Por Juan Bolívar Díaz
El adéndum al contrato de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE) con la empresa Sunland Corporation para la construcción de “obras prioritarias”, suscrito hace dos días es un razonable esfuerzo tendente a esclarecer varios de los cuestionamientos a la pieza original del 15 de mayo del 2006 pero se queda corto.
Es relevante que este adéndum se firmara apenas minutos antes del almuerzo que el presidente de la República, doctor Leonel Fernández, sostuviera con un grupo de directores de periódicos y programas de televisión para referirse al contrato, lo que quiere decir que el mandatario no solo salió del mutismo, sino que también dispuso corregir algunos entuertos. Tan de prisa fue que no dio tiempo a que el nuevo documento fuera notarizado, fundamental para su efectividad jurídica.
Como aportes positivos el documento modifica no solo el contrato original sino también sus dos anexos, resalta que por primera vez presenta presupuestos de las obras a ejecutar con el resultado de la venta de los pagarés por 130 millones de dólares, que suprime una de las dos formas de pago, excluyentes entre sí que contenía, y que actualiza el plazo para las construcciones, que había vencido hace 5 meses.
También debe considerarse positivo para el interés del Estado que el adéndum obligue a la Sunland a entregar, en el plazo de diez días posterior a la firma de este, “un programa de trabajo definitivo y completo” para que ahora si cumpla con la fecha de terminación pactada.
Es muy sabio el punto 8 de la rectificación, el cual deja sin efecto “Cualquier cláusula del contrato de las partes del 15 de mayo del 2006 y de las notas promisorias expedidas en ejecución del mismo que sea contraria o de ella pudiera pretenderse deducirse una obligación distinta o más onerosa a cargo de la Primera Parte”,(el Estado).
En efecto, en el contrato original hay varias que le son contrarias y que quedan ahora anuladas, pero resulta imposible conseguir lo mismo en cuanto a las “notas promisorias”, que no son otra cosa que los pagarés, comprados por los reales financiadores del proyecto, entre ellos el banco HSBC. Hasta un lego sabe que lo que está escrito en un pagaré quirografario queda, a menos que se firme un acuerdo con el posesionario del mismo, que es en realidad el prestamista.
Desde luego, son varios los aspectos fundamentales que no han sido aclarados por el Gobierno, ni en el adéndum ni en las precisiones que según constan en varios periódicos hizo el propio presidente Fernández. Por ejemplo, cómo se justifica que las once obras contratadas el 15 de mayo del 2006 y señaladas en el poder presidencial emitido tres días antes, fueran reducidas a cinco antes de los 7 meses, es decir el 5 de diciembre del mismo año, cuando la inflación de todo el año pasado fue de apenas 7 por ciento.
Queda el cuestionamiento básico de si los 130 millones de dólares fueron obtenidos mediante la venta de 19 pagarés firmados por el secretario de Estado Félix Bautista, no debieron ingresar al Banco Central y no quedarse en manos de la Sunland como parece que ha ocurrido.
No es especulación, sino el texto mismo de los pagarés que indica que “son obligaciones por las cuales se compromete la completa credibilidad y crédito del Gobierno de la República Dominicana”, y también que “Este pagaré es pagadero en la Secretaría de Finanzas, Departamento de Deuda Pública, Santo Domingo, República Dominicana”.
No creo que hayamos ni siquiera insinuado que alguien se robó los 130 millones de dólares. Pero sí que la Sunland colocó los 19 pagarés en la banca internacional, los ha estado usufructuando durante casi año y medio, sin haber puesto un centavo de sus bolsillos. Porque no es una empresa financiera ni constructora y carece de capacidad para esos financiamientos. Según el contrato original, las 11 obras debieron estar concluidas el 15 de mayo del 2007 y su extensión seguramente que eleva los intereses y costo.
El gobierno admitió esta semana que la misma empresa no pudo financiar el otro contrato por 200 millones de obras suscrito también el año pasado con la Secretaría de Obras Públicas por carecer de recursos para ello. Se ignora si en este caso se llegaron a firmar los pagarés que preveía.
Hay que celebrar que el adéndum haya eliminado el sistema de pago doble, (articulo 4)que preveía que a la Sunland se le avanzara el 30 por ciento de los 130 millones de dólares acreditados al gobierno, indicativo de que el dinero de los pagarés debió recibirlo el Estado.
Esto sin volver a discutir si hubo concurso público, si es legal, y si es constitucional el contrato.