Obama: de que podemos, podemos

Por Juan Bolívar Díaz

La victoria de Barack Obama llegó justo en el momento en que Estados Unidos, nosotros y todo el mundo la necesitaba, haciendo retoñar las esperanzas de un mundo mejor, donde la paz sea el fruto de la conjugación de la diversidad con la colaboración y la solidaridad, fomentando abiertamente la causa de la justicia, tomando partido valientemente por la libertad.

 Y no pudo haber ganado la Casa Blanca de Washington sobre mejor montura. Un auténtico mestizo,  hijo de negro llegado sin escala de Kenia en el sudeste de África, y de madre blanca de Kansas, orgulloso de sus orígenes, con tía inmigrante  indocumentada en busca de mejor vida como millones de seres humanos de todo el universo, incluyendo a cientos de miles de dominicanos y de haitianos.

 Unos pocos meses atrás pocos imaginaban que fuera posible ver a este Barack Hussein ganar la presidencia de los Estados Unidos. No sólo por lo de negro, sino por sus ascendencias paternas musulmanas, con un segundo nombre “provocativo” y además invocando cambios profundos para redistribuir riquezas, sin inclinarse ante los poderes establecidos, fueren económicos, religiosos, políticos o mediáticos.

 Obama irrumpe en el mundo creando ilusiones de un nuevo liderazgo político y moral, para este nuestro tiempo, acariciando esperanzas, rehaciendo utopías con los retazos de sueños que los vientos de cola del siglo pasado dispersaron. Su firme discurso repara humillaciones, alienta a cicatrizar frustraciones y a renovar la convicción de que podemos construir otro mundo.

 Lo relevante de este triunfo ayer nomás casi inconcebible, es que se monta sobre un discurso y una carrera política corta pero coherente, que parte de agrupamientos comunitarios de una enorme urbe como Chicago, y se compromete con todos los que tienen alguna cuenta en el rosario de insatisfacciones de nuestra época.

 Se trata de un triunfo motivado en la convicción de que sí se puede construir otro mundo, rechazando firmemente el genocidio de Irak, las políticas de Llanero Solitario de George Bush y los fundamentalismos que pretenden un mundo unipolar, unidireccional y uniconfesional, aplastando la libertad de conciencia, imponiendo a los demás sus particulares creencias y confesiones.

 Por todas esas y muchas otras razones, la celebración de Chicago fue una fiesta global, una conmemoración de la esperanza, bautizada en ríos de lágrimas que salían de rostros patéticos que parecían congelados en el tiempo y que se multiplicaban a través de las pantallas en todas las latitudes, desde las ciudades de las luces a aldeas como Nyangoma Kogelo, en el distrito de Siaya  en Kenia.

  Había motivos de sobra para que los insatisfechos de todo el mundo se sintieran parte del espectáculo del Grant Park de Chicago donde Obama pronunció su esperanzador discurso de la victoria. Por el momento se trata de un triunfo contra todos los oportunismos, tradicionalismos y escepticismos, desechando las impudicias de un realismo que degrada la política.

 El memorable discurso de esa noche alienta esperanzas. Obama fue hilvanando los hitos que constituyeron su sorprendente ascenso en una campaña construida por los trabajadores, dólar a dólar, con la fuerza de los jóvenes que rechazaron el mito de la apatía generacional, con la convicción de que todavía es posible el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo más de dos siglos después que fuera evocado por Lincoln.

 Llama a reparar los valores de la democracia norteamericana, a “reconstruir la nación bloque a bloque, ladrillo por ladrillo, mano encallecida sobre mano encallecida”, con un nuevo espíritu de sacrificio, de patriotismo y de responsabilidad en la que cada uno se preocupe no sólo de sí mismo, sino también del otro.

 Obama no sólo planteó reparar las alianzas rotas por la prepotencia imperial sino que se dirigió a los que en todos los rincones del mundo seguían el histórico acontecimiento, prometiéndoles un nuevo amanecer de liderazgo estadounidense, convencido de que aunque nuestras historias son diversas, tenemos un destino compartido y de que la fuerza auténtica de su nación no proviene del poderío de las armas, ni siquiera de las riquezas, sino del poder duradero de sus ideales: la democracia, la libertad, la oportunidad y la esperanza.

 Barack Obama respondió a los incrédulos, a los acomodados, a los tibios, a los resignados de aquí, de allá, de esos lugares, que se burlan hasta de la esperanza, y demostró que sí se puede. Con inteligencia, integridad y humildad. Que de que podemos, podemos.

La reelección cobra su costo

Por Juan Bolívar Díaz

Los sabios campesinos dominicanos suelen afirmar que las lluvias pagan sus daños, queriendo significar que aunque a menudo arrasan sembradíos y destruyen  caminos y puentes así como enseres domésticos, irremisiblemente dejan beneficios, tales como  tierra fertilizada, represas rebosadas para  riego y energía y campiña de verdes encendida.

De la reelección presidencial podemos decir lo contrario, que siempre conlleva un costo económico e institucional, afectando la democracia y generando más frustraciones que satisfacciones. Al menos en países como el nuestro, donde las instituciones son extremadamente débiles y el presidencialismo indiscutible, con una cultura que implica eterna rendición ante algún caudillo. Algunos nos cansamos en el curso de la pasada campaña electoral de advertir que el desenfreno en el gasto público traería consecuencias, que el festival de subsidios no sólo era insostenible, sino que conllevaría un alto costo, y que el retorno del continuismo traería daños institucionales.

 Los resultados están a la vista de todos. Los apagones han vuelto a sus peores niveles, tan irremisibles como los huracanes en cada verano caribeño. Temprano se advirtió que el subsidio a la energía se duplicaría este año llegando a mil doscientos millones de dólares  y por ahí andará. Ahora mismo estamos apagados porque la deuda con los generadores se aproximaba a los 400 millones de dólares y como negocio es negocio reactivaron la consigna: pagas o apago.

El 14 de octubre el administrador de la CDEEE confesó que la deuda era de 364.9 millones de dólares y prometió abonar este mes 116 millones. Como la oferta era menos de la tercera parte de lo adeudado, los interesados decidieron seguir apagados,  hasta tener pájaro en mano. Hasta el viernes 24 apenas recibieron 20 millones de dólares, el 5.7 por ciento.

Entre enero y junio los subsidios de la energía y el gas propano al gasoil, la harina, los pollos, el arroz y las habichuelas y el empleo de zonas francas. Como consecuencia del desbordamiento se ha dejado de pagar y en vez de generar electricidad se genera frustraciones y protestas, mientras el costo de la vida se dispara. Además se desactiva una parte de las 200 mil tarjetas solidaridad que se repartieron políticamente.

El gasto corriente del gobierno, que creció más de una tercera parte en la primera mitad del año en relación al mismo período del 2007, generó desequilibrios fiscales que han tenido que pagarse con fuertes incrementos de las tasas de interés, penalizando sectores productivos y a los consumidores, muy especialmente a los que se habían endeudado para adquirir viviendas y automóviles en los meses del festival. A muchos se les han duplicado las cuotas, y las consecuencias se empiezan a sentir por lo menos en el sector de la construcción.

Pero las deudas no sólo afectan a los generadores, también a los productores agropecuarios quienes reclaman cientos de millones de pesos por los alimentos que se repartieron al ritmo de la campaña, pero los polleros, hueveros,  lecheros, cebolleros y productores de granos no tienen nada que apagar, que no sea su capacidad de generar bienes alimenticios.

El deterioro es tan significativo que el secretario de Hacienda ha dicho esta semana que no es posible aplicar toda la reducción del costo del petróleo a los precios locales de los combustibles, porque  tampoco se elevaron en la proporción de las alzas. Se refería a las dos o tres semanas antes de los comicios cuando se llegó anunciar públicamente que los precios de los combustibles se mantendrían congelados. Ahora se confiesa que se violó la ley antes y se sigue violando después. Y lo dice uno de los más altos funcionarios y la vida sigue su agitado curso, como si nada pasara. El que crea en el fortalecimiento institucional que pregunte por qué la Suprema Corte de Justicia no ha tenido tiempo para responder las instancias inconstitucionalidad del escándalo Sun Land.

Condena saludable para la nación

Por Juan Bolívar Díaz

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Más allá de todo sentimiento humano, la condena definitiva de los principales responsables del fraude del Banco Intercontinental (Baninter) contiene una lección de enorme valor para la salud de la nación dominicana, por cuanto reivindica el principio de  que nadie está por encima de la ley y porque ya no se puede contar con la impunidad.

No era posible que quedara sin sanción el mayor fraude de la historia en términos proporcionales, con un costo de 74 mil millones de pesos cubiertos por el Banco Central, equivalentes a más del 20 por ciento del producto bruto interno y a casi el 90 por ciento del presupuesto nacional del 2003 cuando se denunció,  y que según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo empujó a millón y medio de dominicanos a los niveles de pobreza.

Si la nación hubiese tenido la fortaleza para sancionar los fraudes bancarios y financieros de la década de  los ochenta, probablemente no se habrían producido los descalabros del Baninter del Banco Nacional de Crédito y el Banco Mercantil, ni los desfalcos denunciados posteriormente en el Banco del Progreso.

Los seres humanos equilibrados no pueden celebrar la desgracia de otros, ni siquiera la de los que más daño causan a la sociedad, pero en el caso Baninter  hay que ponderar lo que implica de avance en la justicia y en la institucionalidad democrática el que se haya podido llegar a la sanción.

Es ponderable la firmeza con la que las anteriores y actuales autoridades monetarias insistieron en llevar el caso hasta las últimas consecuencias, resistiendo presiones mayúsculas, diatribas y hasta incoherencias de otros estamentos del Estado.

La sentencia ratificada por la Suprema Corte de Justicia compensa los esfuerzos de la Coalición por la Transparencia y la Institucionalidad creada para promover sanción de los fraudes bancarios y sostenida contra viento y marea por algunas organizaciones sociales y alienta esperanzas de nuevos hitos en el proceso de fortalecimiento de la justicia.

Hay que convenir, sin embargo, en que la presión internacional ha sido un factor determinante en que se llegara a ese nivel de justicia. Es obvio que esta nación todavía precisa de muletas externas para mantenerse en pie y crecer. Sin las firmes demandas de sanciones para los fraudes bancarios del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, de numerosos  funcionarios y diplomáticos de Estados Unidos y de los embajadores de España, Francia, Italia y Gran Bretaña, la impunidad habría vuelto a predominar.

Y no es que hubiese una conspiración internacional como algunos interesados alegan, ni que se quisiera victimar a algunos relevantes ciudadanos. Es que el daño causado a la sociedad es de una magnitud que de ninguna forma podía quedar en la impunidad.

Por encima de poderes tradicionales, y de la mezquindad política que intentó ocultar la realidad, en el caso de Baninter ha prevalecido la justicia. Aunque no en las proporciones que los códigos establecen y pese a que tardó cinco años, se impuso la sanción del inmenso fraude.

Quedan pendientes los otros casos, los cuales deberían culminar también en las sanciones correspondientes. Lo demanda la salud de la nación.

Que alguna vez prevalezca la ley

Por Juan Bolívar Díaz

El jueves 26 de este mes de Junio habrá una nueva oportunidad de hacer prevalecer la ley cuando la Segunda Sala de la Cámara de lo Civil y Comercial del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional conozca la demanda de nulidad del contrato de arrendamiento que casi regala el hotel Montaña de Jarabacoa a un promotor artístico asociado político del gobierno.

La importancia no radica sólo en que pueda deshacerse tan ignominioso y grosero contrato, hecho a espaldas de la ley, sino en que salga adelante una instancia judicial levantada por una institución social, en este caso la Alianza Dominicana Contra la Corrupción, que a su vez ha respaldado el incansable comunicador Marino Zapete, quien decidió no quedarse en la simple denuncia.

Al pedir apoyo para su causa, Zapete ha dejado clara su aspiración de algún día conseguir vivir en un país menos corrupto, donde se respeten las normas legales y el patrimonio público se administre con un mínimo de escrupulosidad.

El arrendamiento ha sido denunciado como escandaloso desde que fue suscrito el 7 de septiembre del 2007 por el recién designado director de la Corporación de Fomento de la Industria Hotelera y Desarrollo del Turismo, Freddy Majluta, con una empresa desconocida, representada por el promotor artístico Félix Cabrera Castillo, cuyos méritos rebasaban el nivel de lo empresarial, ya que organizaba los actos políticos del  presidente Leonel Fernández en Estados Unidos.

Es obvio que Majluta siguió instrucciones para firmar el contrato de grado a grado, es decir sin el concurso público a que obligan dos leyes justamente promulgadas por el propio presidente Leonel Fernández. La primera es la 141-97, la cual instituye la comisión de Reforma de la Empresa Pública como “la entidad responsable de la conducción y dirección del proceso de reforma y transformación de la empresa pública, con poder jurisdiccional sobre todas las entidades sujetas a transformación”, según reza su segundo artículo.

La segunda legislación  violada con este arrendamiento es la Ley 340-06 Sobre Compra y Contrataciones de Bienes, servicios y Concesiones, cuyo artículo 47 indica que “la licitación pública nacional o internacional será el único procedimiento de selección para la contratación de concesiones, sea cual sea la modalidad, a que podrán presentarse personas, firmas o asociaciones nacionales, extranjeras o mixtas”.

Cualquiera tenía derecho a creer que once años después de promulgada la ley sobre Capitalización de las Empresas del Estado, y que tras las  presiones nacionales e internacionales  por una ley que rigiera las contrataciones estatales, por lo menos se convocaría a un concurso público.

Si la violación del espíritu y la letra de dos leyes no es motivo suficiente para rechazar la contratación, la revisión de sus términos no deja ninguna duda: el arrendamiento del hotel es por 35 años, con los diez primeros “de gracia”, y sólo a partir del 2018 la empresa Pareatis  del señor Cabrera Castillo tendrá que pagar 2 mil dólares mensuales por la edificación hotelera en una extensión territorial de 176 mil 253 metros cuadrados en uno de los lugares del país más privilegiados.

Además se le conceden exenciones y exoneraciones tributarias.

 

 

Así no podré postularme

Por Juan Bolívar Díaz
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 Hoy estoy para confidencias. Hace tiempo que comprobé mi profunda vocación para la política, de la que el seminario Santo Tomás de Aquino me sacó temporalmente  en plena adolescencia, y luego el periodismo terminó por ponerle un valladar. Me quedé en la etapa del análisis y las teorías que tanto me han echado en cara algunos profesionales de esa actividad humana.

Desde luego, me refiero a la política en cuanto a militancia partidista. Porque por vocación y oficio siempre he estado cerca de la política y de los políticos, y guardo buenas memorias de mis relaciones con algunos de ellos, a los cuales a menudo ofrecí consejos, no siempre bien recibidos y mucho menos atendidos.

Comencé el oficio de tertuliante político con el profesor Juan Bosch, a quien debo mi adscripción a los valores democráticos y cierta sensibilidad por la justicia. Proseguí con José Francisco Peña Gómez, cuya honradez y dedicación política todavía me inspiran. Mención especial de Maximiliano Gómez y, sobre todo, del “licenciado” Rafael Chaljub Mejía, símbolo de la honestidad integral. Con Leonel Fernández  compartí muchas horas de teorizaciones y solidaridades, entre las que sobresalen su valioso talento y dedicación generosa como asesor jurídico del Colegio Dominicano de Periodistas durante los dos años que me tocó presidirlo entonces en duro conflicto legal con los periódicos que desafiaron la ley de profesionalización y colegiación de los periodistas.

También sostuve relación política cercana con Luis Amiama Tió y Jacinto Peynado, y todavía comparto con Carlos Morales Troncoso. Quico Tabar, Milagros Ortiz Bosch y Hamlet Hermann, más que amigos políticos, han sido como hermanos. De todos ellos he recibido sólo amistad, aprecio y confianza.

Confieso que algunas veces consideré que debía dar el salto a la política militante, pero no tuve el valor para hacerlo, por apego a la adicción del periodismo y, sobre todo, porque carezco de vocación para pedir y veía que aquí tomaba cuerpo excesivamente la máxima de un mexicano de que “un político pobre es un pobre político”. Lo que he podido ahorrar en 50 años de trabajo no me alcanza para postularme a diputado o senador. Pero ciertamente alguna vez me soñé en un parlamento, o más bien en la asamblea constituyente por elección popular tantas veces prometida y propugnada.

En los últimos años, cuando han proliferado los desafíos de los políticos para que militantes de la sociedad civil y del periodismo crítico nos postulemos “para obtener legitimidad y cambiar las cosas”, en algún momento llegué a considerar tal posibilidad, aunque siempre mis sumatorias arrojaban resultados deficitarios.

Reconozco que es muy difícil competir contra la maquinaria profesional y el clientelismo enraizado en los partidos políticos y me parece un poco tarde para comenzar a constituir otro. Tengo muchos cuestionamientos a la forma en que hoy día se hace política en el país, pero de ninguna forma desconozco que los partidos son fundamentales en el ejercicio democrático.

No soy antipartido, pero creo que los nuestros requieren urgentemente corregir el rumbo por donde se han encaminado, propiciando reformas legales para viabilizar la democracia interna, contener el clientelismo, para revertir la cultura política  del irrespeto a toda norma, legal o constitucional, así como a todo pacto o compromiso programático.

Lamentablemente parece que no podré contribuir desde dentro de la política a las reformas democráticas que requiere la nación. Mi última ilusión era una candidatura independiente a la senaduría del Distrito Nacional. Pero ya mi amigo Reynaldo Pared Pérez comenzó su campaña a la reelección con la distribución de fundas plásticas con diversos artículos acompañados de su juvenil fotografía. Supongo que lo seguirá haciendo en los 23 meses que faltan para las elecciones legislativas.

“El Rey” como le he llamado, está recibiendo del presupuesto nacional alrededor de un millón de pesos mensuales para sus labores “sociales”. Para marzo del 2010 le habrán entrado por tal concepto unos 45 millones de pesos. Aparte estará la proporción que le corresponderá del financiamiento legal que recibe su partido, y lo que se le agregará por el “normal” uso de recursos del Estado en las campañas electorales.

Definitivamente anuncio mi declinación. Tendré mucha vocación para la política pero no para el masoquismo. Así no podré postularme.

La OEA: el Estado fue actor electoral

Por Juan Bolívar Díaz
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Es casi seguro que la resaca dejada por un período electoral tan largo como el que acaba de concluir haya impedido a muchos poner atención a las conclusiones y recomendaciones de la observación nacional e internacional de las elecciones, razón fundamental por lo que conviene echarle aunque sea una rápida mirada.

Nos referimos a las dos grandes misiones de observación electoral que concurrieron en estos comicios, la nacional, una vez más protagonizada por el movimiento cívico Participación Ciudadana (PC); y la internacional por encargo de  la Organización de Estados Americanos (OEA).

PC emitió cuatro informes previos, dos durante el día de la votación, y su evaluación final esta semana. Su red nacional contó con cuatro mil observadores en todos los municipios y su acreditado conteo rápido volvió a tener altísima precisión, con escasas diferencias que para  la alianza ganadora fue de apenas 0.14 por ciento, y de 0.41 para la que ocupó el segundo lugar. En el resto de las candidaturas fueron de 0.10 ó menos.

La misión de la OEA estuvo integrada por 70 personas de  21 naciones americanas. Emitió dos informes previos, uno tras la jornada de votación y el viernes 24 entregó su evaluación final.

El examen de las dos evaluaciones generales tiene puntos coincidentes. Participación Ciudadana, como institución nacional fue mucho más explícita en la denuncia de las anomalías que dejaron sombras sobre el proceso.

En un lenguaje  bastante explícito para su condición de organismos pluriestatal, la OEA también señala deficiencias y prácticas anti-democráticas.

El informe final de la misión de la OEA recoge concretamente la más grave ocurrencia del proceso, que fue “la utilización de recursos del Estado por parte del Poder Ejecutivo para favorecer la reelección del candidato oficialista”.

Se refirió a las denuncias sobre las nominillas y la publicidad política pagada por el Estado, aludiendo a las tímidas disposiciones adoptadas al respecto por la Junta Central Electoral.

Para el lenguaje diplomático, es elocuente este párrafo: “Respecto al uso de la publicidad estatal y su influencia en la campaña, la Misión pudo constatar la existencia de excesos y aconsejó mayor prudencia al gobierno de modo que no se comprometiese la igualdad de oportunidades para todos los candidatos.

La JCE actuó también en ese sentido solicitando se eliminasen algunas publicidades oficiales. Sin embargo, se puede afirmar que, igualmente, el Estado se convirtió finalmente en un actor electoral”.

El informe de la OEA concluye en que “La normativa electoral dominicana adolece de vacíos en temas como la participación del Estado en las campañas electorales, la reglamentación de los partidos políticos y la investigación, seguimiento y sanción de los delitos electorales.

A esta dificultad hay que sumar el modo laxo con el que en ocasiones se asumen algunas normas ya existentes”.

Los informes de PC fueron suficientemente explícitos sobre esas y otras anomalías y ampliamente difundidos, sobre todo los que antecedieron la votación, por lo cual no hay que volver a repetirlos.

Se sintetizan en la misma frase utilizada por la OEA, derivada de la pronunciada por el líder peledeísta Danilo Medina la noche en que concluyó la elección del candidato oficial: “el Estado me venció”.

Nadie puede afirmar honestamente que el PLD y el presidente Leonel Fernández no hubiesen logrado la reelección sin el uso tan abusivo de los recursos del Estado. Pero si estaban y están seguros menos se puede justificar que los hayan utilizado.

Deben quedar como lecciones las recomendaciones que tanto la misión de la OEA como PC formulan para el mejoramiento de la democracia: profundas reformas legislativas con sanciones claras para el abuso del Estado, para reducir el clientelismo, para impedir la financiación del transfuguismo, para transparentar los ingresos y gastos de los partidos, para limitar la publicidad y la extensión de las campañas electorales.

También hay importantes recomendaciones para fortalecer la institucionalidad de la JCE, cuyas funciones deben ser definitivamente separadas y para la elección de sus integrantes, así como para reducir el excesivo horario de votación y las obsoletas restricciones a la información sobre conteos rápidos y encuestas.

Debe haber libertad de información al concluir las votaciones, como en casi todo el mundo democrático.

Las Propuestas de los Candidatos

Por Juan Bolívar Díaz

Es reconfortante haber cumplido la primera de las dos etapas en que está dividida la serie de programas Las Propuestas de los Candidatos que presenta el Grupo de Comunicaciones Corripio por sus canales 2, 11 y 39, referida al debate del orden económico-social. A partir de mañana lunes se abordarán los aspectos relacionados con los asuntos políticos e institucionales.

El nivel de tele-audiencia alcanzado demuestra que la población desea una mayor exposición de las propuestas que formulan los siete ciudadanos que compiten por el favor popular de cara a las elecciones programadas para el próximo 16 de mayo.

Esta campaña electoral ha estado excesivamente marcada por la cháchara, las descalificaciones, la violencia verbal y las repeticiones hasta la saciedad dentro de un derroche de recursos ofensivo a la pobreza de una sociedad con demandas tan primitivas como agua potable, energía eléctrica, escuelas y maestros, servicios de salud y sistemas de alcantarillados, pluviales y sanitarios.

Satisface que todos los candidatos aceptaran participar en este nivel de exposición, aunque es lamentable que todavía no se pueda presenciar un real debate contradictorio pero civilizado entre los aspirantes a regir la nación.

El Grupo de Comunicaciones Corripio está rindiendo un gran servicio a la sociedad con esta serie, especialmente al haber incluido por primera vez a la totalidad de los candidatos, en atención a la pluralidad y al principio de representación de las minorías. Alguna vez el electorado dejará de ser tan conservador y las nuevas opciones tendrán mayores posibilidades de alcanzar la cima.

Las Propuestas de los Candidatos data de las elecciones presidenciales de 1996, cuando participaron José Francisco Peña Gómez, Jacinto Peynado y Leonel Fernández Reyna. En el 2000 los protagonistas fueron Hipólito Mejía y Danilo Medina, ya que Joaquín Balaguer no estaba en capacidad física para participar. En el 2004 estuvieron Mejía, Fernández y Eduardo Estrella.

En las dos primeras realizaciones fueron sólo programas de Teleantillas, pero desde los comicios del 2004 se incluyó a Telesistema Dominicano y Coral 39, así como a los ejecutivos de los tres diarios integrantes del Grupo Corripio.

Esta serie de programas de incidir en la elevación del nivel de la campaña electoral, a lo que deben contribuir también las presentaciones que auspician la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios, la Fundación Institucionalidad y Justicia, la Cámara Americana de Comercio y algunas universidades.

En todos los escenarios debe darse el cuestionamiento y la contradicción respetuosa pero sin miedo, elementos propios de la democracia. Si no lo hacen los candidatos entre sí, corresponde a los panelistas y a los participantes asumirlo. Aunque algunos que comulgan en el altar de la adulonería puedan quedar inconformes. La diversidad de participantes debe ser garantía de cuestionamiento a todos los candidatos.

Vale rechazar el criterio de algunos en el sentido de que estos debates programáticos no valen la pena porque los políticos que alcanzan el poder se olvidan de los compromisos y hacen lo que les da la gana.

Es cierto que eso ha ocurrido con frecuenta, pero la ciudadanía no puede darse por cansada ni frustrada, sobre todo cuando la democracia dominicana es todavía un proyecto. Lo que corresponde es dar importancia a las discusiones programáticas y luego reclamar cumplimiento de la palabra empeñada. Y sancionar el engaño cuando corresponda.

Claro que no es fácil. Pero todos los ascensos son fatigosos, requieren energías sin desmayos y a menudo implican paradas, retrocesos y tropiezos. Lo importante es marchar firmemente al frente, sin mirar mucho atrás para no quedar petrificados o convertidos en estatua de sal como la bíblica mujer de Lot. No se puede desmayar en la exigencia de un mejor nivel del ejercicio de la política y en la búsqueda de una mayor institucionalidad democrática.-

Una sola España, aunque diversa

Por Juan Bolívar Díaz

Merece ser celebrada la revalidación del gobierno del presidente José Luis Rodríguez Zapatero y del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) conseguida en las elecciones del pasado domingo desechando y espantando el espectro de las dos España que algunos se empecinan en revivir.

Celebración de una reelección de un partido empeñado en rescatar la coherencia ideológica, que apostó y arriesgó con la concreción de proyectos de igualdad y respeto por la diversidad, acordes con una herencia histórica y reivindicaciones aplazadas. Reelección conseguida sin disipar un solo euro del patrimonio común de todos los españoles. Donde no jugó el Estado ni un nuevo caudillo, sino un partido que enarbola principios ideológicos y los pone en juego.

El resultado electoral del domingo fue un triunfo de la razón frente a aquellos que persisten en poner un sello confesional en un cuerpo social que lo rechaza, elemento desencadenante de tragedias en un pasado que la gran mayoría de los españoles no querrá reeditar.

Se ha intentado de nuevo dividir a España en dos y –eso sí de lamentarse- el resultado de las urnas mantiene vivo el fantasma por cuanto acentúa la bipolarización con la pérdida de representación de Izquierda Unida y de los nacionalistas vascos y catalanes, víctimas del predominio del “voto útil”.

Es impresionante el mapa político dibujado en las urnas con los socialistas dominando el sur, el nordeste y el norte vasco y los conservadores con una franja transversal central desde el noroeste al sudeste, abarcando Madrid.

Aunque fue la segunda derrota consecutiva para el Partido Popular y su candidato Mariano Rajoy, no ha sido por eliminación, sino por decisión dividida de los electores y electoras. Ambos partidos crecieron y los ganadores se quedaron a seis escaños de la mayoría absoluta de los diputados. Podrán gobernar ahora con menos presión, gracias a una política de inclusión de las minorías que choca con la exclusión de la derecha.

Pero no podrán los socialistas llamarse a engaño ni sobre-estimar su situación. El PP seguirá siendo un gran partido, representante genuino de las fuerzas tradicionales del autoritarismo y las exclusiones, que reconoce la diversidad pero no la respeta y la quiere anular en una época en que el mundo se ha fraccionado. Hoy el número de naciones duplica al que había cuando la guerra dividió a España.

Ahora el desafío es mayor para Rodríguez Zapatero y el PSOE que tendrán que afianzar el Estado democrático y social que se dieron los españoles y españolas en la histórica transición de la segunda mitad de los setenta, apelando a las energías renovadoras de aquellos días que permitieron lanzar a España al centro mismo de Europa, las del rey Juan Carlos y el presidente Adolfo Suárez,  de Santiago Carrillo, Manuel Fraga y Felipe González, de Enrique Tierno Galván y  Leopoldo Calvo Sotelo.

El mantenimiento del PSOE en el poder se puede celebrar porque ese partido ha sido el que más ha aportado al progreso y a la modernización de España, la que ha gobernado en dos tercios de la actual etapa democrática, no sin errores y extravíos, pero mostrando capacidad para rectificar.

Y también porque los socialistas son los más consecuentes y sinceros frente a las legiones de inmigrantes, más de cien mil de ellos dominicanos y dominicanas, a quienes plantean incorporar, incluir en la vida y el bienestar español, al que ellos están contribuyendo.

En España hay motivos para celebrar, por la diversidad, el rescate de los planteamientos ideológicos, y del sentido de justicia, porque allí se promete gobernar de verdad para todos los españoles y españolas, pero especialmente para los que no tienen de todo, como planteó Rodríguez Zapatero a la hora de la victoria.

Publicidad del gobierno en campaña desigual

Por Juan Bolívar Díaz

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La alta proporción del gasto del gobierno en publicidad en las primeras semanas del inicio formal de la campaña electoral es de los principales aportes que formula el primer informe de la observación electoral de las elecciones presidenciales de este año publicado esta semana por el movimiento cívico Participación Ciudadana (PC).

Aunque ahora en mayor volumen y proporción el gasto publicitario gubernamental afectó también el proceso electoral del 2004, según quedó consignado en los informes de la entidad cívica correspondiente a la anterior elección presidencial.

El uso de recursos públicos y el transfuguismo patrocinado por el gobierno que le ha permitido configurar una coalición de 12 partidos, la mayor en la historia política nacional, son factores determinantes en un proceso electoral desigual diagnosticado por cinco especialistas consultados por HOY.

El gasto en el 2004  Atendiendo una solicitud, PC entregó una publicación donde recoge sus informes de observación electoral de los comicios del 2004 cuando el presidente Hipólito Mejía aspiraba a la reelección en la boleta del PRD, donde se registra también una alta inversión gubernamental en publicidad, según monitoreo de la misma empresa Revisa

En el primer informe del 2004, de enero 26 a febrero 23, el gasto gubernamental alcanzó al 42 por ciento, cayendo al 25 entre febrero 24 y marzo 14, y a 23 por ciento entre el 15 de marzo y el 18 de abril. El promedio del gasto gubernamental registrado en los tres informes preelectorales de PC fue del 26 por ciento, con un monto invertido de 82 millones 586 mil pesos. Mientras los partidos gastaron 231 millones 835 mil pesos. En el primer boletín el PRSC encabezó el gasto publicitario con 23 por ciento, PLD 19, y PRD 15 por ciento. Luego lideró el PRD con 36 por ciento, mientras los otros dos gastaban el 19 por ciento. Y en el tercero PRD 36 por ciento, PLD 25 y PRSC 16 por ciento.

La asignación del presupuesto nacional para los partidos políticos fue hace 4 años de 412 millones 855 mil pesos, mientras para este 2008 se les entregarán 1060 millones de pesos, un crecimiento neto de 648 millones de pesos, equivalentes al  157 por ciento.Una coalición histórica

Al cerrarse el pasado domingo el plazo para registrar alianzas para las elecciones de mayo, se inscribieron tres, personificadas por el Partido Revolucionario Social Demócrata y otros dos postulando al ingeniero Eduardo Estrella. El PRD y otros tres partidos apoyando al ingeniero Miguel Vargas Maldonado, y el PLD encarnando la más grande coalición política de la historia dominicana junto a otros 11 en respaldo a la candidatura del presidente Leonel Fernández.

Tres días después el plenario de la Junta Central Electoral validó las tres alianzas, aunque dejando pendiente el apoyo del Partido Nacional de Veteranos y Civiles al ingeniero Estrella, hasta tanto se compruebe si la asamblea de proclamación celebrada el día antes cumplió con los requisitos de ley. Mientras aprobó la alianza entre el PRSD y el Partido Humanista, en apoyo al candidato de la “cuarta vía”.

Hasta el último día una fracción de dirigentes del Partido de Veteranos designados en cargos gubernamentales había protagonizado numerosos incidentes para que esa organización se sumara a la coalición reeleccionista. Lo mismo ocurrió en los partidos Revolucionario Independiente y Alianza Social Dominicana.

La coalición que encarna el PRD, la completan el Partido Unidad Democrática, Alianza Social Dominicana y el Movimiento Democrático Alternativo.

Mientras la encabezada por el PLD, la integran los partidos Bloque Institucional Social Demócrata, Alianza por la Democracia, Fuerza Nacional Progresista, Partido de los Trabajadores Dominicanos, Unión Demócrata Cristiana y Partido Liberal de la República Dominicana que ya respaldaron a Fernández Reyna hace cuatro años.

Se le sumaron el Partido Popular Cristiano y el Partido Demócrata Popular, además de los partidos Quisqueyano Demócrata Cristiano, Renacentista Nacional y de Unidad Nacional, tres de los 7 que en el 2004 repostularon a Hipólito Mejía, quien en el 2000 había sido electo por la hasta ahora mayor coalición, integrada por 8 partidos.

Con su actual coalición la foto del presidente Fernández aparecerá en la mitad de los 24 recuadros de partidos que contendrá la boleta electoral. Y no fueron 13 porque dos facciones que se disputan la primacía en el Partido Popular Reformista no pudieron ponerse de acuerdo para celebrar la convención que proclamaría candidato a Fernández. Elecciones desiguales

En el informe de Participación Ciudadana sobre el actual proceso electoral se consigna el esfuerzo del PLD y su gobierno por atraerse dirigentes de todos los partidos mediante su incorporación y de cientos de sus militantes a las nóminas del Estado, indicando que los apoyos de muchos de esos partidos estuvieron precedidos o seguidos de nombramientos que les dieron el control de una docena de entidades estatales.

Señalaba que el propio presidente Fernández se había dedicado a promover el transfuguismo visitando dirigentes de oposición en sus recorridos por el interior del país y otorgando cuotas de alimentos y de subsidios a los que le respaldaban. El PRSC ha sido la mayor víctima del sonsacamiento peledeista. Cada semana se le suma algún grupo de militantes y dirigentes provenientes del viejo partido de Balaguer.

En general, el informe de PC fue acogido con reservas por la generalidad de los partidos, pero muy especialmente por dirigentes del PLD que llegaron a señalar que los cargos de abuso de los recursos del Estado en la campaña coincidía con la instancia elevada la semana anterior por el PRD ante la Junta Central Electoral bajo cargos similares.

El miércoles el coordinador de PC, Francisco Checo, el director del Centro de Estudios Sociales Padre Juan Montalvo, el jesuita Mario Serrano, el director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales en el país, politólogo Francisco Cueto, el sociólogo Enmanuel Castillo y el politólogo Eduardo Jorge Prats coindieron en que hay abundante abuso de los recursos estatales en la campaña electoral.

En el Almuerzo semanal de los medios de comunicación del Grupo Corripio llegaron a plantear que el torneo electoral es desigual por la cantidad de recursos que están empleando el gobierno y su partido, denunciando el transfugiuismo, el clientelismo, los discursos vacuos, el desenfreno del Poder Ejecutivo y el desacato de las leyes, como características preocupantes del proceso electoral en marcha.-

Sólo DN y Sto. Domingo

El informe de PC establece que las entidades públicas y los partidos políticos gastaron 256 millones 351 mil pesos en publicidad durante el período comprendido entre el primero de enero y el 17 de febrero, es decir un lapso de 48 días. El monto sólo incluye los periódicos, radio y televisión del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo.

De ese monto, el 46.2 por ciento fue pagado por las diferentes instituciones estatales, sin especificar cuáles. Entre todos los partidos se distribuyeron el restante 53.8 por ciento. La porción pagada por el Estado equivale al 86 por ciento de lo que gastaron los partidos políticos.

Como la mayor parte de la publicidad estatal es abierta o disimuladamente reeleccionista, si se le suma la porción que gastó el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), alcanza el 74 por ciento de la inversión total en publicidad política.

Del total de la inversión política, 71.65 millones, el 28 por ciento, correspondió al partido de gobierno, el doble de los 36.88 millones  que invirtió el segundo partido del sistema, el Revolucionario Dominicano (PRD) que ascendió al 14 por ciento, que a su vez también duplicó al tercero, el Reformista Social Cristiano (PRSC) cuyo monto fue de 19.6 millones de pesos, equivalentes al 7.66 por ciento.

La cuata vía, integrada por los partidos Revolucionario Social Demócrata y Humanista Dominicano, que respaldan la candidatura del ingeniero Eduardo Estrella  gastó 8.81 millones de pesos, para un 3.44 por ciento, y se  registra también un gasto de 753 mil pesos (0.29 por ciento) por parte del Partido Acción Popular que postula al exgeneral Pedro de Jesús Candelier.

Los datos ofrecidos por PC se basan en un monitoreo de la empresa Revisa. Si se extiende a todo el país y se incluye el gasto publicitario en vallas, el gasto en publicidad política en el mismo período de 7 semanas rebasa con mucho los 300 millones de pesos.

El informe de PC denuncia el uso de recursos públicos en publicidad electoral, desde la campaña interna del PLD, consignando que el promedio del gasto publicitario oficial fue de 187 millones de pesos por mes durante 2007, indicando que a eso hay que adicionar  el costo de centenares de comunicadores incorporados a la nómina estatal. Y reconoce que algunas de las expresiones propagandísticas vienen de otros gobiernos, ayer como hoy constituyen uso indebido de los recursos públicos.

 

Sobre el debate de la campaña

Por Juan Bolívar Díaz

Esta sociedad tiene comportamientos tan extraños que ahora hasta los que se opusieron con argumentos interesados o pueriles  y los que guardaron prudente silencio ante el intento de reglamentación de las campañas electorales debatido durante meses, le están pidiendo a la Junta Central Electoral (JCE) que ejerza la facultad que se le negó.

No podemos olvidar que la Cámara Administrativa de la JCE elaboró dos proyectos de reglamento, uno sobre la campaña electoral misma, y otro sobre el manejo transparente de los enormes recursos que reciben los partidos del presupuesto nacional y nadie sabe con certeza de cuántas otras fuentes. Organizaron seminarios internacionales donde fuimos ampliamente documentados sobre los avances en las naciones más sólidamente democráticas en materia de contracción y transparencia del gasto electoral y de calidad y respeto a los demás partidos y candidatos y a la sociedad misma en el contenido de la propaganda.

Pero preferimos seguir, junto a Honduras, como las dos naciones más atrasadas en materia de reglamentación electoral, a nombre de la libertad de expresión que según algunos estaba entonces en capilla ardiente. Ahora que llega la tempestad vienen las lamentaciones, el llanto y hasta el crujir de dientes de líderes e instituciones que guardaron silencio en aquel debate que consumió la atención del país durante meses y que dividió hasta la propia JCE.

Ahora se va tan al extremo de confundir la degradación del lenguaje y la decencia y de recurrir al insulto y la descalificación con las denuncias de corrupción política, irregularidades administrativas y abusos de poder.  Tenemos que insistir en el rechazo del insulto calculado y sin ambages, como esas categorías de perros  -realengos,  vira-latas y hueveros- con que nos ha ilustrado todo un ministro de Interior y Policía y ex rector de  nuestra más antigua academia universitaria, pero al mismo tiempo exigir que sí se diluciden a profundidad las denuncias que puedan  transparentar la gestión gubernamental y política.

Todos deberíamos respaldar que se debatan y aclaren denuncias sobre las fortunas de los candidatos, de los dirigentes políticos y de sus ONG y fundaciones. Sería magnífico que no quedaran dudas sobre operaciones mobiliarias del candidato presidencial perredeísta, específicamente en torno a la venta-compra y reventa del hotel Hispaniola o la adquisición de terrenos en áreas protegidas que luego dejaron de serlo.

Pero también que alguna  vez se nos rinda cuenta de los orígenes del millonario patrimonio y gasto de la Fundación Global del candidato peledeísta, que se nos acabe de explicar porqué y a cambio de qué una empresa privada ha manejado clandestinamente durante casi dos años 130 millones de dólares contratados por el Estado.

Deben ser considerados denigrantes los planteamientos de algunos que llegan al extremo de vincular al presidente Leonel Fernández con un narcotraficante extraditado a Estados Unidos sólo porque aparecen en una fotografía, como se hizo hace tres años con el expresidente Hipólito Mejía, exhibiéndose como trofeo una gráfica donde se saludaban.

Pero aquella vez era legítimo reclamar explicaciones por el hecho de que el narcotraficante hubiese sido incorporado a las Fuerzas Armadas. Y ahora debemos exigir que nos expliquen detalladamente las dieciocho concesiones y contratos públicos  que enumera la sentencia de extradición de la Suprema Corte de Justicia, no los denunciantes.

Hay muchos ejemplos más de las irregularidades ya denunciadas y las partes involucradas amenazan con ampliarlas y hacer emerger nuevos indicios de la putrefacción y el abuso de los recursos del Estado con que se nutren las interminables campañas electorales que nos negamos a reglamentar.

Cuando salgan hay que pedir su profundización y responsabilidades, no importa que se caigan muchos santos de los profanados altares nacionales. Sin confundirlas ni dejarnos confundir, bajo el postulado de que ni tanto que queme al santo, ni tampoco que no lo alumbre.