El Congreso termina tan mal como comenzo

Por Juan Bolívar Díaz

La penúltima semana de julio fue devastadora para el clima de convivencia política que demanda la sociedad dominicana, especialmente entre los partidos de la Liberación Dominicana (PLD) y Revolucionario Dominicano (PRD) que se repartirán el control de los poderes Ejecutivo y Legislativo, respectivamente, a partir del 16 de agosto próximo.

El gran escenario de la confrontación ha sido el Congreso Nacional, convertido en mercado de compra y venta por la politiquería más barata y la degradación, en niveles correspondientes al orígen de la saliente representación legislativa, fruto de las elecciones de 1994, las más fraudulentas de las últimas décadas.

Mientras tanto, el eterno Joaquín Balaguer emerge como árbitro por excelencia de las sórdidas disputas protagonizadas por los dos partidos que fundara el profesor Juan Bosch, y la Conferencia del Episcopado Dominicano lanza un grito de advertencia ante lo que consideran como desorden e indisciplina predominantes en el país.

Calurosa polémica

Por segunda semana consecutiva, las baterías peledeistas y perredeistas protagonizaron un caluroso enfrentamiento, con acusaciones de todos los calibres, en una batalla sin tregua, que tuvo su punto culminante en la expulsión del Ingeniero Héctor Rafael Peguero Méndez de las filas del partido blanco, decidida casi a unanimidad por la Comisión Política de esa organización.

Los perredeístas seguían acusando a sectores del gobierno y su partido de incentivar la rebelión de Peguero Méndez, a quien le ha resultado imposible aceptar el veredicto de los diputados electos de su partido que decidieron con votación amplia de 51 a 29 que el candidato a la presidencia de la cámara baja será Winston Arnauld.

Paralelamente los opositores, particularmente el secretario general del PRD, Hatuey de Camps, cuestionaban la política económica del gobierno y formulaban advertencias, no siempre ponderadas, de las consecuencias que podrían derivarse del empeño gubernamental en incentivar la división en la principal fuerza política del país y más aún si implicaba un arrebato de la presidencia de la Cámara de Diputados, donde el electorado le confirió mayoría absoluta, al igual que en el Senado.

Tony Raful llegó a amenazar con represalias como incentivar los movimientos de protestas, mientras Temístocles Montás, secretario Técnico de la Presidencia desafiaba a de Camps a un debate sobre la política económica, y éste decía aceptar pero a condición de que fuera con el propio Presidente de la República, Leonel Fernández.

Peguero expulsado

            Rafael Peguero Méndez se convirtió en la piedra de escándalo y primera prueba a la unidad perredeísta tras la desaparición de su líder José Francisco Peña Gómez. Desde que perdiera la repostulación a la presidencia de la cámara baja comenzó a ser incentivado pública y privadamente por sectores gubernamentales para que desafiara la decisión de su partido. Y ni él ni sus incentivadores hicieron el menor esfuerzo por disimularlo. Parecía más bien que gozaban haciéndolo público, para crear un disturbio en el partido blanco.

            No eran solo las reiteradas declaraciones del dirigente peledeista Reynaldo Pared diciendo que Peguero podría ser respaldado en sus aspiraciones, a las que se sumaron posteriormente otros que llegaron a incluir al influyente secretario de la Presidencia Danilo Medina. Es que además el legislador de Bahoruco realizaba frecuentes visitas al Palacio Nacional, en tanto se burlaba de la convocatoria a conversar que le formulara la Comisión Política, tras su represalia contra varios de sus compañeros que cobraban como asesores o como botellas en la Cámara de Diputados.

            Lo que aparentemente rebosó la copa fue la declaración de Danilo Medina en el sentido de que si se presentaban dos planchas perredeístas a la presidencia de los diputados, los peledeístas, como los reformistas, tendrían derecho a escoger. En esa perspectiva, la Comisión Política del PRD decidió cortar por lo sano, aprovechando otro desafío de Peguero a la línea legislativa que rechazaba el retiro de los jueces de la Cámara de Cuentas.

            Con la expulsión de Peguero, el 21 de julio, trazaban una raya de manera que los peledeístas ni los reformistas tuvieran que escoger entre dos perredeistas. La decisión conllevaba la advertencia a los legisladores que pudieran seguir a Peguero, por fidelidad o por incentivos, de que la rebelión conllevaba un costo político.

Visita a Balaguer

            Es en ese marco que una comisión perredeista de alto nivel, encabezada por Hatuey de Camps, visita al ex-presidente Joaquín Balaguer, mientras se solicitaba una cita al Presidente Leonel Fernández . En ambos casos el objetivo era el mismo: abrir una ventana al entendimiento, plantear la posibilidad y la decisión perredeísta de concertar con las demás fuerzas políticas. Pero al mismo tiempo advertir que se espera la misma reciprocidad, no el golpe bajo ni el incentivo a la división de los perredeistas, ni tampoco quitarle el derecho a presidir las cámaras otorgado por los electores en los comicios legislativos y municipales del 16 de mayo.

            Aunque el caudillo reformista respondió rápido a la solicitud de audiencia de los perredeistas, fuentes vinculadas indican que no es su misión sacarle las castañas del fuego a los herederos de Peña Gómez. Aunque en el estilo balaguerista no se producirán declaraciones del tenor de los peledeistas. El viejo caudillo es experto en el arte de tirar la piedra y esconder la mano.

            Y no es tampoco que Balaguer quiera “pitchar el juego” del PLD, que está lejos de eso. Un hombre de confianza del ex-presidente dijo que “su impresión” es que “el viejo” lo que busca es incentivar la pelea entre los hijos separados del profesor Juan Bosch. Primero para que PLD y PRD se desgasten y den la sensación de anarquía y desorden político y él emerger como el disciplinador necesario, y segundo para que ellos mismos tengan que mantenerlo como el árbitro supremo de la política nacional.

            Desde la fundacón del PLD hace 25 años, Balaguer ha jugado a las contradiccioanes de ese partido con sus antiguos compañeros del PRD. Y le ha sacado amplio beneficio en todos los torneos electorales. Todavía tiene esperanzas de lograrlo una vez más para los comicios del año 2000. Y el sabe que para ello necesita debilitar a los dos partidos que en los últimos tres años encarnan la mayoría de las simpatías electorales.

En el Congreso

En ello se explica la liberalidad con que el caudillo ha permitido que Amable Aristy Castro y otros legisladores de su partido sigan el juego del gobierno y del PLD, por ejemplo frente a los aprestos para modificar la Constitución a fin de abrir paso a la reelección.

De esa forma se incentiva la confrontación, sin que él personalmente se comprometa más allá de declarar que él es releccionista coherente, pero consciente de lo difícil que resultará al gobierno eliminar la prohibición de la reelección, teniendo el PRD las tres cuartas partes del próximo senado y la mayoría absoluta de la Cámara de Diputados. Sería la primera vez en el mundo que un partido opositor ayudar a un presidente en ejercicio a reelegirse, quitándole un veto constitucional. Para lograrlo el PLD tendría que pagar un costo muy alto.

La real posición del partido de Balaguer al respecto fue la expuesta por el ingeniero Johnny Jones, de quien se afirma que es el portavoz extraoficial del caudillo en los últimos meses. El joven secretario de Organización dijo a Altagracia Ortiz (Hoy domingo 26 de julio, página 23) que el PRSC, aunque siempre la ha defendido, saldría perjudicado si se aprueba la reelección presidencial para favorecer al Presidente Leonel Fernández, por lo que eso se le hace difícil en estos momentos.

               Mientras legisladores de su partido reciben “incentivos” gubernamentales por “favorecer” posiciones gubernamentales en el Congreso, entre ellas la promoción de división en el PRD, el PRSC saca adelante proyectos de su interés, como el que socava la inamovilidad e independencia de los jueces, y busca beneficiarse del descrédito de peledeistas y perredeistas. Todo lo que recibe es ganancia.

El mensaje episcopal

            La opinión pública ha sido casi unánime en considerar que el mensaje de la Conferencia del Episcopado Dominicano dado a conocer el jueves 23 fue excesivamente crítico con el gobierno, revelador de las frustraciones, inquietudes y preocupaciones generadas por el gobierno, especialmente por el espíritu de pugnacidad que caracteriza a una parte de los voceros peledeístas, y por los intentos casi desesperados por transitar el viejo camino reeleccionista que la generalidad ve cerrado.

            Deberes de comunicación de sus planes, de transparencia en la administración y en la utilización de los recursos públicos, necesidad de decir la verdad sobre los “inquietantes rumores, por ejemplo sobre la reelección”, y de dar seguimiento a los acuerdos del Diálogo Nacional, erradicar la impresión de que “el gobierno está a merced de la improvisación”, inversión en obras prioritarias y exigencia de orden y disciplina, “comenzando por la administración pública”, integraron la carga de los obispos sobre el gobierno y su partido, citado por su nombre.

            Fue cierto, como dijo el Presidente Fernández, que los obispos no se quejaron de corrupción, y que ahora es menor que en el pasado reciente, pero al PLD le hubiese convenido cambiar ese mensaje por uno de los anteriores en que se denunciaba la corrupción, en sentido genérico casi siempre, pero se trataba al gobierno con generosidad.

            El mensaje episcopal no pudo llegar en un momento más inoportuno para los que luchan por abrir la brecha reeleccionista. Si los obispos no son generosos con el gobierno, parece difícil conseguirlo en otras fuentes, a no ser apelando a la corrupción, mediante una compra o incentivos masivos y tratando de pasar a la carrera un proyecto de reforma constitucional sin ningún consenso nacional ni partidario, en los días finales de un Congreso desacreditado.

Triste espectáculo

            La semana pasada fue devastadora para la imagen de los legisladores salientes, por la cantidad de pensiones privilegiadas, por los proyectos aprobados al vapor, incluyendo el de auto-jubilaciones, pero sobre todo por el papelazo de los 15 senadores que pasaron toda la jornada del sábado esperando un proyecto misterioso que no llegó, tal vez porque no lograron completar el quorum ni menos incorporar a dos o tres colegas del Partido Unidad Democrática, como se había rumoreado.

            Todo aquello, en medio de secreteos sobre la “pasta” o los “incentivos”, con la presencia de 13 senadores del PRSC, el del PLD y el que se pasó hace 4 años de la UD, conformaba un espectáculo macondiano para una jornada sabatina de fin de legislatura ordinaria. ¿ Qué proyecto podría ser conocido en tal circunstancia y cuál sería su importancia para justificar aquella confluencia sabatina?

Al comenzar la última semana de julio, pendiente la opinión pública del resultado de la reunión de los perredeistas con el Presidente Fernández, las expectativas son de que la diligencia produzca efectos positivos y se inicie una etapa de serenidad imprescindible para una cohabitación entre los poderes del Estado. Para ello tendrá que imponerse cierto nivel de transparencia y coherencia políticas que han estado ausentes en los últimos tiempos.

Se espera que predomine el anuncio del fin de semana de que el Presidente Fernández someterá al nuevo Congreso, el l6 de agosto, un paquete de proyectos de reformas, incluyendo uno para modificiar la Constitución, para todo lo cual será necesaria la concertación, por lo menos entre el PLD y el PRD.-