Encuestas marcan competencias Danilo-Leonel y Abinader-Hipólito

Por Juan Bolívar Díaz
tema de hoy 25 mayo

Resalta que el presidente Medina mantiene altísima aprobación, aunque las principales preocupaciones de la población  son la delincuencia, alto costo de la vida, desempleo, apagones y corrupción, con situación económica mala

Las dos encuestas más antiguas y acreditadas del país, Gallup-HOY (GH) y Penn Schoen Berland (PSB) han ratificado la altísima aprobación a la gestión del presidente Danilo Medina y evidencian que sin la competencia del mandatario, el expresidente Leonel Fernández sería un fuerte candidato del partido gobernante.

Con el Partido Reformista Social Cristiano que registra 3 y 4 por ciento de simpatías, la oposición se concentra en el dividido Partido Revolucionario Dominicano (PRD) con fuerte competencia de liderazgo entre el expresidente Hipólito Mejía y Luis Abinader, dejando a Miguel Vargas Maldonado en posición crítica.

Coincidencias y discrepancias. El análisis de los resultados de las dos encuestas indica coincidencias y discrepancias, algunas significativas. La primera realizada del 5 al 10 de abril, y publicada por el Servicio Informativo Nacional por el Canal 9, y la difundida por HOY esta semana, es de un mes más reciente, del 8 al 13 de mayo.

Ambas coinciden en la gran aprobación que sigue registrando el presidente Medina luego de haber agotado el 44 por ciento de su período gubernamental, aunque con distancia, 89% en GH y 69 en PSB. También en las preferencias para los comicios del 2016, Danilo hasta con 70 por ciento (PSB) que quieren modificación de la Constitución para que pueda repostularse, pero con él inhabilitado, ninguno de los aspirantes a la candidatura del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se aproxima siquiera a las posibilidades de Leonel Fernández.

Las dos encuestas confirman la baja significación en que ha caído el Partido Reformista Social Cristiano, al que apenas le otorgan 3 y 4 por ciento de simpatías. El PLD sigue atrayendo a la mitad de la población, en el caso de la PSB hasta 58 por ciento y en la GH 51 por ciento, mientras el PRD alcanza 38 y 22 por ciento, respectivamente. Las distancias entre las dos investigaciones son notables.

Coinciden también en marcar fuerte competencia entre Mejía y Abinader por la candidatura presidencial del PRD, y en atribuir sólo un 13 por ciento de las preferencias a Miguel Vargas, dejándolo relegado en la lucha interna. Discrepan en que la PSB otorga fuerte ventaja a Mejía y la GH a Abinader.

Es notable que ambas tienen idéntico resultado, en el mismo orden, en la pregunta sobre las principales preocupaciones de la población: delincuencia y criminalidad, alto costo de la vida, desempleo, apagones y corrupción.

Entre Danilo y Leonel. La fortaleza del presidente Medina es tal que ambas encuestas lo marcan ampliamente como preferido para la repostulación y la reelección, aún cuando tiene impedimento constitucional. En pregunta abierta de la Gallup-HOY, Medina alcanza el 51 por ciento de las preferencias de la población para la candidatura y el 50 por ciento entre sus partidarios. En segundo lugar Fernández tiene un bajo 18 por ciento de la población y 26 por ciento de los peledeístas. Sin embargo, cuando la PSB preguntó quién es el líder del PLD quedaron casi empatados 49 a 47 por ciento a favor del Presidente, con el 77 por ciento de los peledeístas favoreciendo la reelección, por lo que parece que es Medina quien lleva la antorcha en el partido gobernante, aunque Leonel luce su más posible heredero.

La alta aprobación de la gestión de Medina se explica, generalmente, en su sencillez y cercanía con la población, en cierto control de la desbordada corrupción, mejoramiento de la inversión en educación y aciertos como la revisión del contrato sobre la mina de oro, la contención en Bahía de las Aguilas y otros. El 69 por ciento de la aprobación que registra PSB sube al 85 cuando lo comparan con la gestión de Leonel. En esa alta aprobación también influye la pobre oposición y contrasta con los porcentajes que evalúan la situación económica: En GH 67 por ciento la considera mala o muy mala y sólo 11 por ciento buena o muy buena, y en la PSB 56 por ciento la entiende buena, pero 62 por ciento cree que va en dirección equivocada.

En ambas encuestas, con la mitad de los consultados prefiriendo al PLD, Fernández registra un alto rechazo en el resto, sólo 18 y 19 por ciento de este lo preferiría. Obtiene ventaja frente a los más preferidos perredeístas, pero sólo gana en primera vuelta frente a Vargas, 51 a 26 en una y 52 a 21 en la otra. Supera 46 a 32 a Mejía y muy cerrado frente a Abinader 44 a 41 en la GH. En PSB Fernández registra el mismo resultado frente a Abinader y Mejía, 48 a 42 por ciento. Eso con el actual desconcierto perredeísta, que de ser superado podría poner en apuros a Fernández.

Entre Abinader y Mejía. En el desguañangue en que se mantiene el PRD, resalta que una abrumadora mayoría, hasta 85 por ciento según PSB, seguiría a Hipólito Mejía y Luis Abinader, si crean una nueva opción, ya que creen que Miguel Vargas seguirá con el control de ese partido, aunque de 7 líderes de los dos partidos mayoritarios evaluados por la PSB éste es quien alcanza el mayor rechazo, 74 por ciento y la menor aprobación, 11 por ciento.

Abinader sigue siendo la figura nacional emergente, como lo han indicado las últimas cuatro GH. En esta última alcanza el apoyo del 27 por ciento del universo y del 44 por ciento de los perredeístas, superando significativamente a Mejía, quien obtiene 21 y 32 por ciento, y a Vargas con 20 y 13 por ciento respectivamente.

Pero en la PSB quien lidera es Hipólito con 42 por ciento del universo encuestado y 48 de los que se confiesan perredeístas, bien por encima de Abinader, quien registra 23 y 39 por ciento, y de Vargas con 25 y 13 por ciento respectivamente. Pero en la misma encuesta los dos primeros están empatados, si se enfrentan a Leonel.

Hay que tomar en cuenta que Abinader lleva más de un año en campaña por la nominación perredeísta y que Mejía no ha definido si buscará la candidatura, lo que sólo podría hacer por otro partido ya que fue expulsado por Vargas Maldonado. Esta semana, tras dar por hecho que han constituido comités del “PRD mayoritario”, que integra junto a Abinader, el expresidente dijo que dedicará todas sus energías a la construcción de la “Convergencia por un País Mejor” para derrotar al PLD y a Leonel.

Hipólito advirtió que “nadie crea que pretendo ser el dueño de un proceso que nos pertenece a todos” y que no será obstáculo para el desarrollo del liderazgo y aspiraciones de otros compañeros, de los que se mantendrá equidistante, defendiendo la elección de los candidatos de la Convergencia mediante “procesos y procedimientos democráticos y transparentes”. Frente a la interrogante de si volverá a aspirar a la presidencia, afirmó “estaré en el lugar donde las circunstancias y las mayorías me requieran”. Nadie duda que si se lanza a buscar la candidatura será un fuerte competidor.

 

Vargas se ratifica como propietario del PRD

Por Juan Bolívar Díaz

El último round de la lucha interna en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) evidencia que su presidente, Miguel Vargas Maldonado,  mantendrá el secuestro de sus organismos y está dispuesto a descuartizarlo, a menos que la mayoría se comprometa a erigirlo candidato presidencial para los comicios del 2016.

Malversado su capital político, con escaso apoyo y cuestionada legitimidad, el ingeniero empresario persigue recuperar y rentabilizar su inmensa inversión económica en la política, por lo cual no tiene el mínimo interés en que se solucione la crisis que mantiene maniatado al principal partido de oposición.

El extremo de la ambición.  Ha quedado transparente en el intercambio de comunicaciones que  marca la ruptura del último intento de diálogo para solucionar la crisis del PRD, iniciado con una reunión entre Miguel Vargas e Hipólito Mejía el 2 de mayo, la extrema ambición del primero, quien condiciona cualquier acuerdo a que le garanticen la candidatura presidencial para el 2016, la mitad de las candidaturas legislativas y municipales y un año de prórroga en la presidencia del partido, que concluye el 19 de julio próximo.

Esas condiciones las rechazó el expresidente de la República Hipólito Mejía en carta dirigida a Vargas con fecha 17 de junio, indicando que fueron presentadas verbalmente por su delegado Eduardo Jorge Prats al secretario general Orlando Jorge Mera, estos dos convertidos en intermediarios a raíz de una segunda reunión Vargas-Mejía el 4 de junio en la residencia del eminente neurocirujano José Joaquín Puello.

Al responder la carta de Mejía, en un extenso documento escrito del  23 de junio, Vargas confirma sus condiciones, indicando que en la primera reunión, celebrada en casa del general (r) Miguel Soto Jiménez “no formulé una propuesta de acuerdo, sino más bien, que se arribó de forma preliminar al acuerdo en sí, con el total consentimiento de las partes, bajo la premisa de que el ex Presidente Mejía a su decir público, no aspiraría a ningún cargo de ser amnistiado en el PRD y que apoyaría mi candidatura reservando la eventual candidatura vicepresidencial para su hija, la señora Carolina Mejía”… “También se acordó una cuota para su sector en la dirigencia del Partido, garantizado en un proceso convencional transparente y ejemplarizante”.

 Acuerdo preliminar no obliga.  Aún si en la reunión del  2 de mayo hubiese habido un acuerdo preliminar, verbal, sin testigos, sin contar con el resto del partido, incluyendo a los demás dirigentes y a grupos que tienen otras posiciones, como el que encabeza Luis Abinader, el Foro Renovador o la “Tercera Fuerza”, no había obligación y cualquiera de las dos partes podía luego formalizar condiciones y modificaciones, como ocurre a diario en todo tipo de actividad humana, sin que ello implique romper diálogo o negociación.

Una carta pública de Mejía a Vargas fechada el 8 de mayo, seis días después del encuentro inicial, ayuda a entender que si hubo algún acuerdo fue seguir explorando caminos de entendimiento. Lamenta que el presidente del partido no quiso que dos días después se conmemorara unificadamente el aniversario de la muerte del líder Peña Gómez, pese a lo cual le proponía “la formación de una Comisión de seis personas (tres que tú elijas y la nuestra por tres que representan la institucionalidad) con el fin de que preparen el Protocolo que nos permita discutir y definir la hoja de ruta y la agenda, de acuerdo con los Estatutos, y solucionar la crisis que vive el partido”…Si hubiese habido un preacuerdo tan generoso con él, Vargas debió aceptar ambas propuestas.

En otra carta a Vargas, el 28 de mayo, una semana antes de la reunión en casa de Puello, en el interés de “asegurar que el próximo encuentro que celebremos tenga resultados positivos”, Mejía planteó una agenda de cinco puntos: línea de oposición al Gobierno, cronograma y hoja de ruta para la Convención Nacional Ordinaria que elegiría nuevos directivos, posición ante los proyectos de leyes de Partidos y Electoral, reencuentro de todas las autoridades partidarias electas en la convención del 2009, y reunión de la Comisión Política y el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) para aprobar.

La realidad es que sistemáticamente Mejía, como la generalidad del liderazgo perredeísta, ha reclamado la convocatoria de los organismos del partido para buscar soluciones democráticas y unitarias, lo que el presidente del partido ha evadido.

  Reacciones contradictorias.  Las expectativas de reunificación  que acariciaban los perredeístas se esfuman  luego que su presidente diera por roto el diálogo, acusando a Mejía de haber “malogrado el preacuerdo”. El 26 de junio comunicó a la Junta Central Electoral (JCE)  que “hemos iniciado los trabajos con el objetivo de celebrar nuestra Convención Nacional a partir del mes de febrero del año 2014”, sin señalar una fecha fija. Dice que antes convocará el CEN para actualizar la lista de militantes y dirigentes, reestructurar los organismos de dirección y designar la comisión organizadora de la convención.

Esa fue su respuesta a la solicitud de 90 miembros de la Comisión Política que el 20 de junio, amparados en el artículo 34 de sus Estatutos, le solicitaron reunir  ese organismo para aprobar la línea de oposición al Gobierno y convocar el CEN “para la celebración de la Convención Ordinaria del partido en el 2013”.

Es obvio que Vargas persiste en ignorar que fue juramentado para un período de 4 años que inició el 19 de julio del 2009, como ha certificado la JCE, por lo que vence en tres semanas, y que él solo, sin aprobación de ningún organismo, no puede  prolongarse legítimamente como presidente del PRD. Ha argumentado que puede hacerlo por haber atravesado por un “período de ingobernabilidad partidaria”.

Descuartizar el buey blanco.  Más allá del aparato mediático que controla el expresidente Leonel Fernández, que sistemáticamente promueve y defiende al presidente del PRD, la percepción general es que éste ha malversado su capital político en la alianza con el líder peledeísta iniciada con el pacto que suscribieron en el 2009 y una serie de errores  políticos que le llevaron a perder la candidatura presidencial del 2012.

El escaso apoyo de Vargas en el electorado en general y entre quienes se confiesan perredeístas, ha sido registrado en múltiples encuestas, relevantemente en las dos últimas de Gallup-HOY y en la Penn Schoen Bertland. En la última Gallup, de abril pasado, solo el 9 por ciento de los perredeístas lo favorecía como próximo candidato presidencial, mientras a Luis Abinader lo apoyaba el 41 por ciento y el 35 por ciento a Hipólito Mejía. El 50 por ciento lo responsabilizaba individualmente de la crisis de su partido y solo 6 por ciento a Mejía. El 40 por ciento a ambos por igual.

Vargas es consciente de sus dificultades, razón por la cual evade cualquier consulta democrática, especialmente una convención con el voto universal. Busca ganar tiempo remitiendo la convención ordinaria para una fecha imprecisa del año próximo, que luego puede ser el 2015. Administrando sin rendir cuentas el subsidio del presupuesto nacional, de unos 20  millones mensuales, y contando con respaldo en “las cortes de Leonel”, espera mejorar su posición si es quien escoge entre los miles que aspirarán a ser postulados a los cargos legislativos y municipales para el 2016.

En esa perspectiva al PRD le espera una división que le desacreditaría aún más ante el electorado y reduciría sus posibilidades electorales. Mientras más tarde, menos posibilidades de las partes para restaurar la fuerza electoral del partido. Vargas no ha podido siquiera reconciliarse con casi todos los dirigentes perredeístas que lo apoyaron en la lucha por la candidatura del 2012, y por el contrario ha expulsado  al presidente en funciones Andrés Bautista, y supendido al secretario general Orlando Jorge, y a la secretaria de Organización Geanilda Vásquez.

Se ven muy reducidas sus posibilidades de reunificar la mayoría del PRD para llevarlo al poder y el camino que lleva lo conduce a descuartizar el viejo buey blanco, pero mientras tanto él y algunos de sus seguidores se benefician del presupuesto nacional y de algunos contratos y favores que les dejó el gobierno de Leonel Fernández, quien cifra en la división del PRD sus posibilidades de volver a ser candidato de su partido y retornar al poder.

Subestimación e insulto

El confuso párrafo antes citado indica que Vargas subestima la inteligencia de Mejía e insulta a la comunidad perredeísta, a los que han mediado en la crisis de ese partido, y a toda la sociedad, que reclama respeto a los procedimientos democráticos.

Sostiene que “no formulé una propuesta de acuerdo”, para seguido decir que “se arribó de forma preliminar al acuerdo en sí”, sin nada escrito, en una conversación entre dos, sin testigo de lo hablado. Si él no formuló la propuesta, hay que deducir que quien lo hizo fue Mejía. En un diálogo que desde el día siguiente éste dijo que había sido un simple “romper el hielo” y que a solas no duró 30 minutos. Según la versión, Mejía fue a claudicar ante un contradictor al que acusa de haberle hecho perder la presidencia de la nación, de aliado al presidente del partido de gobierno, después de dos años de graves confrontaciones, incluido que Vargas se negó a reunirse con el candidato presidencial, con múltiples agravios de ambas partes, enfrentamiento violento en el local nacional del PRD y negativa sistemática a convocar los organismos partidarios.

Según Vargas, Mejía virtualmente se retiraba, pues “no aspiraría a ningún cargo de ser amnistiado en el PRD”, lo único que obtendría Mejía con ese “preacuerdo” , además del perdón, era “la eventual candidatura vicepresidencial para su hija”, aunque “también se acordó una cuota para su sector en la dirigencia del partido”, no en las candidaturas legislativas y municipales, y de ganar el gobierno “una serie de cargos en la administración pública”.

El presidente perredeísta citó como testigos a los mediadores. Soto Jiménez dijo que esas fueron las condiciones de Vargas para el diálogo y que éste le dijo que Mejía las había aceptado. El doctor Puello ha preferido reservarse como mediador, pero al ser preguntado dijo que “delante de mí no ha habido algo que pudiéramos llamar acuerdos, sino propuestas y contradicciones”.

 

Preocupa un resultado electoral muy cerrado

Por Juan Bolívar Díaz
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Las últimas encuestas publicadas esta semana muestran un afianzamiento de la candidatura presidencial de Danilo Medina, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y un retroceso o estancamiento de la de Hipólito Mejía, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), en particular la de Gallup-HOY.

Un resultado electoral tan estrecho, dentro del margen de error, como el que proyectan las encuestas independientes, además de obligar a una segunda votación, remitiría a los conflictivos resultados de la década del 90 para volver a poner a prueba la institucionalidad democrática y el arbitraje electoral.

Danilo Medina se afianza.  La encuesta Gallup-HOY publicada esta semana colocó por primera vez a Danilo Medina en el liderazgo de las preferencias electorales, dejando en un segundo lugar a Hipólito Mejía, quien encabezaba los resultados desde que fue electo candidato presidencial en marzo del año pasado.

Aunque casi dentro del margen de error, el peledeísta supera en 3.5 puntos al perredeísta con miras a los comicios presidenciales de mayo próximo, con un registro de 48.7 a 45.2 por ciento. De esa forma Mejía perdió la ventaja que mantuvo hasta la Gallup-HOY de noviembre que arrojó 47.9 a 42.6 por ciento. En agosto había sido 47.9 a 33.4 por ciento.

Es significativo que Medina ha mantenido un ritmo de crecimiento en las últimas dos encuestas Gallup-HOY, mientras por primera vez Mejía ve disminuir el porcentaje de sus preferencias, cayendo 5.4 puntos. Se ratifica la tendencia que marcó otra encuesta acreditada, la Penn, Schoen and Berland a finales de enero cuando arrojó 46 a 44 por ciento a favor del candidato del PLD.

La percepción del candidato oficialista se fortaleció también con la publicación esta misma semana de la encuesta Greenberg, auspiciada por el periódico Diario Libre, donde también lidera aunque con una mínima ventaja de un punto, 47 a 46 por ciento, lo que técnicamente es un indiscutible empate.

La última encuesta del Centro Económico del Cibao, también publicada esta semana, atribuye una ventaja de 7.5 puntos a Mejía con registro de 51.2 a 43.7. Esta firma ha tenido aciertos en los últimos torneos electorales, pero como ahora trabaja para  el PRD no genera el mismo crédito, como ocurre también con varias encuestas que auspicia el PLD.

Factores explicativos.  En múltiples escenarios se andan buscando explicaciones al vuelco que marcan las encuestas, con por lo menos pérdida de la gran ventaja que atribuían hasta final del año pasado a Hipolíto Mejía, pero no es tan difícil encontrar algunos muy importantes, que es lo que deben estar haciendo los estrategas perredeístas y no conformarse con descalificar los nuevos resultados.

En primer lugar puede que estén subestimando el discurso y las capacidades políticas de Danilo Medina, a quien siempre se ha atribuido parte fundamental del mérito de que el PLD se convirtiera en fuerza política dominante, y quien lograra imponerse como actual candidato presidencial luchando contra el poder y las ambiciones del presidente Fernández, un nuevo casi caudillo del partido.

Aunque Leonel Fernández siga privilegiando la defensa de su enorme acumulación política y económica, con una campaña paralela que incluye aclamaciones  para volver en el 2016, eso pasa necesariamente por el mantenimiento de su partido en el poder, sobre todo después que Hipólito Mejía ha jurado que sancionará la corrupción.

Así el PLD ha aparecido como si hubiese superado sus diferencias, poniendo el interés partidario por encima de todo y lanzando a la calle todo el poder del Estado, en gasto legítimo e ilegítimo, en claro cumplimiento de la proclama del mandatario en septiembre pasado cuando dijo en Nueva York que invertiría 40 mil millones de pesos para lograr un nuevo triunfo electoral.

Tal vez los perredeístas también estén subestimando lo que representa el millón 800 mil tarjetas del conjunto de “programas sociales”, desde comer es primero, incentivo a la asistencia escolar, bonogás y bonoluz. Sobre todo si una maquinaria da seguimiento a esos electores, como ya se está haciendo, con visitas y por teléfono.

Otra explicación es la apabullante propaganda de la candidatura oficialista a través de todos los medios, como lo ha evidenciado la observación electoral de Participación Ciudadana en sus boletines periódicos: a diciembre 63 por ciento de todas las vallas en las carreteras principales, con 82 por ciento de las medianas y 75 de las grandes; en todo enero 70 por ciento de la inversión publicitaria (contra 20 por ciento de Mejía) en medios de comunicación, con 95 por ciento en prensa y 90 por ciento en radio. Además de un ejército de miles de comunicadores de todas las categorías pagados en todo el país y del control del contenido de varios canales, radioemisoras y periódicos.

Y mientras el PLD da la impresión de haber superado sus dificultades internas, el PRD ratifica una imagen de disoluto, esta vez con un presidente que trabaja abiertamente en contra de su candidato. Eso no afecta significativamente el voto de los perredeístas, pero sí de sectores conservadores de clases medias y altas.

Costos muy peligrosos.  Las dobles vueltas electorales conllevan un costo económico adicional no sólo en campaña de los partidos, que aquí son onerosas, sino también en la organización misma de la elección, pero sobre todo porque todavía el abuso de los recursos públicos es muy alto bajo el predicamento de que “el poder no se cede”, lo que dispara la malversación y podría poner en riesgo hasta la estabilidad macroeconómica, dadas las peligrosas perspectivas de la economía nacional e internacional.

Una segunda vuelta en las actuales circunstancias de la nación pondría en juego la institucionalidad democrática y la fortaleza del sistema electoral, con una Junta Central Electoral y un Tribunal Superior Electoral bajo control del partido de gobierno, lo que remite a los escenarios de trauma electoral que prevaleció hasta 1994.

La JCE que afrontó la doble vuelta del 96 tenía una mayoría de abogados independientes y estaba encabezada nada menos que por César Estrella Sahdalá, de una honorabilidad y valor a toda prueba. El actual presidente, Roberto Rosario, llegó al cargo como miembro del Comité Central del PLD y con una mayoría bajo su control, lo que sería altamente conflictivo en un escenario de competencia cerrada. Las primeras decisiones del Tribunal Electoral, donde también hay dirigentes de partidos, contribuyen a crear incertidumbres y temores.

También las juntas electorales que rigieron los comicios entre el 2002 y 2006 estuvieron bajo control partidario, entonces del PRD, pero los resultados de esos comicios no dejaron espacio a maniobras ni alegatos. Aunque vinculados al perredeísmo, los doctores Manuel Ramón Morel Cerda y Luis Arias que la presidieron, no eran dirigentes de ese partido.

Sin duda que ahora con un mejor padrón de electores y otros avances del sistema electoral, no debería temerse el retorno a los traumas electorales, cuando las encuestas indican resultados muy estrechos, vuelven a tomar cuerpo los fantasmas de un pasado no tan lejano de arrebatos electorales.

Temores de doble vuelta

En la medida en que va subiendo la pasión política, con el primitivismo que caracteriza los procesos electorales dominicanos, aumentan las preocupaciones por una tentativa segunda vuelta que prolongaría más de un mes la campaña electoral. El numeral 1 del artículo  219 de la nueva Constitución indica que una segunda vuelta se debe realizar el último domingo del mes de junio, que este año caería el día 24.

Desde la institución de la doble vuelta en 1994, sólo en 1996 ha tenido que celebrarse, cuando en la primera votación José Francisco Peña Gómez ganó a Leonel Fernández 46 a 39 por ciento, para perder en la segunda  por 51.3 a 48. 7 por ciento.

A partir de entonces todas las elecciones presidenciales se han decidido por márgenes de votación tan amplios que no han dejado espacio a impugnaciones ni alegatos de fraude, más allá de las acusaciones de abuso de recursos estatales y compra de conciencia. En el 2000 el ganador Hipólito Mejía duplicó en la primera vuelta a Danilo Medina, con votación de 49.85 a 24.94 por ciento, resultado tan apabullante que hizo absurda la segunda votación. En el 2004 Fernández volvió a la presidencia con votación de 57 a 34 por ciento, y fue reelecto en el 2008 por 53.8 a 40.5 por ciento.

Aún en 1996 cuando la diferencia fue estrecha, el perdedor, en este caso Peña Gómez, reconoció la victoria de su contrincante en la misma noche del cómputo y antes de que éste concluyera. En el 2000 el PLD lo hizo en la noche del día siguiente después que Joaquín Balaguer, el tercer competidor y que había alcanzado casi lo mismo que el segundo, con 24.60 por ciento, rehusó someter al país a una segunda campaña electoral.

 

El ascenso de Danilo en la encuesta Penn

Por Juan Bolívar Díaz
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Buenas  noticias para el candidato Danilo Medina, reconociéndose que la Penn, Schoen and Berland, entre encuestadoras más acreditadas  en República Dominicana aunque  esta vez  presenta inconsistencias y preguntas sesgadas o “no neutrales”.

La encuesta Penn, Schoen and Berland (PSB) publicada esta semana por los servicios informativos del canal 7 muestra un ascenso de Danilo Medina en las preferencias electorales y una caída de Hipólito Mejía, colocándolos en un empate técnico, aunque con dos puntos de ventaja para el peledeísta.

Por tratarse de una de las firmas encuestadoras más acreditadas y la pionera en el mercado electoral dominicano, hay que ponerle atención a sus datos, aunque esta vez presenta importantes inconsistencias y contiene preguntas sesgadas o no neutramente formuladas.

  Buena noticia para Danilo.  Los resultados de la encuesta PSB realizada entre el 12 y el 18 de enero en curso arrojan una buena noticia para el candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Danilo Medina, ya que es la primera vez que saca ventaja en una de las dos encuestas más acreditadas del mercado electoral dominicano, al registrar la preferencia del 46 por ciento de los encuestados, frente al 44 de Hipólito Mejía, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), quien obtuvo amplia ventaja tanto en la anterior de esta firma como en las de Gallup-HOY, las  más antiguas y de mayor credibilidad en tres décadas de encuestas políticas en el país.

La diferencia de apenas dos puntos entre ambos candidatos es un empate técnico, ya que el margen de error de esta encuesta está cifrado en más o menos 3.1 por ciento, habiendo abarcado a mil personas. Pero como quiera marca un gran ascenso de las perspectivas electorales del candidato del partido gobernante, que en la PSB anterior, de mayo del 2011, quedó 12 puntos por debajo del opositor, cuando el resultado fue 51 a 39 por ciento.

En la última Gallup-HOY, de noviembre, Mejía mantenía una ventaja de 5.3 puntos, 47.9 a 42.6.

Por partido, el PLD vuelve a recuperar la preponderancia en la PSB, con registro de 52 a 45 por ciento sobre el PRD. En la de mayo pasado predominó el PRD 49 a 45 por ciento. Acentúa la decadencia política del Partido Reformista Social Cristiano que cayó de un 4 a un 2 por ciento en relación a la de mayo del 2011. La encuesta se realizó antes de que se anunciara que el partido colorado no llevará candidato a los comicios de mayo y de que se diera por hecho que seguirá aliado al partido gobernante. También indica que los reformistas están divididos casi por mitad: 55 por ciento prefiere ir aliados a uno de los dos grandes partidos y 45 por ciento quiere candidatura propia. Cuando se plantea la alianza con el PLD, sólo 49 por ciento dice que votaría por Medina y 45 por ciento por Mejía. La correlación no cambia si se aliaran al PRD.

Factores determinantes.  Son varios los factores que estarían determinando el ascenso de la candidatura peledeísta, resaltando la progresiva compactación del PLD y su Gobierno en torno a su candidatura presidencial, lo que contrasta con la incoherencia que predomina en el PRD, el desempeño de Danilo Medina, que mantiene un discurso propositivo y es un gran trabajador de la política, la masiva propaganda electoral muy superior a la de la oposición, la acogida de la candidatura de la primera dama Margarita Cedeño y hasta los amplios repartos gubernamentales del período navideño. Cada vez son menos los que mantienen dudas sobre el apoyo del presidente Leonel Fernández y líder del PLD a la candidatura de Medina y se percibe que los sectores internos que lo rechazaban se han integrado progresivamente a su campaña electoral, aportando importantes recursos.

Llama la atención que en esta encuesta Danilo saltara en las preferencias de los jóvenes entre 18 y 24 años, pasando del 30 al 52 por ciento en relación a la anterior de la misma firma. Mejía, que había registrado 63 por ciento cae ahora al 44 por ciento. En la generalidad de las encuestas publicadas y conocidas en el último año, el perredeísta marca una alta proporción en ese segmento de edades.

La encuesta no es concluyente en cuanto a los aportes de la primera dama a las preferencias por la candidatura del PLD, pues cuando se preguntó si votaría por la fórmula Danilo-Margarita el resultado apenas fue un punto más que cuando se preguntó sólo por los candidatos presidenciales. Sin embargo, un 25 por ciento de los que favorecen la candidatura del partido morado dicen que influyó la nominación de la doctora Cedeño, cuyos méritos parecen ratificados en el hecho de que encabeza la lista de los políticos de mayor fiabilidad con 59 por ciento, superior a Medina y Mejía casi empatados con 45 y 43 por ciento, mientras Leonel Fernández queda en cuarto lugar con 39 por ciento.

Importantes inconsistencias.  El análisis de la encuesta PSB permite advertir inconsistencias en sus resultados. Uno de los más significativos es que presenta un 52 por ciento satisfechos con la labor del Gobierno,  aunque el 63 por ciento considera que las cosas en el país van en dirección equivocada, el 74 por ciento cree que la economía va en dirección equivocada y sólo el 39 por ciento tiene una imagen  favorable del presidente Fernández.

A la pregunta de por quién votó en las elecciones presidenciales, los porcentajes de respuestas distan de lo que fueron los resultados oficiales de esos comicios: el 46 por ciento dijo que por Leonel Fernández, quien obtuvo el 53.8 por ciento. El 32 por ciento afirma que votó por Miguel Vargas, pero este registró 40.5 por ciento. El 2 por ciento dijo haber votado por Amable Aristy, quien en realidad obtuvo más del doble, el 4.59 por ciento. Y lo más distante: el 18 por ciento asegura que no votó, pero la abstención ascendió al 29 por ciento.

El cuadro que indica las respuestas a la pregunta de cuán probable es que usted vote en la próxima elección presidencial también contiene fuertes inconsistencias: el 30 por ciento dice que definitivamente no votará, lo que se corresponde con el 29 por ciento de abstención en el 2008 y con un 28 por ciento de abstención histórica en los comicios presidenciales de las últimas tres décadas. Pero otro 16 por ciento dice que probablemente no votará y un 28 por ciento no sabe si lo hará, mientras 26 por ciento dice no saber o no responde. Según ese cuadro, nadie está seguro de que votará.

El porcentaje de quienes no saben ni responden oscila bruscamente en los grupos de edades: el 52 por ciento de los que están entre 18 y 24 años, cae al 7 por ciento en la franja de 25 a 39 años. Vuelve a subir al 54 por ciento en los que están entre 40 y 54 años para concluir en 2 por ciento entre los mayores de 55 años.

Todas esas inconsistencias implican la posibilidad de errores en la escogencia o aplicación de la muestra o en la tabulación de los resultados.

Hubo preguntas sesgadas que parecían buscar una respuesta

Como esta: “la forma cherchosa o chabacana con que Habla Hipólito Mejía hace que usted se incline más o menos a votar por él? Otra pregunta parte de la consideración de que “el candidato del PRD Hipólito Mejía dijo que aquí hacen falta muchas cosas del Jefe”, sin incluir la matización que él hizo de que “no todo lo que hizo el Jefe fue negativo”. Otra más: “Danilo Medina tiene buena experiencia política pero nunca ha sido Presidente, mientras Hipólito Mejía también tiene esa experiencia pero también ha sido Presidente, ¿hace esto que usted se incline a votar por Medina o por Mejía?

Claro mensaje al PRD. El resultado de una encuesta de credibilidad en el país como la PSB implica un mensaje al PRD que a casi 11 meses de la elección de su candidato presidencial no ha podido compactarse en torno al mismo a pesar de su buen posicionamiento, proyectando una imagen de incoherencia y división interna. La generalidad de los analistas estima que eso le impide  consolidar las preferencias del amplio segmento de la ciudadanía sin militancia partidista insatisfecha con el Gobierno del PLD.

El conflicto que envuelve al presidente del partido blanco y su candidato presidencial, derivado de la elección primaria que lo escogió, no resta votos en la militancia perredeísta, como indican las encuestas, pero sí en sectores medios y medios altos cada vez más conservadores y que prefieren la autocracia peledeísta al relajo democrático perredeísta. Entre cientistas sociales predomina el criterio de que el PRD está desperdiciando la insatisfacción con la actual gestión gubernamental. Sea de quien sea la responsabilidad, es insólito que el presidente de un partido sostenga que es al candidato a quien que le corresponde llevar la organización al poder, mientras se declara en un “rol institucional”, manteniendo una confrontación con el beneficiario del voto general de los militantes.

Pero es que todavía dentro del PRD hay quienes consideran que la elección de Mejía fue ilegítima y cifran sus expectativas  en que caiga derrotado, aunque arrastre todo el partido a la frustración.

Esa irracionalidad política no es digerible más allá de un partido cuyos órganos directivos no pueden reunirse ni para discutir cuestiones fundamentales.