Grave deterioro democrático en los pactos y candidaturas

Por Juan Bolívar Díaz
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El proceso de alianzas y elección de candidaturas para las elecciones generales de mayo ha dejado al descubierto el deterioro de los mecanismos y la institucionalidad democrática de los partidos predominantes, con un balance de tres muertos y varios heridos en un festival de arrebatos y de enorme inversión económica hasta por las regidurías.

La negativa de los partidos dominantes a actualizar la legislación electoral y las normativas para garantizar mecanismos democráticos ha generado un mercado donde las ambiciones y el poder del dinero han ridiculizado los organismos internos, por lo que se espera una lluvia de impugnaciones al cierre del registro de candidaturas el miércoles 16.

La tragedia del viernes. El asesinato del exrector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo Mateo Aquino Febrillet, candidato a senador de San Cristóbal por el Partido Revolucionario Moderno (PRM), ocurrida el viernes tras mediar en una confrontación entre dos aspirantes a diputados, es una trágica muestra del retroceso de los mecanismos democráticos y del pandillerismo político que se ha impuesto en los partidos.

Por las circunstancias que rodean el caso, por la personalidad de la víctima, un académico apacible que apenas subía la voz, y por el involucramiento del principal dirigente de la poderosa Federación Nacional de Transporte Dominicano (FENATRADO), el acontecimiento tiene gran relevancia y sacude el partidarismo político. Es significativo que involucra a dos aliados electorales del PRM que se disputaban, para seguidores suyos, una candidatura a regidor por el municipio de Cambita, según ha trascendido.

Aquino Febrillet es la tercera persona que muere en las luchas por las candidaturas, ya que a mediados de diciembre dos militantes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) fueron muertos en Santiago y Barahona por compañeros de partido durante una jornada de votación para candidatos a regidores y directores municipales, y de algunos para diputados y alcaldías.

Esa violencia retrotrae las luchas políticas a décadas, con el agravante de que ahora ocurre entre los propios compañeros de partido y aliados desaforados por la falta de mecanismos internos para arbitrar las ambiciones, por la debilidad de las normativas, la parcialidad de los órganos judiciales y electorales, así como por la impunidad que rige los delitos electorales.

Lloverán impugnaciones. Los partidos llegan al límite, el miércoles 16 para inscribir a más de 4 mil 100 candidatos para presidente y vicepresidente de la República, senadores y diputados, alcaldes y regidores municipales y directores de distritos municipales. Los mayoritarios con múltiples disensiones internas y los alternativos sin haber podido completar sus listas por falta de recursos y escasa militancia.

Las comisiones electorales del PRM y el PLD fueron sobrepasadas por las ambiciones desaforadas de los precandidatos, y tanto la exvicepresidenta Milagros Ortiz Bosch, como el exsecretario general del PLD Lidio Cadet, que las presidían, terminaron casi declarándose impotentes para resolver muchos conflictos. Las mercantiles negociaciones de alianzas agravó la situación, relegando los mecanismos democráticos de elección en el mejor de los casos a encuestas, lo que pone en jaque las estructuras orgánicas de los partidos. En múltiples casos las decisiones finales han ido a parar a las comisiones políticas y hasta a los mismos candidatos presidenciales.

En privado, el candidato presidencial del PRM Luis Abinader ha deplorado una situación que le causa agobio y le distrae la atención de su campaña por la presidencia de la República. Los conflictos por candidaturas se han concentrado en los mayores municipios, como el Distrito Nacional, Santo Domingo Este y Norte, Santiago, San Cristóbal y La Vega y en algunos casos han generado instancias judiciales. La comisión electoral del PLD habría recibido cientos de impugnaciones, muchas de las cuales no pudo dilucidar, remitiendo las decisiones al Comité Político. En ambos partidos se teme una lluvia de impugnaciones tras el registro de candidaturas. En el PRM puede ser peor, porque no cuenta con los recursos del poder estatal para dar “compensaciones a los perdedores”.

Degeneración desde 2010. El proceso degenerativo de la democracia interna en los partidos se inició en las anteriores elecciones congresuales y municipales, en el 2010, incentivado porque la reforma constitucional de ese año le extendió el período de cuatro a seis años. En los comicios del 2002 y 2006 casi todas las candidaturas legislativas y municipales fueron escogidas por elección primaria observadas por Participación Ciudadana.

Para el 2010, ya instaurados los “barrilitos y cofrecitos” que fortalecen el clientelismo político, fueron repostulados y reelectos casi todos, el 84 por ciento de los senadores (27 de los 32), el 74 por ciento de los diputados (131 de 178) y el 58 por ciento de los alcaldes (90 de 155. Trece partidos se aliaron al PLD y 7 con el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Otros cuatro partidos llevaron candidaturas. En el PRD y el PLD hubo convenciones para elegir, pero una gran proporción fueron señalados de dedo por las cúpulas dirigenciales. En el tercer partido, el Reformista Social Cristiano, todos los candidatos fueron fruto de “acuerdos de aposento”.

La quiebra de la democracia interna de los partidos incrementó el transfuguismo, creó una casta de candidatos y multiplicó las impugnaciones. Al cierre de las inscripciones de candidaturas se produjeron decenas de recursos ante la entonces Cámara Contenciosa de la JCE, que no daba abasto. Conoció 24 recursos de amparo antes del cierre y más de 50 posteriormente. El PRD terminó postulando a 13 peledeístas y reformistas para diputados y a dos para senadores. El PLD postuló a 3 perredeístas, incluyendo a figuras relevantes como Rafael Calderón que ganaría por Azua, mientras el PRD se quedaba con la alcaldía de Santiago con el peledeísta Gilberto Serulle.

Ahora repostulación total. Para las próximas elecciones se impuso la repostulación total en casi todos los casos al margen de los procedimientos democráticos. Todo comenzó en mayo pasado con la perversión del Congreso Nacional, cuando más de la mitad de los legisladores del PLD y los bloques completos del PRD y el PRSC fueron “persuadidos” para votar una reforma constitucional que permitiera la repostulación del presidente Danilo Medina.

Entre otras compensaciones se acordó la “reelección total” de senadores y diputados y se produjo la insólita alianza que llevó al partido más votado en las presidenciales del 2012, el PRD, a la cola del de gobierno, sin que se haya precisado a cambio de qué, ya que no tienen ni un senador y el voto preferencial no permite garantizar curules de diputados a los aliados. Para colmo, en los grandes municipios controlados por el PRD, como Santo Domingo Norte y Santiago, no hay repostulación. En principio se incluyó al PRSC en un triple e histórico pacto, pero cuando no les dieron suficientes cargos, se aliaron al PRM y ahora van contra la reelección presidencial que facilitaron.

En el PLD miles de dirigentes y militantes que durante años invirtieron millones de pesos promoviéndose para senadores, diputados y alcaldes se vieron frustrados, lo que ha generado crisis en provincias y municipios, agravada por la exacerbación de la lucha entre los seguidores del presidente Medina y el expresidente Leonel Fernández, que debilita las estructuras partidarias. A muchos de ellos ha habido que compensarles devolviéndole lo invertido, en efectivo y a través de compras y contrataciones gubernamentales.

El empinado camino de la concertación

Por Juan Bolívar Díaz
TEMA DE HOY

Crece en el país la convicción sobre la necesidad de concertación para constituir un amplio frente que detenga el proceso de monopolización del poder, por lo menos con una nueva composición del Congreso Nacional sino puede producir una alternabilidad a los últimos tres períodos de gobierno, llamados a prolongarse por siete más.

Guillermo Moreno acaba de proponer una mesa de concertación sobre bases bastante parecidas a la plataforma de la Convergencia por un Mejor País, por lo que nadie entiende las razones por las que no se materializa, a no ser el predominio de la vocación individualista prevaleciente en los sectores progresistas y de izquierda.

El diálogo de Guillermo. El jurista Guillermo Moreno, líder del partido Alianza País, y una de las reservas éticas de la política nacional, acaba de proponer una “mesa de diálogo y concertación política” para dar fundamento programático a la concertación o convergencia planteada por otros para cambiar el curso político, económico y social del país. Comparte el criterio de que por el monopolio del poder prevaleciente, “ningún sector político, por sí solo, puede desplazar el partido gobernante y su proyecto de perpetuación en el poder”, que el presidente del PLD, Leonel Fernández ha proyectado por lo menos hasta el 2044.

Moreno sostiene que “Al partido gobernante nadie le podrá derrotar en el terreno del clientelismo y de las prácticas políticas tradicionales. No se le va a derrotar por el número de siglas que se sumen en acuerdos de cúpulas o por proclamas o programas formales de los que luego nadie se acuerda y mucho menos respetan”.

La condición esencial para participar en el diálogo que propicia “es que haya identidad en la necesidad de un cambio político para producir un cambio de rumbo”. Precisa que la mesa “tiene que avanzar para producir a la brevedad posible un acuerdo de mínimos que vaya construyendo puentes de conexión e identidad con y desde la ciudadanía”. Que se debe concertar la ampliación de los derechos a una educación de calidad, a la salud, la seguridad social, el trabajo decente, el salario justo, el transporte seguro, a la vivienda y la alimentación.

Guillermo Moreno deja bien claro que la concertación no puede ser “para un desplazamiento puro y simple del partido gobernante, sin asumir expresamente el cambio de modelo y comprometerse a hacer las reformas y transformaciones que le den un nuevo rumbo al país”.

Ni tanto ni tan poco. Cualquier concertación que aspire a capitalizar el descontento político de amplio espectro tendría que partir de una base de reformas que contenga el deterioro económico, político y social, que reivindique la institucionalidad democrática y se comprometa muy concretamente a desmontar la parcelación y reparto del Estado, el clientelismo, la corrupción y la impunidad, y plantee el imperio de la ley.

No puede ser una lista de propósitos generales, sino una enunciación programática que, por ejemplo, implique el compromiso de todos sus candidatos a eliminar los barrilitos, cofrecitos, nominillas, sueldos y pensiones privilegiadas que llegan a implicar hasta dos cientas veces el salario mínimo estatal, limitación de los vicecónsules, embajadores y altos cargos y organismos gubernamentales parasitarios.

Sin pretender una revolución socialista ni un proyecto autoritario al estilo venezolano, la Concertación o Convergencia debe programar la reducción de la pobreza y una mejor distribución del ingreso al estilo brasileño, refundar la República en el cumplimiento de la Constitución y las leyes y en el fortalecimiento de las instituciones, como el Poder Legislativo, con reformas que reencausen los partidos políticos y desmonten la manipulación de los órganos judiciales, el ministerio público y los organismos de control.

No pueden ser unas cuantas páginas apresuradamente hilvanadas, pero tampoco un ampuloso programa que distraiga la oposición mientras los aspirantes a la continuidad saturan la ciudadanía de propaganda, con un aparato mediático que genera fatalismo y resignación. El concierto no puede ser determinado por una sola fuerza, por más masas que aporte, pero tampoco se puede ignorar la realidad de la diversidad.

Liderazgo y candidatos. Lo primero que requiere todo proceso de concertación es de líderes en capacidad de dirigirlo, sobreponiendo los intereses personales y grupales para armonizar el conjunto y generar una sinergia que cree nuevas ilusiones más allá del entorno partidario en amplios segmentos sociales insatisfechos, abstencionistas o resignados ante el deterioro de la política partidista y del ejercicio gubernamental.

La Convergencia podría contar con múltiples aspirantes a candidaturas en todos los niveles, pero para escogerlas es fundamental un liderazgo con autoridad moral y en disposición a dar ejemplo de renunciamiento. El antecedente a tener en cuenta sería el del frente que venció a Balaguer en 1978, bajo el liderazgo de Francisco Peña Gómez. El poder del peledeísmo en el poder es tan apabullante como el que encarnaba Balaguer en su período gubernamental 1966-78, que el PRD solo no hubiese podido relevarlo.

Sólo después de pasar por un diálogo como el propuesto por Moreno, convocando a todas las fuerzas políticas y sectores interesados, con bases programáticas para el cambio de rumbo, deberían discutirse candidaturas de Convergencia. Para politólogos como Rosario Espinal la escogencia de la candidatura presidencial no puede implicar una larga campaña ni luchas que frustrarían la concertación y generarían incertidumbres y desconfianzas.

Algunos favorecen una consulta popular con el padrón de electores, exceptuando a los militantes de los partidos del frente gobernante. Hay quienes plantean una “encuesta jumbo científica” primero con todos los aspirantes y si nadie logra más del 50 por ciento, una segunda rápido con los dos preferidos. Los 32 candidatos a senadores deberían escogerse por consenso del liderazgo del frente opositor, incluyendo a representantes de cada partido y a personas relevantes de los diversos ámbitos sociales, mientras para diputados y cargos municipales debería imperar la votación democrática de las jurisdicciones, guardando la cuota propuesta del 25 por ciento para representación de las minorías.

Fraguar esa concertación no luce fácil. El desafío es fuerte para los que quieren una opción alternativa, favorecida en los más diversos sectores nacionales, unos por cansancio de la gestión peledeísta de tres períodos consecutivos y cuatro de los últimos cinco, y otros por temor al regreso del doctor Leonel Fernández, por el poder que concentra, por el desastre fiscal y la corrupción en que dejó el país y las dudas de que pueda gobernar sin repetirlos.-

 Bastantes coincidencias

Tras esos planteamientos se debe asumir una respuesta pública de los sectores que promueven la Convergencia por un Mejor País, dada la coincidencia con la agenda programática que ésta proclamó en su asamblea del 6 de julio, cuando llamó a concertar un cambio político “que no sólo desplace la corporación PLD del poder en el 2016, sino que produzca una transformación profunda del modelo económico, del sistema político y de la sociedad dominicana”.

No sobran las advertencias de ambas partes, puesto que el pragmatismo político que se ha apoderado del sistema partidista lleva a muchos a una simple disputa por alcanzar el poder para reproducir, como ha ocurrido tantas veces en el pasado reciente, los modelos excluyentes, conservadores, corruptores y personalistas que han marcado la historia nacional desde la fundación de la República.

La plataforma de la Convergencia fue proclamada por ocho agrupaciones políticas, una de las cuales, el Frente Amplio, ya es la conjunción de otras tantas de la izquierda que se conformó para las elecciones del 2012. Entre los convergentes está el Parido Revolucionario Mayoritario (PRM), constituido por los principales líderes y dirigentes nacionales del dividido Partido Revolucionario Dominicano, lo que aportaría perspectivas de masas a un frente opositor, pero también podría transportar la vocación divisionista y los vicios del viejo sistema de partidos que muchos quieren desplazar.

Con el agravante de que los agrupamientos de la izquierda y personalidades progresistas no han sido inmunes a las prácticas seudo democráticas, los individualismos y la renuencia al concierto, como se ha demostrado en los intentos de concertación para las dos anteriores elecciones presidenciales. Para la última, Alianza País que postulaba a Guillermo Moreno, el Frente Amplio, con Julián Serulle, Alianza Por la Democracia, que llevó a Max Puig, Dominicanos por el Cambio, postulando a Eduardo Estrella, y el Partido Democrático Independiente, con Ismael Reyes, pasaron más de un año barajando una concertación que al final fracasó. Sólo Moreno pasó del 1 por ciento en la votación del 2012, con 62 mil 290 votos, 1.37 por ciento.

 

Encuestas marcan competencias Danilo-Leonel y Abinader-Hipólito

Por Juan Bolívar Díaz
tema de hoy 25 mayo

Resalta que el presidente Medina mantiene altísima aprobación, aunque las principales preocupaciones de la población  son la delincuencia, alto costo de la vida, desempleo, apagones y corrupción, con situación económica mala

Las dos encuestas más antiguas y acreditadas del país, Gallup-HOY (GH) y Penn Schoen Berland (PSB) han ratificado la altísima aprobación a la gestión del presidente Danilo Medina y evidencian que sin la competencia del mandatario, el expresidente Leonel Fernández sería un fuerte candidato del partido gobernante.

Con el Partido Reformista Social Cristiano que registra 3 y 4 por ciento de simpatías, la oposición se concentra en el dividido Partido Revolucionario Dominicano (PRD) con fuerte competencia de liderazgo entre el expresidente Hipólito Mejía y Luis Abinader, dejando a Miguel Vargas Maldonado en posición crítica.

Coincidencias y discrepancias. El análisis de los resultados de las dos encuestas indica coincidencias y discrepancias, algunas significativas. La primera realizada del 5 al 10 de abril, y publicada por el Servicio Informativo Nacional por el Canal 9, y la difundida por HOY esta semana, es de un mes más reciente, del 8 al 13 de mayo.

Ambas coinciden en la gran aprobación que sigue registrando el presidente Medina luego de haber agotado el 44 por ciento de su período gubernamental, aunque con distancia, 89% en GH y 69 en PSB. También en las preferencias para los comicios del 2016, Danilo hasta con 70 por ciento (PSB) que quieren modificación de la Constitución para que pueda repostularse, pero con él inhabilitado, ninguno de los aspirantes a la candidatura del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se aproxima siquiera a las posibilidades de Leonel Fernández.

Las dos encuestas confirman la baja significación en que ha caído el Partido Reformista Social Cristiano, al que apenas le otorgan 3 y 4 por ciento de simpatías. El PLD sigue atrayendo a la mitad de la población, en el caso de la PSB hasta 58 por ciento y en la GH 51 por ciento, mientras el PRD alcanza 38 y 22 por ciento, respectivamente. Las distancias entre las dos investigaciones son notables.

Coinciden también en marcar fuerte competencia entre Mejía y Abinader por la candidatura presidencial del PRD, y en atribuir sólo un 13 por ciento de las preferencias a Miguel Vargas, dejándolo relegado en la lucha interna. Discrepan en que la PSB otorga fuerte ventaja a Mejía y la GH a Abinader.

Es notable que ambas tienen idéntico resultado, en el mismo orden, en la pregunta sobre las principales preocupaciones de la población: delincuencia y criminalidad, alto costo de la vida, desempleo, apagones y corrupción.

Entre Danilo y Leonel. La fortaleza del presidente Medina es tal que ambas encuestas lo marcan ampliamente como preferido para la repostulación y la reelección, aún cuando tiene impedimento constitucional. En pregunta abierta de la Gallup-HOY, Medina alcanza el 51 por ciento de las preferencias de la población para la candidatura y el 50 por ciento entre sus partidarios. En segundo lugar Fernández tiene un bajo 18 por ciento de la población y 26 por ciento de los peledeístas. Sin embargo, cuando la PSB preguntó quién es el líder del PLD quedaron casi empatados 49 a 47 por ciento a favor del Presidente, con el 77 por ciento de los peledeístas favoreciendo la reelección, por lo que parece que es Medina quien lleva la antorcha en el partido gobernante, aunque Leonel luce su más posible heredero.

La alta aprobación de la gestión de Medina se explica, generalmente, en su sencillez y cercanía con la población, en cierto control de la desbordada corrupción, mejoramiento de la inversión en educación y aciertos como la revisión del contrato sobre la mina de oro, la contención en Bahía de las Aguilas y otros. El 69 por ciento de la aprobación que registra PSB sube al 85 cuando lo comparan con la gestión de Leonel. En esa alta aprobación también influye la pobre oposición y contrasta con los porcentajes que evalúan la situación económica: En GH 67 por ciento la considera mala o muy mala y sólo 11 por ciento buena o muy buena, y en la PSB 56 por ciento la entiende buena, pero 62 por ciento cree que va en dirección equivocada.

En ambas encuestas, con la mitad de los consultados prefiriendo al PLD, Fernández registra un alto rechazo en el resto, sólo 18 y 19 por ciento de este lo preferiría. Obtiene ventaja frente a los más preferidos perredeístas, pero sólo gana en primera vuelta frente a Vargas, 51 a 26 en una y 52 a 21 en la otra. Supera 46 a 32 a Mejía y muy cerrado frente a Abinader 44 a 41 en la GH. En PSB Fernández registra el mismo resultado frente a Abinader y Mejía, 48 a 42 por ciento. Eso con el actual desconcierto perredeísta, que de ser superado podría poner en apuros a Fernández.

Entre Abinader y Mejía. En el desguañangue en que se mantiene el PRD, resalta que una abrumadora mayoría, hasta 85 por ciento según PSB, seguiría a Hipólito Mejía y Luis Abinader, si crean una nueva opción, ya que creen que Miguel Vargas seguirá con el control de ese partido, aunque de 7 líderes de los dos partidos mayoritarios evaluados por la PSB éste es quien alcanza el mayor rechazo, 74 por ciento y la menor aprobación, 11 por ciento.

Abinader sigue siendo la figura nacional emergente, como lo han indicado las últimas cuatro GH. En esta última alcanza el apoyo del 27 por ciento del universo y del 44 por ciento de los perredeístas, superando significativamente a Mejía, quien obtiene 21 y 32 por ciento, y a Vargas con 20 y 13 por ciento respectivamente.

Pero en la PSB quien lidera es Hipólito con 42 por ciento del universo encuestado y 48 de los que se confiesan perredeístas, bien por encima de Abinader, quien registra 23 y 39 por ciento, y de Vargas con 25 y 13 por ciento respectivamente. Pero en la misma encuesta los dos primeros están empatados, si se enfrentan a Leonel.

Hay que tomar en cuenta que Abinader lleva más de un año en campaña por la nominación perredeísta y que Mejía no ha definido si buscará la candidatura, lo que sólo podría hacer por otro partido ya que fue expulsado por Vargas Maldonado. Esta semana, tras dar por hecho que han constituido comités del “PRD mayoritario”, que integra junto a Abinader, el expresidente dijo que dedicará todas sus energías a la construcción de la “Convergencia por un País Mejor” para derrotar al PLD y a Leonel.

Hipólito advirtió que “nadie crea que pretendo ser el dueño de un proceso que nos pertenece a todos” y que no será obstáculo para el desarrollo del liderazgo y aspiraciones de otros compañeros, de los que se mantendrá equidistante, defendiendo la elección de los candidatos de la Convergencia mediante “procesos y procedimientos democráticos y transparentes”. Frente a la interrogante de si volverá a aspirar a la presidencia, afirmó “estaré en el lugar donde las circunstancias y las mayorías me requieran”. Nadie duda que si se lanza a buscar la candidatura será un fuerte competidor.

 

EL PRD: feo para la foto

Por Juan Bolívar Díaz
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A cinco semanas de las elecciones legislativas y municipales y entrando en la recta final de la campaña electoral tras el “feriado reflexivo” de la Semana Santa, lo peor que podría ocurrirle al Partido Revolucionario Dominicano (PRD) era la reactivación de sus confrontaciones internas.

Con más de un centenar de impugnaciones a sus candidaturas y con su gestión democrática en  cuestionamiento, las perspectivas no apuntan al crecimiento esperado en mayo próximo y hasta los vaticinios de su presidente Miguel Vargas Maldonado generan pesimismo.

Vuelven los demonios

Tras el largo feriado de la Semana Santa se esperaba que la Cámara Contenciosa de la Junta Central Electoral (JCE) concluyera el conocimiento de 285 recursos de  impugnación incoados contra las candidaturas registradas por los partidos de los que cerca de la mitad corresponden al PRD, para que el partido opositor arrancara definitivamente con su campaña electoral a nivel nacional.

Es cierto que también el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y su principal aliado, el Reformista Social Cristiano, confrontan masivas impugnaciones, pero los recursos del poder les permitirán compensaciones suficientes para suturar las heridas internas antes de que se abran las urnas.

Aunque habían llovido aguaceros de impugnaciones a sus candidaturas, en las últimas semanas las confrontaciones públicas entre dirigentes perredeístas habían sido superadas por  los intereses electorales del partido, cuando el martes 6 el propio presidente de la organización rompió la aparente tregua al responsabilizar a sus contradictores internos de la desproporcionada cantidad de impugnaciones incoadas por perredeístas.

Entrevistado al acudir personalmente a la JCE, donde contactó el complejo trabajo que tienen los jueces electorales, a Vargas Maldonado se le fue el seguro y acusó a sectores internos de dirigir sus esfuerzos a impedir el buen desempeño de esa organización de cara a las próximas elecciones. Cuando le pidieron que los identificara, respondió: “ustedes los han visto, son todos aquellos que han hecho impugnaciones, pero no desde ahora, sino en todos los procesos que hemos llevado a cabo”.

Auténtico boomerang.  Las declaraciones fueron suficientes para que el expresidente Hipólito Mejía, y Luis Abinader, quienes compiten con Vargas por la candidatura presidencial para el 2012, saltaran al cuadrilátero con los guantes puestos. Héctor Guzmán y Guido Gómez Mazara dispararon misiles, y en mejor tono se pronunciaron Tirso Mejía Ricart y Hugo Tolentino.

 Es obvio que Mejía y otros dirigentes, como Abinader, Gómez Mazara,   están sentados esperando tomar cuenta a Vargas Maldonado si se produce una temida debacle electoral, pero últimamente se habían reservado sus dardos para luego del 16 de mayo. Así lo había insinuado el primero cuando a principios de marzo declaró que hasta que pasen las elecciones estaría mirando los toros desde atrás de la barrera.

A Vargas le responsabilizaron de la lluvia de impugnaciones, acusándolo de “indolencia por el partido”, al no encabezar la reunificación, y “por haber impuesto más de la mitad de los candidatos”, incluso despojando a muchos que habían ganado candidaturas en convenciones locales.

 Abinader y Guzmán pusieron como ejemplo del arbitrario manejo de las candidaturas el caso del doctor Hugo Tolentino, simbólico por ser una de las personalidades históricas del PRD y hasta por haber presidido la Convención Nacional que eligió al menos la mitad de los candidatos. Tolentino fue inscrito dentro del plazo legal, que venció el 17 de marzo, como primer candidato a diputado nacional por el PRD, pero 11 días después el Delegado Político ante la JCE, Virgilio Bello Rosa, pretendió desplazarlo al segundo lugar en la lista, sin siquiera notificárselo, sustituyéndolo por José Leonel Cabrera (Neney), uno de los hombres fuertes de Vargas.

Lo peor fue que primero Vargas negó el desplazamiento, y luego tras el rechazo de la JCE dijo que él no lo había autorizado ni firmado, lo que obligó a Bello Rosa a desmentirlo públicamente, indicando que “llamé a Vargas que estaba fuera del país y le dije que yo estaba en desacuerdo con el cambio, igual posición se la manifesté a Neney (Cabrera) y a Andy Dauhajre en la casa del Ing. Vargas. Cuando hablé con éste me pidió que la firmara y yo accedí a ello. Esa es la verdad y no otra”.

Ineficaz gestión política

Al ingeniero Vargas Maldonado, exitoso en los negocios y la construcción, se le ha acusado de desconocer la historia y la tradición perredeísta, que incluyen una gran capacidad para la disensión interna, aún cuando tuvo líderes de la categoría de Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez.

Además le critican haberse rodeado de una tecnocracia profesional, también de mucha capacidad en sus especialidades, pero recién llegados al PRD y de escasa experiencia política, como Dahuajre y Cabrera, quienes en el caso Tolentino predominaron sobre la experiencia política y perredeísta de Bello Rosa. Por cierto que éste y Tolentino tuvieron el coraje de renunciarle al presidente Mejía en el período 2000-04 cuando se desempeñaban como Procurador General y Canciller, respectivamente.

Desde que en noviembre del 2008 Vargas Maldonado se lanzó a la búsqueda de la presidencia del partido blanco, lo que era incompatible estatutariamente con la candidatura presidencial que quiere repetir para el 2012, analistas políticos advirtieron que eso desataría una confrontación interna que rebasaría la coyuntura electoral del 2010, puesto que adelantaba la lucha por la candidatura presidencial, cuando apenas habían transcurrido cinco meses de la derrota del 2008. También se advirtió que eso consumiría las energías del principal partido de la oposición, impidiéndole aprovechar el desgaste del segundo período consecutivo de Gobierno del PLD y el presidente Fernández.

La estrategia que ha resultado exitosa relativamente era apoderarse de todos los mandos del partido para imponer los candidatos para mayo del 2010, creando “un nuevo PRD”. Pero el costo en términos de desgaste interno y descrédito externo, sin haber podido encarnar una efectiva y eficaz oposición al Gobierno, han sido superiores.

 Las rectificaciones dispuestas por la JCE y las que faltan, parecen diagnosticar una gran ineficacia en la gestión política.´

Pobre perspectiva electoral

Más allá de una encuesta del Centro Económico del Cibao, que en anteriores procesos electorales ha sido certero en sus estudios, y que esta semana otorgó una amplia ventaja a Milagros Ortiz Bosch para la senaduría del Distrito  Nacional, las perspectivas  para los comicios del mes próximo de un PRD dividido lucen inciertas frente a la amplia coalición que encabeza el PLD y que ya lanzó a la campaña electoral a todo el poder del Gobierno, desde el Presidente y el Vicepresidente de la República.

 Si los líderes perredeístas no logran compactarse y creer en sus posibilidades, es iluso pretender que podrán capitalizar el descontento de amplios segmentos de las clases medias y bajas con el Gobierno. Al final podrían cosechar parte del descontento, pero no evitarán la alta abstención que se ha registrado en los anteriores comicios legislativos y municipales, que ha oscilado entre el 51 por ciento del 1998 y el 44% del 2006.

Las mejores pruebas de las pobres perspectivas del PRD las ofreció su presidente Vargas Maldonado el miércoles 7 en el almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, cuando dijo que marchan adelante en 12 provincias, pero el PLD en 13 y los reformistas en 3, con lo que de entrada concede a la alianza de estos últimos la mitad del Senado, con cuatro provincias por definirse. Eso en una tradición política que marca una tendencia a dorar las propias posibilidades.

Peor fue la encuesta de la firma norteamericana Greenberg Quinlan Rosner Research, publicada el 29 de marzo y citada por Vargas Maldonado en el encuentro del miércoles, según la cual el PRD encabeza las preferencias por los diputados con 47 por ciento frente al 45 por ciento del PLD y 5 del PRSC, lo que otorga ventaja a la alianza gubernamental. Y por los senadores es peor porque otorga 49 por ciento al PLD y 4 al aliado reformistas para un 53 por ciento. En otras palabras, que según las encuestas y expectativas del propio partido blanco, la alianza gubernamental gana la mayoría del Congreso. Aquí sí cabe lo de que a confesión de parte, relevo de pruebas.

 

Quiebra institucional con las candidaturas

Por Juan Bolívar Díaz
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La presentación de los candidatos para las elecciones legislativas y municipales de mayo próximo  al caer el plazo legal esta semana dejó evidente la precariedad de la institucionalidad y la democracia en un sistema partidista que ha degradado la política al nivel del simple negocio.

Un transfuguismo sin precedentes ratifica la percepción de que todos los partidos son iguales y acentúa la desilusión de la política que se respira en todos los ambientes nacionales, mientras la Cámara Contenciosa de la Junta Central Electoral ha sentado precedentes por el número de fallos emitidos contra la plutocracia partidista.

Precariedad institucional

A duras penas los partidos dominantes del sistema pudieron presentar sus candidaturas ante la Junta  Central Electoral (JCE) y las Juntas Municipales dejando atrás una estela de inconformidades,  cuando no impugnaciones, por la vulneración de los principios democráticos que para elegir y ser elegido encarnan la Constitución, la Ley Electoral y los mismos estatutos internos de los partidos.

Para la generalidad de los observadores la precampaña electoral de este año ha representado una regresión en los métodos empleados por los partidos para escoger sus candidaturas en relación a los tres últimos comicios legislativos y municipales. Resalta que tanto el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) como el de la Liberación Dominicana (PLD) han escogido la mayor parte de las candidaturas al margen de los procedimientos democráticos, despreciando el derecho de los militantes a elegir y ser elegidos. El tercer partido del sistema, el Reformista Social Cristiano (PRSC) fue peor, ya que ni siquiera sometió un porcentaje de sus candidaturas al veredicto de sus militantes.

Tal resultado entra en abierta contradicción con el proyecto de ley de partidos políticos que busca proscribir el transfuguismo y garantizar la democracia interna de las entidades partidistas. El proyecto que se ha consensuado en múltiples ocasiones en los últimos once años establece como obligatoria la celebración de elecciones primarias para escoger los candidatos a cargos electivos.

La versión aprobada por la Cámara de Diputados en agosto del 2009 establece que el 90 por ciento de los cargos electivos tendrían que ser electos en las primarias de los partidos. Luego se llevó del 10 al 15 el porcentaje que podrían designar los órganos directivos. También sanciona con la pérdida de la curul a los legisladores que se pasen de un partido a otro.

El presidente en escena

Los arrebatos han llegado a la víspera del plazo de inscripción de candidaturas, y lo peor, protagonizados por el propio Presidente de la nación, el doctor Leonel Fernández, quien esta semana primero “juramentó” a 16 cuadros perredeístas de Santiago Rodríguez, incluyendo a un diputado y a la ex senadora Celeste Gómez. Allí el PRD respondió postulando a senador al dirigente peledeísta Bronfil Vladimir Jiménez.  La cosecha fue masiva el martes 16 cuando el presidente Fernández juramentó a unos “450 dirigentes” del PRD en Dajabón, traídos en autobuses a la capital, entre ellos precandidatos a varios cargos. Durante el fin de semana pasado el mandatario y líder peledeísta encabezó caravanas de vehículos en Santo Domingo y Santiago, mientras el vicepresidente Rafael Alburquerque lo hacía en San Francisco de Macorís. Como es habitual el desplazamiento del Presidente moviliza también a gran parte de los altos funcionarios. En las anteriores elecciones legislativas y municipales el doctor Fernández recorrió todo el país en caravanas proselitistas.

También el presidente del PRD, Miguel Vargas Maldonado, se ha puesto a la cabeza de “juramentaciones” de los tránsfugas provenientes de otros partidos. Esta semana recibió al exsecretario de las Fuerzas Armadas Juan Bautista Rojas, su esposa Matilde Franco y un hijo. Ella era vicesíndica por Santo Domingo Este. Así mismo juramentó a dirigentes reformistas y peledeístas de Neiba, Tamayo y Las Terrenas.

El espectáculo político ha tenido otras expresiones, con la postulación de por lo menos una docena de comentaristas radiofónicos en diversas boletas. El PRD inscribió a la veterana comentarista de televisión Miledys Cabral, como candidata a vicealcaldesa  del DN, a la cantante Jackeline Estévez y a la ex finalista de Miss Universo Ada Aimée de la Cruz para los mismos cargos de San Francisco de Macorís y Santo Domingo Norte.

Otra expresión de la degradación democrática de las candidaturas ha sido la gran cantidad de postulaciones otorgadas en compensación, incluso a familiares y relacionados de tránsfugas o de dirigentes y cuadros sacrificados en el difícil reparto para la integración de dos grandes coaliciones, la de 14 partidos que encarna el PLD y la de 7 del PRD.

Un simple negocio

La decepción de la política ya no es sólo expresión de los analistas independientes y dirigentes de entidades sociales que denuncian el deterioro y la corrupción, sino que crece al interior mismo de los partidos. Esta semana el doctor Hugo Tolentino, quien presidiera la convención eleccionaria del PRD, explicó tanto transfuguismo en el hecho de que “la política ha devenido en un simple negocio”.

 El proceso deja trauma en todos los partidos, con expresión en dos docenas de acciones de amparo que conoció la Cámara Contenciosa de la Junta Central Electoral antes de la inscripción de las candidaturas y en las cuatro docenas que ha ponderado a posteriori. Desde  la misma noche del 17 cuando concluyó el registro llovieron las protestas ante el organismo nacional y en las juntas municipales. En la primera etapa hubo tres disposiciones para hacer valer candidaturas ganadas en las limitadas convenciones eleccionarias. El viernes sumaron 26 las candidaturas restituidas tras haber sido objeto de despojo.

Al analizar el proceso de elección de candidatos, el sociólogo Cándido Mercedes, dirigente de Participación Ciudadana, sentenció esta semana que “tenemos una democracia cada vez más fracturada”, estimando que los próximos integrantes del Congreso Nacional, más que expresión de la autoridad y la legitimidad de la democracia interna de los partidos, serán fuente y origen de la partidocracia, cuya esfera de acciones y decisiones viene creando una plutocracia, entendida como gobierno de unos pocos.

Diagnostica “una plutocracia en los partidos que ha devenido irradiándose en el tejido de la sociedad dominicana, apuntándose así la descomposición social y la degradación de la democracia”.

Si se exceptúa a algunos cientos de miles de personas que viven del caravaneo y el boroneo de las campañas electorales, lo que se recoge en los más diversos estratos sociales es una considerable falta de ilusión con las candidaturas.

Desde luego en todos los partidos hay candidatos de primera categoría, pero el sistema de elección por arrastre permite que por cada una de las naranjas dulces se cuelen en las canastas varias de las agrias, incluyendo algunas en proceso de descomposición y hasta ya podridas.

Grandioso espectáculo

El intercambio de candidatos, dirigentes  y militantes escenificado entre el Partido de la Liberación Dominicana  y el Partido Revolucionario Dominicano no tiene parangón en la historia nacional, aunque el transfuguismo se practica desde los primeros años de la república y alcanzó altas dimensiones en la última década, sobre todo con la progresiva desintegración del Partido Reformista Social Cristiano. Dirigentes de este partido como Angel Lockward, Héctor Rodríguez Pimentel, Leonardo Matos Berrido y otros, apoyaron al Partido de la Liberación Dominicana, luego al Partido Revolucionario Dominicano y de nuevo al peledeísmo en tres períodos electorales sucesivos.

Para el proceso electoral en marcha el transfuguismo se vio incentivado en la medida en que hubo mayor vulneración de los procedimientos democráticos. El primer caso significativo fue el del sociólogo Rafael Calderón, uno de los mayores promotores del proyecto de ley de partidos desde su curul de diputado perredeísta. Aspiró a la candidatura senatorial de Azua pero la presidencia de su partido decidió “otorgarla de dedo” al actual incumbente del cargo Rafael Díaz Filpo, lo que motivó el disgusto de Calderón, quien en noviembre negoció su paso al PLD que lo postuló a senador por su provincia.

El otro caso más sonado fue el del doctor Gilberto Serulle, diputado peledeísta por Santiago, quien fue un duro contendiente por la nominación a alcalde de su ciudad, para lo que obtuvo un amplio apoyo de dirigentes y militantes de su partido. El pacto PLD-PRSC arrasó con sus aspiraciones para terminar postulado por el PRD.

Es difícil precisar cuántos de los registrados como candidatos son fruto de canjes de chaquetas políticas. Esta vez el PRD parece haberse llevado la mayor parte, sumándose al menos 13 legisladores, dos senadores y 6 diputados del PRSC y 5 diputados peledeístas. El PLD se llevó a 3 diputados del partido blanco. Los intercambios son incontables en los niveles municipales, ya no sólo para las candidaturas a síndicos, sino también para las de regidores, así como para los 458 directores y subdirectores de los 229  distritos municipales y sus 715 vocales que se eligen este año por primera vez.