Una gran oportunidad perdida

Por Juan Bolívar Díaz
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 Cuando la Suprema Corte de Justicia (SCJ) se inclinó reverente ante el presidente Leonel Fernández, entonces en verdadero aprieto por el nunca esclarecido escándalo de los bonos por 130 millones de dólares entregados a la empresa Sun Land, se frustró y empezó a revertirse el más significativo esfuerzo de la sociedad dominicana por institucionalizar la justicia y dar plena vigencia al Poder Judicial.

 Fue obvio para todos que la mayoría de los integrantes de esa corte se rindió ante las presiones del Poder Ejecutivo en la persona del presidente Leonel Fernández, quien había violentado el orden constitucional al autorizar un endeudamiento internacional sin la aprobación del Congreso Nacional. Con la agravante de que el empréstito se hizo clandestinamente, que el dinero no ingresó al Banco Central y que nunca se ha podido documentar convincentemente el destino que se le dio.

 En cualquier país de mediana intensidad democrática, ese escándalo hubiese con- llevado el procesamiento judicial de los responsables y probablemente la pérdida de los cargos que ocupaban. Desde luego que en ninguna nación donde funcionen las instituciones de la democracia podría producirse un fraude tan obvio y de esa magnitud y grosería.

 Para exonerar de responsabilidad al presidente Fernández y a su subalterno Félix Bautista, esa SCJ tuvo que renegar de su propia jurisprudencia, restringiendo la concepción de “parte interesada” que había consagrado y mantenido desde su sentencia del 8 de agosto de 1998 que declaró inconstitucional una limitación legal de la inamovilidad de los jueces, acogiendo una instancia de un grupo de organizaciones de la sociedad civil.

En el caso Sun Land, la SCJ declaró inadmisible la instancia de inconstitucionalidad negando esa facultad a un grupo de ciudadanos y al Partido Revolucionario Dominicano que recurrieron en sendos documentos del 15 y 18 de octubre del 2007. Tras más de un año, el 18 de diciembre de 2008, la corte restringió el derecho a los presidentes de las cámaras legislativas en base a la consideración de que solo le correspondía a ellos “siendo una potestad exclusiva del Senado de la República y de la Cámara de Diputados aprobar o no el préstamo a que se contraen las acciones en inconstitucionalidad en cuestión”.

Siempre se había considerado que aquella sentencia constituyó una prevaricación de los jueces supremos de la nación. Pero esta semana el país recibió la confesión del doctor Jorge Subero Isa, quien presidía la SCJ, de que “fue un crespón negro en la toga de los jueces”, que  al expediente Sun Land “se le dio una solución política”.

Es indiscutible que esa Suprema Corte tuvo múltiples realizaciones que implicaron importantes avances al saneamiento e independencia del Poder Judicial. Pero aquella claudicación ante el poder fue un lastre y abrió las puertas al retroceso, auspiciando que tras la reforma constitucional de 2010 el presidente Fernández se considerara sobre el bien y el mal, y constituyera una nueva Suprema Corte a su imagen y conveniencia personal, lo mismo que el Tribunal Constitucional y el Tribunal Superior Electoral, a partir del absoluto control del Consejo Nacional de la Magistratura.

Si hubo una corte que debió ser plenamente independiente del poder político fue la que presidió Subero Isa, entre otras razones porque sus integrantes no le debían el cargo al presidente de turno. Porque su elección fue fruto de un amplio consenso de las fuerzas políticas impulsado por las organizaciones más relevantes de la sociedad civil. Fue una gran oportunidad perdida para afianzar definitivamente la independencia de la justicia y la fortaleza institucional del Poder Judicial y para que ese colectivo judicial se inscribiera en las páginas gloriosas de la historia nacional.

Como tantas veces en la historia de la nación, esos jueces fueron incapaces de jugársela, con tres honorables excepciones, las de las magistradas Ana Rosa Bergés y Eglys Margarita Esmurdoc y el magistrado Julio Aníbal Suárez, a quienes el presidente Fernández cobró su osadía separándolos de la Suprema Corte de Justicia, tras la claudicación colectiva que lo instituyó intocable.

2013 podría ser el año de Danilo

Por Juan Bolívar Díaz
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El presidente Danilo Medina Sánchez recibe el nuevo año con grandes desafíos económicos, políticos y sociales que pondrán a  prueba su liderazgo nacional y al interior de su partido, donde tendrá que lidiar con el protagonismo del expresidente Leonel Fernández Reyna.

El 2013 se presenta con tantos retos para el presidente Danilo Medina que podría marcar el derrotero de su Gobierno, enfrentando los graves problemas económicos que heredó para mantener la estabilidad y el crecimiento en un escenario nacional e internacional poco propicio.

Las mayores interrogantes giran en torno al rendimiento y las consecuencias sociales del paquete tributario que entra en plena vigencia desde el primero de enero, mientras deberá reafirmar su liderazgo tanto a nivel nacional como en su partido, donde tendrá que lidiar  con el protagonismo del expresidente Leonel Fernández.

 El paquete tributario.  La mayor interrogante con que inicia el año para el Gobierno es el impacto tanto positivo como negativo que tendrá el paquete tributario aprobado sin la menor concertación social. El mejor escenario para las autoridades sería que la masiva alza impositiva sea asimilada con resignación por la población y que rinda frutos recaudatorios en breve plazo para compensar y superar una temida reducción de las actividades productivas.

Los precios de múltiples artículos comenzaron a subir desde la aprobación de los nuevos impuestos en noviembre, pero el golpe sobre los bolsillos de la ciudadanía será mucho mayor cuando desde el 1 de enero rija el alza de la tasa del Itbis del 14 al 16 por ciento y su extensión a productos de consumo masivo como el café, azúcar, aceites y chocolate, y los nuevos impuestos selectivos a los combustibles y bebidas.

El Gobierno podría adoptar la sugerencia sindical de que se adelante la revisión del salario mínimo previsto para mediados de año, por lo menos como anestésico de contención del disgusto que ocasionará el incremento tributario, consciente de que el sector empleador buscará dilatar la negociación, especialmente si las cada vez más debilitadas centrales sindicales llegan con una demanda que han adelantado de aumento general del 30 por ciento.

Los estrategas gubernamentales confían que tras el largo asueto de las festividades navideñas pierda impulso el movimiento de protestas desatado tanto por el enorme déficit fiscal dejado por el presidente Fernández, como por el paquete tributario aprobado al vapor por un Congreso bajo control del Gobierno.

La crisis que afecta al principal partido de oposición, intensificada en las últimas semanas y en perspectivas de agravarse, es un factor que opera en beneficio del Gobierno. No hay una fuerza política en capacidad de capitalizar la insatisfacción ciudadana.

Y por otro lado al especializar un impuesto de 2 pesos al galón de la gasolina y el gasoil en beneficio de los transportistas, las autoridades mediatizaron un sector con gran capacidad para potenciar las protestas sociales.

El déficit presupuestario.  Uno de los más urgentes desafíos del Gobierno es lograr un incremento de sus ingresos y financiamiento para cubrir un déficit fiscal proyectado para el 2013 en RD$70,302 millones, aunque economistas temen que vuelva a acercarse a los 100 mil millones, unos porque estiman sobreestimados los ingresos y otros porque creen que estos se reducirán por las consecuencias del paquete fiscal. Ciento treinta y dos obras incluidas en el Presupuesto del 2013 requieren financiamiento por más de tres mil millones de dólares.

El otro problema grave es el energético, no solo porque sigue siendo insuficiente y caro, sino porque el subsidio se comerá este año unos 50 mil millones de pesos.

La elevación de la tarifa es  acariciada en los despachos del equipo económico, aunque el presidente Medina no quiere agregar otro elemento fuerte a la insatisfacción ciudadana.

Ese es un elemento fundamental si se quiere abrir las puertas a algún tipo de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, lo que a su vez tendría repercusión en mejores condiciones para colocar bonos en el mercado internacional al menos por los mil millones de dólares ya aprobados por el Congreso.

También viabilizaría desembolsos pendientes del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo y facilitaría inversiones extranjeras.

Como hay conciencia de que el primer desafío es mantener la estabilidad macroeconómica, evitando una mayor devaluación que repercuta en el exterior, en  ámbitos cercanos al presidente Medina se golosean dos fuentes de alivio: renegociación de contratos energéticos y sobre todo el de la Barrick para buscar un mayor ingreso desde el primer año por las recién iniciadas exportaciones de un oro que seguirá imperando en el mundo a consecuencia de las crisis de la economía internacional.

Ninguna de las dos serían tareas fáciles, pero cualquiera de ellas redundaría en fortalecimiento de la imagen de un Gobierno que pretende rectificar inequidades e iniquidades.

El tiempo de Danilo.  El presidente Danilo Medina precisa de algunos éxitos importantes en materia económica para afianzar su liderazgo, descartando que pueda buscarlos en el combate a la corrupción o que lo dejen alcanzarlos siquiera en una drástica reducción del dispendio, duplicidades y repartos.

Hasta ahora el mandatario ha tenido éxito en proyectar una imagen rectificadora del despilfarro. La modestia y sencillez con que se ha manejado, renunciando a viejos signos del poder, como la instrumentalización clientelista de las cajas navideñas, y la  considerable reducción del dispendio gubernamental y el mejoramiento de la calidad del gasto, le han ganado reconocimientos.

El mayor de todos por el cumplimiento de la ley que destina el 4 por ciento del producto bruto a la educación preuniversitaria.

Hay quienes esperan importantes cambios de funcionarios y otras disposiciones que reafirmarían el liderazgo del mandatario, de forma que nadie dude que este es el tiempo de Danilo y que su gestión no depende del liderazgo o el poder de su antecesor y nuevo caudillo del partido gobernante.

Aparentemente Fernández insiste en mantenerse activo compitiendo por el escenario político, como lo evidenció al entregar personalmente cajas de comida y bebida navideña por un monto que los mismos repartidores estimaron en 80 millones de pesos, pero sin decir quién lo financió.

El protagonismo de Leonel es determinante de la necesidad de Danilo reafirmarse cuanto antes como líder nacional, porque lo que no pueda hacer en el 2013, le resultará más difícil en el siguiente, ya que para entonces comenzarán abiertamente las promociones de candidatos para el 2016.

La prohibición de la reelección presidencial conspira ahora contra Medina y favorece a Leonel, quien ha logrado erigirse como líder de su partido y ya se proyecta como la mejor garantía de que los peledeístas puedan seguir en el poder en el 2016.

Posible impacto recesivo

Como todo paquete impositivo que busca sacar más dinero a empresarios y trabajadores, el que entra en vigencia conlleva en sus inicios un impacto recesivo. Con menor capacidad de compra las empresas industriales, comerciales y de servicios, producirán y venderán menos mientras se genera resignación y compensaciones.

Tanto economistas independientes como funcionarios del Gobierno temen los efectos recesivos, más aún si se extienden e incentivan la evasión fiscal.

Y de hecho ya en los últimos días hasta las grandes empresas comenzaron a reducir gastos publicitarios, suspendiendo contratos, hasta ver cómo y cuándo se restaura la capacidad de compra de unos trabajadores que en más de la mitad tienen un ingreso por debajo del costo de la canasta familiar.

Un reciente estudio auspiciado por las principales centrales sindicales indica que el 60 por ciento de los trabajadores en general y el 90 por ciento de los del Estado, no alcanzan a cubrir una canasta familiar que estiman en RD$25,108.

El incremento salarial es presentado en ese estudio como una salida imprescindible. El problema es que el Gobierno, como una gran proporción de empresas, carece de recursos para elevar  los salarios. Para las empresas medianas y pequeñas, que son las más empleadoras, la situación se presenta difícil porque serán impactadas directamente por los nuevos tributos.

Si las protestas se reanudan con fuerza, el Gobierno tendría que manejarse con mucha astucia para evitar echar leña al fuego. Podría verse compelido a adoptar mayores disposiciones de ahorro, atendiendo algunos reclamos como por ejemplo liquidar gran parte de los más de 300 vicecónsules y liquidar algunos de los organismos inoperantes que están en las miras de los insatisfechos.

Lo que muy pocos creen es que el sistema partidista esté en capacidad de hacer concesiones a la sociedad, como la liquidación de los barrilitos, cofrecitos y exoneraciones privilegiadas de los legisladores.

 

Últimas medidas de Leonel afectarían inicio de Danilo

 Por Juan Bolívar Díaz

Causa preocupación que el Presidente Leonel Fernández presentara un presupuesto complementario que llevará el déficit fiscal del año por encima de 100 mil millones de pesos. El proyecto contempla un endeudamiento por más  de dos mil millones de dólares.   Se critica que el mandatario  decidiera inversiones  que han de hacerse en los próximos años  cuando está   a punto de  instaurarse una nueva administración en medio de una crisis fiscal que atará las manos del Presidente electo, Danilo Medina.

La presentación de un presupuesto complementario por 71 mil millones de pesos  contemplando un endeudamiento por más de dos mil cien millones de dólares y que llevaría el déficit fiscal del año por encima de 100 mil millones de pesos, causó sorpresa y preocupaciones en diversos sectores del país.

También causó impacto el nuevo viaje a Europa por diez días del presidente Leonel Fernández y el inicio de una campaña por su retorno al poder a mes y medio de concluir su mandato de 8 años consecutivos, lo que crea incertidumbres hasta en su propio partido y en el entorno del presidente electo Danilo Medina.

Asombroso incremento.  El país no salía del asombro por el proyecto de ley para aumentar en 51 mil millones de pesos el presupuesto del 2012, publicado el 20 de junio en base a un endeudamiento superior a los 2 mil 100 millones de dólares, cuando una semana después el presidente Leonel Fernández envió un adendum  al Congreso Nacional elevándolo a 71 mil 461 millones sobre lo aprobado en octubre pasado, que fue de 430 mil 814 millones de pesos. El incremento equivaldría al 16.59 por ciento.

No sorprendió que se destinaran otros 500 millones de dólares en bonos para subsidiar al sector energético, ya que se sabía que los 260 millones que le habían asignado eran una ilusión, pero causaron alarma los empréstitos por 1,600 millones de dólares y 10 millones 898 mil euros para 15 nuevas mega obras, cuya ejecución, en su mayoría, tomaría varios años del Gobierno a iniciarse dentro de mes y medio.

El miércoles 27 el presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) expresaba viva preocupación por el déficit fiscal acumulado en los primeros cinco meses del año, estimándolo sobre 56 mil millones de pesos y deploraba que, con el incremento del presupuesto en 51 mil millones de pesos, alcanzaría este año la descomunal cifra de 96 mil millones de pesos, 4 por ciento del producto bruto interno. Nadie preveía que al día siguiente se le adicionarían más de 19 mil millones de pesos.

Antes del adendum, economistas como Apolinar Veloz, Fernando Alvarez Bogaert y Bernardo Fuentes llegaban a proyectar el déficit fiscal hasta en 100 mil millones de pesos, sobre el 4 por ciento del producto bruto interno, más de cuatro veces el 0.9 por ciento que se había proyectado para este año.

Con  el adendum, el déficit podría acabar en el 5 por ciento del PIB. Mientras las recaudaciones ordinarias del Gobierno durante el primer cuatrimestre del año se quedaron 8 por ciento por debajo de lo presupuestado.

La descompresión del poder.  Algunos observadores no han podido desligar la pretensión de iniciar nuevas mega obras del proyecto de retorno al poder que se atribuye al presidente Fernández, cuya promoción saltó a los medios de comunicación esta semana, cuando en la avenida 27 de Febrero aparecieron vallas que despiden al presidente Fernández “hasta pronto”, mientras vehículos sin placa proclaman Leonel 2016-20.

Otra sorpresa fue el anuncio de un nuevo viaje del Presidente Fernández a  naciones europeas, donde  ha estado numerosas veces en los últimos 8 años de gobierno. La pregunta generalizada es qué buscará el presidente en Europa ya dejando  el poder y cómo justificar esos gastos en medio de tantos aprietos presupuestarios.

Hay quienes advierten que el mandatario dominicano ha quedado presa de cierta megalomanía que le hace  creerse indispensable para la suerte del país.

Aparte de las dictaduras de viejo cuño, tipo Trujillo, Duvalier, Somoza  o Stroosner, casi nadie ha podido gobernar los tres períodos que ha agotado Leonel Fernández  pero la generalidad de los dominicanos  cree que buscará un cuarto a partir del 2016.

Fernández estaría agotando hasta el último aliento en su política de mega construcciones, sin importarle la herencia que dejará a un presidente salido de su propio partido, al ser consciente de que las limitaciones nacionales e internacionales le atarán de pies y manos al menos hasta el final del año en curso.

Después de haber gobernado 12 años, con un gran liderazgo en el PLD y el control de la mayoría de los órganos decisivos del Estado, el doctor Fernández tiene el desafío de pasar la prueba de la descompresión del poder, evadiendo la tentación de pretender seguir tomando decisiones o ponérselas difícil a su sucesor. El tuvo una experiencia exitosa cuando salió del poder en el 2000, pero entonces le sucedió un mandatario de otro partido, Hipólito Mejía-PRD, y el PLD era minoría en el Congreso Nacional y no controlaba la Junta Central Electoral ni los órganos judiciales.

Como la constante histórica dominicana ha sido que quienes alcanzan la presidencia se convierten en caudillos insustituibles dentro de sus partidos y buscan eternizarse en el poder, no hay experiencias en la sucesión de presidentes de un mismo partido.

Debió ocurrir en 1982 cuando el PRD no permitió la repostulación del presidente Antonio Guzmán y fue electo el presidente Salvador Jorge Blanco para sucederlo. El saliente no pasó la prueba de la descompresión del poder y concluyó con su dramático suicidio seis semanas antes de entregar el mando.

Muy difícil para Danilo.  Tal como se evidenció en los largos meses de campaña electoral, para alcanzar el triunfo el presidente Fernández volvió a desguañangar la economía nacional, como lo certificó esta semana el economista Bernardo Vega en su artículo de HOY. Danilo fue el beneficiario político y ahora tendrá el desafío de enderezarla, pero ya no se justificaría que se lo pongan más difícil.

Los 500 millones de dólares en bonos contemplados en el presupuesto complementario para el sector eléctrico, conllevan la decisión gubernamental de no elevar la tarifa, pero como es de los elementos más reclamados por el Fondo Monetario Internacional para reducir los recurrentes déficits fiscales que pasaron de 200 mil millones de pesos entre el 2008 y el 2011, harán más difícil la negociación de otro acuerdo con el organismo. Medina se vería obligado a comenzar cargando con lo que ahora se evade y que determinó la suspensión del último acuerdo con el FMI.

Hay amplio consenso de que el nuevo Presidente recibirá una situación económica y fiscal gravemente comprometida, como también de que tendrá que implementar cambios fundamentales. Hasta en el PLD se reconoce que el doctor Fernández tendrá que reconocer el “tiempo de Danilo”.

Los seis proyectos para controlar la corrupción que han enarbolado en los últimos días los senadores peledeístas Charles Mariotti y Julio César Valentín y declaraciones de su colega Tommy Galán no dejan dudas de que hay consciencia sobre la necesidad de cambios. La caída de la votación del PLD los recomienda, pero sobre todo la crítica situación fiscal.

El que tenga dudas solo tiene que leer el discurso del presidente del CONEP el miércoles, en el que se formularon graves advertencias como que el país está “en un proceso de desajuste de las finanzas públicas” y que “no es posible seguir acumulando déficits fiscales financiados con deuda externa”. Tras reclamar cambios en el modelo de desarrollo, la política de gasto e inversiones, en la educación para la competitividad y otros, el señor Manuel Díez Cabral planteó un “pacto fiscal” advirtiendo que quería ser enfático en que “el sector empresarial no respaldará otro parche tributario”.

Resistencia hasta en el PLD

El desorbitado proyecto de incremento del déficit fiscal ya acumulado en la campaña electoral ha disparado la alarma hasta en sectores del propio Gobierno, incluyendo a funcionarios del equipo económico y tuvo expresión pública en la comisión bicameral que estudiaba el proyecto original de 51 mil millones de pesos. Su presidente, el senador peledeísta Dionis Sánchez, expresó el criterio de los comisionados de que debe eliminarse del proyecto los 1,600 millones de dólares  destinados a 15 mega-obras, indicando que esas inversiones debería decidirla el nuevo Gobierno. A última hora del viernes el legislador dijo que  el Gobierno había aceptado retirar este financiamiento, sin especificar quién habría tomado la decisión ni a cuánto reducirán el presupuesto complementario, y mucho menos las fuentes para financiarlo.

En diversos sectores se expresó sorpresa de que el Presidente saliente, después de ocho años de Gobierno, quiera decidir las inversiones que han de hacerse en los próximos años, apenas mes y medio antes de que se instaure una nueva administración. Más aún cuando dejará una crisis fiscal que atará las manos al presidente electo Danilo Medina en lo que restará del año y le haría más difícil lograr consenso para una reforma fiscal a fin de sustentar el presupuesto del 2013, lo que, para cumplir la Ley de Presupuesto, deberá decidir en sus primeras seis semanas de gestión.

Entre las obras que el presidente Fernández quiere iniciar al término de 8 años de Gobierno se encuentra la carretera Norte-Sur, que se viene debatiendo hace tres décadas, la presa Monte Grande, la rehabilitación de la presa de Sabana Yegua, el proyecto hidroeléctrico Artibonito, un proyecto para el desarrollo agrícola de Azua y otros dos para tratamiento de aguas en la provincia de Santiago, cuyo financiamiento habría que concertarlo con la banca internacional algo que parece imposible en lo que resta de gestión gubernamental.