Por Juan Bolívar Díaz
Tal como se podía prever, tanto el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) como el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) cantaron victoria tomando de la encuesta omnibus Gallup-Rumbo el aspecto que más le convenía, aunque a ambos puede recomendársele una lectura más profunda del resultado de esa investigación, que si algo claro indica es que todavía están crudas las perspectivas para los comicios de mayo próximo.
La encuesta ratificó la percepción general de que el PLD impactó con la candidatura del doctor Leonel Fernández y que éste ha tenido un espectacular arranque, pero también que el candidato a vencer es el doctor José Francisco Peña Gómez, sustentado por el PRD y sus múltiples aliados del Acuerdo de Santo Domingo.
Así mismo la investigación dejó patente que el licenciado Jacinto Peynado tiene urgente necesidad de impactar en la opinión pública para comenzar a recuperar el espacio que le ha sustraído el PLD, especialmente en segmentos de clases media y alta. Tal impacto no se produjo con el inicio de su campaña por la región sur del país, mientras el Presidente Balaguer causaba indignación con su última manifestación de «medalaganarismo».
BUEN0 COMO PROPAGANDA
Que el PLD se de como potencial ganador en base a que el 34 por ciento de los encuestados consideren a Leonel Fernández como el mejor candidato y a que más de la mitad estimen que su candidatura va por buen (o mejor) camino, es válido como propaganda política.
No hay razón para que no se aproveche una ventaja relativa que ya quisieran para sí los demás candidatos presidenciales, sobre todo los que son propuestos por primera vez a consideración del electorado. Pero pecarían de triunfalistas los peledeistas si no dieran una lectura más profunda a las implicaciones de los resultados de la encuesta publicada por RUMBO la semana pasada.
Que a Leonel lo consideren el mejor candidato es una ventaja extraordinaria, pero no suficiente, si al mismo tiempo no se le percibe ganador, o se percibe a otro. Lo urgente para los estrategas del PLD es tratar de determinar por qué se da esa aparente dicotomía.
Si miramos más profundamente la encuesta, hay que advertir que las preguntas fueron cuál partido tiene el mejor candidato y cuál partido tiene mayores posibilidades de ganar las elecciones. Es decir que nos remiten más a los partidos que a los candidatos, aunque una y otra cosa sean relativamente inseparables.
Para nadie es un secreto que al PLD se le percibe como un torero que no sabe dar la estocada final, aunque haga una magnífica faena en el ruedo, con lances espectaculares y arranque el aplauso del soberano. La circunstancia de que Leonel Fernández carece de un liderazgo dominante en su partido y de que es un joven político con poca experiencia en las lides de grandes ligas, tiende a ratificar la percepción del PLD como no ganador.
La estrategia peledeista tiene que dirigirse, entonces, a diluir esa percepción, que se alimentó en los últimos procesos electorales del hecho de que la campaña peledeista parecía indetenible, que sus manifestaciones eran expresión de triunfo, aún en 1994 cuando sólo obtuvo el 13 por ciento de la votación.
EL BAJO RECHAZO
Leonel Fernández resulta beneficiado también porque la encuesta ratifica que tiene bajo rechazo en la ciudadanía. Se deduce del hecho de que el 58 por ciento estime que su candidatura va por buen (o mejor) camino.
Sin embargo, la baja tasa de rechazo también tiene que ser puesta en perspectiva correcta. Un nuevo candidato, con las prendas morales e intelectuales de Leonel Fernández, que no ha sido expuesto a ningún cargo público ni es sospechoso de ningún desafuero tiene que arrojar necesariamente una baja tasa de rechazo, a no ser que -como podría ser el caso de Jacinto Peynado- sea perjudicado por el ejercicio del poder de su partido.
La baja tasa de rechazo es, obviamente, una de las ventajas de Leonel, pero no necesariamente es sinónimo de que está en camino de superar a sus contrincantes. Puede ser más bien indicador de un liderazgo emergente. Los grandes líderes asi como suelen tener altas tasas de adherentes, también la registran de rechazo. Sobre todo si han estado mucho tiempo expuestos a consideración de una comunidad. Los mejores ejemplos pueden ser Joaquín Balaguer y Juan Bosch. Las encuestas han demostrado que Peña Gómez entra en esa categoría, perjudicado además por cierto prejuicio racial, que aunque escondido y negado, opera todavía en importantes segmentos de la población dominicana.
Otro indicativo de la encuesta que debe ser tenido en cuenta por el PLD para trazar su estrategia, es que -tal como se había advertido- sus porcentajes están relacionados con los del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) y que en consecuencia, su mantenimiento dependería en parte de que esa organización pueda recuperar el terreno perdido, sobre todo en las clases media y alta, donde las simpatías de Leonel parecen mayores.
Si algo no deja en duda la investigación es que Leonel Fernández tiene buenas posibilidades de ganar las elecciones, y mayores de convertirse en uno de los primeros líderes políticos de los comienzos del nuevo siglo y milenio a la vez; que debe jugar para ganar, pero no a la «victoria o muerte» en mayo próximo. Sobre todo si toma en cuenta que el candidato que se percibe con mayores posibilidades, no estará en la contienda en los primeros comicios del próximo siglo. Un excesivo triunfalismo, impediría tomar en cuenta indicadores tan claros.
PEñA DEBE INNOVAR
Los resultados de la encuesta Gallup-Rumbo ratifican la creciente percepción de que el camino al triunfo no está tan allanado para los perredeistas como ellos lo proclaman. Desde luego, todavía es muy temprano para una maquinaria política como la perredeista, reforzada significativamente por un frente tan amplio como el que constituye el Acuerdo de Santo Domingo. Y para un corredor de recta final de las condiciones y experiencia del doctor Peña Gómez.
De cualquier forma, harán mal los estrategas del PRD si no van más allá de la propaganda que los condujo a resaltar sólo lo que los beneficiaba de la encuesta. A estas alturas resulta obvio que la candidatura de Leonel Fernández se ha constituido para los perredeistas en una desagradable sorpresa.
El 33.9 por ciento que considera que el PRD tiene mayores posibilidades de ganar las elecciones parece guardar relación con el promedio de Peña Gómez en las encuestas de preferencias electorales de los últimos tres o cuatro años, que está en 34 por ciento. Eso significaría que mantiene su fuerza. Pero también que no ha crecido, lo que debe preocupar, especialmente al tenerse en cuenta que en 1996 habrá que conseguir más de la mitad de los votos para ser presidente de la República.
Peña Gómez tendrá que trabajar en base a reforzar su imagen como un político de experiencia, madurez y capacidad. Ya le beneficia la imagen de extraordinaria apertura y capacidad de negociación implícita en el espectro político reunido en el Acuerdo de Santo Domingo. La experiencia y capacidad no se la niega nadie, no así la madurez, a la luz del hecho de que todavía en la pasada campaña electoral, soltó aquella exhortación a la venganza en caso de que se atentara contra su vida, que sus contrincantes explotaron hasta el cansancio.
Los perredeistas tienen que reconocer que su candidato representa ahora lo que resta del viejo liderazgo de los sesenta, en proceso de desaparición con el retiro voluntario del profesor Juan Bosch y obligado del doctor Joaquín Balaguer. Por eso tendrán que innovar en su campaña. Parecen que lo han comprendido, como se desprende, por ejemplo, de las campañas de servicios comunitarios junto a las giras proselitistas.
DISCURSO PROGRAMATICO
El lema «primero la gente» y el programa para un «gobierno compartido» son aciertos del inicio de la campaña de Peña Gómez, quien centró en lo programático su discurso del domingo 5 de noviembre, al ser proclamado candidato presidencial de su partido. Ya el discurso emotivo ganó a quienes podía ganar. El candidato perredeista tendrá ahora que trabajar lo racional, en una electorado que reclama soluciones, propuestas, que espera madurez del liderazgo sucesor de Joaquín Balaguer. En esa línea se incertó con acierto el discurso del domingo.
El PRD se adelantó a ser el primer partido que presenta no sólo una fórmula presidencial completa, sino también un programa de gobierno, con especificaciones en 25 sectores de lo económico, social y político-institucional, ratificando algunas de las innovaciones propuestas en la campaña del año pasado.
La correspondida invitación a los líderes de los demás partidos, incluyendo a los mayores contrincantes, para que estuvieran en la convención perredeista fue un acierto que se inscribe en la línea de la madurez política y la apertura. Los numerosos invitados extranjeros y la organización del evento, así como el volumen y entusiasmo de la concurrencia, fueron también positivo, lo que no puede decirse de la extensión del acto.
¿ARRANCO PEYNADO?
Mientras en el país político se discutía sobre el resultado de la encuesta Gallup-Rumbo, y se seguía el desarrollo de la convención del PRD, por diversas razones muchos querían saber cómo le iba a Jacinto Peynado en el arranque de su campaña electoral por San Juan de la Maguana y Barahona.
A lo mejor los medios de comunicación fueron negligentes en cubrir la salida del gallo colorado. Tal vez lo fue también el equipo de prensa del candidato. Pero lo cierto es que los medios no reseñaron un arranque espectacular. La percepción es que la maquinaria reformista todavía no está suficientemente engrasada.
Y para empeorar las perspectivas de Peynado, Balaguer se lanzó la maroma -injustificada desde todo punto de vista- de sustituir mediante nota de prensa la ley 52-93 que declaró festivo y no laborable el 6 de noviembre, «Dia de la Constitución». La indignación fue generalizada en el fin de semana, no tanto porque privaran a la ciudadanía de un feriado corrido de tres dias, como por lo que significaba de imposición de una voluntad sobre el ordenameinto institucional y jurídico del país. Y en el dia de la Constitución. ¿Quién cree que eso ayudó al inicio de la campaña del partido de gobierno?