Falta un gran empuje social para afianzar las instituciones y garantizar estabilidad

La precaria cultura democrática no es patrimonio exclusivo de los políticos dominicanos y alcanza al liderazgo de las organizaciones empresariales, sindicales, sociales, y eclesiásticas que se asocian al poder político para buscar o preservar privilegios    

                                                Por Juan Bolívar Díaz

            En amplios estamentos sociales se descalifica a los partidos políticos, como si fueran los únicos responsables del atraso institucional dominicano, cuando la responsabilidad es compartida por gran parte del liderazgo social que se asocia al poder político en búsqueda de privilegios o para preservarlos. 

            Es obvio que el partidarismo político carga un enorme y justificado descrédito, pero no se quedan muy lejos las organizaciones empresariales, sindicales y profesionales, que tendrían que desatar un gran empuje para contribuir al fortalecimiento de la institucionalidad democrática nacional.    

Gobierno lanzaría desafío

            Compelido por la triple crisis de salubridad  económica y social, y atendiendo al compromiso de cambios postulado en su campaña electoral, el presidente Luis Abinader estaría preparando un gran desafío a la sociedad dominicana con un conjunto de reformas administrativas, estructurales y legales que mejoren la calidad del gasto, fortalezcan la institucionalidad democrática y preserven la estabilidad político-social en el próximo 2021 que se pinta crucial por las consecuencias del coronavirus.

Son muchos los que creen que el gobierno debería extender el próximo año todos los programas de asistencia a los que han perdido el empleo o lo tienen suspendido, que en principio no se contemplaban en el proyecto de presupuesto del 2021, mientras los planificadores tratan de reducir gastos para poder mantener los programas “Fase” “Quédate en casa” y Pa-ti”, al menos en el primer trimestre. Lo que desde el principio se contempla es el incremento del programa “Comer es Primero”, que pasaría de 811 mil a un millón de familias beneficiarias, duplicando el monto mensual para cada una de 830 a mil 600 pesos. 

Fuentes de crédito aseguran que se busca reducir  gastos no esenciales por unos 50 mil millones de pesos, implicando programas de gastos de todos los ministerios, de los poderes públicos, incluyendo el Congreso, y la reducción al 50% de la asignación a los partidos, equivalente a $630 millones, lo que estaría siendo resistido en la comisión bicameral que analiza el proyecto de presupuesto 2021.

El presidente Abinader contempla apelar a la comprensión y el sacrificio de todos los sectores, comenzando por las dependencias del Gobierno Central donde se impondría un plan de absoluta austeridad, con controles y sanciones a quienes lo desconozcan. También tocaría a los organismos autónomos y descentralizados, incluyendo a los que tienen proporciones fijas del presupuesto.

Los números no mienten

Los planificadores del Gobierno tendrán que hacer mayor esfuerzo para que la población pueda digerir la  magnitud de la crisis fiscal, arrastrada por una década y multiplicada este año por el Covid-19, cuando  el financiamiento pasará de 8 mil 300 millones de dólares. A agosto había alcanzado 300 mil millones de pesos y desde entonces a diciembre se calculan otros 185 mil millones de pesos. La deuda consolidada del Estado estaría ya sobre el 60 % del PIB. 

El proyecto de presupuesto 2021 prevé ingresos por $746 mil millones y los gastos por $706 mil, de los cuales casi un tercio, el 31.9, se irán en pago de deuda pública, 19.2% para educación, 9.4 para administración, 9.2 para protección social y 7.2 para salud. Ahí se va el 76.9%, y el restante 23.1 para energía, justicia, orden público, seguridad, protección ambiental y otros servicios. 

La rigidez del presupuesto es mayor cuando se verifica que hay 23 leyes que establecen porcentajes del presupuesto para entidades autónomas y descentralizadas del Estado, que en realidad nunca se cumplen por completo, pero las instancias de más poder defienden cada peso resistiendo reconocer la gravedad de la crisis fiscal. En virtud de las mismas se irá en el 2021 el 6.7% del PIB o el 37% del gasto, que alanzaría al 62% si se cumplieran al pie de la letra.

Una cultura dura de roer 

Urge al Gobierno convencer a los sectores políticos y a su propia base de funcionarios sobre la necesidad de extremar el ahorro para afrontar la crisis y preservar la estabilidad fiscal y social, pues se enfrenta a una cultura política dura de modificar, donde muchos de los que recién llegan a los cargos públicos, al igual que los legisladores, y los funcionarios de3 los organismos autónomos y descentralizados, no muestran disposición a ceder parte de sus beneficios. Por el contrario hay quienes buscan ampliarlos y extenderlos a sus familiares y relacionados.

El aprovechamiento de lo público, la malversación y la concepción del Estado como botín de ganadores de elecciones, constituyen una cultura política vista como normal en amplios estamentos de la sociedad. Pero cada vez es mayor la proporción poblacional que muestra fatiga ante esas prácticas, coronadas por inmensa corrupción, especialmente en las nuevas generaciones y en las clases medias, como se evidenció en la Marcha Verde entre 2017-18 y en las plazas de las grandes ciudades en la primera mitad de este año.

Pero en estos segmentos crece un sentimiento de rechazo a la política y los políticos que puede convertirse en negativa y tiene que ser vencida con decisiones firmes y gran coherencia. Es lo que trata de mostrar el presidente Abinader que desde su juramentación encamina esfuerzos para controlar y sancionar la corrupción y para reducir el dispendio y mejorar la calidad del gasto público.

No son sólo los políticos

            Las inmensas legiones de los insatisfechos con la forma en que se ha administrado el país tienen que mantener un activismo crítico pero también propositivo, realista, estimulando y aferrándose a los esfuerzos de cambios que parten del ámbito gubernamental o congresual, asumiendo que los problemas no son sólo responsabilidad de los políticos, que de ser así hace tiempo que habrían sido relevados. 

            Las investigaciones sociales diagnostican el gran descrédito de los partidos, de los poderes públicos, legisladores, de la justicia, la policía y, militares y hay razones para eso, pues son a quienes la población elige para encargarle la cosa pública, pero ellos no hubiesen llegado tan lejos si no contaran con la complicidad y la participación de los demás actores sociales, especialmente de los empresarios, sindicalistas, eclesiásticos, intelectuales, académicos, comunicadores. Estos y sus organizaciones se acomodan a los gobernantes para reclamar participación directa o indirecta en el reparto del Estado y en la corrupción y para buscar compensaciones y favores, defender exenciones y evasiones impositivas. La asociación comienza en las campañas electorales cuando se adscriben al “rentismo”, financiando políticos como inversión.

Hasta líderes religiosos  

            La institucionalidad democrática y la transparencia superan con mucho el ámbito partidista y se interna en la sociedad. Las organizaciones empresariales, profesionales, sindicales, sociales y religiosas reproducen los vicios de la política, porque sus estructuras no suelen ser democráticas ni participativas, sus líderes se anquilosan y se aferran a los puestos. En todos esos segmentos se cuentan divisiones, hasta en el Country Club, o el Club Naco, en los colegios profesionales y las centrales sindicales. 

            Ni hablar de las iglesias, en cuyas bases hay una inmensidad de personas dedicadas a servir a la sociedad, incluso a los más necesitados, pero sus jerarquías se confunden con los poderes públicos y empresariales. En el liderazgo religioso no se advierte una militancia con los cambios profundos que requiere la sociedad dominicana. Aunque están prestos a encabezar movilizaciones para que se mantenga absoluta penalización del aborto aún si mediara una violación o esté en peligro la vida de una mujer.    

            Con el Covid-19 cientos de miles de personas quedan sin empleo y se demuestra la vulnerabilidad social dominicana, con indicadores de que sin cambios profundos el país se encamina a la insostenibilidad financiera y a la inestabilidad social. Para evitarlo se requiere no sólo la voluntad política, sino de todo el liderazgo nacional. Pendientes están dos de los tres pactos fundamentales planteados en la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo, que en enero cumple 8 años: el eléctrico para hacer eficiente  ese servicio y economizar un subsidio que en una década consumió miles de millones de dólares, y el fiscal para controlar el dispendio público, reducir exenciones privadas y la extrema desigualdad, y elevar la contribución de los más pudientes.

            A todo el liderazgo nacional tendría que apelar el presidente Abinader, quien pretende erigirse en un refundador del Estado, planteado en su programa de gobierno, con pasos firmes  en sus primeros tres meses, con el Ministerio Público, la transparencia y rendición de cuentas, la prevención de la corrupción, eliminación de botellas y malversaciones, y con la elección de una Junta Central Electoral con personalidades independientes.- 

Parece necesario renovar el Plan Nacional de Regularización de Extranjeros (PNRE)

El programa iniciado en el 2014 quedó en la provisionalidad para 183 mil 718 inmigrantes, 98% haitianos, que solicitaron regularizar su estatus inmigratorio, con permisos vencidos entre el 2019 y noviembre del 2020, después de renovarlos en 2017-18 

                                                Por Juan Bolívar Díaz

            El Plan Nacional de Regularización de Extranjeros (PNRE) ejecutado por el gobierno de Danilo Medina, tras ser dispuesto por un decreto de 1990, dos leyes y una sentencia del Tribunal Constitucional (TC) se encuentra en un limbo, con los  196 mil 471 permisos provisionales de trabajadores temporales vencidos entre el 2019 y 2020.

            La algarabía antihaitiana impuso un plan de regularización muy rígido al que concurrieron sólo el 36% de los inmigrantes registrados por la Segunda Encuesta Nacional de Inmigrantes ENI-2017, el 87 por ciento provenientes de Haití, de los que apenas 14 mil 763, el 5 por ciento, han alcanzado un estatus migratorio regular o definitivo.      

Otro intento fallido

            El PNRE, iniciado en el 2014 en plena euforia antihaitiana, tras la sentencia del TC 168-13 que lo ordenó, se encuentra atascado en la provisionalidad a consecuencia de los múltiples requerimientos que se impuso para el registro de una población inmigrante de extrema pobreza y víctima de prejuicios y exclusiones. 

Después de medio año 2014 para el registro de los inmigrantes, 87 por ciento de origen haitiano, apenas un 3 por ciento logró cumplir todos los requisitos para obtener un permiso de trabajo, y para no reconocer el fracaso se apeló a emitir carnets provisionales al 97 por ciento, por uno o dos años, renovados por segunda vez en el 2017-18 y que han vencido entre el 2019 y 2020, sin que las autoridades nacionales hayan tomado decisión. 

Contrario a lo que se insiste, la imposibilidad de la regularización no ha sido por falta de documentos de identidad, ya que de los 288 mil 481 solicitantes originales, el 93 por ciento los presentó y el 7 restante quedó descalificado de inmediato, por lo que se partió de 259,973. Pero de estos el 97 por ciento nunca pudo cumplir 29 requisitos en 4 ejes fundamentales, en especial  las “condiciones laborales y socio-económicas”.

Como predominó el discurso antiinmigrante, los empleadores y la población en general no entendió los beneficios que para el control de la inmigración ilegal, supone la regularización de los trabajadores que necesitan las actividades económicas, en particular la agropecuaria y la construcción, donde se encuentra más del 60 por ciento de los inmigrantes haitianos. Además, su condición temporera y volatilidad de esos trabajadores dificulta que consigan certificación de empleos, de viviendas y de arraigo.

Las cifras no mienten

            Las estadísticas registradas en un “Informe Final Proceso de  Renovación o Cambio de Categoría Migratoria de  los Extranjeros acogidos al Nacional de Regulación” de la Dirección General de Migración, no dejan dudas del fracaso. Sólo 14 mil 763 tienen en la actualidad un permiso vigente para permanecer legalmente en el país, 8,847 como estudiantes no residentes y 5 mil 916 como residentes temporales. Mientras 196 mil 480 carnets de trabajadores temporeros quedaron vencidos a noviembre del 2020, de ellos 12,779 al finalizar 2019 y otros 183 mil 701 en  11 meses del 2020.

            La dimensión del fracaso se mide cuando se apela a la Segunda ENI-2017, de la Oficina Nacional de Estadísticas, auspiciada por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, con apoyo internacional, según la cual en el 2017 los inmigrantes residentes en el país ascendían a 570 mil 933, de los cuales, 87 por ciento, 497 mil 825, son de nacionalidad haitiana. Los que tienen un estatus migratorio totalizan apenas el 2.58 por ciento.

            El fallo es de origen, porque en la inscripción del 2015 de los 259 mil 973 solicitantes de regularización acogidos, sólo el 3 por ciento, 7 mil 831, pudieron completar los requisitos para recibir el permiso de residencia temporal ordinaria. Entonces para ocultar el fracaso se decidió darles carnets provisionales al grueso, 252,142 inmigrantes. Y de estos sólo 183 mil 718 lograron renovarlo al 2017, que son los que entre 2019-20 han visto caducar sus permisos. 

Se redujeron en 68 mil 423, Migración estima que el 20 por ciento de estos porque se fue del país, y el resto por múltiples causas, incluida la falta de recursos para seguir asistiendo a las oficinas oficiales, donde muchos son víctima de extorsión. La mayoría del 3 por ciento regularizados lo lograron con apoyo económico y legal de grandes empresas azucareras, como el consorcio Vicini y  Central Romana. Sus a bogados estimaron que salían sobre los 15 mil pesos.  

Tres décadas por regularizar

            La regularización de los inmigrantes es otro de los esfuerzos fallidos de la sociedad dominicana, que ha pasado por cuatro diferentes gobiernos a lo largo de 30 años, pues comenzó en el 1990 con el decreto 417-90 del presidente Joaquín Balaguer que la declaró de alto interés nacional. Ya entonces se discutía una actualización de la Ley General de Migración, lo que vino a lograrse en el 2004, al final del gobierno de Hipólito Mejía. El texto dispuso la realización de un plan de registro y regularización de los inmigrantes, pero el gobierno siguiente, de Leonel Fernández, no hizo caso y el reglamento de la ley, que según la misma debía emitirse en 6 meses, se tomó 7 años, apareciendo en octubre del 2011.

            Durante todos esos años se discutió y consensuó la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo, finalmente promulgada por el presidente Fernández en enero del 2012, y en la misma volvió a aparecer la prioridad del programa de regularización de extranjeros para comenzar a organizar y controlar la inmigración haitiana.

            Un año después, en septiembre del 2013 el TC emitió su sentencia 168-13 que privó retroactivamente de la nacionalidad, hasta 1929,  a decenas de miles de descendientes de inmigrantes, casi todos haitianos, que habían sido registrados como ciudadanos dominicanos, desatando un escándalo de dimensiones internacionales que sería conjurado en gran parte  al año siguiente con la Ley 169-14 que se la devolvió a la mayoría, pero dejó un parte con la única opción de registrarse como extranjeros para luego optar por la nacionalidad.

            La polémica sentencia volvió a disponer la realización del Plan de Regularización, lo que acató el gobierno del presidente Danilo Medina con su decreto 327-13, que lo dispuso finalmente, para 7 años después tener un balance pírrico de 14 mil regularizados, la mayoría inscritos en universidades dominicanas..      

Carga al nuevo gobierno

            La situación del PNRE es una carga pesada para el nuevo gobierno, que hasta el momento no ha dicho ni una palabra al respecto, tal vez consciente de que el asunta despierta pasiones que han impedido que gran parte de la población entienda que el país necesita una parte de los inmigrantes y que registrarlos es el primer paso para controlar su desbordamiento. De cualquier forma, después de iniciado el plan, ha seguido en crecimiento la inmigración haitiana, aunque no en las dimensiones del período 2006-12 cuando llegó el 62 por ciento de los registrados en la ENI-2012.

En la ENI-2017 los inmigrantes haitianos habían crecido en 39 mil 592 para cifrarse en 497 mil 825, muy lejos de los 2 millones 100 mil en que los estimó en el 2018 el “Manifiesto Patriótico” de un núcleo antihaitiano. De hecho los ultranacionalistas han sido sobreestimados, porque organizados son unos pocos miles. El partido que más los representa, la Fuerza Nacional Progresista, viene en sistemática caída electoral, pasando en su boleta presidencial del 0.73 por ciento en el 2012, al 0.35 en 2016 y apenas 0.20 en las elecciones de este año, con 8 mil 98 votos.

El nuevo gobierno tiene dos opciones: volver a renovar la provisionalidad vencida o si quiere iniciar un control real  de la inmigración, sincerar los requisitos para que los 196 mil con permisos vencidos puedan alcanzar un estatus migratorio definitivo. Pero la situación se complica si se piensa en qué hacer con los otros 301 mil haitianos que según la ENI-2017 residen en el país pero no han solicitado regularización. Lo peor puede ser mantener el desorden inmigratorio del que sacan enormes ventajas económicas sectores empresariales, políticos  y militares.-        . 

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Largo proceso a la regularización

1.- El decreto 417-90 de J. Balaguer dispone regularizar los inmigrantes

2.- La Ley General de Migración 285-04 ratifica la regularización

3.- La Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo 2012 la replantea

4.- La sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional la ordena

5.- El decreto 327-13 de Danilo Medina dispone el PNRE

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El duro calvario del PNRE

2014-2015

288,481 extranjeros se acogieron al PNRE 

259,973 fueron acogidos provisionalmente 

  28,508 no calificaron por falta de documentos

252,142 recibieron permisos de No Residentes 

    7,831 recibieron permiso de Residencia temporal ordinaria

2017-2018

203,798 solicitan renovación o cambio de categoría migratoria

    9,842 reciben carnet de residente temporal ordinario

183,718 reciben carnet de trabajadores temporeros

   8,847 reciben carnet de estudiantes no residentes

   5,916 renovaron su estatus de residentes temporales 

 12,779 vencieron sus carnets temporeros en el 2019

183,701 vencen carnets temporeros en los meses del 2020

Fuente: “Informe Final Proceso de Renovación o Cambio de Categoría Migratoria de los Extranjeros Acogidos al Plan Nacional de Regularización”. Dirección General de Migración         

El PRM desafiado a superar la arritmia histórica de los proyectos democráticos

La gestión de los proyectos liberales democráticos ha constituido un fracaso desde la fundación de la República, que fueron efímeros y abonaron la anarquía  o sucumbieron a la tentación autoritaria, al presidencialismo caudillista y al continuismo en el poder 

                                                Por Juan Bolívar Díaz

            La experiencia histórica presenta un desafío al Partido Revolucionario Moderno (PRM) en su primera experiencia de gobierno de desarrollar una gestión democrática que comience en sus propias estructuras y su capacidad para renovar su dirigencia y pasa por una relación constructiva entre los poderes del Estado.

            La historia política dominicana registra un fracaso de los proyectos más democráticos y liberales, comenzando por el de los fundadores de la República, permitiendo que predominara la anarquía o prolongados gobiernos conservadores, tanto que 8 presidentes han gobernado el 69% de los años de independencia.

Las advertencias al PRM 

Aunque todavía los  motivos son poco significativos, ya se han formulado advertencias al PRM para que no repita la constante histórica de los liberales de fracasar en su autogestión para dar paso al autoritarismo o a la anarquía y permitir el predominio de los regímenes autoritarios que no han auspiciado la fortaleza institucional de la nación. Fue relevante que sectores perremeístas insistieran en pretender llevar a la Junta Central Electoral al vocero del expresidente Hipólito Mejía desafiando el reiterado compromiso del presidente Luis Abinader de no auspiciar dirigentes políticos en los organismos estatales de control.

Menos significativo, pero se han dado manifestaciones de dirigentes locales pretendiendo que los nuevos gobernantes se inclinen ante la concepción del Estado como botín partidista, lo que también ha sido rechazado por Abinader, quien se propone convertirse en cimentador de la institucionalización democrática. Lo prometió y consagró en documentos a lo largo de su exitosa campaña electoral, y entiende  que eso contribuyó a la avalancha de votos que este año catapulto su partido en los cuatro niveles de elección.

El presidente Abinader ha conformado un gabinete equilibrado con profesionales y empresarios sin tradición partidista, pero predominan los dirigentes perremeistas en ministerios claves como el de la Presidencia, Economía y Planificación, Obras Públicas, Educación, Energía y Minas, Turismo, Medio Ambiente y otros, y son tantos en cargos medios que el PRM tendrá que afrontar el problema que debilitó al PLD, cuando toda su dirección pasó al gobierno, para terminar empeñados en la búsqueda de beneficios políticos o personales, olvidándose de los compromisos con la sociedad. Los gobiernos exitosos son los que generan algún nivel de coordinación y separación entre las funciones gubernativas y la labor del partido, como el PRI mexicano, lo que contribuyó al más largo período de gobierno en la etapa universal de construcción democrática. 

Autoritarismo y anarquía

            En la historia de la RD los proyectos más liberales y democráticos han fracasado reiteradas veces, desde el origen mismo de la República, por las divisiones internas o la incapacidad para afianzar proyectos, dando oportunidad al predominio de los que nunca han creído en las capacidades del pueblo dominicano para generar instituciones sólidas y desarrollarse sin proteccionismo extranjero. 

            Lo más relevante es que RD ha contado más de un centenar de presidentes, sobre todo en sus primera mitad, cuando hubo un promedio de uno por año, porque muchos duraron apenas meses y semanas, en constante anarquía, para aterrizar en caudillos redentoristas que devenían en dictadores y tiranos, que se prolongaban en el poder o volvían una y otra vez, desde  el primero, Pedro Santana. Pero sólo 8 de ellos gobernaron el país por más de dos tercios de su historia, descontando los 11 años de eclipse de la independencia, por la reanexión a España y las dos ocupaciones norteamericanas.

El régimen más prolongado ha sido la tiranía de Trujillo, de 31 años, la dictadura de Balaguer por 22, Ulises Hereaux por 14 años, una década dictador,  Santana 10, Buenaventura Báez sumó 9, Horacio Vásquez 7 y más recientemente Leonel Fernández se inscribió con 12 años y Danilo Medina con 8. Se dividieron y no predominaron los trinitarios fundadores ni luego los restauradores de la República. Algunos como Vásquez, Leonel y Danilo comenzaron enarbolando los valores democráticos y concluyeron renegándolos y secuestrando la institucionalidad democrática, como precio para prolongarse en el poder. En ese empeño Vásquez creó las condiciones para el advenimiento de la más prolongada tiranía de la historia nacional, desde 1930 al 1961, dejando una impronta que décadas después todavía lastra zonas del alma nacional. 

Juan Bosch y F. Espaillat

            Como ejemplo del fracaso de los liberales dominicanos se citan los efímeros gobiernos de Ulises Francisco Espaillat, en 1876 y el de Juan Bosch, nueve décadas después en 1963, señalados como los más grandes civilistas, teóricos de la democracia social, e incorruptibles que han alcanzado el poder en RD. El primero, auspiciado por el líder restaurador Gregorio Luperón, apenas duró 6 meses, preso de la anarquía que devastó el país en esas décadas. 

Juan Bosch fue derribado a los 7 meses, por el golpe de Estado de septiembre de 1963 que tuvo la desgracia de reunir a políticos derechistas y hasta teóricos izquierdistas, como Juan isidro Jiménes Grullón, al alto empresariado y a la jerarquía eclesiástica, graduados en los privilegios e incapaces de entender un discurso propulsor de libertades, institucionalidad democrática y equidad, aunque no hubiese pasado del texto constitucional y algunas disposiciones. 

Pero el caso de Bosch es relevante por cuanto él mismo agregó ingredientes que facilitaron su desplazamiento. No logró entenderse ni siquiera con su propio partido, el PRD, donde muchos dirigentes no atinaron a entender el proceso histórico que vivían, y llegó al extremo de disponer que cerraran sus locales o los destinaran a escuelas. Se peleó también con sectores sindicales y sociales cercanos a sus planteamientos y quedó tan solo que al día siguiente de su derrocamiento apenas unas decenas de jóvenes acudieron a protestar ante el Altar de la Patria.     

El triste historial del PRD

            Si algo muestra el infortunio de los liberales democráticos dominicanos es el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), la más prolongada organización política nacional, que cuenta 81 años desde su fundación en Cuba en 1939 por los más prominentes exiliados de la tiranía trujillista. Durante décadas enfrentó las dictaduras de Trujillo y Balaguer, una invasión norteamericana, un golpe de estado a su primer ejercicio gubernamental y sobrevivió promoviendo normativas democráticas, durante cuatro gobiernos pero ninguno por más de 4 años, y sólo dos consecutivos, pero tan contradictorios como de dos partidos diferentes.

            Al PRD se le cuentan una decena de divisiones, dando origen a otros seis partidos, de los cuales los últimos, el PLD y el PRM, han alcanzado el poder y protagonizado el antagonismo político en los últimos años. Los tres dirigentes que lo trajeron al país en 1961, tras el ajusticiamiento de Trujillo, Angel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón Castillo, se distanciaron apenas meses después y los últimos dos con nuevos partidos.

            El primer gobierno perredeísta que completó su período, el de Antonio Guzmán, cumplió la misión de abrir la más prolongada etapa de construcción democrática y se le acredita por  ello, tras un legado autoritario que acumuló demandas sociales y económicas que apenas pudo afrontar. La gestión fue excesivamente personalizada en el mandatario que desde el primer momento selló que se trataba de “mi gobierno” y con un gabinete casi por completo extraño al PRD,  y tratando de evadir compromisos, incluyendo el histórico de no reelección, se distanció del partido y especialmente de su último gran líder José F. Peña Gómez. La prisa por el relevo interno, encarnado en Salvador Jorge Blanco, contribuyó al trágico final de la vida de Guzmán, pero también qu éste no se preparó para aceptar la alternabilidad que pregonaba el historial partidista.

Los otros dos gobiernos perredeístas, de Jorge Blanco e Hipólito Mejía también sucumbieron en parte por la división y la incapacidad para gestionar la democracia interna. El primero no pretendió la prolongación, pero fue víctima de la terrible “década perdida” de América Latina y las imposiciones fondomonetaristas que acarrearon un alto costo político. El de Hipólito Mejía sucumbió ante la crisis bancaria y se internó en otra división, por la ambición continuista que llegó a la modificación constitucional oportunista. Lo que siguió fueron dos divisiones, que originaron el PRSD y el PRM, reduciendo al viejo PRD a la insignificancia.

Lecciones que deja el PLD 

            Entre los desafíos que tiene el PRM y su gobierno, está interpretar correctamente el historial del PLD, para entender por qué fue desplazada la inmensa maquinaria de poder levantada por Leonel Fernández en 12 años de gobierno y perfeccionada en los últimos 8 por Danilo Medina. Ellos fueron herederos del legado de Bosch, quien abandonó su histórico PRD en 1973 para crear un partido de cuadros a su imagen y semejanza y promover la liberación nacional.

            Ambos gobernantes comenzaron reclamando el legado boschista pero terminaron hundiéndolo en el estiércol de la corrupción, la impunidad, el secuestro de las instituciones democráticas, la compra de conciencia, el clientelismo y le negación de  rendición de cuentas, que ni siquiera permitían preguntas de los periodistas. Se distanciaron tanto de la población que perdieron la brújula y se dividieron por  el poder ilimitado y eterno, sin dar paso a la menor renovación, secuestrando hasta el propio partido.            El PRM fue beneficiario de la hartura de la sociedad dominicana con los engaños que repiten la misma historia, expresada sobradamente en la Marcha Verde y en las plazas y cacerolazos. Ese sentimiento está vivo y deberá ser respetado y honrado, a no ser que los perremeistas se quieran conformar con un ejercicio gubernamental limitado a 4 años, como sus antecesores perredeístas y a repetir la historia de fracasos de los proyectos democráticos.-  

Hay que rescatar la ley de salarios públicos, aprobada en 2013, para reordenar el Estado

La Ley 105-13 fue ignorada por el presidente Danilo Medina, el mismo que la promulgó en agosto del 2013, tras más de dos décadas de ponderaciones, con financiamiento  internacional, manteniendo una enorme inequidad y desorden salarial en el Estado  

                                                Por Juan Bolívar Díaz

Uno de los desafíos que tiene por delante el nuevo gobierno del presidente Luis Abinader, que pretende un reordenamiento del Estado, es el de rescatar la Ley 105-13 de Regulación Salarial del Sector Público, promulgada hace 7 años, pero que data de la década de 1991 cuando se aprobó la Ley 14-01 de Servicio Civil y Carrera Administrativa.

Durante más de dos décadas, primero desde la Oficina Nacional de Administración y Personal (ONAP)  y luego por el Ministerio de Administración Pública (MAP) se ponderó y consensuó la ley para regular los salarios públicos, dejada de lado por el mismo presidente que la promulgó, quien archivó sl proyecto de reglamento que le entregaron en el 2014.

Para reordenar el Estado

            El objeto consignado en la Ley 105-13 es establecer el marco regulador común de la política salarial para todo el sector público dominicano”. Es redundante en dejar claro que es para “todos los funcionarios y empleados del Estado y las entidades que lo conforman”, como reza su artículo 2, y el siguiente enumera primero los tres poderes clásicos del Estado, los entes y órganos constituidos con régimen propio, organismos autónomos y descentralizados, financieros y no financieros, de la seguridad social, los ayuntamientos y hasta las empresas públicas.

            La ley dispone, en su artículo 4, un sistema remunerativo para los servidores públicos integrado por un conjunto de principios, políticas y procesos para las prestaciones laborales, enumerando equidad, jerarquía, equilibrio, con un salario base y sólo el 13 navideño, y plantea la escala reglamentaria, revisable cada dos años. 

            Pero su mayor virtud, como también contradicción, es su capítulo VI, con 8 artículos, que comienzan con principios de incompatibilidad y conflictos de intereses y prohibiciones de carácter ético, que aunque muchas ya están en la Ley de Función Pública, son sistemáticamente ignorados y violados abiertamente. 

            Lo más relevante es que prohíbe los pagos adicionales por cumplimiento de los objetos de las funciones, por participar en juntas o comisiones, los aumentos salariales aislados, la asignación de tarjetas de crédito, exceptuando los presidentes de los poderes del Estado, limita el pago de gastos de representación y combustibles al 15% de los salarios, exclusivamente para los más altos funcionarios. Por demás, se prohíbe violar las escalas salariales, y el artículo 12 consigna un tope máximo inicial de $450 mil para el presidente y $400 mil para vicepresidente y los presidentes de los otros poderes del Estado.       

Data de 1991 y del 2008

            Desde el comienzo de la década de los noventa se discute en el país la necesidad de una legislación para promover salarios justos y equitativos que dignifiquen el servicio público e incentiven su eficiencia. Por eso en la Ley 14-91, de Servicio Civil y Carrera Administrativa, de 1991, se instituyó la Oficina Nacional de Administración y Personal (ONAP), “que elaborará y desarrollará un sistema uniforme y equitativo de remuneraciones” para los empleados estatales, como se lee en sus artículos 14 y15.

Especialmente a partir del primer gobierno del PLD y Leonel Fernández 1996-00), se impulsa el Programa de Apoyo a la Reforma y Modernización del Estado, y el Programa de Apoyo a la Reforma de la Administración Pública, que con la ONAP daría los primeros pasos para materializar la carrera administrativa instituida al final del régimen de Balaguer. Fruto de muchas inversiones, mayoritariamente de la entonces Comisión Europea y luego Unión Europea, del BID y la USAID y del gobierno nacional se promovió un gran debate con consultas a expertos internacionales. Todavía en el 2010 la Unión Europea aportó al programa $124.5 millones. 

Con altas y bajas siguieron las consultas y tras más de una década se logró aprobar la Ley de Función Pública 41-08, que crea la Secretaría de Estado de la Administración Pública, que la Constitución del 2010 convertiría en Ministerio. En sus artículos 8 y 31 la ley del 2008  encarga “elaborar y actualizar anualmente el  sistema retributivo del personal de la administración pública central y descentralizada” y su reglamentación.

LF la vetó en último día

El MAP, encabezado por Ramón Ventura Camejo, quien dirigió grandes esfuerzos desde la ONAP, prosiguió promoviendo la carrera administrativa y la ley de salarios tropezando con la resistencia de los funcionarios de los organismos descentralizados, que a toda costa querían quedar fuera de cualquier reglamentación que les restringiera los enormes privilegios de que disfrutan en materia salarial, de pensiones, gastos de representación, seguros internacionales, educación de los hijos,  y bonificaciones que en algunos casos alcanzan 15 y 16 salarios anuales, todo un mundo de distancia con el resto de los servidores públicos y desde luego de los empleados privados. 

Esos privilegios, que comenzaron hace décadas por el Banco Central, y el Banco de Reservas, se extendieron a todo el sector financiero estatal, incluyendo las superintendencias, y luego a órganos autónomos como JCE, TSE, Cámara de Cuentas, y alcanzaron altos niveles hasta del Ministerio Público, de algunos ministerios, como el de Hacienda, y hasta de direcciones generales, como Aduanas, Impuesto sobre la Renta y Portuaria.

Pese a todo, la ley fue aprobada por primera vez en el Congreso Nacional al finalizar el tercer período de gobierno de Leonel Fernández quien, contradiciendo  su inicio como  gran promotor de las reformas del Estado, la observó o vetó en su último día como presidente, el 15 de agosto del 2012, tratando de sembrar graciosidades. Se desperdició así el inicio de otro gobierno, momento más propicio para implementar restricciones que los nuevos funcionarios tendrían que aceptar.  

DM se guardó el reglamento

            La incubación de la ley de salarios prosiguió con nuevas consultorías internacionales, seminarios y transacciones hasta ser de nuevo aprobada por el Congreso y promulgada por el presidente Danilo Medina, al agotar su primer año de gobierno, en agosto del 2013. Fue celebrada en el MAP y por lo menos en Teleantillas, donde se le había promovido en paneles y entrevista con cuantos consultores fueron traídos al país con ese objetivo. 

            Ventura Camejo y sus técnicos del MAP se adelantaron al plazo de seis meses que la Ley 105-13 de Regulación Salarial del Sector Público consignó para que se promulgara el reglamento complementario y la primera tarifa salarial, lo que llegó a manos del presidente Medina en enero del 2014 para quedarse allí en una gaveta, repitiendo la constante nacional de pasar años gastando recursos y buscando consensos para aprobar leyes que no se cumplen. Se juntó con la de Estrategia Nacional de Desarrollo promulgada un año antes, en el 2012. 

            Ya para entonces el PLD daba claras demostraciones de fatiga democrática, lo que lo conducía a gobernar mediante otra “normativa” nacional, “la ley de la conveniencia”, y lo que siguió fue el mayor desorden administrativo y salarial, duplicando la nómina pública, la multiplicación de organismos, sobrepuestos, el minifundio del Estado, en el que cada alto ejecutivo era dueño de su parcela y la sembraba de clientes de todos los niveles, para manipular conciencias y prolongarse indefinidamente en el poder.

            Pasaron 7 años desde la promulgación de la ley y de nada sirvieron los discretos recordatorios de los organismos internacionales que la patrocinaron, los ejecutivos del MAP se doblegaron y la opinión pública se fue olvidando de la normativa.

La nueva oportunidad

En las prioridades económicas y sociales, de los “Lineamientos Básicos para un Gobierno de Regeneración Salarial” de la “Coalición Democrática por el Cambio” que ganó las elecciones de este año, se consigna el cumplimiento de la Ley Salarial del Estado, como la de Estrategia Nacional de Desarrollo. La crisis en que el Coronavirus ha sumido el país hace más perentoria la reorganización del Estado, planteada como fundamental por el presidente Luis Abinader.

            Para poner en vigencia la ley salarial habría que rescatar primero el proyecto de reglamento que quedó en la Consultoría Jurídica del Poder Ejecutivo y proceder a elaborar una nueva escala salarial, tomando en cuenta que en lo único que se aplicó la normativa del 2013 fue en ajustar hacia arriba los altos salarios que quedaron por debajo de la tarifa. 

Es de rigor romper la extrema desigualdad en un Estado donde alrededor del 50% de sus servidores tienen sueldos que no alcanzan al valor de la canasta familiar del quintil más pobre, que ya sobrepasa los $14 mil mensuales. El salario mínimo estatal apenas fue elevado hace dos años desde $5 mil a $10 mil. La tabla 12 del anteproyecto de presupuesto para el 2021, indica que el sueldo promedio de los tres poderes del Estado es de $28 mil 850, por debajo del promedio de los cinco quintiles que según el Banco Central está en $32 mil. 

Conviven con salarios y pensiones de cientos de miles de pesos y multiplicidad de privilegios prohibidos en la ley salarial, ya no sólo en organismos autónomos, sino también en el mismo gobierno central. Y las diferencias alcanzan hasta el doble entre lo que ganan funcionarios de idénticas responsabilidades, en un mismo ministerio o frente a otro, como documentó Participación Ciudadana en su estudio “Niveles de Diferencia en los Salarios de la Administración Públñica”. 

Por cierto que la tabla citada cuantifica los asalariados de los tres poderes del Estado y órganos especiales en 581 mil 109, lo que implica que la totalidad estatal ronda los 800 mil si se les suman los ayuntamientos, demás entidades descentralizadas y los pensionados.

La supresión de los privilegios extra salariales y la imposición de límites en todos los organismos del Estado, amparadas en mandatos constitucionales y legales podría constituirse en un crédito importante para el gobierno de Abinader, que deberá irse abriendo ventanas y luego puertas para el pacto fiscal que dispone la Estrategia Nacional de Desarrollo, también en espera de rescate.-   

Un Congreso Nacional demasiado caro cada senador sobre $27 millones anuales

Los barrilitos y cofrecitos son insostenibles en medio de la triple crisis de salud, económica y social, y los legisladores tienen privilegios autoconferidos, en violación de preceptos constitucionales, los senadores con seguros de vida y de salud internacional  

                                                Por Juan Bolívar Díaz

            En el proyecto de presupuesto para el 2021, bajo austeridad, el Congreso Nacional y la representación al Parlamento Centroamericano (Parlacen) se llevarán más de $7 mil 819 millones, un costo que mantiene el país como el cuarto de mayor gasto legislativo y con salarios y bonificaciones superiores a las de España, además de otros varios privilegios.

            Alguna vez la sociedad dominicana tendrá que reevaluar si su Poder Legislativo  no debería ser de una sola cámara como todos los países centroamericanos, pero en lo inmediato se impone derribar los barrilitos y cofrecitos asumidos ya como símbolos del ventajismo inconstitucional y antidemocrático, estimados en $691.6 millones para el 2021.

En el proyecto para el 2021    

            En el proyecto de presupuesto para el próximo año se consigna un total de $7819, 105,836 para el Congreso Nacional, de los cuales $5183, 326,712, están destinados a la Cámara de Diputados, y $2635, 779,124 para el Senado. Mecánicamente divididos entre los 210 diputados, incluyendo los 20 al Parlacén, estos saldrían a 24.6 millones de pesos anuales, y los 32 senadores a $82.3 millones.

            En las partidas de ambas cámaras aparece un capítulo denominada “contribuciones especiales”, por $461.003, 491 para el Senado, lo que arroja $ 14.4 millones para cada senador, y de $230, 612,789 para la cámara baja, que entre 190 diputados nacionales equivale a $1.2 millón. Se estima que estos son los montos destinados a “ayudas sociales”, popularmente denominados barrilitos y cofrecitos, instituidos sin base constitucional, porque esas actividades no están entre las funciones legislativas, que son legislar y fiscalizar.

            También se le resta legitimidad porque esos fondos se los han atribuido los mismos congresistas y en gran parte se manejan a discreción sobre todo de los presidentes de la Cámara, para que regalen en el Día de las Padres, los Reyes, Navidad e inicio del año escolar y hasta para atender solicitudes adicionales. En el Senado existe un “Manual de Beneficios Senatoriales” y sumas específicas para los barrilitos, atendiendo a la población provincial.       

            Un estudio del Centro de Investigación y Docencia Económica, de México, indicó que en el 2005 la RD tenía el cuarto Congreso más caro entre 20 países de América Latina, en términos proporcionales, sólo superado por las tres mayores naciones de la región, Brasil, México y Argentina. Y el mismo año la Red Latinoamericana de Transparencia Legislativa estimó que el Congreso Nacional era el segundo peor en falta de transparencia. El Latinobarómetro registra los congresos entre las instituciones de menor crédito, 20%.

Alto costo de los senadores

            Con el Manual de Beneficios Senatoriales se pudo establecer que los senadores dominicanos reciben $6 millones 147 mil 200 anuales por sueldo, gastos de representación, combustibles, hospedajes, y dietas por asistir a sesiones y a comisiones. Para Navidad $1 millón 500 mil y otros $500 para Reyes. Tienen una asignación mensual de $690 mil, para pagar personal auxiliar y asesores, que por 13 implican $8 millones 970 mil anuales; en muchos casos los entregan a familiares y activistas políticos. Y con los barrilitos se agregan  en promedio otros $8 millones 316 mil para totalizar $25 millones 433 mil 200 anuales, o $2 millones 119 mil 434 mensuales.

            Pero su costo es todavía mayor, porque también les pagan seguro de vida y de salud, internacional que incluye a cónyuge, e hijos hasta 25 años de edad, y pueden disponer de hasta tres vehículos, con chofer y combustible. Y para más privilegios hay que sumarle las exoneraciones de dos vehículos por período de 4 años, que muchos han vendido,  lo que es ilegal, para que empresarios y nuevos ricos importen vehículos de lujo que pagarían millones de pesos de impuestos. Por todos estos renglones el costo por senador sobrepasaría los $27 millones anuales. En muchos casos disponen también de guardaespaldas.

            Los barrilitos no se cargan por igual, sino atendiendo a la proporción poblacional de la provincia: DN, Santo Domingo, Santiago y San Cristóbal, las mayores han estado recibiendo $1 millón 59 mil mensuales; las de menor población, Ocoa e Independencia, $609 mil; Santiago Rodríguez, Dajabón y Elías Piña 619 mil; las demás en ascenso hasta el millón. Hasta ahora se destinan al barrilito $22 millones 180 mil mensuales, que promedian $693 mil 125 entre 32 senadores. Pero Antonio Taveras Guzmán, de Santo Domingo, y Eduardo Estrella, de Santiago, lo rechazaron desde que asumieron la función en agosto. La del DN, Faride Raful, que en principio dijo que lo destinaría a pago de asesores, lo renunció esta semana, acogiendo la demanda generalizada.     

Más modestos los diputados

            Los ingresos de los diputados son mucho más modestos; entre sueldo, “compensación salarial”, gastos de representación y dieta reúnen $364 mil 443 al mes, para $4 millones 373 mil 315 anuales. Su costo se eleva porque la cámara les paga a cada uno, asistente legislativo,  secretaria, mensajero y chofer, sin que se haya podido precisar monto. 

            La asignación de los diputados para asistencialismo o clientelismo no es transparente como en los senadores, después que hace 5 años “la suprimieron”. En realidad quedó a discreción, con partidas para Navidad, Reyes, Día de las Madres, inicio del año escolar, y por solicitudes especiales. Si se parte de los $230 millones 612 mil presupuestados para 2021   en el renglón de “contribuciones especiales”, tocaría a cada diputado $1 millón 213 mil, lo que implica $101 mil 145 cada mes. Esa suma coincide con una confidencia de que se les permite solicitar hasta 100 mil pesos mensuales. También hay contribuciones adicionales en especie, por ejemplo en las cajas navideñas para repartir entre la clientela política y relacionados. 

            En los años recientes, los cofrecitos de los diputados podían ser surtidos generosamente cuando se necesitaba más su voto, incluso a los de oposición. Eso incluye los esfuerzos de los presidentes de la cámara baja por mantener “su popularidad” para ser reelectos.

El lujo de los diputados al Parlacen     

Los 20 diputados que representan el país en el Parlamento Centroamericano (Parlacen) son en la práctica un premio de consolación para cuadros políticos que no alcanzan las candidaturas a las 190 curules del Congreso Nacional. No se eligen directamente, sino que se distribuyen en función de los votos obtenidos por los partidos. Es una representación simbólica, porque el Parlacen no tiene efectos vinculantes en ningún país.

Estos representantes reciben 2 mil dólares mensuales, cerca de 120 mil pesos. En la proyección de gastos para el 2021 tienen reservados $87 millones 427 mil 567, lo que dividido entre 20 arroja $4 millones 371 mil 378, entre 13 salarios un monto per cápita de $336 mil. La diferencia podría estar en los pasajes y gastos de viaje y seguros que se les paga. 

El Parlacen no aporta nada al país, aunque es una tribuna de interrelación con la dirección política de la región, lo que podría contribuir a una vinculación que ha llegado tardía para la RD, al igual que con los países de la Comunidad del Caribe, donde no ha logrado pasar de la categoría observador, siendo la mayor economía de la región caribeña.    

De iniquidad e inequidad

            Desde que se formalizó el actual esquema de barrilitos y cofrecitos, en la presidencia del Senado de Reinaldo Pared Pérez, en el 2004, la opinión pública los ha rechazado. Se supone que estaba llamado a sustituir la discreción de los repartos anteriores y que sería transparente el gasto, sujeto a rendición de cuentas. Pero eso no ha ocurrido.

            No hay duda de que se trata de un  subsidio para el clientelismo y el ventajismo de los legisladores, que en el caso de los senadores ha implicado el reparto de un promedio de $8.3 millones anuales, varios sobre 12 millones anuales, casi 50 millones de pesos en el período de 4 años. Eso les da una ventaja para competir hasta contra sus propios compañeros de partido, que a la hora de perseguir candidaturas no disfrutan del menor financiamiento público. Mucho más a quienes buscan sustituirlos desde otros partidos. Es lo que se llama inequidad. Pero también es una iniquidad auto conferirse parte del presupuesto nacional para beneficio político personal y para familiares y  relacionados. 

            A los barrilitos y otros financiamientos abusivos se atribuye, en parte, la estabilidad que tuvieron los senadores en las últimas dos décadas. En el 2010 el 84 por ciento de ellos, 27 de los 32, fueron reelectos, y por seis años. También el 74% de los diputados. En el 2016 se repitió casi en similares proporciones. Pera los comicios de este año el ventajismo fue barrido por la avalancha que sacó del poder al Partido de la Liberación Dominicana, que con sus aliados tenía 30, y ahora sólo tres del total están repitiendo.

            El clamor contra los barrilitos y cofrecitos de ha generalizado y en la opinión pública se les tiene como símbolo de oprobio. Muchos de los electos este año, que saben lo difícil que es competir con los beneficiarios de ese financiamiento inconstitucional, han perdido la memoria y ahora quieren mantenerlos. Pero con la grave crisis fiscal y económica, el clamor es tan fuerte que se preparan hasta paradas ante el Congreso y los partidos podrían verse forzados a intervenir. El desafío es mayor para los que ganaron las elecciones prometiendo un cambio político y ético.-    

La tecnocracia choca con la realidad política y obliga al presidente Abinader a enmendar

Es obvio que no se dan las condiciones mínimas para incrementos de impuestos y mucho menos sin explicar sus alcances, aunque los propuestos no afectaban a los sectores medios y bajos, y faltando documentar la profundidad de la crisis  

                                                Por Juan Bolívar Díaz

            El presidente Luis Abinader rectificó el primer tropiezo de su gobierno al anunciar que no habrá incremento de ningún impuesto en el presupuesto del próximo año y que se buscará consensuar los pactos Fiscal y Eléctrico que dispone la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo para aplicarlos a partir del 2022, por lo cual merece reconocimiento. .

            No es que los gravámenes propuestos fueran desproporcionados, es que la población no está dispuesta a nuevas contribuciones mientras no se profundice el iniciado desmonte de la malversación, se documente y comunique mejor sus alcances y avancen en el procesamiento de algunos de los responsables de la corrupción que agobió la sociedad.

Por debajo de la puerta

            Fue un error del equipo económico del gobierno el plantear una pequeña reforma tributaria sin considerar aspectos fundamentales en el orden político como en una coyuntura de crisis sanitaria con graves repercusiones económicas y sociales que determinan una atmósfera de rechazo a mayores contribuciones.

            Pero fue peor que los incrementos impositivos “se metieran de contrabando” en el proyecto de ley de presupuesto para el 2021 y que trascendieran sin la menor explicación, lo que permitió que fueran sobrestimados, cuando en realidad no afectarían a más del 80 por ciento de la población, en nada a los de menores ingresos. Menos todavía el gravamen a las partes de acondicionadores de aire. El paquetito apena representaría unos 20 mil millones de pesos adicionales, una proporción insignificante que serviría para dilatar el pacto fiscal a que está obligado el gobierno.

            De los cinco o seis renglones afectados, el más significativo que podría generar más de la mitad de los ingresos adicionales, era el impuesto de 1 por ciento a los activos netos del sector financiero, señalado entre los menos afectados por la crisis, o entre los pocos beneficiados. Tampoco afectaría a las clases medias ni a los más pobres el gravamen del 8 por ciento a las ganancias adicionales determinadas por la pandemia en algunos sectores empresariales. El presidente informó que el sector financiero y la Barrick Golf aceptaron un adelanto de contribuciones, y luego se supo que sería descontado en plazo de 15 años.    

Reacción desproporcionada

            La falta de explicación contribuyó a la enérgica reacción de rechazo, incluso desproporcionada para el costo de los impuestos planteados, que se centró en el gravamen  del 3 por ciento a los pagos personales en dólares, y el cobro de impuesto sobre la renta a  salarios navideños exentos del mismo.

            Se estima entre 6 y 7 por ciento la proporción de la población que hace pagos en dólares, importando directamente o por viajes. La pandemia ha incrementado las compras por internet, básicamente de sectores medio-altos y altos, en desmedro del comercio y del empleo nacional. Para estos y el que viaja y paga sobre 20% de propina en restaurantes y bares, un 3 por ciento de impuesto no debería considerarse abusivo.

            En cuanto al salario navideño, la confusión fue doble, pues se creyó que era a todos los empleados, cuando se planteaba mantener el actual nivel de exención en el impuesto sobre la renta, que es de 34 mil 700 pesos, lo que dejaba fuera al 85 por ciento de los asalariados, porque ganan hasta esa suma. Y a quienes perciben más de eso, se les mantenía el nivel de exención, cobrándole sólo sobre el excedente. Por ejemplo, quienes ganan hasta 52 mil pesos, sólo pagarían 15 por ciento sobre el excedente de 34 mil 700, es decir sobre 17 mil 300, lo que arrojaría un descuento de 2 mil 595 pesos. Son menos del 10 por ciento de los asalariados en los registros de la tesorería de la Seguridad Social.   

            Convendría saber que en muchas empresas y hasta en organismos estatales, incluso del gobierno central como es el caso del mismísimo Ministerio de Hacienda, no se paga como “regalía navideña” un solo salario, sino varios. Hay empresas donde se evade impuestos manteniendo sueldos bajos a los mandos medios y altos que se compensan hasta con 6 sueldos navideños, libres de impuestos. Eso se llama evasión fiscal.        

Un comprensible rechazo

            Los funcionarios, sean técnicos, tecnócratas o políticos, deberían comprender que en la población dominicana prevalece una actitud subjetiva que rechaza todo nuevo impuesto, sobre todo en la influyente clase media que mueve todos los medios de comunicación y prevalece en las redes sociales. Esa actitud está determinada en gran medida por los altos y persistentemente crecientes niveles de malversación y de corrupción en la administración pública y de evasión de los más ricos, diagnosticados en los últimos años. 

El fenómeno de la Marcha Verde debería estar fresco en la memoria de todos. Eso no significa que ante el primer tropiezo de un gobierno que está tratando de reducir la malversación y combatir la corrupción, con nuevos mecanismos, millares vayan a lanzarse a las plazas o a marchar por las avenidas, como pretendieron algunos. Pero sí implica el rechazo hasta irracional, subjetivo, que lleva a proclamar que no se necesitan más impuestos. Hay mucha gente de altos ingresos y empresas de enormes ganancias que tienen que contribuir más para reducir la enorme desigualdad, la pobreza extrema y las exclusiones. 

Desde luego, la cultura política nacional es tan primitiva y grotesca que a menos de dos meses de instaurado un gobierno, hay quienes están dispuestos a agitarle las aguas para debilitarlo, aunque tengan que esperar casi cuatro años para sustituirlo, condenando a toda la sociedad a seguir en el atraso. Entre estos resaltan los que tienen cuentas pendientes y quieren anular las posibilidades de que les facturen. Pero también personas que por ignorancia se suman a la irracionalidad y exigen milagros aun cuando “el mundo está patas arriba” por la pandemia que ya cobra un millón de vidas, con un impacto económico tan profundo en los países de bajos ingresos, que acarrea el riesgo de “una generación perdida”, como proclamó esta semana Kristalina Georgieva,  la directora general del Fondo Monetario Internacional.

La rápida reacción de Abinader

            Fue relevante la rápida reacción del presidente Luis Abinader ante el generalizado rechazo a la limitada reforma tributaria, sobre todo por haber sido incluida en el proyecto de presupuesto para el 2020 sin previa justificación, demostrativa de sensibilidad ante la opinión pública, primero advirtiendo que no habría imposición y tres días después, en discurso del jueves, anunciando que no habrá nuevos impuestos en el presupuesto del próximo año.

            En el primer gobierno del presidente Leonel Fernández en 1996, también se intentó iniciar con un presupuesto que incluía impuestos no previamente debatidos, pero la diferencia es que ignoró el rechazo generalizado, aunque el partido gobernante sólo tenía un senador y 14 diputados. Como no modificaron el proyecto, el Congreso opositor lo rechazó y en consecuencia el gobierno tuvo que manejarse en el 1997 con el presupuesto del año anterior.

            Esta vez el PRM y sus aliados podrían reunir votos para aprobar un presupuesto, pero Abinader ha cumplido su promesa de buscar consenso para las grandes decisiones de su gobierno. Tal vez consciente de que una imposición de unos 20 mil millones de pesos adicionales, no sólo mellaría muy rápido su popularidad, sino que dificultaría más el Pacto Fiscal que evadió el presidente Danilo Medina, aunque fue mandato de la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo promulgada en el 2012, antes de iniciarse su doble período de 8 años.

            Abinader anunció que el Pacto Fiscal, y el también pendiente Pacto Eléctrico, se empezarán a discutir con la meta de alcanzar consenso en seis meses para aplicarlos a partir del 2022. Enfatizó esfuerzos por reducir la malversación, combatir la corrupción y mejorar la calidad del gasto, priorizando salud, educación y asistencia social, pese a la contracción por la pandemia, y señaló que encontró las arcas agotadas, en la peor crisis económica en 60 años, y que sólo en pagos de deudas a sus contratistas el gobierno anterior erogó al final 40 mil millones de pesos. José Rijo, director de Presupuesto, precisó luego que en julio, su último mes completo, el gobierno de Medina gastó 102 mil millones de pesos, reducidos a la mitad, 55 mil millones, en septiembre, el primer mes entero del nuevo gobierno. 

Sanciones y recuperaciones 

            En el rechazo a nuevos impuestos reflejado en los medios de comunicación, sobre todo en las redes sociales, se incluye la indignación porque “todavía no hay un solo preso de la corrupción”, lo que implícitamente respondió de nuevo el presidente Abinader, reclamando auditorías y acción del ministerio público, pero descartando circo. La precipitación podría ser contraproducente, pues sin fundamentos de pruebas, serviría para dictámenes de no ha lugar que harían imposible las sanciones correspondientes.  

            Aún logrando condenas, no es fácil “recuperar lo robado”, como reclama la indignación social, porque generalmente está escondido en paraísos fiscales, a nombre de otras personas, en inversiones y empresas, cuya incautación implica mucho tiempo y recursos. Así quedó demostrado en el caso de las quiebras bancarias, donde el Estado apenas recuperó un mínimo de lo malversado e invertido para solventar la crisis financiera 2002-04.

            El nuevo gobierno ha empezado a reducir la malversación y ha creado mecanismos independientes de prevención y persecución de la corrupción, pero todavía queda mucho por hacer para recuperar la confianza de la sociedad en el Estado. El partido gobernante y el Congreso Nacional deberían ayudar al presidente, quien ha impuesto austeridad en el Palacio Nacional y renunció a los gatos de representación. Los barrilitos y confrecitos de los legisladores resaltan en la indignación social. Ya son casi dos mil los “diplomáticos”, vicecónsules, subdirectores y subadministradores suspendidos, pero quedan muchos más y en  organismos estatales todavía hay demasiados privilegios que reducir.-    

Las iniciativas del Congreso deben corresponderse con la triple crisis

El gobierno del presidente Luis Abinader empieza concentrando su atención en la triple crisis, de salud, económica y social, y el Congreso bajo control de su partido está obligado a seguirle los pasos, evadiendo distracciones controversiales  

Por Juan Bolívar Díaz

Con mayoría absoluta en las dos cámaras legislativas, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) tiene que planificar su accionar para que se corresponda con las iniciativas del Poder Ejecutivo, concentrado en la prioridad de enfrentar la expansión  del coronavirus y sus críticas derivaciones económicas y sociales.

Los gestores de todo el gobierno tendrán que tener en cuenta las altas expectativas creadas en una ciudadanía consciente, con preponderancia de la clase media, que otorgó el control de los poderes Ejecutivo y Legislativo al Partido Revolucionario Moderno (PRM) bajo el compromiso del “cambio verdadero”.

Un discurso inspirador

La opinión pública acogió a unanimidad el discurso inaugural del presidente Luis Abinader Corona, inspirador por su llamado a la unidad nacional para enfrentar la triple crisis de salud, económica y social, por sus énfasis en las transformaciones del Estado y la manera de dirigirlo, por la energía con que expresó la urgencia de revocar la corrupción y la impunidad, con una Procuraduría General independiente, a la altura de las expectativas.

A punto de cumplirse la primera semana aún resuenan en la población los discursos de Abinader y del nuevo presidente del Senado, Eduardo Estrella, resaltando que ambos alcanzaron las mayores ovaciones de la Asamblea Nacional, con muy pocos invitados aparte  de los diplomáticos y delegados extranjeros, cuando se refirieron al compromiso de preservar los bienes oficiales, sancionar la corrupción pasada o futura,  y rescatar las instituciones democráticas, con un gobierno transparente y en disposición de consultar y rendir cuentas.

Como era de esperarse por la crisis de salubridad, que conllevaba más de 1,400 fallecidos y de 84 mil contagiados, en plena expansión, el discurso y el inicio del gobierno han estado centrados en establecer una nueva estrategia para superarla en el menor tiempo posible,  reparar sus daños económicos y sociales y poder abordar reformas como las fiscales.

La primera semana no alcanzó para concluir las consultas y ponderaciones sobre la forma en que se iniciará el año escolar, pero sí para anunciar disposiciones contra el Covid-19, resaltando un incremento de 15 mil millones de pesos para la salubridad pública, la contratación de un millar de médicos adicionales, multiplicación de los laboratorios y las pruebas de detección del virus, la incorporación del Colegio Médico y de los ayuntamientos a las acciones gubernamentales y una próxima consulta a todo el liderazgo nacional, además de la extensión hasta diciembre de los programas sociales de emergencia. De esa forma respondió reclamos generalizados desde el inicio de la crisis.

Un gabinete brillante

            La designación de Miriam Germán Brito y Yeni Berenice Reynoso como Procuradora General y Procuradora Adjunta, anunciada dos horas antes de la toma de posesión y las primeras juramentadas, fue la culminación de un gabinete caracterizado por la brillantez profesional y ética de casi todos los escogidos, aunque en un par de casos no parecían con buena ubicación, lo que disgustó a quienes aspiran a la perfección y alentó a los deseosos de encontrar las pifias de un manager que empezó con muy alto promedio de bateo, de carreras empujadas y anotadas.

            Resaltan las cualidades gerenciales del economista y empresario Abinader, que ha dejado amplia iniciativa a sus altos ejecutivos para armar sus propios equipos, que en muchos casos han sido constituidos con los mejores profesionales, muchos sin militancia partidista, y otros provenientes de la sociedad civil organizada, con frecuencia jóvenes y en su mayoría personas de edad media sin previo ejercicio gubernamental.  

            La designación de dos o tres miembros de mismas familias despertó críticas de quienes aspiran a la perfección de un sistema político que ha perdido confianza en grado extremo, pero exageradas al considerar, por ejemplo, que la designación del bien preparado  nieto del expresidente Hipólito Mejía, Juan Garrigó Mejía, como viceministro de gestión social, constituye nepotismo porque se madre es la alcaldesa capitalina. Tampoco lo es la designación, también como viceministra, de la abogada Dilia Leticia Jorge, hija del expresidente Jorge Blanco, porque su hermano, alto dirigente del PRM Orlando Jorge, es Ministro de Medio Ambiente. En el pasado gobierno había familias enteras, hasta con diez cargos públicos, comenzando por la  del mismo presidente de la República. Hasta ahora no se conoce de algún familiar directo de Abinader designado en su administración.

Desfase en el Congreso

            Donde hubo claro desfase fue en la Cámara de Diputados, cuando en la primera jornada del nuevo gobierno, su presidente Alfredo Pacheco se despachó anunciando la próxima aprobación del proyecto de Código Penal, sin las tres excepciones a la penalización del aborto, que se discuten desde su presentación por el presidente Danilo Medina en el 2016.         

Fue un error político comenzar poniendo sobre el tapete un proyecto tan polémico, que divide a la sociedad y distrae la atención al debut del gobierno y sus urgentes prioridades, más aún bajo el argumento de que sobre el tema no hubo consenso en las comisiones que lo consideraron en el pasado Congreso, justamente cuando iniciaba uno nuevo, y ahora bajo otro predominio político, precisamente del enunciante.

El traspié de Pacheco ocasionó que de inmediato la Coalición por los Derechos y la Vida de las Mujeres, que agrupa 80 instituciones, especialmente de mujeres y el Foro Feminista le Salieran al frente, diciéndole que iba en dirección contraria a la “Resolución de la 19na. Sesión Ordinaria de la Dirección Ejecutiva del PRM, del 26 de julio de  2016, donde se aprobó apoyar las tres causales, que también están contenidas en el programa de gobierno”. Peor porque las mujeres no están satisfechas por su escasa participación en el nuevo gabinete. Al día siguiente Pacheco dio muestras de receptividad y enmendó el error, anunciando que el proyecto de Código Penal se va a una nueva comisión legislativa.

El desfase en el Senado fue la introducción de un proyecto de homenaje al expresidente Mejía, quien aún no anuncia su retiro de la actividad política, lo que pudiera ser válido en otras circunstancias, pero nada prioritario ante las grandes expectativas de cambio generadas por el presidente Abinader, que se definió como reformador del Estado.

Un gran reto del gobierno

            Tal vez por lo difícil que fue la ruta para poner fin al dominio peledeísta de  cuatro períodos consecutivos de gobierno y cinco de los últimos seis, las expectativas de cambio superan las reales posibilidades. Hay incluso quienes esperan transformaciones más allá del centrista programa del PRM y del mismo presidente Abinader. No es el caso del Centro Social Juan Montalvo, entidad promotora de derechos de los sacerdotes jesuitas, la que proclamó esta primera semana, que “el gobierno tiene el reto de no alejarse de los principales reclamos sociales”, sosteniendo que muchos electores votaron por un cambio, sobre todo hastiados de las desmesuras del gobierno del PLD.  . 

            La prestigiosa institución religiosa se refirió específicamente a la participación social, rendición de cuentas, eliminación de la corrupción y la impunidad, así como de las “bocinas en los medios de comunicación”, y particularmente al escándalo Odebrecht, estimándolo inconcluso, y a la independencia de la justicia, ya abonada por el presidente Abinader, que ha dado pasos también con el anuncio de eliminar organismos inoperantes y refundir duplicidades.  

            El Congreso está desafiado desde las instancias sociales, a eliminar sus programas de “asistencia social”, que no es facultad de los legisladores, los denominados barrilitos y cofrecitos, símbolo del clientelismo y la malversación. Eso debería ser de las primeras iniciativas de la mayoría perremeísta, después que el nuevo presidente del Senado, Eduardo Estrella, el funcionario electivo que alcanzó mayor proporción de votos con el respaldo de 16 partidos, anunció su decisión de renunciar a todos los privilegios del cargo. Los senadores reciben, en proporción a sus representados, hasta más de un millón de pesos mensuales, además del pago de hotel y de una oficina con cinco asistentes en la capital y otra con diez en las provincias, local y servicios, guardaespaldas, exoneraciones de vehículos y combustibles.

La herencia de cargos

            La Cámara de Diputados tiene ya una oportunidad para mandar señales de cambio, por la renuncia de tres de sus miembros recién electos, Nelson Arroyo, Olmedo Caba y Josefa Castillo, que dejaron sus curules para dirigir los Institutos de Telecomunicaciones, y Recursos Hidráulicos, así como la Superintendencia de Seguros. Se discute públicamente el rumor de que querrían continuar el frecuente nepotismo de dejar en herencia a cónyuges o hijos las curules, cuando lo democrático sería escoger los del propio partido que les siguieron en votación en sus  jurisdicciones.

            Desde la barrida electoral del 5 de julio se ha dicho que mientras contiene y revierte la crisis sanitaria y sus secuelas de graves precariedades económicas, el descomunal incremento del desempleo y la pobreza, el nuevo gobierno tendrá que afianzarse en las reformas del Estado, en la fortaleza de la institucionalidad democrática, el control de todo género de malversación, corrupción e  impunidad. El presidente Abinader es de los que lo ha planteado y comenzó a dar ejemplos que deben ser seguidos por su partido y particularmente por el Congreso Nacional, que por demás tiene muchos proyectos prioritarios pendientes. El mismo Pacheco señaló entre  ellos., el de Ley del Agua y Ley de Participación 
Social, los que en vez de dividir, unifican a la población.         

            No hay dudas de que el PRM está sometido a prueba, y si no comienza por las cosas que unifican al país, incluso pequeñas, y que suponen ahorro del escaso dinero público, será difícil que llegue a las grandes. Y no deben olvidar el origen de su poder, particularmente el apoyo de las clases medias y de los sectores ilustrados y grupos sociales que aspiran a un país mejor organizado, con menos desigualdades y de mayor decencia política y respeto por los electores.- 

Fracasó la estrategia contra el Covid y se requiere más que toque de queda

La expansión del Covid-19 en el país nunca se ha detenido, porque el gobierno contaminó políticamente su combate, fracasó al no responder oportunamente a la demanda de atención y no quiso contar con el resto de la sociedad 

                                                 Por Juan Bolívar Díaz

Ahora que se plantean nuevas políticas para intentar contener la expansión del Covid-19 primero que nada hay que admitir que se ha fracasado en su contención y buscar las causas para corregirlas como base de una nueva estrategia, que debe tener como principal instrumento la participación de toda la sociedad organizada.

No hay repunte ni rebrote, porque la curva de crecimiento nunca ha tenido inflexión, también es falso que ello se debiera a que la población no observó el toque de queda, ni tampoco a la campaña electoral que registró muy pocos actos de participación masiva. 

Incremento sostenido

 El análisis de las estadísticas contenidas en los boletines del Ministerio de Salud Pública y la curva gráfica mantenida en HOY indican que el Covid-19 ha tenido un crecimiento sostenido, sin la menor inflexión, que naturalmente aumentó cuando se reinició la reactivación de las actividades económicas, aunque dos semanas antes la población la inició por su cuenta. 

En la fase del estado de confinamiento de la población, por efecto del Estado de Emergencia decretado a partir del 19 de marzo, y que se extendió por tres meses, el Covid-19 mantuvo su incremento. Al 16 de mayo promediaba 208 contagios diarios, que un mes después se elevaron a 365, con aumento de 157 por día, equivalente al 75%. Los fallecimientos pasaron de 428 a 605, es decir 177 de promedio diario, 41% mayor.

Un cuadro anexo muestra cómo desde el 18 de mayo al 13 de julio continuó  sostenidamente la expansión del virus, en proporciones que no avalan atribuirlo a la campaña electoral, que apenas tuvo unos pocos actos masivos desde el sábado 27 de junio, cuando el presidente Danilo Medina salió en caravanas por varias ciudades, rompiendo la limitación de las congregación de personas que vencía con el estado de emergencia el 30 de ese mes. Su candidato desfiló entre multitudes sin mascarilla ni guantes.  Los opositores políticos apenas hicieron actos masivos los dos primeros días de julio, cuando terminó la campaña electoral.

Obsérvese que el porcentaje de incremento de contagios semanal del 13 de julio, fue casi igual que el 1 y el 22 de junio, y menor que el 15 de junio.  Lo mismo el aumento porcentual semanal de los fallecimientos fue igual el 13 de julio que el 1 y el 15 de junio.

Sobre el toque de queda

 Ahora que parece inminente el restablecimiento del toque de queda nocturno, conviene  advertir que la pandemia creció sostenidamente durante los 100 días que rigió entre marzo y junio, y que el número de detenidos por violarlo, según el reporte policial fue de 92 mil 159 personas, es decir 921 por día, que no alcanza siquiera al 0.1% de la población nacional, si la estimamos en 10.5 millones de personas.

Es una calumnia atribuirle a la población, como se ha hecho sin fundamento, la responsabilidad por el incremento de la pandemia, sobre la base de que no respetó el toque de queda nocturno. Es necesario entenderlo para no  cifrar demasiado esperanzas en su restablecimiento, si se evade el problema fundamental que son las actividades diurnas de subsistencia de los trabajadores informales, el 57% de los empleados, la mayoría de los cuales se buscan la alimentación día a día.

Sin duda que al reanudarse las actividades se acentuó la expansión, pero eso era previsible y la responsabilidad es de quienes no adoptaron las disposiciones necesarias para mitigarlo. Fue visible que desde dos semanas antes del inicio de la desescalada, los chiriperos se amontonaban en los mercados para luego salir a distribuir alimentos por todas las ciudades. Las calles se llenaron de automóviles y nadie impidió que se metieran hasta 6 personas en los carros de concho, y no guardaban distancia tampoco en minibuses ni en las paradas.            

Los medios informativos también documentaron gráficamente que ni en los repartos de alimentos y donativos del gobierno y su candidato presidencial se guardaba distancia ni se utilizaban mascarillas. Y cuando se entregaban los subsidios de las viejas tarjetas y los provocados por la emergencia, los beneficiarios saturaban los establecimientos comerciales sin que se hiciera esfuerzo por organizarlos.

La agonía de las pruebas   

La curva siempre ascendente de contagios y fallecimientos muestra un fracaso desde la fase inicial. Se desperdició la oportunidad de estrangular el virus durante los más de dos meses de confinamiento y los 100 días del toque de queda. Si las estadísticas de ese etapa no son más escandalosas es porque se hacían muy pocas pruebas, con promedio diario de 903 hasta el 16 de mayo, que ya el 15 de junio casi se habían duplicado a 1,917 y que en desde el 1 de julio promedia unas 2,400 por día.

 Las pocas pruebas no permitieron identificar con tiempo a miles de contagiados que por lo mismo, se convertían en vehículo de difusión. Y todavía esta semana, en el quinto mes del Covid-19, hay que esperar hasta 5 días para conseguir un laboratorio que las haga y oteros tanto para obtener los resultados. En estos días se anunció que pronto instalarán un laboratorio con capacidad para procesar otras 2 mil pruebas diariamente.

Por igual aún se escuchan quejas del personal sanitario por ausencia de equipos de protección para dar la asistencia. El personal del hospital Estrella Ureña de Santiago protagonizó esta semana una protesta para que no les manden contagiados, por temor a que afecten los pacientes allí recluidos por diversas causas, especialmente las parturientas, que es su principal especialidad.

Ya pasan del 80% las camas destinadas a pacientes del Covied-19 que están ocupadas, y todos los días se anuncia que habilitarán otras, mientras los hospitales están saturados por los que buscan asistencia por las enfermedades normales. Si antes de la pandemia estaban llenos, no debe ignorarse que después de la contención de meses, se hayan acumulado los reclamos de servicios de antiguos y nuevos enfermos de todo género, a los que se suman los del día a día.

Contaminaron la batalla     

Es fácil echar la culpa a la supuesta indisciplina de la población, desconociendo las características del empleo nacional y las condiciones de vida de la gente, cuando ni en muchos hospitales hay agua corriente y falla la electricidad, y gran parte de las viviendas son inhabitables a las temperaturas de estos meses, de hasta 32 grados centígrados. Pero la realidad es que las autoridades gubernamentales no escucharon la advertencia del director de la Organización Mundial de la Salud, de que evitaran politizar la pandemia, y contaminaron el campo de batalla.

Desde el comienzo vieron  el coronavirus como “una oportunidad para mejorar el posicionamiento de sus candidaturas” para las elecciones presidenciales y congresuales. Privilegiaron los negocios con licitaciones de horas y dos o tres días, otorgadas en muchos casos a empresas adhoc de vinculados y evadieron las compras directas que mandaba la emergencia, a empresas de zonas francas y de gobierno a gobierno. Ahí está el testimonio, ratificado esta semana por Teleantillas, del presidente de la Cámara de Comercio Dominico-China, Roberto Santana,  de que ni le respondieron una propuesta de buscar un acuerdo con el gobierno de China para traer cargueros con equipos, materiales  e insumos para combatir la pandemia.

Por demás, las autoridades fueron más eficientes en el reparto de ayudas, en subsidios y alimentos, que en la contención de la expansión del virus, esperando rentabilidad electoral inmediata, que no consiguieron. En el programa “quédate en casa” incluyeron 1 millón 500 mil, 866 mil en el subsidio a empleados suspendidos, y 200 mil trabajadores independientes, que totalizaron 2 millones 566 mil personas, un tercio de los empadronados para los comicios, y 44%  sumados los 700 mil asalariados del Estado.

Toda una nueva estrategia

Superado el desafío institucional de las elecciones y elegido un nuevo gobierno, es urgente establecer toda una nueva estrategia para contener el Covid-19, que ya casi cobra un millar de vidas y casi 50 mil contagiados. En esa dirección deberá ir el esfuerzo de los comisionados del presidente electo para coordinar la lucha contra la pandemia junto al equipo saliente, pues sería irresponsable esperar el mes que queda de transición.

Deberán suplir la mayor deficiencia que ha tenido la estrategia de combate, que es el involucramiento de toda la población en la batalla. Medina se negó a consensuar no sólo con las fuerzas políticas en finales de una campaña electoral, sino con el resto de la sociedad. Hay que incorporar los gremios profesionales y las entidades privadas del sector salud, a los ayuntamientos y las organizaciones comunitarias y juntas de vecinos.

Y desde luego, buscar donde sea y a la mayor brevedad, con el poder del Estado, y sin intermediarios, los equipos, medicamentos e insumos imprescindibles, en China y Rusia, donde hay disponibles, y hasta en España que finalmente parece haber parado la expansión del Covid-19. De nada servirán otros 45 días de emergencia, ni el toque de queda, si no se va a lo fundamental. Hay que reconocer que cada día parece más cuesta arriba la batalla, pero hay que desatar una nueva sinergia para ganarla.- .

Si no manipulan las estadísticas, hay retroceso frente al Covid-19

Declaraciones del Ministro de Salud Pública aumentan la percepción de que están manipulando las estadísticas relativas al Covid-19 en el país, con fines electorales, tras una semana que registra un incremento del 69% en el promedio diario de fallecidos

Por Juan Bolívar Díaz

La suspensión el miércoles del inicio de la tercera fase de la reactivación al cumplirse tres meses del inicio de la emergencia nacional por el coronavirus, no pareció suficientemente fundamentada pero sí contradictoria con los anuncios de inicio de vuelos internacionales y operaciones turísticas para el primero de julio, despertando temores de manipulación política.

La suspensión se produjo en medio de la peor semana, desde mediados de abril, en la expansión de la pandemia, elevando la tasa de fallecimientos promedio de 5.9 a 10 por día, aunque los contaminados se mantuvieron con un ligero descuento, con una reducción del promedio diario de 365 a 357. El 12 de abril marca el récord de fallecimientos con 38.

Congelada la fase tres

El Gobierno sorprendió la noche del martes 16, cuando el Ministro de la Presidencia Gustavo Montalvo anunció la suspensión del inicio de la tercera fase de la reactivación nacional aduciendo que entre la primera y la segunda se había producido un fuerte retroceso con un aumento significativo de los contagios, que habían pasado de unos 350 hasta 500 diarios. Señaló un aumento en la ocupación de las camas en los hospitales y en las unidades de cuidado intensivo.

La información produjo impacto, temiéndose un retroceso, más aún cuando los funcionarios lo atribuyeron a que la población le había perdido el miedo al Covid-19. Dejó en suspenso la autorización a las empresas que tienen hasta 50 empleados para reanudación total, y las que superan los 50 que iban a elevar la empleomanía  hasta el 75%. Los servicios religiosos serían en la terera fase hasta tres semanales.

El acontecimiento fue percibido como un fuerte tropiezo en momentos en que se anunciaba el reinicio de operaciones en los aeropuertos de Punta Cana y Punta Caucedo, y que el sector turístico presentaba al gobierno un protocolo para iniciar la reactivación de ese sector fundamental de la economía nacional.

Sin suficiente fundamento

Sin embargo, la revisión de las estadísticas contenidas en los boletines diarios del Ministerio de Salud Pública no arroja suficiente fundamento, o deja como precipitada, la suspensión de la fase tres, sobre todo cuando en los días siguientes el Gobierno no ha implementado ningún cambio significativo en la prevención, más allá del anuncio de que “apretará” en la exigencia del uso de mascarillas, guardado de distancia y lavado de manos, lo que se recomienda desde el inicio de la emergencia. No ha pasado de amenaza el que sancionarán a quienes no lleven mascarillas, temiéndose que será más difícil lo de guardar distancia, cuando se ha seguido permitiendo cinco y seis personas en los carros de transporte, las aglomeraciones en los mercados y paradas de autobuses y en los repartos de los programas sociales.

Cuando se hizo un análisis de los primeros 59 boletines, comparado con los resultados de los 29 siguientes, hasta el número 88, que incluía los primeros 26 días de la reanudación, fases 1 y 2, se pudo establecer que sólo el promedio de contaminados por día había aumentado significativamente, pasando de 208 a 365, no a 500 como dijo Montalvo, y  en gran medida porque las pruebas realizadas se incrementaron más de 100%, de 903 a 1,917 en promedio diario. Con  una tasa de positividad de 18.2, se registraban 185 contaminados más por día. Tampoco había saturación de los hospitales, porque el miércoles el director del Sistema Nacional de Salud situó la ocupación en 48%,  y un boletín del Ministerio de Salud marcaba 51%. Los enfermos en cuidados intensivos se mantenían exactamente en  la misma cantidad, 145.

Entre los dos períodos, la proporción de fallecimientos diarios se había reducido de 7.3 a 5.9, la tasa de letalidad, o proporción de fallecidos en relación a los contaminados, había bajado de 3.5 a 2.6, y el promedio de recuperados subió de 47 a 60% de los contaminados, mientras la positividad de las pruebas realizadas había descendido de 20.8 a 18.2%.

Se disparan las alarmas

Hubo una razón para que en esta semana se dispararan las alarmas: los fallecimientos por el Covid-19 se incrementaron 70% en el promedio diario, que pasó de 5.9 a 10 en la semana del sábado 13 hasta ayer viernes 19, inclusive. Aunque ese incremento no ha elevado todavía la tasa de letalidad que sigue en 2.6%.

 Una declaración el miércoles del Ministro de Salud Pública, Rafael Sánchez Cárdenas, contribuyó a fortalecer las versiones que circulan hace semanas de que el Gobierno manipula las estadísticas en función del interés político. Por ejemplo que el domingo 17 de mayo, cuando el presidente Medina iba a cantar victoria sobre el Covid-19, el boletín oficial de ese día no registró ni un fallecido. Pero en los días que se buscaba mantener las medidas de excepción que limitan la campaña electoral, sobre todo de la oposición, se dispararon las cifras. Ya en otro discurso, el 17 de abril, el mandatario había sostenido que se estaba alcanzando la meseta o aplanamiento de la línea ascendente de los contagios, lo que ahora indicaría un fracaso.

Al responder una pregunta en su diaria rueda de prensa, el ministro Sánchez dijo que clínicas y hospitales tardan en reportar las incidencias. “No es posible que los reportes se estén tardando, uno, dos y tres meses, en reportes de casos que sean obligatorios, incluyendo las defunciones” y prometió medidas drásticas. Ayer viernes el funcionario se retractó, aduciendo que “esencialmente lo que estamos hablando es de otras enfermedades”. Enredado en sus propias palabras añadió que “hay centros privados y clínicas que  están tardando uno o dos días, y hay algunos casos excesivos que han alcanzado un mes”.

Temores de manipulación

La pretendida rectificación del ministro contribuyo al escepticismo sobre el manejo de las estadísticas, porque los retrasos, aunque sólo algunos sean de un mes, impiden ver con certeza cuándo se produjo el contagio o el fallecimiento, pudiendo alterar los de una semana o mes, hacia arriba o hacia abajo. También facilitan la discrecionalidad de determinar, en función de la conveniencia, cuándo se publica una información llegada con mucho retraso  

Otro factor contribuyente a los temores de manipulación es que en las últimas dos semanas aparecen en los boletines unas “Notas Técnicas” que antes no se incluían y que sugieren un cambio de metodología. La segunda de esas notas indica que “una defunción confirmada o probable” se notifica en plazo de 72 horas. La tercera habla de “total de casos positivos o probables de Covid-19”  y la última se refiere a “casos positivos o probables de Covid-19 pendientes de verificación territorial”. Probable y pendiente de verificación parecen elementos subjetivos

Semanas atrás se cuestionaban los boletines porque no incluían fallecidos sospechosos del coronavirus, si no se le había hecho la prueba, en una primera etapa en que  ni siquiera había suficientes insumos para hacerlas. Aunque todavía esta semana el Ministro de Salud se quejó de que el Laboratorio Nacional no puede procesar todas las pruebas necesarias porque los insumos  se le suministran “a chorritos”.

Desincentivo a la votación

La difusión de una campaña visual en las redes sociales con el logo de la Presidencia de la República ha fortalecido la convicción de los opositores de que estaría en marcha una campaña para intimidar s los electores. Es grotesco que en una se utilice una carabela y en otra una tumba para advertir que “el Covid mata”. Esa línea gráfica llamó la atención de los expertos en comunicación y fue exhibida repetidas veces por televisión y cuestionada en las redes.

 Se cree que la alarma difundida procuraría provocar abstención, sobre todo en las clases medias que son más celosos de su seguridad y salud, donde se aprecia el mayor porcentaje de insatisfacción con el gobierno. Esos sectores son también más difícil de acarrear a las urnas por dádivas, presiones o engaños.

Para las elecciones municipales del 15 de marzo, cuando la mitad de la población no concurrió a las urnas, se criticó que el Gobierno anunciara  el aislamiento del país, con el cierre total de puertos y aeropuertos a causa del coronavirus, a las 7 de la noche de la víspera, a 11 horas del inicio del sufragio, cuando no se perdía mucho con esperar que concluyera. Se cree que eso contribuyó a la baja votación,  que en la provincia de Santo Domingo no alcanzó el 40%, y apenas esa cifra en el Distrito Nacional, Santiago y otros grandes centros urbanos, mientras en las provincias de la pobreza, y en las más alejadas, votaban hasta sobre el 70%.

Temiendo que el temor reduzca la votación, los partidos opositores han iniciado una campaña tendente a convencer a los electores de que si ya hacen vida casi normal, incluyendo filas en los mercados, bancos y establecimientos de todo tipo, pueden ir a depositar su voto tomando las medidas precautorias de lugar para legitimar el próximo gobierno. La Coalición Democrática por la Regeneración Nacional entregó una comunicación esta semana a la Junta Central Electoral insistiendo en mayores previsiones para incentivar el voto dentro de la pandemia, como extensión del horario en dos horas, franja inicial para los mayores de edad, eliminación del entintado de dedo y prueba de temperatura para los operarios de los colegios electorales y los delegados políticos.-         

                                                 Boletín 59       Boletín 88      Boletínes  86 al 92

                                                           16 de mayo           15 de junio     19 de junio                 

Contaminados por día                 208                     365               357

Promedio de pruebas                  903                     1,917           1,735

Positividad de pruebas (%)        20.8                      18.2            18.83

Recuperados (%)                           47                         60                58

Fallecimientos                               428                        605          647

Promedio diario fallecidos           7.3                       5.9   10.0

Tasa de letalidad                             3.5                         2.6                 2.6

En cuidados intensivos                 145                        145              167

Elaboración de JBD en base a Los boletines del Ministerio de Salud Pública         

El Gobierno ha quedado atrapado por la pobreza y poca concertación

La necesidad de los trabajadores informales y de las pequeñas y medianas empresas han roto la cuarentena en su octava semana, mientras los funcionarios lucen atrapados con pobre resultado en el control del coronavirus y temiendo aún mayor expansión

                                               Por Juan Bolívar Díaz

El gobierno dominicano perdió el tiempo apostando al mercado, con licitaciones ineficientes y lentitud de respuestas, tanto que aún no dispone de los insumos suficientes para las pruebas del coronavirus, manteniendo el peor resultado en la región, sin que se pueda vaticinar para cuándo podrá controlarse su expansión, sobre todo en las grandes urbes.

Mientras tanto, los trabajadores informales, el 55% de los empleados en el país, y las pequeñas y medianas empresas agotaron sus posibilidades de mantener el confinamiento y están imponiendo la ley del mercado laboral, reanudando todo tipo de actividades, por encima de unas autoridades atrapadas por el temor real de mayor expansión del Covid-19.      

La pobreza se ha impuesto

Basta ver las fotografías y los videos difundidos por todos los medios para advertir que en esta octava semana de la cuarentena impuesta por el coronavirus se han reanudado gran parte de las actividades comerciales, de los trabajadores informales, 55% de los empleados, y de las pequeñas y medianas empresas, el 95% de las unidades productivas nacionales. Hasta los taponamientos del caótico tráfico vehicular hicieron su reaparición en el gran Santo Domingo, donde vive el 40% de la población del país.

 La ruptura del confinamiento se ha advertido también en Santiago y la mayoría de las grandes ciudades, especialmente en los suburbios de la pobreza urbana, en los mercados populares, mientras los vendedores ambulantes empezaron a retomar el control de las vía públicas. Pequeñas tiendas de todo género, abrieron parcialmente, igual que lavanderías, peluquerías y salones de belleza que se reactivan discretamente, con una puerta entreabierta,  o que ofrecen servicios a domicilio, lo mismo que todo género de técnicos, sean de computadoras, electricistas o plomeros, mientras las trabajadoras y vigilantes domésticos que se habían quedado en casa, se están reintegrando a sus labores.

Contrasta que las autoridades han seguido empeñadas en mantener el toque de queda nocturno, acatado durante más de siete semanas por más del 99% de la población, pero han observado impasibles la reanudación de tantas actividades entre las 6 de la mañana y las 5 de la tarde, tal vez por reconocimiento de la realidad económico social y temores de que la represión pudiera agravar la situación.

El hambre, no falta miedo

Es el hambre, la necesidad de sobrevivir de la mayoría de los trabajadores que dependen de lo que ganan cada día, lo que impulsa la ruptura de la cuarentena, no porque hayan perdido el miedo a la pandemia, como especuló el ministro de Salud Pública a mitad de semana al reconocer la realidad. Desde el principio se advirtió que los trabajadores informales no resistirían  muchas semanas el confinamiento. Tampoco los que dependen de pequeñas y medianas empresas, muchas con costos fijos, a los cuales sería difícil alcanzar con los subsidios estatales. Parece que hubo poca disposición en las autoridades para valerse de las asociaciones populares, por ejemplo las de los decenas de miles de transportistas, de pequeños productores o de cooperativas, para garantizarle el subsidio mínimo.

Aun los que alcanzan el subsidio mejorado a 5 mil pesos mensuales no pueden aguantar mucho cuando el costo de la canasta familiar del quintil más pobres es de 14 mil 200 pesos. Y aún una alta proporción de los empleados formales suspendidos, que ya alcanzan el millón, por diversas razones no han podido recibir los 8,500 pesos de subsidio anunciado. Mientras es secreto a voces que gran parte de las empresas empiezan a dar notaciones de incapacidad o falta de voluntad para pagarles la parte que se contempló en el Fondo de Asistencia Solidaria a Empleados.

Por otra parte, las asociaciones de comerciantes y de pequeñas y medianas empresas han denunciado discrimen por cuanto al comercio mediano y bajo se le mantiene cerrado, mientras los supermercados y grandes tiendas por departamentos venden no sólo alimentos, sino vestuarios, calzados, artículos del hogar, ferreteros, de limpieza y otros que ellos están impedidos de comercializar. Otros venden por internet todo género de mercancías y ofrecen servicios, como de lavandería que implican movilidad de empleados internos y de transportadores. Eso ha influido en la decisión de muchos de reactivar sus medios de vida, al igual que el temor a la quiebra de pequeñas y medianas empresas con costos fijos y de financiamientos, y particularmente de productores agropecuarios, de frutas y vegetales, víctimas del cierre de hoteles y restaurantes, de las exportaciones y de los mercados binacionales fronterizos, así como de las dificultades de transporte y comercialización.

Persistencia en el dilema

Ya hace par de semanas que se viene advirtiendo que las autoridades nacionales han quedado atrapadas en el dilema de mantener la cuarentena o reabrir progresivamente las actividades para evitar que la necesidad la imponga caóticamente o con mínimos controles,  como ya está ocurriendo. Por un lado está la recomendación de los organismos de salubridad internacional de mantener el confinamiento para evitar mayor expansión del covid-19, y por el otro el daño económico-social de la parálisis.

La discusión es universal, y aún en naciones más golpeadas por la pandemia, ya se inicia la reactivación, buscando reparar los daños de la paralización, como Estados Unidos, el país de mayor número de contaminados y muertos. Igual se debate en España, Italia y Reino Unido, que le siguen en orden de afectados. En todos como aquí, ha habido divergencias hasta entre los funcionarios gubernamentales.

La diferencia con República Dominicana es que ninguno de aquellos tiene los niveles de pobreza que registra este país y ni por asomo más de la mitad de su fuerza productiva en la informalidad, dependiendo de lo que producen día a día. Esto ha querido ignorarlo el gobierno dominicano, reiterando esta semana que todavía no hay fecha para la reactivación, cuando el mercado laboral la está imponiendo.

Hay quienes creen que expresamente están dejando que la realidad se imponga sin hacer mayores esfuerzos por contenerla. De esa forma el gobierno evadiría pagar el costo de un temido incremento de la contaminación por efecto de la reanudación de las actividades.

Muchos errores acumulados

Desde el principio se advirtió que para enfrentar la pandemia era imprescindible una gran concertación nacional que comprometiera a todos los sectores políticos y sociales, Contradictoriamente no lo planteó el gobierno sino la oposición política y los sectores sociales, sin recibir siquiera una respuesta de cortesía. Concertando hubiesen podido compartir ahora los riesgos de la oportunidad de la reapertura.

Entre los errores iniciales se anota que el gobierno perdió el tiempo al privilegiar los negocios, con un mercado muy limitado de suplidores de los productos necesarios para enfrentar la pandemia, por la enorme demanda, y cuando más de la mitad de las primeras licitaciones, realizadas con horas de plazo, fueron atribuidas a una empresa vinculada con capital de 100 mil pesos, que sólo el día del inicio de la emergencia se registró para ofertarlos, por lo que no pudo cumplirlas por falta de experiencia y relaciones comerciales. No se acudió directamente a empresas nacionales y de zonas francas que podían suplirlos.

Otro error notable fue que el gobierno evadió apelar a tratados firmados con China para adquirir directamente los productos imprescindibles, y garantizar su rápido y masivo transporte, dando oportunidad a que avioncitos, ni siquiera cargueros, de su candidato presidencial viajaran a ese lejano país para traer pequeños cargamentos. Todavía esta semana el ministro de Salud Público hubo de admitir que aún no disponen de los insumos necesarios para las pruebas que permiten la detección y el combate temprano del coronavirus. Hasta el Ayuntamiento del DN anunció el reparto de un millón de mascarillas, y empresas privadas las consiguieron por decenas de miles, antes que el gobierno. Al concluir abril todavía el Colegio de Enfermeras denunciaba la falta de equipos de protección en los hospitales. Las autoridades han evadido concertar hasta con el Colegio Médico Dominicano.

Con los peores resultados regionales

 En el trasfondo de la indecisión de las autoridades nacionales sobre la reapertura gradual y controlada de las actividades productivas, que incluye diferencias públicas entre los ministros de la Presidencia, de Hacienda y de Salud Pública, está el pobre resultado logrado hasta ahora en el control de la pandemia, en parte por el desaprovechamiento de las 8 semanas que el cuerpo social dominicano pudo resistir en cuarentena.

 Al día de ayer, con 9,376 personas contagiadas y 380 fallecidas, la RD seguía cosechando los peores resultados del Covid-19 en la región centroamericana y del Caribe, sólo superada proporcionalmente por Panamá, que registraba  7,868 enfermos y 225 decesos. Por proporción poblacional el país está peor que México, y Colombia y en todo el continente  sólo lo superan Estados Unidos, Canadá, Ecuador, Perú y Brasil.

En la semana del 1 al 7 de mayo, los contaminados en RD pasaron de 6,972 a 9,095, sumando 2,123, para un 30%, y los fallecidos ascendieron a 373, con 80 más sobre 293, para un incremento de 27%. Los datos indican que la curva de crecimiento no ha podido ser detenida, con un bajo promedio de pruebas de 754 por día, lo que podría estar ocultando una expansión peor. Ha mejorado mucho la proporción de recuperados que en dos semanas se triplicó al 24%, aunque en el mundo es de 33%.-