El PRD en su eterno laberinto

Por Juan Bolívar Díaz
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Es relevante que el Partido Revolucionario Dominicano  haya arribado al año de los comicios presidenciales sin superar los traumas de la elección hace más de diez meses de un candidato que, por demás, desde entonces ha encabezado las encuestas de mayor credibilidad.

El espectáculo perredeísta, sin precedente, resalta la debilidad de la institucionalidad democrática, ahora sin un arbitraje capaz de hacer cumplir las normas y conciliar las diferencias entre los actores individuales en aras del interés colectivo.

Increíble pero cierto.  Los conflictos internos son parte de la historia del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) desde su fundación durante el exilio antitrujillista hace 73 años, incluida su primera convención eleccionaria en el país en 1962 -que hubo que repetir-, pero nadie creía que fueran capaces de iniciar el año de la elección presidencial sin superar los traumas dejados por la escogencia de su candidato presidencial, más de diez meses atrás.

El PRD aparece secuestrado por un presidente que prefiere la derrota de su candidato presidencial, sin que ningún organismo ni grupo se proponga pedir cuentas, y un candidato presidencial confiado en sus propias fuerzas, sin ponderar suficientemente el impacto del conflicto en una sociedad cada vez más conservadora y resignada.

Ni la tregua de las navidades ni la llegada de un año nuevo, tiempo en que la impetuosidad caribeña de los dominicanos impone algunas reconciliaciones, fue suficiente para que el perredeísmo aterrizara a la realidad de que dentro de  cuatro meses y días se escogerá un nuevo Gobierno. Ellos parecen estar por encima del sentimiento de la sociedad, incluso de cuantos aspiran a un relevo del desgastado equipo gubernamental.

Una simple expresión del candidato, Hipólito Mejía, más resignado que ofensivo, diciendo que el tiempo juzgará la ausencia del presidente del partido de la campaña electoral, fue suficiente para que el ingeniero Miguel Vargas Maldonado respondiera con una extensa expresión de resentimientos, anticipando  venganza por lo que entiende fueron falta de apoyo y coherencia de la dirección del partido y su ahora candidato, cuando a él le tocó encarnar la candidatura presidencial en el 2008 y en los comicios legislativos y municipales del 2010.

Miguel debió renunciar.  Independientemente de las razones que pudiera tener en la extensión de su diferendo con Hipólito Mejía, Vargas Maldonado sigue apareciendo como el bandido de la película, porque cuando el 6 de marzo perdió la elección primaria, hace más de diez meses, debió renunciar a la presidencia del partido para guardar coherencia  con sus propios planteamientos y con lo normal en el mundo democrático si no se cree en las virtudes del elegido.

Cuando asumió la presidencia del PRD en 2009, en lo que pareció un amplio consenso, Vargas hizo modificar sus estatutos para establecer que quien fuera el candidato presidencial debe a la vez presidir el partido, contradiciendo un historial de repartición de cargos que prevaleció aún bajo los fuertes liderazgos de Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez.

Pero Vargas no sólo ha evadido el cumplimiento de los estatutos partidarios, sino que se ha proclamado depositario de “la institucionalidad”, sin rendirse ante el hecho indiscutible de que la militancia escogió un candidato con la expectativa de ganar las elecciones de mayo próximo.

Aún cuando casi todo el “estado mayor” que lo acompañó en la búsqueda de la candidatura ha respaldado la elección partidaria, todavía esta semana  persistió en no reconocer la realidad e insistió en que “pese a documentar las serias irregularidades de la convención prefirió sacrificarse antes que dividir el partido y que por eso declinó” su candidatura y juramentó al candidato.

Vargas respondió la queja de Mejía de que todavía no ha recibido un peso del PRD para su campaña, diciendo que entregó 4 millones de pesos para el acto de proclamación del candidato en mayo pasado, una ínfima proporción de unos 150 millones de pesos que el PRD debió recibir del Estado en el 2011, de un financiamiento del 0.25 por ciento de los ingresos nacionales (en años no electorales), cuyo 80 por ciento se reparte entre los tres partidos mayoritarios.

Aferrado a una “posición institucional”, tan individual como cuando en el 2009 firmó el pacto por las Reformas Constitucionales con el presidente Leonel Fernández, sin previamente presentarlo a ningún organismo partidario cuando ni siquiera presidía el PRD, Vargas Maldonado persiste en rechazar toda disensión del ahora candidato Hipólito Mejía en la Junta Central Electoral,  en la elección de los jueces de las altas cortes o en la Liga Municipal Dominicana.

Tres opciones a escoger.  Para cualquier analista resulta obvio que la resistencia de Vargas Maldonado implica serios riesgos para las posibilidades electorales de su partido, sobre todo en la medida en que el peledeísmo gobernante ha venido superando sus propias contradicciones, nucleándose en torno a su candidato Danilo Medina, cada día con mayor apoyo del presidente de la nación y líder del partido, con todo lo que eso implica. Mejía y el PRD tienen tres opciones. La primera es seguir dando largas al Caballo de Troya llamado Miguel Vargas, partiendo de la convicción de que proseguirá su desgaste y podrían ganar sin su apoyo, con el riesgo de incentivar el ruido y las tentaciones transfuguistas de algunos fieles que todavía pululan en torno al chantaje político.

La segunda opción es radical y parece tener pocos adeptos por el escándalo que conllevaría: convocar a los organismos del PRD para ajustar cuentas con Vargas Maldonado. Cualquier brote de anarquía o violencia tendría repercusiones negativas en el posicionamiento de la candidatura perredeísta.

La opción que resultaría menos riesgosa ya a cuatro meses de las elecciones es realizar los máximos esfuerzos por reducir el potencial dañino de Vargas  Maldonado, haciéndolo responsable del futuro colectivo, en lo que podrían jugar un papel protagónico los que integraron su “estado mayor” y que ahora están incorporados a la campaña electoral de su partido.

Con economía de riesgos para el candidato presidencial, pero con su apoyo, los que encumbraron al presidente del PRD son los que pueden conminarlo a reconocer la realidad y actuar en consecuencia, aún pensando en su propio futuro político.

Lo lógico fuera que lo hicieran los organismos partidarios, pero esos hace tiempo que son inoperantes. El Comité Político tiene nueve meses sin reunirse y el Comité Ejecutivo Nacional más de un año, como si nada estuviera pasando en un partido que aspira a gobernar el país.

Mientras tanto, es obvio que el año no ha comenzado bien para las posibilidades del Partido Revolucinario Dominicano, pese al desgaste del Partido de la Liberción Dominicana gobernante.

Sobreestimación de Hipólito

El haber encabezado las preferencias electorales, con cerca del 50 por ciento en las encuestas de mayor credibilidad, como en las dos últimas Gallup-HOY y aun más de la mitad en la Penn and Schoen-Berland, pudo haber determinado que Hipólito Mejía llegara al 2012 sin realizar mayor esfuerzo por resolver el diferendo con el presidente del partido.

Pudo haber sido un error subestimar el daño que podía hacerle la resistencia de Vargas Maldonado, que incentivada por el inmenso aparato propagandístico del Gobierno y su partido, afecta la credibilidad del perredeísmo en los sectores sociales altos y medio-altos, donde el miedo a la “anarquía perredeísta” se sobrepone a los temores del continuismo del PLD.

El desconcierto perredeísta es rechazado también en segmentos medios insatisfechos con la actual gestión gubernamental, que aspiran a un orden democrático y al fortalecimiento de la institucionalidad partidista y del Estado. Estos segmentos tienen mucha capacidad para reproducir sus opiniones e influir sobre el electorado y muestran su decepción ante la incapacidad del PRD para encarnar una real alternativa de orden y fortalecimiento institucional.

Es cierto que el partido gobernante también muestra serias debilidades institucionales, donde sus organismos ya no deciden nada, pero el liderazgo del presidente Fernández encarna atributos predominantes en la pobre cultura democrática nacional.

 

Otra impúdica repartición

Por Juan Bolívar Díaz
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Las crónicas de los diarios de ayer daban cuenta de que esta vez hubo un final feliz en el impúdico reparto de la Liga Municipal Dominicana (LMD), ya que gracias al empeño del presidente Leonel Fernández, quien en medio de aplausos encabezó una segunda asambleíta de munícipes reformistas y peledeístas, en diez días, se logró un acuerdo para la elección del secretario general del organismo.

Actuó estelarmente allí el ministro de Interior y Policía, José Ramón Fadul, quien el próximo día 26 deberá encabezar la Asamblea General de la LMD para elegir al alto funcionario, que entonces será un verdadero paseíto, a diferencia del año pasado cuando sudó las gotas gruesas para al final evitarle un revés a la alianza PLD-PRSC.

La mayoría de los dominicanos y dominicanas ya no se acuerdan que el año pasado Fidias Aristy llegó a la asamblea con un apoyo militante de la mayoría de los alcaldes no sólo de su propio partido, el Reformista Social Cristiano, sino también de los peledeístas y hasta -¡barbarazo!- de los perredeístas. Y de nada valieron las negociaciones ni las apelaciones “a la disciplina”, los munícipes se mantuvieron firmes. Ya Fidias había hecho méritos tras varios meses supliendo en la secretaría general a su primo el Amable Aristy Castro, un doctor en negociaciones y repartos de envidiable experiencia.

Para lavar la vergüenza, tras varias horas de consultas y fallidos intentos, los estrategas del reparto encontraron una fórmula: en vez de elegir al secretario general de la LMD por cuatro años, como manda la Ley Orgánica del organismo y la Ley General de Municipios, extendieron por un año la provisionalidad de Fidias Aristy.

A fin de cuentas la Asamblea “es soberana”, tanto como para desconocer la institucionalidad.

Aristy y sus auspiciadores aceptaron aquella fórmula confiados en que con ese “time” podrían hacer los repartos y amarres necesarios para este año lograr los cuatro años reglamentarios. Y por ese camino iban, pues aunque una asambleíta presidida por el doctor Fernández había postulado a Johnny Jones  el día 4,  la rebelión seguía en pie, lo que esta vez no podía permitirse en vísperas de una elección presidencial. El presupuesto de la Liga este año supera los 700 millones de pesos y el millar de empleos. De ahí el duplicado empeño del primer mandatario y su equipo de negociadores.

Johnny Jones tuvo mejor suerte que el año pasado su compatriota Joaquín Ricardo, quien ni por ser sobrino del doctor Balaguer logró doblar el pulso a Fidias y su Amable primo. Pudo haber influido que el insigne cacique y repartidor higüeyano es ahora sospechoso de andar en malos pasos pretendiendo negociar con la oposición.

Lo mejor de la farsa es que, según Fadul, la declinación de Fidias ha salido gratis, pues “lo hizo de todo corazón”, ya que “este acuerdo es parte del camino que hemos recorrido juntos, el Partido Reformista y el Partido de la Liberación Dominicana”. El ministro negó que le ofrecieran otra parcela, como la presidencia del Consejo Nacional de Drogas, cuya titular acaba de ascender con salto espectacular al Tribunal Superior Electoral. Se corrió la voz de que el Aristy podría ocupar la vacante dejada por Subero Isa en la Suprema Corte, o una de las dos suplidas por los que declinaron ser suplentes en las altísimas cortes.

De cualquier forma hay que celebrar el éxito de la asambleita del viernes, ya que  garantiza que la del 26 transcurrirá sin mayores sobresaltos, si Fidias sigue siendo racional y generoso. Al fin y al cabo todo fue entre hermanos, y esta vez la alianza morada-colorada no tuvo que apelar a las fuerzas policiales y militares ni a los vuelos  rasantes de helicópteros con que impusieron al Amable Aristy en la LMD en el último año del primer mandato del doctor Fernández.

 

2011: un año de incertidumbres

Por Juan Bolívar Díaz
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El  2011 concluye con tantas incertidumbres como comenzó, primero  institucionales y políticas, y ahora en el orden económico sin que pueda asegurarse si el Gobierno quiere y puede mantener el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), congelado en el último trimestre.

A pesar de altos déficits fiscal y en la cuenta corriente de la balanza de pagos, con un volátil escenario económico internacional y encarecimiento de las importaciones que agravan el déficit de balanza de pagos, el Gobierno logró mantener la estabilidad macroeconómica y el crecimiento gracias a un alto endeudamiento.

Fracaso del continuismo.  Durante todo el primer trimestre del año el país fue sometido a un fuerte estrés político-institucional cuando tomó cuerpo el intento de imponer una nueva repostulación del presidente Leonel Fernández a pesar de la prohibición incluida en la Constitución que él mismo había promulgado un año antes.

Una parte de los funcionarios del Gobierno y dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y hasta la primera dama se manifestaron partidarios de otra reelección del doctor Fernández, mientras desarrollaban una movilización nacional en procura de dos millones de firmas para avalar el proyecto.

Paralelamente se desarrollaban acciones como la elección de un secretario general “provisional” de la Liga Municipal, la aprobación de la Ley Orgánica del Consejo Nacional de la Magistratura sin los dos tercios de los votos que manda la Constitución e intento de desconocer el límite de los 75 años para la elección de los miembros del nuevo Tribunal Constitucional, que configuraron un “relajamiento institucional para condicionar la sociedad a cualquier salto”.

El 14 de marzo aumentó la tensión cuando el Presidente se declaró “en reflexión” sobre la posibilidad de repostularse. El domingo 27 de marzo en un acto masivo recibió “más de dos millones 200 mil firmas” en libros encuadernados donde se le pedía que se postulara. Fue el 8 de abril cuando finalmente el mandatario anunció que declinaba la candidatura, aunque avalaba el argumento de los “ingenieros constitucionalistas” y algunos abogados de que podía optar por la reelección.

Para entonces ya se había lanzado la precandidatura presidencial del vicepresidente Rafael Alburquerque y el 10 de abril la de la primera dama Margarita Cedeño, tratando de crear una alternativa a la de Danilo Medina que había corrido casi solo. En medio de tensiones intrapartidarias  ella pronunciaría un dramático discurso de declinatoria al final del mes. Y Alburquerque apoyaría a Medina antes de que éste fuera finalmente electo candidato presidencial el 26 de junio, poniendo fin a las incertidumbres. Predominó la voluntad democrática en el partido gobernante.

 Intensa movilización social.  Por encima de las profundas insatisfacciones expresadas en las encuestas y recogidas por los medios de comunicación, especialmente por el desempleo, elevación del costo de la vida, la corrupción generalizada y el incremento del narcotráfico y la inseguridad, la sociedad dominicana protagonizó este año intensas luchas que incluyeron marchas, protestas y un paro casi general de actividades en junio.

Lo más relevante del año ha sido la amplia movilización social en reclamo del cumplimiento del mandato legal y ahora también constitucional de destinar el 4%  del Producto Interno Bruto a la educación. La incorporación de grupos juveniles y segmentos de clases medias y altas a las manifestaciones constituyó un aliento para los que promueven un mayor sentido de ciudadanía como contrapeso el pragmatismo salvaje en que ha devenido la actividad política.

Una Coalición por la Independencia de la Justicia concertó también a numerosas entidades de diversos estamentos sociales en los reclamos porque se elijan los jueces de la Suprema Corte y los nuevos tribunales Constitucional y Superior Electoral en función de la integridad y la capacidad y no por simple conveniencia política. También hubo grupos que se movilizaron contra la delincuencia y la corrupción, aunque los órganos del ministerio público no produjeron ni un solo proceso judicial y ni siquiera parecieron preocuparse por las denuncias de malversación que se produjeron casi cada semana, incluso en auditorías de la Cámara de Cuentas.

La movilización más exitosa del año fue la que en el primer trimestre logró hacer respetar la Constitución, reivindicando el carácter de las leyes orgánicas y poniendo freno a los intentos continuistas que amenazaron hasta la integridad del partido de gobierno y sobre todo la institucionalidad democrática nacional. El empresariado, las iglesias, las instituciones que luchan por la vigencia de la democracia y el fortalecimiento institucional, así como gran parte de los medios de comunicación constituyeron un sólido valladar social.

El mayor éxito del Gobierno.  El Gobierno ratificó su éxito en mantener la estabilidad macroeconómica con un crecimiento del producto bruto proyectado al 4.5%, en el promedio regional, inflación del 8% e ínfima devaluación, pero continuando el endeudamiento interno y externo que ha duplicado la deuda dominicana en 7 años.

Crece la convicción de que esa pista se está agotando. En este 2011 por primera vez hubo que dedicar más del 50% del monto de los ingresos fiscales al servicio de la deuda.

El déficit fiscal que a finales de septiembre el Banco  Central cuantificó en más de 35 mil millones de pesos, volverá a sobre pasar los 50 mil millones, por cuarto año consecutivo. Aunque en junio hubo que hacer una rectificación fiscal poco ortodoxa para buscar unos 12 mil millones de pesos. Peso a ello las recaudaciones quedaron por debajo de lo presupuestado en diez mil millones de pesos. Mientras el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos se proyecta sobre los 5 mil millones de dólares, un diez por ciento del PIB.

A lo largo del año siguieron siendo intensos los cuestionamientos a la política de inversiones y el gasto social a lo que se atribuye que la población no perciba los beneficios del crecimiento económico, mientras devastadoras evaluaciones internacionales dejaban al país en absoluto descrédito, como las de competitividad del Foro Económico Mundial que lo declaró campeón mundial en malversación de los recursos públicos y en confianza en la Policía, entre 142 naciones evaluadas.

El año concluye con gran incertidumbre sobre la suerte de la institucionalidad democrática y la estabilidad económica en medio de una nueva dispendiosa campaña electoral que se vaticina con ribetes de arrebatos por la incursión de todo el Gobierno en la promoción de su candidatura para cuyo triunfo ya el propio presidente Fernández tuvo la osadía de anunciar que invertiría 40 mil millones de pesos.

El acuerdo con el FMI ha quedado frisado. El Gobierno no ha pasado con éxito ninguna de las evaluaciones trimestrales desde su firma en el 2009, y desde septiembre no ha podido presentar una nueva carta de intención para reanudarlo, mientras adelantaba venta de bonos por 250 millones de dólares con cargo al presupuesto de 2012 de por sí sobrevaluado, convertía en deuda una línea de crédito de 210 millones de dólares en el Banco de Reservas y elevaba sobre esa cifra su deuda con los generadores eléctricos.

Economistas, empresarios, comunicadores y hasta el gobernador del Banco  Central han dejado constancia de la conveniencia de reanudar el acuerdo con el FMI, con la esperanza de que pueda moderar el vaticinado desguañangue de la economía nacional en aras de la prolongación en el Gobierno.

Resucitó y llegó papá

El mayor partido de la oposición, el Revolucionario Dominicano (PRD) también fue sometido a fuertes tensiones en el proceso de elección de su candidato presidencial para los comicios de 2012, lo que culminó temprano el 6 de marzo con la resurrección política del expresidente Hipólito Mejía, quien fuera derrotado de forma aplastante en el 2004 cuando intentó la reelección en medio de una devastadora crisis financiera.

Al grito de “llegó papá”, el agrónomo Mejía logró una victoria que muy pocos creían posible al comienzo del año, superando por 7 puntos al presidente del partido blanco Miguel Vargas  Maldonado, el cual había sido candidato para la elección del 2008. La elección de Mejía fue más sorpresiva por cuanto su contendiente controlaba los cargos ejecutivos del partido, su Comisión Política y gran parte de los legisladores, alcaldes y dirigentes provinciales.

La elección generó grandes tensiones que sacudieron el PRD y sólo a regañadientes Vargas aceptó dos meses después que Mejía fuera proclamado candidato, y desde entonces mantiene una “presidencia institucional” del partido, sin participar en ninguna actividad de la campaña electoral y más bien proyectando una imagen de resentimiento sin límites en lo que parece un hecho sin precedentes en el mundo, aunque gran parte de quienes le promovieron han optado por la decisión partidaria.

Pero la resurrección del agrónomo Mejía no fue sólo en su partido, sino en el ámbito nacional, pues la generalidad de las encuestas, especialmente las más acreditadas, como la Gallup y la Penn Schoen-Berland lo han proyectado encabezando las preferencias electorales, bordeando el cincuenta por ciento. Para los analistas políticos él posicionamiento de Hipólito Mejía ha constituido “el retorno del año” como lo proclamaron los seis periodistas que participaron el viernes en el debate periodístico de fin del año de Teleantillas.

Relajo institucional se impuso en la liga

Por Juan Bolívar Díaz

Elección del secretario general de la Liga constituyó otro episodio de debilitamiento institucional.

Al elegir por un año el secretario general de la Liga Municipal Dominicana (LMD), en vez de los cuatro que indica la ley, se impuso la línea gubernamental de relajamiento de la institucionalidad democrática en aras del interés coyuntural del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Resultaron relevantes las habilidades peledeístas, la división de lo que queda del otrora poderoso Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) y la corta visión del bloque de alcaldes perredeístas que no reparó en que estaban colaborando con la quiebra institucional y los intereses políticos del Gobierno.

Al margen de la ley.  Es obvio que la Asamblea General de Municipios reunida el miércoles 26 de enero se colocó al margen de la ley al elegir al doctor Fidias Aristy por sólo un año como nuevo secretario general de la LMD, en vez de los cuatro reglamentarios, sin la menor justificación, puesto que tenía el apoyo de la mayoría de sus integrantes.

Tanto la Ley 176-07, del Distrito Nacional y los Municipios, como la Ley Orgánica de la LMD 49-38, establecen que el secretario general de la Liga se elige cada cuatro años. Y así quedó ratificado en el artículo 17 del Reglamento Sobre Organización y Funcionamiento de la Liga Municipal Dominicana que acababa de aprobar la misma asamblea y que fuera promulgado oficialmente en el Listín Diario del viernes 28 de enero.

La elección por cuatro años formaba parte de la agenda oficial con que fue convocada la asamblea. No había precedente de recorte del período.

La solución transaccional llegó luego que había resultado obvio que la asamblea favorecía de forma mayoritaria la elección de Aristy y rechazaba la candidatura del licenciado Joaquín Ricardo, propuesta por el presidente del PRSC y apoyada por la máxima dirección del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Se ha publicado que el ministro de Interior y Policía, presidente de oficio de la asamblea, se comunicó telefónicamente con el presidente Leonel Fernández, con quien habría acordado la fórmula extralegal de sólo un año.

No existe la menor justificación para que se pasara por encima de la ley, ya que desde días antes 129 de los 155 alcaldes convocados,  equivalentes al 83 por ciento, y de todos los partidos, habían publicado un comunicado apoyando a Fidias Aristy para los cuatro años reglamentarios.  Y ese apoyo era un clamor reiterado que se manifestó fehacientemente desde antes que se iniciara formalmente la asamblea y cuando se conoció la candidatura de Joaquín Ricardo.

Preservar un aliado.  La habilidosa fórmula implementada por Franklin Almeyda tuvo como objetivo evitar que el sector reformista que encabeza Amable Aristy Castro le propinara una derrota a la dirección del PRSC encarnada en su presidente el ingeniero Carlos Morales Troncoso, y al presidente en funciones del partido Joaquín Ricardo, quien era precisamente el candidato oficial a la secretaría general de la LMD.

El ministro de Interior y Policía  dijo que su propuesta dejaba oportunidad a los reformistas de ponerse de acuerdo, lo que no pudieron lograr en las semanas precedentes.

El secretario general del partido colorado, Ramón Rogelio Genao, había  propuesto semanas antes cinco candidatos al cargo, incluyendo tanto a Fidias Aristy como a Joaquín Ricardo, además de Rafaela Alburquerque, Johnny Jones y José Enrique Sued.

A último momento el ingeniero Morales Troncoso se decantó por Ricardo, tras una consulta telefónica con los miembros de la Comisión Presidencial Permanente de su partido, según lo manifiestó Leonardo Matos Berrido, que ejerció de vocero.

La elección normal de Fidias acentuaba la discordia en el partido colorado  y fortalecía al impredecible senador Aristy Castro, ya disgustado con el Gobierno por la maniobra que lo privó del asiento que le correspondía en el Consejo Nacional de la Magistratura por haber sido el único senador que no fue electo en la boleta del PLD.

¿Temor?  Aparentemente en ámbitos peledeístas  hay temor de que Aristy Castro, con su flexibilidad para las negociaciones,  pueda sacar al PRSC del bloque gubernamental para las elecciones presidenciales del año próximo.

Una crónica de Rosa Alcántara, en HOY del 28 de enero, concluía recogiendo una afirmación del secretario de Asuntos Municipales del PLD, Ignacio Ditrén, en el sentido de que ese partido “le desmontó el plan al PRD de contar con un reformista para aliarse en 2012”.

Aristy Castro fue un virtual aliado del PRD durante el Gobierno de Hipólito Mejía y se le atribuyó protagonismo en la “alianza rosada” que los blancos y colorados pactaron para los comicios congresuales y municipales del 2006.

La pobre oposición del PRD.  Si hábil fue la maniobra del ministro de Interior y Policía, los perredeístas ni se enteraron, porque no hicieron oposición a la elección del secretario general de la Liga Municipal Dominicana por sólo un año, que debieron objetar por carente de base legal y por representar una ruptura de la institucionalidad de la Asamblea General de Municipios.

Los 57 alcaldes que tenían los perredeístas en la asamblea pudieron reclamar la procedencia de la votación, con posibilidades de lograr el apoyo de los 16 reformistas.

Con 5 del Partido de la Liberación Dominicana se garantizaban la mayoría, o forzaban a todo el peledeísmo a desdecirse del respaldo mayoritario que habían otorgado a la candidatura de Fidias Aristy y a irse contra el sector de Amable Aristy Castro.

La reacción perredeísta llegaría tarde y por boca de su director de Asuntos Legales, Salín Ibarra, cuando al día siguiente dijo a HOY que “el postergar el mandato de Fidias Aristy fue un caramelo envenenado del Gobierno ya que la Ley 176-07, del Distrito Nacional y los Municipios, establece en su artículo 105 que el secretario general lo escogerán por cuatro años los alcaldes”.

Se ignora si el PRD mantuvo algún asesoramiento a sus alcaldes durante el transcurso de la Asamblea. Días antes su presidente en licencia y precandidato presidencial, Miguel Vargas Maldonado, había dicho que no llevarían candidato a la Asamblea de Municipios porque no tenían mayoría.

Lo relevante es que la oposición perredeísta no fue capaz de oponerse a la ilegal maniobra gubernamental que abona una carrera de relajamiento de las normas que han abarcado hasta la Constitución de la República, justo el día en que se vencía el violado plazo constitucional para constituir el Tribunal Constitucional y el Tribunal Superior Electoral.

Esa ineficiencia opositora, al igual que la que llevó a los perredeístas a abstenerse, en vez de votar en contra, cuando en diciembre se aprobó el Presupuesto General del Estado para el 2011, puede atribuirse a descuido o ignorancia. Pero hay quienes creen que es fruto de una línea de transar con el Gobierno,  bajo la expectativa de que la repostulación del presidente Leonel Fernández es imposible y la postulación de Danilo Medina por el Partido de la Liberación Dominicana  inevitable, escenario en el cual el mandatario y líder peledeísta preferirá el triunfo del Partido Revolucionario Dominicano.

Agentes gubernamentales han alentado esa expectativa con lo que podría ser un verdadero caramelo envenenado, mientras prosigue el relajamiento institucional que buscaría condicionar a la sociedad dominicana a aceptar con resignación  una repostulación presidencial pasando por encima de la Constitución de la República.

Una imposición política

Carente de base legal y de justificación, puesto que para los asambleístas no había ningún tranque, la solución devino en una contundente imposición política que degradó la institucionalidad de la asamblea y ratificó el descrédito de la LMD como un botín de reparto del patrimonio público que no cumple ningún objetivo y que a juicio de muchos debería ser eliminada.

Ha llamado la atención la facilidad con que los alcaldes de todos los partidos políticos aceptaron la propuesta para restringir a un año la elección del doctor Fidias Aristy  para la secretaría general de la LMD, que ejercía interinamente desde noviembre pasado cuando su anterior titular, Amable Aristy Castro, debió renunciar para ocupar una curul de senador.

Según la generalidad de las crónicas periodísticas,  lo que se aprobó fue la prolongación de la gestión interina de Aristy y el aplazamiento de la elección hasta el 26 de enero del 2012.

Vale tener presente que la asamblea como tal no duró 2 horas, aunque hubo de aprobar un extenso reglamento de 35 artículos y el presupuesto de la Liga para el 2011, ascendente a 774 millones de pesos.

También llamó la atención el amplio apoyo que consiguió Aristy, incluso entre los alcaldes peledeístas, lo que se atribuye a la astucia y las capacidades de amarre y reparto de su primo y predecesor en la secretaría general, el ahora senador por la provincia La Altagracia.

Pero dentro del precario orden y falta de transparencia en que se desenvolvió la asamblea, resaltó el hecho de que hasta el perjudicado por el veto oficial saliera cantando victoria al decir que “sentimos sobre todo que hemos vencido las acechanzas y las apetencias desmedidas de un sector político que está en contra de la transparencia en la Liga Municipal”.