Por Juan Bolívar Díaz
Los resultados de las dos encuestas que se han publicado tras los comicios de mayo pasado y luego de la muerte del doctor José Francisco Peña Gómez parecen evidenciar que la senadora del Distrito Nacional, Milagros Ortiz Bosch, es la principal heredera política del líder perredeísta.
La circunstancia de que la doctora Ortiz Bosch supere a todos los líderes políticos nacionales en las preferencias electorales y en la valoración de la ciudadanía y que duplique a su más cercano competidor en el seno de su partido, sin haber creado una estructura de promoción grupal, debe ser interpretado como una reivindicación de la coherencia y los planteamientos políticos-ideológicos y un rechazo al clientelismo.
No podían haber sido más propicias las circunstancias escogidas por esta mujer extraordinaria para lanzar públicamente su precandidatura presidencial por el partido blanco, inscribiéndola en el compromiso partidario que representó Peña Gómez y en el rechazo al grupismo.
El lanzamiento
Eufórica con los resultados de la encuesta Hamilton & Staff para el diario Hoy, la senadora distrital finalmente se decidió a proclamar, el jueves 2 de julio, su decisión de buscar la candidatura presidencial por su partido para los comicios del 2000.
La proclama estuvo despojada de triunfalismo y personalismo, fundada en el fortalecimiento de la unidad partidaria, “cumpliendo así el compromiso contraído con el doctor Peña Gómez y con la aspiración de nuestras bases”.
Y le dió una configuración programática nal asumir “la responsabilidad de llevar el partido al poder y aplicar el Gobierno Compartido, para que tengamos un país en el que desarrollo y crecimiento dejen de ser sólo palabras huecas, cifras aéreas que no entran en las casas ni se sientan en las mesas de la mayoría de los dominicanos y dominicanas. Impulsando, al mismo tiempo, una democracia verdaderamente participativa”.
Ortiz Bosch advirtió que no prohijará grupos dañinos para la unidad y la fuerza de su partido, y que sólo organizará “una red de contactos para estructurar equipos de trabajo que registren a todos aquellos identificados con los postulados y la práctica de transparencia, institucionalidad y modernización que representamos”.
Tremenda sorpresa
La doctora Milagros Ortiz Bosch tenía razón para sentirse satisfecha y feliz. El lunes 29 de junio Hoy publicó la parte de la encuesta de Hamilton que le otroga un 43 por ciento de las preferencias ciudadanas para la candidatura presidencial del PRD, más del doble del 21 por ciento registrado por el ingeniero Hipólito Mejía, en segundo lugar y 7 veces el 6 por ciento otorgado al otro comp’etidor fuerte, el síndico Rafael Subervía Bonilla. La encuesta reveló al secretario general perredeista Hatuey de Camps en un tercer lugar con 9 por ciento. Este, al igual que Ortiz Bosch, sin haber formalizado una precandidatura, aunque él con la estructura partidaria que se le echa a ella de menos.
La generalidad de las encuestas conocidas que habían medido preferencias para la candidatura perredeista del 2000, colocaban a Milagros Ortiz en segundo lugar por debajo de Hipólito Mejía. En abril pasado una auspiciada por perredeísta ya la presentaba en primer lugar, pero con sólo 5 puntos por encima de Mejía, 29 a 24 por ciento.
El resultado de Hamilton & Staff constituyó una sorpresa general, por la enorme diferencia, sobre todo en un país que todavía no ha tenido una mujer siquiera como vicepresidenta, y donde ningún partido mayoritario ha postulado a una mujer aún para la segunda magistratura. Pese a que el exo femenino es el 52 por ciento de la población dominicana.
La sorpresa era mayor para los que lo analizaban en el marco clientel.ista, ya que Ortiz Bosch ni se había proclamado aspirante ni tenía una “estructura partidaria” trabajando en su promoción. Hace un mes, tras los comicios congresionales y municipales uno de los mejores senadores electos restaba -en conversación privada- posibilidades de optar por la preesidencia a la senadora distrital ,. Porque a diferencia de Mejía, Suberví y de Camps, ella no había visitado el interior del país durante la campaña electoral para alentar a los candidatos locales.
Reafirmación
Que Milagros Ortiz se está convirtiendo en un fenómeno político lo vino a reafirmar la encuesta Sigma Dos para el Listínb Diario, comenzada a publicar el lunes 6 de julio, que la coloca a la cabeza entre todos los líderes políticos nacionales en la valoración de la ciudadanía.
En una escala del 1 al 10, la senadora registró una valoración promedio de 7.23, seguida por Hipólito Mejía con 6.17, Joaquín Balaguer 5.71, Leonel Fernández 5.60, César Estrella Sahdalá 5.42, Rafael Suberví Bonilla 5.07, Jaime David Fernández 5.06 y Jacinto Peynado 4.59, entre otros.
Entre los votantes que se confesaron perredeistas, ella encabezó con mayor puntuación, 8.23 contra 7.33 de Mejía, 5.56 de Suberví y 3.92 de Hatuey de Camps. Milagros Ortiz registró también la mayor votación entre los que dijeron no haber votado en mayo pasado, con 7.09. Supera a los demás perredeístas en la valoración otorgada por los que se confesaron votantes del PLD y del PRSC.
La encuesta del Listín Diario ratificó la de Hoy. Ambas realizadas en junio, la primera del 5 al 12, y la segunda del 15 al 19. Cuando se publicó la parte de la de Hamilton que favorece a Milagros Ortiz, ya se había hecho el trabajo de campo de la Sigma Dos, lo que implica que el impacto de la primera no pudo afectar a la segunda.
¿Heredera de Peña?
La senadora del DN siempre ha aparecido entre los seguidores de Peña Gómez que reivindican su pensamiento político, su condición de líder estudioso que fundaba su práctica política en los planteamientos ideológicos y programáticos, rechazando el grupismo y colocando el partido por encima de las ambiciones personales.
Por eso, por su dedicación a la política, con seriedad, por su rechazo al clientelismo, Milagros Ortiz Bosch apareció siempre entre los preferidos del líder perredeísta y entrre sus más fieles, cercanos y coherentes seguidores.
Ello puede explicar su salto en las preferencias electorales de la ciudadanía, una vez desaparecido quien encarnara el más sólido y dilatado liderazgo popular de la hisotira política moderna del país.
Milagros Ortiz, como Peña Gómez, es percibida dentro y fuera del PRD como una política de sólidos conceptos éticos, que no persigue enriquecimiento personal y practica el mayor escrúpulo en la lucha política. El resultado de las dos últimas encuestas rescata la coherencia y la seriedad política y rechaza no sólo el clientelismo, sino también el pragmatismo salvaje en que la postguerra fría ha sumido el accionar partidario.
Caen mitos
El auge de Milagros Ortiz Bosch pone notas refrescantes e interesantes en la política nacional. Por de pronto sacude dos mitos: que una mujer no puede reunir fuerza suficiente para aspirar a la presidencia, y que su fortaleza estaba limitada al mundo exterior a su partido.
La encuesta Hamilton &Staff para Hoy evidenció que las preferencias electorales por Milagros Ortiz variaban poco por sexo, superando a Hipólito Mejía por 40 a 23 entre los hombres y 47 a 20 entre las mujeres. Cuestiona también el criterio de que las mujeres son las que más discriminan a su propio género en materia política.
Mientras el porcentaje del total de los que prefieren a la senadora Ortiz para candidata presidencial perredeísta suma 43, entre los que se confiesan perredeístas se eleva hasta 52. Eso podría significar que hay elementos de valoración que están por encima del grupismo, del costoso clientelismo y de los amarres.
No faltan quienes esperan que el fenómeno Milagros Ortiz se evapore pronto, aunque el mismo se ha venido conformando progresivamente, fruto de 37 años de intensa actividad política sin dobleces. La prueba está en los niveles de votación con que ha conseguido las postulaciones y la senaduría en los comicios de 1994 y 1998.
El temperamento
Tampoco faltan quienes señalan que “el temperamento boschista” de la senadora podría ser un factor negativo que pesara en su contra. Se alude al fuerte carácter no sólo propio de su tío el profesor Juan Bosch, sino también de la mayoría de las mujeres que logran destacarse en una sociedad diseñada por y para los hombres.
Milagros Ortiz Bosch no es la obra perfecta de la naturaleza humana y quienes la conocen saben que a veces luce más fuerte de lo necesario, pero esa limitación la compensaría con una fiorme vocación por el trabajo en equipo y la consideración por la pluralidad. Y al fin el fuerte carácter de Juan Bosch no le impidió ejercer uno de los más grandes liderazgos y magisterios políticos de la historia nacional.
Doña Milagros Ortiz Bosch tiene factores a su favor para pasar la prueba de las preferencias de los grandes conglomerados humanos. Pero tendrá más dificultades en los altos niveles de su propio partido, donde no sólo jugarán las ambiciones, sino hasta el sentimiento machista. No faltarán quienes no se resignen a la idea de que una mujer pueda superarlos. Mientras ella no manifestaba aspiraciones, todos la cortejaban y alguos hasta la postulaban a la vicepresidencia. Ahora que está en la competencia tendrá que prepararse física y emocionalmente para superar las zancadillas.-