Encuestas marcan competencias Danilo-Leonel y Abinader-Hipólito

Por Juan Bolívar Díaz
tema de hoy 25 mayo

Resalta que el presidente Medina mantiene altísima aprobación, aunque las principales preocupaciones de la población  son la delincuencia, alto costo de la vida, desempleo, apagones y corrupción, con situación económica mala

Las dos encuestas más antiguas y acreditadas del país, Gallup-HOY (GH) y Penn Schoen Berland (PSB) han ratificado la altísima aprobación a la gestión del presidente Danilo Medina y evidencian que sin la competencia del mandatario, el expresidente Leonel Fernández sería un fuerte candidato del partido gobernante.

Con el Partido Reformista Social Cristiano que registra 3 y 4 por ciento de simpatías, la oposición se concentra en el dividido Partido Revolucionario Dominicano (PRD) con fuerte competencia de liderazgo entre el expresidente Hipólito Mejía y Luis Abinader, dejando a Miguel Vargas Maldonado en posición crítica.

Coincidencias y discrepancias. El análisis de los resultados de las dos encuestas indica coincidencias y discrepancias, algunas significativas. La primera realizada del 5 al 10 de abril, y publicada por el Servicio Informativo Nacional por el Canal 9, y la difundida por HOY esta semana, es de un mes más reciente, del 8 al 13 de mayo.

Ambas coinciden en la gran aprobación que sigue registrando el presidente Medina luego de haber agotado el 44 por ciento de su período gubernamental, aunque con distancia, 89% en GH y 69 en PSB. También en las preferencias para los comicios del 2016, Danilo hasta con 70 por ciento (PSB) que quieren modificación de la Constitución para que pueda repostularse, pero con él inhabilitado, ninguno de los aspirantes a la candidatura del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se aproxima siquiera a las posibilidades de Leonel Fernández.

Las dos encuestas confirman la baja significación en que ha caído el Partido Reformista Social Cristiano, al que apenas le otorgan 3 y 4 por ciento de simpatías. El PLD sigue atrayendo a la mitad de la población, en el caso de la PSB hasta 58 por ciento y en la GH 51 por ciento, mientras el PRD alcanza 38 y 22 por ciento, respectivamente. Las distancias entre las dos investigaciones son notables.

Coinciden también en marcar fuerte competencia entre Mejía y Abinader por la candidatura presidencial del PRD, y en atribuir sólo un 13 por ciento de las preferencias a Miguel Vargas, dejándolo relegado en la lucha interna. Discrepan en que la PSB otorga fuerte ventaja a Mejía y la GH a Abinader.

Es notable que ambas tienen idéntico resultado, en el mismo orden, en la pregunta sobre las principales preocupaciones de la población: delincuencia y criminalidad, alto costo de la vida, desempleo, apagones y corrupción.

Entre Danilo y Leonel. La fortaleza del presidente Medina es tal que ambas encuestas lo marcan ampliamente como preferido para la repostulación y la reelección, aún cuando tiene impedimento constitucional. En pregunta abierta de la Gallup-HOY, Medina alcanza el 51 por ciento de las preferencias de la población para la candidatura y el 50 por ciento entre sus partidarios. En segundo lugar Fernández tiene un bajo 18 por ciento de la población y 26 por ciento de los peledeístas. Sin embargo, cuando la PSB preguntó quién es el líder del PLD quedaron casi empatados 49 a 47 por ciento a favor del Presidente, con el 77 por ciento de los peledeístas favoreciendo la reelección, por lo que parece que es Medina quien lleva la antorcha en el partido gobernante, aunque Leonel luce su más posible heredero.

La alta aprobación de la gestión de Medina se explica, generalmente, en su sencillez y cercanía con la población, en cierto control de la desbordada corrupción, mejoramiento de la inversión en educación y aciertos como la revisión del contrato sobre la mina de oro, la contención en Bahía de las Aguilas y otros. El 69 por ciento de la aprobación que registra PSB sube al 85 cuando lo comparan con la gestión de Leonel. En esa alta aprobación también influye la pobre oposición y contrasta con los porcentajes que evalúan la situación económica: En GH 67 por ciento la considera mala o muy mala y sólo 11 por ciento buena o muy buena, y en la PSB 56 por ciento la entiende buena, pero 62 por ciento cree que va en dirección equivocada.

En ambas encuestas, con la mitad de los consultados prefiriendo al PLD, Fernández registra un alto rechazo en el resto, sólo 18 y 19 por ciento de este lo preferiría. Obtiene ventaja frente a los más preferidos perredeístas, pero sólo gana en primera vuelta frente a Vargas, 51 a 26 en una y 52 a 21 en la otra. Supera 46 a 32 a Mejía y muy cerrado frente a Abinader 44 a 41 en la GH. En PSB Fernández registra el mismo resultado frente a Abinader y Mejía, 48 a 42 por ciento. Eso con el actual desconcierto perredeísta, que de ser superado podría poner en apuros a Fernández.

Entre Abinader y Mejía. En el desguañangue en que se mantiene el PRD, resalta que una abrumadora mayoría, hasta 85 por ciento según PSB, seguiría a Hipólito Mejía y Luis Abinader, si crean una nueva opción, ya que creen que Miguel Vargas seguirá con el control de ese partido, aunque de 7 líderes de los dos partidos mayoritarios evaluados por la PSB éste es quien alcanza el mayor rechazo, 74 por ciento y la menor aprobación, 11 por ciento.

Abinader sigue siendo la figura nacional emergente, como lo han indicado las últimas cuatro GH. En esta última alcanza el apoyo del 27 por ciento del universo y del 44 por ciento de los perredeístas, superando significativamente a Mejía, quien obtiene 21 y 32 por ciento, y a Vargas con 20 y 13 por ciento respectivamente.

Pero en la PSB quien lidera es Hipólito con 42 por ciento del universo encuestado y 48 de los que se confiesan perredeístas, bien por encima de Abinader, quien registra 23 y 39 por ciento, y de Vargas con 25 y 13 por ciento respectivamente. Pero en la misma encuesta los dos primeros están empatados, si se enfrentan a Leonel.

Hay que tomar en cuenta que Abinader lleva más de un año en campaña por la nominación perredeísta y que Mejía no ha definido si buscará la candidatura, lo que sólo podría hacer por otro partido ya que fue expulsado por Vargas Maldonado. Esta semana, tras dar por hecho que han constituido comités del “PRD mayoritario”, que integra junto a Abinader, el expresidente dijo que dedicará todas sus energías a la construcción de la “Convergencia por un País Mejor” para derrotar al PLD y a Leonel.

Hipólito advirtió que “nadie crea que pretendo ser el dueño de un proceso que nos pertenece a todos” y que no será obstáculo para el desarrollo del liderazgo y aspiraciones de otros compañeros, de los que se mantendrá equidistante, defendiendo la elección de los candidatos de la Convergencia mediante “procesos y procedimientos democráticos y transparentes”. Frente a la interrogante de si volverá a aspirar a la presidencia, afirmó “estaré en el lugar donde las circunstancias y las mayorías me requieran”. Nadie duda que si se lanza a buscar la candidatura será un fuerte competidor.

 

Leonel protagonizaría la campaña electoral

Por Juan Bolívar Díaz
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El presidente Leonel Fernández no dejó dudas esta semana de que respaldará al candidato presidencial que escoja su Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en la elección primaria del próximo domingo, aunque sea Danilo Medina, lo que reafirma la unidad y la fortaleza institucional de esa organización.

Pero al mismo tiempo adelantó que asumirá un protagonismo que podría reducir  el margen de diferenciación del candidato y traspasarle todo el desgaste de su gobierno cuando como presidente de la nación debería asumir un firme respeto a la formalidad y equidad democrática.

Panorama despejado.  A una semana de la elección del candidato presidencial del partido de Gobierno, el panorama luce despejado de los nubarrones y turbulencias que lo sacudieron en un  largo proceso interno que fue seriamente afectado por los intentos de imponer la repostulación del presidente Fernández.

El mandatario y líder del PLD no dejó dudas al proclamar el miércoles 16 que tan pronto se produzca la elección de su candidato se lanzará a las calles a promoverlo, anunciando la constitución de “un frente contra el retroceso” junto a los actuales aliados de su partido.

Fue significativo que sus propósitos fueron enunciados en una asamblea nacional que reunió a millares de dirigentes nacionales, provinciales, municipales y de base provenientes de todo el país con el objetivo de promover la participación en la votación primaria del domingo 26. Habló de un partido unificado y compacto y tomó  impulso y entusiasmo para prometer que “se verá al león recorriendo las calles por todo el territorio nacional, ondeando la bandera morada y entonando nuevos cantos de victorias”.

El discurso pareció una contundente respuesta a los que dentro y fuera de su partido han venido poniendo en duda que el líder peledeísta fuera a respaldar la ya virtual candidatura presidencial de Danilo Medina. La hipótesis fue promovida incluso por algunos de los más entusiastas promotores de la frustrada repostulación del mandatario, por oposición a Medina que siempre apareció como alternativa real para la candidatura presidencial del PLD para los comicios del próximo año.

Hasta en el PRD no han faltado quienes se frotaran las manos asumiendo que el presidente Fernández pudiera preferir un triunfo de la oposición para no correr el riesgo de una fuerte competencia por el liderazgo de su partido.

Esa presunción parte de la errática consideración de que auspiciando que su partido salga del poder, con todo lo que eso implica en el país, el presidente  va a preservar su liderazgo, como si él tuviera soberanía eterna sobre los intereses de los miles que disfrutan de las mieles del poder. Por demás, nadie garantizaría más la seguridad y la preservación del liderazgo del doctor Fernández que un presidente de su propio partido, sobre todo cuando tampoco podría reelegirse.

El equilibrio democrático.  Si el presidente vuelve a lanzarse en campaña con todo el Gobierno detrás, puede inclinar votos de los sectores populares, beneficiarios de los subsidios a través de tarjetas electrónicas, pero también generar mayor rechazo en las clases medias que están sufriendo las consecuencias de la crisis económica y que serán las que pagarán el mayor costo de los nuevos tributos que se busca imponer.

El “rugido del león” en las calles sin ser candidato presidencial ensombrecerá el carácter democrático del proceso electoral y acentuaría el rechazo de los sectores que vienen expresando preocupaciones por la institucionalidad nacional, que si bien no son muy significativos en términos cuantitativos, sí por su influencia en la opinión pública y en segmentos importantes de los sectores populares.

Una nueva grosería con los recursos estatales en campaña electoral en medio de una crítica situación económica no ayudaría mucho al candidato oficialista y abriría mejores perspectivas a Hipólito Mejía de ser aceptado en segmentos poblacionales en los ue mantiene rechazo, apuntalando una candidatura que las encuestas colocan en buena posición.

En ese escenario crecerían las posibilidades de un frente amplio de oposición que reuniría hasta a grupos independientes y distantes del perredeísmo, especialmente en una muy probable segunda ronda de votación, bajo la consigna de rechazar la imposición y el continuismo.

Aún en una democracia de mediana intensidad se puede entender que el presidente de la nación apoye a su partido y participe en algunas de sus manifestaciones de campaña electoral, pero no que él mismo y los altos funcionarios se lancen a una larga campaña electoral, implicando recursos del Estado. La mejor forma en que los funcionarios del Gobierno pueden y deben apoyar su candidato es concentrándose en el buen Gobierno, demostrando disposición a la austeridad y la rectificación, sobre todo en un período de estrecheces económicas.

La gran tentación.  El PLD llega a esta campaña colocado en una segunda posición en las preferencias electorales después de las cuatro últimas elecciones, lo que conlleva la tentación de apelar a los recursos del poder para tratar de neutralizar el desgaste. Pero esta será la primera vez que afronta una elección general con un grave déficit fiscal.

También llega a una campaña electoral con un acentuado temor de los sectores productivos de que un nuevo abuso de los recursos públicos, pueda aumentar los desequilibrios fiscales como ocurrió relevantemente en los comicios del 2008 y el 2010. Eso explica que el Consejo Nacional de la Empresa Privada propusiera esta semana que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que rige hasta marzo próximo, se extienda hasta finales del 2012.

Aunque en su discurso del miércoles el doctor Fernández manifestó optimismo sobre el futuro de la economía, la realidad está demostrando que no tenía razón cuando insistía en el supuesto blindaje de la economía nacional. Se ha visto obligado a proponer nuevos tributos económicos al comenzar la campaña electoral para aplazar una desestabilización económica y con ello la pérdida del principal atributo de sus dos periodos consecutivos de Gobierno.

El Gobierno terminará consiguiendo salvar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que le da acceso a financiamiento fundamental para el presupuesto de este año, pero las repercusiones objetivas y subjetivas de los nuevos impuestos apuntan contra la candidatura oficial, que sólo saldría adelante ofertándose como una nueva opción. Le será muy difícil salvarse si se le percibe como más de lo mismo.

Riesgos de un protagonismo

Si bien el discurso presidencial del miércoles produjo algarabía y satisfacción en un partido con tanto sentimiento de cuerpo como el PLD, una mirada más profunda podría generar algunas incertidumbres, la primera de las cuales es que el líder quiera mantener un protagonismo tan fuerte que eclipse o entre en competencia con el candidato presidencial.

Ya en la campaña electoral del 2010 el doctor Fernández recorrió el país en caravanas, pueblo por pueblo y barrio por barrio, como si hubiese sido candidato y se impuso la meta de ganar en todas las provincias, y sólo le faltó una, aunque su partido siguió reduciendo su votación, que cayó del 49 por ciento en el 2004, al 46 en el 2006, el 45 en el 2008 y sólo 41 por ciento en el 2010.

La mayor consecuencia de una irrupción de Fernández en la campaña es que reduciría el margen de diferenciación que debe mantener el candidato para eludir el desgaste de dos períodos consecutivos de Gobierno, que han elevado su desaprobación a tasas de 59 y 61 por ciento según las recientes encuestas Gallup-HOY y Penn, Schoen y Berland.

Lo peor que puede ocurrir a Danilo Medina es que después de varios años luciendo como alternativa y renovación del PLD herede todo el peso muerto y el descrédito del Gobierno, más aún cuando junto al presidente Fernández aparecerán como co-protagonistas las figuras más desacreditadas de su Gobierno, que fueron las que más hostilizaron a Medina y que ahora lógicamente querrán ocupar lugares destacados en los escenarios de campaña.

El mejor apoyo que puede dar el presidente a la campaña de su partido es dejar que el candidato ocupe todo el espacio como protagonista central, que pueda escoger su equipo y acompañantes fundamentales y que tengan posibilidad de crear nuevas ilusiones en un electorado que empieza a dar demostraciones de deseos de cambios políticos y económicos.

 

El presidente disipa las incertidumbres

Por Juan Bolívar Díaz

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La decisión del presidente Leonel Fernández de no buscar la repostulación para las elecciones del próximo año, que sería seguida por la revocación de la aprobación irregular de las leyes orgánicas, disipa las incertidumbres y temores que se venían expresando sobre la institucionalidad democrática nacional.

Debe satisfacer a la sociedad organizada el anuncio de que el mandatario se concentrará en la gestión gubernamental para enfrentar los problemas de la nación y que asumirá un rol de neutralidad en la elección del candidato de su partido sin inclinar la balanza a favor de ningún precandidato y que respaldará al que resulte electo.

Arbitraje democrático.  Lo que sí fue para muchos sorpresivo es la afirmación de Fernández de que como presidente del PLD asumirá un “rol de neutralidad”, de que no influenciará para inclinar la balanza a favor de ninguno de los que competirán por la nominación presidencial, los que serán proclamados hoy domingo, así como que respaldará y trabajará a favor de quien su partido escoja.

 La tajante afirmación provocó alivio entre los seguidores de Danilo Medina, quien aparece en las encuestas y en la percepción general con una gran ventaja en relación a los demás competidores, y contradice a muchos que juraban que el mandatario se emplearía a fondo para cerrarle el paso por haberlo desafiado al buscar la candidatura presidencial hace 4 años. Se le ha atribuido incentivar la precandidatura del vicepresidente Alburquerque, lanzada con profusión de propaganda desde diciembre, y la de la primera dama en los últimos días.

Al asumir ese papel el presidente muestra racionalidad política, pues dadas las ventajas en que las encuestas colocan a Medina, comprometerse con algún precandidato conllevaría el riesgo de auto inflingirse una derrota política, de abusar de los recursos del poder y de provocar una fractura en su partido.

Entre los aspectos más positivos del discurso presidencial estuvo el planteamiento de que “en lo inmediato mi objetivo central será el de concentrarme en la tarea de Gobierno, a fin de enfrentar los distintos desafíos globales que tanto impacto tienen en los diversos sectores de la vida nacional”.

Los problemas económicos derivados de las alzas de precios internacionales y los déficits fiscales acumulados por el Gobierno, particularmente por la campaña electoral del 2010, que mantienen en suspenso el vital acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, es de los factores que desaconsejaban emprender el camino continuista y que más preocupaciones generaban, sobre todo en un empresariado temeroso de los desbordamientos de gastos que históricamente conllevan las campañas reeleccionistas.

Seguirá la distensión.  Ya el martes 5 uno de los senadores que había aparecido promoviendo el continuismo expresó en forma confidencial que el Presidente había tomado la “decisión definitiva” de no repostularse y dio seguridades de que además “a partir del lunes también se resolverá el asunto de las leyes orgánicas”. Por de pronto la del Tribunal Constitucional ya fue enviada a una comisión de la Cámara de Diputados, que podría solucionar el conflicto rechazando con dos terceras partes las observaciones del Poder Ejecutivo, o admitiendo que sin esa proporción queda como ley lo ya aprobado.

El problema es más complejo con la Ley Orgánica del Consejo Nacional de la Magistratura, que fue la que los diputados dieron por aprobada con las observaciones del Presidente sin contar con los dos tercios de los votos como instituyen los  artículos 102 y  112 de la Constitución, lo que generó un escándalo entre expertos constitucionalistas, legisladores, dirigentes sociales y comunicadores que lo estimaron como un golpe de Estado constitucional.

La rectificación podría ser dada por no aprobada y, en consecuencia, rechazada la observación presidencial y promulgar el texto original que fue sancionado con los votos de la oposición. También contemplan promulgar el texto dado por aprobado irregularmente y que de inmediato el Presidente someta un proyecto de modificación para que sea procesado acorde con la Constitución.

Lo relevante es que al abandonar el proyecto continuista carece de sentido insistir en aprobar las leyes orgánicas sin los dos tercios de los votos. Porque ya no requieren un voto adicional para el Presidente en el Consejo de la Magistratura, ni imponer a Luciano Pichardo, con más de 75 años, en el Tribunal Constitucional, ni condicionar a la opinión pública a las interpretaciones de la Constitución. En otras palabras, que “muerto el perro se acabó la rabia”.

Confunde tanta generosidad.  Al presidente Fernández le faltó elegancia al no señalar las reales causas por las que declinó su repostulación, validando la opinión de un par de abogados que se atrevieron a sostener que hasta el 2016 no se le aplica el artículo 124 que prohíbe la reelección, pero ignorando la opinión casi unánime de los expertos constitucionalistas, incluidos los que redactaron su proyecto de Constitución.

La realidad fue que Fernández se encontró con un muro de contención que le interpusieron los jerarcas de las iglesias, particularmente los obispos católicos, el sector empresarial, las organizaciones más activas de la sociedad civil, la comunidad jurídica en general, más de un tercio de los diputados  y los medios de comunicación que exigieron hasta el cansancio respeto a la Constitución, muchos sosteniendo que no podían concebir que el doctor Fernández la fuera a violentar.

Asumió que la Constitución es como las leyes que no tienen efecto retroactivo, pero ignorando el “nunca jamás” de la anterior Carta Magna. Pero al mismo tiempo se comparó con el legendario Aníbal que a la puerta de Roma consideró que tenía fuerzas para tomarla, pero temió destruirla. Habló de las vías de la reforma constitucional y del referendo consultivo y aprobatorio, pero olvidó que no tiene los votos para transitarlas y que el simple intento dividiría hasta su partido.

Lo mismo hizo cuando aludió a la primera vez que “generosamente” eludió el camino continuista, en 1998. Olvidó decir que entonces también lo definitivo fue que no contaba con los votos precisos para modificar la Constitución, y que aunque intentaron comprarlos, no pudieron conseguir los necesarios.

Aquel sábado 25 de julio del 1998, cuando el Senado pasó el día reunido esperando el proyecto de reforma constitucional que el presidente Fernández no envió, pese a la histórica exhortación de Amable Aristy a que se pusiese los pantalones, el conteo que se hizo en el Palacio Nacional no arrojó los votos necesarios para aprobarlo. El PLD sólo tenía un senador y 14 diputados, apenas el 10 por ciento de la Asamblea Nacional Revisora. Aún contando con todos los reformistas sólo llegaban al 55 por ciento y necesitaban el 67 por ciento. Habían “convencido”  a una decena de perredeístas, pero eran 18 los que tenían que “conquistar”.

Cuando en agosto del 1998 cambió el Congreso la correlación de fuerzas fue peor, porque entonces el PRD pasó a tener 107 legisladores,  60 por ciento de la Asamblea. Por eso fue que entonces, como ahora, el presidente Fernández no pudo seguir el camino del continuismo.

Discurso tranquilizador

Solo, sin las multitudes que le acompañaron 12 días antes cuando le entregaron  2 millones 200 mil firmas en reclamo de que se repostulara aún por encima de la Constitución, el presidente Leonel Fernández disipó las incertidumbres este viernes 8 de abril, al anunciar que desestima la petición. Lució rígido y adusto, a diferencia del domingo 27 de marzo en el Palacio de los Deportes, cuando apareció triunfalista proclamando que “el país entero dijo sí”.

La decisión presidencial provocó alivio en amplios sectores sociales y políticos, particularmente en el liderazgo de la sociedad civil, del empresariado, las iglesias y la comunicación social, que durante meses se empeñó en advertir con insistente reiteración que el artículo 124 de la Constitución cerraba la posibilidad de una reelección, sin que sus propulsores contaran con el necesario apoyo legislativo para modificarlo y que el proyecto dividía hasta el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), de Gobierno.

El discurso del doctor Fernández no fue sorpresivo,  pues fue precedido de  advertencias desde el fin de semana pasado de que él había adoptado la decisión. Incluso los principales promotores del continuismo, los “ingenieros constitucionalistas” Félix Bautista y Freddy Pérez, habían dado señales de que su proyecto estaba definitivamente en caída. El primero publicó una página en los diarios con una carta que pareció un tambor de retirada.

La multiplicación de la promoción de la precandidatura presidencial de la primera dama, la doctora Margarita Cedeño, que incluyó cinco páginas en casi todos los diarios en días consecutivos, fue otra señal de que el Presidente había tomado la difícil decisión. En tanto dirigentes y legisladores oficialistas se volvieron locuaces para dar seguridades de que las turbulencias de las que había hablado Danilo Medina estaban a punto de cesar para estabilizar la nave del PLD y su Gobierno.

 

 

Frenan la precipitada campaña reeleccionista

Por Juan Bolívar Díaz

El desbordamiento de los pujos continuistas quedó frenado esta semana por una serie de declaraciones de personalidades, incluyendo al vicepresidente Rafael Alburquerque, al presidente del Senado, Reinaldo Pared,  y especialmente al senador Félix Bautista, considerado como uno de los hombres de más confianza del presidente Leonel Fernández.

El frenazo habría sido determinado por el creciente descontento que dentro  y fuera del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) estaba generando la campaña reeleccionista con desprecio de la nueva Constitución y en medio de tensiones con el sector empresarial por los esfuerzos gubernamentales para solventar un elevado déficit fiscal.

Significativas declaraciones.  La primera señal de freno pudo haber sido la destitución de Héctor Rodríguez Pimentel de la dirección del Instituto Agrario Dominicano el 19 de agosto. Pero tanto éste como el secretario sin cartera Freddy Pérez persistieron en su ofensiva continuista proclamando que ni siquiera es necesaria la reforma de la Constitución para que el presidente Fernández pueda optar por un tercer período consecutivo.

El martes coincidieron en el telediario de Teleantillas el ingeniero Pérez y el vicepresidente Rafael Alburquerque, un político que toma la medida de cada oración que va a pronunciar. Expresó contundentemente en el sentido de que “es totalmente extemporáneo hablar de candidaturas en estos momentos”, que lo importante es dedicarse a resolver problemas, y que el Presidente “no está en estos momentos pensando en la repostulación”.

El mismo martes, el precandidato presidencial peledeísta  Danilo Medina evadió referirse concretamente a la promoción de la reelección, considerándola “hipotética”, pero sí dijo que está “construyendo un proyecto presidencial, dentro y fuera del PLD, concitando respaldo de mucha gente que nunca antes había hecho política”. Y advirtió que no busca confrontación con nadie porque quiere ser el candidato de todos.

El miércoles tocó al secretario general del partido morado y presidente del Senado referirse a la campaña pro reelección, indicando que ese tema no se ha tratado en el Comité Político, y que es extemporáneo. “Lo más importante en lo queda hasta el 2012 es que nos esforcemos en una buena labor de Gobierno”. Y admitió que el continuismo podría generar tensiones dentro de su partido, aunque descartó que provoque una división.

El mismo día, el dirigente José Tomás Pérez sostuvo que será el candidato presidencial del PLD en el 2012 “en caso de que el Presidente no motorice una reforma constitucional que le permita una nueva repostulación”. Antes, e incluso en su propaganda política, había condicionado su postulación a que el doctor Fernández no se lance, pero esta semana reconoció que el texto actual lo impide.

Al menos un frenazo.  La tajante declaración de Bautista, a quien se vinculaba con la campaña continuista, por lo menos pareció un frenazo al desbordamiento de los dos últimos meses y que tuvo aliento del propio Presidente Fernández cuando el 3 de julio dijo a los reporteros que la continuidad de un mandatario al frente de su país “es un tema de soberanía nacional”, ya que la decisión “en última instancia la tiene el pueblo”.

Ningún observador de la política nacional cree que Bautista formuló tal declaración sin consultar a su jefe político y administrativo. E incluso algunos creen que fue inducida por el propio mandatario, hasta quien habrían llegado señales de que  la campaña, al menos por el momento, no “estaba cayendo bien” en importantes sectores de poder y que precipitaba tensiones en su propio partido. Coincidencialmente se producían reuniones de entidades empresariales con precandidatos a la presidencia como Miguel Vargas, Hipólito Mejía y Danilo Medina.

Los días por venir permitirán comprobar si se frenó o no el desbordamiento  continuista que la semana anterior llegó a incluir reuniones abiertas en salones del propio Palacio Nacional. En lo que coinciden diversos analistas es que por el momento ha sufrido un tropiezo. Para algunos ya el Presidente se habría convencido de las graves dificultades que enfrentaría, moviéndose en el “terreno movedizo” que, valiéndose de su propia experiencia, le advirtió el miércoles, el ex presidente Hipólito Mejía, cuando en el almuerzo semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio contó cómo los tumba polvo y vividores de la política son capaces de convencer a cualquiera de embarcarse en un proyecto absurdo.

Aunque cuenta con la participación de una amplia gama de grupos remanentes del otrora dominante Partido Reformista, ahora aliados del presidente Fernández, el proyecto reeleccionista podría incluso provocar desprendimientos en su “Bloque Progresista” que lo ha respaldado en las cuatro últimas elecciones. El 2 de agosto se informó que uno de los partidos que lo integran, la Fuerza Nacional Progresista, había decidido iniciar la promoción nacional de la candidatura presidencial del diputado Pelegrín Castillo, quien ha tomado distancia del continuismo, pese a que su padre, Vincho Castillo, lo favoreció.

Circunstancias desfavorables.  La crisis fiscal por la que atraviesa el Gobierno por el desbordamiento del gasto en la pasada campaña electoral, y las tensiones que generan los esfuerzos por elevar los ingresos no parecen ser el ambiente adecuado para embarcarse en un proyecto continuista que demandaría cada vez más recursos y produciría incertidumbres institucionales que podrían desestabilizar la economía nacional.

Esas tensiones llegaron esta semana al punto de que una veintena de asociaciones empresariales, que incluyó a todos los sectores industriales, denunciaron la decisión del Gobierno de cobrar el ITBIS a las importaciones en las aduanas para adelantarse unos RD$2,000 millones  en lo que resta del año. Amenazaron con recurrir ante la justicia para invalidar una acción administrativa violatoria de la ley de Competitividad y  “que provocaría un daño inminente a nuestra institucionalidad y pone en riesgo la seguridad jurídica, la producción y la generación de empleo en el país”. El Gobierno lograría luego que los grandes empresarios aceptaran la medida para contribuir a mantener el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyos negociadores esperan en Washington las respuestas que no pudieron obtener aquí en más de dos semanas de conversaciones sobre el tope al déficit fiscal.

Para algunos lo del adelanto del ITBIS es apenas un “tente en pies”, convencidos de que se requerirán otros gravámenes para tapar el hueco y afrontar la inminente confección del presupuesto para el 2011, que según la nueva Constitución debe llegar al Congreso el 1 de octubre, en apenas un mes. Se duda que pueda contar, como el de este año, con un financiamiento externo de RD$116,000  millones, extendido a RD$120,000 millones, unos US$3,200 millones.

Como si eso no fuera suficiente, esta semana afloraron tensiones entre partido y Gobierno por designaciones de dirigentes que quedaron desbancados por las elecciones de mayo pasado, mientras el Presidente es asediado por peledeístas y aliados que reclaman “pago a sus sacrificios”. Una serie de decretos emitidos a cuentagotas durante dos semanas, algunos revocados y otros retenidos, y la lentitud en posesionar a nuevos funcionarios, parecían indicar por lo menos desconcierto.

La tapa al pomo

El panorama pareció despejase el miércoles cuando se produjo la segunda declaración al respecto, en sólo una semana, del siempre cauto rector de la Universidad Católica Madre y Maestra y reiterado mediador monseñor Agripino Núñez Collado. Y más aún cuando se destapó el flamante senador Félix Bautista, considerado en los últimos tiempos como “el político y funcionario más cercano al presidente Fernández”.

Núñez Collado había dicho el día 18 que la nueva Constitución es “un valladar a la reelección presidencial”. Ahora dijo que no se puede meter presos a los que promueven el continuismo, pero sostuvo contundentemente que para ello sería imprescindible una modificación de la Constitución. “Y no cabe en mi cabeza pensar o ver al Presidente solicitando que su Constitución sea acomodada para que él pueda, precisamente, violarla o hacer una nueva Constitución”, añadió.

También aludió al pacto del presidente Fernández con el ahora presidente del Partido Revolucionario Dominicano Miguel Vargas Maldonado, que viabilizó la aprobación de la nueva carta magna y que eliminó la prescripción anterior de una sola repostulación “y nunca más”, cambiándola por la prohibición de la reelección consecutiva,

El influyente Monseñor podría estar expresando el desconcierto y hasta disgusto que se advierten en círculos eclesiásticos y empresariales, en los que él se mueve como pez en el agua, con la campaña continuista que se desbordó en las semanas anteriores. Pero la declaración más sorprendente fue la emitida el mismo miércoles 25 por Félix Bautista al estrenarse en el Senado. “Yo no creo que el presidente Fernández vaya a modificar la Constitución que él auspició. Pienso que si lo hace sería una gran mancha que quedaría en su gestión”, sostuvo el hasta hace una semana poderoso supervisor de las obras del Estado.