2010: Algunas luces y muchas sombras

Por Juan Bolívar Díaz
http://hoy.com.do/image/article/577/460x390/0/E774BF6F-82FD-4538-955A-492766A70015.jpeg

El balance del 2010 tiene como principal rasgo positivo para el país un crecimiento económico sobre el 7 por ciento con estabilidad cambiaria y baja inflación, aunque con un alto nivel de endeudamiento y déficit fiscal que obligó a dos renegociaciones del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional firmado en el 2009.

 Retrocesos políticos en unas elecciones manchadas por el clientelismo y el abuso de los recursos del Estado, y precariedades institucionales, con persistentes escándalos de corrupción y narcotráfico que involucraron a las fuerzas de seguridad, conforman el panorama negativo del año.

Lo más positivo.  El crecimiento económico con relativa estabilidad cambiaria y de precios volvió a ser el rasgo más positivo en el año que concluye, a lo que se suma el brillante desempeño del Gobierno y la sociedad dominicana ante la catástrofe telúrica de Haití y la buena gestión que hasta el momento ha limitado la expansión de la epidemia de cólera proveniente de la vecina y desafortunada nación.

 Es relevante que según el Banco Central (BC) el país concluye el 2010 con un crecimiento del producto bruto interno (PIB) del 7.8 por ciento, entre los cinco de mayor crecimiento en América Latina, marcando una recuperación en relación al 3.5 y el 5.3 por ciento registrados en los dos años anteriores.

 La tasa de cambio se movió ligeramente y la inflación concluye en 6 por ciento, con incremento de las exportaciones nacionales sobre el 52 por ciento, al pasar de 1,685 a 2,570 millones de dólares en relación al 2009.  Empero, las importaciones nacionales crecieron 2,435 millones de dólares (24.5 por ciento), casi similar al monto de las exportaciones.

Con un total importado por 14,738 millones de dólares, el déficit comercial se elevó a 9,808 millones de dólares, que siguió siendo saldado en gran parte por los ingresos del turismo, las remesas y la inversión extranjera, renglones todos que alcanzaron pequeños incrementos. Con todo el saldo negativo de la cuenta corriente de la balanza de pagos pasará de 4 mil millones de dólares, lo que vuelve a dejar interrogantes sobre la sostenibilidad de la economía nacional.

Retrocesos políticos.  En el ámbito político se registraron retrocesos y agravamientos de la crisis en la democracia interna de los partidos, recogidos ampliamente en el balance de fin de año del movimiento cívico Participación Ciudadana, incluyendo la reunificación de las elecciones en un mismo año instituida en la nueva Constitución y la supresión del voto preferencial en la elección de los diputados, con el beneplácito del liderazgo de los partidos.

Ambas decisiones en detrimento del derecho ciudadano a elegir y tendentes a fortalecer el presidencialismo y el poder de las cúpulas partidistas.

 Las elecciones congresuales y municipales quedaron manchadas por retrocesos desde la elección y registro de candidatos, pasando por la campaña electoral y hasta la votación y el procesamiento de los resultados.

La mayoría de las candidaturas fueron impuestas en detrimento de las convenciones y las elecciones primarias que se habían fortalecido en los comicios similares del 2002 y 2006.

 Decenas de candidaturas de los principales partidos tuvieron que ser enmendadas por la Cámara Contenciosa de la Junta Central Electoral.

 La campaña electoral estuvo marcada por el transfuguismo, el clientelismo y el abuso de los recursos del Estado, con el presidente y todo el Gobierno empeñado en monopolizar el Senado, lo que finalmente logró no sin antes doblegar el arbitraje electoral que fue impotente para enmendar irregularidades puestas en evidencia que cambiaron el resultado por lo menos en la provincia de Pedernales.

  Posteriormente los integrantes del Comité Central del partido de Gobierno decidieron  auto-prolongarse por cinco años el período para el cual habían sido electos, mientras el principal partido de la oposición se desgastaba en evidentes debilidades institucionales y democráticas para iniciar el proceso de elección de su candidato presidencial para el 2012. Tan pronto concluyó la elección de mayo se inició el activismo para las presidenciales, evidenciando el alto costo de la política dominicana.

El continuismo endémico.  En el orden institucional hubo manifiestas debilidades, pese a la proclamación en enero de una nueva Constitución, que de inmediato empezó a ser “interpretada” para ignorar mandatos en la elección de la JCE antes de reformular su ley orgánica y establecer el Tribunal Electoral y en el mandato que dio rango constitucional a la ley que instituye el 4% del PIB para educación.

 En la elección de los integrantes de la JCE y la Cámara de Cuentas volvió a predominar el interés partidario en desmedro de la independencia y la eficiencia, con la agravante de que se burló a cientos de ciudadanos que se sometieron a evaluación para al final no ser tomados en cuenta.

 Pero la mayor debilidad institucional quedó de manifiesto en el movimiento que procura la repostulación del presidente de la República a pesar de que su propia y flamante Constitución lo prohibió tras un pacto político que él mismo protagonizó. Altos funcionarios del Estado desarrollan una costosa y ruidosa campaña generando incertidumbres y reviviendo el endémico continuismo que ha pesado sobre la institucionalidad democrática desde la fundación de la nación.

 Imposibilitado de realizar una nueva reforma fiscal, el Gobierno mostró disposición a violar el Estado de derecho para aumentar sus ingresos, violando la Ley de Promoción Industrial, aunque posteriormente quiso legalizar su decisión pactando con los empresarios “un acuerdo voluntario” por un año.

 Pero donde fueron más evidentes las precariedades institucionales fue en el alarmante involucramiento de las fuerzas de seguridad del Estado en actos delincuenciales de todo género, desde el narcotráfico al sicariato y la integración de bandas de asaltantes.

Entre los grandes escándalos estuvo el apresamiento en España de Arturo del Tiempo, tras el envío de miles de kilos de cocaína desde República Dominicana. Su torre Atiemar salpicó al Gobierno.

Mientras la Policía daba muerte hasta el 10 de diciembre a 478 delincuentes y supuestos delincuentes, en gran proporción verdaderas ejecuciones, según el Informe del 2010 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, sin que el cambio de su jefatura implicara una modificación de lo que ya es una política de Estado,  que para nada ha impedido que siga creciendo la inseguridad ciudadana.

 Semana tras semana se sucedieron las denuncias de corrupción en múltiples casos documentadas por los programas de investigación periodística, por lo que el Gobierno se vio precisado a pedir a los organismos internacionales que elaboraran un programa de lucha contra la corrupción.

 Tal vez el elemento más positivo del año fue el movimiento que encarnó la Coalición por una Educación Digna, que involucró a una alta proporción de la sociedad, incluyendo a las capas medias y medio-altas en la demanda de cumplimiento de la Ley 66-97 que instituye el 4 por ciento del PIB para la educación, ahora con rango constitucional, en virtud del numeral 10 del artículo 63 de la nueva Constitución.

 El hecho de que el Gobierno haya ignorado la demanda no le resta dimensión al movimiento que podría significar una reactivación de la sociedad civil en la lucha por el respeto a la institucionalidad democrática y la atención a las prioridades nacionales.

Grave endeudamiento

 Resulta evidente que la estabilidad macroeconómica se logró este año con un alto endeudamiento presupuestado para 116 mil millones de pesos, unos 3 mil 100 millones de dólares, elevando sobre 43 por ciento de los ingresos fiscales el peso de la redención de la deuda pública, el 36% del PIB, según el Banco Central.

Al final el endeudamiento podría superar lo presupuestado para el año, pues el Gobierno colocó bonos soberanos por 750 millones de dólares, 250 millones más de lo programado.

 Lo peor del desempeño económico es un fuerte déficit fiscal por tercer año consecutivo que según el Banco Central fue de 2.3 por ciento del PIB en el Gobierno central y 3.8 por ciento en todo el sector público, equivalentes a unos 46 mil millones y  76 mil millones de dólares respectivamente.

Economistas independientes y de la oposición lo estiman en mínimo de 56 mil millones, adicionando deudas ocultas del Gobierno central con suplidores, constructores de obras y entidades descentralizadas.

 El desequilibrio fiscal fue tan serio en la primera mitad del año, impulsado por el derroche en la campaña para las elecciones de mayo, que obligó a dos renegociaciones del acuerdo pactado con el Fondo Monetario Internacional en noviembre del 2009.

El Gobierno no pasó la primera revisión del acuerdo, por lo que en marzo tuvo que presentar una nueva carta de intención, lo que se repitió en octubre.

 En el primer semestre el Gobierno agotó el 95 por ciento del endeudamiento interno programado para todo el año, viéndose obligado luego a paralizar obras y reducir gastos, pese a lo cual en el último trimestre el ministro de hacienda dijo que apenas tenían dinero para salarios y gastos fijos.

 

 

Caen la popularidad del Gobierno y Leonel

Por Juan Bolívar Díaz
http://hoy.com.do/image/article/572/460x390/0/CEC4F03A-73B8-4307-8A4B-EC71AD95515E.jpeg

La encuesta Gallup para HOY publicada esta semana marca una significativa caída de la aprobación del Gobierno y del presidente Leonel Fernández, cuya repostulación es rechazada por más de las dos terceras partes de los consultados, pero la  oposición política, considerada mala, no logra capitalizarla.

Resalta el crecimiento de Danilo Medina, quien por primera vez supera al primer mandatario y a la primera dama en la preferencia para la candidatura presidencial, aunque Fernández logra el 56 por ciento entre quienes se identifican con su Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

En su peor momento.  Los resultados de esta encuesta son devastadores para la imagen del Gobierno, que parece atravesar por lo que podría ser su peor momento, comparable con  los finales de 1968, cuando fue sacudido por los indultos a Vivian Lubrano y a los condenados del Plan Renove, por un fuerte déficit fiscal, por la sentencia de la Suprema Corte sobre el caso Sun Land, la masacre de Paya y varios escándalos de corrupción.

Según la Gallup, el 80 por ciento de los encuestados considera que las cosas van mal en el país y que las condiciones de la economía son malas, mientras sólo un 6 por ciento las considera buena y 13 por ciento regular. Al medir las expectativas para el final de este período gubernamental, el 58 por ciento no abriga esperanza de mejoría, lo que sólo ocurre en el 15 por ciento, y el 22 por ciento opina que seguirá igual.

Cuando se preguntó por la situación de la economía personal o familiar, prevaleció también una opinión negativa, ya que el 61 por ciento la definió como mala, 26 por ciento regular y apenas el 13 por ciento como buena. El 88 por ciento considera muy alto y alto el endeudamiento del gobierno. El 48 por ciento ve el país estancado, el 19 en retroceso, y sólo el 30 por ciento progresando. El 57 por ciento considera mala o muy mala la gestión del gobierno ante los efectos de la crisis internacional sobre la economía nacional, y apenas el 22 por ciento la cree buena o muy buena.

La percepción sobre la corrupción gubernamental sigue en incremento, con 67 por ciento, dos tercios, estima que ahora es mayor, 20 puntos más que en julio del 2009 y 3 más que en noviembre del mismo año. Sólo el 12 por ciento considera que hay menos corrupción que antes. La opinión se torna peor en cuanto a la impunidad que es percibida en alto grado por el 80 por ciento. Sólo el 4 por ciento dice que casi no existe.

El Gobierno tampoco pasa la prueba en materia de seguridad, ya que el 61 por ciento considera inseguro vivir en el país, 12 puntos más que en noviembre del año pasado. En materia del narcotráfico es peor con un 75 por ciento, estimando que ha aumentado en el último año, y 11.5 por ciento que sigue igual, lo que el 59 por ciento atribuye a complicidad entre autoridades y narcotraficantes. El 70 por ciento considera ineficiente el combate al narcotráfico. Y cuando se preguntó sobre los principales problemas nacionales, el 54 por ciento señaló la delincuencia y el alto costo de la vida.

Un reclamo abrumador.  La encuesta Gallup-HOY vino a ratificar la percepción que dejó el “Lunes Amarillo por la Educación” de que una abrumadora mayoría respalda el reclamo de cumplimiento de la ley (ahora también mandato constitucional)  que destina el 4 por ciento del producto interno bruto al sector educativo. El 91 por ciento lo respaldó.

El apoyo a esa demanda se evidenció también cuando se preguntó las áreas que debe priorizar la inversión aún disponiendo de insuficientes recursos. El 68 por ciento señaló la educación, 62 por ciento la salud y apenas el  0.6 por ciento privilegió el Metro en que el gobierno de Fernández sigue concentrando su inversión. La encuesta  se realizó del 25 al 30 de noviembre en medio de la campaña de manifestaciones en reclamo del cumplimiento del 4 por ciento del PIB para la educación.

Esa demanda ha mellado la popularidad del Gobierno, por las contradicciones e incumplimientos de 13 años, ya que fue el presidente Fernández quien promulgó la Ley General de Educación en el 1997, estableciendo el mínimo a ser invertido en ese renglón, tras años de reclamos de la sociedad civil.

En enero del 2009 fue la principal demanda llevada a la Cumbre de las Fuerzas Vivas convocada por el presidente Fernández, donde se estableció un calendario de incremento que sería burlado por tercer año consecutivo con el proyecto de presupuesto para el 2011. El artículo 63 de la Constitución proclamada este año otorga rango constitucional al mandato de la ley 66-97.

El PRD no capitaliza el descontento.  La desaprobación de la gestión gubernamental del presidente Fernández se refleja en las preferencias por su partido de cara a las elecciones del 2012, que registra notable reducción, pero es relevante que no se refleja en un avance de los partidos de oposición, ni siquiera del Revolucionario Dominicano (PRD), que sigue siendo percibido como el principal.

 Cuando se preguntó a los encuestados por quién votaron en la elección presidencial anterior, el 61 por ciento dijo que por Leonel Fernández, pero sólo el 39 por ciento de los mismos dice que lo haría por su partido en el 2012. Un relevante 25 por ciento dice que no volvería a votar por el mismo partido que lo hizo en el 2008.

El 29 por ciento de los consultados dijo haber votado por Miguel Vargas Maldonado en la elección anterior, subiendo a 32 por ciento los que lo harían en el 2012 por el PRD,  lo que significa que éste sólo consigue tres puntos de los 22 que pierde el partido de gobierno. El Partido Reformista atrae 2 puntos, pasando al 4 por ciento. Los que dicen haberlo preferido hace dos años sólo representan el 2 por ciento de los encuestados. Es significativo que el 24 por ciento dice que no votaría por ninguno, o no sabe o no responde.

El poco crecimiento del PRD es coherente con la escasa aprobación que recibe cuando se pide evaluar la oposición que realiza al gobierno. El 51 por ciento la considera mala o muy mala, y sólo el 21 por ciento buena o muy buena. Otro 21 por ciento la estima regular. En la pregunta sobre el partido que más se identifica con el entrevistado, el PRD sigue bien atrás del PLD con 30.8 por ciento a 42.5 por ciento.

El escaso avance perredeísta se correspondería con el hecho de que desde los comicios del 2008 está inmerso en una fuerte lucha interna y sus dirigentes parecen dedicar más tiempo a los ataques  mutuos que a la oposición al gobierno, con poca atención a las luchas sociales y a los grandes problemas nacionales, y sin lograr una significativa diferenciación de los actuales gobernantes ni crear ilusiones de cambio.

Leonel no pasa la prueba

Esta es la encuesta en que el presidente Leonel Fernández ha quedado peor parado en los seis años consecutivos de gobierno, lo que pudiera atribuirse al desgaste del segundo período consecutivo y tercero en 14 años, y a la campaña por una nueva postulación, contrariando su propia y flamante Constitución. Sólo el 35 por ciento de  los encuestados aprueba la forma en que Fernández conduce el Gobierno, mientas un 45 por ciento la desaprueba, y el 19 por ciento se queda neutral.

El 77 por ciento cree que el mandatario está dispuesto a otra reforma constitucional para ser candidato, y de los que se identifican como peledeistas, el 78 por cierto la cree posible. Pero  sólo un tercio de los encuestados aprueba que el doctor Fernández sea candidato presidencial por tercera vez consecutiva, mientras 62 por ciento se expresó en contra. Un 80 por ciento percibe que el mandatario está interesado en continuar en el poder más allá del 2012 y apenas el 9 por ciento cree que no.

Es relevante que por primera vez en la serie de encuestas Gallup los consultados prefieren a Danilo Medina como candidato presidencial por encima del presidente Fernández, con puntuación de 36 a 28 por ciento. La crónica de HOY registró “un salto” de Medina de 20 puntos en relación a la encuesta de julio pasado, donde incluso había quedado por debajo de la primera dama Margarita Cedeño de Fernández, que ahora cayó a la mitad en las preferencias, del 25 al 12.4 por ciento.

Sin embargo, entre los encuestados que dijeron identificarse con el PLD, el presidente Fernández registra su  indiscutible liderazgo, siendo preferido por el 56 por ciento, más del doble del 22 por ciento que alcanza Medina. Este, sin embargo, se reafirma como relevo al ser preferido como candidato presidencial por el 49 por ciento en caso de que no lo sea el presidente Fernández. La doctora Cedeño queda en segundo lugar con el 26 por ciento.

 

Otro proyecto para regular los partidos

Por Juan Bolívar Díaz
http://hoy.com.do/image/article/570/460x390/0/AA48BA04-3DD4-44CC-8346-1B03E2F35BC1.jpeg

El licenciado Eddy Olivares Ortega, miembro titular de la Junta Central Electoral (JCE),  presentó esta semana un Proyecto de Reglamento para la Organización, Fiscalización y Supervisión de las Primarias, Asambleas y Convenciones de los Partidos Políticos, amparado en la Constitución y la Ley Electoral.

Es el cuarto intento por regular las elecciones internas de los partidos en los últimos seis años, y luce que también será fallido por el escaso interés de sus dirigentes  en someterse a regulaciones, más aún cuando ya están en marcha las precampañas de las agrupaciones  mayoritarias para sus candidaturas del 2012.

La democracia interna.  El objetivo fundamental del proyecto propuesto es establecer “la participación del órgano electoral en la organización de las primarias, convenciones y asambleas de los partidos políticos, en las que se eligen los candidatos a los cargos de elección popular y su rol de fiscalizador y supervisor de las mismas, con el propósito de garantizar la democracia interna y la transparencia de los Partidos y Agrupaciones Políticas reconocidas”.

La propuesta de 17 artículos limitaría a 45 días las precampañas de los partidos y su radio de acción a su “ámbito interno” para “evitar que se constituyan en campañas de carácter público que puedan afectar la paz y tranquilidad de la ciudadanía”,  y prohibiría “terminantemente” el uso y abuso de los recursos de los organismos estatales en las actividades partidistas.

Así mismo el proyecto faculta a la JCE a monitorizar los anuncios de las instituciones estatales, centrales, autónomas y municipales, para evitar que promuevan candidaturas directa o indirectamente. Los medios de comunicación sólo podrán publicar publicidad de precandidatos durante los 45 días que dure la campaña de cada partido. El monto a invertir por cada precandidato deberá ser consignado en un presupuesto que será presentado a la JCE al inicio de la campaña.

La organización de las votaciones, desde el suministro del padrón electoral, la asignación de los centros de votación y el personal operativo de éstos hasta el escrutinio y tramitación de los resultados, quedaría a cargo de la JCE, de aprobarse la propuesta del licenciado Olivares, dirigida el 30 de noviembre al presidente y demás integrantes del organismo rector.

El proyecto establece que la inscripción de los precandidatos será gratuita “quedando terminantemente prohibido el cobro de cuotas por este concepto”, garantizando el derecho de militantes y simpatizantes de los partidos cuando cumplan con los requisitos estatutarios.

Evidentes inconsistencias.  Aunque bien fundamentado en los artículos 21 y 22  de la Constitución de la República y en la Ley Electoral, el proyecto tendría que ser perfeccionado, empezando porque no establece un régimen de sanciones, limitándose a  simples admoniciones y advertencias a los precandidatos y sus seguidores sobre “la obligación de corregir las irregularidades y violaciones a la ley, los estatutos y los reglamentos que sean comprobadas”.

La ausencia o debilidad del régimen de sanciones es una de las fallas más consistentemente señaladas a la legislación electoral dominicana, dejando al organismo arbitral en el papel de simple admonitor.

La pieza carga a la JCE todo el proceso organizativo de las elecciones primarias  pero al no señalar quién cubrirá los costos, los traspasa implícitamente al organismo, lo que implica un financiamiento adicional a los partidos, aparte del que establece la Ley Electoral de 0.50% de los ingresos nacionales en los años de elecciones y 0.25% en los demás.  Al no establecer una fecha única para las elecciones primarias de todos los partidos, el proyecto complicaría desproporcionadamente el trabajo y los costos operativos y de materiales por parte de la JCE.

El título mismo del proyecto rebasa con mucho su contenido, pues aunque abarca las asambleas y convenciones de los partidos, el articulado sólo se refiere a las elecciones primarias. Tampoco contiene previsiones para evitar que los dirigentes de los partidos abusen de sus posiciones para imponerse a los demás aspirantes a cargos electivos, que es uno de los problemas de la democracia interna de los partidos.

¿Otro intento fallido?  El proyecto del licenciado Olivares, a quien se vincula con el Partido Revolucionario Dominicano, está llamado a  convertirse en el cuarto intento fallido por regular las actividades de los partidos políticos y las precampañas y campañas electorales presentados en los últimos seis años.

El primero fue el que llegó más lejos cuando en agosto del 2004  el Congreso, entonces de mayoría perredeísta, aprobó la Ley 286-04 que instituía las  elecciones primarias de todos los partidos en una misma fecha y bajo la jurisdicción de la JCE, la que en marzo del 2005 fue declarada inconstitucional por la Suprema Corte de Justicia.

Luego, en el 2007, la JCE consumió varios meses discutiendo un proyecto de reglamento para la campaña electoral y las votaciones primarias, el cual quedó archivado cuando los partidos mayoritarios lo objetaron aduciendo, entre otros argumentos, que eso era propio de una Ley General de Partidos Políticos y que ya no había tiempo para implementarlo en los comicios presidenciales del 2008.

Antecediendo a las elecciones congresuales y municipales del 2010, el debate se centró en la aprobación de un proyecto de Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas consensuado durante 13 años entre dirigentes políticos y de organizaciones sociales. La pieza fue aprobada por la Cámara de Diputados en agosto del 2009 pero quedó sin efecto al concluir la legislatura sin llegar siquiera al Senado.

El proyecto de Ley de Partidos fue objeto de las negociaciones abiertas entre los dos partidos mayoritarios tras el pacto que viabilizó la aprobación de la Constitución del presidente Leonel Fernández, firmado  por este y el ingeniero Miguel Vargas Maldonado en mayo del 2007 y ratificado posteriormente por los órganos directivos de sus organizaciones.

Los perredeístas llegaron a condicionar su respaldo al proyecto de Constitución, a que previamente se aprobara la Ley de Partidos, pero ambas partes anunciaron después que  la conocerían después que terminan con la Carta Magna. Aunque esto ocurrió en octubre del año pasado, 14 meses después no se ha cumplido el compromiso.

Es evidente que el Partido de la Liberación Dominicana y el presidente Leonel Fernández le dieron largas a la aprobación del proyecto de Ley de Partidos, mientras el  Revolucionario Dominicano insistía en el mismo tratando de que ayudara a contener el abuso de recursos estatales en la campaña electoral, pero transcurrido el proceso parece también haberse olvidado del asunto.

Ni voluntad ni tiempo

Ninguno de los partidos que dominan el escenario político y el Congreso parece estar empeñado en estos momentos en regular la precampaña. En las cúpulas partidarias no se advierte voluntad política para establecer regulaciones que en muchos casos mermarían su amplio margen de maniobras.

Aunque bien visto el proyecto de Olivares, sin sanciones coercitivas, podrían aceptarlo atraídos por el financiamiento adicional que implica y porque le quitaría  de encima los problemas organizativos y logísticos de las elecciones primarias.

Sin embargo, dado que el proyecto tendría que ser considerado por el pleno de la JCE está remitido por lo menos para un par de meses, incluyendo consultas a los partidos políticos, y luego faltaría que lo aprobaran las cámaras legislativas. Las perspectivas apuntan a que de nuevo se argumente que no hay tiempo, ya que los dos partidos mayoritarios están inmersos ya en su campaña interna, especialmente el de oposición, que programa su elección de candidato para marzo.

De cualquier forma el muro mayor que encontrará el proyecto es la decadencia de la democracia interna en los partidos, convertidos en corporaciones al servicio de  las cúpulas dirigenciales, como ha quedado de manifiesto en las últimas escogencias de candidatos y en la reciente auto prórroga por cinco años de los integrantes del Comité Central del partido de Gobierno y mayoritario en el Congreso Nacional.

 

Un duro desafío para el Gobierno

Por Juan Bolívar Díaz
http://hoy.com.do/image/article/568/460x390/0/C79B9389-624B-4BD8-B02C-DE8CC2600657.jpeg

El informe presentado al presidente Leonel Fernández por una Comisión Internacional encabezada por el destacado intelectual y economista francés Jacques Attalí no pudo resultar más sorprendente al avalar las principales críticas y demandas que se formulan al Gobierno.

Las siete iniciativas, con 77 propuestas específicas, que constituyen el informe, ponen a prueba la voluntad política del presidente Fernández y su Gobierno para levantar las bases de sostenimiento de la Estrategia Nacional de Desarrollo que se viene diseñando desde el 2008.

Tremenda sorpresa.  Para quienes analizan el decurso del país resultó una sorpresa el Informe de la Comisión Internacional para el Desarrollo Estratégico de la República Dominicana presentado el martes 23 al presidente Leonel Fernández por el destacado intelectual y economista francés Jacques Attalí, quien la presidió, porque avala gran parte de las críticas y demandas que se vienen formulando a la gestión del Estado.

Las 77 propuestas específicas, agrupadas en 7 amplias iniciativas y sus respectivas consideraciones, no hacen concesiones a las políticas estatales en un  documento encuadernado en 116 páginas que constituyen un fuerte desafío a la capacidad rectificatoria del gobierno del presidente Fernández.

La declaración escrita entregada a los reporteros que cubren el Palacio Nacional no recoge ni remotamente la contundencia del documento. Esta vez no puede haber chivo expiatorio ni podrán descalificar el informe como se intentó con el de “Política Social: Capacidades y Derechos” publicado a mediados de año por la Oficina Nacional de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), elaborado a solicitud del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo también como parte de las consultas para la Estrategia Nacional de Desarrollo.

Esta comisión fue integrada por iniciativa del propio presidente Fernández, quien solicitó a Attalí que la presidiera. La nota informativa entregada a los periodistas resalta la calidad y capacidad del economista, miembro honorario del Consejo de Estado de Francia, asesor especial del presidente Mitterrand entre 1981 y 1991, fundador del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo y reputado por la revista Foreign Policy entre los primeros 100 intelectuales del mundo.

Los otros 6 integrantes internacionales de la comisión son economistas y expertos en desarrollo: Arnould Cyrille, Mathilde Lemoine, Jeffrey Owens, Mario Pezzini, Marc Stubbe y Ian Whitman.  Como contrapartida nacional tuvieron al economista Carlos Asilis, al empresario José Luis Corripio, el jurista Eduardo Jorge Prats, el sindicalista Pepe Abreu y la dirigente social Rosa Rita Alvarez. Un equipo técnico entrevistó a un centenar de personalidades dominicanas de diversos ámbitos.

Coincide con el PNUD.  El diagnóstico de la situación económica y social del país, presentado en la primera parte del documento coincide en líneas generales con los informes sobre desarrollo humano ofrecidos desde el 2005  por el PNUD, que resaltan el crecimiento económico dominicano del último medio siglo, pero con escasa redistribución social.

Se diagnostica una economía abierta pero vulnerable, desigualdades, desempleo  y pobreza persistentes, un sector informal preponderante, inseguridad y tráfico de drogas, impunidad, pérdida de confianza en las instituciones, clientelismo, un sector privado frágil con estructura económica poco productiva y una “cultura del no pago”.

En la segunda parte, el informe de la Comisión Attalí contiene 7 líneas de acción encaminadas a “favorecer y acelerar la ejecución de las medidas de la Estrategia Nacional de Desarrollo”, que fue la encomienda del presidente  Fernández.

La primera línea “devolver la confianza en las instituciones” es señalada  como “absolutamente prioritario”. Sostiene que “su implementación inmediata tiene que provocar un sobresalto de confianza en la población dominicana; debe ser acompañada de mensajes fuertes mostrando la voluntad de cambiar de paradigma y adoptar un modelo justo. Duradero y ambicioso”, siendo la base de las otras seis líneas.

Las líneas de acción 2, que identifican cómo suministrar servicios públicos de calidad; la 3, formar las generaciones futuras, y la 4, que es preparar el país para la competitividad internacional, deben iniciarse a partir del 2011 y tener resultados concretos entre el 2012 y 2014. Se busca restaurar un contrato social y liberar las energías colectivas creadoras. La línea 5, a implementarse tras las elecciones del 2012, busca los medios para financiar las reformas y los recursos fiscales para las otras dos.

Llama la atención que no ven posible elevar la presión fiscal, que la estima entre 13 y 15 por ciento del PIB, sin previamente cumplir las propuestas específicas que constituyen las cuatro primeras iniciativas. El incremento impositivo “requiere restablecer una relación de confianza entre la administración fiscal y los contribuyentes. ParA ello el Estado debe erigirse en modelo de virtud cívica y mostrar a sus ciudadanos que los fondos recolectados a través del sistema fiscal son dedicados a gastos considerados por la mayoría como útiles y beneficiosos”.

Se fueron al fondo.  Los comisionados del presidente Fernández se fueron hasta el fondo interpretando los persistentes reclamos de la sociedad dominicana como los de priorizar la inversión en educación y salud, reducir el dispendio y la malversación y profesionalizar la administración pública.

Señala que el estado casi se ha desvinculado de la educación y más de dos tercios de su costo lo cubren los mismos ciudadanos. Plantean la necesidad de destinar un mínimo del 4 por ciento del PIB a la educación primaria y secundaria y otro 1 por ciento a la superior.

La reforma de la Cámara de Cuentas, para hacerla más independiente y eficaz en su misión de control, la transparencia en la contratación pública y en el financiamiento de los partidos, una gestión presupuestal por resultados y eliminar prácticas como “el barrilito de los senadores” forman parte de las propuestas específicas. Igual limitar el número y tamaño de los ministerios, de los viceministros y las delegaciones diplomáticas, así como de comisiones infuncionales y refundir organismos múltiples con objetivos similares. Cuantifican los subsecretarios o viceministros en 320 y postulan que no deben ser más de cinco por ministerio, aunque algunos tienen más de 30. Señalan que la misión dominicana ante la ONU tiene 47 miembros, más que Brasil.

Otra demanda fundamental que recogen es la de imponer la realización de estudios de impacto económico social para las obras de infraestructura y fijar por ley sus prioridades. Las propuestas incluyen “luchar contra las violencias provocadas por las fuerzas del orden”, que se supone sean las ejecuciones policiales. Postulan  también combatir la sensación de impunidad reforzando el sistema judicial y desarrollar un plan de comunicación internacional para cambiar la imagen del país.

Las propuestas de la comisión que encabezó Jacques Attalí deben producir un sacudimiento en los ámbitos políticos del Gobierno y un convencimiento de que hay razones para el crecimiento de la insatisfacción, que no es asunto de simple percepción y que la sociedad quiere un cambio de modelo, no sólo económico, sino también político.

El desafío es particularmente relevante para el propio presidente Leonel Fernández, quien invirtió recursos en la contratación de una comisión internacional de altísimo nivel. Aunque a menos de dos años para finalizar un tercer período de Gobierno le resultará difícil producir cambios fundamentales que se han reclamado firmemente incluyendo a gestiones gubernamentales anteriores.-

 

Se advierte un eclipse de las ilusiones

Por Juan Bolívar Díaz

Importantes sectores de la sociedad dominicana, en especial de las clases medias, atraviesan por lo que se podría diagnosticar como grave desilusión de la política causada por las decepciones que provoca la gestión gubernamental de un partido y un presidente que se proyectaban como negación de las degeneraciones tradicionales.

En las tertulias se advierte un crecimiento de la insatisfacción pero también la convicción de que los demás partidos y líderes no representan una real alternativa sin que se advierta el liderazgo renovador que se esperaba con la desaparición de los tres que dominaron las últimas cuatro décadas del siglo pasado.

Percepción de corrupción.  En la medida en que corre el segundo período gubernamental consecutivo del presidente Leonel Fernández crece la percepción de que la corrupción se ha generalizado, ya a través de la apropiación individual de los bienes públicos, por la malversación, o mediante la distribución del patrimonio nacional en aras del afianzamiento y hasta desbordamiento del clientelismo.

Es difícil que transcurra una semana sin que no salte a la luz pública algún uso escandaloso de los fondos públicos, y aunque el Gobierno lo considera como falsa percepción, las encuestas vienen registrando hasta un 80 por ciento de la población que da por cierta una mayor corrupción.

Llama la atención que ya las denuncias de irregularidades, aprovechamiento del poder o repartición de lo estatal no perdonan ni a figuras que antes eran señaladas como paradigmas de los planteamientos boschistas de nítido y transparente manejo del Estado. Son los casos recientes del ministro de Salud Pública, Bautista Rojas Gómez y del superintendente de Seguros Euclides Gutiérrez Félix. Con el agravante de que ahora guardan silencio y se niegan a responder cuestionamientos, convencidos de que ninguna sanción ni reprobación les alcanzará.

En ese sentido muchos de los funcionarios cuestionados en los últimos tiempos siguen el patrón de comportamiento impuesto por el propio presidente Fernández, quien evade sistemáticamente responder preguntas de los periodistas o referirse a los reclamos de la sociedad, como ha ocurrido, por ejemplo, con el que reivindica el mandato legal, ahora con rango constitucional, en virtud del inciso 10 del artículo 63 de la nueva carta magna, que dispone privilegiar la inversión en educación.

El creciente involucramiento de los órganos de seguridad del Estado en escándalos del narcotráfico, el sicariato y otras graves expresiones de la criminalidad han contribuido a la percepción generalizada de corrupción y degeneración.

Vuelve y vuelve.  En los círculos más críticos de las clases medias, incluyendo a profesionales y empresarios, la decepción abarca al propio presidente Fernández, por haber escogido el viejo camino del caudillismo continuista en aras del cual ha adoptado como prioridad la política trujillo-balaguerista de la siembra de varilla y cemento.

A pesar de que el Presupuesto Nacional ha pasado de 120 mil millones de pesos a casi 400 mil millones en los seis años de consecutiva gestión leonelista, con crecimiento económico promedio del 7 por ciento, la inversión en educación se mantiene a la mitad del mandato de la ley.

La decepción es mayor por cuanto el presidente sostiene un discurso modernista que proclama la era del conocimiento y la educación como fundamento del desarrollo, cuando él mismo podría ser un ejemplo de las potencialidades que desata la alta formación de los recursos humanos.

Tras diez años de gobierno de Fernández, con un período de interregno, tampoco obtiene mejores notas en la solución de problemas como la energía eléctrica, el combate a la corrupción y el narcotráfico, la seguridad ciudadana, la inmigración haitiana incontrolada y los niveles de pobreza que se mantienen sobre el 48 por ciento, como acaba de certificar el último informe sobre desarrollo humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Para la generalidad de los analistas políticos nacionales Leonel Fernández llegó al poder con todas las credenciales personales para superar el legado histórico caudillista clientelista  e imponer un estilo de gobierno más acorde con la modernidad, pero sobre todo en los últimos seis años se ha dedicado en cuerpo y alma a cultivar los  valores balagueristas como modelo de perpetuación política, cifrado especialmente en un asistencialismo que beneficia a casi millón y medio de personas. Para estabilizar, no para reducir la pobreza.

Sin alternativa a la vista.  Sin haber podido traducir al bienestar colectivo la estabilidad y el crecimiento económico que son sus mayores logros, el gobierno parece sufrir el desgaste del tiempo, sobreviviendo en base a un desproporcionado endeudamiento mientras los sectores productivos siguen perdiendo terreno en la  competitividad, lo que incuba inconformidad.

Pero las insatisfacciones no parecen traducirse en el fortalecimiento de una opción alternativa porque muchos de los críticos no la encuentran en los otros dos partidos que han dominado el escenario del casi medio siglo que ya dista de la liquidación de la tiranía trujillista, el Partido Reformista Social Cristiano fraccionado en seis o siete grupos que pugnan por los favores del Gobierno, y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) atrapado en su irrefrenable  lucha grupal que consume gran parte de sus energías y lo distancia de los sectores más críticos de las clases medias y alta.

La esperada emergencia de una nueva y real alternativa política sigue sin hacerse visible, a pesar de que en los últimos años emergieron grupos políticos en torno a personalidades como Hatuey de Camps, Eduardo Estrella y Guillermo Moreno, tras negar prácticas políticas de los partidos tradicionales.

Contrario a lo que ha ocurrido en América del Sur, donde han emergido o se afianzaron opciones de izquierda para acceder al gobierno, en la última década, aquí la evolución parece ser a posiciones más conservadoras, dejando atrás grupos contestatarios que casi desaparecen en alianzas primero con el PRD y ahora con el PLD.

El PRD sigue apareciendo como la más probable alternativa para los comicios presidenciales dentro de 18 meses, pero hay quienes creen que la enconada y aparentemente apretada lucha por la candidatura presidencial lo conducirlo sino a una división, por lo menos a enfrentamientos desgarradores generadores de rechazos y desconfianza.

Los perredeístas no han podido siquiera insistir en la aprobación del proyecto de ley de partidos políticos, pactado con el presidente Fernández para aprobarle su proyecto de Constitución, que reduciría el abuso de los recursos estatales en la próxima elección presidencial, los que ya viciaron los dos últimos comicios nacionales.

Más bien los grupos se disputan el favor gubernamental para alcanzar migajas en la repartición de los cargos que para nada cambiarán el dominio peledeísta en organismos como la Junta Central Electoral o la Cámara de Cuentas.

Siembra de frustraciones

Los problemas nacionales insolubles, el pragmatismo político de los partidos dominantes, con rangos de retroceso en el proceso democrático, las luchas políticas sin diferencias programáticas, las sistemáticas burlas de los consensos, la corrupción de la política y los políticos, y las debilidades institucionales conforman una carga que empuja a la indiferencia y la frustración de la ciudadanía.

La queja es profunda pero cargada de amargura en muchos ámbitos sociales, incluyendo las tertulias de grupos organizados de profesionales y empresarios, que no traducen su inconformidad a acciones concretas, porque no logran incubar ilusiones de alternativas. Los opositores se diferencian poco de los gobernantes.

En la sociedad dominicana parecen agotadas las energías renovadoras que impulsaron cambios institucionales y mejoramiento del proceso democrático en la década de los noventa. Algunos analistas lo explican en que durante gran parte del último medio siglo siempre hubo opciones alternativas que despertaban ilusiones en los segmentos sociales más críticos, ya fuera Juan Bosch o José Francisco Peña Gómez.

En la medida en que esos líderes se fueron agotando o desaparecían se creía que emergería un nuevo liderazgo renovador. Pero en vez de ello el pragmatismo y la corrupción parecen barrer con los valores de la política hasta provocar que ahora muchos añoren el viejo liderazgo pro positivo y motivador.

Y no faltan quienes consideran que el nuevo liderazgo político nacional es responsable de cierta reivindicación del caudillo Joaquín Balaguer, a quien declararon “Padre de la democracia”, y lo han convertido en una especie de carmelita descalzo por los niveles del boato, la malversación y la corrupción que se exhibe impunemente.

 

El proyecto continuista va cobrando su costo

Por Juan Bolívar Díaz

Con el arrodillamiento de las tres cuartas partes del Senado oficialista y con una mayoría de sus diputados esperando turno, el proyecto que impulsa la continuidad en el poder del presidente Leonel Fernández a pesar de la restricción constitucional, empieza a cobrar el costo institucional que esa práctica ha tenido en la historia nacional.

 Sin embargo, entre analistas políticos predomina el criterio de que aunque el mandatario aliente el plan al final terminará declinándolo por los graves obstáculos que enfrentará tanto al interior de su partido como en una sociedad cada vez más temerosa del costo institucional y económico que conlleva.

La bestia embiste duro.  La bestia del continuismo en el poder, que ha carcomido la institucionalidad democrática a lo largo de la historia de la República Dominicana, ha comenzado a mostrar todas sus garras a favor del doctor Leonel Fernández, contrariando la prohibición de la repostulación  presidencial de su propia y flamante Constitución.

El acontecimiento político de la semana fue el comunicado suscrito por 24 de los 32 senadores, en el cual se postran en disposición incondicional frente a la decisión que el doctor Fernández adopte en relación a las elecciones presidenciales del 2012, entregado a un satisfecho mandatario, en ceremonia  en el Palacio Nacional, el martes 9.

Dos días antes, en un acto público, el segundo líder del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), víctima de intrigas políticas por atreverse a aspirar a la candidatura presidencial, se vio precisado a anunciar que limitará sus actividades para dejar espacios a los actos políticos del Presidente, proclamando que no quiere confrontarlo.

 El ambiente es tan tenso en los círculos gubernamentales del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y aliados, que los senadores peledeístas por el Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo tuvieron que explicar por qué no firmaron el comunicado. Los cuestionamientos al primero, Reinaldo Pared, son más fuertes por tratarse a la vez del presidente del Senado y secretario general del partido gobernante.

 Otros dos senadores que no suscriben el documento, el de Monte Plata, Charlie Mariotti, y el de Peravia, Wilton Guerrero, lucen los más resueltos disidentes del proyecto continuista, particularmente el primero, quien llegó a considerarlo “un hecho lamentable y un golpe a la Constitución y a la institucionalidad, que debilita al Senado”. Los senadores de Azua, Rafael Calderón, y el de Santiago Rodríguez, Antonio Cruz, tampoco firmaron, lo mismo que el de Sánchez Ramírez, Félix Vásquez, quien dijo que su candidato presidencial sería el ingeniero Carlos Morales Troncoso, presidente de su Partido Reformista Social Cristiano, aunque también canciller del gobierno. Amable Aristy aún no se había juramentado como senador por La Altagracia.

Se ha adelantado que se recolectan firmas entre los diputados para ampliar la adhesión incondicional suscrita por los senadores. Incluso se afirma que cuentan con unos 74 diputados que serían también las tres cuartas partes de la bancada peledeísta en la cámara baja. Y luego vendrán los síndicos, gobernadores y secretarios de Estado para reeditar la práctica horacista, trujillista y balaguerista del siglo pasado.

Fuerte impacto emocional.  Llamó la atención de los observadores la satisfacción con que el Presidente recibió la incondicionalidad del apoyo de los senadores que, aunque algunos quisieron disfrazar, no deja duda de sus alcances. Articulistas y comentaristas equipararon sus términos a las peticiones que se formularon a Horacio Vásquez, Rafael Trujillo y a Joaquín Balaguer en el siglo pasado.

Como aquellos, Leonel Fernández emerge como imprescindible para que “bajo su égida” la nación enfrente “las urgencias de largo plazo”, tareas “que requieren de un liderazgo firme, experimentado y con la visión necesaria para continuar recorriendo el camino del progreso”, ante incertidumbres internacionales que impactarán sobre el país, “por lo menos durante las próximas dos décadas”.

Los 24 senadores se manifiestan “testigos del debate que se suscita en los medios en torno a la reelección y los fieros ataques que se dirigen contra el gobierno”, por lo que le expresan apoyo y defensa “y sobre todo para seguir tras sus pasos, en cualquier circunstancia que la vida le depare”.

Más expresivos todavía, le dicen que él “merece tener la oportunidad de decidir el rumbo a seguir”, y se manifiestan prestos a acompañarle en la senda del progreso, ya que su figura es la que expresa la mayor posibilidad de armonizar un movimiento que sintetice las aspiraciones mayoritarias. Para añadir que “En la histórica y trascendente coyuntura que estaremos atravesando en mayo del 2012 su decisión final pesará mucho, y en ese tránsito ahí estaremos para acompañarle”, listos para “correr la suerte que usted corra en el porvenir”.

Ese discurso dista mucho de un partido democrático de la modernidad y choca con la Constitución que muchos de los firmantes aprobaron hace un año, proclamada en enero pasado por el propio presidente Fernández, la que, en su artículo 124, prohíbe la reelección presidencial consecutiva, lo que en ese aspecto fue fruto de un pacto del líder peledeísta con el ahora presidente del  principal partido opositor, Miguel Vargas Maldonado.

La paciencia de Danilo.  Danilo Medina se ha venido consolidando como la primera opción del PLD para suceder al presidente Fernández, manteniendo la lealtad de gran parte de los que le acompañaron en la lucha por la candidatura presidencial para los comicios del 2008, cuando compitió en desventaja con el mandatario. Tras año y medio de bajo perfil, el que fuera segundo hombre en los dos primeros gobiernos de Fernández se ha movido con sagacidad, recabando respaldo en diversos sectores sociales, incluidos  importantes empresarios. Su equipo afirma que han conformado 290 movimientos o grupos de apoyo.

Pero el domingo 7, Medina tuvo que dar un paso atrás buscando reducir las intrigas que lo responsabilizaban del “limitado éxito” del acto político de San Francisco de Macorís encabezado una semana antes por el presidente Fernández, el primero de una serie programada hasta enero “para juramentar nuevos peledeístas”. No sólo Medina estuvo ausente, sino también el secretario general Reinaldo Pared y la mayoría de los 25 miembros del Comité Político convocante, muchos de ellos adscritos al “danilismo”.

Al hablar en un acto público, Danilo Medina proclamó que no caerá en las intrigas del pasado y que evadirá la confrontación que algunos quieren, por lo que suspenderá sus actividades cuando el Presidente encabece algún acto, para que todos los suyos puedan participar. Enfatizó que quiere ser presidente de la República, pero por todo el PLD y sus partidos aliados y por los movimientos externos que lo apoyan. Describió la coyuntura diciendo  que “estamos pasando en este momento por una especie de turbulencia, pero en cuanto pasen los nubarrones el avión se va a estabilizar, y cuando se estabilice estará claro que Danilo Medina será el candidato del PLD”.

Desoyendo a seguidores y a críticos externos que plantean que ha debido ser más agresivo, Medina se ha manejado con paciencia y prudencia, pero amarrando dentro y fuera de su partido. La agresividad le hubiese conllevado mayores dificultades a sus seguidores frente al poder presidencialista y el caudillismo tradicional. Uno de sus asesores dijo que están tranquilos, conscientes de que hay lealtades muy fuertes ante el Presidente, pero seguros de que las resistencias se irán desvaneciendo.

Que corra la pelota

No hay dudas de que el presidente Fernández está dejando correr la pelota del continuismo con la esperanza de que se convierta en una avalancha partidaria y luego nacional, pero las circunstancias lucen tan desfavorables como las que enfrentó el presidente Hipólito Mejía, quien fracasó en el intento de reelegirse en el 2004.

Aunque muchos de los promotores del continuismo aducen que Fernández puede repostularse “porque la Constitución no tiene efecto retroactivo”, el mandatario posee luces suficientes para saber que sería un acto de ilegitimidad que sacudiría la institucionalidad democrática. Es por ello que ya adelantan su oposición sectores tan influyentes como los obispos católicos, que lo han expresado más contundentemente que nunca, y discretamente amplios sectores empresariales, temerosos de los costos no sólo institucionales sino también en estabilidad económica. Un empresario  recordó que el presidente Obama le advirtió a principios de año al colombiano Álvaro Uribe, cuando  le visitaba en Washington, que un tercer período de gobierno no era beneficioso para la democracia. Leonel buscaría un cuarto.

El único camino que daría alguna legitimidad a la continuidad de Fernández es una nueva reforma constitucional, pero de difícil ejecución, pues  conllevaría rupturas internas y externas, ya que tendría que comprar no sólo a todos los reformistas y a decenas de danilistas, sino también a por lo menos tres perredeístas, para alcanzar los dos tercios de votos de la asamblea nacional, necesarios para validarla. 32 senadores y 183 diputados suman 215. Dos tercios son 143. Y entre peledeístas y reformistas suman 140, y los perredeístas son 75.

Aún si lograra “conquistar” los dos tercios, los riesgos de rechazo serían altos, comenzando por la unidad del propio partido de gobierno, donde cada vez hay más tensiones, mientras el asombro y la incertidumbre ganan terreno en la sociedad dominicana. El continuismo ha comenzado a cobrar su costo.

 

Un país en retroceso

Por Juan Bolívar Díaz

Importantes reformas democráticas han sido aniquiladas. Primero  se  puso fin a la separación de las elecciones, lo que augura el fortalecimiento del clientelismo y el arrastre. Luego sobrevino la repentina e inconsulta resolución de la JCE que elimina el  voto preferencial y reduce el poder de los votantes.

La repentina e inconsulta resolución de la Junta Central Electoral (JCE) que elimina el voto preferencial en la elección de los diputados se inscribe en un proceso de revocación de las reformas democráticas que se dio la sociedad dominicana en las últimas dos décadas.

La decisión contradice el artículo 79 de la Ley Electoral, que en 1997 instituyó las circunscripciones electorales fruto de consensos entre el sistema partidista y organizaciones sociales con el objetivo de fortalecer el sistema de representación al otorgar al ciudadano la facultad de escoger a sus representantes.

Golpe sorpresivo.  A diferencia de cuando fue instituido el voto preferencial con una resolución del 2001, esta vez la JCE no realizó ninguna consulta ni vista pública previa. Fue la primera decisión adoptada por los cinco recién designados  integrantes  del organismo rector del sistema electoral que por efecto de la nueva Constitución de la República ya no tiene funciones contenciosas.

 Es obvio que los funcionarios electorales contaban con el beneplácito de las cúpulas dirigenciales de los partidos, pero parecieron asumir que la revocación no contaría con las simpatías de las instituciones sociales que defienden los derechos de la ciudadanía, en este caso a elegir sus representantes en el Congreso Nacional. No dieron oportunidad ni tiempo a que se formularan objeciones.

Hace varios años que diversos dirigentes políticos venían  reclamando la eliminación del voto preferencial aduciendo que el mismo lesionaba la unidad de los partidos porque sus candidatos competían entre sí por obtener el voto ciudadano. Adoptada la decisión, los  dos partidos mayoritarios expresaron su satisfacción a través de sus delegados políticos ante la JCE.

Los integrantes de la JCE anunciaron su resolución poco después de adoptarla en una reunión efectuada el viernes 29 de octubre, aduciendo que “el voto preferencial “afecta la democracia interna y pone en riesgo el sistema de partidos políticos”, sin la menor consideración por el derecho ciudadano a elegir. Dijeron que si algún sector político o legisladores estaban interesados en mantener el sistema podían introducir un proyecto de ley. A la ciudadanía no le reservaron ningún recurso para reivindicar  un derecho que estuvo vigente en las tres últimas elecciones legislativas.

Logro democrático.  El voto preferencial por los diputados quedó establecido en el 2001, aunque fue una consecuencia de la reforma a la Ley Electoral de 1997, que instituyó las circunscripciones buscando “acercar los electores a sus representantes”. Pero como la JCE adujo que no había tiempo para implementarlo en los comicios de 1998, se dispuso que entraría en vigor a partir de 2002.

 Fue parte de una oleada democrática que se inició en 1993 con la concertación de la Fundación Siglo 21, auspiciada por el Proyecto Iniciativas Democráticas con participación de todos los partidos reconocidos y consultas a la sociedad civil, y que un año después culminó en un consenso para reformas políticas e  institucionales.

Como consecuencia de la crisis política en que devinieron las elecciones de 1994 se produjo una reforma constitucional que prohibió la reelección presidencial, separó las elecciones  congresionales y municipales de las presidenciales e instituyó la  mayoría absoluta en la elección presidencial, la doble nacionalidad, el voto de los residentes en el exterior y el Consejo Nacional de la Magistratura.

En los escenarios de la Comisión para la Reforma y Modernización del Estado, luego rebautizada como Consejo Nacional para la Reforma del Estado, incluyendo el diálogo nacional celebrado en 1997-98, se insistió en ampliar el derecho ciudadano a elegir a sus representantes al Congreso Nacional.

La reforma de 1997 estableció en el artículo 79 de la Ley Electoral que “Las elecciones nacionales para elegir diputados y regidores se harán mediante circunscripciones electorales con el objeto de garantizar que los ciudadanos que  resulten electos en las elecciones generales del 2002 y subsiguientes, sean una verdadera representación del sector de los habitantes que los eligen”.

Aunque en principio se dijo que también habría voto preferencial para la elección de los regidores, la JCE nunca lo implementó. Los partidos que lo aceptaron con renuencia en el caso de los diputados primero sostuvieron que “el pueblo no sabría utilizar la preferencia. Después comenzaron a descubrir que la competencia interna por las postulaciones creaba tensiones.

El poder a las cúpulas
Al protestar la eliminación del voto preferencial esta semana, el movimiento cívico Participación Ciudadana, que fue de sus promotores, adujo que esa decisión “violenta el espíritu del artículo 79 de la Ley Electoral” y reduce la participación democrática de la ciudadanía. Durante años esa organización  y otros sectores de la sociedad civil han reclamado que el derecho al voto se amplíe para permitir que los electores no solo tuvieran opción a elegir su diputado preferido, sino también para eliminar el arrastre del senador, separándolo de los diputados.

La eliminación del voto preferencial por los diputados devuelve a las cúpulas dirigenciales de los partidos el poder de determinar quiénes pueden salir diputados en sus respectivas boletas, por el orden en que son inscritos, lo que es una fuente de privilegios y fomento del clientelismo que hasta el 2002 generaba conflictos.

De esa forma los que encabezan las listas en las circunscripciones pueden darse por electos desde que son inscritos en la JCE mientras los relegados a los últimos puestos “quedan de adorno”.

La reapertura de esa fuente de poder de las cúpulas dirigenciales atenta contra el derecho de la ciudadanía a elegir, y de los candidatos a recibir un trato igualitario, pues su suerte queda en manos de quienes establecen el orden de las propuestas de candidaturas.

No hay dudas de que la competencia se desbordó entre candidatos a diputados de los mismos partidos y que los que disponen de mayores recursos tendían a imponerse. Pero eso se controla en las democracias avanzadas limitando la inversión de cada candidato y la extensión de las campañas. Hay países donde sólo se les permite la promoción directa entre sus  electores, vetando la propaganda a través de los medios de comunicación masiva, como prensa, radio y televisión, para impedir la imposición del dinero, bien o mal habido.

Una cadena de retrocesos

La eliminación del voto preferencial por los diputados se inscribe en un proceso de revocación de los avances democráticos que se habían registrado en el país en las  últimas dos décadas, que ha incluido la reunificación en un mismo año de las elecciones presidenciales, congresionales y municipales dispuesta en la nueva Constitución a partir del 2016.

Ambas regresiones están llamadas a reflejarse en fortalecimiento del clientelismo y del arrastre por parte de los candidatos presidenciales y, por consiguiente, en reducción de la pluralidad del Congreso,  en subordinación de los legisladores ante el Poder Ejecutivo y en incremento del presidencialismo.

En el proceso de reducción de la democracia se inscribe el hecho de que la mayoría de los candidatos al Congreso y los municipios en las elecciones de mayo pasado fueron señalados por las cúpulas partidarias, en detrimento del derecho de los militantes a elegir y ser elegidos, ya fuere por convenciones locales, o mediante la votación primaria que había ganado terreno en los últimos torneos electorales.

Si a ello se une la reciente decisión del Comité Central del partido de Gobierno de auto prorrogarse, ¡y por 5 años!, el mandato que recibieron de sus militantes, parece haber razones para sostener que está en marcha una regresión democrática.

Por lo pronto la última resolución de la JCE reduce la competitividad democrática y el derecho a disentir de las cúpulas partidarias que inscriben las candidaturas. Tras el registro de las candidaturas para los comicios de mayo pasado hubo decenas de denuncias de alteraciones de derechos obtenidos en los casos en que hubo convenciones o votación de las bases. Y la Cámara Contenciosa de la JCE tuvo que disponer numerosas enmiendas para hacer respetar la democracia interna de los partidos, lo que terminó de colmar la paciencia de las cúpulas dirigenciales y selló la suerte que acaba de correr el voto preferencial. Muerto el perro se acabó la rabia.

La reelección divide hasta a la familia de Vincho

Por Juan Bolívar Díaz

Cuando se creía que el proyecto de repostulación del presidente Leonel Fernández había sido desmontado, ha resurgido con fuerza tras la propuesta del doctor Vincho Castillo de una nueva reforma constitucional para instituir una consulta popular que permita un tercer período consecutivo que el mandatario consideró inconveniente.

El planteamiento divide ya hasta a la familia del proponente y siembra incertidumbres en el partido de gobierno, donde unos seis dirigentes aspiran a la candidatura presidencial y cuando los seguidores de Danilo Medina dan por seguro que éste ganará la nominación.

Despiertan la bestia.  El proyecto que busca una brecha constitucional para la repostulación del presidente Fernández a un tercer período consecutivo parece haber resurgido con más fuerza tras la propuesta del doctor Vincho Castillo de que se modifique de nuevo la Constitución de la República para abrirle paso.

A fines de agosto el proyecto pareció haber sido congelado tras dos declaraciones terminantes que lo descarta por parte del influyente monseñor Agripino Núñez Collado y de un amplio rechazo en la opinión pública que rescata el compromiso del mandatario con la Constitución que auspició y proclamó apenas en enero pasado, tras un pacto político que asumió la no reelección consecutiva.

Contribuyeron al enfriamiento declaraciones del vicepresidente Rafael Alburquerque; del presidente del Senado, Reinaldo Pared Pérez, y del senador Félix Bautista, uno de los hombres más cercanos al presidente Fernández. Alburquerque y Pared Pérez  consideraron extemporáneo hablar de reelección y Pared, además, reconoció que el tema crea tensiones al interior del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), del que es secretario general. Bautista expresó: “yo no creo que el presidente Fernández vaya a modificar la Constitución que él auspició.

Con el gobierno luchando por fórmulas que le permitieran salvar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional en riesgo por el pronunciado déficit fiscal, el ambiente no parecía  bueno para el recurrente tema del continuismo que siempre crea tensiones en la historia nacional.

Pero a mitad de octubre, el doctor Vincho Castillo sorprendió cuando en una conferencia escrita en un  hotel capitalino propuso formalmente una reforma al artículo 124 de la Constitución de la República para permitir la repostulación de un presidente en ejercicio si obtiene la previa aprobación de un referéndum consultivo. De inmediato el cardenal Nicolás López Rodríguez expresó su desacuerdo con la propuesta, inscribiéndose en la línea de Núñez Collado, quien había dicho en agosto que no le cabía en la cabeza pensar que el mandatario fuera a modificar su propia constitución.

Legisladores al ataque.  Lo novedoso de esta semana es que emergió un grupo de senadores y diputados manifestando su disposición de proclamar candidato al doctor Fernández sin precisar a través de cuál mecanismo, dada la prohibición de la reelección seguida,  pero uno  de los promotores, Dionis Sánchez, de Pedernales, dijo que no cree que la actual Constitución impida la repostulación del líder peledeísta, quien, desde este fin de semana y hasta febrero, se propone realizar encuentros de su partido en las diversas regiones del país, lo que para algunos es el inicio de su campaña por la reelección.

Otros senadores que asumen el proyecto continuista son Luis René Canaán, Amarilis Santana, Rubén Darío Cruz y Adriano Sánchez Roa. Tommy Galán dijo que si se salva el impedimento constitucional la mayoría de los legisladores lo respaldarían, pero cree que no hay votos suficientes para modificar la carta magna. También han sido identificados como promotores del proyecto los diputados Mario Hidalgo (quien dijo que se han celebrado varias reuniones), Lupe Núñez, Altagracia González, Plutarco Pérez, Francis Mancebo y Juan Carlos Quiñones.

Los diarios publicaron versiones de que el movimiento ya cuenta con el apoyo de 23 de los 32 senadores y unos 55 de los 183 diputados, lo que en la Asamblea Nacional sumaría 78. Todavía faltarían 65 para completar los dos tercios que requiere la reforma constitucional. Los 23 senadores aprobarían la convocatoria de la Asamblea Nacional, pero 55 diputados son insuficientes, pues se requiere la mitad más uno, que serían 92. Pero en ninguna de las publicaciones se precisa si plantean promover la reforma propuesta por Vincho Castillo.  Listín Diario fija febrero como la fecha en la que “lanzarían la candidatura“  de Leonel Fernández.

Concomitantemente comentaristas e interactivos que participan en programas de radio también han retomado la defensa, como necesidad, de la continuidad en el mando del presidente Fernández. En su conferencia del jueves 14, el doctor Castillo fundamentó su propuesta en la conveniencia de que el doctor Fernández siga al frente del gobierno “para el tiempo excepcionalmente borrascoso que trae la crisis mundial, con repercusiones entre nosotros inevitables”.

Una propuesta capicúa.  No han faltado quienes consideran que la propuesta formulada por el doctor Castillo es capicúa, lo que en lenguaje del dominó significa que gana por las dos puntas. En este caso que aunque favorece la continuidad del mandatario, reconoce que su propia y flamante Constitución la prohíbe, razón por la que propone la reforma. De esa forma, Vincho Castillo quedaría bien con su amigo el Presidente, quien se declarara “vinchista”. Pero le pondría un valladar al proyecto, dado lo costoso que pudiera resultar para la unidad del PLD y lo difícil de materializar por razones tanto internas de su partido como nacionales.

 Por de pronto, la propuesta ha dividido hasta a la familia y al partido de los Castillo, la Fuerza Nacional Progresista. Mientras su hijo Vinicio se apunta a favor de la repostulación, llegando a intrigar contra el hasta ahora principal precandidato del PLD, Danilo Medina, otro de mayor proyección y astucia política, el diputado Pelegrín Castillo, descarta el continuismo. El Nuevo Diario recogió declaraciones del legislador en un encuentro con periodistas dominicanos en Nueva York el pasado fin de semana, en las que descarta el referéndum propuesto por su padre, estimando que provocaría una alteración de la estabilidad macroeconómica.

 El simple aliento de la posibilidad de la repostulación de Fernández ocasiona incertidumbres en el PLD, porque varios de sus dirigentes ya están empeñados en la lucha por la candidatura presidencial, como son los casos, además de Medina, de José Tomás Pérez y Francisco Domínguez Brito. También se mencionan como posibles candidatos al vicepresidente Rafael Alburquerque y al ministro de turismo Francisco Javier García, además de la primera dama, Margarita Cedeño de Fernández.

 Entre los cercanos colaboradores de Danilo Medina se le resta importancia al resurgimiento del proyecto continuista, entendiéndolo como fruto de que “hay lealtades muy fuertes”, pero convencidos de que “no tiene viabilidad y se irá desvaneciendo irreversiblemente”.

Leonel descartó el peligroso tercer período

Por lo menos en dos entrevistas de televisión durante su campaña para la reelección en el 2008, el presidente Fernández descartó que pudiera aspirar a un tercer período consecutivo, y en ambos casos dijo que “generaría tensiones innecesarias”.

En una grabación de la entrevista que concedió a la periodista Alicia Ortega se escucha claramente al presidente decir: “Yo nunca promovería una reforma constitucional para beneficio propio. En el 2012 yo no podré ser candidato. No lo voy a ser en razón de que la Constitución no lo permite, y porque yo tengo la convicción de que tres períodos consecutivos pueden generar tensiones innecesarias”.

En otra entrevista concedida al periodista César Medina, en Color Visión el 12 de febrero del 2008, reproducida en un folleto con las enseñas del PLD, se puede leer cuando Leonel Fernández dice: “a mí me parece que un tercer período consecutivo de cualquier presidente en cualquier lugar está generando tensiones. Fíjese los dos períodos  de gobierno de Tony Blair, excelentes. El tercer período ya generó tensiones. Los dos primeros gobiernos de Felipe González, magníficos. El tercer período generó tensiones.

Empezó a señalar el caso de Alberto Fujimori en Perú cuando fue interrumpido por el entrevistador. Pero al momento él mismo retomó el hilo para señalar que si Fujimori se hubiese ido tranquilo después de sus dos primeros gobiernos, “hasta lo habrían reclamado después. Pero ese tercer período generó tensiones y el desplome del sistema político e institucional democrático del Perú”.

El doctor Fernández se refirió también al caso de Carlos Menen, en Argentina, diciendo que sus problemas comenzaron al pretender un tercer período consecutivo. Por todo lo cual proclama que él no podría pretender seguir en el 2012 “porque eso crearía conflictos a lo interno del partido y conflictos en la sociedad. Yo tengo que entender que habré cumplido con un ciclo de la historia contemporánea que sería altamente exitoso si dejo a otro compañero del partido en el poder. No podría haber aspirado a mayor gloria ni a mayor satisfacción”.

ASI HABLABA LEONEL EN EL 2008

“Yo nunca promovería una reforma constitucional para beneficio propio. En el 2012 yo no podré ser candidato. No lo voy a ser en razón de que la Constitución no lo permite, y porque yo tengo la convicción de que tres periodos consecutivos pueden generar tensiones innecesarias”.

“A mí me parece que un tercer período consecutivo de cualquier Presidente en cualquier lugar está generando tensiones. Fíjese los dos periodos de gobierno de Tony Blair, excelentes. El tercer periodo ya generó tensiones. Los dos primeros gobiernos de Felipe González, magníficos. El tercer período generó tensiones”.

“Si Fujimori se hubiera ido tranquilo  después de sus dos primeros gobiernos hasta lo habrían reclamado después, pero ese tercer período generó tensiones y el desplome del sistema político e institucional democrático del Perú”.

(Proclamaba que no podría pretender seguir en el 2012)

 “porque eso crearía conflictos a lo interno del partido y conflictos en la sociedad. Yo tengo que entender que habré cumplido con un ciclo de la historia contemporánea que sería altamente exitoso, si dejo a otro compañero del partido en el poder. No podría haber aspirado a mayor gloria ni a mayor satisfacción”.

 

Solo si juega limpio el PRD se salvará

Por Juan Bolívar Díaz

La fuerte competencia entre Hipólito Mejía y Miguel Vargas Maldonado por la candidatura presidencial del Jacho pondrá a prueba la unidad de esa organización política en los próximos meses.

La fuerte competencia entre Hipólito Mejía y Miguel Vargas Maldonado  por la candidatura presidencial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) pondrá a prueba la unidad de esa organización política en los próximos meses.

En lo inmediato los siete precandidatos han tenido el acierto de coincidir en encargar la organización de la convención eleccionaria a tres de los perredeístas más aptos para ejercer el papel de árbitros: Enmanuel Esquea Guerrero, quien la presidirá; Milagros Ortiz Bosch y Hugo Tolentino Dipp como vicepresidentes.

Prevén bipolarización.  En diversos sectores perredeístas hay consciencia de que sólo un proceso electoral interno limpio y diáfano permitiría mantener la unidad partidista si el margen de diferencia entre los dos principales competidores es estrecho  como se viene perfilando en las últimas semanas.

Aunque faltan cinco meses para la elección del  candidato presidencial del PRD para los comicios presidenciales del 2012, desde ya se advierte una tendencia a la bipolarización entre el ex presidente de la República Hipólito Mejía y el presidente del partido, Miguel Vargas  Maldonado.

Otros cinco perredeístas se han manifestado precandidatos: Luis Abinader, Eligio Jáquez, Guido Gómez Mazara, Aníbal García Duvergé y Jesús Colón, aunque los dos últimos ni siquiera  han sido asimilados por la opinión pública.

Sin embargo, a cualquier perredeísta u observador que se le pregunte dará la misma respuesta: la candidatura se decidirá entre Vargas y Mejía. E incluso se cree que varios de los otros cinco precandidatos terminarán apoyando a uno de los reales competidores, probablemente al ex presidente del que casi todos fueron colaboradores, y porque adversan a Vargas Maldonado, a quien acusan desde ya de intentar manipular las estructuras y los recursos del partido para imponerse como candidato.

La irrupción de Hipólito.  Hasta mediados de año, Vargas Maldonado parecía correr cómodamente tras la candidatura del partido blanco, pero en junio el expresidente Mejía se lanzó con fuerte impulso al grito paternalista de “llegó papá. Y en la encuesta Gallup para HOY publicada en julio ya aparecieron  en  empate técnico en las preferencias generales.

Pero llamó la atención que entre quienes dijeron simpatizar por el PRD Mejía lo superó por 8 puntos.

Ambos proclaman que de acuerdo a sus propias encuestas,  ganarán abrumadoramente la candidatura. Pero en dos investigaciones auspiciadas por peledeístas y en la de un grupo empresarial, Mejía registró amplias ventajas, aunque recientemente otra marcó una tendencia a  reducirse.

Lo que parece indiscutible es que Vargas controla la Comisión Política y cuenta con el apoyo de gran parte de los legisladores, alcaldes y regidores.

En un reciente “Taller Nacional de Dirigentes” organizado por su grupo se llegó a afirmar que estaban presentes 58 de los 75 diputados, 52 de  los 57 alcaldes, 68 de los 87 directores de distritos municipales y 412 de los 520 regidores.

Es posible  que esas proporciones estén exageradas, pero pueden estar cerca de la realidad, ya que al presidente del PRD se le acusa de haber utilizado el cargo para postular a sus seguidores en los comicios de mayo pasado. El control de la maquinaria proporciona ventajas, sobre todo al contarse los votos, pero puede ser un bumerán donde los relegados tenían un liderazgo local.

Dentro y fuera del partido blanco no se subestima a Hipólito Mejía, a quien le sobra el carisma y la capacidad que le falta a Vargas Maldonado para vincularse a las masas, y además espera rentabilidad de los favores y distinciones que repartió en los cuatro años que presidió la nación.

Frente contra Vargas.  Por de pronto Vargas Maldonado podría tener que responder a todo un frente de competidores, particularmente integrado por Hipólito, Abinader, Gómez y Linares, quienes le impugnaron la semana pasada la sustitución de varios dirigentes de consejos regionales del municipio Santo Domingo Este, dispuesta de forma administrativa por el secretario general del partido, Orlando Jorge Mera.

Cuando las sustituciones estaban a punto de constituirse en una confrontación,  el Pleno del Comité Municipal decidió “dejarlas sin efecto” al considerarlas  violatorias de los Estatutos del partido, que atribuyen esa facultad a la Comisión Política, y de una resolución del reciente Congreso del PRD.

La objeción podría llegar a la próxima reunión de la Comisión Política fijada para el día 21, pero aplazada para el 28, por viaje de Vargas Maldonado.

Esa sesión tiene la misión de concluir la integración de la Comisión Organizadora de la convención eleccionaria y fijar su fecha en marzo próximo, la que estará encabezada por Enmanuel Esquea, Milagros Ortiz Bosch y Hugo Tolentino. Entre estos decidieron que la presidirá el primero.

El difícil proceso recayó en buenas manos, pues esos tres dirigentes históricos del perredeísmo son considerados incorruptibles e indoblegables y han sido señalados de consenso por todos los precandidatos.

Pero habrá que esperar a ver si el espíritu de consenso se extiende al resto de los comisionados, algunos clave como los del Centro de cómputos.

El papel  de esos comisionados será fundamental para salvar al PRD de una división o de nuevos sacudimientos internos que le resten crédito para constituirse en opción de Gobierno.

La precaria institucionalidad democrática del partidismo político dominicano estará a prueba nuevamente.

Resumen de las Resoluciones de la Mesa de Unidad y Concertación  Del Congreso José Francisco Peña Gómez

1.- La XXIX Convención Extraordinaria llevará el nombre de Angel Miolán.

2.- Todos los perredeístas se comprometen a ofrecer apoyo irrestricto al que resulte ganador.

3.- Los organismos que requieran ser reestructurados o completados deberán serlo acorde a los Estatutos y con equilibrio de todas las corrientes.

4.- La Comisión Política será convocada para el 21 de octubre para seleccionar y ratificar la Comisión Organizadora y fijar fecha de inicio de la campaña interna.

5.- Milagros Ortiz Bosch, Enmanuel Esquea y Hugo Tolentino  serán presidente y vicepresidentes. Ellos mismos decidirán el orden.

6.- La Comisión Política reunirá el CEN para que convoque la Convención en marzo del 2011.

7.- El director del Centro de Cómputos de los resultados será seleccionado por la Comisión Organizadora. Todos los precandidatos tendrán un representante allí.

8.- El padrón será semi-abierto, es decir el de la JCE excluyendo a los militantes de los demás partidos.

9.- Todos se comprometen a una campaña electoral respetuosa y a participar en la elaboración de un Proyecto de Nación  que orientaría el ejercicio gubernamental.

10.- El candidato presidencial será también presidente del partido con carácter transitorio. La Comisión Organizadora de la Convención determinará la proporción que corresponderá a los precandidatos participantes en los organismos de dirección del partido.

 

Eclipse democrático al interior del PLD

Por Juan Bolívar Díaz

Aunque sujeta a  un plebiscito aprobatorio, la decisión de los integrantes del Comité Central del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) de auto prolongarse por cinco años su estatus de dirigentes y por dos a la dirección media constituye un paso más en el eclipse de la democracia  interna en esa organización política.

 En lo inmediato acentúa el poder de la cúpula gobernante, especialmente de su líder el presidente Leonel Fernández, y obedece al temor de someterse al veredicto de las bases, pero también busca evitar luchas internas que pudieran debilitar el partido de cara al desafío electoral del 2012 que conlleva elección de candidato en pocos meses.

Sorpresiva decisión.  La auto prolongación del período  de los  integrantes del Comité Central (CC) del PLD, en la reunión efectuada el sábado 9 de octubre, sujeto a la aprobación de  un plebiscito no estatutario, sorprendió a la militancia partidista y  a la opinión pública. La prórroga implica también al Comité Político (CP) que “es el organismo ejecutivo del Comité Central”, integrado por el presidente, el secretario general y 23 miembros electos por  el CC. Decidieron también prolongar, pero sólo hasta después de las elecciones del 2012 el mandato de los dirigentes provinciales, municipales e intermedios.

La forma de elección de los integrantes del CC “por un período de cinco años”, según el artículo 13 de los Estatutos del PLD, está señalada en el artículo 16 que establece “el voto secreto y universal de la mayoría simple y no menor del 33 por ciento de los votos”. Se consagra la elección de 382 miembros, a los cuales se suman “de pleno derecho” los integrantes salientes del CP y los ex miembros del mismo con militancia ininterrumpida en el partido. 100 deben ser electos por todos los militantes del partido, 235 por los militantes que sufraguen “en cada lugar”. Otros 17  por los miembros de las seccionales del exterior y 30 más por el Comité Político que cesa en sus funciones.

Se estima que el CC actual tiene 400 miembros, de los cuales el 75.55 por ciento asistió a la reunión del sábado 9 que escogió la Comisión Organizadora del Congreso que debe reunirse cada cinco años, señalado como “el más alto organismo de dirección del partido” y que integran los miembros del CC, y los presidentes de los comités provinciales, municipales, intermedios, de las circunscripciones electorales y de las seccionales.

Minimización del partido.  La prolongación del período de la alta dirección es considerada  un paso adicional en el “proceso de minimización” a que viene sometido el PLD en aras del liderazgo cuasi  caudillista del presidente Fernández, quien concentra la dirección del partido en el Comité Político de 25 miembros, casi todos altos   funcionarios de su gobierno y por tanto subordinados a él.

 Hace tiempo que en el PLD se considera que el CP es el único  organismo operante. Los miles de comités de base e intermedios, como los provinciales y municipales ya no se reúnen  ni son consultados ni elaboran planes ni propuestas como en los orígenes. El CP tampoco ofrece los informes que eran costumbre en la organización. El CC se reúne más o menos cada año pero no delibera ni traza políticas y muy pocos de sus integrantes se muestran dispuestos a “romper el consenso grupal” que favorece al doctor Fernández.

La desestructuración es tan grande que ya nadie sabe cuántos son los comités de base ni los intermedios, aunque se supone que suman decenas de miles. Sus dirigentes han quedado atrapados en redes clientelares aceitadas por la acumulación de dinero en los altos dirigentes que reparten favores gubernamentales, instrumentándolo todo, al decir de uno de los dirigentes que todavía reivindican los orígenes del partido.

La corrupción al interior del PLD quedó al desnudo y fue denunciada por dirigentes medios que acudieron a la televisión quejándose del predominio del dinero y el poder de los funcionarios gubernamentales y municipales  en la elección de los candidatos para las elecciones congresuales  y municipales de mayo pasado.

El miedo a las bases.  Aunque hay mucha disensión en el PLD por la auto prolongación del período,  pocos  se han atrevido a  expresarlo públicamente, incluyendo a un puñado de miembros del CC, como los senadores Charles Mariotti y Euclides Sánchez, y especialmente Luis Incháusti, quien la considera “una violación y traición a las ideas y principios democráticos que  encarnó el profesor Juan Bosch”. Este combativo dirigente que se proclama defensor de las bases llegó a sostener esta semana que de los 25 miembros del CP sólo José Joaquín Bidó Medina, Lidio Cadet  y  José  Tomás Pérez han escapado a la corrupción.

Para un talentoso cuadro político peledeísta la extensión del mandato obedece al temor de muchos dirigentes de someterse al veredicto de las bases. Otro cree que la decisión forma parte de un proceso para preservar el liderazgo político del doctor Fernández ante el hecho cada vez más evidente de que tendrá que dejar la presidencia de la nación en el 2012. El presidente del Comité Provincial del PLD en Santiago, Monchy Rodríguez, fue citado por HOY diciendo que la decisión expresa una “posición unitaria alrededor del liderazgo nacional que preside Leonel Fernández”.

La prolongación fue aceptada o por lo menos no  objetada por  los aspirantes a la candidatura presidencial del PLD, incluyendo al principal Danilo Medina, atendiendo al criterio expresado por el secretario general Reinaldo Pared Pérez de que obedece al interés de que el partido acuda unido a las elecciones del 2012. Pero la evidencia de que favorece el liderazgo de Fernández, es que el Comité Central es prolongado por cinco años y los dirigentes de los organismos medios sólo hasta después de las elecciones. Eso quiere  decir que de ganar la elección presidencial otro peledeísta tendrá que manejarse más de tres cuartas partes del período con el mismo comité central de Leonel Fernández.

No quieren riesgos

Seguidores de Danilo Medina explican que aceptaron la prolongación convencidos de que hay que evitar  las posibilidades de que una competencia por los cargos provoque enfrentamientos entre danilistas y leonelistas que se traduzcan en mayores segmentaciones y debiliten la unidad del partido.

Se puso de ejemplo que había una decena de dirigentes con aspiraciones de ser electos para secretario general, citándose entre ellos a Aristipo Vidal, Manuel Crespo, Luis de León, Radhamés Jiménez, Rubén Bichara, Simón Lizardo y Carlos Amarante Baret.

Por igual temían que el partido entrara en una etapa de ebullición interna fruto de las ambiciones de muchos militantes de acceder a los cargos de presidentes de los comités de base e intermedios, sobre todo de estos últimos que están incorporados a las nóminas estatales con sueldos más elevados.

En el 2008 en esta página se publicó  que 42 mil 434 presidentes de comités de base estaban en las nóminas de dos secretarías de Estado y otros 6 organismos estatales cobrando 143 millones 120 mil pesos mensuales.

También se aireó otra “Nómina Pago Inspectores” de 1,209 personas que cobraban a través del Instituto Agrario Dominicano entre 15 y 25 mil pesos al mes, que según fuentes eran presidentes de comités intermedios. Esta totalizaba 18 millones 355 mil pesos mensuales.

Cualesquiera que sean las justificaciones para auto prolongarse mandatos, inventando un plebiscito no contemplado en los Estatutos del PLD, ello revela el progresivo debilitamiento de la institucionalidad democrática del sistema partidista dominicano, con mayores repercusiones cuando afecta al partido que gobierna y controla el Poder Legislativo.

Ello explica por qué sigue engavetado el proyecto de ley de partidos políticos objeto de numerosos consensos en los últimos trece años para pautar la democracia interna de las organizaciones políticas, incluyendo la elección de sus dirigentes y candidatos.

Si el principal partido teme a la elección democrática de sus dirigentes, es difícil que ese proyecto sea convertido en ley.

Asombrosamente ni el principal partido opositor está insistiendo en reclamar su aprobación aunque fue parte de los acuerdos pactados entre el presidente Leonel Fernández y el ahora presidente del Partido Revolucionario Dominicano, Miguel Vargas Maldonado.-