Monumento al emigrante heroico

Por Juan Bolívar Díaz

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Ni los economistas ni los comunicadores ni los políticos dominicanos han ponderado nunca suficientemente lo que han representado y siguen significando los aportes de los emigrantes dominicanos, alrededor de millón y medio que tuvieron que abandonar el país en el último medio siglo en búsqueda de empleos, capacitación y vida, de la esperanza que perdieron en sus posibilidades de desarrollo dentro de la geografía nacional.

A ellos se les ignora al ponderarse cuando el crecimiento y la estabilidad económica nacional de los últimos 60 años, y mucho más cuando se trata del progreso material, del relativo mejoramiento de las viviendas y de la urbanización, del progreso visible en las urbes dominicanas, aunque carezcamos de alcantarillas, y en calidad de servicios básicos, como agua potable, electricidad, educación y salubridad sigamos en la pre modernidad.

Sólo en generación de divisas, las remesas de los residentes en el exterior ascendieron el año pasado a 3 mil 488 millones de dólares, proyectándose sobre 4 mil millones para este 2015, ya que al cierre del tercer trimestre, el Banco Central las cuantificaba en 3 mil 734 millones de dólares. Si se les suma lo que esos emigrantes traen personalmente en regalos y efectivo y sus envíos de mercaderías y alimentos, es posible que alcancen el aporte del principal sector económico nacional, el turismo, que este año sobrepasará los 5 mil millones de dólares, 4 mil 280 en el 2014.

A diferencia del turismo, las remesas no reclaman nada incluido, ni alimentos ni bebidas, ni comisiones ni pagos en el exterior. Tampoco requieren inversiones ni costos financieros de infraestructuras. Son un aporte neto, democrático e inclusivo, que se desparrama por toda la geografía nacional, alcanzando a los segmentos más pobres, mejorando sus viviendas y condiciones de vida.

Sólo hay que pensar lo que hubiese sido de este país sin los más de 30 mil millones de dólares que han remesado en los últimos diez años los dominicanos y dominicanas que se fajan en el exterior, que trabajan horas extras a menudo en los peores empleos, para enviar sus remesas sin importar las oscilaciones de la economía internacional, aún cuando son adversas.

!Oh ironías de la vida! Aquellos que esta sociedad ha expulsado por no haberle podido proporcionar un empleo y calidad de vida, se han convertido en su tabla de salvación. Pero al mismo tiempo son ignorados a no ser por los políticos en campaña electoral que les requieren financiamiento y votos.

Para colmo, los funcionarios diplomáticos y consulares sólo los ven como fuente de explotación, cobrándoles altísimas tarifas para cualquier servicio. Y muchos de sus compatriotas los tratan con desdén, se burlan de sus nuevos ingredientes culturales, los catalogan como narcotraficantes y prostitutas y hasta los discriminan si se trata de alquilarles dentro de un condominio. No quiera nadie que le llamen dominicanyork o dominica-española.

Alguna vez tendremos que hacerle un monumento al emigrante heroico y reconocer que ellos son parte fundamental de la dominicanidad. Aún los que quedan atrapados fuera viviendo de añoranzas y nostalgias o acariciando hijos, nietos y bisnietos.

Los encontramos por todas partes del mundo, nos salen al abrazo en el Alto Manhattan, en la Gran Vía y en La Rambla, y hasta en los bares centroamericanos, las plazas del sur profundo o en el rincón menos esperado del mundo.

En diciembre, cuando vuelvan por decenas de miles a reencontrarse con los suyos y lo suyo, digámosles que somos la misma carne e idéntico espíritu, que valoramos a los emigrantes como lo más importante que hay sobre la tierra, los seres humanos.

Impactante deterioro nacional

Por Juan Bolívar Díaz

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Como los dominicanos hemos venido perdiendo la capacidad de asombro y parecemos refugiados en la resignación ante los graves problemas de sustentabilidad económica, de crisis institucional y política, de seguridad y deterioro de los servicios públicos, nos resulta muy difícil percibir los alarmantes niveles que alcanza el proceso.

Pero si uno se va lejos por dos semanas, y al volver hay que revisar las informaciones, como nos toca a nosotros, se encuentran suficientes rastros del deterioro que afecta la vida nacional, relevantemente en materia de la corrupción y su correspondiente impunidad y del reparto del Estado que no deja recursos para contener el deterioro de los servicios básicos, desde los sanitarios, electricidad, agua potable, transportación y seguridad. Los ingresos crecen menos que el gasto y en cada presupuesto se deben buscar prestados entre 3 mil y 4 mil millones de dólares.

El calvario registrado desde fines de septiembre fue dramatizado en primer lugar por la corrupción explotada en la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE), dependencia de la Presidencia de la República, que en las últimas décadas compite con el Ministerio de Obras Públicas en la ejecución de los proyectos oficiales, aunque su finalidad era de supervisión. Se creía que el reguero dejado por Félix Bautista aleccionaría por lo menos en ese organismo, pero fue una falsa ilusión hecha trizas por la inmolación del arquitecto David Rodríguez García, que dramatizó todo un entramado de sobrevaluaciones y extorsiones en la asignación y pago de obras públicas.

El escándalo de OISOE creció cada día. Todavía el lunes en HOY el ingeniero Eusebio Almonte revela cómo una escuela que se planificó en 23 millones de pesos, fue duplicada a 46 millones, cómo ha estado sometido a extorsión y que aún le deben 15 millones de pesos, aunque la escuela fue inaugurada hace un año. El CODIA documenta 51 expendientes de extorsiones. El rechazo nacional ha sido relevante, pero las autoridades han optado por reprimir a los dirigentes sociales que reclaman el desmantelamiento de la OISOE, de la corrupción y de la impunidad.

El segundo y prolongado caso de impacto fue el testimonio del raso policial Daurín Muñoz, sobre la miseria salarial de la Policía, que se registra también en las Fuerzas Armadas y en otros servidores públicos, como enfermeras y agrónomos, así como en los pensionados. La respuesta oficial es que el presupuesto no alcanza para pagar ni siquiera a los encargados de combatir la agobiante delincuencia. 43 generales de la Policía Nacional tienen sueldos de 37,500 pesos y diez pesos diario como ración alimenticia. Mientras miles de funcionarios y hasta simples regidores reciben ingresos hasta diez veces superiores.

Otras expresiones del calvario de dos semanas: Los muertos por dengue alcanzaron en lo que va de año a 95, proyectándose una duplicación en relación a los 58 del 2014; RD es segundo país del continente con más muertes por cólera; RD es, después de Guatemala, el peor país para morir; junto a Nicaragua, RD lidera el embarazo de adolescentes en América, según estudio de la CEPAL; el 42 por ciento de las viviendas dominicanas todavía usan velas para mitigar los apagones, según estudio del INTEC.

Todavía hubo más: Francis Lorenzo, uno de la docena de embajadores que tiene el país ante la ONU fue apresado por autoridades de Nueva York y acusado de ser parte de una red de extorsión y tráfico; el Movimiento C+ denuncia corrupción en la remodelación del hospital Cabral y Báez de Santiago; altos funcionarios cambiaron el reglamento de Aduanas para servirse con la cuchara grande; jueza Miriam Germán denuncia a su colega de la Suprema Corte Fran Soto como irrespetuoso, injusto y abusivo al amparo de sus vínculos con el partido de Gobierno.

El viacrucis de dos semanas es impactante, sin incluir los múltiples casos relacionados con la delincuencia y la inseguridad. Pero lo peor es el cinismo con que reaccionan las autoridades y gran proporción de los “forjadores de opinión, amarrados con el insuficiente presupuesto nacional. A uno de ellos se le escuchó impugnar a los críticos de la OISOE con el “contundente argumento” de que eso ha sido así en todos los gobiernos.

 

Ministerio de Exteriores: gran relajo institucional

Por Juan Bolívar Díaz
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Con la publicación de la nómina completa del Ministerio de Relaciones Exteriores (MIREX) el periódico digital Acento puso de nuevo sobre el tapete el inmenso entramado de clientelismo, nepotismo, derroche y desorden institucional que desde hace años se ha entronizado en ese organismo en beneficio del partido gobernante y su principal aliado.

El Gobierno ya realizó una limpieza de botellas locales, en su gran mayoría de militantes y relacionados del Partido Reformista Social Cristiano, cuyo presidente, Carlos Morales Troncoso, fue titular del MIREX en los últimos diez años, y ahora tropieza con el problema de cientos de botellas de su propio partido con altísimos sueldos en el exterior.

Un persistente derroche. Tras revisar la nómina del MIREX publicada esta semana se puede comprobar que nada ha cambiado a casi tres años de que se publicara en esta misma página de HOY (22 de enero del 2012) el análisis titulado “RD también lidera el derroche diplomático”. Además de replantear el desorden, Acento presenta los salarios reales que se paga a los designados en el servicio exterior, ya que en la nómina anterior, como quedó consignado, todos los embajadores aparecían con un sueldo ficticio de 3 mil dólares mensuales.

Un aporte adicional es que en esta versión de la nómina es una columna donde aparece el padrino, parentesco o relación de muchos designados, lo que permite advertir el nivel de nepotismo y favoritismo político con su consiguiente grado de remuneración. La desigualdad salarial guarda relación con la categoría del político y el grado de familiaridad. Aquí también resalta la influencia del ingeniero Félix Bautista, quien habría tramitado un centenar de designaciones, en su mayoría recomendados por una comisión del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en Nueva York, pero también más de una veintena de familiares y relacionados, incluyendo hermanos, sobrinos, primos y cuñados. Otros dirigentes peledeístas también apadrinan pero generalmente con una o dos designaciones.

Un total de 1,876 personas integran la nómina exterior de la Cancillería, 1,189 como diplomáticos y 657 en los consulados. Los primeros devengan 6 millones 366,524 dólares mensuales, que convertidos a pesos a tasa de 44.15 y multiplicados por 13 representan 3,664 millones de pesos anuales. En el servicio consular se paga el equivalente a 120 millones 168 mil pesos mensuales, que multiplicado por 13 ascienden a 1,692 millones 692 mil pesos para un total en ambos renglones de 5,356 millones de pesos anuales.

Desproporciones salariales. Cuando se observan los salarios se advierte un gran desorden, con embajadores que reciben desde 10 mil a 40 mil dólares mensuales. Y lo mismo ocurre con cónsules que oscilan entre 10 mil y 26 mil dólares, y ministros consejeros que ganan de 4,400 a 9,700 dólares, y consejeros de 4,132 a 8 mil dólares. Pero al mismo tiempo se encuentran primeros secretarios (de menor jerarquía) con sueldos de 10,825 dólares. Cuando se ponderan los nombres y patrocinios se encuentran las explicaciones.

Por ejemplo, el embajador en México, la segunda nación más grande y poblada de América Latina, tiene un salario de 11,825 dólares mensuales, pero el de Honduras gana 16 mil, el de Nicaragua 22 mil, el de Paraguay 28 mil y el de Colombia 30 mil dólares. El primero es un intelectual sin militancia partidista y los últimos cuatro tienen en común el ser dirigentes políticos.

Los salarios no guardan relación con la importancia política, poblacional, territorial o del intercambio bilateral, sino más bien con la militancia política o el grado de familiaridad, incluyendo esposas, hijos e hijas y otros relacionados de altos funcionarios del Gobierno, de la justicia, de legisladores y dirigentes políticos. En la misma ciudad de Ginebra hay embajadores con sueldos de 18 mil y 25 mil dólares. La cónsul en México, hermana de un prelado, gana más que el embajador. No se explican los altos sueldos de algunos cónsules que tienen altísimos ingresos de las tasas que cobran por servicios a los dominicanos, como en Nueva York, Miami o San Juan. Tampoco otros de 23 mil dólares, como el de Alameda, San Francisco de California.

Una proporción considerable del personal designado en el exterior pasa la mayor parte del tiempo en República Dominicana, y los hay que apenas han ido de visita a las sedes donde están adscritos. En múltiples embajadas y consulados no los quieren ni de visita, porque no tienen espacio donde colocarle un escritorio y solo obstruyen a los pocos que trabajan. Por ejemplo en Nueva York solo una docena de los 92 vicecónsules y asistentes consulares tienen escritorio y otros tantos se dejan ver. La gran mayoría se dedican a la política y a negocios y actividades personales.

Prometida reestructuración. Desde su discurso inaugural el presidente Danilo Medina se comprometió con una reestructuración del MIREX y de las relaciones internacionales. Desde el inicio quiso cambiar al titular del ministerio, pero terminó inclinándose ante el reparto partidista del poder. Fue en agosto, ya en víspera del fallecimiento del ingeniero Morales Troncoso, tras larga inhabilitación por enfermedad, cuando fue designado canciller el arquitecto Andrés Navarro.

Semanas antes ya había trascendido que inspectores de la Contraloría hacían un levantamiento del personal del ministerio, donde habrían detectado cientos de botellas, en su mayoría reformistas y familiares. Desde entonces se ha informado de cancelaciones oscilantes entre 700 y mil. El ministro administrativo de la Presidencia las cifró en “casi un millar”.

El nuevo canciller ha hablado de reestructuración y depuración de personal que abarcaría a los designados en el exterior, así como de una renovación integral de las relaciones internacionales.

Es sintomático que la depuración comenzara en el ámbito interno, donde el abultamiento de la nómina estaba determinado por los aliados reformistas. En el servicio exterior fueron designados por decretos del presidente Leonel Fernández, y en gran proporción son peledeístas. Persisten dudas de que se pueda hacer una profilaxis significativa.

Desde luego, hay en el servicio exterior muchos profesionales y personal que cumple la misión encomendada, como también hay subvalorados o desaprovechados que guardan banca en la lista de más de un centenar de embajadores adscritos a la Cancillería. Pero no hay dudas de que en general el MIREX es una muestra del desquiciamiento institucional provocado por el reparto político del Estado.

Consulados y organismos

En todas las embajadas dominicanas se mantiene un personal supernumerario, pero donde sigue liderando el derroche es en los principales consulados y ante los organismos internacionales. Hace tres años un muestreo de 16 de las embajadas más importantes, sin incluir a Estados Unidos, arrojaban un acentuado desbalance: ellas tenían 84 funcionarios en el país, mientras República Dominicana les había designado 442, es decir cinco por uno. La situación se mantiene con ligeras variantes, lo que se explica en el hecho de que la nómina de Acento es del 2012; la que dio base al análisis anterior era de solo un año antes.

Donde hay más dominicanos designados como diplomáticos y funcionarios consulares es en Estados Unidos con un total de 386, casi los mismos que hace tres años, cuando eran 384. La representación ante el Gobierno de Washington había bajado de 44 a 41 y en el consulado de Nueva York de 97 a 93. El Gobierno norteamericano ha rehusado acreditar muchos de esos funcionarios. Los designados ante las Naciones Unidas en Nueva York aumentaron de 63 a 74, una docena como embajadores adscritos, y ante la Organización de Estados Americanos, en Washington se redujo de 38 a 33. Son las mayores representaciones ante esos dos organismos. el consulado de Miami pasó de 54 a 57 designados, y en San Juan de 21 a 25, pero en Boston disminuyeron de 31 a 25.

Los designados en España crecieron de 89 a 116, especialmente en el consulado de Madrid, donde pasaron de 22 a 39. En Haití el personal dominicano aumentó de 64 a 109, en gran proporción en la embajada en Puerto Príncipe donde pasó de 31 a 51. En Colombia y Costa Rica, como muestreo, los dominicanos siguen siendo un número muy superior a lo que esos países tienen acreditados en el país, 32 contra 5 y 23 contra 4, respectivamente.

 

Desafíos para Danilo a mitad de gobierno

Por Juan Bolívar Díaz
Danilo Medina 2do año

El Gobierno de Danilo Medina llega a su primera mitad con alta aprobación por su mejoramiento de la inversión pública, especialmente en educación, por su austeridad, reducción de la corrupción y por mayor cercanía a la población, ayudado por la ausencia de oposición política.

Pero sin haber podido solventar los graves problemas de la pobreza, la energía eléctrica, la inseguridad ciudadana, la corrupción y la impunidad, enfrentará una difícil segunda mitad, limitado por las precariedades económicas y las luchas internas en su partido, precipitadas por la actitud presidencial de no enfrentarse con nadie.

Los mayores éxitos. El mayor éxito de la primera mitad del Gobierno del presidente Danilo Medina ha sido la reorientación de la limitada inversión pública (con apenas 5 por ciento en gasto de capital este año), especialmente su esfuerzo por cumplir la ley que destina el 4 por ciento del producto bruto interno para la educación, 15 años después de su promulgación.

Aunque todavía no ha alcanzado el 4 por ciento, el Gobierno se aproxima a la meta, muy concentrado en la construcción de aulas para viabilizar la extensión de la jornada escolar, relegando otros aspectos fundamentales como la formación de maestros. La concretación del Pacto por la Educación y una campaña por erradicar el analfabetismo han completado el crédito en el sector.

La atención a la pequeña y mediana empresa y productores agropecuarios, con el particular sello personal de las visitas presidenciales ha constituido otro éxito reconocido, aunque los 11 mil millones de pesos que han comprometido en dos años no llegan al 2 por ciento del presupuesto de gastos del 2014, y solo se han desembolsado unos 7 mil millones de pesos, apenas unos 163 millones de dólares.

Una política de austeridad, cercanía con la gente y humildad de Medina, en contraste con el boato y la malversación de su antecesor, han contribuido al alto porcentaje de aprobación, de hasta 80 por ciento, que ha registrado el Gobierno en las encuestas. La renegociación del contrato sobre la explotación de la mina de oro de Cotuí constituyó un hito en la popularidad del mandatario.

Se debe acreditar al Gobierno de Danilo Medina el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica y la reducción del déficit que registran las finanzas públicas en los últimos siete años, aunque para ello ha tenido que continuar la política de alto endeudamiento, que según la Cámara de Cuentas se incrementó en 28 por ciento solo en 2013 y que este año prosigue espoleado por el pago de capital e intereses de la deuda vieja, los subsidios y transferencias y el gasto corriente.

Quemado en transparencia. El Gobierno de Medina ha hecho esfuerzos por mejorar la transparencia en las contrataciones, incluyendo veedores en organismos clave como el Ministerio de la Presidencia, pero aún está lejos de alcanzar las metas del Protocolo por la Transparencia e Institucionalidad suscrito en la campaña electoral por iniciativa del movimiento Participación Ciudadana y Transparencia Internacional. El segundo monitoreo, de julio pasado, lo quema con apenas 22 por ciento de cumplimiento, registrando retroceso en las informaciones de muchas páginas de Internet. No se ha logrado establecer la Cuenta Única del Tesoro ni se han eliminado organismos infuncionales ni duplicidades.

Se reconoce una reducción de la corrupción, pero con una manifiesta decisión de mantener la impunidad, sin combatir los conflictos de intereses, el clientelismo, el nepotismo, las nominillas y las decisiones en beneficio propio de los ejecutivos gubernamentales y especialmente en los organismos descentralizados y autónomos, en contradicción con los principios éticos que rigen la administración pública a la luz de la Ley de Función Pública.

Un fracaso total ha sido la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental, que no ha cumplido prácticamente ninguna de las 42 funciones que le atribuyó el decreto 486-12, que la creó. Ha ignorado el informe financiero que debe reclamar cada año a los funcionarios públicos obligados a declaración jurada de bienes. Su titular, Vincho Castillo, quedó descalificado con su ridícula declaración jurada de bienes donde excluyó gran parte de sus haberes. Nunca se conocieron tampoco los informes trimestrales sobre la aplicación de los decretos 499-12 y 262-13 que establecieron un plan de austeridad hasta diciembre de 2013.

El reparto del Estado. Pese a la buena intención de mejorar la administración pública, el Gobierno de Medina llega a su primera mitad manteniendo en general el reparto del Estado sobre el que fundamentó su predominio el presidente Leonel Fernández. Dos tercios de los organismos estatales conservan los mismos titulares, desde los ministerios, a las direcciones generales, hasta las cámaras legislativas y de las instituciones autónomas y descentralizadas. Se trata de un sistema de parcelación del Estado, donde los dirigentes del Comité Político del partido de Gobierno y sus aliados parecen inamovibles. Y desde luego, cada uno de ellos dispone de amplia discreción en las nóminas, niveles salariales y otros beneficios, con frecuentes escándalos públicos.

El presidente Medina parece haberse empeñado en no pelearse con nadie. Ni siquiera sustituyó o trasladó al embajador ante el Vaticano, quien incurrió en tres desaguisados diplomáticos públicos en una misma semana, llegando al extremo de discutir en la prensa recomendaciones privadas que le formulara la Cancillería.

En un país de tan arraigada cultura presidencialista, muchos confunden la liberalidad con debilidad y abusan. Eso puede explicar que dirigentes de su partido, de las cámaras legislativas y hasta ministros y directores generales subordinados lo dejaran prácticamente solo lidiando con la crisis internacional originada en la sentencia del Tribunal Constitucional que desnacionalizó a decenas de miles de personas.

Mientras el mandatario buscaba una salida humanitaria al escándalo, hasta subalternos directos y el liderazgo de su partido preferían sumarse al discurso excluyente de los seudo nacionalistas. Los impunes desafíos al reglamento de la Ley 169-14, que conjura el conflicto, tienen connotación de cuestionamiento al Presidente y a su Ministro de la Presidencia por parte de aliados y funcionarios gubernamentales.

Intereses corporativos. Si en la primera mitad de su período el presidente Medina no pudo sobreponerse a los intereses corporativos partidarios para hacer el Gobierno que quería y con los funcionarios que le fueran más leales, será casi imposible en la segunda mitad, sobre todo cuando ya la lucha por la candidatura presidencial del partido gobernante para el 2016 limita o determina las acciones gubernamentales. Fue un exceso permitir que funcionarios subalternos iniciaran una campaña electoral en el primer año de su gestión.

Los intereses corporativos han sido determinantes en que Danilo Medina produjera cambios formales significativos en el ejercicio presidencial, pero no de fondo en la gestión gubernamental, como parte de lo que “nunca se ha hecho”. Pretendió hacer tortillas sin romper huevos, y al final puede concluir con un “dry clean” para que se pueda vuelva a lo que antes se hizo.

Medina y sus asesores pueden reivindicar su gestión por el alto nivel de aprobación, que no es insólito, ya que los presidentes dominicanos llegan a la mitad del período con buena aceptación, incluyendo a Antonio Guzmán, Jorge Blanco, Leonel Fernández e Hipólito Mejía. El declive comienza con la segunda mitad. Aunque Medina ha estado por encima del promedio, lo que en parte se atribuye al desguañangue de la oposición.

El surgimiento de una alternativa opositora y la lucha por la candidatura oficialista con todas sus consecuencias, y en un escenario económico precario, serán el gran desafío para Danilo Medina en la segunda mitad de su Gobierno, que inicia esta semana.

Los mayores fracasos

No haber logrado concretar los pactos Fiscal y Eléctrico, que junto al Educativo integran una trilogía básica de la Estrategia Nacional de Desarrollo, se cuenta entre los fracasos de esta primera mitad de Gobierno. Escasa voluntad política, amarres partidarios y las urgencias por el enorme déficit fiscal que heredó, determinaron que el Gobierno arrancara con otra reforma tributaria, evadiendo comprometerse en un pacto fiscal de amplio espectro que implicaría restricción y reorientación del gasto.

Ha cifrado su ataque a la crisis energética en la construcción de dos grandes plantas de energía basadas en el carbón, el ingrediente de generación más contaminante y cuestionado, y aunque ha invertido en el terreno, llega a la mitad del período sin haber conseguido su financiamiento, por lo que será difícil concluirlas en este Gobierno.

El combate a la inseguridad ciudadana ha sido otro propósito de poco éxito, sin haberse materializado la “reforma integral de la Policía Nacional bajo el liderazgo del Ministerio de Interior y Policía”, como tampoco la “reestructuración y profesionalización” de las relaciones exteriores, planteadas en el discurso inaugural del presidente Medina.

Los resultados en el mejoramiento de la salud se corresponden con la pobre inversión que no alcanza al 2 por ciento del producto interno, absolutamente insuficiente. La positiva supresión de las cuotas por atención en los hospitales públicos no ha podido ser compensada, traduciéndose en precariedades, mientras la epidemia de la chikungunya sumió este año el sistema en crisis con lenta respuesta oficial.

 

Crece y crece nómina

Por Juan Bolívar Díaz
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La nómina del servicio exterior dominicano es una muestra de por qué el país es líder mundial en malversación de los recursos públicos, con 1,163 funcionarios, de ellos 660 diplomáticos y 503 consulares, muchos de los cuales son auténticas cuotas del clientelismo político y el nepotismo, equivalentes a los de toda América Central.

La nación gasta en el servicio exterior más de cuatro mil millones de pesos anuales, con salarios que a veces superan los de los altos funcionarios de los países donde están acreditados, y compite con Estados Unidos en la representación en las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos.

Líder diplomático y consular.  En términos proporcionales la República Dominicana lidera la representación diplomática y consular en el mundo, compitiendo con las grandes potencias económicas, poblacionales y territoriales, en una contundente expresión del derroche clientelista que sitúa el país como campeón mundial en malversación de los recursos públicos entre 142 naciones evaluadas en el índice de competitividad del Foro Económico Mundial.

Al 30 de noviembre pasado la nómina oficial del servicio exterior dominicano totalizaba 1,163 funcionarios diplomáticos y consulares designados en 54 países y 6 organismos internacionales, además de 113 embajadores adscritos al Ministerio de Relaciones Exteriores, que este año dispone de un presupuesto de 4 mil 937 millones de pesos, 100 millones menos que el año pasado.

Sólo en Estados Unidos el Estado paga 384 funcionarios, lo que según un embajador dominicano supera los acreditados por los seis países de América Central así como los de Brasil, una de las diez mayores economías del mundo, que posee 21 veces la población y 177 veces la extensión territorial de la República Dominicana.

Una considerable proporción de los funcionarios dominicanos en el exterior no reside en los lugares donde están designados, y por lo menos en Estados Unidos y  Colombia muchos no han recibido la acreditación diplomática o consular porque han excedido la proporción correspondiente. En el caso norteamericano se complica la situación porque muchos no califican al ser ciudadanos  estadounidenses o residentes, lo que en los últimos años ha causado tensiones entre las respectivas cancillerías.

Muchos diplomáticos dominicanos pasan la mayor parte del tiempo, y hasta trabajan, en el país. En muchas embajadas y representaciones consulares los designados asisten esporádicamente y en algunos lugares se les ha pedido que no concurran ya que no tienen espacio disponible ni para sentarlos. Es común que embajadores tengan cónyuges, hijos u otros familiares designados como diplomáticos o servidores consulares en el mismo país donde están acreditados.

Representación muy desigual.  La desproporción del cuerpo diplomático y consular dominicano acreditado en el exterior queda de manifiesto cuando se compara con los acreditados en la República Dominicana. De un muestreo de 16 países de los que se estableció el número de sus representantes en Santo Domingo, se alcanzó un total de 84, pero en esos países los dominicanos acreditados ascienden a 442, lo que arroja más de cinco por uno.

En la muestra se incluyen países tan ricos y enormes como Canadá, que tiene 8 funcionarios diplomáticos y consulares aquí, pero los dominicanos allá suman 46 entre la embajada en Ottawa (26) y los consulados de Montreal (16), Toronto (3) y Vancouver.

La desproporción es mayor con Haití, 64 a 6,  diez veces mayor la misión dominicana. España, seis a uno, donde la embajada dominicana cuenta con 30, y los consulados de Madrid 22, Barcelona 16, de Valencia 11, de Sevilla 8, e Islas Canarias 2, para totalizar 89, mientras los diplomáticos y consulares españoles aquí son 15.

Colombia ha rehusado acreditar más personal dominicano. Los designados allá son 30, contra 5 aquí. Las mayores desproporciones están con Jamaica, 14 a 1, con Trinidad Tobago 9 a 1, (cónsul honorífico). Y se dan casos como las islas caribeñas de Aruba, Curazao, Antigua-Barbudas, y Saint Maarten, donde la representación nacional es de 10, 9, 6 y 6 funcionarios consulares contra 0. La mayoría son vicecónsules que cobran hasta 200 dólares para legalizar cualquier documento a los miles de dominicanos y dominicanas trabajadores emigrantes a esos territorios.

Un país tan grande y rico como Argentina tiene en Santo Domingo apenas tres funcionarios: un embajador, un ministro consejero encargado de asuntos consulares y comerciales y un encargado de asuntos administrativos. En la embajada dominicana en Buenos Aires hay 15, un embajador, 4 ministros consejeros, 4 consejeros, cuatro secretarios de primera clase, una agregada cultural y un auxiliar.

Casi 5 mil millones anuales.  En el presupuesto del Ministerio de Relaciones Exteriores se consignan para  este año 4,937 millones de pesos, de los cuales 2,899 millones están destinados al servicio diplomático y 1,048 millones de pesos al consular, el resto se consume en las labores administrativas.

Pero los cónsules cobran también por servicios sumas que superan su presupuesto. Han perdido ingresos por la supresión de las facturas consulares, pero siguen cobrando sumas significativas por la certificación de documentos empresariales y personales, renovación y emisión de pasaportes y cartas de ruta y todavía en muchos países por emisión de visas, por las que llegan a cobrar hasta 300 dólares, aunque los sellos oficiales no alcanzan a diez dólares.

Todos los embajadores aparecen en la nómina oficial del ministerio con sueldos de 3 mil dólares al mes, pero esa cifra oculta la realidad de que, por otro lado, reciben asignaciones muy superiores por concepto de gastos de representación, viáticos, para vivienda y oficinas. La mayoría de los embajadores reciben entre 10 y 20 mil dólares mensuales, pero los hay que llegan hasta a 40 mil, como los casos de Washington y  Madrid, que junto a Puerto Príncipe son las únicas tres que tienen residencia y oficina propiedad del Estado dominicano.

Hay casos en que se pagan compensaciones desde el Banco Central, la Oficina de Promoción de Exportaciones, Turismo o la Presidencia de la República. En España, por ejemplo, lo que recibe el embajador supera el sueldo del presidente del gobierno español, que el año pasado fue de 84 mil euros. A la tasa de 1.29 dólar, equivale a 108 mil 360 dólares divididos entre 12 da 9 mil 30 dólares mensuales.

Los ministros consejeros también aparecen con sueldos subestimados de 2 mil dólares mensuales, los cónsules con 2,500 y los vicecónsules oscilan entre 2 mil y mil 500 dólares.

El Ministro de Relaciones Exteriores tiene un salario nominal de 300 mil pesos, los viceministros de 225 mil y 200 mil y los 113 embajadores adscritos a la cancillería reciben entre 59 mil 512 y 50 mil pesos mensuales.-

En las representaciones ante las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos y en Estados Unidos es donde la República Dominicana aparece como líder mundial. En la sede central de la ONU, en Nueva York, hay 63 designados y 14 en la de Ginebra, para totalizar 77, de ellos 15 con rango de embajadores, 11 en la americana y cuatro en la europea. En la primera hay 15 ministros consejeros y 24 consejeros.

Los designados ante la OEA son 44, incluyendo 4 con rango de embajadores, 17 ministros consejeros y 16 consejeros. Un exembajador dominicano ante el organismo aseguró que sólo Estados Unidos podría aproximarse a esos números, advirtiendo que muchos de los norteamericanos son acreditados pero trabajan en  organismos estatales. En la embajada en Washington hay 38 designados, entre ellos 4 con rango de ministros consejeros y 17 como consejeros. En total 82 dominicanos están designados en esa capital, aunque algunos ni siquiera residen allí.

Pero en ninguna ciudad hay tantos designados como en Nueva York, donde suman 160, ya que a los 63 ante la ONU hay que sumarle 97 que integran el elenco del consulado dominicano en la gran urbe, de los cuales 35 son vicecónsules y 58 asistentes consulares. Sólo una veintena trabaja en realidad y el resto realiza actividades políticas o personales. Más de la mitad no han sido acreditados por el Departamento de Estado.

Otros consulados mayúsculos son el de Miami, con 54 funcionarios, entre ellos 23 vicecónsules, el de Boston con 31, de los cuales 18 son vicecónsules. En Puerto Rico son 33, con 21 en San Juan y 12 en Mayagüez, de los cuales 25 son vicecónsules.

En Haití el personal diplomático nombrado suma 31, entre ellos 9 ministros consejeros y 13 consejeros. A ellos se suman 33 en 5 consulados para totalizar 64. Además de los 5 cónsules, hay 26 vicecónsules.

 

Macondo está entre nosotros

Por Juan Bolívar Díaz

De verdad hay que reconocer cuan ilusos fuimos todos los que creímos que con la desaparición de Joaquín Balaguer, -el más acabado producto del primo-conchismo político de comienzos del siglo pasado- el país daría un salto a la modernidad con todo lo que conlleva de cambios de paradigmas, de institucionalidad y de abolición de la corrupción política y social.

 Desafortunadamente nuestros políticos se han dedicado a apostar a cuál reproduce con mayor efectividad los viejos métodos del clientelismo, el reparto de lo público y el cinismo, mientras hablamos de transparencia e institucionalidad. Los gestos, los silencios, sordera y mudez y hasta las inflexiones sonoras del más prolongado caudillo de nuestra azarosa historia se eternizan como emblema de sagacidad, ponderación y capacidad política que vergonzantemente se admira.

 Desde nueve meses antes de una elección andamos en caravanas de automóviles lujosos consumiendo un combustible cada vez más caro  que nos regalan o robamos, mientras en los principales partidos se desarrolla una doble campaña, de los candidatos del 2012 y de los que quieren serlo cuatro años después y  para colmo de ridiculez dicen que juegan un papel institucional.

 Este es el país que tiene una docena de embajadores ante las Naciones Unidas, 36 vicecónsules en Nueva York y 22 en Miami, más de 300 viceministros o subsecretarios y más de 250 generales, pero paga 8 mil pesos a los maestros y cinco mil a los policías para que hagan lo que puedan por contener el atraso y la delincuencia.

Pagamos un millón de pesos a Jacques Attalí para que nos diga lo que todos ya sabemos, para luego ignorar todas sus conclusiones, incluyendo la necesidad de invertir al menos 5 por ciento del producto bruto en educación, y luego firmamos compromisos internacionales de invertir un 5.5, pero declaramos enemigos a los necios que insisten en reclamar por lo menos el 4. El gobierno tiene miles de comunicadores en sus nóminas y doblega cada vez más la independencia de los medios, pero auspicia campaña para denunciar a un puñado de peligrosos agentes de la subversión o de los enemigos de la nación.

Tenemos que poner en retiro a unos jueces que han pasado de los 75 años limites, pero andamos a todo costo buscando una brecha para burlar la flamante Constitución o colarlos en una de las nuevas altas cortes, porque no pueden vivir fuera del entramado público. Mientras un subjefe de cómputos se autoproclama jefe  forzando la dimisión de su superior y los representantes de la institucionalidad lo premian. En tanto se arrea a los legisladores como ganado para que aprueben al vapor una ley que entrará en vigencia más de dos meses después. Pero dos meses no han sido suficientes para persuadir a un cónsul en Boston a que entregue el cargo del cual fue relevado por su presidente.

Nos  asombramos de que se roben y despeguen un avión en un aeropuerto internacional  en horas en que nada se mueve allí pero estamos resignados a que militares y policías dirijan el narcotráfico y todo género de actividad delincuencial mientras matamos a miles de muchachos pobres que salen a “buscarse lo suyo”.

Nos robamos las barandillas de los puentes, desmantelamos las torres eléctricas y el alambrado público, las espadas y los bustos de nuestros héroes, o las reliquias de los museos, para incrementar nuestras exportaciones de minerales, y  robamos doce veces una misma iglesia y asaltamos hasta al cura que nos confiesa.

Dios mío! Quién hubiese creído que Gabriel García Márquez era un “chivito excedido de frutas tropicales. Su Macondo con todo y su siglo de soledad se han quedado chiquititos. ¡Mete tu mano Señor!

 

 

 

¡Ay si nos dieran un chance!

Por Juan Bolívar Díaz
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Virgilio Gautreaux es de esos comunicadores que aprovecha las posibilidades del Internet para bombardear la conciencia ciudadana con ocurrencias de todos los calibres, como la de esta semana donde pregunta qué pasaría en el país si se eliminara una serie de instituciones estatales que sólo sirven para succionar gran parte de los recursos que deberían destinarse a la educación, la salud pública, la vivienda y otras prioridades del desarrollo humano.

 Él comenzó por pedir la eliminación de unos seis ministerios, de organismos inoperantes como el Inespre y el Instituto Agrario, superintendencias que nada supervisan como la de Electricidad y Seguros. También quiere economizarse lo que se paga a todos los ministros sin carteras y los 140 viceministros.

 Gautreaux amplía su sueño a que se reduzcan al 50 por ciento los cargos diplomáticos y consulares y los de embajadores adscritos y a que se dejen sin efecto las designaciones de cientos de funcionarios en las embajadas dominicanas, que no realizan ninguna función. Simplemente se les mantiene en el exterior.  Así mismo reducir el número de alcaldías, regidurías y legisladores, estableciendo sólo dos diputados por  provincia, lo que limitaría esos representantes a un tercio de lo que tenemos, que ya son 183.

 Plantea también la reestructuración de múltiples organismos públicos, fusionándolos, la reducción de personal en todos los ámbitos de la administración pública, incluyendo las instituciones descentralizadas, así como la eliminación de todos los cargos clientelares, sin dejar cabeza de miles de periodistas, asesores de imagen y relacionistas públicos.

 La comunicación de Virgilio Gautreaux puede haber llegado a límites radicales, pero en términos generales supondría una alta racionalidad en el uso de las contribuciones de la ciudadanía, acopiando recursos para la educación masiva de los dominicanos y dominicanas, único camino que nos podrá conducir por las sendas del desarrollo humano, sin exclusiones masivas.

 Leyendo la propuesta cualquiera cae víctima de la utopía y se pone a plantear ¡ay que pasaría si nos dieran un chance! Si pudiéramos implantar un gobierno que persiga activamente la corrupción, que exija a todos los funcionarios  justificar las riquezas que acumulan, que renuncie a utilizar los recursos públicos para prolongarse indefinidamente en el poder.

 ¿Qué pasaría si llegara al poder un grupo de utopistas capaces de mantener los principios y planteamientos de las campañas electorales, que no se transfiguren en potentados tan pronto ganan una elección, que sean coherentes entre sus planteamientos públicos y su vida privada?

Este país necesita otra generación de militantes políticos con capacidad para imponer un nuevo liderazgo sin avasallar las disensiones ni pretender unanimidad, con respeto de la diversidad, con filosofía de inclusión con convencimiento de que “lo que importa no es llegar solo y de prisa, sino con todos y a tiempo”.

Pero sobre todo, -¡ay Virgilio!- esta nación necesita cuatro o cinco presidentes consecutivos que se dediquen a solucionar los problemas de hoy, no a gobernar en función de quedarse para siempre. Que se sientan felices de sembrar la semilla de la educación, de la seguridad social y la salud, aunque los frutos no broten en cuatro o cinco años y no puedan ser inaugurados.

¡Ay si nos dieran un chance! Qué pena Virgilio que el pragmatismo político lo esté abarcando y dominando todo y que todos estos sueños parezcan cada vez más utópicos. Y sobre todo qué pena que los más desposeídos no puedan rebelarse ante tanta ignominia.