El valor de la candidatura vicepresidencial

Por Juan Bolívar Díaz

   La candidatura vicepresidencial cobra mayor importancia para los próximos comicios presidenciales, por la desaparición de dos liderazgos avasallantes, como los del doctor Joaquín Balaguer y el Profesor Juan Bosch, así como por la prohibición de la reelección presidencial y la instauración de la doble vuelta de votación en caso de que en la primera ninguno de los candidatos obtenga más de la mitad de los sufragios.

Ambas circunstancias afectan a los Partidos Reformista Social Cristiano (PRSC) y de la Liberación Dominicana (PLD), por lo cual tendrán que esperar hasta el próximo año para seleccionar sus candidatos vicepresidenciales, por más que en estos dias puedan sonar algunos nombres, contemplados o no.

   El Partido Revolucionario Dominicano y sus aliados al llevar como candidato presidencial al único de los líderes fuertes de las últimas tres décadas que se mantiene en la contienda, con un caudal electoral «propio» dependía menos del segundo candidato para el éxito de la candidatura presidencial, pero la enfermedad que afectó el año pasado al doctor Jose F. Peña Gómez obligó a precipitar la elección.

CARGO CONFLICTIVO

   El primer vicepresidente dominicano fue Felipe Alfau, elegido por voto indirecto en 1854. En varias reformas constitucionales posteriores fue suprimida la vicepresidencia. La última vez ocurrió en 1942, cuando el período gubernamental fue elevado a 5 años. Otra reforma en 1955 restableció el período de 4 años, lo que benefició al doctor Joaquín Balaguer escogido para acompañar a Héctor B. Trujillo Molina en la boleta presidencial para 1957-62, lo que le permitió convertirse en presidente en 1960, cuando el tirano Trujillo hizo renunciar a su hermano tratando de aparentar que la dictadura llegaba a su fin.

   En el país suele arguirse que la vicepresidencia es un cargo conflictivo porque conduce a la aspiración presidencial. Los que sustentan tal criterio abogan por la supresión de esa posición, a la que la Constitución no atribuye otra facultad que sustituir al primer mandatario en caso de ausencia temporal (por enfermedad o salida del país) o definitiva (por inhabilitación, renuncia o muerte).

   El principal temor sobre los vicepresidentes es que puedan conspirar para derrocar al presidente e incluso para darle muerte. En lo que va de siglo no se conoce de ninguna de las dos ocurrencias. Y en toda la historia nacional no se registra un solo caso en que el vicepresidente estuviera vinculado a la muerte de un mandatario.

   Pese a ello, en la reforma constitucional de 1927, hecha a la medida de las ambiciones continuistas del Presidente Horacio Vásquez, se consignó que en caso de muerte, el vicepresidente no heredaría el poder, sino el titular de la Suprema Corte de Justicia,que en tal caso debería convocar la asamblea nacional para elegir un nuevo mandatario.

EL VERDADERO PELIGRO

   La historia nacional parece indicar que el verdadero peligro no ha sido el segundo mandatario, sino el primero, y que casi siempre que hubo conflictos entre los dos fue porque el presidente intentó o materializó la reelección, frecuentemente contradiciendo promesas y hasta pactos anteriormente formulados. Lo hizo Trujillo con Rafael Estrella Ureña, a quien destituyó en diciembre de 1931. El vicepresidente Francisco Augusto Lora, (1966-70) se distanció de Balaguer en 1969 cuando fue obvio que éste trabajaba para su reelección, faltando a la palabra empeñada, pues en 1966 había prometido que no incurriría en la práctica del continuismo desde el poder.

   El licenciado Carlos Goico Morales y el ingeniero Caros Morales Troncoso fueron vicepresidentes con Balaguer en dos períodos cada uno y ninguno le disputó en sentido alguno la presidencia. Lo mismo ocurrió con el licenciado Jacobo Majluta en relación al Presidente Antonio Guzmán. Vicepresidentes efímeros fueron el doctor Segundo A. González Tamayo, derrocado junto a Juan Bosch en 1963, y don Manuel Fernández Mármol, quien falleció siendo vicepresidente en el período 1982-86. De todos los vicepresidentes de este siglo, sólo Balaguer tuvo éxito -y grande- en llegar a la presidencia y lograr ser elegido en ella posteriormente.

   Aún antes de las elecciones ha habido problemas entre presidentes y vicepresidentes, y en dos casos contemporáneos fueron determinados por los caudillos. Bosch rechazó en 1962 la candidatura de Buenaventura Sánchez, obligando a la convocatoria de otra convención para escoger a González Tamayo. Balaguer hizo renunciar al licenciado Fernando Alvarez Bogaert, a través de presión militar, cuando la campaña electoral de 1978 estaba a todo vapor. Volvió a postular a Goico Morales.

MAS RELIEVE AHORA

   Fuera Bosch y Balaguer de la contienda electoral de 1996 el PLD y el PRSC van a las urnas sin una figura dominante, lo que confiere más importancia a su candidatura vicepresidencial que ahora debe ser realmente complementaria o supletoria de la presidencial. En el caso de Peña Gomez tendrá más sentido el voto por el líder, el caudillo de multitudes.

   Y al estar prohibida la reelección presidencial, los candidatos a la primera magistratura no tendrán tanto celo de que su segundo pueda aspirar. En algún caso hasta lo podrían alentar, como forma de prolongarse a través de un escogido propio. Los partidos también tenderían a relevar la candidatura vicepresidencial, contando con que ella puede ser un seguro de vida para la siguiente elección.

   Con las elecciones presidenciales separadas de las legislativas y municipales, el candidato vicepresidencial estará más visible, y por tanto cobrará mayor importancia. Y en una segunda vuelta el segundo candidato podría ser más un factor de negociación para alianzas primero, y luego para atraer votos de los partidos que quedan descalificados en la primera.

PERFIL DEL VICEPRESIDENTE

   En teoría el candidato vicepresidencial debe ser un ciudadano o ciudadana en capacidad de asumir el poder en caso de ausencia, temporal o definitiva del titular de la Presidencia. Es su rasgo de perfil fundamental. Pero debe también equilibrar o completar la candidatura presidencial, atendiendo a factores tales como territorialidad o regionalismo, generacional, sectorial (profesión o actividad fundamental), clase social, raza y militancia partidaria. En ocasiones puede ser beneficioso que no la tenga, otras veces que provenga de otro partido.

   Partiendo de esas premisas se puede afirmar que el candidato vicepresidencial del Acuerdo de Santo Domingo, Alvarez Bogaert, complementa la candidatura de Peña Gómez en cuanto a clase social raza y origen partidario. No así en términos de región, pues ambos son de Mao (aunque Peña pasa como de San Cristóbal); tampoco generacional, pues son de la misma edad; ni en actividad fundamental: ambos son profesionales universitarios y políticos de profesión.

CASOS DEL PRSC Y PLD

   Aunque en estos dias se ha dado por hecho que Jacinto Peynado «ya escogió» al empresario Eduardo León Asencio para candidato vicepresidencial, dos o tres dias antes aquel había asegurado que esa decisión sería después de enero, asumiendo que no agrega nada ahora cuando apenas está por comenzar su campaña. Incluso adelantó que pediría poderes a la convención nacional reformista del 25 de noviembre para escogerlo en el momento que estime conveniente.

   En la misma actitud estaría Leonel Fernández, según fuentes allegadas. Ambos consideran que deben esperar que se desarrollen un poco más los acontecimientos de la campaña para ver qué les conviene como complemento de la boleta. Para acompañar al del PLD han sonado los empresarios Félix García, de Santiago, y Luis Manuel Bonetti, de la capital, y el profesional de las ciencias médicas José Joaquín Puello, nativo de San Juan de la Maguana.

   Don Eduardo León, como empresario y miembro de una relevante familia santiagués sería un magnífico complemento para Leonel Fernández más que para Peynado. Aunque se sabe que ya en ocasiones anteriores ha rechazado la oferta de la candidatura, y nada menos que al presidente Joaquín Balaguer. Se dice que dos veces. Parece improbable que la acepte ahora con cualquiera de los nuevos aspirantes a la presidencia. Cercanos a la familia lo descartan por completo.

   A Jacinto Peynado tal vez le convenga un candidato proveniente de otro sector. Dos empresarios en una misma boleta, tal vez sea una saturación, más que un complemento. Desde luego, debe provenir del centro del Cibao, como él mismo ha aceptado. A Leonel le viene bien un cibaeño de más edad, en vez de un capitalino.

   De cualquier forma, y asumiendo que uno de los dos estará compitiendo por la presidencia con Peña Gñmez, a ambos les conviene esperar no a enero, sino hasta febrero o el límite mismo de marzo, para escoger un complemento que abra mayores perspectivas de negociación, sobre todo para la muy probable segunda votación.-