Por Juan Bolívar Díaz
La elección de su candidato presidencial para los comicios del próximo año representa el mayor desafío para el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) tras el retiro de su líder y fundador Juan Bosch y especialmente después de tres años en el ejercicio del poder.
Las tensiones que arropa a los tres precandidatos y entre dirigentes y militantes del partido morado han subido de tono considerablemente hasta el punto de que se advierte una lucha entre el candidato visualizado como representante del poder político y económico y otro que reivindica los principios éticos en que se fundamentara la organización.
Las luchas de intereses no se reflejarán en el PLD como entre los perredeistas, pero están a la vista de todos y despiertan preocupaciones, al punto de que hay quienes temen que tomará tiempo para restaurar la unidad monolítica del partido, cualquiera que salga electo candidato en la elección primaria del próximo domingo 27.
Se calienta la pista
En la medida en que avanzan las 11 semanas que durará la campaña interna del PLD la pista se va calentando progresivamente, al punto de que hace ya varios días la presidenta de la Comisión Electoral, Alejandrina Germán, tuvo que formular un llamado público, advirtiendo contra el sectarismo y el fanatismo en que estaban cayendo militantes y dirigentes del partido.
Abundan las acusaciones públicas y por lo bajo sobre el uso de recursos públicos y proliferación de dinero en la campaña del ingeniero Danilo Medina, secretario de la Presidencia, en licencia, en tanto al vicepresidente Jaime David Fernández (también en licencia) se le presenta como no ortodoxo, sin tradición partidaria, recién llegado y demasiado proclive a la Sociedad Civil, en la que cree y con la que trabajó desde su provincia de Salcedo en proyectos considerados modelos participativos.
Los tres aspirantes han realizado esfuerzos por atemperar sus divergencias, como el almuerzo en que se reunieron a principios de la semana pasada, el mismo día que se conocía la advertencia de la señora Germán sobre el peligro de que siga proliferando el sectarismo.
Pero los actos y discursos del último fin de semana de la campaña mostraron de nuevo que entre los peledeistas tampoco se reparten rosas a la hora de luchar por una candidatura.
El más duro de todos parece haber sido Jaime Fernández, temeroso de que el poder que ha ejercido Danilo Medina, considerado una especie de primer ministro desde el inicio del gobierno del presidente Leonel Fernández, pudiera influir sobre la conciencia de los peledeistas y condicionar su voto.
De ahí que en el discurso de cierre de su campaña electoral el domingo 20 en el Palacio de los Deportes de esta ciudad advirtiera que el voto de los peledeistas no puede ser determinado por favores políticos. “El día que los militantes políticos votemos por agradecimiento, entonces llevaremos al PLD al amiguismo y el clientelismo”. Insistió en que “aquí no hay nada que cobrar ni nada que pagar, porque en las familias no hay débitos, deudas, rencores ni nada que cobrar”.
Felucho Jiménez no estuvo lejos del mismo discurso y dijo en Santiago el domingo que el voto de los peledeistas no tienen precio ni se le puede poner precio y advirtió contra una traición de la responsabilidad frente a la sociedad, para pedir un voto de conciencia.
Danilo Medina ha atravesado la campaña reclamando un voto realista, en premio a sus habilidades de gerente político, que incluyen la capacidad de negociación con Joaquín Balaguer y los suyos, posiblemente necesarios de nuevo para una segunda vuelta en el 2000. A la propuesta de Jaime David de que los peledeistas consulten el corazón del pueblo, él contrapone la consulta al cerebro.
Para ser un partido pequeño, de apenas unos 12 mil militantes, organizados en casi 2 mil organismos, y a pesar de la férrea disciplina que le impuso el profesor Juan Bosch, el PLD no ha dejado de confrontar dificultades derivadas del enfrentamiento de intereses, Por suerte que supieron establecer límites a la extensión de la campaña y a la promoción en los medios masivos de comunicación, y que -a diferencia del PRD- allí para ser precandidato hay que tener dos tercios de los votos del Comité Central.
Jaime en las encuestas
Si se juzga por el resultado de las encuestas, Jaime David Fernández sería el claro ganador. Además él aparece ungido por las masas, con la magia de un apellido Mirabal, con un discurso más emotivo que se refiere continuamente a los orígenes partidarios y a las enseñanzas del padre fundador que, sin embargo, nunca logró aproximar el partido al poder.
Pero Danilo Medina no es un “flaicito al pitcher” y acumula una experiencia de gobierno de 3 años, con tecnología en los amarres intra y extrapartidarios y no representa un conflicto con el pasado al negociar un eventual apoyo de Balaguer. Hay quienes se han encargado de recordar con el caudillo reformista era el presidente cuando los carniceros de Trujillo asesinaron a las Hermanas Mirabal, tías de Jaime David, el 25 de noviembre de 1960.
Pese a haber comenzado más tarde el trabajo político para la candidatura presidencial, Jaime David ha aparecido favorito en casi todas las encuestas conocidas, con la única excepción de las de la Firma Sigma Dos que publica el Listín Diario. La del 30 de enero al 3 de febrero de 1999 le otorgaba una intención de votos del 42 por ciento a Dajilo Medina contra 34.4 de Fernández y 3.5 para Felucho Jiménez. Otra realizada entre el 13 y 16 de mayo pasado registraba un 47.3 por ciento en favor de Danilo, 40 para Jaime y 2.4 a Felucho.
Pero las encuestas más acreditadas del mercado, la Gallup para Rumbo, Hamilton and Staf para Hoy y la Penn and schoen auspiciada por emprearios, registran considerables ventajas para Jaime David Fernández, quien aparece duplicando a su más cercano competidor. Las dos Gallup -agosto de 1998 y mayo de 1999- han dado amplia ventaja al vicepresidente, 45 por ciento contra 9 de Danilo y 11 de Felucho, la primera. Y 45 contra 20 y 10 en la segunda. Entre quienes se consideraban peldeistas la diferencia era mayo en mayo, 60 contra 25.
Las últimas cuatro encuestas Hamilton publicadas por Hoy, junio y noviembre de 1998 y marzo y mayo de este año han dado amplias vantajas a Jaime David sobre sus contendientes. 17 por ciento contra 6 y 5 la primera, y 49 por ciento contra 22 de Danilo y 13 de Felucho la segunda. En marzo 34 contra 29 y 7 por ciento, respectivamente. Y en la última 64 por ciento contra 29 y 7.
Penn and Schoen solo ha publicado una encuesta, realizada a mediados de mayo último. Otorgaba 58 por ciento a Fernández Mirabal, 30 a Medina y 6 a Jiménez. En numerosas preguntas de medición el resultado quedó de un solo lado.
La encuesta Digma Dos es la única que ha dado favorito a Danilo Medina: 42 por ciento contra 34 y 3.5, de Jaime y Felucho, en febrero pasado, y 47 contra 40 y 2.4 por ciento en mayo pasado. En la del Listín, las diferencias entre los dos primeros contrincantes son mucho menores.
Competencia cerrada
A diferencia de lo que ocurrió en las primeras perredeistas, en las del PLD la competencia luce cerrada. Nadie espera una barrida. Y para algunos observadores puede ser tan apretada la votación que origine problemas, no tan visibles como las del PRD, pero conflictos al fin. Hay quienes recuerdan que para las elecciones de 1996 los perdedores frente a Leonel Fernández -Norge Botello y Euclides Gutiérrez- no hicieron ruido, pero nunca se integraron realmente a la campaña. Sólo el triunfo los reunificó y nunca completamente.
Se supone que el presidente Leonel Fernández esté con su superministro y más cercano colaborador, no con el vicepresidente relegado siguiendo la tradición. Pero se ha cuidado muy bien de mantener neutralidad pública. La mayor parte de los altos funcionarios se alinearon con Danilo Medina, aunque dos muy significativos, Diandino Peña y Luis Manuel Bonetti, doblemente cercanos al primer mandatario -en cuanto funcionarios y amigos personales- figuran entre los principales financiadores de la campaña de Jaime David Fernández, aunque se han cuidado de no aparecer.
El sistema organizativo del PLD, el voto indirecto, por organismos y el número limitado de electores, entre 10 y 12 mil, hacen más difícil los vaticinios. Las encuestas dicen que el candidato sería Jaime David. Pero los que conocen las “virtudes del poder” dicen que no se la quita nadie a Danilo Medina, que las lealtades y los favores pesan mucho, especialmente si no se debaten diferencias ideológicas.
Por razones de carisma, por ser del Cibao Central como el candidato perredeista Hipólito Mejía, mientras Medina es de San Juan de la Maguana, porque no heredaría tan directamente el desgaste del actual gobierno, muchos creen que Fernández Mirabal sería mejor candidato para el PLD. Pero por experiencia, pragmatismo y posibilidades de negociación con los reformistas, muchos otros estiman que debe ser Danilo.
El desafío es grande. Si pese a las diferencias tan grandes que le lleva Jaime David en las encuestas, gana Danilo Medina, el PLD sufrirá su crisis de identidad. Para muchos quedaría demostrado que el peso del poder y los amarres se impusieron definitivamente sobre los principios y la mística que ha enarbolado el partido fundado por Juan Bosch. Aunque ello no niega los méritos partidarios de un trabajador tan fuerte como Danilo Medina, como tampoco los de Felucho Jiménez. Debe reconocerse que el PLD presentó tres sólidos precandidatos.-