Cuando parecía que la corriente que promueve la reelección del presidente Danilo Medina ganaba terreno, el expresidente Leonel Fernández dio una exhibición de fuerza y formalizó su decisión de buscar una vez más la candidatura presidencial de su Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
El expresidente procura salirse del cerco en que lo colocaron las acusaciones del convicto narcotraficante Quirino Paulino Castillo, imposibilitar una reforma constitucional que viabilice la reelección y prevenir que no abran juicio por corrupción a su brazo derecho y alcancía Félix Bautista, con un dictamen de instrucción pendiente para el 27 de marzo.
Gran exhibición de fuerzas. Consciente de que el presidente Danilo Medina ha evadido comprometerse en el proyecto continuista que alientan muchos de sus parciales, Leonel Fernández hizo esta semana una jugada maestra con exhibición de fuerzas internas y el anuncio formal de que se lanza a la búsqueda de la candidatura presidencial del PLD.
En tres días consecutivos, Leonel se reunió con por lo menos la mitad de los 31 senadores y del centenar de diputados del PLD así como de los integrantes de su Comité Central, evidenciando las dificultades de reunir los dos tercios de los integrantes de ambas cámaras legislativos necesarios para convocar la Asamblea Nacional y proceder a aprobar una reforma de la Constitución
Fernández busca salir de la posición defensiva en que lo habían dejado las acusaciones de Quirino Paulino, al tiempo de advertir el alto costo que podría tener el intento de modificar la Constitución para abrir espacio a la repostulación del presidente Medina. Como los reeleccionistas pedían la convocatoria del Comité Político, donde tendrían mayoría para disponer una reforma constitucional, Fernández se adelantó a mostrar que tiene suficientes votos para evitarlo, ya en el decisivo Comité Central, como en las cámaras legislativas y la Asamblea Nacional.
En la reunión del jueves donde se dijo que había comprometido el respaldo de unos 312 de los 635 miembros del Comité Central de su partido, Leonel proclamó que “hay que respetar la Constitución” y adelantó que inicia un recorrido nacional procurando apoyo a su precandidatura. Eso en medio de afirmaciones de algunos legisladores, como Adriano Sánchez Roa, de que de ninguna forma votarían para abrir campo a la reelección.
Para salir del cerco Quirino. Tal como se había advertido en el “tema de Hoy” del 11 de enero (“Alta temperatura en la lucha Danilo/Leonel por el PLD”) los leonelistas salieron adelante proclamando la precandidatura de Leonel convencidos en que le favorece una definición que no puede adoptar el presidente Medina, que así es más difícil maniobrar en su contra y que el temor a la división llevará a un pacto de alternabilidad entre los dos líderes peledeístas.
La alarma ha cundido en las últimas semanas entre dirigentes del partido gobernante y articulistas y columnistas asalariados convencidos de que una división entre sus dos líderes sería tan extensa que provocaría la pérdida del poder el año próximo. Y justo sobre ese temor se lanza la precandidatura de Fernández para darla por hecho cumplido y dificultar el paso a sus contrincantes internos.
Leonel buscaría salir del “cerco Quirino”, sobreponiéndose a las acusaciones que lo vinculan a financiamiento del narcotráfico, tratando de dejar atrás el escándalo sobre la base de que detenerse implicaría reconocimiento de su implicación y colocarse en una posición de debilidad. Al fin y al cabo él llevaba ya dos años promoviéndose por todo el país, período en el cual se comparó con figuras históricas como Aníbal, Moisés y Buda. El 22 de febrero, presidiendo un acto de apoyo del MODA en medio del escándalo Quirino, Fernández proclamó que los vientos que soplan a su favor lo llevarán de nuevo al Palacio Nacional en el 2016.
Leonel tiene un desafío pendiente para el 27 de este mes, cuando el juez de instrucción Alejandro Moscoso Segarra deberá dictaminar si se abre proceso judicial a Félix Bautista. Tratándose de un juez vinculado a él y al acusado, se descarta que se pronuncie por el juicio, sobre todo si Leonel está en perspectiva de ser el candidato del 2016. Cualquier decisión sería apelada, pero indicará hacia dónde soplan los vientos en la Suprema Corte bajo dominio leonelista, en cuya constitución Bautista jugó papel estelar.
Hay riesgos con Leonel. Los danilistas tienen razón en su planteamiento estratégico de que el presidente, cuya repostulación es aprobada hasta por el 70 por ciento en las encuestas, les daría mayores garantías de continuar en el poder. Apuestan a la convocatoria del Comité Político donde tendrían más de la mitad de los 35 integrantes. Pero no parece claro en el Comité Central que es el órgano partidario que tendría que adoptar una decisión que, sin una mayoría significativa, podría implicar una temida división. Los peledeístas se miran en el espejo del PRD, donde ellos mismos protagonizaron una de sus múltiples divisiones.
Leonel se beneficia también de que la oposición política sigue dispersa sin haber logrado orquestar una candidatura que pudiera generar una confluencia de fuerzas y poner en peligro el dominio peledeísta. Si eso estuviese ocurriendo, muchos peledeístas preferirían “el camino más seguro de la reelección”.
Aunque insisten en pedir la reunión del Comité Político a los danilistas lo que les puede convenir es ganar tiempo para ver si el Partido Revolucionario Moderno pasa la prueba de la elección de su candidato presidencial, que si resulta Luis Abinader, pudiera convertirse en una amenaza al predominio peledeísta, ya que las encuestas lo ponen en competencia con Leonel desde una primera vuelta. Eso les permitiría fortalecer su planteamiento del camino seguro.
Las perspectivas actuales indican que Leonel Fernández tiene muchas posibilidades de volver a encabezar la boleta del PLD y retornar al poder en el 2016. Pero contradictoriamente, su tasa de rechazo y las acusaciones de corrupción que le persiguen lo presentan como el mayor factor que podría impulsar una concertación de oposición llamada a beneficiarse de los temores que el exmandatario y su endiosamiento generan hasta en los poderes fácticos, nacionales e internacionales.-
Cuando parecía que la corriente que promueve la reelección del presidente Danilo Medina ganaba terreno, el expresidente Leonel Fernández dio una exhibición de fuerza y formalizó su decisión de buscar una vez más la candidatura presidencial de su Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
El expresidente procura salirse del cerco en que lo colocaron las acusaciones del convicto narcotraficante Quirino Paulino Castillo, imposibilitar una reforma constitucional que viabilice la reelección y prevenir que no abran juicio por corrupción a su brazo derecho y alcancía Félix Bautista, con un dictamen de instrucción pendiente para el 27 de marzo.
Gran exhibición de fuerzas. Consciente de que el presidente Danilo Medina ha evadido comprometerse en el proyecto continuista que alientan muchos de sus parciales, Leonel Fernández hizo esta semana una jugada maestra con exhibición de fuerzas internas y el anuncio formal de que se lanza a la búsqueda de la candidatura presidencial del PLD.
En tres días consecutivos, Leonel se reunió con por lo menos la mitad de los 31 senadores y del centenar de diputados del PLD así como de los integrantes de su Comité Central, evidenciando las dificultades de reunir los dos tercios de los integrantes de ambas cámaras legislativos necesarios para convocar la Asamblea Nacional y proceder a aprobar una reforma de la Constitución
Fernández busca salir de la posición defensiva en que lo habían dejado las acusaciones de Quirino Paulino, al tiempo de advertir el alto costo que podría tener el intento de modificar la Constitución para abrir espacio a la repostulación del presidente Medina. Como los reeleccionistas pedían la convocatoria del Comité Político, donde tendrían mayoría para disponer una reforma constitucional, Fernández se adelantó a mostrar que tiene suficientes votos para evitarlo, ya en el decisivo Comité Central, como en las cámaras legislativas y la Asamblea Nacional.
En la reunión del jueves donde se dijo que había comprometido el respaldo de unos 312 de los 635 miembros del Comité Central de su partido, Leonel proclamó que “hay que respetar la Constitución” y adelantó que inicia un recorrido nacional procurando apoyo a su precandidatura. Eso en medio de afirmaciones de algunos legisladores, como Adriano Sánchez Roa, de que de ninguna forma votarían para abrir campo a la reelección.
Para salir del cerco Quirino. Tal como se había advertido en el “tema de Hoy” del 11 de enero (“Alta temperatura en la lucha Danilo/Leonel por el PLD”) los leonelistas salieron adelante proclamando la precandidatura de Leonel convencidos en que le favorece una definición que no puede adoptar el presidente Medina, que así es más difícil maniobrar en su contra y que el temor a la división llevará a un pacto de alternabilidad entre los dos líderes peledeístas.
La alarma ha cundido en las últimas semanas entre dirigentes del partido gobernante y articulistas y columnistas asalariados convencidos de que una división entre sus dos líderes sería tan extensa que provocaría la pérdida del poder el año próximo. Y justo sobre ese temor se lanza la precandidatura de Fernández para darla por hecho cumplido y dificultar el paso a sus contrincantes internos.
Leonel buscaría salir del “cerco Quirino”, sobreponiéndose a las acusaciones que lo vinculan a financiamiento del narcotráfico, tratando de dejar atrás el escándalo sobre la base de que detenerse implicaría reconocimiento de su implicación y colocarse en una posición de debilidad. Al fin y al cabo él llevaba ya dos años promoviéndose por todo el país, período en el cual se comparó con figuras históricas como Aníbal, Moisés y Buda. El 22 de febrero, presidiendo un acto de apoyo del MODA en medio del escándalo Quirino, Fernández proclamó que los vientos que soplan a su favor lo llevarán de nuevo al Palacio Nacional en el 2016.
Leonel tiene un desafío pendiente para el 27 de este mes, cuando el juez de instrucción Alejandro Moscoso Segarra deberá dictaminar si se abre proceso judicial a Félix Bautista. Tratándose de un juez vinculado a él y al acusado, se descarta que se pronuncie por el juicio, sobre todo si Leonel está en perspectiva de ser el candidato del 2016. Cualquier decisión sería apelada, pero indicará hacia dónde soplan los vientos en la Suprema Corte bajo dominio leonelista, en cuya constitución Bautista jugó papel estelar.
Hay riesgos con Leonel. Los danilistas tienen razón en su planteamiento estratégico de que el presidente, cuya repostulación es aprobada hasta por el 70 por ciento en las encuestas, les daría mayores garantías de continuar en el poder. Apuestan a la convocatoria del Comité Político donde tendrían más de la mitad de los 35 integrantes. Pero no parece claro en el Comité Central que es el órgano partidario que tendría que adoptar una decisión que, sin una mayoría significativa, podría implicar una temida división. Los peledeístas se miran en el espejo del PRD, donde ellos mismos protagonizaron una de sus múltiples divisiones.
Leonel se beneficia también de que la oposición política sigue dispersa sin haber logrado orquestar una candidatura que pudiera generar una confluencia de fuerzas y poner en peligro el dominio peledeísta. Si eso estuviese ocurriendo, muchos peledeístas preferirían “el camino más seguro de la reelección”.
Aunque insisten en pedir la reunión del Comité Político a los danilistas lo que les puede convenir es ganar tiempo para ver si el Partido Revolucionario Moderno pasa la prueba de la elección de su candidato presidencial, que si resulta Luis Abinader, pudiera convertirse en una amenaza al predominio peledeísta, ya que las encuestas lo ponen en competencia con Leonel desde una primera vuelta. Eso les permitiría fortalecer su planteamiento del camino seguro.
Las perspectivas actuales indican que Leonel Fernández tiene muchas posibilidades de volver a encabezar la boleta del PLD y retornar al poder en el 2016. Pero contradictoriamente, su tasa de rechazo y las acusaciones de corrupción que le persiguen lo presentan como el mayor factor que podría impulsar una concertación de oposición llamada a beneficiarse de los temores que el exmandatario y su endiosamiento generan hasta en los poderes fácticos, nacionales e internacionales.-