Pasan las turbulencias para el PLD y Danilo

Por Juan Bolívar Díaz
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El retiro de la candidatura presidencial de la primera dama, doctora Margarita Cedeño de Fernández, despeja el panorama para una competencia democrática de la que muy probablemente saldrá el licenciado Danilo Medina como candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Con el presidente Leonel Fernández comprometido a guardar neutralidad en la contienda y después de un doble tropiezo político es muy difícil que pueda endosarle su caudal de votos a alguno de los precandidatos, lo que beneficia al segundo líder peledeísta que ha trabajado denodadamente por la candidatura.

Margarita marchitada

La declinatoria de Margarita Cedeño a la precandidatura presidencial se esperaba desde el mismo domingo 10 de abril en que fue propuesta en la reunión del Comité Central del PLD. Cuando se aprobó que la añadieran a la lista de los seis aspirantes declarados, ya se había regado como pólvora el compromiso del presidente Fernández de persuadirla a “no correr”.

 La candidatura de la doctora Cedeño quedó marchitada en la  víspera, como consecuencia de la saturación de incertidumbres que había generado el prolongado y atropellante proyecto continuista que el presidente Fernández había liquidado apenas el día antes, lo que ya era reclamado con sordina por muchos de los dirigentes originales del partido morado.

Cuando en su reunión del sábado 9 el Comité Político acordó presentar al Comité Central las precandidaturas de los seis peledeístas que habían expresado sus aspiraciones, ahí debió quedar todo, lo que habría dificultado que al día siguiente agregaran a la primera dama y tal vez hasta que la aprobaran. Pero fue el propio presidente Fernández quien advirtió que no podrían impedir la presentación de otras candidaturas.

En esa circunstancia es que Felucho Jiménez plantea que eso sólo podría ocurrir con “tu mujer Leonel”, advirtiéndole que “si pierde será una derrota para ti y si gana,  una victoria pírrica porque se vería como una imposición del poder”. Y fue entonces que el líder peledeísta prometió que aunque la aprobaran, él se encargaría de que no corriera. Eso se regó como pólvora en la reunión del Comité Central al día siguiente, de donde casi todos salieron esperando que la dama rechazara de inmediato la nominación. La sorpresa fue que la dilatara dos semanas.

Víctima del estrés

 De no haberse prolongado por más de 9 meses el intento continuista a contrapelo de la propia Constitución, la doctora Cedeño hubiese tenido posibilidades de correr como precandidata. Lo que le cerró el paso fue el estrés a que fue sometido el PLD por lo que se veía como una desbordada ambición continuista con ribetes de caudillismo que ponía en tensión a toda la sociedad y exponía el partido hasta a la división.

Vencido el intento reeleccionista, hubo respiro hasta en los más altos niveles dirigenciales del PLD, donde se rechazaba lo de que “con ella seguimos con él” y no se concebía el inicio de un ruido que mantuviera las incertidumbres. Felucho Jiménez, dijo un dirigente peledeísta, fue un portavoz del “estrés generalizado”, y el presidente Fernández lo interpretó correctamente. Es posible que todavía estuviera ensayando otra jugada, al menos para negociar, lo que explica que en vez de cerrar con los seis precandidatos, él mismo abriera la brecha para que la inscribieran, cuando era más fácil disuadirla antes y economizarse el nuevo tropiezo.

La obligada declinación de su esposa, poco después de la de él mismo, ha dejado a Fernández en mayor debilidad para intentar inclinar la balanza a favor de un candidato alternativo a Danilo Medina, como todavía esperan quienes le atribuyen una aversión  total a las aspiraciones de su brazo derecho en sus dos primeros períodos de gobierno.

De por medio está también la promesa que formuló el primer mandatario en el discurso del viernes 8, cuando declinó su repostulación. En esa ocasión dijo que jugaría un papel neutral en la elección primaria de su partido, sin inclinar la balanza a favor de nadie y que respaldaría al que resulte electo candidato presidencial.

Por más animadversión que tenga a Medina, las perspectivas no auspician que el doctor Fernández pueda ya cerrarle el paso, sin exponer su liderazgo a sufrir nuevos tropiezos que pudieran serle costosos.

El mismo escenario del 2000

La elección de Danilo Medina como candidato presidencial del PLD, habida cuenta de que ya Hipólito Mejía fue escogido por el Partido Revolucionario Dominicano, remitiría al mismo escenario del 2000, cuando tras el primer gobierno del doctor Fernández y su partido, el perredeísta fue electo presidente con el 49.85 por ciento de los votos en la primera vuelta.

Pero yerran tanto los peledeístas como los perredeístas que pretenden extrapolar las situaciones, pues hay diferencias fundamentales. Hace 11 años había tripartidismo y el tercer candidato fue nada menos que el  caudillo reformista Joaquín Balaguer, quien obtuvo casi la misma votación que  Medina, cada uno con más del 24 por ciento. En la última elección presidencial, del 2008, el reformismo no llegó al 5 por ciento.

El Partido Revolucionario Dominicano de ahora no es el del 2000, cuando  despertaba más ilusiones de alternativa y venía de dos elecciones en que había aparecido como víctima. La del l994 por el fraude de Balaguer y la del 96 por la alianza PLD-PRSC para cerrarle el paso al doctor Francisco Peña Gómez, quien en la primera vuelta obtuvo 46 por ciento y en la segunda 48 por ciento. Peña moriría en 1998 dejando su partido en la cúspide de la popularidad por lo que barrió en los comicios congresuales y municipales de ese año.

 Es obvio que el PLD de ahora tampoco es el mismo del 2000 y ha perdido buena proporción de su crédito, pero también ha aprendido las “malas artes” del poder y las utiliza con ventajismo en los comicios. Creer que Leonel Fernández preferiría la derrota de Danilo puede ser otro error, porque nada le garantiza que a él y los suyos queden  mejor saliendo del poder. Sus riesgos serían mayores con otro partido en el gobierno.

Medina no tiene el carisma de Mejía, pero en los últimos años es un político más depurado y ha cultivado una amplia red de apoyo externo a su partido, con un discurso propositivo como casi ningún otro político dominicano. Aunque desde luego, cargaría el peso muerto del desgaste del PLD gobernante. Más aún si en aras de buscar el apoyo de Leonel postula a Margarita Cedeño  para la vicepresidencia, lo que le restaría posibilidades de diferenciarse como nueva opción.

Adiós a las turbulencias

Para analistas y observadores las perspectivas dan la razón a Danilo Medina que aún cuando el proyecto continuista tomaba fuerzas sostenía que se trataba de turbulencias destinadas a disiparse y que cuando pasaran la nave peledeísta se estabilizaría y él sería el candidato presidencial.

No faltaron advertencias de que el casi imposible proyecto continuista beneficiaba a Medina, por cuanto él corría casi solo mientras sus competidores esperaban la definición del presidente Fernández. En un escenario sin el mandatario las encuestas de los últimos meses han otorgado a Medina más del 50 por ciento de las preferencias para la candidatura presidencial en el 2012. Sólo Margarita Cedeño le hizo sombras y en algún momento le superó.

Y no es que entre los otros cinco competidores falten quienes le pudieran disputar la nominación a Medina. Ahí está el vicepresidente Alburquerque, que a fin de diciembre fue lanzado bajo la consigna de que “desde que el mundo es mundo, después del primero va el segundo”, pero luego aparentemente abandonado a su suerte cuando tomó impulso el proyecto de la primera dama.

José Tomás Pérez es de los que ha hecho mayor trabajo en las bases peledeístas y mantiene buena imagen. Francisco Domínguez Brito es una opción novedosa y refrescante, y quedan todavía Franklin Almeyda y Radhamés Segura, dos militantes de méritos partidarios.

Sin embargo, la convicción general es que ya resultará difícil que alguno de ellos pueda alcanzar a Medina en menos de dos meses que restan de la precampaña. Hasta entre seguidores del presidente Fernández cunde el sentimiento de que será muy difícil cerrarle el paso al economista e ingeniero químico sanjuanero. No se descarta una avalancha detrás del favorito, por ese sentimiento de cuerpo que tienen los peledeístas, que los hace renuentes a romper el consenso grupal, y por el deseo de alejar conflictos que pudieran poner en peligro su disfrute del poder.