La inoportuna propuesta de Milton Ray

Por Juan Bolívar Díaz

             Aunque haya sido emitida a título personal y respondiendo una pregunta, la opinión del Senador Milton Ray Guevara sobre un tentativo pacto entre los partidos Revolucionario Dominicano y Reformista Social Cristiano, tenía que ocasionar sorpresa en la ciudadanía y una desautorización inmediata del candidato presidencial perredeista Hipólito Mejía.

            El PRD navega en esta campaña electoral sin contradicciones internas significativas gracias a que logró conformar una fórmula presidencial de gran potencial triunfador, que sumó el 80 por ciento del voto primario de la organización y que cuenta con sólidas simpatías extrapartidarias.

            En lo que sí tiene razón el inquieto senador por Samaná es en sus advertencias sobre el peligro del triunfalismo que genera subjetividad y sobreestimación que impiden ver los flancos débiles de un proyecto u organización.

Opinión atrevida

            Todo comenzó en una comparecencia televisiva del senador Ray Guevara, donde respondió numerosas preguntas y planteó su “opinión personal” en el sentido de que sería positivo un “acuerdo programático” entre el PRD y el PRSC para integrar un gobierno a partir del próximo año.

            El asunto es que el legislador se dejó conducir a un terreno pantanoso, respondiendo una pregunta sobre las concesiones que tendrían que hacerse a los reformistas para un pacto como el que él concebía. Ray Guevara llegó hasta a la candidatura vicepresidencial, ocupada por la doctora Milagros Ortiz Bosch.

            Tal vez el samanense llegó tan lejos precisamente por tratarse de la senadora del DN, su amiga personal, quien en 1990 y en otras ocasiones ha sabido renunciar a sus legítimas aspiraciones en beneficio de otros. Esa concesión la hacía Ortiz Bosch por petición de su líder y amigo José Francisco Peña Gómez. Pero se afirma que una vez desaparecido éste, ella no está dispuesta a proseguir el camino de la inmolación.

            La opinión fue más imprudente por cuanto hace apenas algunas semanas que dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana habían proclamado que la doctora Milagros Ortiz no era candidata difinitiva, que estaba en la posición como ente de negociación. Saliendo tal opinión de uno de los más inteligentes dirigentes perredeistas, estaba llamada a impactar en la opinión pública.

            En nada, absolutamente, beneficiaría a la candidatura presidencial del PRD que se discutiera ahora, con base en opiniones de sus propios dirigentes, la conveniencia o no de una negociación como la implicada. De ahí la rapidez con que Hipólito Mejía le salió al frente a la opinión de Ray Guevara, llegando a considerarla como “atrevida”. Intentando no dejar dudas cerró toda posibilidad de una negociación a costa de su compañera de boleta. Añadió que la suerte está echada con la doctora Ortiz Bosch y que con ella irá hasta el final del camino.

            Más que de atrevimiento, que es un calificativo duro para un personaje político como Ray Guevara, la opinión parece inoportuna. Primero porque no corresponde a ningún dirigente de un partido estar debatiendo fuera de sus organismos cualquier idea que suponga cambiar su candidatura presidencial. Y segundo, probablemente lo más importante, porque esa candidatura tiene ahora mismo un respaldo que en las encuestas sobrepasa la mitad de los electores que definen su preferencia. Por lo tanto, no puede dar la sensación de que para ganar necesita apoyarse en otro, y peor si es un viejo contrincante.

            Si bien es cierto que con la exigencia de más de la mitad de los votos para la elección del Presidente de la República ni las alianzas más inverosímiles pueden ser descartables, tampoco hay que pregonarlas fuera de tiempo ni introducirla como elemento generador de conflictos internos.

Extremo peligroso

            No ha dejado de llamar la atención que la idea de negociar un acuerdo con losreformistas, aún a costa de la candidatura vicepresidencial, partiera del senador Ray Guevara, uno de los perredeistas más antibalagueristas por convicción y principios. Más aún en la discutida entrevista él aludió a la necesidad que tiene su partido de salir de tantos años de oposición. En otras palabras, que el pragmatismo del que se acusó al PLD está sentando reales también en el PRD.

En ese contexto lo del “acuerdo programático” sería tan sólo una fórmula para revestir la necesidad de pasar a administrar la cosa pública. Aunque seguramente en un político como Milton Ray tiene otro significado, de real negociación para pactar reformas y avances limitados, compartidos por un partido más conservador, como es el caso del PRSC.

              No faltan quienes ya no admitan distinciones ideológicas en el sistema político dominicano y hasta en el latinoamericano. Es un criterio también extremo que sobre estima el pragmatismo salvaje de la política de fin de siglo, o por lo menos subestima los segmentos partidarios que aún siguen formulando planteamientos ideológicos y programáticos, más allá del ejercicio del poder por el poder mismo.

              En el perredeismo hay grupos y dirigentes dispuestos a dar saltos más grandes que el que dieron los peledeistas para ganar la presidencia en 1996, y con frecuencia ocultos tras el argumento de que el partido no soporta más tiempo en la oposición, aludiendo a los 14 años que harán de su desplazamiento en 1986, consumidos por las divisiones internas y ensoberbecidos en el disfrute del poder.

              Esa actitud puede tener algún fundamento práctico, en la necesidad de vencer las resistencias tanto de segmentos importantes del PRD como del PRSC a un posible acuerdo que les garantice el triunfo en una eventual segunda ronda en junio próximo. Pero conlleva el riesgo de tener que renunciar a lo poco que les queda de diferencias programáticas para poder ganar. Para no hablar de renuncia a las “esencias partidarias”.

             Tal fue lo que ocurrió con el PLD a partir de 1996, que se ha renunciado progresivamente a su propia identidad en aras de mantener abiertas las puertas al sector reformista más conservador. Con el agravante de que no han podido satisfacer las expectativas de nadie: ni de los que esperaban muchas diferencias del peledeismo, ni de los reformistas que no han podido aquilatar todo lo que han dejado atrás los peledeistas en su esfuerzo por mantener las relaciones con ellos.

Válida advertencia

            El planteamiento básico de Ray Guevara podría ser inoportuno, pero no por ello necesariamente despreciable. Sobre todo su advertencia contra el triunfalismo. Aunque las encuestas le otorguen la mitad de los votos, todavía faltan casi 7 meses para las elecciones y el PLD no ha desarrollado su potencial de ofensiva, como organización en el ejercicio del poder. Tampoco pueden subestimar la capacidad de movilización de los reformistas, pese al difícil trance en que los mantiene su caudillo.

            Aunque los perredeistas deben cultivar las mejores relaciones con los reformistas para traerse su voto, con o sin pacto, incluso desde la primera vuelta, sus prioridades deberían estar centradas en mantener la unidad monolítica y en empujar su propia candidatura.

            Una de sus prioridades debería ser reforzar el trabajo en los ayuntamientos que controlan, que son 95 de los 115 que se jugaron en los comicios del año pasado. En muchos de ellos se realiza un trabajo aceptable. En algunos excelente y en la mayoría deficiente.

            El esfuerzo es necesario sobre todo en las ciudades mayores como Santo Domingo y Santiago, donde los gerentes perredeistas no han podido mostrar eficiencia ni siquiera en el problema crítico de los recolección de los desperdicios. La situación del DN es tan grave que en una promoción radiofónica Hipólito Mejía promete a los capitalinos, entre otras cosas, recoger la basura.

            Allegados a Mejía reconocen que en su equipo de campaña se ha evaluado el daño que podría hacerle la pobre gestión municipal, pero admiten también que les resulta difícil resolver los inconvenientes. Se quejan de que grupos intrapartidarios sólo se preocupan por repartirse canongías y empleos municipales

             Mientras tanto sus opositores políticos, tanto del PRSC como del PLD, y especialmente de estos últimos han comenzado a sacar filo con la gestión municipal perredeista. De ahí que la pasada semana el bloque de regidores peledeistas llegara a solicitar la renuncia del síndico Johnny Ventura.

              El PRD debería revisar a fondo su gestión en los municipios, convertidos en simples agencias de empleos. El argumento de que les falta recursos es válido sólo parcialmente. Porque del aumento del subsidio con la ley que otorgó el 4 por ciento de los ingresos regulares del Estado a los municipios, pocos efectos se han sentido a no ser el incremento del gasto corriente.

               Si no son capaces de mejorar siquiera en la campaña electoral, quiere decir que no podrán hacerlo nunca. Por ahí es que deberían buscar los votos que pueden faltarle al agrónomo Hipólito Mejía para garantizarse la presidencia de la República, en primera o en segunda vuelta del año próximo.-