El milagro nuestro de cada día

Por Juan Bolívar Díaz
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La revisión de los niveles salariales y de las pensiones inducen a creer que la tasa real de pobreza es muy superior al 42 por ciento que estableció la Comisión Económica para América Latina, y que la supervivencia de gran parte de la población dominicana es un verdadero milagro de cada día.

El boletín 43 de la Superintendencia de Pensiones, correspondiente a marzo pasado, indica que el 69.7 por ciento de los afiliados al Sistema Nacional de Seguridad Social tienen ingresos mensuales iguales o inferiores a dos salarios mínimos nacionales para fines de cotización, establecido en 8 mil 645 pesos. Es decir que ganan hasta 17 mil 290 pesos.

Debe resaltarse que los asegurados son el 43 por ciento de los empleados, los formales, porque el restante 57 por ciento son trabajadores informales, en gran proporción verdaderos chiriperos con ingresos mucho menores. Súmesele la revelación de la Federación de Pensionados de que el 82 por ciento de los 110 mil pensionados que ese organismo paga sólo reciben 5 mil 117 pesos mensuales. Eso sin contar unos 20 mil jubilados municipales con montos de hasta 2 mil pesos.

La situación se torna dramática si se tiene en cuenta que el límite de la pobreza en el país está cifrado en 21 mil 493 pesos y el de la pobreza extrema en 8 mil 883 pesos. También que el costo de la canasta familiar del tercer quintal, que sería el promedio de los cinco, es de 21 mil 905 pesos. Aún el del quintil más pobre asciende a 12 mil 992 pesos, más del doble de lo que reciben la mayoría de los pensionados.

Con esos niveles de ingreso, la mayoría vive en la pobreza y tiene que apelar al pluriempleo, o a una combinación de salario formal e ingreso del chiripeo y de las diversas expresiones de la informalidad. También a la dádiva, a los 2 millones de tarjetas que amortiguan los remordimientos sociales y hasta a la delincuencia.

Cada vez es más frecuente que los dominicanos y dominicanas tengan dos jornadas de trabajo, lo que implica 14 y hasta 16 horas, para redondear ingresos que le permitan cubrir el costo de la canasta familiar básica. Agravado todo por la pésima calidad del transporte público y su lentitud, lo que puede agregar de una a dos horas perdidas en los traslados. La calidad de la vida se desploma estrepitosamente. Y pensar que hace un siglo los trabajadores luchaban por una jornada laboral de ocho horas, lo que costó tanta sangre sudor y lágrimas.

En otras palabras, que romper el umbral de la pobreza conlleva una vida extremadamente sacrificada, con escaso tiempo libre, sometidos a un enorme estrés, con precarias relaciones familiares.

Como el 37 por ciento de los hogares están regidos por una mujer sola y sus ingresos no le permiten siquiera mal comer, los hijos son expulsados muy temprano de la escuela al chiripeo, reproduciendo el círculo de la pobreza de generación en generación.

Esta semana se escuchó a un político en campaña expresar extrañeza por la pobreza que encontraba a su paso. En realidad las élites políticas, como las económicas y sociales, incluyendo las religiosas, viven en la burbuja del progreso urbanístico, tratando de ignorar que las mayorías no reciben ni lo necesario para comer, la mitad de los hogares sin agua potable dentro, gran proporción sin energía eléctrica, sin alcantarillas, en fin, al margen del progreso que se pregona.

Tapándose los ojos y oídos e ignorando la realidad pueden proseguir en el festín del consumismo y el dispendio, robándose de mil formas diferentes lo que corresponde a todos. Por eso cada día necesitarán más guardias, policías y guachimanes para tratar de escapar de la inseguridad generada por tanta inequidad e iniquidad.

 

Precisiones sobre déficit y austeridad

Por Juan Bolívar Díaz
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Tras la publicación el 18 de noviembre del trabajo “Leonel arroja leña al fuego nacional”, recibí una amable comunicación de un amigo que fue diplomático en el país durante varios años donde formula una importante precisión sobre el origen del déficit fiscal que confronta la economía española, que vale la pena compartir con los lectores:

“Los problemas de España no arrancan del déficit público, inexistente al comienzo de la crisis. Arranca de la explosión de la burbuja inmobiliaria y del endeudamiento privado, tanto de empresas (que compraban todo lo que revendía fuera de España), bancos (para poder seguir prestando a promotores inmobiliarios y conceder hipotecas) y las familias que se hipotecaban”.

“Ese es el enorme apalancamiento que supera el 300 por ciento del PIB. Luego, sí, el Estado ha incurrido en enormes déficits debido a la caída de los ingresos (que le ha venido muy bien a Leonel Fernández para confundir y manipular) y al aumento del gasto por ejemplo en subsidios de desempleo (aproximadamente un 3 por ciento del PIB). Piense, además, que las pensiones suponen un 9 por ciento del PIB. La pensión de jubilación media es de 951 euros/mes y entre jubilados, incapacidad (casi 1 millón) y viudez etc. cubre a 9 millones de personas”.

 Estas precisiones son fundamentales para entender la naturaleza del déficit fiscal español y la forma en que se ha manejado, que son similares al origen y manejo de la crisis norteamericana: la explosión de la burbuja inmobiliaria, el abuso de banqueros irresponsables, con apropiación de enormes sumas, lo que arrastró otros sectores de la economía y obligó a invertir decenas de miles de millones de dólares para rescatar hasta a la General Motors y la Chysler. Estados Unidos invirtió en eso mucho más de un millón de millones de dólares y es parte del déficit fiscal que padece, sin las consecuencias que ha tenido para España, no porque sea menor en relación al producto bruto, sino porque es quien rige la economía mundial. Aunque allí también parece que la capacidad de endeudamiento se agota peligrosamente.

 En España sólo la quiebra del consorcio financiero Bankia ha costado 23 mil 465 millones de euros, equivalentes a 29 mil 566 millones de dólares, y a un billón 220 mil 180 millones de pesos, que es 2.4 veces el proyecto de presupuesto dominicano para el 2013.

 Por cierto que un juez de la audiencia nacional ha encontrado suficientes razones para dar curso a una querella judicial contra 33 “consejeros” de Bankia considerando que sus ejecutorias “podrían desestabilizar todo el sistema financiero”.

 En resumen, que ciertamente hay déficits fiscales en España, como en Estados Unidos, pero de origen diferente al dominicano, y manejados institucionalmente, porque ni Zapatero/Rajoy ni Obama podían incurrirlo por decisión individual, burlando las normas constitucionales y legales, sin autorización del Congreso. Mucho menos podían meter a sus países en un déficit del 8.5 por ciento del PIB, (el español anda por el 6 por ciento) para ganar elecciones e iniciar una campaña electoral para volver al poder. Tampoco porque necesitaran terminar obras que la continuidad del Estado debía afrontar. Mucho menos para repartir y subsidiar gastos electorales.

 Otra precisión fundamental es sobre la austeridad y el gasto. En España, los que piden extremar la austeridad conspiran contra los pensionados o los servicios básicos. En República Dominicana la exigencia de austeridad es para reducir el dispendio y la corrupción a fin de que los recursos alcancen para la población más pobre, no en forma de dádivas de cajitas navideñas o la libra de arroz por día que permite el programa Comer es primero, sino para combatir eficientemente la pobreza.

 En España los legisladores no tienen barrilitos ni cofrecitos, ni cada entidad del Estado dispone recursos a discreción y sin transparencia para “planes sociales”. Tampoco hay organismos con cientos de empleados sin funciones ni los mandatarios tienen fundaciones con gastos millonarios mientras ejercen el poder público. Aquí austeridad es respeto a lo colectivo, como mandan la Constitución y numerosas leyes.