Una democracia muy costosa

Por Juan Bolívar Díaz
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Los economistas y especialistas en administración deberían dedicar esfuerzos a calcular siquiera aproximadamente el costo que ha tenido para los dominicanos y dominicanas el último proceso electoral. Si lo hicieran se reafirmaría el criterio de que tenemos una democracia insoportablemente cara, además de frágil y primitiva.

En uno de sus informes de la observación del pasado proceso electoral, el movimiento cívico Participación Ciudadana, siguiendo los parámetros de mediciones internacionales, sostuvo que las elecciones dominicanas son las más costosas de América Latina y de las más caras del mundo. Estimando los gastos de la organización electoral, desde el año anterior más el financiamiento del presupuesto nacional a los partidos políticos, concluyó que los comicios salieron a razón de 30.4 dólares por elector.

Esa cifra es desproporcionadamente alta si se compara con los casos de Chile y Costa Rica, donde el costo es de 1.3 y 1.8 dólares por elector, o aún con los 2.3 dólares que le cuesta a cada brasileño. En México el diario El Universal publicó el 3 de julio que las elecciones presidenciales de este año salieron a 118 pesos mexicanos por elector, que a la tasa actual de 12.99 por dólar, equivalen a 9 dólares, menos de la tercera parte del costo dominicano. Si se quiere comparar con países más parecidos a la República Dominicana verifiquemos los 4.1 y 3.7 dólares por elector que cuestan las elecciones en El Salvador y Paraguay. No cabe duda que en este renglón negativo también lideramos, sino en el mundo como en la corrupción, por lo menos en América Latina.

Participación Ciudadana no incluyó en su cálculo el déficit de 700 millones de pesos en que incurrió una ostentosa Junta Central Electoral que regaló computadoras de última generación a los observadores internacionales. Aún así el costo real es mucho mayor si se suman los aportes privados a las campañas, de empresas y contribuyentes individuales, en dinero y especie, y el derivado del asalto político al Estado, en sus múltiples formas, de personal, dietas, vehículos, combustibles, pago clandestino de publicidad, en nominillas  y quién sabe cuántas marrullerías adicionales.

El otro costo, aún más descomunal, es el derivado del déficit fiscal, que en los comicios del 2008 y 2010 había sobrepasado los 50 mil millones de pesos, pero que en la primera mitad de este año por lo menos se duplicó. Sin contar con lo que ya había comenzado el año pasado.

Ese déficit fiscal ya lo han pagado los dominicanos en deficiencias de servicios. Y se seguirá pagando con nuevos gravámenes y ajustes de cinturones. Nunca sabremos por completo su soto total, ya que los gobernantes tienen un pacto de silencio sobre el particular, para proteger la buena fama del principal responsable de esa barbaridad, quien acaba de recibir en Canadá el título de Estadista del Año, entre otras razones por su “asombroso” manejo de la economía nacional, de parte de una fundación empresarial sostenida por agradecidas empresas con multimillonarios intereses en el país, como la Barrick Gold.

De cualquier forma, siempre habrá algunas “indiscreciones”, por lo que sabemos que el déficit del sector eléctrico estatal es de 1,800 millones de dólares, unos modestos 72 mil millones de pesos. También que a los hospitales de los pobres los dejaron tres y cuatro meses sin recibir su presupuesto,  que Salud Pública debe mil millones de pesos, que a Promese para medicinas populares les deben 600 millones de pesos, que la Procuraduría General le retuvieron 282 millones del subsidio a las cárceles, que a los contratistas del Metro les deben 500 millones de pesos y que la OPREP no tiene ni con que tapar las filtraciones de esa monumental obra.

¿Cuándo le pondremos límites a este primitivismo político, a esta burla a la ley de presupuesto, a estos despojos?  ¿Cuándo sancionaremos el delito político? ¿Cuándo dejaremos de ver como “normal” que quienes administren el Estado puedan disponer a su antojo del patrimonio nacional?

Son preguntas que laceran el alma de cualquiera y dejan un gran desafío a todos los que sueñan con una nación civilizada, democrática e insertada en la globalidad y la modernidad de que tanto nos hablan nuestros líderes políticos.-

 

Hay que ayudar a Leonel

Por Juan Bolívar Díaz

En vez de rodearlo de homenajes, lisonjas y adulaciones como las que han abundado en los últimos días, al doctor Leonel Fernández hay que ayudarlo a pasar con éxito la prueba de la descompresión del poder, ahora que deberá abandonar el Palacio Nacional después de 8 años consecutivos y 12 de los últimos 16 años gobernando el país.

No le hacen nada bien los pronunciamientos como el del alcalde del Distrito Nacional, Roberto Salcedo, de que tomará la antorcha para el retorno al poder del doctor Fernández en los comicios del 2016, porque lo inducen a abrir una muy prematura lucha por el retorno, que hasta podría ser traumática en su propio partido.

Todos los que estiman al doctor Fernández deben ayudarlo a evitar el síndrome de abstinencia del poder  que ha llevado a su amigo Alvaro Uribe a un precipitado enfrentamiento a su sucesor Juan Manuel Santos en la presidencia de Colombia.

 Leonel Fernández será el primer presidente de la historia dominicana  en entregar el poder a otro de su mismo partido también electo  bajo formalidades democráticas, lo que evidencia la cultura de que “el poder no se cede y menos a uno del mismo palo”. Lo más conveniente es que complete ese mérito reconociendo que este es el tiempo de Danilo Medina.

 Ya hay muchas vallas que sugieren el retorno al poder del que todavía no acaba de entregar y eso no debe proseguir con pronunciamientos como el de Salcedo ni proclamándolo como el perínclito de la historia nacional o el mayor benefactor de las Fuerzas Armadas, como hizo recientemente el ministro del ramo.

 Tampoco se ayuda a Leonel advirtiendo de posibles ingratitudes y comparándolo con Jesús el Nazareno, al que solo uno de diez leprosos que curó (Lucas 17:11) volvió  para agradecerle el haberle devuelto la salud, como lo hizo el director de Prensa del Gobierno, Rafael Núñez, en artículo publicado en Diario Libre y reproducido esta semana en la Revista Semanal Palacio.

 Excesos como los indicados pueden inducir al mandatario saliente a creerse realmente imprescindible y a formular planteamientos como el de esta semana cuando volvió a recurrir a José Martí para referirse a quienes solo ven las manchas y no la luz del sol, considerándolos malagradecidos.

 Estimaciones como esa pueden llevar a un error garrafal, pues se estaría considerando como malagradecidos a la inmensa mayoría de los dominicanos empadronados que no sufragó por el partido de Fernández. No debe olvidarse que el Partido de la Liberación Dominicana solo obtuvo el 37.73 por ciento del sufragio de mayo pasado, que a su vez solo representó el 26.3 por ciento de los empadronados, ya que la abstención superó el 30 por ciento. La reducción de la votación del PLD, que obtuvo 200 mil votos menos que la principal opción de oposición, no parece ser fruto del mal agradecimiento sino de la insatisfacción y del cansancio.

Los seguidores de Leonel Fernández deben ayudarlo a comprender que él ha sido un favorecido excepcional del poder, pues figura entre un puñado de líderes de  la democracia universal que han conseguido ser electos presidentes más de dos veces: Franklin  Delano Roosevelt en Estados Unidos y Konrad Adenauer en Alemania son los únicos con cuatro elecciones. Felipe González en España, Hugo Chávez y Leonel Fernández en América Latina han ganado tres veces. José María Velasco Ibarra es el rey con cinco elecciones en Ecuador, aunque solo dos veces completó el período de 4 años y en otras dos solo lo dejaron gobernar por 11 y 14 meses.

 Sería una señal de prepotencia y sobre estimación que el doctor Leonel Fernández, quien obviamente aspira por lo menos a un cuarto período, saliera ahora considerando mal agradecidos a casi tres de cada cuatro dominicanos registrados en el padrón de electores. Como concluye Andrés L. Mateo: ¡Oh Dios!

 

 

 

Tiende a acentuarse el bipartidismo

Por Juan Bolívar Díaz

Las encuestas y las percepciones de los analistas indican una tendencia a acentuarse el bipartidismo en el sistema electoral dominicano con un Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) en progresiva decadencia y que lleva más de un año discutiendo cómo afrontar el desafío de las elecciones presidenciales de 2012.

Por otra parte media docena de partidos alternativos, sin perspectivas de convertirse en una opción competitiva frente a las fuerzas dominantes, se encaminan a otro fracaso en el viejo proyecto de orquestar una candidatura común que pudiera representar una opción siquiera para el segmento más insatisfecho del electorado.

 Bipartidismo más fuerte.  Todas las encuestas publicadas en los últimos meses indican una tendencia al fortalecimiento del bipartidismo que fuera quebrado en los comicios presidenciales de 1986 cuando el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) alcanzó el 18% del sufragio para restablecerse en el 2008 cuando el PRSC se redujo al 4.6%.

Las investigaciones de las preferencias electorales otorgan al reformismo entre el 3 y el 6% y las perspectivas no apuntan a mejorar sus perspectivas ya que el partido colorado está virtualmente congelado más de un año después que en noviembre de 2010 inició su Tercer Congreso Unitario Joaquín Balaguer que sesionó en enero y concluyó en febrero con la resolución de elegir candidato presidencial en julio pasado.

 Aunque sus organismos ejecutivos han ratificado una y otra vez la resolución de elegir un candidato todo indica que llegará al nuevo año sin concretarlo.

El último intento fue el 17 de septiembre cuando la Comisión Ejecutiva, sin la participación del presidente del partido, acordó la elección para el 16 de octubre, y aunque varios  precandidatos la respaldaron, luego fue dejada sin efecto “en aras de la unidad”.

El pasado fin de semana el presidente del PRSC, Carlos Morales Troncoso, dijo que no se dan las condiciones para que participen en los comicios aliados a alguno de los partidos dominantes, pero sin señalar fecha para escoger candidato propio.

Cuando en las encuestas se ha preguntado a los reformistas si prefieren ir solos o aliados a las elecciones de mayo, los resultados indican una división casi en partes iguales.

La reciente encuesta Gallup-HOY indicó que 47% quieren ir solos y 41 en alianza. Registró al PRSC una preferencia del 5%, un punto menos que el 6 que le había otorgado en agosto y casi similar al 4.7% en la de mayo.

La última encuesta Penn Schoen Berland publicada el mismo mayo le atribuyó el 5%. Otras como la CID Latinoamericana han reducido el caudal reformista al 3%.

Un frente alternativo.  Como ha ocurrido en múltiples procesos electorales desde  de 1994, partidos y grupos alternativos han estado envueltos en intentos por orquestar un amplio frente electoral, pero luego de meses de reuniones y discusiones el tiempo se les viene encima sin que hayan logrado el objetivo.

La agitación comenzó con el año y pese a haber tenido como abogados a una Coalición de  Movimientos Políticos Independientes, a un grupo de presión como Autoconvocados y hasta a una docena de sacerdotes católicos, van quedando pocas expectativas de éxito.

En el proceso fueron proclamadas las candidaturas de Julián Serulle, por el partido Frente Amplio, (el antiguo MIUCA), Guillermo Moreno por el nuevo partido Alianza País, Max Puig por la Alianza por la Democracia y Eduardo Estrella por Dominicanos por el Cambio. Todos estos han  participado en reuniones donde se ha discutido la posibilidad de unificación de sus candidaturas.

Para este mes de diciembre el Frente Amplio que encabeza Serulle ha convocado una “cumbre de líderes” donde se discutiría el proyecto unitario, pero hay quienes creen que ya es tarde para iniciar el proceso de escogencia de un solo candidato, cuando los partidos dominantes llevan meses en campaña y las encuestas le atribuyen sobre el 90%  de las intenciones de voto.

De los cuatro candidatos involucrados en el proyecto, el que más preferencias ha obtenido en las encuestas es Moreno, con 2.2% en la última Gallup-HOY. Le ha seguido Estrella.

El veterano exlider perredeísta Hatuey de Camps, ahora presidente del Partido Revolucionario Social Demócrata, ha favorecido el frente unitario y lo mismo han hecho Ismael Reyes y Luis Acosta, que encabezan otros dos agrupamientos minoritarios.

Se ha considerado que la decadencia del PRSC representa  una mayor posibilidad para una tercera fuerza independiente, que aunque no pueda desplazar el bipartidismo, alcance una votación que le permita ser la llave para una segunda vuelta y en consecuencia negociar un programa serio de reformas político-sociales y económicas, que le sirva de plataforma para el futuro.

Sólo el PLD lo ha logrado.  El electorado dominicano ha sido históricamente conservador, casi siempre cultivando el bipartidismo. En la etapa democrática que se inició en 1978, y hasta el 1994, que abarca cinco elecciones, las opciones fueron el PRSC y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), y en las últimas cuatro, desde el 1996, el PLD sustituyó al partido colorado.

El PLD es el único partido que en la etapa democrática logró romper el bipartidismo y necesitó participar en seis comicios para lograrlo, a pesar de que en los primeros cinco intentos tuvo de candidato presidencial al profesor Joaquín Balaguer., su fundador e ideólogo.

En su primera cita -en 1978- apenas alcanzó el uno por ciento de los votos y pasó al 9% en 1982, duplicándolo a 18% en 1986.

En 1990 el partido morado pudo haber ganado el poder si los comicios hubiesen sido real expresión de la voluntad popular. Con el 33%  la candidatura de Bosch quedó a menos de 2% de Joaquín Balaguer. Y aunque se redujo al 14% en el 1994 con un Bosch ya agotado, alcanzó el poder en la segunda vuelta de 1996 para lo cual requirió el apoyo de Balaguer cuando a éste se le prohibió buscar otra reelección.

Irónicamente, los peledeístas no pudieron romper el bipartidismo en las cinco ocasiones en que llevaron de candidato presidencial al profesor  Bosch, uno de los mayores líderes políticos de la historia nacional, que había ganado la primera elección democrática tras la tiranía de Trujillo, entonces postulado por el PRD, lo que indica la escasa alternabilidad que ha tenido el partidismo dominicano.

34 fracasos en 9 comicios.  En las 9 elecciones presidenciales celebradas a partir de 1978 el electorado ha tenido opciones alternativas al bipartidismo, especialmente en el 2004, cuando se le presentaron ocho, además de los tres que entonces dominaban el escenario.

La mayor expresión del tripartidismo fue el resultado del 2000, cuando el PRD ganó con el 49.9% y el PLD y el PRSC quedaron casi empatados, ambos a fracciones para alcanzar el 25%.

Treinta y cuatro  candidaturas presentadas por una veintena de partidos representaron las alternativas del período y sólo tres consiguieron más del uno por ciento del sufragio, mientras de las otras 31 sólo tres superaron el medio por ciento. Jacobo Majluta, tras ser candidato del PRD en 1986, obtuvo casi el 7% en 1990 postulado por su nuevo Partido Revolucionario Independiente, y cuatro años después se redujo al 2.29%. Y Elías Wessin consiguió el 1.89 en 1982.

Los más insistentes fueron José Rafael Abinader y Narciso Isa conde que se postularon tres veces cada uno.

Las candidaturas alternativas que fracasaron han representado todo el espectro ideológico y han incluido a destacadas figuras de la vida nacional. Trece pueden situarse en el centro democrático: César Estrella Sadhalá, Roberto Saladín, Eduardo Estrella, Rafael Flores Estrella, Jorge Martínez Lavandier, Jaime Manuel Fernández, Rafael Peguero Méndez, Trajano Santana, Jacobo Majluta dos veces, y José Rafael Abinader en tres elecciones.

La derecha ha tenido diez candidaturas alternativas: Elías Wessin, Francisco Augusto Lora, Luis Julián Pérez, Homero Lajara Burgos, Pedro de Jesús Candelier, Carlos Bencosme, Nelson Didiez  y Ramón E. Concepción y Vincho Castillo dos veces.

Desde la izquierda salieron 11 candidaturas: Rafael Fafa Taveras, José González Espinosa, Antonio Reynoso, Pin Montás, Raúl Pérez Peña, Guillermo Moreno, Ramón Almánzar –dos veces-  y Narciso Isa Conde en tres oportunidades.

Aunque todas las encuestas señalan el descrédito de los partidos dominantes y la poca confianza que inspiran en la ciudadanía, a la hora de las votaciones los electores apenas han tomado en cuenta a relevantes figuras del arco iris político nacional, lo que se atribuye a diversos factores, como el clientelismo y el rentismo, el desproporcionado financiamiento estatal y del lavado de activos, así como a la inconsistencia de muchas de las alternativas que se han presentado y a una cultura nacional de votar por el que puede ganar.

 

Margarita: ¿un tónico de efectos secundarios?

Por Juan Bolívar Díaz

Una serie de acontecimientos fueron dejando al licenciado Danilo Medina sin más opción que la primera dama, doña Margarita Cedeño de Fernández, para completar la candidatura presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) si quería asegurar la unidad partidaria y el pleno apoyo del presidente Fernández y su Gobierno.

Las encuestas y la percepción general concluyen en que la doctora Cedeño es como un tónico que en lo inmediato dará aliento a la candidatura de Medina, pero hay quienes temen que a mediano plazo pudiera tener efectos secundarios al pegarle el sello definitivo de la continuidad de un Gobierno en progresivo declive.

Presiones ineludibles.  El Danilo Medina que logró imponerse como candidato presidencial venciendo la ofensiva y resistencia de la maquinaria gubernamental leonelista ha quedado subordinado a la misma al verse obligado a proclamar a la primera dama como su candidata vicepresidencial.

La tropa mayor del Presidente, la misma que intentó imponerle al país una repostulación del mandatario cuando acababan de proclamar una Constitución que lo prohíbe, que fracasó con una precandidatura presidencial de doña Margarita Cedeño, la impuso ahora como compañera de boleta de Medina, reduciendo su independencia frente al líder del partido.

Sin contrincante visible, promovida abiertamente en vallas y afiches, por radio, prensa y televisión, la doctora Cedeño recibió el impulso del líder cuando en septiembre éste dijo en Nueva York que ella tenía los méritos y las condiciones suficientes para ser vicepresidenta. Luego ella misma se autoproclamó en un acto público cuando repitió la consigna de que “con Danilo y con Mamá esa pela va”. Y el desbordamiento fue definitivo cuando una semana atrás el senador Félix Bautista, secretario de organización del PLD y principal brazo político del mandatario, dijo en una formal rueda de prensa que ella sería la candidata vicepresidencial.

Para entonces algunos de los estrategas y colaboradores de Medina que buscaban una alternativa capitularon convencidos de que tenían que pagar el precio de sellar la unidad partidaria y obtener el pleno respaldo del presidente Fernández y sus cuadros, que incluyen a los más poderosos funcionarios y asociados del Gobierno. Y hasta las encuestas de la oposición la señalaban como la mejor opción. No había modo de ignorarla sin que se interpretara como un desplante al líder. Se le proclamó de repente, con el menor protocolo, como quien apura un medicamento amargo.

Lo bueno de la inversión.  Ella es como un tónico de triple acción, porque integra a una primera dama que ha manejado miles de millones de pesos del presupuesto en labores asistencialistas, reconoce al Presidente que el candidato desafió y llena de entusiasmo a una pléyade de inversionistas que necesitaban un acierto luego de varios tropezones y a una dirigencia y militancia partidista que precisa un aliento de continuidad en el poder.

Margarita Cedeño es por sí misma una buena inversión, independientemente de  su condición de primera dama de un Gobierno de ocho años consecutivos y doce de los últimos dieciséis. Ella ha logrado cierta popularidad con un trabajo asistencialista y político sistemático, con dedicación de tiempo completo, y pone una nota femenina y de simpatía personal a una candidatura adusta y de limitado carisma.

Podría ser pura casualidad, pero el tónico Margarita llegó al día siguiente del cara a cara protagonizado por Medina con su principal contrincante Hipólito Mejía ante la Asociación de Industrias, donde el perredeísta pareció salir ganancioso a juicio de observadores y en sondeos realizados entre los empresarios presentes. Aunque el discurso del peledeísta fue más minucioso y bien estructurado, hubo apreciación de que “no conectó con la audiencia por su limitado carisma”. Para otros, Mejía sacó ventaja porque formuló un programa económico basado en un mayor protagonismo del empresariado y la inversión privada con un Estado facilitador y no competidor.

La precipitada proclama de Margarita de Fernández (se había dicho que la selección sería a principios del próximo año) puede también ser parte de una estrategia que busca por lo menos una notable mejoría en los resultados de próximas encuestas independientes como la Gallup-HOY que se espera este noviembre. La anterior de agosto registró una ventaja al candidato del PRD de 14.5 por ciento en el universo de los electores y de 20 por ciento en los que dijeron que estaban bien seguros de que votarán en mayo próximo. Pero en las dos últimas semanas de octubre se publicaron cuatro encuestas auspiciadas por el sector oficialista en dos de las cuales Danilo Medina aparece en ventaja y en las otras dos en “empate técnico”.  En ese período, dos encuestas por encargo del opositor mantienen amplia ventaja a Hipólito Mejía.

Un Gobierno en declive.  El sello de la continuidad puede resultar costoso con un Gobierno en pleno declive, según indican las encuestas, y en un escenario económico cada vez más complicado al punto de que ahora mismo tiene en suspenso el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), del que depende el presupuesto de este año  y unas reservas de divisas que en el 2011 se han reducido en más de 700 millones de dólares.

El Latinobarómetro publicado hace una semana deja muy mal parada la gestión  de Leonel Fernández, con aprobación de 36 por ciento, la penúltima de América Latina,  9 puntos menos que en  2010 y 26 menos que en 2005, cuando le otorgaba 62 por ciento. Esa aprobación es 2 puntos menos que el 38 por ciento registrado por la evaluadora mexicana Mitofsky al principio de octubre pasado, y uno menos que la Gallup-HOY de agosto.

En confianza en el Gobierno, el dominicano queda en penúltimo lugar con índice de 25 en un promedio latinoamericano de 40. En eficiencia del Estado y en situación económica personal el país ocupa el último lugar en el acreditado Latinobarómetro, donde queda patente el descrédito alcanzado por el Gobierno del PLD.

La evaluadora internacional Eurasia Group acaba de advertir un panorama adverso: “La baja popularidad de Fernández, la perspectiva de una desaceleración de la economía de Estados Unidos y el cansancio de los votantes después de 8 años de Gobierno del PLD significa que el expresidente Hipólito Mejía está en mucho mejor posición para tomar la Presidencia que el candidato del PLD, Danilo Medina”.

Para más complicaciones el FMI está condicionando la reanudación del acuerdo llamado a facilitar aún más de 500 millones de dólares este año a importantes ajustes macroeconómicos, con elevación de la tarifa eléctrica, reducción del gasto y reajuste hacia abajo del presupuesto de 2012, ya aprobado, y elaboración y aprobación de leyes para adoptar una tarifa técnica en el sector eléctrico y de un mecanismo de flexibilización de la tarifa eléctrica. Eso si quieren que el directorio del FMI apruebe en diciembre la reanudación del acuerdo, según comunicación del 19 de octubre dirigida a los funcionarios económicos del Gobierno nacional, que trascendió esta semana.

Todo eso aunque el presidente Fernández dijo el 6 de septiembre, al inaugurar un seminario sobre cambios globales y política exterior dominicana, que el FMI le había autorizado a gastar más en lo que restaba del año. El panorama, con tendencia a complicarse, es desolador para el país y desde luego para las perspectivas electorales del partido de Gobierno.

Posible efecto secundario

El principal efecto secundario del tónico Margarita es que pega el sello de la continuidad a un candidato que había hecho esfuerzo y ganado espacio presentándose con diferenciación del régimen decadente, especialmente desde que Medina se separó del Gobierno para perseguir la candidatura presidencial de su partido en las elecciones del 2004, lo que terminó en una agria confrontación que distanció a los dos líderes del PLD y sus respectivos equipos.

Además de que los mismos peledeístas han presentado a Margarita y el aliento de Leonel como el salvavidas de un “minusválido político”, mientras la campaña del PRD se fundamenta en rechazar a ”Leonilo” como expresión de “más de lo mismo”. Con la esposa y todos los hombres del Presidente al lado el discurso de Danilo se reducirá en los aspectos de “corregir lo que está mal y hacer lo que nunca se hizo”, predominando lo de “continuar lo que está bien”. Tras ser proclamada ella dijo que “trabajaremos juntos en continuar este camino de progreso, de modernidad y de institucionalidad que hemos estado transitando bajo el Gobierno de alguien que ustedes saben que adoro: el presidente Leonel Fernández”.

Pero una mirada más profunda podría descubrir que la fórmula Margarita es una “jugada capicúa” que invierte al fortalecimiento del liderazgo de su esposo. Si ganan la elección reclamarán  el mérito y sobrevivirá el nuevo mesianismo nacional con todo el carril para volver a la presidencia en el 2016, y si pierden lo atribuirán a “la debilidad del candidato” sepultándolo para que Leonel reine por siempre.

 Hasta entre los estrategas y los equipos de Danilo había una corriente que consideraba fundamental para el triunfo electoral que el candidato mantuviera la  diferenciación que le permitió montar un entramado de grupos de apoyo extra partido, creando la ilusión de renovación, pero el leonelismo es muy fuerte y el PLD no estaba en capacidad de asimilar esa estrategia, lo que remite la campaña a un debate entre continuidad y cambio, con la agravante de que detrás de la refrescante figura de doña Margarita se cuelan los más objetados del peledeísmo gobernante.

El desafío pendiente de Hipólito y el PRD

Por Juan Bolívar Díaz

El candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Hipólito Mejía, retorna tras una exitosa gira política de dos semanas por Europa, con la expectativa de que finalmente el ingeniero Miguel Vargas Maldonado decida respaldarlo en su lucha por la presidencia de la República.

En los ámbitos perredeístas se cree que el presidente del partido se va quedando aislado tras la incorporación a la campaña electoral de la mayoría de los que apoyaron su búsqueda de la candidatura, por lo que tendría que aceptar la realidad si no quiere incurrir en un suicidio político.

El gran desafío del PRD.  En la medida en que se van disipando las dudas que algunos albergaban en  cuanto a si el presidente Leonel Fernández daría su respaldo a la candidatura de Danilo Medina, en el PRD crecen las preocupaciones porque a casi siete meses de la elección de su candidato, aún no se  logra la plena unificación partidista.

El agrónomo Mejía retorna al país este domingo tras una gira por España, Italia y Francia, donde cosechó respaldos y amplió sus relaciones internacionales, con la expectativa de lograr el pleno respaldo de Vargas Maldonado, quien no solamente fue su contrincante en la lucha por la candidatura presidencial y obtuvo un 46% de los votos, sino que además ostenta la presidencia del partido.

Antes de salir hacia España, Mejía hizo lo que pareció un último esfuerzo por lograr la plena unificación de su partido, al presentarse al local nacional para entregar una carta pidiendo una reunión con Vargas. Esta semana le felicitó por su cumpleaños a través de las redes sociales, tratándolo de “querido compañero”, lo que se interpretó como un nuevo esfuerzo de acercamiento. Se ha dicho que el presidente del PRD espera el retorno del candidato para darle una respuesta que los perredeístas anhelan positiva.

Desde antes de su elección, Mejía planteó la unidad del partido como garantía de triunfo en los comicios del 2012 y ha reiterado su apertura, aunque algunos de los suyos mantienen una “actitud triunfalista” alentada por las ventajas que le han otorgado las encuestas. La última Gallup-HOY, de agosto, dio a Mejía una ventaja de 14 por ciento en el universo y del 20 entre quienes se confesaron con la firme decisión de votar. La última del Centro Económico del Cibao para el PRD, en septiembre, le mantenía una ventaja de 16 puntos, con registro de  54 a 38 por ciento. Aunque las encuestas de Medina la reducen a 5 y 7 puntos y se publicó una que indicaba empate.

Va quedando aislado.  Casi todo el “estado mayor” de Vargas Maldonado en la lucha por la candidatura presidencial se ha distanciado de su resentimiento, ya por convicción o por racionalidad política, varios de ellos en posiciones relevantes del Comando Nacional de Campaña del PRD, como Alfredo Pacheco, Neney Cabrera, Andrés Bautista y Jesús Vásquez, Orlando Jorge, Eligio Linares, Roberto Fulcar y Alejandro Abréu, y líderes femeninas que encarnaron el “varguismo” como Peggy Cabral viuda Peña, Geanilda Vásquez y Yanet Camilo. También cuadros profesionales tan influyentes como Andy Dahuajre, José Joaquín Puello, César Mella, Jaime Aristy y Fausto Ruiz.

Como de fidelidad absoluta son señalados Julio Maríñez y Aníbal García Duvergé, que han declinado públicamente asumir posiciones en el comando de campaña, y Rafael Díaz  Filpo, Henry Sarraf y Fiquito Vásquez, que están a medias sin que se descarte que puedan renunciar, como el alcalde de Santo Domingo Norte, o hasta acogerse al transfuguismo, como ya lo han hecho tres o cuatro del interior, incluido el alcalde de San Cristóbal, el pelotero Raúl Mondesí o la antigua reina de belleza llevada por Vargas a la posición de vicealcalde de Santo Domingo Norte.

El asunto es que a casi siete meses de la elección primaria efectuada el 6 de marzo, Vargas Maldonado y algunos de sus partidarios siguen sin entender que perdieron, o están todavía convencidos de que Hipólito ganó con el voto de cientos de miles de peledeístas, como se argumentó desde que se conoció el cómputo.  A su esposa Angelita García le atribuyen la posición más intransigente y se afirma que echó de la casa a personajes tan influyentes como Andy Dahuajre, Pacheco y Neney Cabrera, cuando éstos se fueron convenciendo de que los perredeístas y la opinión pública reconocían a Mejía como candidato legítimo. El mismo Vargas ha evadido encontrarse con el candidato, aún pese a esfuerzos de Peggy Cabral o del reputado neurocirujano José Joaquín Puello, su candidato vicepresidencial del 2008, a quien le habría dejado una cena puesta todavía recientemente.

Peligro del triunfalismo.  A estas alturas del juego es obvio que lo más conveniente para el PRD es lograr la total coherencia si se descarta que Vargas Maldonado vaya a renunciar a la presidencia del partido.

Pero ese elemento de distracción tiene que ser superado ya pues renueva la convicción en importantes sectores medios y altos de que los perredeístas son incapaces de ponerse de acuerdo.

Mejía y los suyos tienen el desafío de evadir las actitudes triunfalistas que algunos exhiben, al creer y proclamar que no hay manera de modificar las perspectivas electorales que dibujan las encuestas, dado el progresivo deterioro de la imagen del Gobierno y del partido morado.

 Ya a estas alturas los que contaban con que el presidente Fernández no apoyaría a Danilo Medina deberían estar convencidos de su error, pues las declaraciones del mandatario en su reciente viaje a Nueva York y el aval público que dio a su esposa Margarita Cedeño para la candidatura vicepresidencial, no parecen dejar dudas.

Tal como se había advertido, gracias a un fuerte sentimiento de cuerpo y temor a romper el consenso grupal, el PLD avanza firme en la cohesión en torno a su candidatura y es dueño de una poderosa maquinaria política afianzada en el poder y en disposición de pelear hasta el último cartucho por mantenerlo.

El escandaloso planteamiento newyorkino del presidente Leonel Fernández de que destinará 40 mil millones de pesos para distribución de 10 millones de raciones alimentarias y para establecer 900 plazas agropecuarias, además de pavimentar el país, deberían ser un aviso eficiente, pues ya lo han hecho en los dos últimos torneos electorales. Desde el 2010 no se han vuelto a ver las inmensas cocinas rodantes que proporcionaron comida cocida en casi todas las provincias, y en ambos procesos el déficit fiscal sobrepasó los 40 mil millones de pesos en la campaña electoral.

Súmenle el anuncio esta semana del vicepresidente Rafael Alburquerque de una segunda fase de las políticas sociales del Gobierno, que persigue alcanzar a un millón 800 mil hogares, nada menos que seis millones de personas, el 60 por ciento de la población nacional.

Por demás, el PLD está demostrando que le sobra dinero para una inversión publicitaria que multiplica varias veces la del PRD, y las caravanas interprovinciales a 7 meses de los comicios no dejan dudas de que le sobran recursos y voluntad para dar la pelea con un candidato presidencial que mantiene un discurso altamente propositivo.

Vargas: nadar

 o morir

El progresivo aislamiento político en que va quedando el ingeniero Vargas lo llama a moverse con más racionalidad si es que no quiere incurrir en un suicidio político, reconocía uno de los hombres que lo impulsaron a la presidencia del partido y a la búsqueda de la candidatura. Cuando se le preguntó si no se lo había advertido, el dirigente perredeísta adujo que el empresario y político había roto sus nexos con él.

Otro entiende que Vargas está ganando tiempo para ver si Hipólito Mejía logra mantener las ventajas que le otorgan las encuestas y la percepción general, atribuyéndole consciencia de que como presidente del partido no puede arriesgarse a quedarse fuera del tren de la victoria, como tampoco ser responsabilizado de una derrota, pues en cualquiera de los dos casos le resultaría difícil escapar de la ira de los perredeístas, muchos de los cuales entienden que “no pueden correr el riesgo de otros cuatro años en el abajismo”.

Los más radicales frente a la actitud de Vargas, entre los cuales se señala al doctor Hugo Tolentino, llegan a considerar que el presidente del partido se tiene que acoger a la decisión de las mayorías o renunciar.

Como ironía del destino recuerdan que aquel modificó los estatutos del PRD para permitir que el candidato presidencial fuera a la vez presidente del partido, para evitar incoherencias en las campañas electorales, como adujo que se produjo cuando él encabezó la boleta blanca en el 2008, con el ingeniero Ramón Alburquerque en la presidencia.

La generalidad de los perredeístas lo que quieren es la unidad e integración de todos los sectores, especialmente los que creen que Vargas mantiene vigor y recursos para lograr otra oportunidad en el 2016, para lo cual tiene que moverse en la actual coyuntura o la maquinaria perredeísta y su ambición de poder le pasará por encima.

Se cree que Mejía ha realizado los últimos esfuerzos de acercamiento, desatendiendo recomendaciones de asesores políticos nacionales y extranjeros que aconsejan quitarle importancia a la “huelga de brazos caídos” del presidente del partido. Aducen que “eso mientras más se bata más hiede”.

Danilo Medina plantea otro estilo de gobierno

El discurso de Danilo Medina tras ser proclamado candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) fue una pieza bien concebida, abarcadora y sintética que trató de responder a grandes insatisfacciones nacionales y en la que esbozó un perfil propio dentro de un proyecto colectivo.

Situado en el filo mismo de la navaja, Medina resaltó los méritos del gobierno de Leonel Fernández, de cuyo apoyo no puede prescindir, y evadió herir susceptibilidades, pero apeló a sus compañeros de partido para que reconozcan con humildad que han cometido errores y descuidos y que falta mucho por hacer.

Un magnífico discurso

Puede ser que le faltara un poco del histrionismo que se le echa de menos, pero el discurso del economista e ingeniero químico Danilo Medina tras su proclamación como candidato presidencial puede ser considerado magnífico, tanto por su construcción como por su contenido.

Fue abarcador, sintetizando en sólo 30 minutos la esencia de sus planteamientos programáticos, proponiendo un nuevo estilo de gobernar y apelando a segmentos poblacionales fundamentales, como los jóvenes, las mujeres, los desempleados y los productores.

Al mismo tiempo, Medina se refirió a los problemas que mayores insatisfacciones causan en la sociedad dominicana, como el desempleo, la desigual distribución del crecimiento económico, la persistente pobreza, la inversión en educación y salud y la creciente inseguridad.

Donde se quedó corto fue en abordar la crisis energética y la sensible querella de la corrupción a la que, dentro de un evidente esfuerzo por no herir susceptibilidades,  apenas aludió cuando planteó que llegará a la presidencia “con el corazón en las manos para nuestros hermanos más pobres pero con el látigo para los deshonestos”.

Reivindicó las realizaciones de los gobiernos del presidente Fernández, y aludió a la anterior gestión de su mayor contrincante, Hipólito Mejía, pero sin convertirlo en centro de la actividad, de lo que se ocupó el secretario general peledeísta y la propaganda electoral presentada en el acto.

Ha habido bastante consenso entre analistas y comentaristas en reconocer la calidad del discurso del candidato, aunque no faltan quienes pretenden que el hábil político deje de reconocer los logros del Gobierno y de pasarle la mano al líder de su partido y Presidente de la nación.

El tiempo de Danilo

Danilo Medina no pretendió saltarse la valla y para reclamar respeto a su propio espacio y tiempo comenzó prometiendo ser un gobernante digno de la memoria, lucha y anhelos del fundador del partido, profesor Juan Bosch, para seguido dirigirse al presidente Fernández comprometiéndose a “continuar y mejorar su obra de gobierno”, casi despidiéndolo al expresar su convicción de que “la historia honrará sus méritos como un gobernante que supo conducirnos en una de las etapas más difíciles del mundo contemporáneo”.

Fue entonces que proclamó “ahora es mi tiempo”, para más adelante expresar: “Óiganme bien, voy a construir mi propio estilo de gobernar. Construyendo una fuerte alianza entre el Gobierno central, los gobiernos municipales, las organizaciones comunitarias y las empresas locales, para impulsar el desarrollo social y económico de las comunidades, potenciando sus recursos naturales, turísticos y culturales y mejorando sus infraestructuras básicas”.

Reconoció que “nuestra economía creció mucho en los últimos años”, pero “ahora es el momento de distribuir esa riqueza con toda la población”, planteamiento con el cual asume la crítica de que el crecimiento que resalta el Gobierno no ha beneficiado a la mayoría de la población y que ha quedado muy concentrado en obras urbanas y capitalinas: “Es hora, por lo tanto, de repartir este crecimiento y hacer que llegue a todas las personas, a todas las regiones, a todas las ciudades y a todos los campos del país.

Medina no temió declarar su prioridad en la educación, acogiendo el reclamo de inversión de por lo menos el 4 por ciento del producto bruto en educación, que tanto ha ofendido al Gobierno del presidente Fernández,  prometiendo también que trabajará “desde el primer día para pagar la deuda social en salud”.

Apela a la humildad

Las cuerdas del discurso de Danilo Medina se tensaron pero guardaron la armonía cuando se dirigió a sus compañeros de partido para pedirles “un exacto equilibrio entre el orgullo y la humildad”. Volvió a reconocer los gobiernos de Fernández, advirtiendo que “así como estamos orgullosos de lo que pudimos realizar, también tenemos que tener humildad sobre lo que aún no se ha hecho y, sobre todo, en lo que nos hemos equivocado y descuidado” (así en negritas en el texto distribuido).

Proclamó que la nación se realiza con “esfuerzo sostenido, diagnósticos serios y balances honestos”, señalando que el pueblo “debe saber que hicimos muchas cosas y que otras, no menos importantes, nos faltan por hacer. En tres ocasiones defendió el planteamiento en que basó su campaña por la candidatura: “continuar lo que está bien, corregir lo que está mal y hacer lo que nunca se hizo”.

Consciente de la resistencia de algunos ante esa formulación, el candidato deslizó que no viene para desunir sino para unir, y siguió dibujando su propio perfil planteando  “no vengo para decidir solo sino a compartir decisiones colectivas. No vengo para mandar sino a dialogar. No vengo solamente para hablar sino, ante todo, para escuchar”, aunque advirtió que no tiene compromisos con nadie cuando se trata de adecentar la vida política del país”.

Quiso también, Medina, dejar claro cuál será su principal prioridad, si alcanza la presidencia de la nación, por un lado “disminuir considerablemente la pobreza absoluta en nuestro país”. Y por otro, disminuir la gran desigualdad social que todavía existe en nuestra República Dominicana”.

Como es normal en el PLD, desde su fundación, el acto transcurrió con absoluto orden y organización. Se echó de menos a la primera dama Margarita Cedeño, de cuya ausencia no hubo siquiera alusión, lo que dio origen a especulaciones, sobre si era indicativo de que no sería escogida por Medina como candidata vicepresidencial, o si el Presidente no deseaba involucrarla, o si buscaba evitar que su presencia alentara la consigna que ella misma reivindicó hace poco de “con Danilo y con mamá, esa pela va”, misma que fue incluida en una pieza musical popular de las que prologaron la actividad.

En el filo de la navaja

Por dondequiera que se le mire, el discurso del candidato presidencial del PLD estuvo lleno de aciertos, aunque está pendiente comprobar si sus partidarios, especialmente los más dogmáticos y fieles al presidente Fernández, comprendieron el esfuerzo por diferenciarse, por crear un nuevo perfil, por fundamentar nuevas ilusiones, por plantear renovación.

Los estrategas de Medina saben perfectamente que así como es imperativo mantener la unidad y lograr el apoyo del Presidente de la nación y líder del partido para retener el poder, también es imprescindible plantear cambios, que un simple más de lo mismo es un suicidio político.

Las últimas dos encuestas Gallup-HOY y la Penn-Schoen no dejan duda sobre la insatisfacción con la gestión del PLD y la amplia ventaja con que ha partido el candidato del Partido Revolucionario Dominicano, Hipólito Mejía, tan amplia como las que se registraban a favor de Fernández cuando el perredeísta pretendió la reelección en medio de la crisis financiera originada en las quiebras bancarias.

Hay en el PLD quienes creen que es suficiente contraponer la gestión actual a la de Mejía, restando peso al desgaste del Gobierno, sobre todo cuando persiste una grave deuda social. En algunos segmentos poblacionales eso podría tener impacto, pero para la mayoría el último golpe es el que más duele.

En una declaración el jueves, Danilo Medina no dejó dudas de que su campaña golpeará los aspectos negativos de la gestión de Mejía, pero sus asesores son conscientes de que eso no es suficiente y tendrá que seguir bordeando el filo de la navaja buscando diferenciarse de lo que hay, respondiendo las insatisfacciones y reconociendo errores y limitaciones, cada vez con más insistencia.

El problema de Danilo es que no podrá prescindir de las figuras que encarnan el rechazo popular. Pudieron dejar a Euclides Gutiérrez fuera del escenario del domingo, pero el jueves la cúpula partidaria lo reivindicó, llegando al extremo de justificar que no haya pagado la energía eléctrica durante 5 años, acumulando una deuda millonaria.

Acentuada la ventaja de Hipólito y del PRD

Por Juan Bolívar Díaz

Las ventajas que marcó la encuesta Gallup-HOY publicada en mayo a favor de Hipólito Mejía y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) para las elecciones del año próximo se acentuaron en la de esta semana, resaltando la amplia  diferencia de 20 puntos en la intención de voto entre los que expresan firme disposición al sufragio.

Aunque faltan todavía 9 meses para las elecciones y pueden producirse cambios significativos, esta investigación perfila un voto de censura motivado por la creciente desaprobación del Gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) generada por los problemas económicos, el desempleo, la corrupción y la inseguridad ciudadana.

Muy cómoda ventaja.  El titular de HOY causó impacto al informar que Hipólito Mejía superaba a Danilo Medina por 14.5 por ciento en las preferencias del universo de los “habilitados para votar” en el 2012, al registrar 47.9 a 33.4 por ciento, en la encuesta Gallup- HOY, lo que significa un incremento de 6.2 en relación a los resultados de la realizada a fines de abril y publicada en mayo pasado, mucho antes de que el PLD escogiera su candidato presidencial el 26 de junio.

Pero la ventaja del perredeísta es mucho más amplia, 20 puntos, en “el total de entrevistados habilitados para votar y que manifestaron intención inequívoca de voto” entre quienes obtiene un 54.4 contra un 34.5 por ciento de los que se inclinan por el peledeísta.

En el renglón de las simpatías partidarias, el PRD también supera al PLD, con registros de 41 a 36.4 por ciento. En la encuesta anterior el partido morado todavía tenía mayor simpatía, 42 a 40 por ciento. Sin embargo, esa vez el partido blanco ya aparecía en primer lugar, 37.7 a 31.1 por ciento en intención de voto. Ese renglón no se ha incluido en la publicada esta semana.

Faltando casi 9 meses para los comicios, es obvio que Mejía no puede cantar victoria. El 26 por ciento de los encuestados entre el 11 y 15 de este agosto manifestó que todavía podría cambiar su intención de voto y el PLD controla el Gobierno, lo que otorga ventajas significativas en la pobre tradición institucional de la nación.

Sin embargo en la historia de las encuestas dominicanas ningún candidato presidencial ha superado una desventaja inicial, con la excepción de los comicios viciados de 1990 y 94, y la de esta investigación es de las mayores, sólo comparable con las registradas a favor del PLD y su candidato Leonel Fernández cuando Mejía buscaba reelegirse en el 2004.  El promedio de las tres encuestas más acreditadas en el país (Gallup, Penn-Schoen y Hamilton) cada una con dos entregas entre enero y marzo de ese año otorgaba a Leonel Fernández el mismo 58 por ciento con que ganó. En el 2008 las encuestas le promediaron 55 por ciento y terminó con el 54.

Desaprobación del Gobierno.  La progresiva caída de la popularidad del PLD y su Gobierno queda ratificada en esta encuesta Gallup-HOY, lo que deja a Danilo Medina en cuesta arriba y no porque faltara la formalidad de su proclamación, ya que hace dos meses que fue electo con el 87 por ciento de los votos de los militantes peledeístas. De hecho parece tener más propaganda en las vías públicas y los medios de comunicación que su competidor.

La desaprobación del Gobierno que en mayo alcanzaba el 59 por ciento se elevó ahora al 63, mientras la aprobación caía en la misma proporción de 28 al 24 por ciento, es decir apenas la cuarta parte de la población. Aunque la valoración del trabajo del presidente Fernández subió del 47.6 al 52.5 por ciento.

El resultado más devastador para la imagen del Gobierno sigue siendo el referente a la corrupción. El 61.6 la aprecia mayor que antes. En mayo era 63 por ciento. Sumados los que estiman que es igual que antes del actual Gobierno, la proporción se eleva a 88 por ciento, ahora dos puntos menos. Apenas el 10 por ciento aprecia que ahora la corrupción es menor, lo que implica que aún la mayoría de los simpatizantes del partido de Gobierno estiman que la corrupción empeora.

Pero lo que más estaría influyendo en la pobre valoración del Gobierno y las expectativas de cambio en el 2012 son las apreciaciones sobre la situación económica: 84 por ciento la estima mala o muy mala, y sólo 6 por ciento buena. El 80 por ciento, 8 puntos menos que en mayo, cree que el país va por mal camino y, lo que es peor,  el 71 por ciento considera que estará peor o igual al final del actual Gobierno.

Cuando se le pregunta a los encuestados sobre los principales problemas nacionales se repiten los mismos de mayo pasado, aunque con variaciones en el orden: inflación,  delincuencia, desempleo,  apagones, tráfico y consumo de drogas y corrupción administrativa.

Advertencias a la vista.  Los resultados de esta encuesta ratifican que los problemas del Gobierno son de naturaleza endógena y no de la “conspiración mediática” que vienen denunciando algunos voceros. Dimensionan las dificultades que enfrenta la candidatura de Danilo Medina para salir airosa, más aún cuando son pobres las expectativas nacionales e internacionales de mejoramiento económico en los 9 meses que distan de los comicios.

Hay quienes señalan los mil cien millones de dólares que está recibiendo el Gobierno como fruto de la reanudación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional como un factor importante que permitiría aliviar la situación económica nacional, pero olvidan que ese financiamiento, que incluye los 500 millones de dólares por bonos soberanos recién recibidos, ya estaba comprometido en el presupuesto del año en curso. Podrán desviar alguna proporción, pero no muy alta. Más posibilidades tiene el Gobierno de incumplir de nuevo los compromisos con el FMI en  el último trimestre de este año y el primero del próximo y desbordar los límites fiscales.

Las posibilidades de correctivos que cambien las perspectivas políticas dependen más que nada de una correcta interpretación de lo que arroja esta nueva encuesta Gallup-HOY, en su mayor parte reiterativa de la ejecutada en mayo, y de lo establecido  poco después por la Penn & Schoen y por otras investigaciones que se han conocido informalmente en las últimas semanas.

Las altas ventajas registradas para la candidatura de Hipólito Mejía podrían constituirse en un aliento al triunfalismo y dilatar o imposibilitar una total integración de los líderes y cuadros principales del perdedor de las primarias, Miguel Vargas Maldonado, quien al ser presidente del partido y controlar los principales cargos nacionales tiene suficiente influencia para crear dificultades y generar crisis.

Hipólito Mejía cometería un grave error si se da por ganado. Tiene que contar con las extraordinarias energías, la experiencia política y el discurso propositivo de Danilo Medina que ha ganado terreno en los sectores medios, quien en las próximas semanas deberá cosechar un descuento importante de las desventajas que le arrojan las encuestas y la percepción general.

Los jóvenes con Hipólito Mejía

Cuando se revisan las preferencias marcadas por la Gallup-HOY por edades, llama mucho la atención que Mejía alcanza el 57 por ciento en el segmento más joven del electorado, los que están entre 18 y 25 años. Algunos lo atribuyen a que estos no recuerdan cómo fue la gestión del perredeísta entre el 2000 y 2004.

Otra corriente interpretativa se adscribe a la hipótesis de que en esas edades está el mayor porcentaje de desempleados y desesperanza, en los sectores populares. Un agudo observador señaló que en las clases medias muchos jóvenes dependen de un estipendio fijo para sus gastos personales, especialmente para el combustible de sus autos, y esos son los más atentos al precio de los combustibles, con los que el Gobierno viene haciendo zafra.

Una ventaja significativa es la que registra el candidato perredeísta en las simpatías de los encuestados que se identifican con el Partido Reformista Social Cristiano donde alcanza 24.7 por ciento, mientras Danilo Medina sólo obtiene el 17.8 por ciento, lo que reduce los efectos de una repetición de la alianza PLD-PRSC. Parece que la cúpula reformista, beneficiaria del Gobierno, juega a mantener esa alianza, pero las bases forman parte de la población insatisfecha con la situación económica y social.       La encuesta indagó sobre 18 atributos para ser Presidente de la nación y Mejía ganó por amplios márgenes en 14, incluyendo el de más experimentado en asuntos de Gobierno, el de mejor trayectoria política, que está al lado de los pobres, manejaría mejor una crisis y en que sabrá hacer un buen Gobierno. Sin embargo, Medina lo supera 54 a 36 en el importante renglón de más capacitado e inteligente, en que está en favor de los ricos por 42 a 25 por ciento, y en que haría una mejor gestión financiera y en que mejorará la educación.

Salutación a Danilo Medina

Todos los que aspiramos a cambios significativos en la forma de hacer política y gobernar el país debemos saludar la candidatura a la Presidencia de la República de Danilo Medina, a ser proclamada hoy por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y desearle suerte en un escenario de competencia tan difícil, como indican las encuestas.

Lleva varios años recorriendo el país, armando grupos y formulando propuestas renovadoras de Gobierno, bien articuladas, abarcadoras e incluyentes. Se ha rodeado de muchos de los mejores cuadros dirigenciales, profesionales  y técnicos de su propio partido y ha obtenido el de muchos otros procedentes de diversos ámbitos sociales.

Cuando turbulencias y tempestades originarias del inveterado caudillismo nacional sacudían la nave del PLD y repercutían en la nación, Medina se condujo con sabiduría, evadió las provocaciones y contuvo a los que querían responder, convencido de que era portador de razones que terminarían predominando, como ocurrió.

En el ínterin se preocupó en conversar directamente con múltiples actores de la vida nacional, tratando de convencerlos de que si le dan oportunidad cambiaría la forma de hacer política y de gobernar. Yo confieso que lo miraba fijamente a los ojos y que me convencía. Lo mismo me ocurría con varios de sus más cercanos colaboradores.

Convencido de que los tiempos no auspiciaban que los vientos tormentosos del continuismo llegaran a huracán, sostuve que si él mantenía la dirección armónica de su orquestación, ningún improvisado iba a poder disputarle la candidatura.

Pero también advertí que su problema sería ganar la presidencia, después de dos períodos de Gobierno peledeísta consecutivos y tres de los últimos cuatro, ya que la deuda social histórica, y políticas erráticas, junto a la descomposición delincuencial y rampante corrupción, crean un ambiente de cambio hacia cualquier dirección. Sobre todo si las circunstancias lo obligan a hacerse acompañar de muchos de los que encarnan hoy la indignación nacional.

He ahí el gran desafío de Danilo Medina: precisa la unidad y el respaldo de su partido para ganar, sin que le despojen del margen de diferenciación que le dio fortaleza ante propios y extraños durante los últimos años. Si los suyos no entienden que él parte con la desventaja del desgaste en el poder y que tiene que plantear renovación y diferencias para generar nuevas ilusiones, sucumbirá irremisiblemente.

No es fácil el desafío de Danilo: tiene que empezar a diferenciarse en la forma de hacer campaña electoral, impidiendo que el Gobierno irrumpa en la misma para que no se repita su grito desgarrador del 2003: “me venció el Estado”. Y el primer desafío será que los ministros que ha designado para dirigir su campaña electoral tomen inmediata licencia de sus cargos como ocurriría en cualquier democracia, aún de mediana intensidad.

El Gobierno tiene muchas formas de ayudar a Danilo. Pero no con los ruidos de esta semana previa a su proclamación, como el del ministro y “cara histórica del PLD” que agrede a diestra y siniestra e insta a la población a no pagar la energía eléctrica, la designación de otras docenas de generales, vicecónsules y viceministros, incluyendo a uno que acaba de ser responsabilizado de la malversación de cientos de millones de pesos que ha quebrado el Seguro Nacional de Maestros, y los abusos en el precio de los combustibles, en promedio 35 por ciento más caros que en diciembre pasado cuando el petróleo se cotizaba como ahora alrededor de 85 dólares el barril.

Sin duda Danilo Medina tiene graves desafíos, entre ellos el de mantener la ilusión de que los cambios son posibles en la política y los políticos nacionales.

¿Dos PRD y dos PLD en campaña electoral?

Por Juan Bolívar Díaz

Cobra fuerza el planteamiento de que en la campaña electoral en marcha podría haber dos proyectos políticos diferentes, para el 2012 y el 2016, en cada uno de los dos partidos mayoritarios, los cuales no han podido compactarse después de sus largas campañas para elegir candidatos.

El Partido Revolucionario Dominicano (PRD) vuelve a ser el más afectado por tensiones internas aún 5 meses después que escogiera candidato presidencial, a lo que estaría contribuyendo un nocivo triunfalismo derivado de las acentuadas ventajas que le otorgan las encuestas y el consenso de la opinión pública.

Un panorama incierto.  Faltan nueve meses para las elecciones presidenciales, pero por ahora el panorama luce incierto al interior de los partidos mayoritarios. El tercero, el Partido Reformista Social Cristiano, amenazado de nuevas escisiones no logra ponerse de acuerdo ni en el método para escoger su candidato presidencial. Los dos mayores luchan por cohesionarse en torno a sus respectivas candidaturas, mientras Julián Serulle, Guillermo Moreno y Max Puig han sido proclamados candidatos alternativos.

En los partidos Revolucionario Dominicano (PRD) y de la Liberación Dominicana (PLD) sus candidatos luchan por lograr el pleno apoyo de sus  respectivos presidentes Miguel Vargas Maldonado y Leonel Fernández Reyna, éste último más relevante por tratarse del presidente de la República y líder principal de la organización.

La incoherencia es más crónica en el PRD, por su historial de luchas grupales y porque ya hace más de 5 meses (el 6 de marzo) que escogió al agrónomo Hipólito Mejía como candidato presidencial, y más de tres meses (el 8 de mayo) que lo proclamó. Lo circunstancial de su éxito viniendo del ostracismo político, con un contrincante que obtuvo 47% del sufragio le han empedrado el camino de la compactación.

En cambio Danilo Medina todavía no llega a los dos meses de haber emergido con la candidatura presidencial del PLD (el 26 de junio) y espera ser proclamado formalmente el 28 de este mes. El haber logrado el 87% de los votos con el restante 13% repartido entre tres, le abre una senda menos empinada, aunque las resistencias provienen de un líder y grupo que no quieren renunciar al protagonismo.

Campañas diferentes.  Hasta el momento, tanto en el PRD como en el PLD se desarrollan campañas paralelas: los candidatos presidenciales lanzan su propio juego enfilados hacia el 2012, pero desde “el bullpen” los managers parecen diseñar estrategias para la temporada del 2016, sin importarles mucho el compromiso inminente, sin que falten quienes persistan en creer que el individualismo político y la crisis de los proyectos colectivos los lleva a preferir la derrota de su propio equipo.

Un acucioso técnico perredeísta y veterano teórico de la política,  más cercano a Vargas Maldonado que a Hipólito Mejía, confiaba esta semana su convencimiento de que los juegos paralelos se mantendrán hasta el final, con más o menos disimulo, porque tanto Leonel como Vargas temen ser desplazados definitivamente del control de sus maquinarias políticas si ganan sus respectivos candidatos.

Son muchos los que comparten la hipótesis de que al interés del presidente Fernández y sus grandes beneficiarios del poder no les conviene el triunfo de un Medina que tendría que cimentar su propio espacio de gobernante reduciendo el de ellos. Y porque para el 2016 el PLD tendría que buscar un difícil cuarto período consecutivo.

Si quien gana en  2012 es Mejía, Medina no quedaría en condiciones de hacer ni sombra al liderazgo de Fernández y el perredeísta estaría amarrado durante el cuatrienio, dependiendo del líder del PLD, quien tendría el control del Congreso Nacional, de la Suprema Corte de Justicia y la Cámara de Cuentas, así como de la Junta Central Electoral y de los nuevos tribunales Constitucional y Superior Electoral, y con su Fundación Global. En ese escenario le sería más fácil volver a la presidencia.

Por su parte, Vargas estaría convencido de que si Mejía gana tratará de minarle la presidencia del PRD y cerrarle el paso a la próxima candidatura, auspiciando a alguien como su candidato vicepresidencial Luis Abinader. Si Mejía pierde se hundiría para siempre y él tendría mayores posibilidades de reivindicarse con la candidatura presidencial que se le escapó este año. Cuando se advierten los riesgos, el analista responde que es muy posible que Vargas no conspire abiertamente contra la candidatura de su partido, pero nada hará para que salga adelante.

Triunfalismo en el PRD. La falta de compactación en el PRD es derivada de los resquemores dejados por la prolongada lucha interna y la derrota de quienes controlan la maquinaria del partido, que estaría siendo incentivada por un sentimiento triunfalista producido por las amplias ventajas que le atribuyen las encuestas a la candidatura de Hipólito Mejía.

Es público que Vargas y Mejía hasta evaden juntarse en el mismo escenario, aunque sea tan importante como la reciente celebración del 50 aniversario de la instalación del PRD en el país, a la que no asistió el candidato. Hace menos de un mes que todavía algunos diputados se atrevieron a proponer que Mejía sustituya a su candidato vicepresidencial para dejarle ese espacio a Vargas y éste tardó varios días en desautorizarlos. El 1 de agosto Aníbal García Duvergé se quejó de que aún no se materializa la unidad y recordó que Vargas obtuvo casi la mitad de los votos en la elección primaria.

Esta semana el mismo presidente del PRD dijo a los periodistas que el proceso de integración de su equipo a la campaña de Mejía ha tenido dificultades “pero yo quiero recordar que ni soy candidato presidencial ni vicepresidencial, ni soy director de campaña. Yo asumo mi rol institucional como presidente del PRD”.

Al día siguiente, en lo que pareció una respuesta a Vargas, se  informó que el recién designado Consejo Asesor Presidencial de Hipólito Mejía fue concebido como  “el órgano consultor de mayor jerarquía dentro de la estructura que sustenta la candidatura presidencial, al que se le ha encomendado recomendar las acciones que consideren convenientes para la conquista del poder”.

Los seguidores de Vargas se sienten relegados en el Consejo Asesor y resienten que lo coordine Enmanuel Esquea Guerrero, a quien ellos llegaron al extremo de expulsar del partido, como chivo expiatorio de su derrota en la elección primaria. Y tiene como subcoordinadores a Milagros Ortiz Bosch y Hugo Tolentino, que completaban la cabeza ejecutiva de la comisión que organizó la primaria de marzo.

 El buen posicionamiento con que aparece Mejía, en encuestas que le dan ventajas que oscilan entre 7 y 20 puntos, podría estar contribuyendo al triunfalismo que se denuncia en parte de sus seguidores, que llegan a proclamar que quien no se suba al carro de la victoria se quedará fuera del poder. Aunque se asegura que la integración se ha logrado en 95%, quedan resabios e insatisfacciones que, al decir del teórico  citado, podrían generar hasta transfuguismo y que por ahora alientan el juego paralelo de Vargas Maldonado.

Protagonismo de Leonel

La ofensiva a que se ha lanzado el presidente Fernández, disputando el espacio político del candidato del PLD, fortalece la hipótesis de que desarrolla su propio juego aún a riesgo de la derrota de su partido. Comenzó el 24 de julio con el mitin que reunió a los dirigentes nacionales y al candidato Medina para dictarles la esencia y hasta las consignas de la campaña electoral. Y dos semanas después, el pasado lunes 8, inició un ciclo de encuentros barriales.

Reunió en Gualey a cientos de activistas del programa oficial “Barrio Seguro” que aclamaron “los rugidos del león”, sin la menor referencia al candidato, ni una foto, ni los símbolos de su partido, “creando por momentos la sensación de que el mandatario iniciaba en Gualey la campaña por una tercera reelección”, como describió la excelente crónica de Rafael Alonzo Rijo en El Caribe del martes 9. Los días siguientes Leonel revocó el reciente aumento de la tarifa del agua en la Capital, adelantó una rebaja del precio de los combustibles, entregó 109 vehículos y 500 radios a la Policía para combatir la inseguridad ciudadana y hasta se reunió con los alcaldes del Gran Santo Domingo interesado en que disminuya la basura.

No hay dudas de que esas disposiciones pueden allanar el camino para que Danilo Medina comience a descontar la ventaja que las encuestas apuntan a favor de Hipólito Mejía, pero la generalidad de los análisis apuntan a que refuerzan el protagonismo del Presidente y la percepción de que su liderazgo y ambiciones políticas están por encima de toda consideración.

Sin embargo, cuando Danilo sea proclamado candidato el 28 de agosto, el sentimiento de cuerpo y el instinto de conservación del PLD remitirán al escenario fundamental del 2012 y vencerán resistencias. Serán muy contados, si quedan, los que preferirían perder los privilegios del poder, en aras de un liderazgo que podría ser minado por la mezquindad. Los que pregonan que Leonel prefiere un opositor señalan los casos de los presidentes Salvador Jorge Blanco y Joaquín Balaguer, que desde el poder habrían conspirado contra las candidaturas de su partido.

Si fue cierto, lo que amerita un análisis aparte, no debe olvidarse que ambos salieron del poder para siempre.

 

Todo bajo control en la votación del PLD

Por Juan Bolívar Díaz
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El ingeniero químico y economista Danilo Medina será electo hoy candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) con un respaldo tan apabullante que podría superar las tres cuartas partes de los miembros de esa organización política.

En la segunda boleta de votación, los electores ratificarán la propuesta del Comité Central peledeísta de auto prolongarse su mandato y el de los dirigentes nacionales por otro periodo de cinco años, lo que será un nuevo revés para la institucionalidad democrática del sistema partidista.

Premio a la tenacidad.  Con un panorama totalmente despejado, sin tensiones ni dudas, Danilo Medina emerge hoy como candidato presidencial del partido morado para las elecciones del 2012, por segunda vez en su historia, y en un escenario similar al del 2000 cuando perdió frente al agrónomo perredeísta Hipólito Mejía.

Si se atiende el resultado de las encuestas y a la tradición peledeísta, Medina será electo por una aplastante mayoría, que podría alcanzar las tres cuartas partes de los miembros del PLD, aunque por lo menos uno de sus contrincantes, el mercadólogo José Tomás Pérez, proclama que habrá sorpresa, y que nadie alcanzará la mitad de los votos, por lo que habría una segunda vuelta.

Los otros dos aspirantes son el abogado Francisco Domínguez Brito y el ingeniero Radhamés Segura.

El economista Medina alcanzará la nominación casi de manera plebiscitaria tras un largo proceso en el que muchos creyeron que el frustrado proyecto continuista del presidente Leonel Fernández le cerraría el paso como ocurrió para los comicios del 2008, cuando la Constitución permitía la reelección presidencial.

Por momentos se dio por hecho que el primer mandatario y sus seguidores respaldarían a la primera dama Margarita Cedeño o al vicepresidente Rafael Alburquerque.

 Danilo Medina no se dejó provocar ni desesperar y en todo momento expresó su  convicción de que alcanzaría la nominación presidencial, acuñando la frase de que “cuando pasen las turbulencias, la nave peledeísta se estabilizará y seré el candidato”.

El político sanjuanero se benefició  de las indefiniciones de sus contrincantes, que en su generalidad condicionaban sus aspiraciones a que el presidente Fernández no buscara una repostulación que le vedaba la Constitución.

Era una carta para buscarse el apoyo del mandatario, lo que vino a resultar imposible cuando el que corría solo y decidido había ganado un amplio respaldo en el partido y en un “sector externo” constituído por unos 460 grupos que según sus voceros integrarían a 300 mil personas.

Danilo Medina recibirá este domingo un premio a la tenacidad y la paciencia políticas.

Tres cuartas partes.  Hace casi dos meses las encuestas más acreditadas Gallup-HOY y Penn, Schoen Berland, daban a Medina una alta preferencia para la candidatura presidencial del PLD en el 2012.

La primera, realizada a fines de abril, le otorgó el 60 por ciento de las preferencias del universo de los encuestados, y el 66 por ciento entre los que se manifestaron peledeístas. José Tomás Pérez aparecía en un distante segundo lugar con el 3.5 por ciento.

La encuesta Penn, a principios de mayo, sólo preguntó preferencias a los que se consideraban peledeístas y entre ellos Medina alcanzó el 81 por ciento. Y todavía había reticencia en algunos sectores a aceptar la realidad de que el contradictor del líder se imponía. Una encuesta privada reciente le otorgaba sobre del 80 por ciento. Para la fortaleza del candidato es conveniente obtener una votación al menos parecida a la última que logró Fernández hace cuatro años.

Cuando se realizaron los trabajos de campo de las dos encuestas más tradicionales del mercado nacional todavía eran candidatos los doctores Rafael Alburqueruque y Franklin Almeyda, que luego se retiraron, lo que podría haber producido cambios en los posicionamientos, pero entre ambos sólo sumaban el 6 por ciento de las preferencias registradas en las dos encuestas.

Para este día están convocados a las urnas los 2 millones 251, 832 miembros  que aparecen en el padrón del PLD, pero dado que los resultados son predecibles por la escasa competitividad, se teme que no votarán ni la mitad, lo que preocupa a dirigentes peledeístas que no quieren obtener una votación menor al millón 100 mil que sufragaron  para la elección del candidato presidencial del PRD el 6 de marzo pasado.

Plebiscito aprobatorio.  En los ámbitos peledeístas se da por hecho que una gran  mayoría se inclinará por la ratificación de los más de 400 miembros del Comité Central, el presidente y el secretario general del partido. Aún dirigentes y militantes que creen poco democrática la prolongación del mandato a dirigentes que ya llevan 11 años en los cargos nacionales, consideran perjudicial que se imponga la negativa.

En primer lugar porque la propuesta de prolongación decidida en una sesión del Comité Central en octubre pasado, salió del propio Leonel Fernández, y decirle no entrañaría un sacudimiento inconveniente al comenzar la campaña electoral.

Entre los seguidores de Danilo Medina hay opiniones divididas, pero se ha bajado la línea del sí, para evitar fricciones con el líder y presidente de la nación.

Segundo: que si se impone el no habría entonces que abrir una elección de dirigentes, lo que se cree imposible en medio de la campaña electoral. Así lo expresó el politólogo Gedeón Santos, vocero de Danilo Medina, en una entrevista por Teleantillas el jueves.

En la asamblea nacional de dirigentes presidida por el doctor Fernández el miércoles 15, el dirigente y ministro de Turismo Francisco Javier García exhortó a los miles de concurrentes a votar por la ratificación, tras ser presentado como vocero del máximo organismo.

Llamó la atención la ríspida reacción del secretario general Reinaldo Pared Pérez ante la exhortación del precandidato José Tomás Pérez a votar no, para reivindicar la democracia interna en el partido morado.

Contra la prolongación se ha manifestado vigorosamente la coherente Minou Tavárez Mirabal, así como Melanio Paredes y la Fuerza Boschista que preside Luis de León. La misma posición se atribuye a otros núcleos peledeístas como el que promovía a Franklin Almeyda Rancier.

Todo apunta al triunfo de la prolongación de una dirección política que lleva ya 11 años y se auto confirió otros  cinco, lo que conlleva también la extensión  del proceso de devaluación de la democracia interna en el PLD y en el sistema político dominicano.

Un joven dirigente peledeísta confió con resignación que difícilmente los militantes del partido desatenderán una línea que le ha sido bajada.

Tradición de avalancha

Las encuestas de los últimos dos meses y las percepciones de los analistas indican que Danilo Medina será electo por una alta proporción, siguiendo una tradición peledeísta de avalancha por el que tiene mayores posibilidades al escoger sus candidatos presidenciales, lo que es considerado como herencia del liderazgo fundacional que ponía énfasis en un fuerte sentimiento de unidad.

Cuando se eligió candidato al líder y fundador del PLD, el profesor Juan Bosch, fue casi siempre por votación unánime. Entonces era por organismos partidarios con apenas unos cuantos miles de militantes. Así fue para los cinco comicios presidenciales realizados entre 1978 y 1994.

En abril de 1995, al ser candidato por primera vez, el doctor Fernández alcanzó el 93 por ciento de los votos de los organismos, integrados por apenas 9 mil miembros. En segundo lugar quedó Norge Botello con el 2.5 por ciento, y Euclides Gutiérrez  apenas obtuvo el 1.4 por ciento.

La elección de candidato presidencial más competitiva en la historia del PLD fue precisamente la del 27 de junio de 1999, cuando fue escogido Danilo Medina con el 52 por ciento de los votos de los organismos, integrados entonces por 12 mil 500 militantes. El entonces vicepresidente Jaime David Fernández, quien era preferido por  el universo de los electores, según las encuestas, obtuvo el 39 por ciento.

A partir del Congreso del 2001, el PLD decidió masificarse, eliminando la condición del paso por un círculo de estudios para ser miembro del partido, y dos años después escogió de nuevo a Fernández como candidato presidencial por una abrumadora mayoría del 88 por ciento. Jaime David  obtuvo el restante 12 por ciento. Y para la elección del 2008 Fernández logró la repostulación venciendo a Danilo Medina 72 a 28 por ciento.