La clase media dominicana con alto nivel de pobreza

Por Juan Bolívar Díaz
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La propaganda gubernamental, incrementada por el proyecto de reelección total, proclama la reducción de la pobreza al 26 por ciento basado en una metodología que sólo toma en cuenta los niveles mínimos de ingresos, ignorando otras factores no monetarios como las condiciones generales de vida, y particularmente la calidad de los servicios.

Pero aún en los niveles del ingreso, esa conclusión entra en contradicción hasta con estudios recientes del Banco Central y múltiples diagnósticos públicos y privados sobre el empleo, así como con el último informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) que en enero estimó la pobreza dominicana en 40.7 por ciento.

Gran caída de la pobreza
El Ministerio de Economía sorprendió al país la semana pasada cuando hizo público un estudio sobre “Evolución de la población de la RD por estratos de ingresos en 2005-2015″, basado únicamente en una metodología del Banco Mundial para analizar los niveles de salarios e ignorando otros factores, como las condiciones generales de vida, aunque hace décadas el crecimiento económico y la pobreza no se miden por las simples estadísticas del ingreso per cápita y los indicadores monetarios que diluyen las extremas desigualdades.

La principal conclusión del informe oficial es que, atendiendo a los niveles de ingreso, ya la sociedad dominicana es mayoritariamente de clase media, con un ingreso por persona en una franja demasiado amplia, de 10 a 50 dólares diarios. O sea que quien recibe 10 mil 278 pesos al mes es tan clase media como el de 51 mil 390 pesos.

Pero lo más fabuloso es que el documento plantea que entre septiembre del 2012 y marzo del 2015, es decir en dos años y medio, la población pobre se redujo del 34.6 al 25.9 es decir en 8.7 puntos porcentuales. Y que en casi la misma proporción se incrementó la clase media que habría pasado del 20.7 al 28.9 por ciento. Esas cifras representan una reducción anual de la pobreza de 3.48 puntos porcentuales, sin duda un récord mundial.

Danilo para siempre
Si esas conclusiones fueran ciertas, y ojalá, al presidente Danilo Medina no sólo se le debería elegir para otro período de gobierno, sino para dos, porque en 75 meses habrá desaparecido por completo la pobreza que durante siglos ha agobiado a la sociedad dominicana, y que hasta ahora la dejan en los últimos escalones del desarrollo humano en el continente. Y como en los tiempos del benefactor de la patria, el generalísimo Trujillo, tendría justificación la proclama de Danilo siempre.

Ese cálculo debe ser hermano gemelo del informe publicado en abril por la dirección del Fondo de Desarrollo Agropecuario, según el cual con un desembolso de 1,812 millones de pesos, de 2,273 millones comprometidos en ese sector por las “visitas sorpresas del presidente”, se habían creado 150,383 empleos, 44 mil 511 directos y 105 mil 872 indirectos. Eso implica que se generó un empleo por cada 12 mil pesos invertidos, lo que significa que con mil millones de dólares, de los 35 mil millones que ya debe el Estado, se habría erradicado el 14.5 por ciento de pleno desempleo y otro tanto de subempleo, y el país estaría formando parte del primer mundo, superando a los europeos, con pleno empleo.

El tremendo optimismo en la reducción de la pobreza nacional contrasta con innumerables informes de los últimos años del mismo Banco Mundial, de la CEPAL, Banco Interamericano de Desarrollo, Fondo Monetario Internacional, y de instituciones nacionales como el Consejo Nacional de la Empresa Privada, la Asociación de Industrias y el Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles sobre la calidad del empleo, todavía más de la mitad informal, los niveles salariales y las condiciones de los servicios básicos.

Contradice al Banco Central
Esas conclusiones contradicen hasta los estimados del Banco Central, que ahora debería ser reivindicado por quienes le acusan sistemáticamente de maquillar las estadísticas. Este mismo mes, el gobernador Héctor Valdez Albizu sostuvo en una conferencia que el salario real dominicano se encuentra en el mismo poder adquisitivo del 1991, es decir, de hace 24 años, casi un cuarto de siglo y seis períodos gubernamentales. Y se quejaba de que genera pobreza y delincuencia, contrastando que sin embargo la productividad se había elevado en el período en 65.5 por ciento. Eso es dramática concentración del ingreso, que desvirtúa las estimaciones per cápita.

En la “Primera Encuesta de Crecimiento Económico y Financiero de RD 2014″, publicada en noviembre, el mismo Banco Central sostuvo que el 59.7 por ciento de los hogares (no de las personas) recibe ingresos de 18 mil pesos o menos, situando el ingreso promedio por hogares en 19 mil 409 pesos. Eso cuando el mismo BC calcula el promedio del costo de la canasta familiar al 2015 en 27 mil 968 pesos, lo que significa que la mayoría sólo alcanza a cubrir el 69 por ciento de las necesidades básicas.
El ingreso promedio de los hogares sólo cubre el costo de la canasta familiar de los dos quintiles más pobres de los cinco en que se estratifica la población. El más bajo es de 12 mil 756 pesos mensuales, y el siguiente de 18 mil 230. Ya el tercero, de 22 mil 373 pesos, rebasa el promedio del costo.

El último informe de la CEPAL
Para hablar de pobreza la metodología de la CEPAL, con medio siglo de crédito, es mucho más creíble que la del simple nivel salarial, pues evalúa el empleo, la protección social, servicios y sobre todo el rezago educativo, en lo que el Foro Económico Mundial deja al país entre los últimos diez al evaluar 144 países. Se refiere al “núcleo de indicadores de carencias críticas en las condiciones de vida correspondientes al método clásico de las necesidades básicas insatisfechas”, como explica en su “Panorama Social de América Latina 2014″, publicado en enero pasado.

Ese informe estima la pobreza dominicana en 40.7 por ciento, con 20.2 por ciento de indigentes, cuando los promedios latinoamericanos son de 28 y 20 por ciento. El país está entre los tres peores de los 17 evaluados, en una región que se tomó 34 años, entre 1980 y 2014, para reducir la pobreza promedio en 12 puntos, apenas un tercio más de lo que se atribuye el gobierno dominicano en 30 meses. Entre 2013 y 2014 la CEPAL reconoce disminución de la pobreza, pero sólo de 0.5 por ciento, del 41.2 al 40.7 por ciento.

Los límites del espacio no permiten citar otros estudios de los últimos años donde se revela lo que está a la vista de todos, la dramática pobreza de la familia dominicana, al mismo tiempo que el país registra un alto crecimiento económico, contradicción explicable en la concentración del ingreso, la corrupción y la mala calidad del gasto público.-

 

Gran desilusión en clase media en estas elecciones

Por Juan Bolívar Díaz
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Aunque suman 6 millones 116 mil 397 las ciudadanas y ciudadanos empadronados  para votar, se puede esperar que alrededor de 3.5 millones serán quienes elegirán hoy a los 4 mil 36 funcionarios municipales y legisladores, que representan un incremento de cargos del 66 por ciento y esta vez para un período extendido a seis años.

Los resultados de estos comicios podrían ser importantes para el proceso de institucionalización democrática de la nación, debido a que los legisladores serán decisivos en la elección de los nuevos Tribunal Constitucional y Tribunal Superior Electoral, además del Consejo Nacional de la Magistratura que deberá renovar la Suprema Corte de Justicia.

Participación tentativa

El promedio de votos válidos sobre el padrón electoral en las tres elecciones congresuales y municipales separadas de las presidenciales a partir de 1998 es del 52.23 por ciento, el menor en el 2002 cuando se registró 49.16 ptor ciento, y el mayor en el 2006, que ascendió al 56.23 por ciento. Hace cuatro años la abstención fue del 41 por ciento y los votos nulos 3 por ciento. En 1998 la votación fue 50.77 por ciento. En las elecciones presidenciales el promedio de participantes válidos es del 72 por ciento, entre los más altos de la región.

Si hoy se diera el promedio de las legislativas, sobre un padrón de 6 millones 116 mil 397, los votos válidos serían 3 millones 183 mil. Si se repitiera el 56.23 por ciento de hace cuatro años, entonces llegarían a 3 millones 439 mil. Empero, los funcionarios electorales esperan que la ampliación de los funcionarios a ser electos, con los 229 distritos municipales, incentive la participación. De alcanzar un 60 por ciento los votos validos llegarían a 3 millones 666 mil.

Apatía y desilusión

La proporción de los abstencionistas dependerán en grado significativo de la participación de las clases medias urbanas, concentradas en el Distrito Nacional y las provincias Santo Domingo, Santiago, San Cristóbal, La Vega, Duarte, Puerto Plata, San Pedro, Espaillat y San Juan que representan el 70 por ciento del padrón electoral.

La percepción de los analistas sociales es de una creciente insatisfacción con el sistema político en las clases medias y medias altas, donde a la tradicional apatía se les suma una “tremenda desilusión” por la corrupción, el clientelismo, el transfuguismo y la falta de discurso que afectan a todo el sistema político nacional y no sólo al partido hegemónico.

Una motivación de última hora podría empujar a una proporción de los electores a acudir a las urnas buscando evitar una mayor concentración del poder, a lo que podrían contribuir las crecientes denuncias de abusos de los recursos estatales en la campaña electoral, así como la saturación publicitaria del partido gobernante que acaparó los medios de comunicación electrónicos en gran parte del país en los últimos dos días.

Un factor de creciente influencia en la participación electoral es el alto número de dominicanos que tiene subsidios del Estado, que ya sobre pasa el millón 441 mil personas, de los cuales hay 525 mil en el programa “Comer es Primero”, mediante el cual se les otorga 700 pesos mensuales. Otros 200 mil son beneficiarios de programas de incentivo escolar y de asistencia a la vejez. Además de unos 800 mil incorporados al programa bono gas. La circunstancia de que dependan de una tarjeta, que se les puede quitar, los hace más vulnerables a las presiones políticas para votar.

Ofertas por paquetes

La persistencia de un sistema de votación que cultiva el arrastre, dejando pocas opciones de escogencia a los electores es un factor que desalienta la participación de los sectores más educados y críticos de la sociedad. Aunque desde el 2002 se instituyó el voto preferencial por los diputados, todavía no hay posibilidad de votar por el senador de un partido diferente. En la boleta municipal es peor porque el voto por el síndico arrastra a todos los regidores.

 Este año los cargos electivos son 1,538 más,  65.6 por ciento de incremento sobre los 2,438 de 2006, para totalizar 4,036. El voto en la boleta A para el Congreso, se lleva ahora no sólo a los 32 senadores y los 178 diputados por circunscripciones, sino que también arrastra a los 20 representantes e igual número de suplentes al Parlamento Centroamericano y los cinco diputados nacionales  por acumulación de votos. El sufragio por el alcalde arrastra ya no sólo a los regidores, sino también a los directores y subdirectores y a los vocales de los Distritos Municipales, a ser electos por primera vez.

La elección de 155 alcaldes y vicealcaldes evidencia el mini fraccionamiento territorial dominicano, pues en 1998 eran sólo 103, lo que marcan un incremento del 50 por ciento.

Las escasas posibilidades de elección desalientan la participación de los sectores más críticos de la sociedad que tienen escrúpulos por votar en paquetes que mezclan a buenos candidatos con la escoria del sistema político.

La conformación de dos grandes coaliciones sin mayores compromisos programáticos es otro factor que desincentiva y genera cuestionamientos a un sistema político donde tradicionalmente las alianzas terminan con la repartición de cargos. Esta vez el Partido de la Liberación Dominicana lleva 14 partidos reconocidos como aliados, conformando la mayor coalición de la historia nacional. El Partido Revolucionario Dominicano se sumó como aliados a otros 7 partidos. Sólo el Partido Revolucionario Social Demócrata, el Partido Revolucionario independiente y Dominicanos por el Cambio llevan boletas separadas y no en todas las circunscripciones.

Incremento

Es razonable esperar algún incremento por la elección de directores, subdirectores y vocales de los distritos municipales que suman mil 173, pero hay que tener en cuenta que  en las provincias más pobres y de menor población, donde tienen mayor incidencia, la votación generalmente supera el promedio de las presidenciales. Por ejemplo en Independencia, Dajabón, Elías Piña y Santiago Rodríguez, sobrepasó el 72 por ciento hace 4 años. En cambio en las grandes concentraciones urbanas, como Santo Domingo, Distrito Nacional y Santiago la votación válida quedó por debajo del 51 por ciento. Hay diez distritos electorales que registran apenas entre 610 y mil 237 electores.

En la medida en que el padrón electoral envejece, y el vigente se puso en vigor en los comicios presidenciales del 2000, crece la proporción de los abstencionistas forzados por los movimientos migratorios dentro y hacia fuera del país. También por el subregistro de los fallecidos, parte de los cuales permanecen en el padrón pero no podrán votar.

Importancia de esta elección

La circunstancia de que hoy se elige por seis años es una de las determinantes de la alta proporción de candidatos que buscan ser reelectos, 27 de los 32 senadores, para un 84 por ciento, 131 de los 178 diputados, equivalentes al 74 por ciento, y 90 de 155 alcaldes, para un 58 por ciento.

El nuevo congreso tendrá la misión de revisar decenas de leyes en virtud de la  Constitución proclamada en enero, y aprobar muchas otras nuevas. Pero también tendrá incidencia en la constitución de nuevas instituciones como el Tribunal Constitucional, el Tribunal Superior Electoral y el Defensor del Pueblo y en la renovación de la Junta Central Electoral y la Cámara de Cuentas. Con la mitad de los miembros del  Consejo Nacional de la Magistratura influirá en la reestructuración de la Suprema Corte de Justicia.

Las perspectivas apuntan a un afianzamiento de un bipartidismo, por el progresivo debilitamiento del Partido Reformista Social Cristiano que seguiría siendo absorbido por el Partido de la Liberación Dominicana. Al mismo tiempo podría darse una inclinación mayor de la balanza a favor de éste, por causa de la dispersión que afecta al Partido Revolucionario Dominicano llamada a incrementarse si decrece su representación.

En ese escenario saldría fortalecida una nueva tendencia caudillista-autoritaria representada por el presidente Leonel Fernández, quien tendría todas las posibilidades de conformar los nuevos órganos de control constitucional, judicial y electoral, a la medida de sus particulares intereses, dentro de los cuales resalta eternizarse en el control político de la nación, al viejo estilo de Joaquín Balaguer, sin ni siquiera responder a los cuestionamientos de la opinión pública.

Una mayor concentración del poder municipal en el partido de gobierno tampoco contribuiría a la descentralización ni a la equidad en la inversión pública propugnada en la Ley 176-07 del DN  y los Municipios.-