2013: desmadre político y esfuerzo del Gobierno

Por Juan Bolívar Díaz

El año se salva por el esfuerzo por mejorar la gestión gubernamental, pero la política alcanzó niveles escandalosos con crisis en los partidos e inicio de campaña electoral en medio de un ambiente recesivo

El 2013 registró un deterioro del partidismo político, especialmente en la oposición perredeísta, con el país en camino a un régimen unipartidista que ha lanzado al partido gobernante a una precipitada campaña electoral cuando apenas se cumplía el primer año de la gestión del presidente Danilo Medina.

En medio de precariedades judiciales e institucionales resalta el esfuerzo por mejorar la prioridad y calidad del gasto y una gestión gubernamental más cercana a la población que logró reducir el enorme déficit fiscal heredado, pero a costa de una recesión económica y creciente endeudamiento.

Régimen unipartidista. Tal como advirtió en noviembre el Centro de Estudios Estratégicos de Washington, la República Dominicana pareció encaminarse este año que concluye a un régimen unipartidista, con el acentuado deterioro de la principal organización de oposición, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), víctima de su progresivo debilitamiento institucional.

El PRD permanece secuestrado por una minoría encarnada en un presidente, Miguel Vargas Maldonado, favorecido sin el menor rubor por las cortes que éste y el expresidente Leonel Fernández integraron tras el pacto político que suscribieron a título personal en 2009 para dar paso a la Constitución de 2010. El período de Vargas como presidente del partido blanco concluyó en julio, pese a lo cual la Junta Central Electoral ha seguido entregándole más de 18 millones de pesos mensuales del presupuesto de la nación, que son manejados sin la menor rendición de cuentas.

El PRD aparece frizado, encadenado, habiendo perdido la vitalidad de sus organismos de base y sectoriales, sin poder reunir sus máximos órganos de dirección y fraccionado de manera inexorable, lo que deja al país sin equilibrio político, más notable por la concentración de poderes en el gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Es relevante que la mayoría perredeísta ha sido incapaz de hacer valer su fuerza para recuperar el control partidario, lo que se explica en el cansancio de una dirigencia que no se ha renovado oportunamente y da señales de agotamiento, inmersa también en el salvaje pragmatismo político que afecta al sistema partidista dominicano.

Sin la Ley de Partidos. Concluye otro año sin que el Congreso Nacional, bajo control peledeísta, conociera el proyecto de Ley de Partidos Políticos que se viene discutiendo y consensuando desde hace 15 años y que tampoco aprobaron los perredeístas cuando controlaron el Poder Legislativo entre 1998 y el 2006. El proyecto pretendería garantizar la democracia interna y la transparencia financiera en los partidos, así como establecer pautas regulatorias de las campañas electorales internas y nacionales, así como para evitar y sancionar los abusos de los recursos provenientes de actividades ilícitas, incluyendo el desvío de fondos estatales.

El proyecto de Ley de Partidos ha sido objeto de varios consensos entre representantes de los partidos y la sociedad civil y ha sido presentado una decena de veces a través de ambas cámaras legislativas. El Congreso tampoco ha dado paso al proyecto de Ley Orgánica Electoral que le sometió en el 2011 la Junta Central Electoral y que debe adaptar el régimen electoral a la Constitución promulgada en el 2010.

La agenda legislativa persistió en dejar pendientes otros proyectos vitales como el que integraría una nueva Ley Orgánica de la Policía Nacional, fundamental para enfrentar la agobiante inseguridad ciudadana, y el de una nueva ley para hacer efectiva la declaración jurada de bienes.

La crisis política es de tal dimensión que ni los escasos legisladores de oposición tomaron iniciativas significativas para renovar la agenda legislativa, dependiente absolutamente del partido gobernante. Solo el pequeño Partido Alianza País, presidido por Guillermo Moreno, asomó reclamando sanción a la corrupción, en intentos vanos, dada la falta de independencia del Ministerio Público y “las cortes de Leonel y Miguel”, una de las cuales dictaminó el escándalo internacional que despoja de la nacionalidad a decenas de miles de descendientes de extranjeros, en su mayoría haitianos.

Mejora la gestión pública. En términos políticos el 2013 se salva por el esfuerzo del presidente Danilo Medina en una gestión más escrupulosa, con prioridades en el gasto público, especialmente interesada en cumplir la ley que destina el 4 por ciento del producto interno bruto a la educación básica, y aunque factores fuera de control han impedido que se alcance la meta, la sociedad ha acreditado el esfuerzo.

En su evaluación de fin de año el movimiento Participación Ciudadana reconoció un avance en la transparencia en las contrataciones públicas, aunque sin combatir la corrupción ni establecer la cuenta única del tesoro y otras de las iniciativas participativas anticorrupción. Los avances tampoco han alcanzado a reducir el dispendio en las nóminas públicas ni el reparto de organismos estatales, especialmente autónomos donde el patrimonio público se convierte en particular.

El actual mandatario ha completado el primer tercio de su período, manteniendo un significativo acercamiento a la población, con austeridad en su equipo fundamental, poniendo atención a los pequeños y medianos productores. Su reivindicación de una mayor participación en los beneficios de la explotación de oro y plata por la Barrick contribuyó significativamente este año a la buena valoración que ha mantenido el presidente Medina.

Sin cambios importantes en el equipo gubernamental, el esfuerzo del mandatario parece contentarse con una diferenciación personal con su antecesor, obviando conflictos al interior de su partido, lo que va dejando espacio suficiente para que el expresidente Fernández reconstituya sus fuerzas con miras a un retorno al poder en el 2016.

Ambiente recesivo. Restringiendo el gasto para reducir el enorme hoyo fiscal que heredó y con las consecuencias de una reforma tributaria implementada este año, el Gobierno de Medina enfrentó en gran parte del año lo que el Centro Regional de Estrategias Económicas ha denominado “ambiente recesivo”. Gracias a un fuerte incremento del gasto en la segunda mitad del año, la economía terminará creciendo un 3%, insuficiente para reducir el desempleo, sobre todo al no haber reactivado el sector industrial, salvándose por el incremento de las exportaciones mineras.

El Gobierno puede reivindicar una tasa baja de inflación, alrededor del 5%, con devaluación del 7 por ciento, pero no así la carga del endeudamiento que para el próximo año compromete el 45 por ciento de los ingresos regulares.

El Banco Central situó el total de la deuda sobre 27 mil millones de dólares, aunque economistas independientes la consolidan por encima de los 30 mil millones de dólares, acercándose al 50% del producto bruto interno (PBI).

El año concluye sin que el Gobierno se haya abocado a dar curso a los pactos fiscal y eléctrico contemplados en la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo, aunque concentrándose en invertir en plantas generadoras de electricidad a base de carbón. Se le da crédito por haber iniciado las gestiones para el pacto por la calidad de la educación.

Auténticos “come solos”
Tras haberse engullido hace varios años al otrora poderoso partido de Joaquín Balaguer, el Reformista Social Cristiano, que al igual que otra docena de aliados del Gobierno disfruta de parcelas del Estado que son manejadas como auténticos patrimonios grupales, el PLD se ha ido convirtiendo en un auténtico “come solo” en la política y el ejercicio del poder. Por eso a principios de año su presidente Leonel Fernández proclamó que gobernarían otros 20 años, pero ya en diciembre lo extendió a 31 años más, hasta el 2044 para el bicentenario de la independencia nacional.

Como no tiene oposición, el PLD se lanzó este año a una desenfrenada carrera por la sucesión del presidente Medina, cuando este apenas agotaba su primer año de Gobierno. El propio Fernández proclamó en agosto que “el león” saldría a las calles y desde entonces sus más cercanos partidarios y financiadores se han lanzado a las provincias a crear movimientos de apoyo, especialmente a través de senadores y diputados que le deben cargos y riquezas al expresidente.

Esa circunstancia determinó que otros dirigentes peledeístas, como el secretario general Reinaldo Pared Pérez y los ministros Temístocles Montás y Francisco Javier García se lanzaran abiertamente en campaña, llenando calles y carreteras de propaganda política cuando todavía faltaban tres años para las elecciones.

Por otro lado, la decisión de aumentar en unos 140 los miembros del Comité Central del PLD y otra decena en su Comité Político, ha desatado otra campaña con un millar de aspirantes a esos puestos que se promueven por los más diversos medios de comunicación. El desmadre es visto como normal por los órganos que deberían regir las campañas electorales y los máximos responsables del Gobierno, sin que nadie pregunte o explique el origen de tanto recurso para promoción personal.

 

Otro gran discurso optimista de LF

Por Juan Bolívar Díaz

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El discurso pronunciado ayer ante la Asamblea Nacional por el Presidente Leonel Fernández se inscribe en su acostumbrado tono optimista y de gran elocuencia,  apelando a efectos emotivos,  reiterando promesas del año anterior  y proclamando el país como una especie de paraíso que escapa a los efectos de todas las crisis internacionales.

El mandatario respondió los mayores cuestionamientos a su gestión gubernamental en materia de endeudamiento externo, combate real a la pobreza y la exclusión social, así como en los sensibles campos de la crisis energética, la corrupción y la creciente inseguridad por la violencia criminal y el narcotráfico.

Derroche de optimismo.  El discurso con el que el Presidente Leonel Fernández cumplió el mandato constitucional de informar sobre su gestión gubernamental del año anterior fue un derroche de optimismo durante más de una hora y 30 minutos. Como siempre el mandatario exhibió sus excepcionales dotes de comunicador, apelando a efectos emotivos como la presentación de Sonia Marmolejos, la joven dominicana que amamantó a un niño haitiano en ocasión del terremoto que destruyó el vecino país, y de la popular jovencita Martha Heredia, ganadora de un concurso internacional de aficionados al canto, así como las referencias al reciente triunfo del Escogido en el torneo nacional de béisbol y la Serie del Caribe.

El informe comenzó proclamando la nueva Constitución como el fundamento de la consolidación de la democracia y la libertad, como objetivo fundamental del siglo 21, para luego expresar orgullo por la solidaridad dominicana frente a la tragedia de Haití, y señalar que proseguirá ejerciendo un rol de “mediación” en potenciales conflictos regionales con la misión de “convertir a la República Dominicana en un Centro Mundial para la Paz”.

Igualmente, a lo interno del país el presidente Fernández resaltó los logros de la “Cumbre de la Unidad Nacional”, celebrada a principios de 2009 y, aunque no participó el principal partido de oposición y se ha cuestionado el poco seguimiento a los acuerdos, la proclamó como “un modelo de gestión de crisis mediante el diálogo, la concertación y la confianza en el pueblo dominicano”.

Otras muestras del gran optimismo presidencial fueron cuando tras señalar los efectos de la crisis económica internacional, que se reflejó en caída de las recaudaciones fiscales y déficit fiscal, y en una notable reducción de las inversiones públicas a la que no se refirió, y caída de los principales sectores productivos, excepto la agropecuaria, sostuvo que no hubo desempleo, ya que al final del 2009, con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, se crearon 58 mil nuevos empleos que compensaron la reducción de los meses anteriores. Proclamó, además, que pese a todas las precariedades los dominicanos lograron el año pasado “comer más y más barato”. Luego aseveró que está haciendo “una revolución en el sistema de salud y seguridad social”.

Indiscutible estabilidad.  En lo que no podrá regatearse mérito a la gestión gubernamental del año pasado es en haber mantenido la estabilidad macroeconómica con devaluación de apenas 2.3 por ciento e inflación del 4.5%, aunque se seguirá discutiendo el milagro del  crecimiento del 3.5%, el mayor de toda América Latina junto a Bolivia, pese a la caída de los sectores productivos fundamentales, como las exportaciones nacionales y de zonas francas, la manufactura, minería, turismo y remesas. Con reducción del 9 por ciento en los ingresos fiscales.

Fernández intentó desmeritar las críticas de exceso de gasto y de endeudamiento,  aunque reconoció un déficit fiscal de RD$55 mil millones, 3.5 por ciento del producto interno  bruto, durante el 2009. Reivindicó haber actuado con “sentido de equilibrio, madurez y cordura”, afirmando categóricamente que no incurrió ni en exceso de gasto ni aumento insostenible del endeudamiento.

La generalidad de los economistas sostienen que la deuda pública se ha duplicado en los cinco años y medio continuos de Gobierno del Presidente Fernández y que ya compromete  alrededor del 45 por ciento de los ingresos fiscales, lo que para la pobreza y requerimientos sociales dominicanos es un nivel insostenible sin nuevas cargas tributarias.

Fue justamente con endeudamiento nacional e internacional, incluidos los más de mil millones de dólares recibidos a fin de año por el acuerdo con el FMI, que le facilitaría otros 1,500 millones más este año, que el Gobierno pudo concluir el 2009 con relativa estabilidad. El ministro de Hacienda, Vicente Bengoa,  llegó a decir públicamente que el Gobierno no tenía ni con qué pagar la nómina de noviembre.

Tres áreas fundamentales.  El presidente Fernández reconoció tres áreas fundamentales en las que hay profunda insatisfacción nacional –energía eléctrica, corrupción y la delincuencia con relevancia en el narcotráfico- prometiendo, como hace un año y en los anteriores, acciones eficaces para satisfacer los requerimientos de la sociedad dominicana.

Aunque cree que “es mucho lo que se ha hecho” para resolver la crisis energética nacional de por lo menos cuatro décadas, persistió en prometer nuevas inversiones, combate efectivo al robo de energía y reducción de subsidios con el objetivo de lograr un servicio confiable y eficiente. Habló de un incremento hasta el 47% de los sectores que reciben 24 horas de energía, ignorando las persistentes temporadas, como la del último mes, en que se generalizan los apagones a nivel nacional.

Prometió proseguir consultas con organismos internacionales para mejorar la transparencia del Gobierno, y casi jura que “en la defensa de los bienes del pueblo no tengo amigos”, pero en vez de anunciar la separación de funcionarios acusados de malversación,  los invita a no empañar su gestión gubernamental.

Volvió a prometer depuración de las Fuerzas Armadas, la Policía y la Dirección de Control de Drogas, y mayor independencia de esta última, así como  una reducción de los generales, militares y policiales, que rondan los 300. Aunque consideró “casos aislados” la participación de miembros de esas instituciones en el narcotráfico, que en los últimos dos años han resultado en graves escándalos y que la pasada semana se expresaron día por día.

El discurso del año pasado.  El discurso presidencial repitió muchos de los planteamientos del de hace un año, incluyendo el proyecto de ley para el mercado hipotecario, el plan nacional de políticas de empleo, programas de asfaltado y viviendas así como múltiples obras públicas inconclusas. El 27 de febrero de 2009 el presidente Fernández comenzó con una larga disertación sobre la crisis económica internacional y sus repercusiones en el país, especialmente en el déficit comercial y la balanza de pagos y en los precios de los combustibles y los alimentos, así como de la energía eléctrica. Pese a ello celebró que pudo mantener la paz social y la estabilidad macroeconómica con crecimiento de  5.3 por ciento.

Cuantificó en 38,600 millones de pesos el subsidio a la energía, aparte del que se estableció en plena campaña electoral a alimentos como pan, huevos, pollo, arroz, habichuelas y cebollas, y al empleo de zonas francas.

Otros temas dominantes fueron el proyecto de nueva Constitución, las resoluciones de la “Cumbre por la Unidad Nacional frente a la Crisis Económica Mundial”,  en su mayoría pendientes de ejecución;  el crecimiento del narcotráfico, del  cual proclamó que “no pasará”;  una licitación para contratar con inversionistas privados  la construcción de la segunda línea del Metro, lo que aún no ha ocurrido, aunque el Estado ya la inició, y la promesa de establecer las rutas alimentadoras de la línea en operación, también pendiente.

Hace un año el doctor Fernández prometió la realización de un multimillonario rosario de obras públicas que no pudieron cumplirse, incluyendo la conclusión de muchas que llevan años paralizadas, entre ellas el nuevo hospital oncológico, la torre administrativa, comedor y edificios de parqueos y de investigaciones de la Universidad Autónoma,  que fueron iniciadas con los  polémicos bonos de la Sun Land. También la  remodelación de los edificios de cuatro facultades y la construcción de otros ocho centros universitarios regionales.

Otras promesas del año pasado no materializadas fueron la conclusión del mercado terminal de Santo Domingo, lo mismo decenas de acueductos, carreteras, centros de salud, incorporación de 36 mil tareas del CEA a la producción agropecuaria y millares de viviendas, así como un mayor financiamiento a la educación. Así mismo, una mesa de trabajo para coordinar las políticas del Gobierno central con los locales, convertir la Liga Municipal en un instituto de capacitación municipal y un plan nacional de ordenamiento territorial.