La elección del PRM podría ser definitoria

Por Juan Bolívar Díaz
26_04_2015 HOY_DOMINGO_260415_ El País13 A

La elección de su candidato presidencial hoy domingo representa un gran desafío para el nuevo Partido Revolucionario Moderno (PRM) cuyo éxito podría representar una nueva ilusión política democrática en un panorama caracterizado por la concentración del poder, crisis del sistema político y la desesperanza de la ciudadanía.

El éxito de su prueba electoral ratificaría la reducción del viejo Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y abriría espacio para un amplio frente de oposición que equilibraría la competencia política, pero su fracaso ratificaría la dominación absoluta del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

En el sendero del éxito. No se le ha reconocido suficientemente, debido a la desilusión en el funcionamiento democrático de los partidos políticos, y porque los usufructuarios del poder y su amplio aparato comunicativo prefieren y alientan la actual dispersión de la oposición política, pero los dirigentes del PRM llegan hoy a su votación primaria transitando un camino exitoso.

Fue en apenas nueve meses, desde que la Alianza Social Dominicana (ASD), nutriéndose de la crisis del PRD, cambió su nombre por el de Partido Revolucionario Moderno el 5 de julio del 2014, que logró establecer estructuras en los 156 municipios y 234 distritos municipales, así como en decenas de zonas en las mayores concentraciones urbanas del país.

Esa amplia organización territorial fue posible porque contó con la integración de miles de militantes y dirigentes perredeístas que abandonaron el más antiguo partido del país, en la peor división de su historia de tres cuartos de siglo. Pero ha sido relevante que el proceso culminó sin mayores escándalos y pocas divergencias por los cargos, con la excepción de Tony Peña Guaba, quien prefirió retornar al PRD, tras no conseguir la secretaría general del nuevo partido.

El éxito se debió a que en la mayoría de los casos, y a todos los niveles, se ratificaron en el PRM los cargos que ostentaban en el viejo partido, pero también a la convicción de que no podían repetir los arrebatos y confrontaciones en que degeneró el perredeísmo, y a que Hipólito Mejía y Luis Abinadcer, quienes obtuvieron el 47 por ciento de los votos encarnando la candidatura presidencial del PRD en el 2012, arrastraron una alta proporción de sus cuadros y se propusieron dar ejemplo de concertación.

Entre Hipólito y Abinader. Aunque también la abogada Geanilda Vásquez y el politólogo Amaury Justo Duarte compiten por la candidatura del PRM, la apuesta es casi absolutamente entre Abinader y Mejía, como lo han mostrado las encuestas del último año, que han otorgado mayores preferencias al economista, aunque ambos han asegurado que saldrán victoriosos, con el primero presentando en público mayores apoyos internos y externos, pero al segundo se le atribuye la ventaja de la experiencia política.

Las últimas seis encuestas Gallup-HOY, desde abril del 2013 a febrero 2015, han otorgado progresiva ventaja a Luis Abinader para la candidatura presidencial, primero por el PRD y luego por el PRM, tanto en el universo de los encuestados como entre quienes se manifestaban simpatizantes o partidarios. En febrero pasado 44.8 a 15.5 en la totalidad y 69 a 28 por ciento entre perremeístas.

Sin embargo, otra encuesta acreditada, la Penn, Schoen Berland, publicada por Noticias SIN en marzo, presentaba un resultado dividido y menos dispar: Abinader preferido 42 a 38 por ciento en el universo, pero Mejía lo superaba 52 a 45 por ciento entre quienes simpatizaban por el PRM. En la Encuesta Greenberg-Diario Libre, entre probables votantes Abinader supera a Leonel Fernández en hipotética segunda vuelta 46 a 43 por ciento, mientras Mejía casi empata 42 a 43 por ciento.

La generalidad de las encuestas ha favorecido las posibilidades de Luis Abinader por la baja tasa de rechazo que registra, sólo comparable con la del presidente Danilo Medina, que ha liderado en todas. En cambio Mejía ha competido con Leonel Fernández en las más altas tasas de rechazo. Y mucho más joven y más cercano a la sociedad civil, Abinader aparece con mayores posibilidades de encarnar un frente opositor, aunque Hipólito es más carismático, lo que lo acerca más a los sectores populares mayoritarios.

Podría definir el panorama. Hay concierto entre analistas en que la convención del PRM este domingo 26 podría definir el panorama electoral de cara a los comicios del año próximo. Si no arroja un claro ganador y hay conflicto, se afianzará la ausencia de expectativa y el pesimismo generalizado de que no hay posibilidad de disputar el poder al PLD y por lo menos equilibrar su dominio legislativo.

Si el resultado de la primaria perremeísta es claro y se cumple de inmediato el compromiso firmado el jueves por los precandidatos de que “el triunfo de cualquiera será el triunfo del partido” y que “primará en sus actuaciones la visión del bien general de la nación y de la democracia dominicana”, quedaría abierto el camino para constituir la anunciada “Convergencia por un mejor país” como alternativa electoral.

Un éxito democrático en el PRM generaría ilusión de oposición y repercutiría en la lucha interna del PLD, acentuando la tendencia de los peledeístas a irse por el “camino seguro” de la reelección, pero al mismo tiempo le haría más difícil conseguir votos para modificar la Constitución entre los 78 diputados perredeístas y perremeistas. También pondría en mayores dificultades al PRD y su candidato, Miguel Vargas Maldonado, ya reducido a preferencias de un solo dígito en las encuestas y hasta a 3-4 por ciento. Incentivaría el trasvase de perredeístas, muchos buscando candidaturas a los 4 mil 100 puestos electivos a disputarse el 15 de mayo del 2016.

Institucionalidad y jubilaciones. El fracaso del PRM facilitaría que parte de sus diputados y los del PRD acepten las ofertas de negociar su apoyo a la reforma constitucional para la reelección, aunque también podría alentar a la tendencia de Leonel Fernández sobre la base de que “no hay oposición que impida el triunfo del PLD”. Quedarían todavía otras opciones emergentes, como la de Guillermo Moreno y su Alianza País, que registra crecimiento en las encuestas, pero aún sin el reconocimiento legal, con poco tiempo para levantar este año una estructura nacional y con ínfimos recursos para competir.

La convención de hoy no sólo podría definir la suerte del PRM, sino también romper el limitado dilema Danilo/Leonel y señalar la suerte inmediata y de mediano plazo de la institucionalidad democrática nacional ahora mismo en ascuas por un nuevo proyecto reeleccionista cuyo éxito parece depender, como siempre en la historia nacional, de la debilidad de las instituciones nacionales, incluyendo los partidos, y de la capacidad para comprar y corromper voluntades políticas y legislativas.

El triunfo de Luis Abinader podría hasta definir también la jubilación de Hipólito Mejía, Miguel Vargas y Leonel Fernández. En cualquier caso el economista, con menos de 50 años, quedaría en el campo de batalla al igual que Guillermo Moreno.-

El desafío del padrón

El expresidente Mejía y el economista Abinader se han disputado con mucha altura la candidatura presidencial perremeísta, cuidándose de aparecer muchas veces juntos, no descalificarse ni ofenderse, preconizando entre sus seguidores que se necesitan mutuamente si quieren recobrar la credibilidad que perdieron por las extremas confrontaciones escenificadas en el partido de donde provienen.

Se vaticinaba que sería imposible que en pocos meses pudieran elaborar un padrón para escoger candidatos para los comicios del año próximo, Rescataron uno de los viejos padrones perredeistas depositados en la Junta Central Electoral, del cual excluyeron los que figuran en los listados de los partidos mayoritarios cruzándolos informáticamente. Y abrieron un período menor de un mes para nuevas inscripciones, que totalizaron unas 300 mil. Cerraron un padrón de 2 millones 100 mil ciudadanos, después de revisiones en municipios, distritos y zonas, sin objeciones ni disensiones significativas. Esperan que entre 500 y 600 mil acudan a las urnas hoy en 2 mil 500 centros de votación.

Pero por encima del optimismo con que se han expresado tanto la Comisión Nacional Organizadora, presidida por Milagros Ortiz Bosch, los dos principales dirigentes del partido, Andrés Bautista y Jesús Vásquez, o los mismos precandidatos, el padrón de electores sigue siendo el talón de Aquiles para el éxito de la convención. Como telón de fondo está la anterior elección primaria del PRD, en el 2011, que constituyó a Hipólito Mejía candidato presidencial para el 2012. El perdedor Miguel Vargas Maldonado aún alega que fue vulnerado por el supuesto voto de entre 200 y 300 mil peledeístas. Una comisión organizadora de tanta credibilidad como la de ahora, entonces presidida por el doctor Enmanuel Esquea, desechó el alegato y aunque pocos le dieron crédito, fue la fuente de la gran división del PRD. Además de la exvicepresidenta Ortiz Bosch, en la organización hay otras personalidades inobjetables como Sonia Guzmán, Hugo Tolentino, José García Ramírez, Antonio Almonte y Antonio Rodríguez.

Los dilemas del PRM entre Hipólito y Abinader

Por Juan Bolívar Díaz
ABINADER

La consulta mediante encuestas de amplia representatividad podría ser el mecanismo más expedito, de menor costo económico y más seguro para la elección del candidato presidencial del nuevo Partido Revolucionario Moderno (PRM) que todavía se encuentra en la etapa del afianzamiento y construcción nacional.

Los principales líderes del PRM, comenzando por Hipólito Mejía y Luis Abinader, se muestran conscientes de que si quieren construir una nueva opción política que capitalice la división del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) tienen que superar la cultura de la imposición y demostrar cohesión y capacidad gerencial.

Coherencia o morir

Los dirigentes del nuevo partido, encabezados por Hipólito Mejía y Luis Abinader dicen estar conscientes de que están obligados a dar firmes demostraciones de coherencia con los principios y el concierto democrático para poder capitalizar la oposición pol´tiocia y crear nuevas ilusiones de cambio fgrente a una maquinaria como la representada por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que se ha impuesto en las últimas cinco elecciones generales.

El abandono de las prácticas democráticas, las intensas luchas internas y el canibalismo en que devino el PRD alcanzaron niveles de saturación y descrédito tan altos que muchos esperan que se repitan en el PRM. Con eso cuentan los líderes del partido de gobierno y gran parte de los columnistas y comentaristas de los medios informativos.

Los vaticinios  insisten en que Mejía y Abinader terminarán protagonizando una confrontación al estilo perredeísta que liquidaría el nuevo partido al que las encuestas atribuyen una gran proporción de los que militaron en el perredeísmo histórico. Tratando de mantener la ilusión de cambio, los dos dirigentes se empeñan en  aparecer juntos en la mayoría de las actividades partidistas.

Muchos de los que abandonaron las filas perredeístas para seguir a Mejía y Abinader se  inscriben entre quienes consideran que no tiene ningún futuro una reproducción de las prácticas antidemocráticas que han reducido al mínimo al más antiguo partido político nacional. Tanto el presidente Andrés Bautista como el secretario general del PRM, Jesús Vásquez, se cuentan entre quienes rechazan la reedición de las confrontaciones.

Candidatura presidencial

La primera disyuntiva del PRM es cómo escoger candidato presidencial para las elecciones del 2016, sin haber elaborado un padrón de militantes, marchando contra el tiempo, y cómo evadir el riesgo de que una competencia entre sus líderes principales que podría generar confrontaciones en los niveles medios y bajos donde el clientelismo político alcanza categoría de fanatismo.

El mecanismo más democrático sería la elección primaria, mediante la votación universal de los miembros, pero en este caso cuáles miembros, si el PRM está apenas en la etapa de la construcción de cuadros a nivel nacional y no tiene un padrón. Crearlo tomaría meses y tendría un costo económico considerable, a la vez que incentivaría la competencia desenfrenada que ratificaría una imagen que pretenden borrar.

Otro mecanismo sería la adopción del padrón nacional de electores, excluyéndole los registrados en los padrones del PLD y del Partido Reformista Social Cristiano, como se hizo en el 2011 cuando Mejía fue electo candidato presidencial, pero ese fue el origen de la división, ya que el precandidato derrotado, Miguel Vargas Maldonado, alegó que dos o tres cientos mil peledeístas habrían votado para inclinar la balanza en su contra. Ahora tendrían la dificultad adicional de identificar y excluir a los que se mantienen en el PRD que ya tiene al mismo Vargas proclamado candidato presidencial.

El tiempo conspira contra la oposición cuando al menos cinco peledeístas, incluyendo al expresidente Leonel Fernández, llevan ya más de un año en campaña por la candidatura presidencial y se va afianzando la idea de que no tienen competencia. El PRM tendría por delante también la constitución de la “Convergencia”, un frente amplio de oposición para enfrentar la corporación política en el poder, lo que con más razón supondría otra votación universal si logra integrar a varios partidos políticos.

Proponen encuestas

En ese contexto fue que tomó cuerpo recientemente la idea de escoger al candidato del nuevo partido a través de tres encuestas de amplias muestras a ser realizadas por diversas firmas. Se dijo que en principio estuvieron de acuerdo los aspirantes públicos a la candidatura: Luis Abinader, Geanilda Vásquez y Amaury Justo Duarte, además de Hipólito Mejía y los principales dirigentes del PRM. Pero posteriormente surgieron objeciones desde sectores que tratan de convencer a  Mejía de lanzarse a la búsqueda de la candidatura y quienes creen que en campaña sobre el territorio nadie le ganaría.

Tienen razón los críticos en que las encuestas no son un método de elección de candidatos, pero en un partido emergente se hace hasta por consenso entre sus dirigentes. En este caso si todos los aspirantes aceptan someterse al resultado de investigaciones científicas, no deja de ser una consulta que podría incluir sólo a quienes se confiesen simpatizantes del nuevo partido o al universo ciudadano.

También es cierto que ese mecanismo no está previsto en la Ley Electoral, pero sí la convención por delegados. Si en ella todos los aspirantes a la candidatura validan los resultados, estarían acogiendo un mecanismo de consulta de la opinión ciudadana. Pero es obvio que para implementarlo necesitaría el compromiso previo de todos los precandidatos y de la dirección del partido.

Hipólito en su laberinto

Nadie debe subestimar la posibilidad de que el expresidente gane una convención interna, una vez decida lanzarse tras la candidatura presidencial, dado su arraigo y carisma, pero lo mismo podría ocurrir con encuestas. Subyace en esa subestimación la alta tasa de rechazo que le registran las encuestas de los últimos años con la que tendría que enfrentarse una vez fuere proclamado candidato.

El propio Mejía, que tendrá 75 años para la próxima elección, está consciente de sus dificultades y de que se arriesgaría a concluir su carrera política con una tercera derrota electoral consecutiva después de haber sido presidente de la República. No le favorece el haber sido visualizado como protagonista, junto a Vargas Maldonado, de la división del PRD. Con los dos de candidatos es difícil que alguno pueda desplazar del  poder al PLD. Serían circunstancias más difíciles que en el 2012.

En conversaciones privadas Mejía ha reconocido que él también podría constituirse en líder del frente electoral Convergencia y auspiciar otra candidatura que cree nuevas expectativas e ilusiones de cambio, sobre todo si tiene más posibilidades de acercarse a la mayoría joven del electorado, a las mujeres y a los sin partido.

Aunque muchos de sus seguidores, especialmente sus más cercanos colaboradores, lo quieren de nuevo en la lucha por el poder, Hipólito no ha decidido lanzar su candidatura y durante meses ha dicho a empresarios, diplomáticos y profesionales amigos que no protagonizaría una batalla electoral tras la larga agonía de su viejo PRD y que respaldaría a Abinader, quien fuera su candidato vicepresidencial en los comicios del 2012.

El 21 de mayo pasado ante el Grupo de Comunicaciones Corripio, Mejía dijo que nunca sería obstáculo para el desarrollo de otros liderazgos, que se mantendría equidistante de los aspirantes a la candidatura presidencial, que su prioridad sería la construcción de la Convergencia para derrotar el continuismo y sobre una eventual nominación suya dijo que “estaré en el lugar donde las circunstancias y las mayorías me requieran”.

Ventajas de Abinader

Economista y empresario, Luis Abinader ha venido afianzándose como opción electoral desde su papel como candidato vicepresidencial en el 2012 y ha mantenido un crecimiento sostenido en las encuestas, con preponderancia tanto entre sus partidarios como en el universo. No tiene el carisma de Mejía, pero el día de las elecciones estará en los 48 años, lo que le permitiría acercarse más al segmento mayoritario del electorado.

Con la más baja tasa de rechazo en las encuestas Gallup, similar a la del presidente Danilo Medina, goza de buena imagen en importantes sectores empresariales, intelectuales y profesionales y en clases medias deseosos de nuevas opciones. Es en estos sectores donde podría encontrarse un caudal de votos para vencer la maquinaria en el poder que con sus políticas clentelistas cuenta con mayor apoyo firme en los sectores populares.

Para salir adelante Abinader tendría que contar con el apoyo decidido de Hipólito Mejía que mantiene fortaleza en sectores populares. Pero lo mismo, si Mejía fuera el candidato tampoco saldría adelante sin el respaldo firme de Abinader. Doble razón por la que muchos creen que si se enfrentan en una lucha por la nominación presidencial, matarán en la cuna la criatura con la que pretenden sustituir el histórico PRD.

Congreso del PRD: renovarse o morir

Por Juan Bolívar Díaz

El Partido Revolucionario Dominicano (PRD) podría tener una oportunidad de renovación ideológica-programática, de reestructuración orgánica y de reposicionamiento frente a la sociedad dominicana en el Congreso que finalmente ha programado para el segundo fin de semana de octubre próximo, tras meses de discusiones.

Pero el esfuerzo podría naufragar en el mar de canibalismo interno que consume las energías de sus dirigentes, les impide elaborar políticas de oposición  y los descalifica para dirigir la nave de una nación desesperanzada de su liderazgo político y harta de contemplar el predominio de las ambiciones grupales sobre los intereses partidarios y nacionales.

Por fin habrá congreso.   Con la presencia de las dos terceras partes de sus miembros y pese a la ausencia de tres de sus precandidatos presidenciales, la Comisión Política del PRD logró el jueves aprobar el reglamento que regirá su Congreso Nacional, al tiempo que fijó sus sesiones finales para los días 9 y 10 de octubre próximo.

El evento, que llevará el nombre del desaparecido líder perredeísta José Francisco Peña Gómez, está concebido como culminación de un proceso de análisis y elaboración de propuestas para la actualización doctrinaria, la renovación programática, la reestructuración orgánica y la reconexión con los sectores sociales que la degeneración política dejó atrás, especialmente con las expectativas de los sectores populares y la clase media.

Pasaron más de dos años para que tomara cuerpo el congreso perredeísta propuesto en junio del 2008 por sectores clarividentes vinculados a las raíces de ese partido, tras la derrota en los comicios presidenciales del 2008, pero fue preciso pasar por la de mayo pasado, la cuarta caída consecutiva del partido blanco a manos del Partido de la Liberación Dominicana y una docena de grupos políticos aliados.

La idea del congreso ganó apoyo entre los sectores más identificados con los planteamientos social demócratas que bajo el liderazgo de Juan Bosch y Peña Gómez configuraron al perredeísmo como el partido de más prolongada vigencia en la historia nacional.

Fue impulsado determinantemente por el “Foro Renovador del PRD” constituido en  marzo del 2009. Dos de sus principales figuras, el dirigente de la vieja guardia Tirso Mejía Ricart, y Alejandro Abreu, de las nuevas generaciones, aparecen como presidente y secretario ejecutivo de la Comisión Organizadora del Congreso. Ha tenido el respaldo de Hugo Tolentino, Milagros Ortiz Bosch, Ivelisse Prats, Amaury Justo Duarte, Fausto Herrera, Jesús Feris Iglesias,  Regina Buret, Fafa Taveras y muchos otros

Objetivos planteados.  El congreso fue concebido a partir del documento “Relanzar al PRD para conquistar el poder, construir un nuevo país y devolverle la esperanza al pueblo”, elaborado por Luis Felipe Rosa, Ernesto Zabala y Julio Peña, del Foro Renovador, pasó por un seminario y la presentación de 68 propuestas.

Una serie de documentos han sido elaborados y propuestos a consideración de miles de dirigentes medios del PRD en todo el país, que han venido celebrando asambleas regionales y sectoriales, tras la convocatoria del Congreso en junio pasado por el presidente del partido, Miguel Vargas Maldonado, y la elección de la Comisión organizadora el 25 de julio, para fundamentar los objetivos generales contenidos en el Reglamento aprobado por la Comisión Política el pasado jueves.

El primer objetivo es redefinir la plataforma doctrinaria, a partir de la declaración de principios, destacando las reformas institucionales y políticas públicas para enfrentar los principales problemas nacionales.

El segundo es renovar el compromiso histórico con partidos de  objetivos similares y con las instituciones y asociaciones que conforman  la red social de la nación; tercero, fortalecer el espíritu de compañerismo para fomentar la unidad  partidaria, y cuarto, analizar la coyuntura nacional e internacional para recomendar estrategias para ejercer con firmeza y talento la función opositora.

Aparentemente el Reglamento dejó fuera de los objetivos la evaluación de los resultados de los comicios de este año, que se venía realizando en las asambleas regionales y de los frentes de masas. Tampoco señala el objetivo de revisión de la estructura del partido, incluido entre los fundamentales por los promotores del congreso.

De haber sido el partido con mejor organización nacional, tras la muerte de Peña Gómez, el PRD ha devenido en una estructura infuncional.  Una Convención del 28 de noviembre del 2004, aprobó nuevos estatutos, modificados posteriormente por otra en julio del 2005. Establecieron los Comités de Colegios Electorales, que a su vez incorporarían sus tradicionales comités de base, pero estos han desaparecido sin que se constituyeran los nuevos. También son infuncionales su Comité Ejecutivo Nacional, que tiene unos 1,800 miembros, y no se renuevan los directivos de los comités provinciales, municipales y zonales. La Comisión Política, con 240 miembros, que debe sesionar cada semana, apenas lo logra tres o cuatro veces por año.

Terrible canibalismo.  El principal mal que afecta al partido blanco es la lucha interna sin tregua ni consideraciones. Uno de los documentos de reflexión que circulan entre los perredeístas sostiene que “En el PRD actual no hay afectos, sólo competencias caníbales. Si no reconstruimos los afectos, será imposible avanzar, salir del hoyo, superar la crisis”.

La lucha grupal se alimenta actualmente en los tempranos ajetreos por asegurar la candidatura presidencial para los comicios del 2012, para los que aún faltan 20 meses, protagonizada principalmente entre los grupos que favorecen a Vargas Maldonado y al ex presidente Hipólito Mejía. Este último luce en crecimiento en las encuestas, lo que tiende a agudizar la confrontación. También intervienen los grupos que promueven a Luis Abinader, a Guido Gómez Mazara y a Eligio Jáquez.

Representantes grupales llevan semanas tratando de consensuar una comisión organizadora de la Convención que elegirá el candidato presidencial, sin haberlo logrado. En la reunión del jueves se dijo que están en “un punto muerto”.

Esta semana trascendió que los de Mejía, Abinader y Gómez  proponen que la presida Enmanuel Esquea  y los de Vargas plantean a Milagros Ortiz. Ambos son considerados personas invulnerables, incapaces de prestarse a manipulaciones y dijeron el viernes que a ellos no les han propuesto nada. Hay quienes creen que las diferencias están en el resto de los integrantes.

Aunque uno de los objetivos del Congreso, aceptado por algunos a regañadientes, es fortalecer la unidad partidaria, las luchas internas, podrían hacerlo naufragar o convertir sus resoluciones en letra muerta. Tras la reunión de la Comisión Política el jueves se anunció una sesión para la próxima semana para dejar integrada la Comisión Organizadora de la Convención que elegirá el candidato.

Los más sensatos entienden que esa elección procede después del Congreso para evitar que la lucha por la candidatura lo haga naufragar. En un documento del 9 de julio, Fafa Taveras, uno de los mejores analistas del partido, sostenía que “una competencia interna sin la restauración de la institucionalidad partidaria y sin una plataforma común que recupere la esencia socialdemócrata que nos defina, es una locura y sólo servirá para atomizarnos”. Taveras proclamó esta semana por Teleantillas que al PRD sólo le queda renovarse o desaparecer como opción política real, y que no aguanta más fuera del poder.

De lo sublime a lo ridículo

Desde su fundación en Cuba, en 1939, durante el exilio antitrujillista, el PRD ha sido un partido de liderazgo múltiple, con organismos en los que  se discute y se expresan disensiones, aún bajo las fortalezas de Juan Bosch y Peña Gómez. En sus orígenes, además de Bosch, tuvo a Juan Isidro Jiménes Grullón, Virgilio Mainardi Reyna, Angel Miolán, Nicolás Silfa, Leovigildo Cuello, Cotubanamá Henríquez, Luis F. Mejía y Juancito Díaz, repartidos entre La Habana, Caracas, Nueva York y México.

Desde su primera convención para elegir los candidatos a los comicios de 1962 hubo conflicto. Bosch no aceptó el candidato a la vicepresidencia escogido, Buenaventura Sánchez Félix y pocos días después hubo que repetir la elección, recayendo en Segundo Armando González Tamayo. Los conflictos han matizado todas sus elecciones posteriores.

Los tres comisionados que lo instalaron en el país en de julio de 1961 (Angel Miolán, Nicolás Silfa  y Ramón Castillo), salieron poco después de la organización, aunque el primero retornó años después.

Aunque tiene 71 años de fundado, y va para 50 de establecido en el país, el PRD sólo ha gobernado 12 años y 7 meses, con cuatro presidentes diferentes Bosch, Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco e Hipólito Mejía. Sus partidos competidores en medio siglo sólo han tenido un presidente cada uno: Joaquín Balaguer con 6 períodos, y Leonel Fernández que ya agota el tercero.

Hay quienes creen que el PRD ha sido el más democrático internamente de los partidos dominicanos. Pero dentro de una cultura poco democrática, pasa sistemáticamente la raya que separa lo sublime de lo ridículo para caer en la anarquía.-