La JCE sale a camino

Por Juan Bolívar Díaz

            Aunque con muchas dificultades, incluyendo el pesimismo y el ruido de partidos políticos y medios de comunicación, la Junta Central Electoral concluirá a mediados de marzo la entrega de la cédula de identidad a todos las personas que la solicitaron dentro del plazo establecido.

            Comenzará entonces otro período conflictivo, el de la conformación y depuración del padrón de electores, que esta vez sumaría 4 millones 250 mil ciudadanos y ciudadanas, según las últimas proyecciones de los técnicos del tribunal electoral.

            Esa cifra se corresponde con una opinión técnica del Centro de Estudios Demográficos y Sociales (CESDEM) y la Fundación Siglo 21, solicitada por el movimiento cívico Participación Ciudadana. Supera considerablemente la proporción poblacional empadronada durante la última cedulación, en 1993.

Final con prórroga

            Hace varias semanas que es notorio que la JCE no concluirá la entrega de las cédulas pendientes en el período original que vence con el mes de febrero. Para todo observador es obvio que habrá un nuevo plazo, probablemente hasta mediados de marzo, pese a lo cual políticos y medios de comunicación han estado escandalizando como si se fuera a privar del derecho al voto a cientos de miles de personas.

            Incluso, más de una vez las autoridades de la JCE han dejado entrever en declaraciones públicas, que habrá una prórroga, aunque advirtiendo que era inoportuno adelantarlo, pues quitaría presión a 359 mil ciudadanos que al 15 de febrero tenían su cédula impresa, pero no la habían retirado.

            Aunque con muchas dificultades, la ciudadanía está recogiendo las cédulas pendientes cada día en mayor cantidad. A la mitad de febrero, la JCE había entregado 3 millones 555 mil documentos de identidad, por lo que estaban pendientes unos 695 mil. La desorientación y desorganización que caracterizó el operativo de entrega a principios del mes cedía espacio y mejoraba lentamente, esperándose que esta semana adquiera nuevas dimensiones.

            Al éxito deberán contribuir las últimas decisiones adoptadas por los jueces electorales, entre ellas la de elaborar un nuevo carnet (duplicado) a los ciudadanos y ciudadanas que teniendo su recibo de solicitud correspondiente no la encuentren en el centro esperado. También la de emitir la cédula a unas 11 mil personas cuyas fotografías no aparecen en los expedientes originales que reposan en la JCE, al tiempo que publicaba en la prensa una nueva ubicación de los centros de entrega.

            Así mismo se adoptaban medidas para agilizar el procesamiento (verificación e impresión) de 144 mil solicitudes pendientes. Pero el problema más complejo es el representado por unas 50 mil personas con cédulas ya emitidas, pero que por una razón indeterminada no aparecen en el padrón electoral. Esas personas están identificadas y las autoridades electorales tratan de que vuelvan a los centros para capturar nuevamente sus datos. Su exclusión pudo haber sido por error de manejo técnico, por sabotaje o algún accidente. Nadie puede afirmar qué fue lo determinante.

            Las experiencias anteriores permiten presumir que no todos los solicitantes irán a buscar sus cédulas en el tiempo establecido. La última vez en la JCE quedaron sin recoger más de 300 mil cédulas. Como ahora hay más mecanismos de control para evitar la doble cedulación, se espera que la cantidad de documentos sin procurar sea mucho menor.

            Esta vez hubo unas 140 mil personas que solicitaron su cédula dos veces. En general de aquellas que fueron diferidas en el período marzo-mayo del año pasado cuando “se cayó” el sistema informático de la JCE. Muchos volvieron a cedularse cuando se restableció la entrega inmediata. Si su solicitud original no había sido procesada, la segunda no podía ser rechazada por el programa de cómputos. La que sería rechazada al ser introducida sería entonces la primera solicitud.

            Debido a esas duplicidades es que aunque la JCE atendió unas 4 millones 400 mil

solicitudes, el estimado del padrón anda por 4 millones 250 mil.

Alto porcentaje

            La consulta de Participación Ciudadana al CESDEM y Siglo 21, señala que la población mayor de 18 años sería en el 2000 de 5 millones 31 mil 625 personas. Con un padrón estimado en 4 millones 290 mil empadronados, equivaldría al 85.26 por ciento del total, casi igual al 86.56 por ciento que alcanzó el registro en 1998, pero muy superior al 78.38 por ciento de 1994, cuando se realizó la anterior cedulación, que sólo registró 3 millones 372 mil 872 electores.

            Técnicos extranjeros consideran que un padrón que incluya al 85 por ciento de la población en un país del tercer mundo es un gran éxito. Ni en los países desarrollados toda la población se empadrona o mantiene al día sus documentos de identidad.

            La Opinión técnica de CESDEM y Siglo 21 señala las dificultades de establecer la cantidad de ciudadanos cedulables. “El problema es de orden técnico-jurídico, y se deriva de que los datos demográficos parten del criterio de residencia, en el sentido de los que habitan dentro de las fronteras nacionales, mientras que la cedulación se hace en base al criterio de ciudadanía. De modo que aquí aparece la primera gran discrepancia. No todos los residentes son ciudadanos, ni todos los ciudadanos son residentes”.

            A continuación señala el hecho de que nadie sabe cuantos son los residentes en el país que no son ciudadanos y por tanto no califican para recibir la cédula. Y, por el otro lado, está el hecho de que una cantidad indeterminada de ciudadanos no son residentes ahora en el país y muy pocos han tenido facilidad para obtener la nueva cédula.

            ¿Cuántos serían los dominicanos y dominicanas que han emigrado después de la cedulación de 1993? Una gran parte de ellos ha quedado ahora fuera del padrón, al no haberse reinscrito. También habría que restar los fallecidos, los presos y los que entraron al servicio militar. Y desde luego, una proporción de las 300 mil cédulas no reclamadas, muchas de las cuales serían dobles, que servían antes de establecerse el colegio electoral cerrado.

            Al quedar fuera del padrón los ausentes, fallecidos y otros con dificultades de registrarse, la abstención real tendrá a disminuir en los próximos comicios. En la primera vuelta de 1996 fue del 23 y en la segunda del 24 por ciento de un padrón de 3 millones 750 mil 502. En ninguna de las dos llegó a 2.9 millones de sufragios. En la segunda sumaron 2 millones 877 mil 838, incluidos los 18 mil 829 declarados nulos, y los 1045 observados.

            Sería razonable que ahora la abstención se reduzca a alrededor del 20 por ciento, por lo que se puede esperar una votación sobre los 3 millones 300 mil, es decir unos 400 mil más, proporción correspondiente con los nuevos electores que solicitaron su cédula al 15 de enero pasado.

            La abstención en los comicios congresionales y municipales de 1998, cifrada en el 50 por ciento de un padrón de 4 millones 129 mil 554, no puede ser comparada con la de las elecciones presidenciales.

Ruido, sólo ruido

            A contrapelo del ruido de los partidos, la JCE podría concluir hasta con éxito la cedulación, teniendo en cuenta las complicaciones de la nueva tecnología, con comparación de huellas digitales, fotografía integrada y padrón fotográfico a color. Esa misma tecnología fue aplicada en Costa Rica, con menos de la mitad de la población dominicana, y mucho más educación y mejor organización social, y registró tantos problemas que una proporción de los electores tuvo que votar con la vieja cedula.

            Desde luego, el ruido podría continuar indefinidamente. Ya el candidato Danilo Medina dijo que 2 millones quedarían sin cédula, y Franklin Almeyda aseguró que 756 mil personas no fueran inscritas. Ninguno de los dos ha explicado de dónde proceden esas cifras.

            Pero si la JCE concluye entregando más de 4 millones 200 mil cédulas, como todo parece indicar que ocurrirá, habrá que darle hasta crédito a sus ejecutivos, pues las dificultades internas y externas que han enfrentado han sido mayúsculas, sobre todo la algarabía y confrontación política derivadas del origen de la elección de los actuales jueces electorales, y mantenidas por más de un año.

            Hay que desearle la misma suerte a la hora de elaborar el padrón final de electores y de programar la transmisión y procesamiento de los resultados de los comicios, hacia donde se trasladarán las preocupaciones en los próximos días.-