La oposición no puede contra el PLD-Estado

Por Juan Bolívar Díaz

20_03_2016 HOY_DOMINGO_200316_ El País16 A

El desbordamiento de la publicidad política del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y del Gobierno y su financiamiento de una red nacional de medios y comunicadores, es una de las explicaciones de las altas preferencias electorales que le arrojan las encuestas, en contraste con graves insatisfacciones en ellas mismas expresadas.

Todas las encuestas han dado a Danilo Medina en camino a reelegirse en primera vuelta, pero él y su grupo partidario quieren ratificar el control total de los tres poderes del Estado. Por eso no se conforman con menos del 60 por ciento del voto, para liquidar definitivamente a Leonel Fernández y prolongar el nuevo liderazgo mesiánico.

Felices con la Gallup-HOY. Esta vez cuatro ministros del Gobierno no salieron en rueda de prensa para impugnar los resultados de la encuesta Gallup-HOY, y pedir explicaciones, como hicieron con la anterior, publicada en la primera semana de febrero.

El 51.8 a 35.7 por ciento, diferencia de 16 puntos, de Danilo Medina-Luis Abinader que marcó aquella no era suficiente. Querían a su candidato sobre el 60 por ciento, y lo consiguieron con tres décimos adicionales, frente a un opositor que retrocedía 5 puntos.

La única explicación visible es que esta encuesta se hizo en la misma semana en que Medina pronunció su triunfal discurso reeleccionista que pretendió ser de rendición de las cuentas gubernamentales del año pasado. Y disfrutó del enorme privilegio de monopolizar todas las frecuencias de radio y televisión a nivel nacional y medios digitales de la Internet.

El nivel de propaganda que mantienen el PLD y su Gobierno, con tantas otras ventajas adicionales, ya no se explica solo en querer ratificar todo el control del Estado, sino en hacerlo de forma apabullante, para reducir más la oposición y aplastar definitivamente al expresidente Leonel Fernández, a quien le están diciendo que no lo necesitan en la campaña, y lograr así un predominio de largo plazo del presidente Medina.

Ya estrategas del danilismo dicen abiertamente que no correrán el riesgo de que un “Leonel vengativo”, pueda volver al poder, y que el único que garantizaría que no ocurra es Medina, y que ya saben modificar la Constitución sin costo político.

Monopolio de la publicidad. Que Abinader cayera en cinco puntos y Guillermo Moreno bajara del 4.3 al 3.5, y que Minou Tavárez apenas marque el 1.3 por ciento, con otros cinco candidatos sin registro, no debería sorprender a la luz del monitoreo a la publicidad política de febrero en prensa, radio y televisión, que acaba de publicar el movimiento Participación Ciudadana (PC), según el cual el PLD gastó el 79.3 por ciento del total, y con sus aliados el 81.5 por ciento, seguido del Partido Revolucionario Moderno y aliados con el 17.8 por ciento. Si es extrema la diferencia

entre los dos primeros, es terriblemente antidemocrático que los otros siete partidos con candidaturas presidenciales, apenas dispusieran del 0.7 por ciento de la publicidad. Con esas cifras no se puede hablar de competencia electoral.

Es relevante que del total de la publicidad de febrero en los medios masivos, ascendente a 453 millones 339 mil pesos, el PLD invirtiera 369 millones, equivalente al 86 por ciento de los 429 millones 356 mil pesos que recibirá del Presupuesto General del Estado para todo el año. Con razón se oponen a una legislación que transparente el origen del dinero que gastan los partidos, como ocurre en casi todo el mundo democrático.

Explica las inconsistencias. Esa inmensa maquinaria publicitaria y propagandística, capaz de convertir al exalcalde de Nueva York Rudolph Guilliani en un impostor y delincuente, porque lo contrató Abinader como asesor en seguridad ciudadana, y que reduce a “una pendejaita” la prisión en Brasil del asesor de la campaña electoral del presidente Medina, Joao Santana, y que oculta las revelaciones sobre soborno de millones de dólares en la compra de los aviones Tucano, podría ser una de las explicaciones de las inconsistencias que siguen arrojando las encuestas.

Por ejemplo, la misma Gallup-HOY que otorga un 60 por ciento de preferencias electorales a la reelección, establece que el 61 por ciento de los propios encuestados cree que su situación económica es mala o muy mala, con solo 16 por ciento que la percibe buena o muy buena.

Hay todavía mayores inconsistencias: el 81 por ciento cree que la nación precisa de un cambio político en los próximos años, para el 35 por ciento de ellos muy grande o revolucionario. El 85 por ciento cree que la corrupción es un problema nacional grave o muy grave, y el 75 por ciento señala la delincuencia e inseguridad ciudadana como principal problema nacional, seguido del costo de la vida, escasez de fuentes de trabajo, apagones y corrupción.

Si el poder de la propagada es reconocido universalmente, nadie debería sorprenderse del nivel de aprobación de un presidente con ese nivel de inversión publicitaria y que enuncia logros y manipula cifras durante hora y media monopolizando todo el sistema nacional de radio y televisión.

Es contra todo el Estado. Tal como proclamó Danilo Medina cuando lo derrotó Leonel Fernández en las primarias para la candidatura presidencial del 2008, es todo el Estado que está venciendo.

Todavía en la campaña del 2012 que lo llevó al poder, al proclamar “sus convicciones democráticas”, Medina sostuvo que la institucionalidad nacional necesitaría 20 años para soportar un proceso reeleccionista, “porque los funcionarios, cuando van a un proceso de reelección, no distinguen la línea que separa los bienes públicos de los bienes partidarios”.

La abultada nómina pública y las nominillas suman más de 700 mil personas, y más de 2 millones 200 mil tienen tarjetas para acceder a subsidios que solo mitigan la pobreza, constituyéndose en una inmensa base clientelar. Cada senador, además de los barrilitos, suspendidos por dos meses, tiene veinte empleados a su servicio, una inmensa ventaja frente a sus retadores de la oposición.

Pero además, las candidaturas del PLD cuentan con el beneficio de los órganos judiciales: El Tribunal Superior Electoral llegó al extremo de tratar de imponerle un candidato a la alcaldía capitalina al principal partido opositor, y la Procuraduría General inició acciones judiciales contra su candidato a senador por San Cristóbal el mismo día en que fue inscrito, desenterrando una investigación del 2013 sobre acusaciones de manejo irregular de fondos en la Federación de Fútbol.

Es contra todo el Estado que lucha lo que el PLD dejó de oposición, después de tragarse golosamente a gran parte del Partido Reformista Social Cristiano y del Partido Revolucionario Dominicano. Y se los tragó con los recursos públicos, los mismos con los que ha comprado todo lo que ha podido mercantilizar de la sociedad dominicana.

Últimas encuestas arrojan incertidumbres políticas

 Por Juan Bolívar Díaz

07_02_2016 HOY_DOMINGO_070216_ El País13 A

Las últimas encuestas muestran una clara tendencia a la bipolarización, con una progresiva reducción de las preferencias por el presidente Danilo Medina y el ascenso de Luis Abinader de cara a los comicios nacionales del 15 de mayo, determinando mayores presiones sobre los alternativos para que pacten y eviten ser absorbidos.
La desproporcionada reacción del partido gobernante ante la encuesta Gallup-HOY adelanta una ofensiva para invertir la tendencia que beneficia a la oposición, teniendo principal objetivo reducir las tensiones en su máximo liderazgo y superar sus múltiples conflictos por las candidaturas congresuales y municipales.

Una clara bipolarización. La tendencia que reflejan las encuestas publicadas en enero pasado marca una progresiva bipolarización, con el presidente Danilo Medina en baja y el opositor Luis Abinader subiendo de cara a las elecciones del 15 de mayo, lo que parece haber disipado las certidumbres del año pasado.

Todavía la encuesta Mark Penn-SIN, primera del año, realizada del 6 al 10 de enero, ratificaba una ventaja de 30 puntos (57-27) para la reelección, pero luego otras seis del mismo mes parecieron diluir las certidumbres, al punto que ahora se habla de la posibilidad de que se repita la doble vuelta electoral, que solo se ha dado en el país en el 1996.

La que causó mayor impacto, por el crédito que se le otorga, fue la Gallup-HOY, que esta semana dejó al candidato de la coalición de unas catorce organizaciones políticas que encabeza el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) gobernante con apenas 1.8 por ciento sobre la mayoría absoluta, aunque con ventaja de 16 puntos sobre Abinader, postulado por el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y otros cuatro. El resultado de 51.8 a 35.7, con 4.3 por ciento para Guillermo Moreno, candidato de Alianza País, configura, como en el 2012, un claro escenario bipolar.

La encuesta ASISA, cuyo patrocinio se ha atribuido por años al PLD, se había adelantado con 55-39-3 para los tres punteros. Cabrera y Asociados, una de las primeras encuestadoras del país, que estaría trabajando a Abinader, arrojó 53-41-5. La que sin duda investiga para este, la del Centro Económico del Cibao no se ha publicado este año, pero se supo que arrojó un balance bastante cercano al de Gallup.

La CIES International bajó a Medina a 49 con Abinader en 37. La firma mexicana Votia debutó aquí con el resultado más apretado 46-41-3, con dos por ciento para Minou Tavárez y la norteamericana New Link, para Telesistema Dominicano, marcó 50-34-7-3.

¿Hacia una doble vuelta? Las tendencias que indican las encuestas son muy tomadas en cuenta por los analistas, y en la serie de enero fueron muy acentuadas en la reducción de Medina que los observadores apreciaban, y en el ascenso de Abinader, más significativo por tener como principal apoyo un partido que apenas cumplió un año de constituido, y que no ha estado exento de dificultades, en la elección de candidatos congresuales y municipales.

Aún en la Penn-SIN que le marcó la mayor ventaja, las preferencias de Medina cayeron de 63 a 57 por ciento, mientras las de Abinader subían del 17 al 27, en relación a la anterior de julio del 2015. En Gallup-HOY se acentuó la doble tendencia, ya que en el mismo período el gobernante cae 11 puntos, de 63 a 52 por ciento, y el opositor sube 19, del 17 al 36 por ciento, para una movida de 30 puntos. Cabrera y Asociados registra una movilización de 33 puntos, 13 menos para Medina y 20 más para Abinader.

En julio del 2015, cuando las dos firmas más acreditadas encuestaron, ya Luis Abinader había sido electo candidato por el PRM y el Partido Humanista Dominicano. Danilo Medina había sido proclamado por el PLD y en junio había recibido el apoyo del Partido Revolucionario Dominicano, reducido por la división que parió al PRM.

Alarma en el PLD. La rueda de prensa del secretario general del PLD, acompañado de tres ministros (Economía, Turismo y Medio Ambiente) y del director de Información Estratégica del Gobierno, apenas unas horas después que se publicara la encuesta Gallup-HOY, y los prepotentes reclamos a la encuestadora para que la justificara, mostraron la preocupación del oficialismo al día siguiente a la proclamación de su candidato presidencial.

Los peledeístas tienen razones adicionales para estar preocupados, como el profundo y prolongado conflicto entre sus dos principales líderes reflejado en el caótico intento de elegir apenas una docena de candidatos a diputados y medio centenar a alcaldías, cuyos resultados han generado divisiones en las cuatro mayores provincias, Santo Domingo, Santiago, San Cristóbal y La Vega. Ya la repostulación total de los senadores y del 80 por ciento de los diputados y el 70 por ciento de los alcaldes, negando el derecho a ser elegido de miles, había desalentado su militancia.

Aunque respiraron con la presencia del expresidente Fernández en el acto de proclama de Medina, se supone que advirtieron, como los observadores, que el lenguaje gestual del presidente del partido no era alentador, como testimoniaron las fotos en las redes de Internet. Andrés L. Mateo lo retrató en su artículo: “Estaba aquí, pero no soy yo”.

Desde luego que Danilo conserva aún ventajas para ganar, y que tratarán de incrementarlas con los recursos del poder que con tanta efectividad han utilizado, especialmente en la última presidencial, cuando el Gobierno gastó más de 150 mil millones de pesos fuera del presupuesto. El ministro de Medio Ambiente dijo en la rueda de prensa citada que buscarán los votos “por municipios y provincias y hasta debajo de las piedras”.

Desafío para la oposición. Las tendencias que marcan las encuestas suponen un desafío a la inteligencia política y capacidad de negociación para una oposición que persiste en ir dividida frente a una maquinaria de poder casi absoluto. Para Luis Abinader y el PRM es urgente superar los conflictos que le quedan en la escogencia de candidaturas y hacer un último esfuerzo para convencer a los alternativos Guillermo Moreno y Minou Tavárez, de una coalición siquiera en los niveles congresual y municipal.

Aún manteniendo sus candidaturas presidenciales, si un acuerdo implica el compromiso formal de que todos, bajo un programa de prioridades, apoyarán al que vaya a una eventual segunda vuelta, podrían despertar nuevas sinergias y alentar la ilusión de cambio político que también aumenta en las encuestas.

Un acuerdo de esa naturaleza sería bien beneficioso para los alternativos, que atraerían más votos de los sectores que quieren un cambio y no están suficientemente entusiasmados con el PRM, se podrían garantizar significativa representación congresual y hasta algunas alcaldías que pudieran convertir en modelo, y hasta sobrepasar el 5% que multiplica el financiamiento estatal. Pero también evadirían la tendencia a la tradicional bipolarización absoluta que ha mantenido en la insignificancia electoral a los grupos de izquierda y progresistas.

La Gallup-HOY registra resultados contradictorios

Por Juan Bolívar Díaz

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La encuesta Gallup-HOY publicada esta semana presenta una población contradictoria, que da alta aprobación a una reforma constitucional que la mayoría cree comprada, y a la reelección presidencial y la gestión del Gobierno, a pesar de expresar que la corrupción lo abarca todo y que le agobian la delincuencia, la inflación y el desempleo.

Con 63 por ciento de preferencias electorales el presidente Danilo Medina corre cómodo a su reelección, favorecido por una cultura presidencialista y continuista, fortalecida por el clientelismo y el reparto del Estado y por un enorme aparato mediático, todo lo cual obliga a los opositores a unificarse por lo menos para evitar la insignificancia.

Alta aprobación de Danilo. El nivel de aprobación que arrojó la encuesta Gallup-HOY a la reforma constitucional y el proyecto reeleccionista del presidente Danilo Medina sorprendió hasta a sectores progubernamentales que temían un mayor costo político derivado de la forma en que se consiguió modificar la Constitución y por los antidemocráticos pactos de reparto que la viabilizaron.

La preferencia del 62.6 por ciento registrada por Medina, con apenas 17.4 por ciento para Luis Abinader, 3.6 por Guillermo Moreno y 1.2 para Quique Antún, arroja un desnivel sin precedente a 10 meses de una elección presidencial. En la historia de las encuestas electorales dominicanas nunca se había registrado una diferencia tan alta, muy superior a la ventaja de 54.4 a 34.5 por ciento que a la misma distancia de los comicios del 2012 obtuvo Hipólito Mejía frente a Medina, entre los que estaban habilitados para votar y de 47.9 a 33.4 por ciento en el universo de la encuesta Gaallup-HOY publicada en agosto del 2011. Al final Medina pudo remontar la diferencia y obtener victoria en primera vuelta con 51 por ciento del sufragio, aunque con la ayuda de todo el poder del Estado, que no dispondrán ahora sus opositores.

En relación a la anterior Gallup-HOY, publicada en febrero, Medina redujo sus preferencias en 6.4 por ciento y Abinader las elevó en 4, mientras Moreno caía 5 por ciento. En la oposición se esperaba un resultado menos desfavorable, como el arrojado por una encuesta telefónica de Newlink publicada esta misma semana por el periódico El Dinero que marcaba 54 a Medina, 37 para Abinader, 7 a Moreno y 2 para Antún.

Muy bajo costo de la reforma. Analistas y articulistas, incluyendo a progubernamentales, esperaban un mayor costo político de la forma en que se aprobó la reforma de la Constitución para viabilizar la repostulación del presidente Medina. Resalta que el 52 por ciento de los encuestados por Gallup entienden que corrió el dinero, contra sólo 26 por ciento que no lo cree, y otro 22 por ciento que no responde, y también que 67 por ciento, dos tercios, desaprobara el pacto Danilo-Leonel para seleccionar las candidaturas para los comicios del próximo año.

Esas altas tasas de rechazo no impidieron que el 64 por ciento manifestara aprobación por la reforma constitucional, lo que podría explicarse en la cultura presidencialista y la histórica adscripción de los dominicanos al continuismo en el poder, así como en la laxitud frente a la corrupción, que muchos ven como cosa normal en la política a pesar de que, en correspondencia con lo que ocurre en el mundo de hoy, crece en el país su rechazo.

Esa laxitud es contradictoria con el 88 por ciento que en la misma encuesta considera que la corrupción en los gobiernos y la política dominicana es un problema muy grave y que se manifiesta principalmente en la policía, los políticos, funcionarios del Gobierno, los abogados y los militares. Otra contradicción es que aunque el 60 por ciento estima que en este Gobierno hay igual o mayor corrupción que antes, 62 por ciento piensa que el Gobierno está interesado en enfrentarla. Pero el 60 por ciento considera que se requieren sanciones drásticas, incluso de cárcel para combatirla, en uno de los pocos países del mundo democrático que no tiene un solo político preso por corrupción.

Mayores contradicciones. En esta encuesta se repite una contradicción fuerte entre los niveles de aprobación del presidente Medina y las insatisfacciones con los resultados de un Gobierno próximo a entrar en su cuarto año. Resalta que 82 por ciento apruebe la gestión del mandatario, aunque apenas cuatro de sus renglones fundamentales reciben más del 50 por ciento de reconocimiento, especialmente educación, con 87 por ciento, construcciones con 62 y turismo y salud, con 55 y 53 por ciento.

La insatisfacción se expresa a partir de los renglones de deportes, transporte, control fronterizo y medio ambiente, con notas por debajo del 40 por ciento. Pero electricidad, reforma policial, manejo de conflictos, pobreza, economía y seguridad ciudadana quedan con menos del 30 por ciento. En materia de inflación, empleo y delincuencia la aprobación queda entre 17 y 14 por ciento.

Más aún, a la pregunta sobre cuáles son los principales problemas del país, los mayores señalamientos son para la delincuencia, que abarca dos tercios, y le siguen alza del costo de la vida, desempleo, falta de electricidad, agua potable y corrupción administrativa.

Una mina que está explotando el reeleccionismo es la del nacionalismo, maximizando hasta niveles irresponsables una supuesta conspiración de todo el mundo contra la nación dominicana, de la cual el presidente Medina es su nuevo salvador, promoviendo un inconcebible aislamiento del país.

Unificarse o morir. Con el nivel de preferencias que registra el reeleccionismo en la encuesta más acreditada del mercado, más las ventajas del control absoluto del Estado, el desafío es muy grande para una oposición que todavía trata de reconfigurarse tras el virtual entierro del Partido Revolucionario Dominicano, que habiendo obtenido 47 por ciento contra ese poder estatal en la última elección, absurdamente renunció a llevar candidaturas propias cuando faltaban 11 meses para los próximos comicios, quedando a expensas de una alianza aún indefinida, con el partido gobernante.

Los números de Gallup-HOY y las perspectivas nacionales indican la urgencia de una total convergencia de quienes pretendan enfrentar la maquinaria de poder absoluto del Partido de la Liberación Dominicana, que tendría que configurarse en torno a las candidaturas de Abinader y Moreno, por lo menos para aspirar a un mejor balance congresual y municipal.

Hay todavía amplios espacios para ganar apoyo de los sectores insatisfechos por razones socioeconómicas que multiplican sus protestas y demandas, de los preocupados por la institucionalidad y el equilibrio democrático, y de los más de 700 mil jóvenes que llegan a la edad de votar, en su mayoría con escasas oportunidades de desarrollo.

Como todos han adelantado, un amplio frente electoral que gane credibilidad tiene que conformarse a partir de un programa mínimo de cambios sociales, económicos e institucionales, compromiso real para reducir la corrupción y malversación en todos los estamentos del Estado, y con candidaturas que generen ilusión de renovación. Pero tienen que lograrlo en breve plazo antes de que se afiance la sensación de invencibilidad que ya proyecta la reelección. La permanencia de la dispersión tendría un costo devastador para la sociedad dominicana y para quienes persistan en ignorar la realidad.-

 

 

 

Encuestas marcan competencias Danilo-Leonel y Abinader-Hipólito

Por Juan Bolívar Díaz
tema de hoy 25 mayo

Resalta que el presidente Medina mantiene altísima aprobación, aunque las principales preocupaciones de la población  son la delincuencia, alto costo de la vida, desempleo, apagones y corrupción, con situación económica mala

Las dos encuestas más antiguas y acreditadas del país, Gallup-HOY (GH) y Penn Schoen Berland (PSB) han ratificado la altísima aprobación a la gestión del presidente Danilo Medina y evidencian que sin la competencia del mandatario, el expresidente Leonel Fernández sería un fuerte candidato del partido gobernante.

Con el Partido Reformista Social Cristiano que registra 3 y 4 por ciento de simpatías, la oposición se concentra en el dividido Partido Revolucionario Dominicano (PRD) con fuerte competencia de liderazgo entre el expresidente Hipólito Mejía y Luis Abinader, dejando a Miguel Vargas Maldonado en posición crítica.

Coincidencias y discrepancias. El análisis de los resultados de las dos encuestas indica coincidencias y discrepancias, algunas significativas. La primera realizada del 5 al 10 de abril, y publicada por el Servicio Informativo Nacional por el Canal 9, y la difundida por HOY esta semana, es de un mes más reciente, del 8 al 13 de mayo.

Ambas coinciden en la gran aprobación que sigue registrando el presidente Medina luego de haber agotado el 44 por ciento de su período gubernamental, aunque con distancia, 89% en GH y 69 en PSB. También en las preferencias para los comicios del 2016, Danilo hasta con 70 por ciento (PSB) que quieren modificación de la Constitución para que pueda repostularse, pero con él inhabilitado, ninguno de los aspirantes a la candidatura del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se aproxima siquiera a las posibilidades de Leonel Fernández.

Las dos encuestas confirman la baja significación en que ha caído el Partido Reformista Social Cristiano, al que apenas le otorgan 3 y 4 por ciento de simpatías. El PLD sigue atrayendo a la mitad de la población, en el caso de la PSB hasta 58 por ciento y en la GH 51 por ciento, mientras el PRD alcanza 38 y 22 por ciento, respectivamente. Las distancias entre las dos investigaciones son notables.

Coinciden también en marcar fuerte competencia entre Mejía y Abinader por la candidatura presidencial del PRD, y en atribuir sólo un 13 por ciento de las preferencias a Miguel Vargas, dejándolo relegado en la lucha interna. Discrepan en que la PSB otorga fuerte ventaja a Mejía y la GH a Abinader.

Es notable que ambas tienen idéntico resultado, en el mismo orden, en la pregunta sobre las principales preocupaciones de la población: delincuencia y criminalidad, alto costo de la vida, desempleo, apagones y corrupción.

Entre Danilo y Leonel. La fortaleza del presidente Medina es tal que ambas encuestas lo marcan ampliamente como preferido para la repostulación y la reelección, aún cuando tiene impedimento constitucional. En pregunta abierta de la Gallup-HOY, Medina alcanza el 51 por ciento de las preferencias de la población para la candidatura y el 50 por ciento entre sus partidarios. En segundo lugar Fernández tiene un bajo 18 por ciento de la población y 26 por ciento de los peledeístas. Sin embargo, cuando la PSB preguntó quién es el líder del PLD quedaron casi empatados 49 a 47 por ciento a favor del Presidente, con el 77 por ciento de los peledeístas favoreciendo la reelección, por lo que parece que es Medina quien lleva la antorcha en el partido gobernante, aunque Leonel luce su más posible heredero.

La alta aprobación de la gestión de Medina se explica, generalmente, en su sencillez y cercanía con la población, en cierto control de la desbordada corrupción, mejoramiento de la inversión en educación y aciertos como la revisión del contrato sobre la mina de oro, la contención en Bahía de las Aguilas y otros. El 69 por ciento de la aprobación que registra PSB sube al 85 cuando lo comparan con la gestión de Leonel. En esa alta aprobación también influye la pobre oposición y contrasta con los porcentajes que evalúan la situación económica: En GH 67 por ciento la considera mala o muy mala y sólo 11 por ciento buena o muy buena, y en la PSB 56 por ciento la entiende buena, pero 62 por ciento cree que va en dirección equivocada.

En ambas encuestas, con la mitad de los consultados prefiriendo al PLD, Fernández registra un alto rechazo en el resto, sólo 18 y 19 por ciento de este lo preferiría. Obtiene ventaja frente a los más preferidos perredeístas, pero sólo gana en primera vuelta frente a Vargas, 51 a 26 en una y 52 a 21 en la otra. Supera 46 a 32 a Mejía y muy cerrado frente a Abinader 44 a 41 en la GH. En PSB Fernández registra el mismo resultado frente a Abinader y Mejía, 48 a 42 por ciento. Eso con el actual desconcierto perredeísta, que de ser superado podría poner en apuros a Fernández.

Entre Abinader y Mejía. En el desguañangue en que se mantiene el PRD, resalta que una abrumadora mayoría, hasta 85 por ciento según PSB, seguiría a Hipólito Mejía y Luis Abinader, si crean una nueva opción, ya que creen que Miguel Vargas seguirá con el control de ese partido, aunque de 7 líderes de los dos partidos mayoritarios evaluados por la PSB éste es quien alcanza el mayor rechazo, 74 por ciento y la menor aprobación, 11 por ciento.

Abinader sigue siendo la figura nacional emergente, como lo han indicado las últimas cuatro GH. En esta última alcanza el apoyo del 27 por ciento del universo y del 44 por ciento de los perredeístas, superando significativamente a Mejía, quien obtiene 21 y 32 por ciento, y a Vargas con 20 y 13 por ciento respectivamente.

Pero en la PSB quien lidera es Hipólito con 42 por ciento del universo encuestado y 48 de los que se confiesan perredeístas, bien por encima de Abinader, quien registra 23 y 39 por ciento, y de Vargas con 25 y 13 por ciento respectivamente. Pero en la misma encuesta los dos primeros están empatados, si se enfrentan a Leonel.

Hay que tomar en cuenta que Abinader lleva más de un año en campaña por la nominación perredeísta y que Mejía no ha definido si buscará la candidatura, lo que sólo podría hacer por otro partido ya que fue expulsado por Vargas Maldonado. Esta semana, tras dar por hecho que han constituido comités del “PRD mayoritario”, que integra junto a Abinader, el expresidente dijo que dedicará todas sus energías a la construcción de la “Convergencia por un País Mejor” para derrotar al PLD y a Leonel.

Hipólito advirtió que “nadie crea que pretendo ser el dueño de un proceso que nos pertenece a todos” y que no será obstáculo para el desarrollo del liderazgo y aspiraciones de otros compañeros, de los que se mantendrá equidistante, defendiendo la elección de los candidatos de la Convergencia mediante “procesos y procedimientos democráticos y transparentes”. Frente a la interrogante de si volverá a aspirar a la presidencia, afirmó “estaré en el lugar donde las circunstancias y las mayorías me requieran”. Nadie duda que si se lanza a buscar la candidatura será un fuerte competidor.

 

Reto a la institucionalidad demócratica dominicana

Por Juan Bolívar Díaz

Los avances democráticos e institucionales de la sociedad dominicana estarán a prueba hoy en la elección presidencial más apretada del siglo 21, tras una prolongada campaña electoral caracterizada por la inequidad y las descalificaciones que parecen haber dividido profundamente al electorado en dos mitades casi iguales.

De mantenerse el promedio de abstención del 27.7 por ciento en las elecciones presidenciales de las últimas décadas, unos 4 millones 700 mil ciudadanos acudirán a las urnas en todo el país y en otras diez naciones y 7 territorios insulares, sin descartarse que pueda ser necesaria una temida segunda vuelta que solo ha tenido lugar en 1996.

Votarán unos 4.7 millones.  Aunque el padrón de electores asciende a 6 millones 502 mil 968 ciudadanos y ciudadanas, solo unos 4 millones 701 mil acudirán a las urnas, si se mantiene la abstención del 27.7 por ciento que han promediado las elecciones presidenciales dominicanas a partir de la etapa democrática iniciada en 1978, 26.6 en las tres últimas y 28.6 en la del 2008.

Los abstencionistas tienden a aumentar en la medida en que se alejan del 2000, cuando se hizo el actual registro electoral, por efecto de los movimientos migratorios dentro y fuera del país que dejan lejos de sus colegios a decenas de miles de personas negligentes en la actualización de su residencia y por un menor interés de las nuevas generaciones en una política que muchos rechazan. El voto en el exterior, que se producirá por tercera ocasión, compensaría en parte, pero aunque ha crecido en 173 mil electores (70 por ciento) desde el 2008, solo representa el 5 por ciento del total.

Suman 386 mil 571 los nuevos electores en el padrón actual (6.3 por ciento), en relación a los 6 millones 116 mil de los comicios del 2010, pero casi el doble 738 mil 581 (12.8 por ciento) de los empadronados para la elección presidencial del 2008. Aunque se pondera el poder del voto juvenil, la población entre 18 y 29 años no alcanza la cuarta parte, en tanto la mayor de 40 años supera la mitad, y el segmento de más de 50 años lidera con 30.45 por ciento.

De los empadronados en 108 ciudades y localidades del exterior el 67.93 se localiza en Estados Unidos y 19.07 en Europa para abarcar el 87 por ciento. En el país, el 54.2 por ciento de los electores se concentra en el Distrito Nacional  y las provincias de Santo Domingo,   Santiago, San Cristóbal y La Vega.  En la zona urbana capitalina está el 32.9 por ciento, aunque por región, la Norte encabeza con 37.9 por ciento.

Un resultado muy cerrado.  El análisis de las encuestas, sondeos y percepciones permite predecir un resultado muy cerrado en la votación de este domingo entre los candidatos Danilo Medina e Hipólito Mejía, de los partidos de la Liberación Dominicana (PLD) y Revolucionario Dominicano (PRD), a los cuales las encuestas atribuyen entre el 94 y 97 por ciento de las intenciones de voto.

Una vez más las candidaturas alternativas, representadas esta vez por cuatro acreditados ciudadanos, Guillermo Moreno, Eduardo Estrella, Max Puig y Julián Serulle, podrían ser víctima de la bipolarización, temiéndose incluso que a último momento parte de sus simpatizantes emigren hacia el “voto útil” por rechazo al Gobierno. La fina columnista Inés Aizpún lo expresó en el Diario Libre el jueves refiriéndose a la avasalladora ofensiva de la candidatura oficialista, “que ha invalidado, por el momento, cualquier  oportunidad de una tercera fuerza, o es PLD o PRD”.

Resalta que los 26 partidos reconocidos solo hayan generado 6 candidaturas. El PLD lleva 13 aliados y el PRD 5, después que le rechazaron dos. Por primera vez el Partido Reformista Social Cristiano no lleva candidato propio, aliado al partido de Gobierno, lo que lo ha escindido y lo pone en peligro de quedar entre los minoritarios.

El derroche propagandístico y el abuso sin límites del poder estatal y la proliferación de encuestas con balance a favor de Medina han logrado construirle una imagen de vencedor, fortalecida por el hecho de haber obtenido 5 y 6 puntos de ventaja en las dos encuestas más acreditadas del mercado, la Gallup-HOY y la Penn-Schoen.  De un total sin precedente, de 17 firmas encuestadoras, 10 han arrojado ventaja para el PLD y 7 al PRD. De estas últimas las más acreditadas internacionalmente son la Bendixen y Amandi, que esta semana otorgó 52 a 45 a favor de Mejía, y la CID Gallup que le da ventaja dentro del margen de error.

Los perredeístas se alientan reivindicando un “voto secreto” entre el millón 800 mil beneficiarios de tarjetas de subsidios gubernamentales y más de 600 mil empleados estatales, intimidados por el seguimiento oficial, y porque en comicios anteriores con Mejía de candidato  sacan entre 3 y 6 puntos más de lo que le han otorgado las encuestas Gallup y Penn. En el 2000, la Gallup-Rumbo (2-7 de mayo), registró 46 por ciento al PRD y consiguió 49.87.  En el 2004 la Gallup-Diario Libre marcó 30 por ciento para Mejía buscando la reelección, y la Penn-Schoen de mayo solo el 27 por ciento, y las urnas le otorgaron 33.65. En 2008, la Gallup-HOY 11-15 de abril, atribuyó al PRD con Vargas Maldonado de candidato, el 37.4 por ciento, y consiguió 40.4.

Inequitativa y antidemocrática.  Cualquiera que sea el desenlace de las urnas, esta campaña electoral ha ratificado las debilidades institucionales de la nación  y la adolescencia de la democracia dominicana. La ausencia de regulaciones y la incapacidad de los organismos electorales para cumplir su rol, derivado de los compromisos partidarios de sus integrantes más claros que nunca, han manchado el proceso electoral.

El movimiento cívico Participación Ciudadana y la Fundación Justicia y Transparencia marcaron sin disimulos la inequidad de la campaña electoral señalando un gasto desmesurado y  gran malversación de recursos públicos, especialmente por la candidatura oficialista, a la que atribuyen 69 y 75 por ciento del gasto publicitario y el abuso de los medios estatales de comunicación. También han denunciado la contaminación visual y sonora, el transfuguismo y la prevalencia de las dádivas.

Participación, que confrontó graves obstáculos por parte de la Junta Central Electoral para repetir la observación electoral que la ha acreditado desde 1996, resaltó el papel protagónico del presidente Leonel Fernández en la campaña, el desbordamiento del gasto gubernamental con interés partidario hasta registrar un déficit presupuestario de entre 45 y 48 mil millones de pesos en los primeros cuatro meses del año y la prevalencia de las políticas clientelistas.

Dentro de ese cuadro resultó extraña la afirmación atribuida al expresidente uruguayo Tabaré Vásquez, cabeza de una misión de observación de la Organización de Estados Americanos, de que este proceso electoral sería “un ejemplo para América Latina”, a no ser que sea de inequidad, clientelismo, malversación de recursos estatales, abuso del poder y falta de las regulaciones que una misión de la misma OEA plasmó en un proyecto de ley electoral que entregó en septiembre pasado y que duerme el sueño de una gaveta legislativa.

Es posible la segunda vuelta

Aunque nadie lo desea, por el costo económico, institucional y hasta emocional que conllevarían otras cinco semanas de campaña, no se puede descartar una segunda vuelta, con un resultado muy cerrado entre los dos punteros, aún con un 3 o 4 por ciento repartido entre los otros cuatro candidatos. Para muchos la diferencia podría depender de quién lleve más gente a las urnas, compre o anule votos, y por eso se teme la ocurrencia de violencia y graves conflictos.

Si se dan por válidos los resultados de las dos encuestas más acreditadas, con apenas 2-3 puntos por encima del margen de error, y se repite la tendencia de Mejía a superar sus registros, se tendría un resultado de virtual empate por debajo del 50 por ciento. La Gallup solo otorgó a Medina 0.6 por ciento por encima de la mitad hace ya un mes, y la Penn 1 por ciento dos semanas atrás. Tampoco se puede descartar un mayor avance oficialista ni un rebase opositor, porque las encuestas, por diversas razones, han tenido múltiples fracasos, algunos estrepitosos como en Colombia en  2010 y en Nicaragua en  1990, cuando el régimen sandinista logró infiltrarlas. O porque al votar los electores sean más sinceros que en las encuestas.

Es obvio que el “voto útil” que provendría de opositores no perredeístas, el “voto de cansancio”, por rechazo al continuismo, y el “voto secreto” por efecto del temor a perder favores gubernamentales, se inclinarían por  Mejía, pero el poder coercitivo y las dádivas de última hora abonan a favor de Medina, lo mismo que el control absoluto del arbitraje y el tribunal electoral. En ambos polos hay “expertos en “compra de votos”, una de las aberraciones que todavía en 2010 mancharon los comicios, por lo que se temen conflictos en la jornada de votación. Ya el viernes, la Alianza Dominicana contra la Corrupción denunció una “compra masiva de cédulas” y  en algunos lugares se identificaba a los traficantes.

Hay consenso entre analistas políticos de que en cualquier dirección, un resultado muy apretado generará conflictos que profundizarán la división en casi dos mitades del electorado y que podrían generar graves dificultades de gobernabilidad a quien resulte electo.

 

Competencia cerrada genera preocupación

Por Juan Bolívar Díaz
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A una semana de la elección presidencial la competencia cada día más encarnizada entre las dos opciones mayoritarias y la percepción de que el resultado de las urnas será muy cerrado genera tensiones y hasta temores de que se ponga en peligro la institucionalidad democrática y la gobernabilidad del país.

La irrupción en la campaña del presidente Leonel Fernández, con amplio despliegue del poder del Estado, y los informes sobre el desbordamiento del gasto gubernamental y una propaganda aplastante de la candidatura oficialista configuran una de las competencias más inequitativas de la aún incipiente democracia nacional.

Cansancio y tensiones.  En diversos estamentos sociales se percibe cansancio, que se refleja hasta en los mismos partidos políticos, por una campaña electoral tan intensa y extensa que se aproxima al año, si se mide a partir de la elección de los candidatos presidenciales de los dos partidos mayoritarios. Hipólito Mejía, del Revolucionario Dominicano (PRD), fue electo el 6 de marzo, y Danilo Medina, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), el 28 de junio del 2011.

Los temores, incluso por la posibilidad de una segunda vuelta,  aumentan porque las encuestas proyectan una votación bastante cerrada y con potencial conflictivo, en contraste con las tres anteriores elecciones presidenciales, cuando siempre se configuraba un claro ganador. Mejía duplicó a Medina en el 2000 (49.85 a 24.94 por ciento),  Leonel Fernández ganó a Mejía en el 2004, por 23 puntos (57 a 34 por ciento), y también a Miguel Vargas en el 2008 con diferencia de 13 puntos (54 a 41)

Entre las peculiaridades de esta campaña resalta la presencia de 15 firmas encuestadoras que dividen sus resultados entre los dos principales competidores, pero en general con diferencias por debajo del 6 por ciento y varias dentro del margen de error. En la generalidad de los países de la región se publican entre tres y cinco encuestas. A favor de Medina se inscribe el hecho de que ha sido favorecido en las dos  más acreditadas del mercado, la Gallup-HOY y la Penn/Schoen que en abril le han arrojado ventajas de 6 y 5 puntos. Otras seis encuestadoras contratadas le han favorecido: Asisa, Newlink, Hamilton Campaigns, Insight, Alfonso  Cabrera y Bernenson.

Al  candidato del PRD le han favorecido los resultados de dos consideradas independientes, la Greenberg-Diario Libre, con sólo 3 puntos de ventaja, y la CID-Gallup, apenas por 1.4 por ciento. Cosecha mayores frutos en las contratadas  Bendixen/Amandi, ABC Marketing, Analytics, Centro Económico del Cibao y Ana María Acevedo.

El presidente en campaña.  Más allá de la violencia que ha cobrado dos vidas en la provincia Espaillat, de las campañas sucias y del discurso descalificador y ofensivo, lo que ha caracterizado el proceso electoral es la ausencia de un arbitraje regulador e independiente y la irrupción del Presidente de la nación, que disputa el protagonismo hasta al candidato de su partido.

El doctor Fernández ha estado recorriendo el país en caravana, seguido por altos funcionarios nacionales y locales, en helicópteros y vehículos, con choferes, combustibles y dietas del Gobierno. Sus visitas son precedidas y seguidas de repartos de alimentos y electrodomésticos, mientras inaugura y anuncia nuevas obras, algunas tan costosas como la carretera norte-sur. El miércoles pasado Comedores Económicos del Estado repartió 6 mil raciones de alimentos y 60 mil pollos en la provincia Dajabón, con menos de 50 mil electores, como lo dispuso el mandatario en visita días antes. Allí dejaron de manera fija una cocina móvil para distribuir alimentos cocidos. Y una nota del organismo dijo que lo mismo está haciendo en otras 24 provincias.

Basados en informaciones oficiales, los economistas Fernando Alvarez Bogaert,  Apolinar Veloz y Miguel Ceara Hatton han cuantificado entre 45 y 48 mil millones de pesos el déficit fiscal acumulado en los primeros 4 meses del año por el desbordamiento del gasto del gobierno. Al 20 de mayo podría acercarse a los 60 mil millones de pesos, suma muy superior a los 40 mil millones que el mandatario anunció en Nueva York, en septiembre, que gastaría para asegurar el triunfo de su partido. La incertidumbre creció esta semana en los ámbitos empresariales con la divulgación de un informe del FMI que ya en diciembre declaraba la insostenibilidad del déficit fiscal por lo que plantea un paquete tributario para buscar al menos 80 mil millones de pesos adicionales.

En ámbitos diplomáticos impactó la declaración presidencial de que el primer boletín de la Junta Central Electoral indicará la victoria del PLD. El viernes proclamó que su prioridad es ganar en todas las provincias. Causó impresión el despliegue de la galería de fotos de los jefes militares proclamándose garantes de las elecciones, como en los años de los fraudes balagueristas. Otro factor de incertidumbre es el manifiesto empeño de las autoridades electorales en obstruir la observación electoral y el conteo rápido del movimiento cívico Participación Ciudadana.

Al aumento de las preocupaciones se atribuyó la visita al presidente Fernández de una docena de los más importantes embajadores acreditados en el país, incluyendo al de Estados Unidos y la de la Unión Europea. Quisieron mantener un discurso diplomático pero  declararon que esperan elecciones transparentes. Esa visita no ocurre en ningún país donde haya confianza en el respeto al procedimiento democrático. El embajador de Venezuela declaró que no asistió al encuentro porque no es su línea la injerencia en asuntos internos de los dominicanos, confirmando la preocupación.

Desafíos para el PRD.  Quedando 6 días de campaña es sorprendente los limitados recursos que ha invertido en propaganda la candidatura perredeísta en una competencia enormemente desigual que ha dejado casi en el anonimato a las otras cuatro candidaturas, víctimas una vez más de la recurrente bipolarización.

Hipólito Mejía se ha batido no sólo contra su contrincante Danilo Medina, que a diferencia de él se ha manejado  personalmente con extrema prudencia para no cometer errores. Pero también ha tenido de frente al presidente Fernández y su gobierno, a la primera dama Margarita Cedeño y para colmo hasta al presidente de su propio partido, cuya esposa y los cuadros que le quedan ya hacen campaña abierta en contra de Mejía y a favor del oficialismo.

La ofensiva peledeista gubernamental ha sido tan grande en las últimas semanas que los perredeístas han aparecido a la defensiva, perdiendo la iniciativa. Agotaron temas hipersensibles como el de la tremenda corrupción gubernamental, pero no han sido suficientemente propositivos de correctivos.

Los estrategas perredeístas dicen estar conscientes de que tienen que remachar dando seguridades a los que tienen las tarjetas de subsidios, dirigirse más a las mujeres que favorecen ampliamente al PLD, y enfatizar los temas del empleo, costo de la vida, seguridad ciudadana, reducción del dispendio y promoción de los sectores productivos.

Frente a una mayor avalancha de recursos por parte del peledeísmo, tendrán que apelar finamente, con propuestas específicas, a los sectores inconformes que todavía no acaban de aceptarlos como alternativa válida y donde habrá rechazo al dispendio final.

Es criterio generalizado entre los analistas que para ganarle a una maquinaria con tanta vocación de poder como la peledeísta, y con el arbitraje electoral tan claramente en contra, los perredeístas tendrán que tener una arremetida final de calidad.-

Propaganda apabullante
La maquinaria propagandística con que cuenta la candidatura del PLD es apabullante, acaparando más de dos tercios de toda la publicidad política  en los medios de comunicación y las vías públicas, como ya documentó Participación Ciudadana en su cuarto informe de observación electoral. Pero además controla editorialmente varios canales de televisión y decenas de radioemisoras en manos del Estado, que se manejan como aparatos propagandísticos propios, y una red de más de dos mil comunicadores pagados en todo el país que influyen sobre periódicos, noticiarios y programas de opinión en radio y televisión.

Incentivando a unos y poniendo presiones sobre otros los gobiernistas han logrado ventajas notables hasta en los más rancios periódicos, algunos de los cuales parecen instrumentos de propaganda partidista, en lo que ya se estima como una degradación del periodismo dominicano. Esta semana se llegó al extremo de denunciar como conspirativo un encuentro del candidato del PRD con un grupo de periodistas donde hubo un animado y diverso diálogo sobre las perspectivas electorales y sorprendió el optimismo que mantuvo Mejía.

Al partido morado y su docena de grupos aliados le sobran recursos para sacar un nuevo spot de  radio y televisión cada día y hasta para distribuir más de cien mil DVD en uno de los diarios gratuitos. Con mayor eficiencia los peledeístas parecen haber aplastado la maquinaria propagandística de sus competidores, y hace semanas que están llamando uno por uno a los electores para invitarlos a votar por su candidatura, dando seguimiento especial al millón 800 mil posesionarios de las tarjetas de los programas de subsidios gubernamentales.

 

Gallup otorga a Danilo una significativa ventaja

Por Juan Bolívar Díaz
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Los seis puntos de ventaja que registró la última encuesta Gallup-HOY publicada el viernes a favor del candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Danilo Medina, son bien significativos si se le agregan los amplios beneficios que da el control del poder del Estado  en la endeble democracia dominicana.

Algunos indicadores dejan dudas pero en cualquier caso el candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Hipólito Mejía, tendrá que desarrollar una muy exitosa campaña en las tres semanas que quedan para ganarse el favor del electorado y por lo menos provocar una segunda vuelta.

Resultado sorprendente.  El resultado de 50.6% a 44.6% registrado por la encuesta Gallup-HOY sorprendió a los observadores y analistas por cuanto se realizó entre el 14 y 18 de abril cuando la candidatura peledeísta aparecía sacudida por el escándalo de corrupción internacional derivado de la banca de financiamiento político documentada a su secretario de organización y senador Félix Bautista.

Sin haber podido desmentir las cuentas bancarias exhibidas por la periodista Nuria Piera ni revocar el escándalo en Haití por el otorgamiento de contratos grado a grado por 385 millones de dólares al influyente peledeísta, el partido morado apareció a la defensiva durante el último mes, pero eso no declinó las preferencias por su candidato presidencial que en las encuestas Gallup mantiene una curva ascendente desde noviembre cuando redujo a 5 puntos la desventaja de 14 que registró en agosto para encabezar en marzo por tres puntos porcentuales.

La Gallup junto con la Penn and Schoen (46 a 44 por ciento a favor de Medina en enero) son las encuestas más acreditadas del mercado electoral dominicano. En cambio la Greensberg, que por ser para el Diario Libre se le estima independiente, arrojó a fines de marzo 49 a 46 por ciento a favor de Mejía.

Además de su propio desempeño como candidato, viniendo de una clamorosa victoria en la lucha interna del PLD cuando la maquinaria del poder le era adversa, Danilo Medina cuenta ahora con todo el apoyo de ella, del partido y del presidente Leonel Fernández lanzado a la campaña electoral gastando sin regateos hasta acumular un déficit fiscal de 30 mil millones de pesos en el primer trimestre del año, e iniciando obras hasta de la magnitud de la carretera Cibao-Sur. Casi dos de cada tres encuestados (63 por ciento) considera que el Gobierno utiliza recursos públicos en la campaña.

El apoyo del Estado y una masiva propaganda que alcanza porcentajes del 70 y 80 por ciento del total invertido en vallas y afiches, en prensa, radio y televisión (documentada en la molestosa observación electoral de Participación  Ciudadana) y una inmensa red de medios de comunicación y comunicadores en toda la geografía nacional, podrían explicar el sistemático crecimiento de la candidatura peledeísta. Cualquier comparecencia de dirigente o funcionario es transmitida por una docena de canales de televisión.

 Extrema bipolarización.  Esta encuesta Gallup-HOY muestra una extrema bipolarización, al atribuir el 95.2 por ciento de las intenciones de voto a los candidatos de los dos partidos mayoritarios, proporción similar al inequitativo financiamiento estatal, con apenas 3.7 por ciento a los otros cuatro candidatos presidenciales, y un bajísimo 1.2 por ciento de indecisos, dejando poco margen para inversión de las preferencias.

Los candidatos alternativos siguen siendo víctimas de la bipolarización, de la inequidad de recursos propagandísticos, del clientelismo y de una cultura de exclusión que tiende a ignorarlos. Guillermo Moreno alcanza 2 por ciento de las preferencias, y Eduardo Estrella 1.4. Max Puig y Julián Serulle a la zaga con 0.2 y 0.1 por ciento.

Al no indicarse la proporción de los que no se han decidido a votar resulta difícil estimar la medida en que esa pudiera ser una fuente nutricia para una campaña de sensibilización del voto. Se establece que un 18 por ciento pudiera cambiar su preferencia electoral. El promedio de abstención es del 28 por ciento en las elecciones de la etapa democrática iniciada en 1978. En el 2008 alcanzó 29 por ciento.

Visto por los niveles socio-económicos, los más altos favorecen abrumadoramente a Medina 59 a 37 y los medios-medios por 10 puntos, 53 a 43. Se reduce a solo un punto en los medios bajos y muy bajos, donde el balance es de 48 a 47 por ciento. Pasa ligeramente del 50 por ciento tanto en las zonas urbanas como  rurales y saca mayor ventaja entre las mujeres, por 57 a 39. Hipólito gana entre los hombres por 52 a 44 por ciento.

Hipólito en cuesta arriba.  La candidatura de Hipólito Mejía está urgida de un golpe de suerte, primero que alguna otra encuesta más o menos independiente, como la Penn and Schoen o la Greenberg-Diario Libre, aparezcan pronto y le inviertan la desventaja o por lo menos se la reduzcan, antes que surta efecto el “voto oportunista” de los que se suman “al que va a ganar”.

El esfuerzo concertado y la puntería tendrían que ser afinados en función de los sectores insatisfechos con la gestión peledeísta que el discurso de Mejía no ha podido convencer de que es una alternativa válida. La misma encuesta indica dónde tendrán que concentrar su mayor ofensiva proselitista y cuáles son las mayores preocupaciones de la población: desempleo, inflación, inseguridad ciudadana, financiamiento a la educación, apagones, tráfico de drogas y corrupción.

Si los peledeístas tienen identificados los beneficiarios de las tarjetas de los programas sociales, los perredeístas pudieron haber conseguido lo mismo para tener acceso directo y llevar confianza a ese sector tan vulnerable por la pobreza en que viven. No es tan difícil en las pequeñas y medianas comunidades.

La campaña de radio y televisión del PRD ha estado limitada y con muy poca variación. Se creía que aumentaría considerablemente en la recta final, lo que no ha ocurrido y les queda poco tiempo para la innovación.

Tal vez ya sea un poco tarde, pero don Hipólito Mejía no debe darse el lujo de una sola frase altisonante más, como la de los “pelafustanes de la Suprema Corte” que sepultó el magnífico discurso que acababa de pronunciar en un evento de Finjus en la Universidad Pedro Henríquez Ureña, donde formulaba un programa de austeridad y combate a la corrupción.

En un país donde casi todo se compra y se vende, y el financiamiento clandestino rebasa la frontera y cruza océanos, hasta las mejores encuestas pueden ser vulneradas, lo que no debe ser vulnerable es el candidato presidencial. A Hipólito Mejía se le ve cuesta arriba y necesitado de nuevas energías, por lo menos para ganar tiempo provocando una segunda ronda.

Los más pobres decidirían

Pero según Gallup-HOY la ventaja de Medina está determinada por las  enormes diferencias en las regiones Sur y Este, en la primera de 27 puntos (62.6 a 35.4) y de 16 puntos en la segunda (55.6 a 39.2). En la provincia de San Cristóbal, la cuarta en mayor acumulación de electores (después de Santo Domingo, DN y Santiago), se registra una diferencia desproporcionada entre los candidatos punteros con 64 a 34 por ciento a favor de Medina, sin algo que lo explique.

Llama la atención que en relación a marzo Mejía cayera entre los orientales de 52 a 39 por ciento, 13 puntos, y que Medina subiera 14, de 42 a 56 por ciento, justo después que el caudillo higüeyano Amable Aristy Castro respaldara al candidato perredeísta, dado el dominio que el reformista ha mantenido en la región, especialmente de la provincia Altagracia.

Entre las regiones metropolitana y Norte se produce un relativo equilibrio, pues el candidato del PLD sale adelante en la primera y el del PRD en la segunda, en ambos casos con diferencia de cinco puntos, 50 a 45 por ciento. Con una pequeña ventaja para el perredeísta ya que la región Norte aventaja 38 a 33 en el porcentaje del padrón electoral del 2010. Sorprende que en el Distrito Nacional ahora Mejía supere a Medina por 5 puntos, cuando antes era una de sus jurisdicciones adversas, y en cambio que en Santiago, que se le atribuía “absoluto dominio”, solo saque 0.7 de ventaja. En la provincia Santo Domingo, la mayor concentración de electores y reservorio de una alta proporción de la pobreza de la región metropolitana, la ventaja de Danilo es de 8.3 por ciento.

El cambio de las preferencias en Santiago podría relacionarse con la concentración en esa provincia de esfuerzos políticos y recursos estatales, lo mismo  que en las regiones Sur y Este, que son las más pobres del país, donde el millón 800 mil tarjetas de los diversos programas gubernamentales pudieran surtir más efectos, especialmente en las pequeñas y medianas comunidades donde todos se conocen. Al votar pudieran tener más seguridad del secreto que respondiendo a encuestadores.

 

Los “Insatisfechos” decidirían elecciones

Por Juan Bolívar Díaz
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A cinco semanas de la elección presidencial prevalece la convicción de que la competencia está muy cerrada entre las candidaturas de los dos partidos mayoritarios, dejando un ínfimo espacio a las de los alternativos que una vez más podrían ser víctimas de la bipolarización que caracteriza los procesos electorales nacionales.

Entre analistas se baraja la hipótesis de que la clave para ganar la presidencia de la nación podría tenerla la pequeña franja crítica de la sociedad, sin compromiso e insatisfecha con el sistema partidista, y que se ubica  básicamente en la clase media y no será convencida por bandereos ni caravanas.

Cerrada competencia.  En los ambientes de los analistas sociales y entre los comentaristas más ponderados se afianza el criterio de que, a diferencia de lo ocurrido en las tres últimas elecciones presidenciales y las últimas cuatro congresuales y municipales, este mayo el resultado será bien estrecho, tanto como para generar temores, sobre todo si hay que ir a una segunda vuelta con diferencias pequeñas entre los dos punteros, y con el arbitraje electoral controlado por uno de ellos.

La percepción generalizada, incluyendo a estrategas de los dos partidos que protagonizan el proceso, es que en las últimas semanas se ha cerrado la competencia, lo que dramatiza progresivamente la campaña electoral y ya genera violencia como la registrada el pasado domingo en Moca.

Se percibe que por la dispersión del Partido Reformista Social Cristiano, cuya militancia se ha dividido en el apoyo a Danilo Medina e Hipólito Mejía, el resultado electoral será el más polarizado de la etapa democrática. Las encuestas indican que los candidatos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) acaparan hasta el 95 por ciento de las intenciones manifiestas de voto.

La dramática inequidad de la propaganda y del gasto de los partidos mayoritarios, especialmente del que gobierna, deja con poco aliento las candidaturas alternativas de Guillermo Moreno, Eduardo Estrella, Julián Serulle y Max Puig, aún tratándose de personalidades políticas de amplio crédito. Se estima que entre estos cuatro no recibirán más allá del cinco por ciento del financiamiento público, que en 80 por ciento va a los dos partidos dominantes más el reformista, aliado al PLD, y otro 15 por ciento a otros tantos aliados. Eso sin contar las recaudaciones privadas ni el uso de recursos estatales que también monopolizan los partidos dominantes.

La franja insatisfecha.  Los indecisos en esta campaña electoral parecen más reducidos de lo habitual, ya que la mayoría de las encuestas le otorgan hasta el 95 por ciento de las intenciones de voto a las dos candidaturas dominantes. Al referirse solo a los que dicen que votarán, las mediciones no están poniendo énfasis en dimensionar la proporción de abstencionistas, que promedia 28 por ciento en la etapa democrática nacional y subió al 29 en el 2008. Poco se diferencia en los que se muestran indecisos pero en actitud de sufragar.

Pero aún asumiendo que los indecisos sean un 5 por ciento, como algunos estiman, esa proporción pudiera ser suficiente para inclinar la balanza en una competencia cerrada. Para el sociólogo Wilfredo Lozano los indecisos integran la masa crítica de la sociedad dominicana, los insatisfechos con el sistema de partidos y su voracidad, corrupción y falta de respeto a la institucionalidad democrática, los jóvenes  desempleados y los frustrados por la falta de oportunidad para salir adelante y los horrorizados por el narcotráfico y la inseguridad creciente.

En esa franja tiende a predominar el rechazo a los que gobiernan, y de ella salió ahora el movimiento que resalta “los peligros de una dictadura constitucional” por la concentración sin precedente del poder en manos del PLD. Pero al mismo tiempo duda de las capacidades de un PRD donde predominan los intereses grupales y mezquindades sin precedentes, sobre el interés nacional y hasta el propiamente partidario, con tendencia a la garata anárquica. Hacia donde se incline esa franja podría irse la victoria electoral. Una parte optaría por las candidaturas alternativas, pero el miedo a la segunda vuelta y una extensión de la campaña en mes y medio, podría beneficiar a los partidos con posibilidades reales.

Apuros del PLD y del PRD.  Dentro de ese panorama de fuerte competencia, los estrategas de los partidos dominantes estarían afinando la puntería de su campaña para las cinco semanas restantes. Por de pronto, ya el caravaneo y el bandereo no serían fundamentales para ganar voto, porque los que se mueven en esas ondas parecen ya definidos.

Esos reductos primitivos de las campañas dominicanas ya solo pueden servir “de mantenimiento del dominio de las calles”, pero abusar de ellos se puede revertir por el cansancio de una campaña tan prolongada, por las molestias que ocasiona al transeúnte, sobre todo al de clase media que viaja en su propio vehículo y a quien los taponamientos causan costo en combustibles y trastorno en sus actividades. Una marcha de los candidatos del PLD la tarde del martes dislocó el tráfico vehicular en un amplio radio citadino, originando rechazos.

El PLD tiene que luchar por sacar de la agenda el tema de la corrupción, que como principal debilidad gubernamental, con toda la garantía de impunidad que conlleva, ha estado predominando y que se percibe como determinante de un reciente  retroceso en sus preferencias. Pero el sector gubernamental no reconoce el problema. Cada vez que el tema se está agotando, por sobreexplotación de sus contrincantes, ellos mismos lo reviven. Así fue a fines de marzo cuando el Comité Político asumió la defensa absoluta de su secretario de Organización Félix Bautista.

Se acaba de repetir el jueves cuando el Gobierno busca el auxilio de su par haitiano para un burdo intento de atribuir las documentadas denuncias contra Bautista a un supuesto interés por desestabilizar la nación vecina, con tanta torpeza que ponen hasta al Procurador General a avalar una acusación política originada en espionaje telefónico a un encargado de seguridad del principal candidato opositor.

Argumentaciones tan pobres solo sirven para reavivar las llamas de indignación por los niveles de corrupción que ya exportamos a Haití y Perú, vía financiamiento de Félix Bautista, y por el intercambio vía contratos del Gobierno haitiano. Si pudieran desmentir los documentos bastaría presentar certificación de dos bancos nacionales, incluyendo el del Estado, y uno haitiano, de que las cuentas denunciadas en facsímil no existen o han sido falseadas.

Por su parte el perredeísmo pretende que con solo resaltar la descomunal corrupción va a ganar las elecciones, sin dar expresiones contundentes de que un gobierno de ellos no proseguirá esa ruta, sin trabajar para disipar la convicción de la franja crítica de que “todos son iguales”. Tendrían que aterrizar muchas propuestas de forma convincente. Sobre ellos planea el criterio generalizado de que por dos o tres puntos no se le gana a quien tiene todo el poder. Al menos en este país donde “to e to y na e na”.

Las últimas encuestas

Por lo menos ocho encuestas han sido publicadas en las dos primeras semanas del mes en curso, cinco de las cuales han favorecido al candidato opositor y las tres restantes al gobiernista, lo que fundamenta la percepción de que Hipólito Mejía ha tenido un repunte en relación a la vertiginosa caída que registró en los dos primeros meses del año, cuando perdió la ventaja de 14 puntos de la Gallup-HOY de agosto.

La mayoría de esas encuestas son por encargo de los mismos partidos, lo que relativiza sus resultados, pero como quiera influyen en la opinión pública. A Mejía le favoreció que la única de las ocho que está auspiciada por un periódico, al que no se le supone inclinación a su favor, le registró una mejoría considerable. La Greenberg para el Diario Libre publicada al comenzar el mes tuvo un registro de 49 a 46 por ciento a favor del opositor. La anterior, en marzo, marcó un punto de ventaja (47 a 46 por ciento) para Medina, dentro del margen de error, pero con alza de 4 puntos para Mejía.

La prueba de que las diferencias se han acortado se encuentra en los resultados de las encuestas propias de los partidos, por ejemplo la del Centro Económico del Cibao y la de Ana María Acevedo para el PRD. Hasta diciembre, ambas otorgaban a su candidatura ventajas de entre 14 y 18 puntos. Ahora entre 7 y 8 puntos. La primera 51.6 a 44 y la otra 51.8 a 44.7. La norteamericana JZ Analytics, que en noviembre favorecía a Hipólito 56 a 40, marcó ahora 49 a 45 por ciento para una diferencia de solo 5 puntos.

Lo mismo se puede establecer con los resultados de la encuesta ASISA que trabaja para la candidatura de Medina, la que en noviembre le otorgaba 16 puntos de ventaja, y en diciembre 13, (53 a 40 por ciento) pero este mes la redujo a la mitad por 52.8 a 45. Esos 7.8 puntos de diferencia son similares, a la inversa, de las dos del PRD.

Llamó la atención el resultado tan amplio a favor de Mejía (51.4 a 39.7 por ciento) arrojado este mes por una encuestadora bien acreditada hasta a nivel presidencial en Estados Unidos, pero sin tradición en el país, la Bendixen y Amandi, y más con el desafío que lanzó su director, sosteniendo que las otras “están engañando”.

 

Preocupa un resultado electoral muy cerrado

Por Juan Bolívar Díaz
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Las últimas encuestas publicadas esta semana muestran un afianzamiento de la candidatura presidencial de Danilo Medina, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y un retroceso o estancamiento de la de Hipólito Mejía, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), en particular la de Gallup-HOY.

Un resultado electoral tan estrecho, dentro del margen de error, como el que proyectan las encuestas independientes, además de obligar a una segunda votación, remitiría a los conflictivos resultados de la década del 90 para volver a poner a prueba la institucionalidad democrática y el arbitraje electoral.

Danilo Medina se afianza.  La encuesta Gallup-HOY publicada esta semana colocó por primera vez a Danilo Medina en el liderazgo de las preferencias electorales, dejando en un segundo lugar a Hipólito Mejía, quien encabezaba los resultados desde que fue electo candidato presidencial en marzo del año pasado.

Aunque casi dentro del margen de error, el peledeísta supera en 3.5 puntos al perredeísta con miras a los comicios presidenciales de mayo próximo, con un registro de 48.7 a 45.2 por ciento. De esa forma Mejía perdió la ventaja que mantuvo hasta la Gallup-HOY de noviembre que arrojó 47.9 a 42.6 por ciento. En agosto había sido 47.9 a 33.4 por ciento.

Es significativo que Medina ha mantenido un ritmo de crecimiento en las últimas dos encuestas Gallup-HOY, mientras por primera vez Mejía ve disminuir el porcentaje de sus preferencias, cayendo 5.4 puntos. Se ratifica la tendencia que marcó otra encuesta acreditada, la Penn, Schoen and Berland a finales de enero cuando arrojó 46 a 44 por ciento a favor del candidato del PLD.

La percepción del candidato oficialista se fortaleció también con la publicación esta misma semana de la encuesta Greenberg, auspiciada por el periódico Diario Libre, donde también lidera aunque con una mínima ventaja de un punto, 47 a 46 por ciento, lo que técnicamente es un indiscutible empate.

La última encuesta del Centro Económico del Cibao, también publicada esta semana, atribuye una ventaja de 7.5 puntos a Mejía con registro de 51.2 a 43.7. Esta firma ha tenido aciertos en los últimos torneos electorales, pero como ahora trabaja para  el PRD no genera el mismo crédito, como ocurre también con varias encuestas que auspicia el PLD.

Factores explicativos.  En múltiples escenarios se andan buscando explicaciones al vuelco que marcan las encuestas, con por lo menos pérdida de la gran ventaja que atribuían hasta final del año pasado a Hipolíto Mejía, pero no es tan difícil encontrar algunos muy importantes, que es lo que deben estar haciendo los estrategas perredeístas y no conformarse con descalificar los nuevos resultados.

En primer lugar puede que estén subestimando el discurso y las capacidades políticas de Danilo Medina, a quien siempre se ha atribuido parte fundamental del mérito de que el PLD se convirtiera en fuerza política dominante, y quien lograra imponerse como actual candidato presidencial luchando contra el poder y las ambiciones del presidente Fernández, un nuevo casi caudillo del partido.

Aunque Leonel Fernández siga privilegiando la defensa de su enorme acumulación política y económica, con una campaña paralela que incluye aclamaciones  para volver en el 2016, eso pasa necesariamente por el mantenimiento de su partido en el poder, sobre todo después que Hipólito Mejía ha jurado que sancionará la corrupción.

Así el PLD ha aparecido como si hubiese superado sus diferencias, poniendo el interés partidario por encima de todo y lanzando a la calle todo el poder del Estado, en gasto legítimo e ilegítimo, en claro cumplimiento de la proclama del mandatario en septiembre pasado cuando dijo en Nueva York que invertiría 40 mil millones de pesos para lograr un nuevo triunfo electoral.

Tal vez los perredeístas también estén subestimando lo que representa el millón 800 mil tarjetas del conjunto de “programas sociales”, desde comer es primero, incentivo a la asistencia escolar, bonogás y bonoluz. Sobre todo si una maquinaria da seguimiento a esos electores, como ya se está haciendo, con visitas y por teléfono.

Otra explicación es la apabullante propaganda de la candidatura oficialista a través de todos los medios, como lo ha evidenciado la observación electoral de Participación Ciudadana en sus boletines periódicos: a diciembre 63 por ciento de todas las vallas en las carreteras principales, con 82 por ciento de las medianas y 75 de las grandes; en todo enero 70 por ciento de la inversión publicitaria (contra 20 por ciento de Mejía) en medios de comunicación, con 95 por ciento en prensa y 90 por ciento en radio. Además de un ejército de miles de comunicadores de todas las categorías pagados en todo el país y del control del contenido de varios canales, radioemisoras y periódicos.

Y mientras el PLD da la impresión de haber superado sus dificultades internas, el PRD ratifica una imagen de disoluto, esta vez con un presidente que trabaja abiertamente en contra de su candidato. Eso no afecta significativamente el voto de los perredeístas, pero sí de sectores conservadores de clases medias y altas.

Costos muy peligrosos.  Las dobles vueltas electorales conllevan un costo económico adicional no sólo en campaña de los partidos, que aquí son onerosas, sino también en la organización misma de la elección, pero sobre todo porque todavía el abuso de los recursos públicos es muy alto bajo el predicamento de que “el poder no se cede”, lo que dispara la malversación y podría poner en riesgo hasta la estabilidad macroeconómica, dadas las peligrosas perspectivas de la economía nacional e internacional.

Una segunda vuelta en las actuales circunstancias de la nación pondría en juego la institucionalidad democrática y la fortaleza del sistema electoral, con una Junta Central Electoral y un Tribunal Superior Electoral bajo control del partido de gobierno, lo que remite a los escenarios de trauma electoral que prevaleció hasta 1994.

La JCE que afrontó la doble vuelta del 96 tenía una mayoría de abogados independientes y estaba encabezada nada menos que por César Estrella Sahdalá, de una honorabilidad y valor a toda prueba. El actual presidente, Roberto Rosario, llegó al cargo como miembro del Comité Central del PLD y con una mayoría bajo su control, lo que sería altamente conflictivo en un escenario de competencia cerrada. Las primeras decisiones del Tribunal Electoral, donde también hay dirigentes de partidos, contribuyen a crear incertidumbres y temores.

También las juntas electorales que rigieron los comicios entre el 2002 y 2006 estuvieron bajo control partidario, entonces del PRD, pero los resultados de esos comicios no dejaron espacio a maniobras ni alegatos. Aunque vinculados al perredeísmo, los doctores Manuel Ramón Morel Cerda y Luis Arias que la presidieron, no eran dirigentes de ese partido.

Sin duda que ahora con un mejor padrón de electores y otros avances del sistema electoral, no debería temerse el retorno a los traumas electorales, cuando las encuestas indican resultados muy estrechos, vuelven a tomar cuerpo los fantasmas de un pasado no tan lejano de arrebatos electorales.

Temores de doble vuelta

En la medida en que va subiendo la pasión política, con el primitivismo que caracteriza los procesos electorales dominicanos, aumentan las preocupaciones por una tentativa segunda vuelta que prolongaría más de un mes la campaña electoral. El numeral 1 del artículo  219 de la nueva Constitución indica que una segunda vuelta se debe realizar el último domingo del mes de junio, que este año caería el día 24.

Desde la institución de la doble vuelta en 1994, sólo en 1996 ha tenido que celebrarse, cuando en la primera votación José Francisco Peña Gómez ganó a Leonel Fernández 46 a 39 por ciento, para perder en la segunda  por 51.3 a 48. 7 por ciento.

A partir de entonces todas las elecciones presidenciales se han decidido por márgenes de votación tan amplios que no han dejado espacio a impugnaciones ni alegatos de fraude, más allá de las acusaciones de abuso de recursos estatales y compra de conciencia. En el 2000 el ganador Hipólito Mejía duplicó en la primera vuelta a Danilo Medina, con votación de 49.85 a 24.94 por ciento, resultado tan apabullante que hizo absurda la segunda votación. En el 2004 Fernández volvió a la presidencia con votación de 57 a 34 por ciento, y fue reelecto en el 2008 por 53.8 a 40.5 por ciento.

Aún en 1996 cuando la diferencia fue estrecha, el perdedor, en este caso Peña Gómez, reconoció la victoria de su contrincante en la misma noche del cómputo y antes de que éste concluyera. En el 2000 el PLD lo hizo en la noche del día siguiente después que Joaquín Balaguer, el tercer competidor y que había alcanzado casi lo mismo que el segundo, con 24.60 por ciento, rehusó someter al país a una segunda campaña electoral.

 

El desafío pendiente de Hipólito y el PRD

Por Juan Bolívar Díaz

El candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Hipólito Mejía, retorna tras una exitosa gira política de dos semanas por Europa, con la expectativa de que finalmente el ingeniero Miguel Vargas Maldonado decida respaldarlo en su lucha por la presidencia de la República.

En los ámbitos perredeístas se cree que el presidente del partido se va quedando aislado tras la incorporación a la campaña electoral de la mayoría de los que apoyaron su búsqueda de la candidatura, por lo que tendría que aceptar la realidad si no quiere incurrir en un suicidio político.

El gran desafío del PRD.  En la medida en que se van disipando las dudas que algunos albergaban en  cuanto a si el presidente Leonel Fernández daría su respaldo a la candidatura de Danilo Medina, en el PRD crecen las preocupaciones porque a casi siete meses de la elección de su candidato, aún no se  logra la plena unificación partidista.

El agrónomo Mejía retorna al país este domingo tras una gira por España, Italia y Francia, donde cosechó respaldos y amplió sus relaciones internacionales, con la expectativa de lograr el pleno respaldo de Vargas Maldonado, quien no solamente fue su contrincante en la lucha por la candidatura presidencial y obtuvo un 46% de los votos, sino que además ostenta la presidencia del partido.

Antes de salir hacia España, Mejía hizo lo que pareció un último esfuerzo por lograr la plena unificación de su partido, al presentarse al local nacional para entregar una carta pidiendo una reunión con Vargas. Esta semana le felicitó por su cumpleaños a través de las redes sociales, tratándolo de “querido compañero”, lo que se interpretó como un nuevo esfuerzo de acercamiento. Se ha dicho que el presidente del PRD espera el retorno del candidato para darle una respuesta que los perredeístas anhelan positiva.

Desde antes de su elección, Mejía planteó la unidad del partido como garantía de triunfo en los comicios del 2012 y ha reiterado su apertura, aunque algunos de los suyos mantienen una “actitud triunfalista” alentada por las ventajas que le han otorgado las encuestas. La última Gallup-HOY, de agosto, dio a Mejía una ventaja de 14 por ciento en el universo y del 20 entre quienes se confesaron con la firme decisión de votar. La última del Centro Económico del Cibao para el PRD, en septiembre, le mantenía una ventaja de 16 puntos, con registro de  54 a 38 por ciento. Aunque las encuestas de Medina la reducen a 5 y 7 puntos y se publicó una que indicaba empate.

Va quedando aislado.  Casi todo el “estado mayor” de Vargas Maldonado en la lucha por la candidatura presidencial se ha distanciado de su resentimiento, ya por convicción o por racionalidad política, varios de ellos en posiciones relevantes del Comando Nacional de Campaña del PRD, como Alfredo Pacheco, Neney Cabrera, Andrés Bautista y Jesús Vásquez, Orlando Jorge, Eligio Linares, Roberto Fulcar y Alejandro Abréu, y líderes femeninas que encarnaron el “varguismo” como Peggy Cabral viuda Peña, Geanilda Vásquez y Yanet Camilo. También cuadros profesionales tan influyentes como Andy Dahuajre, José Joaquín Puello, César Mella, Jaime Aristy y Fausto Ruiz.

Como de fidelidad absoluta son señalados Julio Maríñez y Aníbal García Duvergé, que han declinado públicamente asumir posiciones en el comando de campaña, y Rafael Díaz  Filpo, Henry Sarraf y Fiquito Vásquez, que están a medias sin que se descarte que puedan renunciar, como el alcalde de Santo Domingo Norte, o hasta acogerse al transfuguismo, como ya lo han hecho tres o cuatro del interior, incluido el alcalde de San Cristóbal, el pelotero Raúl Mondesí o la antigua reina de belleza llevada por Vargas a la posición de vicealcalde de Santo Domingo Norte.

El asunto es que a casi siete meses de la elección primaria efectuada el 6 de marzo, Vargas Maldonado y algunos de sus partidarios siguen sin entender que perdieron, o están todavía convencidos de que Hipólito ganó con el voto de cientos de miles de peledeístas, como se argumentó desde que se conoció el cómputo.  A su esposa Angelita García le atribuyen la posición más intransigente y se afirma que echó de la casa a personajes tan influyentes como Andy Dahuajre, Pacheco y Neney Cabrera, cuando éstos se fueron convenciendo de que los perredeístas y la opinión pública reconocían a Mejía como candidato legítimo. El mismo Vargas ha evadido encontrarse con el candidato, aún pese a esfuerzos de Peggy Cabral o del reputado neurocirujano José Joaquín Puello, su candidato vicepresidencial del 2008, a quien le habría dejado una cena puesta todavía recientemente.

Peligro del triunfalismo.  A estas alturas del juego es obvio que lo más conveniente para el PRD es lograr la total coherencia si se descarta que Vargas Maldonado vaya a renunciar a la presidencia del partido.

Pero ese elemento de distracción tiene que ser superado ya pues renueva la convicción en importantes sectores medios y altos de que los perredeístas son incapaces de ponerse de acuerdo.

Mejía y los suyos tienen el desafío de evadir las actitudes triunfalistas que algunos exhiben, al creer y proclamar que no hay manera de modificar las perspectivas electorales que dibujan las encuestas, dado el progresivo deterioro de la imagen del Gobierno y del partido morado.

 Ya a estas alturas los que contaban con que el presidente Fernández no apoyaría a Danilo Medina deberían estar convencidos de su error, pues las declaraciones del mandatario en su reciente viaje a Nueva York y el aval público que dio a su esposa Margarita Cedeño para la candidatura vicepresidencial, no parecen dejar dudas.

Tal como se había advertido, gracias a un fuerte sentimiento de cuerpo y temor a romper el consenso grupal, el PLD avanza firme en la cohesión en torno a su candidatura y es dueño de una poderosa maquinaria política afianzada en el poder y en disposición de pelear hasta el último cartucho por mantenerlo.

El escandaloso planteamiento newyorkino del presidente Leonel Fernández de que destinará 40 mil millones de pesos para distribución de 10 millones de raciones alimentarias y para establecer 900 plazas agropecuarias, además de pavimentar el país, deberían ser un aviso eficiente, pues ya lo han hecho en los dos últimos torneos electorales. Desde el 2010 no se han vuelto a ver las inmensas cocinas rodantes que proporcionaron comida cocida en casi todas las provincias, y en ambos procesos el déficit fiscal sobrepasó los 40 mil millones de pesos en la campaña electoral.

Súmenle el anuncio esta semana del vicepresidente Rafael Alburquerque de una segunda fase de las políticas sociales del Gobierno, que persigue alcanzar a un millón 800 mil hogares, nada menos que seis millones de personas, el 60 por ciento de la población nacional.

Por demás, el PLD está demostrando que le sobra dinero para una inversión publicitaria que multiplica varias veces la del PRD, y las caravanas interprovinciales a 7 meses de los comicios no dejan dudas de que le sobran recursos y voluntad para dar la pelea con un candidato presidencial que mantiene un discurso altamente propositivo.

Vargas: nadar

 o morir

El progresivo aislamiento político en que va quedando el ingeniero Vargas lo llama a moverse con más racionalidad si es que no quiere incurrir en un suicidio político, reconocía uno de los hombres que lo impulsaron a la presidencia del partido y a la búsqueda de la candidatura. Cuando se le preguntó si no se lo había advertido, el dirigente perredeísta adujo que el empresario y político había roto sus nexos con él.

Otro entiende que Vargas está ganando tiempo para ver si Hipólito Mejía logra mantener las ventajas que le otorgan las encuestas y la percepción general, atribuyéndole consciencia de que como presidente del partido no puede arriesgarse a quedarse fuera del tren de la victoria, como tampoco ser responsabilizado de una derrota, pues en cualquiera de los dos casos le resultaría difícil escapar de la ira de los perredeístas, muchos de los cuales entienden que “no pueden correr el riesgo de otros cuatro años en el abajismo”.

Los más radicales frente a la actitud de Vargas, entre los cuales se señala al doctor Hugo Tolentino, llegan a considerar que el presidente del partido se tiene que acoger a la decisión de las mayorías o renunciar.

Como ironía del destino recuerdan que aquel modificó los estatutos del PRD para permitir que el candidato presidencial fuera a la vez presidente del partido, para evitar incoherencias en las campañas electorales, como adujo que se produjo cuando él encabezó la boleta blanca en el 2008, con el ingeniero Ramón Alburquerque en la presidencia.

La generalidad de los perredeístas lo que quieren es la unidad e integración de todos los sectores, especialmente los que creen que Vargas mantiene vigor y recursos para lograr otra oportunidad en el 2016, para lo cual tiene que moverse en la actual coyuntura o la maquinaria perredeísta y su ambición de poder le pasará por encima.

Se cree que Mejía ha realizado los últimos esfuerzos de acercamiento, desatendiendo recomendaciones de asesores políticos nacionales y extranjeros que aconsejan quitarle importancia a la “huelga de brazos caídos” del presidente del partido. Aducen que “eso mientras más se bata más hiede”.