Entre absurdos y fanatismos

Por Juan Bolívar Díaz

08_02_2015 HOY_DOMINGO_080215_ Opinión9 A

1.- Como militante partidista

El presidente de la Junta Central Electoral se destapó esta semana como todo un experto en derecho constitucional y proclamó que para restablecer la reelección presidencial consecutiva se requieren cinco leyes y una considerable inversión para viabilizar un referendo aprobatorio que cotiza entre 500 y 800 millones de pesos.

Roberto Rosario echó un balde de agua fría sobre sus compañeros de partido que acarician la posibilidad de una nueva reforma de la Constitución de la República para que el presidente Danilo Medina pueda optar por la reelección consecutiva y atizó una polémica pública al descubrir algo que se le había escapado a los expertos en derecho constitucional, que el establecimiento de la reelección consecutiva requeriría de un referendo aprobatorio.

Según el presidente de la JCE, además de la ley de convocatoria de la asamblea nacional y la aprobación de la misma, sería necesaria una ley orgánica del referéndum. Estas tres requieren dos tercios de los votos. Luego vendría el referendo para lo cual, Rosario precisa, se necesitaría una ley para transferirle el costo.

Hay quienes no favorecen el restablecimiento de la reelección consecutiva, no porque le falten méritos al presidente Medina, sino porque sería una ratificación de la indigencia institucional que ya cuenta 39 reformas de la Carta Magna, casi todas relacionadas con la continuidad de nuestros caudillos.

Pero no corresponde al presidente de un órgano operativo, por elemental prudencia, invadir las jurisdicciones del Poder Legislativo, ni tampoco del Tribunal Constitucional, al que se permitió trazarle pauta. “Actuó como militante de un partido, olvidando que es el árbitro de las elecciones”, dijo nada menos que el delegado técnico del Partido de la Liberación Dominicana ante la JCE, Danilo Díaz, en su cuenta de Twitter, citado por Diario libre. Rosario fue electo al cargo que ocupa siendo miembro del Comité Central del partido gobernante. Tremendo árbitro.

2.- Apoyo a posible sicario

Lo resaltó ayer este periódico como su principal titular: El Partido Revolucionario Dominicano dará “su apoyo técnico necesario” a su regidor Erinsson de los Santos, en manos de la justicia bajo acusación de encabezar una banda de sicarios a la que se le atribuyen los asesinatos de cinco dirigentes de choferes. El apoyo lo anunció nada menos que el abogado Salim Ibarra, secretario de Asuntos Legales de ese partido.

Es obvio que el PRD, ni nadie, puede condenar de antemano al acusado, pero tras los cargos policiales un partido que se respete no puede ofrecer ayuda de ningún tipo para dirimir una acusación de ese calibre. Un absurdo que no se vería en ningún país del mundo civilizado.

3.- La última infamia

Ya no se sabe qué nueva infamia se van a inventar los que desde hace años tratan de descalificarme y estigmatizarme, lo que no ha respetado a mi esposa y hermanos. La última es de una distinguida comentarista que me atribuye haberle negado apoyo al mártir de la libertad de expresión Orlando Martínez, antes de su asesinato en 1975 cuando supuestamente yo era presidente del Sindicato Nacional de Periodistas Profesionales (SNPP). Dice que lo traté con desdén por lo que rompió su carné del sindicato y me lo tiró. Y hasta que a lo mejor pude haber evitado su muerte.

Nunca fui presidente del SNPP, porque ese cargo no existía. Fui secretario general solo en el período 1972-73. Me sucedió Pedro Caba y luego Danilo Rodríguez, quien lo era en 1975, cuando mataron al compañero Orlando, con quien tuve buena relación hasta su último día, como con sus padres, don Mariano Martínez y doña Adriana Howley, hasta sus respectivos fallecimientos. Ella me trataba “como si fuera Orlando”. Pregúntenle a su hijo Sergio Martínez Howley, que afortunadamente aún vive.

 

 

 

Las campanas doblan por todos

Por Juan Bolívar Díaz

Muchos asociarán el título de este artículo con la obra del inmortal Ernest Hemingway “Por quién doblan las campanas” que tiene como escenario la guerra civil española (1936-39) , pero él solo rescató el nombre de un poema escrito más de tres siglos antes por el británico John Donne: Las campanas doblan por ti.

“Ningún hombre es una isla entera por sí mismo. Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti”.

Cuando junto a Huchi Lora decidimos denunciar ante la Procuradora Fiscal del Distrito Nacional la impresión de tres millones de panfletos “Boletín aéreo No. 1” por el cual se estaba pagando 390 mil pesos, no estábamos movidos por el temor sino por una preocupación sobre la suerte de esta nación, donde grupos organizados se dedican a pedir la muerte en el altar de la República y en plazas públicas, para quienes consideran traidores a su muy particular concepción de patria y nacionalidad.

Según la información que reunimos, la llamada Red Nacional por la Defensa de la Soberanía se proponía inundar las ciudades del país, lanzando desde avionetas los tres millones de panfletos en los que nos presentaban como traidores a la patria. Dado que acababan de promover una marcha en Santiago con gritos de muerte a los traidores, no hay que hacer mucho esfuerzo para entender que se estaba promoviendo nuestro asesinato, lo que en teoría está penalizado por nuestros códigos, aunque para algunos eso carezca de importancia.

Huchi y yo tenemos muchas cosas en común, entre ellas habernos iniciado juntos en el periodismo en 1968, y haber pasado por períodos de amenazas y muertes por el ejercicio de la libertad de expresión y el combate de la opresión. Somos sobrevivientes de atentados y encarcelamientos, y no porque guardáramos silencio, porque nacimos para la libertad.

También tenemos en común el nunca haber andado con guardaespaldas, ni siquiera de esos que se ofrecen al por mayor pagados por el Estado, especialmente a quienes hacen profesión de la extorsión, el odio, la infamia y la mentira. Porque vivimos de cara al sol, no conocemos el miedo.

Pero la denuncia corresponde porque creemos firmemente que las campanas están doblando por todos los que queremos una sociedad democrática y plural, con la inmensa riqueza derivada de la diversidad.

Esas amenazas pretenden infundir miedo, pero no a quienes hemos demostrado que no somos silenciables, sino a la mayoría, al resto de los que no se han afiliado a la concepción de uniformidad que promueven grupos minoritarios, pero de alta capacidad de chantaje e intimidación, que de ello derivan su poder, con la complicidad y la satisfacción de los otros que los utilizan para hacer el trabajo sucio que sus pruritos les impiden materializar con sus propias identidades.

Hace tiempo que venimos denunciando la progresiva intolerancia y los esfuerzos por uniformar la sociedad dominicana. Lamentablemente hay muchos que guardan silencio porque creen que las campanas no doblan por ellos. Ojalá que no les pese después no haber advertido un tañido fúnebre.

Si es por Huchi y por mí están perdiendo el tiempo y su dinero los empeñados en esta campaña. Y lo mismo se puede decir de los otros ciudadanos y ciudadanas que han sido identificados como traidores a la patria por este grupo desafiante.

Y nos sentimos satisfechos de que nadie nos pueda acusar de promover exclusiones y mucho menos la muerte. Porque hemos sido, somos y seremos siempre promotores y defensores de vida. Por eso nos empeñamos en defender las de las decenas de miles de personas, en su gran mayoría pobres y sin posibilidades de defenderse, a quienes algunos se empeñan en suspenderles la vida.