Por Juan Bolívar Díaz
Con la visión y el espíritu de concertación que le caracterizan, el líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), doctor José Francisco Peña Gómez, confirmó oficialmente la propuesta de alianza del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), al tiempo que la valoraba positivamente y encargaba a la máxima dirección partidaria darle seguimiento a las conversaciones recién iniciadas, planteando que un reencuentro entre esos dos partidos podría dar el impulso que requiere la democracia dominicana para responder a los retos del nuevo milenio.
En dos de las tres alocuciones radiofónicas dirigidas al país la semana pasada, Peña Gómez abordó la propuesta peledeísta, confiriéndole importancia y hasta trascendencia política, aunque expuso el criterio que adelantamos la semana pasada en el sentido de que los perredeístas preferirían que los tres grandes partidos vayan por separado a los comicios del próximo año, circunstancia en la que esperan salir favorecidos.
La línea de acción peñagomista no descarta por anticipado ninguna opción con miras a los comicios del año próximo, y muestra una clara tendencia a la negociación, por lo menos para que cada una de las tres principales opciones midan fuerzas en los comicios de 1998, lo que en sí mismo podría ser objeto de un pacto.
Propuesta confirmada
El martes 13, antes que circulara Rumbo con la versión extraoficial de la propuesta, ya el doctor Peña Gómez la estaba confirmando, en la primera de sus tres alocuciones radiofónicas de la semana pasada. Habló del sostenimiento de “conversaciones informales” con dirigentes del PLD y particularmente del gobierno del Presidente Leonel Fernández, “que han manifestado su disposición de concertar un gran acuerdo nacional en el que además de nuestros dos partidos se tome en cuenta al PRSC”.
El líder perredeísta aprovechó para informar que también han tenido encuentros ocasionales con líderes del PRSC, “con los cuales apenas hemos mencionado superficialmente posibilidades de alianzas sin que se pueda afirmar que estén en marcha negociaciones ni tratos con esa finalidad”.
Dando crédito a “la posición relativamente abierta del Presidente Fernández” que ha hecho posible “contactos que hace solamente algunos meses parecían impensables”, Peña Gómez esbozó que los peledeístas serían partidarios de un acuerdo electoral que les garantice por lo menos un tercio del Congreso para disponer de la capacidad de veto, y que mostraban disposición a “desinteresarse” de las sindicaturas.
En su tercera alocución,el viernes 26 Peña Gómez volvería sobre el tema para ponderar más positivamente la propuesta. Pero en la primera pareció prevalecer el rechazo y las consideraciones de que no se justifica ninguna alianza entre dos de los tres grandes que pueda aniquilar al tercero. Aunque el perredeísta confirmó ampliamente las conversaciones, del lado del PLD se mantuvo un hermético silencio, mientras la opinión pública exhibía un escepticismo absoluto sobre el particular.
Con su propia sábana
En la primera alocución, el doctor Peña Gómez insistió en rechazar un pacto electoral con cualquiera de los otros dos mayores partidos, que en cualquiera de los casos “sacaría del juego parlamentario a uno de los tres grandes actores, alteraría la conformacion natural del poder municipal y congresional y crearía una mayoría incoherente que desaparecería al día siguiente
de las elecciones, ya que los partidos iniciarían inmediatamente la contienda para las elecciones del año 2000″.
Llegó hasta a defender la vigencia del Partido Reformista Social Cristiano diciendo que “la alianza de los peledeistas y los perredeístas sería la reducción a niveles mínimos de una fuerza que está sólidamente implantada en la sociedad dominicana y que no puede hacérsele desaparecer con manipulaciones electorales”.
Probablemente pensando en el resultado de la primera vuelta de los comicios del año pasado, cuando el PRD ganó en 25 de las 30 provincias y en 92 de 109 municipios, y alentado por recientres encuestas que otorgan a su partido las mayores preferencias electorales para mayo próximo, Peña Gómez planteó que en 1998 lo mejor sería que cada partido se arrope con su propia sábana. “Lo que conviene a la nación es el equilibrio natural de fuerzas de los tres grandes partidos con sus aliados minoritarios, eso es lo que nos garantiza una campaña tranquila y pacífica y una concertación parlamentaria y municipal entre tres fuerzas, ninguna de las cuales avasallará a la otra”.
Sin embargo, el líder perredeísta no cerró definitivamente ninguna opción. Más bien consideró indispensable conocer el criterio de sus otros competidores “en el sentido de si están dispuestos a comprometerse ante el país a participar solos en las elecciones para que la fuerza electoral de cada uno fluya naturalmente y surja así un Congreso Nacional que exprese la verdadera correlación de fuerzas sociales y políticas organizadas de la nación”. Tras asegurar que el PRD no dará el primer paso para reducir a otro de los grandes, señaló que sólo considerarían esa posibilidad si los otros dos muestran disposición a coaligarse.
Mayores posibilidades
Sin embargo, en su discurso del viernes 26 Peña Gómez mostró mucho mayor apertura y valoración de la propuesta peledeísta, considerando que “merece un ponderado estudio porque encierra elementos muy positivos que pueden desbordar el límite de un simple acuerdo para el reparto de posiciones.”
Tras informar que en el día anterior había informado a la Comisión Política y al Bloque Unificado de los legisladores sobre una conversación sostenida entre el senador Vicente Sánchez Baret, por el perredeismo, y el ingeniero Temístocles Montás, por encargo del presidente de la República, planteó que “un diálogo entre el PRD y el PLD o entre el PRD y el Presidente Leonel Fernández tiene el mayor interés para el país y para la democracia, porque se trata de dos organizaciones polìticas que no obstante tener el mismo orígen, han sido adversarias irreconciliables”.
En ese punto ponderó que el presidente Fernández pasara por encima del sectarismo para “llegar a la conclusión de que una Concertación entre nuestras dos grandes organizaciones es fundamental para hacer avanzar la causa de la democracia. En este punto el Jefe del Estado está mirando más allá de la curva del camino del futuro”, añadió.
Peña Gómez esbozó consideraciones sobre las posibilidades de acuerdos electorales, sin optar definitivamente por ninguna. Pero sosteniendo que “la propuesta del PLD ofrece un campò propicio para un gran entendimiento no solo entre nuestros dos partidos sino entre todas las fuerzas políticas de la nación”. A continuación abundó sobre las reformas constitucionales y legislativas que la nación ha reclamado para la renovación de su sistema político, el fortalecimiento de sus instituciones, para defensa del medio ambiente y los recursos naturales, para combatir el narcotráfico y la corrupción, hasta proclamar que “la discusión sobre las alianzas debe orientarse hacia estos principios y definiciones y que se trata de un debate en el que debemos participar todos los dominicanos”.
Dispuesto a seguir
El líder del PRD sostuvo que si el encuentro con el PLD sirve a esos propósitos “estamos en la mejor disposición de continuar estas discusiones y de hacerlo igualmente con el Partido Reformista Social Cristiano y nuestros aliados del Acuerdo de Santo Domingo. Entonces informó que la Comisión de los Cinco había quedado encargada de “darle seguimiento a las conversaciones abiertas con el PLD y el Presidente Leonel Fernández”., proclamando que “ventitres años de recriminaciones, ataques recíprocos y animosidades deben relegarse al pasado y estas dos fuerzas deben regresar a sus fuentes primigenias para darle a la democracia dominicana el impulso necesario que nos permita corresponder a los retos del nuevo milenio”.
Peña Gómez invitó a sus compañeros de partidos a reflexionar sobre la materia cuando dijo que esperaba que “estos sean los temas que preocupen a los perredeístas y a los dominicanos durante los días de nuestra ausencia en el exterior”, al informar que viajaría a Nueva York para someterse a exémenes médicos rutinarios y que espera regresar antres de dos semanas.
La iniciativa ha sido tan sorprendente que la opinión pública no la había dilucidado casi a una semana de conocerse. En ambos partidos se responde con evasivas. Unos por incredulidad, otros por temor a tomar posición o de echar a perder un acercamiento por largo tiempo deseado.
Pacto de no pacto
Si la alta fuente gubernamental que nos informó la semana pasada fue sincera y se mantiene el propósito, puede haber algún nivel de pacto entre PLD y PRD, dados los planteamientos formulados por Peña Gómez. De ambos literales polìticos sale la convicción de que “por lo menos podríamos firmar un pacto de no pactar alianza electoral de los tres grandes para 1998″.
Si el PRSC, menos dado a la concertación, evade ese compromiso, el PRD y el PLD tienen la opción de rubicar un “pacto de no pactar ninguno con el reformismo”, lo que forzaría el juego de cada quien con su propia sábana.
Los perredeístas adelantan que estarían encantados con cualquiera de los dos ”pactos de no pactar”. Para el PLD depende de la evolución de las tendencias del electorado en los próximos meses. Para éste sería viable si se mantiene como una segunda sólida opción y más si el PRSC no logra repuntar de la postración en que lo situúan las encuestas de preferencias electorales y la simple percepción de los analistas políticos.
Un destacado dirigente perredeísta convenía en que lo que no le lucía a él, como a Peña Gómez, era rechazar un planteamiento de acuerdo proveniente del PLD, si conllevaba pasos de avances democráticos, cuando durante más de dos décadas habían abogado por ese reencuentro. Lo que corresponde es responder poniendo la agenda, las opciones y las condiciones, que es aparentemente la línea acordada.
La agenda sería fundamental para jusitificar un pacto electoral de cualquier nivel con un partido de gobierno, a dos años de elecciones presidenciales. De ahí también el criterio de que el acuerdo, de ninguna forma podría ser total, sino en algunas provincias y municipios donde de antemano los pactantes entiendan que solos van a la derrota, y en base a candidatos de amplio consenso.
Reivindicaciones
Así como hay sectores perredeistas traumatizados por el Frente Patriótico, a quienes resultada casi imposible pensar en una alianza con el PLD. Hay otros que diferencian lo que sería un pacto congresional y municipal limitado, acompañado de un compromiso de acción legislativa, no sólo para los dos años finales del actual período de gobierno, sino también para los primeros del próximo siglo.
Aunque no es el criterio de Peña Gómez, en quien la dura enfermedad parece haber acentuado una visión generosa de la polìtica, hay en el PRD, como en el PLD, sectores que no descartan una alianza entre estos como forma de reivindicarse ante la conciencia de la nación que durante años les ha reclamado unidad de acción para enfrentar el autocratismo y el autoritarismo antidemocrático del balaguerismo.
Los hay también que consideran que alguna vez el doctor Balaguer, experto y victorioso de todas las tramas políticas, debería recibir alguna lección del resto del liderazgo, que al mismo tiempo sirviere para desmitificar al “caudillo invencible” que repetidas veces utilizó las peores armas de la política contra sus opositores, solos o por separado, antes y después de la ruptura de la unidad del partido de Juan Bosch en 1973.
En lo que hay consenso entre líderes y analistas políticos es en que faltan muchos obstáculos por superar y varios meses antes de que pueda dilucidarse la suerte de la sorpresiva propuesta de entendimiento entre los dos partidos mayoritarios del frente democrático nacional.