyó a la DIGEIG fue precisamente darle seguimiento a ese compromiso.

Todavía se espera que el veterano abogado haga su propia defensa, explicando los alcances de su declaración patrimonial bajo juramento, atendiendo al numeral 3 del artículo 146 de la Constitución de la República, a la Ley  82-79, sobre Declaración Jurada de Bienes, y al Decreto 2006 que la reglamenta, a la Ley 41-08 de Función Pública, al Decreto 486-12 del presidente Danilo Medina que instituye la Dirección General de Etica e Integridad Gubernamental, así como al Código de Pautas Eticas que suscribió tras ser designado como director de este organismo.

Como dirigente político Castillo debería responder, y lo obliga su condición de funcionario del Estado, y precisamente encargado de velar por la ética y la transparencia del Gobierno, por lo que su silencio compromete uno de los propósitos de combate a la corrupción con que arrancó el Gobierno del presidente Medina, cuando instituyó la DIGEIG el 21 de agosto del 2012, cinco días después de su juramentación, y cuando  hizo firmar a los altos funcionarios, tras hacerlo él mismo, su Código de Pautas Eticas.

Las funciones de Vincho.  El artículo 1 del Decreto 486-12 “crea la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental (DIGEIG), como órgano rector en materia de ética, transparencia, gobierno abierto, lucha contra la corrupción, conflicto de interés y libre acceso a la información, en el ámbito administrativo gubernamental”.

Los numerales 30 al 32 de su artículo 6 la responsabilizan de “realizar el seguimiento y coordinar el envío a la Tesorería Nacional o la institución que corresponda por parte de los funcionarios gubernamentales obligados por ley a presentar Declaración Jurada de Bienes”, a exigir la presentación de la misma y a solicitar “informaciones sensibles en las dependencias estatales o revisar la documentación necesaria …si las mismas se encontraran afectadas por rumores o denuncias de inobservación  que comprometan la moral de los miembros de la administración pública”.

El artículo 7 es más comprometedor, al establecer que la DIGEIG “solicitará a los servidores públicos obligados a presentar la Declaración Jurada de Bienes, entregar un informe financiero anual, a fin de evaluar la consistencia con su declaración”. Precisa que “Estos informes serán requeridos entre el 15 y el 30 de agosto de cada año”.

El Código de Pautas Eticas firmado por Vincho Castillo y demás altos funcionarios establece en su numeral 6 el compromiso de “CUMPLIR las normas de transparencia, comprometiéndome a:

a) Presentar mi declaración jurada de bienes, a más tardar a los 30 días de asumir el cargo, y a demostrar el origen de los mismos antes, durante y después de haber finalizado mis funciones, o a requerimiento de una autoridad competente.

b) Presentar anualmente mis informes fiscales y la constancia de mis compromisos tributarios, así como las exigencias que se me requieran con esa finalidad”.

La credibilidad del Gobierno.  Si el doctor Vincho Castillo no dilucida objetivamente la acusación de haber falseado su Declaración Jurada de Bienes, dejará comprometida la credibilidad de la política de transparencia y ética del Gobierno, dado el hecho de que es, precisamente, el funcionario encargado de dirigirla.

El reportaje de Acento es de las piezas periodísticas más contundentes que se recuerden, en cuanto a sustento en documentos oficiales.

De no disipar toda duda, correspondería al Procurador General de la República, Francisco Domínguez Brito, realizar las investigaciones correspondientes, con todas sus consecuencias si se determina que hubo un juramento falso. De no hacerlo parecerá  que el doctor Castillo está por encima de la ley.

Domínguez Brito es de los funcionarios a quienes Vincho Castillo ha criticado públicamente y no por razones de ética ni transparencia.

Para la institucionalidad y la convivencia democrática sería lamentable que se pase por alto un informe de esa naturaleza, lo que sería atribuido al terrorismo verbal  y al chantajismo con que el doctor Castillo se refiere a todos cuantos disienten de sus posiciones, ya sean políticas o legales, incluyendo los fraudes bancarios.

Ha llegado al extremo de insinuar falsas vinculaciones con el narcotráfico y las mafias internacionales que han ganado terreno en el país en la última década, infiltrando a las instituciones del Estado, pese a que el polémico abogado ha dirigido el Consejo Nacional de Drogas y ha  sido asesor presidencial en materia de drogas.

El juramento falso está sancionado en el Código Penal Dominicano desde principios del siglo pasado cuando el Gobierno militar emitió la orden ejecutiva 202, que en su numeral 1 establece: “Perjurio es la afirmación de un hecho falso, bajo el juramento o promesa de decir la verdad; sea al declarar por ante algún tribunal, juez, funcionario u otra persona competente para recibir el juramento o la promesa, sea en algún documento suscrito por la persona que haga la declaración, en cualquier procedimiento civil o criminal, en cualquier caso en que la ley exija o admita el juramento o la promesa”.

El poder del doctor  Castillo podría estar siendo sobreestimado, si se mide por la votación de su partido Fuerza Nacional Progresista, que la única vez que participó solo en una elección, en 1990 y precisamente con él de candidato presidencial, apenas consiguió 6,063 votos, el 0.32 por ciento del sufragio. Aunque no hay dudas de que infunde terror en dirigentes de todos los sectores sociales que temen ser víctimas de fabulaciones e insinuaciones maliciosas.

Se espera respuesta

El reportaje fue publicado el jueves 4 de julio y más de una semana después no ha sido rebatido ni aclarado por el doctor Vincho Castillo, pese a haber estado en debate en los telediarios y  programas televisivos de investigación como el de Nuria Piera, así como en numerosos programas de radio.

Hasta ahora el funcionario ha evadido referirse al fondo del reportaje, y en cambio el pasado domingo respondió en su programa de televisión con denuestos y descalificaciones no solo del periódico que publicó la investigación, sino de reconocidos periodistas, de empresarios e instituciones que no tuvieron nada que ver con la publicación, como Participación Ciudadana, a la que catalogó como una mafia de delincuentes, aunque a través de esta reconocida entidad, el presidente Danilo Medina se comprometió con Transparencia Internacional a cumplir un “Protocolo por la Transparencia y la Institucionalidad”. Y una de las responsabilidades que atribuyó a la DIGEIG fue precisamente darle seguimiento a ese compromiso.

Todavía se espera que el veterano abogado haga su propia defensa, explicando los alcances de su declaración patrimonial bajo juramento, atendiendo al numeral 3 del artículo 146 de la Constitución de la República, a la Ley  82-79, sobre Declaración Jurada de Bienes, y al Decreto 2006 que la reglamenta, a la Ley 41-08 de Función Pública, al Decreto 486-12 del presidente Danilo Medina que instituye la Dirección General de Etica e Integridad Gubernamental, así como al Código de Pautas Eticas que suscribió tras ser designado como director de este organismo.

Como dirigente político Castillo debería responder, y lo obliga su condición de funcionario del Estado, y precisamente encargado de velar por la ética y la transparencia del Gobierno, por lo que su silencio compromete uno de los propósitos de combate a la corrupción con que arrancó el Gobierno del presidente Medina, cuando instituyó la DIGEIG el 21 de agosto del 2012, cinco días después de su juramentación, y cuando  hizo firmar a los altos funcionarios, tras hacerlo él mismo, su Código de Pautas Eticas.

 

El referendo o consulta popular

Por Juan Bolívar Díaz
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Un ilustre dominicano residente en el exterior ha preguntado por qué no se agota el recurso del referendo, instituido en la nueva Constitución para que el pueblo decida si el presidente Leonel Fernández puede o no ser repostulado en las elecciones presidenciales del próximo año, lo que implica la creencia de que, ese instrumento está por encima de la Carta Magna.

En muchos países del mundo está instituido el referendo (originalmente referendum), en unos casos como simple consulta y en otros con “carácter vinculante”, lo que quiere decir que su resultado tiene consecuencia inmediata. En otros se consulta para determinar si se modifica una ley o la misma Constitución en determinado sentido. Se pueden recordar dos referendos de gran resonancia internacional en los últimos años. El de 1988, en Chile, cuando se preguntó a la población si quería o no que terminara el régimen militar y triunfó el sí. Pero eso no quiso decir que al día siguiente se fuera Pinochet. El 14 de diciembre de 1989 fue electo el presidente Patricio Aylwin. El segundo, en 1995, cuando se preguntó a los canadienses si aceptaban la independencia de la provincia de Quebec. El no se impuso con el 50.4 por ciento.

En la Constitución dominicana del 2010 se establecen dos categorías de referendo, uno para asuntos municipales y otro para nacionales.

En el primer caso, el artículo 203 dice: La Ley Orgánica de la Administración Local establecerá los ámbitos, requisitos y condiciones para el ejercicio del referendo, plebiscito y la iniciativa normativa municipales con el fin de fortalecer el desarrollo de la democracia y la gestión local”. Nada más.

El artículo 210 indica: Las consultas populares mediante referendo estarán reguladas por una ley que determinará todo lo relativo a su celebración, con arreglo a las siguientes condiciones: 1) No podrán tratar sobre aprobación ni revocación de ninguna autoridad electa o designada: 2) Requerirán de previa aprobación congresual con el voto de las dos terceras partes de los presentes en cada cámara”. Y nada más. No especifica  la forma ni los alcances. Lo deja a la aprobación de una ley, que debemos suponer estará subordinada a la totalidad del texto constitucional. Eso nos remite al artículo 124, que indica que el Presidente  “no podrá ser electo para el período constitucional siguiente”, y en consecuencia la ley del referendo no puede derogar este precepto.

El doctor Vincho Castillo sostiene desde agosto del año pasado que la única forma en que el presidente Leonel Fernández puede repostularse es modificando su Constitución”, fruto de un pacto político. Y como resulta tan grotesco, sugirió el referendo para que el pueblo diga si se debe modificar lo que se acaba de promulgar. En diciembre, el mandatario favoreció el referendo, aunque dijo que no buscaba reformar la Constitución.

Para aprobar la ley del referendo, el presidente precisa de dos tercios de los votos en cada cámara, y en la de diputados sólo reuniría el 57 por ciento si cuenta con todos los miembros de su partido (cosa que luce difícil) y sus aliados. Con todos los reformistas llegaría al 60 por ciento. De ahí la trascendencia de la maniobra, nada inocente, de aprobar leyes orgánicas por mayoría simple tras una observación presidencial. Pero aún logrando aprobar la ley de referendo, habría que convocarlo, realizar una campaña electoral y obtener la mitad más uno de los votos. Y entonces dar otra batalla para modificar la Constitución, que es específica en la forma en que se puede hacer, otra vez con dos terceras partes de los votos. Sólo después podría repostularse el doctor Fernández. Como se puede ver, el camino correcto sería muy largo y costoso en términos económicos como de incertidumbres.

 

La difícil reflexión del Presidente

Por Juan Bolívar Díaz
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Con el aplazamiento por tres semanas de la reunión que escogerá  los precandidatos presidenciales del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) revivió esta semana el movimiento que promueve la reelección del presidente Leonel Fernández cuando se le daba por muerto.

La declaración del mandatario de que reflexiona sobre esa posibilidad, la violación de la Constitución en la aprobación de la Ley Orgánica del Consejo de la Magistratura y otros acontecimientos alentaron los promotores del continuismo, aunque sigue sin verse la escalera que permita superar la prohibición de la reelección.

Sorpresivo aplazamiento.  El escenario estaba montado el lunes 14 de marzo para que la Comisión Política del PLD escogiera los precandidatos que recomendará para que sean escogidos por la reunión del máximo organismo partidario, el Comité Central, que estaba pautada para este domingo 20. Tal como se había anunciado, previamente el doctor Fernández se reunió con los seis aspirantes públicos a la nominación Y de allí pasaron a la sesión de la Comisión Política integrada por 25 dirigentes.

 Al final hubo dos sorpresas: el aplazamiento de la reunión del Comité Central para el 10 de abril, y la primera confesión pública del presidente Fernández de que contempla la posibilidad de buscar otro período, a pesar de la prohibición de la reelección consecutiva en la Constitución que  promovió y promulgó en enero del 2010.

El mandatario se puso al alcance de los reporteros cuando el secretario general Reinaldo Pared informaba los resultados del encuentro. A la pregunta de una reportera, sorprendió al decir que se enteraba por ella del anuncio de que 50 diputados se proponían presentar su precandidatura. Pero ante la insistencia de otro sobre si aceptaría una nominación, respondió: “permítanme reflexionar sobre eso”.

Llamó la atención que al otro día el mandatario visitara un barrio capitalino “para supervisar el asfaltado de  sus calles” para ser recibido con letreros impresos uniformemente sobre telas en los que se promovía su repostulación.

Como el moriviví.  Desde la semana anterior se había registrado una reactivación del movimiento que promueve la reelección, que desde febrero era considerado liquidado. No era la primera vez que se le daba por muerto desde que fue lanzado públicamente en junio del año pasado, por lo que puede asemejarse a la planta conocida como moriviví.

A finales de agosto declaraciones del vicepresidente Rafael Alburquerque, de Reinaldo Pared y de su principal promotor Félix Bautista parecieron liquidar el proyecto continuista, pero retomó fuerza a mediados de octubre cuando el doctor Vincho Castillo propuso agotar la vía del referendo para legitimar una reforma constitucional.

Mediaba el mes de diciembre cuando Félix Bautista dijo en Nueva York que se buscarían dos millones de firmas y se haría un acto público masivo para reclamar al doctor Fernández que acepte la repostulación. El 20 de diciembre, en un almuerzo con periodistas, el Presidente descartó que promoviera una nueva reforma constitucional, pero señaló también la vía del referendo como camino a su repostulación.

El 30 de diciembre  HOY desplegó el inicio de la recolección de firmas. Al caer febrero, empero, el movimiento parecía en declive después que el vicepresidente Alburquerque lanzara abiertamente su precandidatura. Se dijo que con auspicios del mandatario. Por su parte Almeyda y Pérez formalizaron sus aspiraciones en actos públicos masivos, mientras se generalizaba el reclamo de que se convocara a los organismos partidistas para calendarizar el proceso de elección del candidato.

Todo parecía definido cuando el 9 de marzo se anunció que 50 diputados se proponían presentar la precandidatura de Fernández.  Trascendió que más de una veintena de senadores se reunieron en un restaurante con el mismo propósito. Al día siguiente  que el mandatario anunció su reflexión, el presidente de la Cámara de Diputados, Abel Martínez, informó que ya están listas  las dos millones de firmas que le entregarán próximamente en un acto que tendría lugar en el Estadio Olímpico.

Relajación constitucional.  Algunos partidarios del continuismo admiten que la simple interpretación de algunos abogados no puede legitimar la candidatura del mandatario, entre ellos Vincho Castillo, quien replanteó esta semana la vía del referendo para llegar a la reforma constitucional, y temen que no será suficiente para inclinar en su favor la reflexión en que esté el mandatario. Entonces toma cuerpo la búsqueda de las dos millones de firmas y el referendo instituido en el artículo 210 de la Constitución.

Pero la vía de la consulta es compleja, porque supone primero la aprobación de “la ley que determinará todo lo relativo a su celebración” con “el voto de las dos terceras partes de los presentes en cada Cámara”. Ahí es donde cobra explicación la maniobra de esta semana cuando la Cámara de Diputados estableció el precedente de aprobar una ley orgánica por simple mayoría tras una observación presidencial siguiendo una serie de relación e interpretación constitucional que lleva varios capítulos, y al mismo tiempo otorga mayor poder al Presidente en la elección de los jueces del Tribunal Constitucional y el Tribunal Superior Electoral, ambos organismos claves para aprobar una conflictiva candidatura.

Los reeleccionistas no cuentan con dos tercios de los votos de los diputados ni para aprobar una conveniente ley de referendo, como no la consiguieron para la ley orgánica del Tribunal Constitucional sin el límite constitucional de 75 años aún pendiente de promulgación, esperándose una observación presidencial para modificarla con la simple mayoría absoluta. Sólo el Partido Revolucionario Dominicano tiene cinco diputados más del tercio y tampoco se cuenta con los danilistas más firmes.

La vía del referendo está llena de escollos. Aprobada la ley la JCE tendría que convocarlo, lo que implica una campaña electoral y el riesgo de no alcanzar la mayoría. En caso positivo entonces habría que aprobar una ley para convocar la reforma de la Constitución, lo que tomará tiempo, aunque otra interpretación presume que el referendo se sobrepone al mandato constitucional. En esa línea se inscribió el doctor Fernández cuando el 20 de diciembre dijo que no auspiciaría una reforma constitucional, pero señalando que “ahí está el referendo”.

La decisión de Leonel.  En la opinión pública, entre analistas políticos y hasta entre seguidores del presidente Fernández predomina el criterio de que los escollos siguen siendo muy fuertes para que pase el proyecto continuista. De ahí que quienes ponderan el talento político y la serenidad del mandatario creen que su reflexión lo llevará a rechazar la repostulación.

No faltan quienes esperan que el líder peledeísta aproveche el acto multitudinario que se prepara o la reunión del Comité Central para proclamar que se sacrifica para evitar incertidumbres en amplios sectores nacionales, incluyendo a empresarios, eclesiásticos y sociedad civil. Capitalizaría ese apoyo para influir en la elección del candidato del PLD y quedar como líder indiscutible de ese partido y de sectores conservadores.

La prolongación y profundización de la crisis post eleccionaria en el PRD es un factor que, como se esperaba, ha reanimado las huestes continuistas, que con una oposición debilitada y con poca legitimidad tendría menos posibilidad de encabezar un amplio frente anti-reeleccionista.

La situación económica nacional e internacional no favorecen las maniobras de dudoso carácter constitucional, pero el proceso de relajación institucional puesto en marcha hace temer lo peor.  Queda la esperanza de que la reflexión anunciada por el presidente Fernández sea profunda y le permita liberarse de la adicción al poder y el mesianismo que ha determinado que seis hombres hayan presidido la República en dos tercios de su existencia.-

No se ve el “bajadero”

Los analistas no acaban de visualizar el “bajadero” que pudiera utilizar el mandatario para legitimar una repostulación, teniendo de frente el artículo 124 de su propia Constitución que instituye que “el Presidente de la República será elegido cada cuatro años por voto directo y no podrá ser electo para el período constitucional siguiente”. Además del pacto político que viabilizó la aprobación de su carta magna.

Fuentes vinculadas al proyecto reeleccionista aseguran que el acto de proclama popular de la pre-candidatura del doctor Fernández sería efectuado antes de la reunión del Comité Central, que es donde la formalizarán. Esta semana se dijo que la avalan de antemano 95 de los más de 400 miembros del máximo organismo peledeísta.

Cuando en el almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio de esta semana  se le preguntó al ingeniero Freddy Pérez, uno de los más decididos líderes del proyecto continuista, por la escalera constitucional para bajar esa candidatura, respondió que varios abogados interpretan  que la prohibición no rige para este período gubernamental. No descarta que esa interpretación pueda predominar, aunque manifestó “respeto por los que tienen otras interpretaciones”.

Los promotores de  la postulación del presidente Fernández creen que la mayoría de los miembros del Comité Central darán respaldo a la propuesta y hubo un entusiasta partidario que llegó a asegurar que se producirá por aclamación, y que será un movimiento tan decidido y firme que no dará oportunidad a oposición. “Es más, los demás candidatos se retirarán”, aseguró. Y refiriéndose al más fuerte, Danilo Medina, consideró que no volverá a cruzarse en el camino de Leonel.