La JCE tiene tiempo para cumplir exitosamente el proceso de cedulación

Por Juan Bolívar Díaz

Más que perder el tiempo en discusiones estériles o en convocatorias a reuniones cumbres que por el momento nada podrán resolver, los líderes de los partidos deberían empeñarse, en colaboración con la Junta Central Electoral (JCE), en incentivar a la ciudadanía para que solicite la nueva cédula electoral o la recoja en los casos en que ya está disponible.

El análisis de las estadísticas demuestra que la JCE tiene tiempo suficiente para atender las solicitudes de cédula que razonablemente pueden esperarse, (otras 500 mil) aún dentro de los plazos establecidos. Las dificultades mayores pueden estar en la entrega de cientos de miles acumuladas, aunque esta tarea podría extenderse hasta marzo o abril, sin afectar la elaboración del padrón electoral.

Dentro de la confusión existente nadie ha llamado la atención sobre la respuesta que han dado los nuevos electores, que se han inscrito en una proporción que rebasa el 31 por ciento sobre los 320 mil que se habían estimado, pese a que esos son los que no pueden recibir la cédula de inmediato, pues requieren un proceso de verificación.

¿Falta de credibilidad?

            Aunque no hace dos meses que los dirigentes políticos se comprometieron, tras reuniones con los jueces electorales, a no formular declaraciones que desincentivaran la respuesta ciudadana ante el llamado a cedularse, en la última semana reaparecieron las dudas y consiguientes declaraciones contradictorias.

Dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y su candidato presidencial Danilo Medina, como del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) volvieron a cuestionar la capacidad gerencial de los jueces electorales y aumentar la incredulidad en el éxito del proceso de emisión de la nueva cédula de identidad y electoral.

Fue en reacción al anuncio de la JCE de que el 31 de diciembre vence el plazo para solicitar la renovación de la cédula y que después del mismo se requerirá el nuevo carnet para los actos de la vida civil. Ya antes esos partidos habían impugnado el plazo para las solicitudes de los nuevos electores, por lo cual fue extendido hasta el 16 de enero del 2000.

Danilo Medina reaccionó diciendo que las fallas gerenciales de la JCE no pueden traducirse en privar a millares de ciudadanos de su derecho al voto. José Tomás Pérez, el secretario general del PLD, adujo que del 30 al 40 por ciento no tendrá su cédula cuando concluya el plazo de diciembre. El secretario Político reformista, Federico Antún, advirtió que si se cierra el 31 de diciembre las inscripciones miles quedarán sin derecho al voto. Alfredo Mota Ruiz ignoró los requerimientos del Padrón y pidió extender el plazo hasta el 31 de marzo.

Descartando mala intención, por lo menos se refleja falta de credibilidad de los líderes peledeistas y reformistas en la gestión de la JCE. Pero están contribuyendo a la confusión y arando en el mar. Tal vez no se han molestado en hacer unos cuantos cálculos ni en recordar que en el país para cualquier gestión hay que poner fechas límites, plazos, o de lo contrario, una proporción considerable de la ciudadanía no la realiza. En Impuestos Internos han tenido éxito en la gestión del eficiente Juan Hernández, en eliminar la práctica de los plazos. Se vence el período para las placas y se acabó. Pero la JCE siempre ha tenido que extender plazos. Por lo tanto, mientras más temprano los comienza a señalar, mucho mejor.

Los funcionarios electorales han considerado extemporáneas las quejas, dando a entender que podrían ampliara el plazo. El vocero oficial, Wilfredo Alemany, llegó a declarar que el límite “tiende el objetivo de estimular a los renuentes a solicitar la cédula”, tras considerar “extemporáneas” las advertencias de los políticos.

El plazo también se justifica en el hecho de que los solicitantes de la cédula han caído ultimamente hasta a 9 mil por día, cuando no hace mucho estaba en 12 mil. Cuando la JCE tiene capacidad instalada para atender hasta 22 mil por día, y después de haber logrado avances extraordinarios en la proporción de entregas inmediatas y en reducir el tiempo de espera. Las dos terceras partes de las recientes solicitudes de cédula se están entregando de inmediato, según los informes disponibles.

420 mil nuevos

A quienes no se le puede acusar de negligencia es a los nuevos electores, pues han superado con crisis las solicitudes que se les había estimado. Al 20 de noviembre ya sumaban los 420 mil, es decir 100 mil más que el total que la JCE había proyectado, en base al comportamiento de los últimos años. A pesar de que una alta proporción de los nuevos no ha recibido su cédula, pues el proceso de verificación es mucho más lento.

El que los nuevos electores superaran con creces el estimado de 320 mil, se puede atribuir a que en los años anteriores la proporción fue menor por la poca credibilidad que afectaba los comicios, porque los de 1998 motivaban menos al no incluir elección presidencial y hasta por mayor necesidad de identificación de los jóvenes que cada vez tienen más oportunidades de empleo y estudios.

Para la entrega de las cédulas, sean de nuevos electores, o de simple renovación, o de los que pidieron cambios de datos, siempre habrá posibilidad de plazos más próximos a las elecciones, como ha ocurrido casi siempre. En ocasiones se entregó cédulas hasta dos días antes de los comicios. Tanto retraso se presta a suspicacias y tramperías. Pero podría ser razonable hacerlo hasta finales de marzo. Una primera versión del padrón indicaría los que, habiéndola solicitado, estuviesen pendientes de recibir la nueva cédula. En abril, los que no las hubiesen buscado, deberían quedar fuera del padrón para darlo por cerrado y entregarlo como definitivo a los partidos.

Sería extemporáneo que la JCE entrara en este tipo de consideraciones, que además crearían la sensación de que sobra tiempo y podría aumentar los reclamos de mayores plazos. Pero no se debe dudar que esos márgenes de tiempo afloran con los cálculos que permiten mantener la fe en que la cedulación concluirá a buen tiempo para tener el padrón electoral definitivo con suficiente anticipación a los comicios presidenciales.

Para llegar a ese estadio del proceso, lo primordial ahora es presionar a los ciudadanos menos motivados para que soliciten la cédula. En los grandes centros urbanos con equipos conectados “en línea” con el servidor del centro de cómputos de la JCE la están entregando de inmediato. Con el flujo actual en muchas oficinas en cuestión de 10 a 15 minutos. Y lo que más presiona es el plazo final.

Mucho ayudaría que todos los partidos y la opinión pública en general, en vez de alegar privación del derecho a voto al que ni siquiera solicita su cédula, estimulen y orienten a los negligentes e indiferentes y les recuerden que hay un tiempo límite, porque urge conformar el padrón electoral

Falta medio millón

            Desde el principio del proceso la JCE había estimado en 4 millones 500 mil los ciudadanos cedulables. Partió del padrón que rigió en los comicios de 1998, que registraba 4 millones 130 mil electores. Le sumaban la proyección de 320 mil nuevos        y un “excedente” de 50 mil, para redondear.

Como el excedente ha sido duplicado por los nuevos electores, habría que estimar ahora los cedulables en 4 millones 550 mil. Al 22 de noviembre habían sido atendidos 3 millones 538 mil 344, proyectables a 3 millones 580 mil a fines de noviembre. 2 millones 350 mil ya tenían su cédula y 400 mil estaban listas pero no habían sido reclamadas.

De acuerdo a lo proyectado, faltarían todavía por solicitar su cédula 970 mil personas. Pero ocurre que esa cifra incluye a los que han fallecido desde cuando se hizo el último padrón, hará dos años, ni a los que se fueron del país desde la última cedulación, que fue en 1993. Como tampoco nadie puede presumir que el cien por ciento de la población en edad acudirá a solicitar la nueva cédula. Eso ni cuando Trujillo encarcelaba a quien no la tuviera renovada.

Con el 5 por ciento que no busque la cédula, habría que deducir 227 mil 500, restando 742 mil 500. La diferencia con los 500 mil, es decir 227 mil podrían ser los emigrados y fallecidos. Con una tasa de mortalidad anual del 5.8 por mil, en los segmentos adultos serían unos 35 mil por año.

Para atender los 500 mil que restarían por solicitar la nueva cédula, la JCE tendría los 30 días de diciembre y 15 de enero llevando el plazo para todos a esa fecha. En 45 días requeriría atender 11 mil 111 por jornada. Con los 9 mil por día que han acudido ultimamente, se precisaría llevar el plazo hasta el 25 de enero, lo cual también cae en lo razonable. Sin privar a nadie de su derecho a elegir.

Desde luego, la experiencia permite asumir que en la medida en que se vea inminente el cierre de las inscripciones, el promedio de 9 mil por jornada aumentará, y en la recta final en proporción alta, lo que reduciría el tiempo para finalizar la cedulación.

Después vendrá el problema de entregar la cédula a más de un millón 100 mil acumulados del período en que falló la tecnología de la JCE, cuando no pudieron estar “en línea”, para lo cual habría que calcular nuevos plazos. La mayoría de esos carnets ya estarían listos para fines de enero, y entregarlos será tarea menos complicada.

Con un poco de colaboración de los partidos, de la opinión pública, de la sociedad civil en general, no hay razones para tanto pesimismo. La JCE podría concluir la cedulacion a tiempo para no afectar la buena organización de las elecciones. Habrá que ver los otros aspectos en los que no se debe descartar sin analizar retrasos y fallas preocupantes, como por ejemplo, la capacidad y eficiencia de la tecnología y sus operadores para elaborar el padrón electoral y realizar los cómputos.-