Por Juan Bolívar Díaz
Aunque el interés partidario coló tres o cuatro de los suyos, sin suficientes credenciales jurídicas, la nueva Suprema Corte de Justicia ha sido bastante bien aceptada, al ser considerada muy buena, y hasta excelente cuando se le compara con la que acaba de ser superada, cuyo deterioro quedó a la vista de todos con el agotamiento exhibido por su presidente en las sesiones públicas del Consejo Nacional de la Maghistratura (CNM).
Después de 14 sesiones de trabajo y tres días de exposiciones públicas, el CNM logró concluir la elección, que se prolongó durante meses, atendiendo en partes significativas los reclamos de transparencia asumidos por la Sociedad Civil, que resulta la gran triunfadora del proceso, al haber propuesto 12 de los 16 nuevos jueces, es decir el 75 por ciento.
A la hora de las votaciones quedó evidente una cierta concertación entre los partidos Revolucionario Dominicano y Reformista Social Cristiano de la cual estos últimos sacaron una mayor tajada, aunque los primeros reforzaron considerablemente las propuestas de las instituciones sociales.
Parto de madrugada
El parto resultó difícil, luego de tres días de ayuda electrónica-televisiva y en los últimos minutos casi le falta oxígeno a la criatura. Un brillante desempeño del presidente del CNM, el doctor Leonel Fernández, auxiliado oportunamente por la senadora Milagros Ortiz Bosch, impidió una pausa solicitada insistentemente en lo que parecía ser un último intento de amarres oportunistas.
En la madrugada del domingo 3 de agosto, exactamente a la 1.50, concluyó la última sesión televisiva del CNM que había comenzado cerca de las 8.30 de la noche sabatina. 11 abogados y 5 abogadas quedaron seleccionados para integrar la nueva Suprema Corte de Justicia, llamada a su vez a elegir los demás jueces del sistema judicial. Las mujeres que nunca habían estado en el máximo tribunal dominicano pasaron a ocupar el 31 por ciento de sus asientos, lo que marca un paso de avance en la superación de la discriminación sexista.
Se creía que haría falta una nueva convocatoria para culminar la elección, dada la hora avanzada en que concluían las sesiones públicas del CNM, después de las 12, tras alrededor de cuatro horas de “intercambio” cada noche con 10 invitados, aunque faltó uno por día, Manuel Bergés Chupani, en la primera, luego José Hernández Machado, y Wenceslao Vega en la última.
Pero tan pronto concluyó el “conversao” con Margarita Tavares, quien resultó la última expositora, el Presidente Fernández no dio tregua y con impresionante voluntad procedió rápidamente a la votación.
Al ser públicas las deliberaciones y votaciones, quedaron de manifiesto amarres partidarios y hasta patrocinios personales. Estos últimos fracasaron absolutamente, como los de Brígido Ruiz y Mario Carbuccia por el Presidente del Senado, y el de Norma Bautista de Castillo, por el presidente de la cámara de Diputados, a quien ya en la penúltima sesión le había declinado José Aquiles Nina Encarnación.
Consenso en mayoría
Tal como habíamos avanzado hace dos semanas (Rumbo 182), en la mayoría de los electos hubo consenso amplio. La prueba es que 6 fueron escogidos por los 7 miembros del CNM, y 5 con 6 votos. Los electos a unanimidad fueron Ana Rosa Berges de Farray, Víctor José Castellanos, Bernardo Fernández Pichardo, Julio Ibarra Ríos y Julio Aníbal Suárez. Con 6 votos fueron electos Hugo Alvarez Valencia, Julio Campillo Pérez, Edgar Hernández, Juan Luperón Vásquez y Margarita Tavares.
A la hora de la votación quedó evidente que hubo particular acuerdo entre perredeístas y reformistas, lo que permitió la elección de Campillo Pérez, promovido por los primeros, y de Alvarez Valencia, Enilda Reyes Pérez, Dulce Rodríguez de Goris y Juan Guiliano Vólquez, favorecidos por los reformistas.
Esa concertación bipartidaria fue más relevante al escoger al presidente y sus suplentes. Para hacerla más obvia, el presidente Fernández tuvo la habilidad de abstenerse en las tres votaciones. Aunque 6 juristas habían sido escogidos a unanimidad, ninguno de ellos fue propuesto para la presidencia. Y el electo, Jorge Subero Isa, apenas había obtenido 5 sufragios en la primera votación. Luciano Pichardo, primer sustituto, había logrado la unanimidad, pero Guiliani, el segundo, también sólo 5 votos.
Balaguer, un ganador
El resultado volvió a demostrar la habilidad de negociación del ex-presidente Balaguer, que una vez más saca su parte colándose entre las contradicciones y la incapacidad de los liberales perredeístas y peledeistas para pactar algún acuerdo que haga avanzar las instituciones democráticas.
En beneficio del PRD, y en reconocimiento a la integridad y el valor de la senadora Milagros Ortiz Bosch, hay que señalar que casi todas las candidaturas que impulsó en la concertación con el PRSC coincidieron con las de la Sociedad Civil, incluyendo varias que lamentablemente no salieron adelante, como las de Miriam Germán y Amadeo Julián. Sólo Campillo Pérez no fue promovido por la Sociedad Civil. Los reformistas colaron a Alvarez Valencia, Enilda Reyes Pérez, Dulce Rodríguez de Goris y Juan Guiliani Vólquez. Este último un veterano jurista de 84 años, pasado del límite de edad para las funciones públicas en la mayoría de las naciones del mundo, aunque mostró suficiente vigor intelectual.
La ventaja que otorgó el PRD al PRSC en su concertación, no tiene justificación en la coyuntura en que se realizó la elección, teniendo este partido los candidatos más débiles, y sin poder imponer su voluntad. Se le vincula con el interés perredeísta de que sus viejos contrincantes cedan en la Junta Central Electoral para que escojan presidente a uno de los titulares del organismo en la organización de los libres comicios de 1996, preferiblemente el doctor Luis Mora o el doctor Juan Sully Bonelly, considerados capaces e independientes. De los titulares queda también el licenciado Rafael Vallejo, ya que los otros dos renunciaron.
Esa concertación se deriva también de la tendencia de algunos sectores perredeístas a la negociación con los reformistas, sino para un frente electoral, en 1998 o en el 2 mil, por lo menos para dificultar la reedición del “Frente Patriótico”. El resultado del año pasado, cuando el PLD negoció con el PRSC para cerrarle el paso al PRD, parece una espina en la columna vertebral de alguos dirigentes perredeístas. También quedó como ejemplo de que cualquier negociación política es válida para obtener el poder.
Balaguer volvió a sacar su tajada, pero aún sí será la primera vez en las tres décadas de su dominio político en que no cuenta con suficiente fuerza para imponer su voluntad en la Suprema Corte de Justicia y sólo una vez anteriormente, en 1986-90, no había impuesto al presidente.
Esta vez tuvo que compartir la inversión en un presidente, propuesto originalmente por varias instituciones de la sociedad civil y aceptado por los perredeístas y por el presidente Fernández.. A Subero se le atribuye suficiente capacidad para actuar con independencia en la JCE. Se sabe con múltiples apoyos.
La gran triunfadora
Las reacciones a la integración de la nueva Suprema Corte han sido inicialmente muy positivas. Aparentemente con un resultado más promisorio que el esperado por la mayoría de la ciudadanía y por la opinión pública.
Hay consenso en que la gran triunfadora del proceso ha sido la Sociedad Civil, que por primera vez participó activamente en el proceso de elección de una Suprema Corte, que reclamó y logró algunos niveles inéditos de transparencia, que hizo predominar el criterio de excluir a los dirigentes políticos como jueces del máximo tribunal electoral para evitar su partidarización y la consiguiente repartición en los tribunales inferiores.
El triunfo debe ser reivindicado especialmente por la Fundación Institucionalidad y Justicia, el Movimiento Participación Ciudadana, la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios y la Asociación de Abogados Empresariales, que durante los últimos tres meses sostuvieron una activa campaña por la independencia y la transparencia en la escogencia de los jueces.
Esas entidades hicieron una campaña de prensa, radio y televisión promoviendo una elección en base a criterios, emitiendo más de un comunicado por semana, realizando movilizaciones de ciudadanos y reuniones con influyentes comunicadores. Resaltan los dos programas de televisión de 2 horas cada uno, realizados a mediados de junio en Teleantillas, donde proyectaron los candidatos más propuestos por 48 instituciones reconocidas de la Sociedad Civil. Esos programas marcaron la pauta que siguió el CNM para las sesiones públicas televisadas, donde a menudo se repitieron las preguntas que se habían formulado en los primeros. Por demás, De los 16 jueces escogidos, 12 figuraron preponderantemente en las propuestas de la sociedad civil. Las excepciones fueron Campillo Pérez, Reyes Pérez, Rodríguez de Goris y Guilliani Vólquez. Los seis electos a unanimidad figuraron entre los 28 invitados a los programas de televisión “Transparencia, la Propuesta de la Sociedad Civil”. Ello demostraría que la mayoría de las propuestas de la sociedad no buscaban ventajas grupales, sino que se trataba de excelentes juristas capaces de obtener el consenso hasta de los líderes políticos y los legisladores y representantes del Poder Judicial.
Los papeles estelares
Para el que vio las sesiones públicas en vivo por televisión, resultó gratificante la sagacidad con que el Presidente Fernández dirigió el proceso, especialmente la fase de las votaciones. Debió sentirse tranquilo de no tener compromisos en esta ocasión y votó por los mejores, tal vez con una excepción. Sin levantar la mano para avalar a los de pocos méritos.
Milagros Ortiz logró mantener su imagen impoluta, pese a la concertación partidaria. Se diferenció a todas luces de su compañero de partido Rafael Peguero Méndez y de los reformistas. Sobre todo cuando respaldó al presidente en el esfuerzo por evitar una pausa de último momento que pudo dar pasos a amarres para tratar de convertir en ganador a uno de los tres que excedían el número de 16 jueces, y que habían quedado todos con solo 4 votos. Y ella anunció publicamente que no votaría para alterar el resultado mayoritario.
Amadeo Julián, que junto a Miriam Germán y Luis Bourget Frómeta, fueron los sacrificados más notables del proceso, no se supo retirar a tiempo tras la primera votación en que consiguió sólo 4 votos, para terminar infelizmente con 2 en la última. Si las sesiones públicas hubiesen sido lo determinante para la escogencia, Bourget hubiese sido electo, pues fue de los más brillantes.
El papel más penoso fue el jugado por el presidente saliente, el licenciado Néstor Contín Aybar, quien evidenció sobradamente que hace tiempo no estaba en capacidad para ejercer la grave responsabilidad que el ex-presidente Balaguer puso sobre sus hombros. El deterioro físico y mental exhibido ante toda la nación, explica, por lo menos en parte, el desastre de la Suprema Corte de los últimos años.
Aunque algunos de los electos no calificaban más que para jueces de paz, la gran mayoría puede responder a las expectativas de la nación de unos jueces supremos capaces de emprender el rescate del Poder Judicial. Ello es motivo para el optimismo y el regocijo que se ha expresado tras la elección.-