Por Juan Bolívar Díaz
La elección del ingeniero Julio Maríñez como candidato perredeista a la secretaría general de la Liga Municipal Dominicana, de inmediato sin aparentes conflictos, alienta las esperanzas de quienes confían que ese partido pasará la prueba de la dirección colegiada, tras la desaparición este año de su líder José Francisco Peña Gómez.
La recién publicada encuesta de Hamilton and Staff para el diario Hoy, mostró que la mitad de la población considera muy probable o mas o menos probable una división de los perredeistas, expectativa alentada por sus contrincantes políticos, especialmente los del partido de gobierno que, en gran medida, cifran en ella sus posibilidades de continuar en el poder.
En el PRD parece haber creciente conciencia sobre las expectativas de división que alientan sus opositores, especialmente luego del fraccionamiento encabezado por Rafael Peguero Méndez, por lo que sus líderes hacen esfuerzos neutralizadores.
88 por ciento
Julio Maríñez fue electo el domingo como candidato del PRD y el Acuerdo de Santo Domingo para la secretaría general de la Liga Municipal Dominicana, que se decidirá en la Asamblea General de Municipios del 26 de enero próximo.
Lo relevante de la elección es que el actual incumbente del cargo recibió un mandato casi de unanimidad, cuando 434 de los 493 regidores y síndicos presentes votaron, lo que representó el 88 por ciento de los sufragios. El 12 restante, con 59 votos, se lo acreditó el único contrincante que llegó a la votación, el licenciado José del Carmen Marcano. Otros 8 aspirantes se habían retirado con anterioridad.
Un dirigente perredeista consultado no pudo asegurar si esa proporción tan alta se debía a los méritos propios de Maríñez, a la debilidad de su único opositor o a un deseo profundo de unidad de los perredeístas que no quisieron dejar brecha abierta a los alegatos. Pero advirtió que había ingredientes de las tres hipótesis.
Pero el factor determinante parece haber sido, apuntó el consultado, que muchos perredeistas entienden que con alguien ya vinculado a los municipios, a los síndicos y regidores, y que conoce por dentro la Liga Municipal, y a quien se deben favores, es más fácil vencer el intento de los partidos contrincantes de arrebatarle el control del organismo.
53 por ciento
A los observadores les llamó la atención el alto porcentaje de la población que respondió la encuesta que publica Hoy considerando que hay probabilidad de división en las huestes perredeistas, especialmente porque es considerablemente más alto que en la encuesta anterior, en junio.
Según la publicación, el 30 porciento de los encuestados consideró “muy probable” una división del PRD, mientras otro 23 por ciento lo consideraba “más o menos probable”, para un total de 53 por ciento. En junio tales consideraciones radicaban tan sólo en el 31 por ciento.
Las expectativas de división en el perredeismo se ven alentadas por la tendencia de los dirigentes y militantes de ese partido a dirimir hasta sus más insignificativas diferencias a través de los medios de comunicación, y por la gran cantidad de aspirantes que se presentan para cada cargo.
Otro factor ha sido los prolongadas que suelen ser las campañas internas en el PRD, generando grupos con todas las de la ley, incluyendo finanzas, locales y programas propios, así como propaganda que termina en la descalificación mutua y origina enemistades y enfrentamientos. Fue lo que ocurrió a fines del año pasado con la convención del DN que escogería el candidato a síndico, que si no generó una división fue por el arbitraje de Peña Gómez.
A lo largo de sus 59 años el PRD ha sufrido numerosos fraccionamientos sin mayor trascendencia, pero registra dos divisiones importantes, la de 1973 cuando el profesor Juan Bolsch y sus más cercanos seguidores abandonaron la organización para crear el Partido de la Liberación Dominicana., y la de 1990 cuando quedó fraguado el Partido Revolucionario Independiente, bajo el liderazgo del desaparecido Jacobo Majluta.
Divide y divide
Las expectativas de división del perredeismo están asentadas también en la cultura poco democrática de los dominicanos y dominicanas, que se pone de manifiesto frecuentemente en todo tipo de insitutiones donde no impera un caudillo o un autócrata. No importa que la entidad sea sindical o empresarial, profesional o popular, política o una Organización No Gubernamental. Las aspiraciones individuales y o grupales se maximizan hasta el extremo de la división. Es lo que ocurre en estos días en el Colegio de Abogados, y lo que ha pasado varias veces en la Asocaición Médica Dominicana.
Una de las razones que se adujo para la propuesta de posposición del Congreso del PLD era, precisamente, que anteriores eventos de esa naturaleza habían generado enfrentamientos y fraccionamientos y que no era oportuno correr ese riesgo en la actual coyuntura partidaria.
En el caso del PRD los temores de división son mayores desde la muerte en mayo de su último gran líder, que al igual que Bosch en su época, era temido por los revoltosos y que unía al respeto que inspiraba, una gran capacidad para hacer amarres y transacciones.
La indisciplina de Peguero Méndez y 8 de sus seguidores, al rechazar el veredicto democrático que le negó la repostulación para presidir la Cámara de Diputados, pese a una votación tan clara de 51 a 29, tiene que haber influído en la elevación de la expectativa de división en el perredeismo. Más aún cuando se ha percibido al respecto la voluntad y hasta los “incentivos” gubernamentales y la poca fortaleza moral de quienes se dejan conquistar por ellos.
Los precandidatos
Los mayores temores de división perredeista radican en el proceso de elección del candidato presidencial que representará la organización en mayo del 2000. Pero consciente de ellos los dirigentes del paartido y los mismos aspirantes se han puesto de acuerdo para establecer algunas reglas.
Hasta el momento la competencia se ha realizado en un ambiente de mayor compañerismo que en el pasado. Y los cinco precandidatos se han estado reuniendo en un desayuno por lo menos una vez al mes, llegando a emitir declaraciones conjuntas, dando una sensación de que colocarán el partido por encima de sus intereses individuales.
Si se acepta la validez de las encuestas Gallup y Hamilton and Staff, por lo menos, habría que convenir que la lucha, hasta ahora está centrada entre el agrónomo Hipólito Mejía y la senadora Milagros Ortiz Bosch, colocados en las investigaciones muy distantes de los otros tres precandidatos: Hatuey de Camps, Rafael Suberví Bonilla y Rafael Abinader.
Entre perredeistas es generalizada la aspiración de que cualquiera que gane la candidatura presidencial, escoja al otro u otra para la vicepresidencia. Hipólito Mejía lo planteó así hace algunos meses, y Milagros Ortiz la semana pasada, cuando la última encuesta Hamilton la situó con 40 por ciento de las preferencias de la ciudadanía, 2 puntos más que el especialista agropecuario.
Hasta el momento la campaña interna pasa la prueba de la democracia y la tolerancia, pero la misma será mayor a partir de enero próximo cuando la campaña entre en la recta final. El desafío crecerá en la medida en que aplacen la elecciójn, fijada en principio para el 26 de febrero. Ya hay versiones de un posible aplazamiento, cosa .
ordinaria en los procesos internos del PRD.
El arbitraje
En la medida en que se caliente la competencia, será más necesario un fuerte arbitraje, no sólo inspirador de respeto y hasta temor, sino también con capacidad y flexibilidad para las transacciones en que era experto Peña Gómez y a la que están acostumbrados los perredeistas. En el pasado no sólo se repartía la candidatura presidencial y vicepresidencial, sino también la de síndico y para presidir el Senado, así como la presidencia del partido mismo y otros cargos. Política de compensaciones que no debe ser condenada simplemente, hasta que no se afiance la cultura democrática en el país.
El presidium del partido, integrador de una docena de dirigentes, tiene a su cargo el arbitraje, en el que el presidente, Enmanuel Esquea, y el presidente en funciones Tony Raful, tienen mucha responsabilidad. Se fortalecería considerablemente esa instancia si el secretario general Hatuey de Camps abandona su precandidatura, que por diversas razones no parece haber prendido.
De Hatuey deCamps se estima que es el que tiene más agallas, esperiencias y capacidades para un arbitraje eficaz. Hay quienes creen que todavía tiene tiempo de rectificar y buscar afianzarse como líder partidario, aplazando sus aspiraciones presidenciales, por cierto lanzadas cuando ya otros tenían un largo trecho recorrido.
Como principal fuerza política, el PRD tiene el gran desafío de recorrer todo el camino de la elección primaria sin fraccionamientos ni enconos, de los que la ciudadanía está bien cansada. Si lo logra incentivará a las demás organizaciones políticas, incluso al desarticulado Partido Reformista Social Cristiano, a la democratización interna, básica para el afianzamiento de la democracia nacional. En la medida en que lo logre se afianzarán también sus posibilidades de ganar las elecciones presidenciales a celebrarse en 18 meses.-