Por Juan Bolívar Díaz
En los medios políticos y hasta en la simple ciudadanía persiste el criterio de que el gobierno del presidente Leonel Fernández requiere un relanzamiento para garantizarse mayor éxito en su segunda mitad a iniciarse en agosto próximo, a lo cual deben contribuir los dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) con planteamientos ponderados que creen ambiente para la cohabitación, sino concertación, con los otros poderes del Estado.
De acuerdo a fuentes gubernamentales, el Presidente Fernández lleva varias semanas escuchando una gran diversidad de puntos de vista sobre los pasos a dar en la nueva etapa a iniciarse el 16 de agosto, cuando ambas cámaras legislativas estarán bajo mayoría absoluta del principal partido de la oposición. Se teme, empero, que la activa agenda internacional del gobierno disperse la atenciuón y dificulte esa labor.
Mientras tanto, los desplantes del presidente de la Cámara de Diputados, Héctor Peguero Méndez han vuelto a poner de manifiesto el oportunismo que rige la política nacional, el tráfico con los recursos públicos y hasta la doble moral de la que habló Carlos Dore, sólo que aparentemente ningún sector escapa a esas debilidades.
Baja popularidad
Por lo que recogió la encuesta Hamilton & Staff para el diario Hoy publicada en la última semana y por lo que se escucha por radio y televisión, el crédito del gobierno anda volando bajo y requiere algún nivel de “reingeniería política”. Por lo menos algunos cambios en los mandos gubernamentales, expectativa sustentada por el 71 por ciento de los encuestados.
La popularidad del gobierno sigue bajando en relación a investigaciones anteriores, situándose en esta en un 33 por ciento, dos puntos menos que la anterior de principios de mayo pasado, lo que imcplia la aceptación en sólo uno de cada tres personas. Mientras un 58 por ciento rechazaba la posibilidad de una reelección del Presidente Fernández, estimando que debe darle oportunidad a otro.
Por otro lado, el crédito del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) salía ratificado con un 50 por ciento de las preferencias de los encuestados, mientras el del PLD
descendía a un 29 por ciento.
Aún entre sectores bien ponderados que ayudaron a la gestación del actual gobierno hay preocupación por el rumbo del proceso, estimándose que requiere correcciones y esfuerzos adicionales con una gran dosis de realismo político y apertura a una real concertación que le permita al gobierno acumular éxitos en pocos meses.
Sólo dos años
Lo primero que se impone es que los estrategas gubernamentales y dirigentes del PLD que han acariciado y promovida la idea de la reelección -algunos han hablado hasta de prolongación- aterricen en la realidad de que eso no será posible con la composición que tendrá el nuevo Congreso Nacional y a la luz de los niveles de popularidad del gobierno.
Todavía la semana pasada se hablaba en círculos políticos de una propuesta atribuída a un influyente dirigente peledeista y alto funcionario del Palacio Nacional de cambiar el restablecimiento de la reelección presidencial en la Constitución de la República, por una reducción al 40 por ciento del porcentaje necesario para elegir presidente de la nación en una primera votación.
La supuesta propuesta parte de la creencia de que sólo el PRD tendría dificultades para ganar en una primera vuelta, y que en la segunda el PLD es un clavo pasado, como en 1996. Tal planteamiento parece un error, ya que el escenario del 2000 podría ser muy diferente, y quien sabe si el veto lo confrontaría un candidato peledeista, ahora que no estará José Francisco Peña Gómez en la boleta blanca, y que el Partido Reformista Social Cristiano luce con mayor espacio de negociación con el perredeismo y enfrentado al PLD disputándose una misma clientela política.
El asunto, señalaba un influyente empresario con abundantes luces políticas, es convencer a los inquilinos del Palacio Nacional de que se dediquen a gobernar pensando que sólo le quedan dos años y no contando con que puedan ser seis. Si se conforman ahora con los dos, podrían buscar los otros cuatro un poco más adelante, y hasta darle un chance a otro de su propio partido en el 2000. De lo contrario, podrían quedarse sin pito, sin flauta y sin que tocar, completaba el “analista”.
Aquí y ahora
Entre las urgencias que tiene el gobierno está la de concentrar su atención en el panorama nacional y lograr una mayor coherencia interna. Contra ello conspira la activísima agenda internacional del Presidente Leonel Fernández, con un promedio de un viaje cada 6 semanas en sus primeros 22 meses, pero con dos largos pendientes para este año, uno de ellos por el lejano oriente en el mes de julio que asoma, y otro a Europa tres meses más tarde.
Después de las elecciones el presidente lleva dos viajes, a Estados Unidos y Haití, y recibió la visita de su colega de Colombia, teniendo pendiente para agosto una reunión en el país de jefes de estados y gobiernos de la comunidad caribeña, lo que también requerirá de muchísima atención del mandatario.
No se trata de abandonar la política internacional que ha sido uno de los mayores aciertos del gobierno, sino de concentrar la mayor atención posible en los problemas nacionales, de que el Presidente Fernández emplee su capacidad concertadora para dar mayor coherencia a su equipo de gobierno, poner bajo control los francotiradores peledeistas y encaminar él mismo negociaciones con la oposición.
Todo ello en un marco de reestructuración del gabinete, a lo que no debe temerse como signo de debilidad. En todos los gobiernos del mundo, tras un resultado electoral desfavorable, se produce una reestructuración, se buscan nuevos aires o por lo menos se pretende causar efectos sicológicos en la opinión pública.
Cohesión interna
La concentración en la política nacional y la reducción de los viajes al exterior es básica para dar una mayor coherencia al equipo de gobierno y poner bajo control los voceros más desaforados del partido. Por ejemplo, el gobierno está corriendo el riesgo de un fracaso en la política de “capitalización” o semiprivatización de las empresas estatales a consecuencia de una persistente dualidad, que no se ha dado sólo en relación a la Corporación Dominicana de Electricidad, sino también de la Corporación de Empresas Estatales y del Consejo Estatal del Azúcar.
No fortalece la imagen del gobierno que mientras el Secretario Técnico de la Presidencia, Temístocles Montás, estaba la semana pasada en la televisión fundamentado con gran ponderación la necesidad de cohabitación y negociación con el PRD en el Congreso Nacional, el secretario de la Presidencia Danilo Medina estuviera en otro canal acusando de prepotencia y soberbia a los dirigentes perredeístas que advertían las consecuencias que tendría una promoción oficialista de disturbios en el partido blanco.
Mientras francotiradores como Reynaldo Pared y José Ramón Fadul promueven públicamente al “despechado” Héctor Peguero Méndez para presidir la Cámara de Diputados, después de haber sido desestimado por una clara mayoría de sus colegas perredeístas, Danilo Medina se sorprende de las enfáticas y enfadadas reacciones deTony Raful y otros dirigentes del PRD.
El gobierno tiene que controlar la guerrilla verbal con los perredeistas, que no le favoreció en los últimos meses. Como tampoco sirvió para nada la política de atraerse y juramentar diputados, síndicos, regidores y dirigentes del partido blanco en la reciente campaña electoral. En ellos el PLD y el gobierno consumieron infructiferamente mucho tiempo y recursos, si se mide por los resultados de las urnas.
Concertar o morir
Es al gobierno y al PRD a quienes corresponde el mayor esfuerzo de concertación, si quieren materializar las reformas y algunos programas, como la lucha contra la pobreza, en los que están comprometidos. El esfuerzo tiene que ser mayor, más sereno, persistente y más sincero que el de los primeros meses del período gubernamental. Al menos si quieren que el fracaso se cargue al perredeísmo y nbo a ellos como se desprende del resultado electoral de mayo pasado.
La percepción generalizada es que es casi imposible un acuerdo PLD-PRD, que la pugnacidad entre esos “hermanos separados” es incontrolable, que el guerrillerismo persistirá porque se disputan la representación más liberal y democrática en la búsqueda del poder. Los peledeístas han sido más agresivos en el lenguaje y las acciones desde la separación en noviembre de 1973, por lo que ahora están más llamados a la ponderación. Al fin y al cabo ellos son los que tienen el Poder Ejecutivo, los que tienen el gobierno, y necesitan mostrar su obra.
La pauta fue señalada por el Ingeniero Temístocles Montás en su comparecencia en Uno más Uno: cohabitación, negociación, transaciones legítimas y democráticas para apuntalar las reformas y dejar un legado indiscutible de gobierno. Reformas arancelaria y fiscal, de la seguridad social, de la empresa pública, la salud y la educación y mayores recursos para combatir la pobreza.
En esas direcciones y en mantener la estabilidad macroeconómica es que deben concentrarse los mayores esfuerzos del gobierno en su segunda mitad. Mucho más que en la política internacional, cuyo impulso fundamental ya fue dado y puede ser mantenido sin tantos viajes presidenciales.
Energías positivas
La nación requiere una buena dosis de energías positivas, especialmente de parte de los políticos profesionales, mucho más allá de las mezquindades y el tráfico que denunció la semana pasada el presidente de la Cámara de Diputados, luego que le negaron una tercera eleccion consecutiva. una tercera eleccion consecutiva. Mucho más que la acusación de doble moral atribuída sólo a los perredeístas por un analista de la categoría de Carlos Dore.
Lo de Peguero Méndez desacredita todo el sistema políticvo, y a él en primer lugar, porque no le lucía la denuncia por despecho, cuando terminaba un segundo período presideindo la Cámara baja. Y porque él mismo, en otro exceso verbal, había dicho en un almuerzo de los medios de comunicación Corripio que él había aumentado las botellas en esa cámara legislativa. En la ocasión precisó que había dividido botellones en botellas.
La práctica es generalizada en las dos cámaras. Allí han encontrado empleo justificado y no, decenas de dirigentes políticos. Y no solo del PRD, sino también reformistas y del PLD, de éste último cuando presidía los diputados. Y es el vicio que afecta a las empresas estatales, a las instituciones autónomas del Estado , los ayuntamientos y al gobierno central. Ahora mismo todos los dirigentes nacionales del partido morado cobran un sueldo del Estado. Hasta alguien tan ocupádo como el secretario general del partido.
No sólo en la Cámara de Diputados, y en el Senado, sino en todo el Estado hay que erradicar la doble moral, el tráfico oportunista y el clientelismo y poner bajo control este salvaje pramatismo político vigente. Para ello se requieren actitudes más serias que las exhibidas por Rafael Peguero Méndez.-