La discusión política vuela bajo

Por Juan Bolívar Díaz

            La indecisión del doctor Joaquín Balaguer en torno a una candidatura presidencial numerosas veces proclamada por los dirigentes y cuadros de su partido sigue caracterizando el panorama político dominicano y es generalizada la convicción de que la situación se prolongará hasta entrado el año 2000.

            Al mismo tiempo, los dos principales partidos mantienen como táctica fundamental el mantener las mejores relaciones con el anciano caudillo reformista, pendientes de una posible segunda vuelta en los comicios presidenciales de mayo próximo.

            Mientras tanto el debate sigue siendo de bajos vuelos, sesgado por el antihaitianismo y la desconfianza en que la Junta Central Electoral pueda concluir la cedulación de aproximadamente 4 millones y medio de personas a tiempo para que el padrón electoral esté en manos de los partidos antes de la votación.

Abulia general

            La abulia parece apoderarse de esta anticipada campaña electoral, con los mismos temas en el debate político, el de la JCE, la suerte de los dominicanos de ascendencia haitiana y los intercambios de acusaciones y descalificaciones entre los candidatos de los partidos de la Liberación Dominicana (PLD) y Revolucionario Dominicano (PRD).

            Con el candidato perredeista Hipólito Mejía haciendo campaña y recaudando fondos en las ciudades de Estados Unidos con mayor concentración de dominicanos, se podía esperar que bajara el tono de las descalificaciones, mientras el peledeista Danilo Medina recorría terreno provincial a sus anchas.

            Pero he ahí que el secretario Técnico de la Presidencia, Temístocles Montás sacudió la abulia con su “denuncia” de que Mejía había sostenido una reunión clandestina con el ex-presidente Balaguer, a cuya residencia habría ingresado “por la puerta trasera y camuflageado”.

            Desde Nueva York llegó una rápida respuesta del perredeista, quien confirmó la reunión el lunes 11 de octubre, pero sosteniendo que ingresó por delante y con los vidrios de su atomóvil bajados.

            Los medios consumieron dos o tres días en ese debate, carente de transcendencia e importancia, por cuanto ya Hipólito Mejía y Joaquín Balaguer se habían entrevistado públicamente tres veces y una cuarta carecía de relevancia.

            La versión, empero, sirvió para que a Montás y al gobierno los acusaran de tener montado un espionaje sobre el candidato presidencial del PRD y en torno a la residencia del ex-presidente Balaguer.

Ni el candidato ni ningún dirigente de su partido han revelado el motivo de la visita al doctor Balaguer. Pero una fuente bien informada dijo que trataron sobre los alcances y las implicaciones del paro general que al día siguiente, día 12, comenzaría por convocatoria de la Coordinadora de Organizaciones Populares, Sindicales y Choferiles.

Hubo algún intercambio a través de tercera persona, pero aparentemente Mejía quería cerciorarse de lo que pensaba el astuto Balaguer sobre la paralización de actividades, especialmente en torno al “tiempo indefinido”.

Va la revancha

            No se había aplacado la algarabía sobre el “clandestino” encuentro cuando el propio Temístocles Montás y el contacto por excelencia del PLD y el círculo de Balaguer Miguel Cocco giraron su propia visita al anciano político. Se cuidaron de hacerlo saber por lo menos a un periódico de su preferencia, para dejar constancia de su “transparencia”. Dijeron que habían ido por encargo del presidente Leonel Fernández para explicarle las últimas disposiciones económicas.

            Se dio la originalidad de que Montás y Cocco declararon que Balaguer había considerado como acertadas las disposiciones de alza de los combustibles y de la comisión cambiaria, aunque los dirigentes de su partido coincidían en rechazarlas.

            Mientras tanto, las entrevistas sirvieron para renovar los pujos entre perredeistas y peledeistas en torno a la cercanía del doctor Balaguer, aunque la encuesta Gallup para Rumbo parecía mostrar que el caudillo tendrá mucho menor peso en la inclinación de la balanza si el año próximo se repite el escenario electoral de 1996.

            En cuanto a la encuesta pesó más en el debate y las consideraciones públicas la interpretación de que las últimas disposiciones económicas del gobierno no causaron -en lo inmediato- la erosión que algunos temían en el posicionamiento del candidato oficialista Danilo Medina. En su litoral hubo alivio, lo que implicó una cierta aceptación de los resultados de la segunda encuesta Gallup en meses consecutivos, coincidente con la última de Hamilton para el diario Hoy que otorgan a Mejía una extraordinaria ventaja, con más de la mitad de las simpatías que los que declaran su preferencia, y más del doble de su más cercano competidor.

Vuelta a la JCE

            A falta de temas de más envergadura, el secretario general del PLD sorprendió a la opinión pública al dar por fracasado el proceso de cedulación, al tiempo que recomendaba a los peledeistas que no entregaran su vieja cédula. Luego precisó que lo hicieran si a cambio recibían la nueva.

            El carácter tan aparentemente radical y pesimista del planteamiento, en un político ponderado como José Tomás Pérez, causó extrañeza y especulaciones. Pero pronto las aguas volvieron a su nivel cuando el delegado del PLD ante la JCE dijo otra cosa, que había satisfacción con la marcha del proceso de cedulación.

            Y en realidad la JCE acababa de entregar un balance esperanzador del proceso, que ahora está disponible cada día. Para el lunes 25 del estimado de 4 millones 500 mil electores, ya habían solicitado la nueva cédula 3 milllones 312 mil 182, equivalentes al 74 por ciento. De sobra pueden ser atendidos el millón 188 mil 818 ciudadanos que faltan por llenar el trámite, con la ventaja de que en su gran mayoría la obtendrán de inmediato, pues se trabaja ahora “en línea” con el servidor central del Centro de Cómputos.

            Incluso, cabe la posibilidad de que los electores reales sean unos 100 o 150 mil menos, ya que en el estimado se puso un excedente, de reserva de 50 mil, y por otro lado habría que restar los fallecidos y emigrantes en los dos años que en mayo distarán de las anteriores elecciones. Tampoco nadie debe sorprenderse si algún porcentaje del total no acude a cedularse por diversas razones, incluyendo la indiferencia.

            Ya se ha informado que la JCE dispondrá hasta fines de enero para recibir solicitudes de la cédula, lo que implica que aún se dispone de casi 100 días para esa tarea. El promedio por día ha estado oscilando entre 10 y 15 mil, últimamente en baja por reducción de la afluencia de los interesados.

            Igualmente para entregar más de un millón y medio de cédulas en proceso la JCE dispondría hasta febrero, lo que es tiempo más que suficiente para concluirlas y entregarlas, contando con la ampliación de equipos y capacidades técnicas.

Debate sesgado       

            Donde el vuelo ha sido más bajo, y por momento penoso, es en torno a la situación de millares de dominicanos de ascendencia haitiana que se encuentran sin documentación, muchos de ellos despojados después de haberla obtenido, a causa de los prejuicios antihaitianos de los últimos años.

            Ha habido manifiesto interés en distorsionar el debate, confundiendo a los hijos, nietos y hasta biznietos de haitianos residentes en el país, con los de mujeres que vienen a hospitales dominicanos a dar a luz y se regresan a Haití. Nadie ha reclamado para estos la nacionalidad dominicana. Ellos clasificarían, sin duda alguna, entre los que han nacido “en tránsito” por el territorio nacional.

            Lo que reclamó la Pastoral Juvenil Católica y defienden sacerdotes, dirigentes sociales, defensor4es de los derechos humanos y humanistas es el derecho de niños, adolescentes y adultos que nacieron y viven en el país, cuyos padres han residido aquí por tiempo indefinido. Incluso se da el absurdo de que muchos de sus padres y hasta abuelos tienen documentación como dominicanos y a ellos se les niega. Porque hasta hace 15 o 20 años, nadie discutía si un niño nacido en el país tenía derecho a la nacionalidad. Hijos de haitianos la obtuvieron hace 50 y 60 años. Pero se les niega ahora a sus nietos.

.           Llama la atención que comunicadores sociales formulen consideraciones en torno a los nacidos en tránsito y al mismo tiempo ignoren el reclamo en beneficio de los adolescentes y jóvenes residentes en el país, que a menudo con 15 y 20 años y que no pueden continuar su educación o circular libremente por carecer de documento de identidad.

            Para colmo ahora se aduce que ese no es debate de campaña electoral, como si fuera nuevo de las presentes circunstancias y como si no se tratara del derecho de seres humanos. Y por deshumanización, prejuicios o por cobardía, los principales líderes y candidatos no se atreven a abordar el tema con honestidad y valentía.

            Habrá que esperar que llegue el próximo año para ver si mejoran las perspectivas de un debate más edificante y profundo en torno a los problemas relevantes de los dominicanos de cara al futuro próximo. Para entonces el doctor Balaguer tendrá que decidir si corre el riesgo de concluir su exitosa carrera política en una cola electoral. No tendrá tiempo para abrir nuevas perspectivas a su partido. Y lamentablemente ello determinará que siga la competencia entre el PLD y el PRD a ver cuál resulta más simpático al balaguerismo.-