Sólo hay que aplicar la ley

Por Juan Bolívar Díaz

Para transparentar el financiamiento estatal a las ONG, sean de legisladores o no, sólo hay que aplicar la ley 122-05 fruto de muchos años de diálogos y consensos                                              

Todo lo que hay que hacer en relación con el financiamiento estatal a las organizaciones sin fines de lucro, también llamadas Organizaciones No Gubernamentales (ONG), es aplicar la ley 122-05, promulgada el año pasado y que aún espera por su correspondiente reglamento.

El debate sobre las ONG de los legisladores se viene repitiendo cada año al discutirse el proyecto de presupuesto sin que se haya avanzado en su transparencia mientras se utiliza el caso como mecanismo de negociación para que los legisladores acepten intereses presupuestarios del gobierno.

Son 3 mil 649 las ONG financiadas en el presupuesto del 2006, de las cuales 576 pertenecen a legisladores, el 16 por ciento del total, con una asignación de 355 millones 200 mil pesos equivalentes al 27 por ciento de los 1,301 millones 56 mil pesos destinados a las mismas.

Un debate repetido

Como en muchos otros aspectos el relacionado con las subvenciones de las ONG de los legisladores es un debate repetido, que se viene produciendo hace por lo menos tres años cada vez que se discute el presupuesto nacional.

Esta vez el escarceo comenzó temprano, cuando el titular de la oficina Nacional de Planificación (ONAPLAN), doctor Guarocuya Féliz, advirtió que el presidente Leonel Fernández instruyó para que se elimine el financiamiento a esas entidades en el proyecto de presupuesto para el 2007 que la institución a su cargo elabora.

Las reacciones de los interesados no se ha hecho esperar y algunos reclaman que en la disposición se incluyan también las ONG correspondientes a funcionarios gubernamentales y otros dirigentes políticos. Tal vez con la esperanza de que, al igual que en los años anteriores, todo se quede en un tira y hala o aprieta y afloja, al tenor de negociaciones políticas subterráneas.

En diciembre del año pasado se llegó a anunciar que el gobierno había excluido del presupuesto del 2006 nada menos que a más de 960 ONG apadrinadas por legisladores de los partidos Revolucionario Dominicano y Reformista Social Cristiano, que para esos días bregaban por concretar una alianza para los comicios de este año.

En la cifra había exageración y el tono político dividió hasta a la propia bancada del partido de gobierno, donde los diputados Lidio Cadet e Isabel Bonilla rechazaron la exclusión “a menos que demuestren al país que ha habido alguien que ha usado esos recursos de manera indebida y contraria al bien social”, como indicó el primero.

Diputados perredeistas y reformistas reaccionaron denunciando que hasta funcionarios con cuentas pendientes en la justicia tenían ONG financiadas por el Estado, refiriéndose concretamente a la Fundación Félix Bautista y en otro aspecto a la Fundación Juan Bosch. El reformista Máximo Castro Silverio denunció persecución contra la oposición.

El proyecto de presupuesto fue sometido a estudio de una comisión bicameral y no tardó mucho tiempo en que lograran “consenso” con los funcionarios gubernamentales. Se dijo que a cambio de alguna flexibilidad para aprobar el proyecto del gobierno que incluía una partida de 1,835 millones de pesos para el discutido metro de Santo Domingo que se había iniciado meses antes sin previa aprobación congresual.

Como este año el partido de gobierno controla las dos cámaras, no precisaría ese tipo de negociación, por lo cual tendría más posibilidades de aprobar su presupuesto, aunque tenga que sacrificar a legisladores oficialistas y funcionarios que también apadrinan o poseen entidades financiadas por el Estado.

Ni tanto ni tan poco

La suma que quedó consignada en el presupuesto de este año para las instituciones sin fines de lucro asciende a 1,301 millones 56 mil pesos, que en relación al total del gasto público previsto, de unos 250 mil millones de pesos, es apenas el medio por ciento.

Con esa suma se financian 3,649 ONG de todas las categorías y orígenes, incluyendo muchas que tienen merecido reconocimiento por los servicios que prestan, especialmente a los más pobres. Entre ellos se cuentan los de rehabilitación de discapacitados y de drogadictos, oncología, cardiología, planificación familiar, educación, deportes, iglesias y muchos otros.

De ellas 332 corresponden a diputados y 244 a senadores que suman 576, para un 16 por ciento. Recibirían este año 355 millones 200 mil pesos, que es el 27 por ciento del financiamiento estatal a las ONG.

Las subvenciones a entidades de los legisladores se canalizan por la secretaría Administrativa de la Presidencia a la cual se le asignaron este año 558 millones 664 mil pesos a ser distribuidos entre 1,545 ONG, el 42 por ciento del total. En julio passado las 576 de legisladores recibieron 29 millones 600 mil pesos, el 70 por ciento de lo canalizado por esa cartera. El 23 por ciento fue entregado a “instituciones independientes” y el 7 por ciento restante a “instituciones supervisadas por CONANI”.

De estas cifras se infiere que casi las tres cuartas partes (73 por ciento) del subsidio estatal a entidades sin fines de lucro no corresponden a legisladores, lo cual implica que el problema es más que político y amerita soluciones racionales, ponderadas, sin mezquindades partidarias.

Las demás secretarías de Estado canalizan este año las subvenciones de 2 mil 103 entidades sociales, el 58 por ciento. Educación, Deportes y Salud encabezan con 692, 387 y 310. Entre ellas hay colegios, consultorios y servicios de salud, clubes deportivos, etc. La Secretaría de la Juventud canaliza subvención a 270, la de la Mujer a 122 y Cultura a 104.

Revisar las subvenciones

Es criterio generalizado que la mayoría de las ONG de los legisladores son para canalizar recursos que se distribuyen en base a prácticas clientelistas. Muchas prestan reales servicios de salud y hasta alimentación, pero como forma de hacer proselitismo, por lo que no tienen que ser financiadas del presupuesto nacional. En todo caso esas son labores correspondientes a múltiples organismos especializados del Estado.

Una proporción de las ONG auspiciadas por legisladores podría pasar criterios de racionalidad y equidad que se aplican a muchas de las otras entidades sociales del país. Bajo un esquema rígido tendrían que se excluidas del presupuesto, pero habría que hacer lo mismo con una mayoría de las 3 mil 649 subvencionadas este año para que la acción no se quede en el ámbito de la mezquindad partidista.

También hay casos en que las entidades son simples pantallas para recaudar dinero que se utiliza a discreción para retribuir partidarios y en las campañas electorales cada vez más costosas. Identificar estas no es una tarea fácil en un país de tan poca transparencia, pero puede y debe hacerse.

El camino más expedito para revisar las subvenciones está trazado en la Ley 122-05 promulgada el año pasado “Para la Regulación y Fomento de las Asociaciones sin Fines de Lucro”, pero cuyo reglamento aún no ha sido promulgado.

La legislación que sustituyó una ordenanza de la ocupación norteamericana de principios del siglo pasado, fue fruto de diálogos y concertaciones que se extendieron por 15 años, en las que participaron relevantemente tanto los organismos públicos como múltiples instituciones sociales interesadas en el ordenamiento del sector.

Si esa ley fue aprobada se debe en gran medida al esfuerzo de concertación que impulsaron redes de las organizaciones sociales más reconocidas, como las centenares que se agrupan en el Foro Ciudadano, en su gran mayoría sin financiamiento estatal y sin aspirar a conseguirlo, y en la Alianza ONG e Insalud, que agrupa a muchas entidades que tienen subvención del Estado por los servicios que prestan.

Desde la promulgación de la ley en abril del 2005 se inició un esfuerzo para consensuar el reglamento, encabezado por ONAPLAN que consultó y aceptó modificaciones propuestas por las entidades sociales. El documento está en la Consultoría Jurídica del Poder Ejecutivo.

Mandatos de la ley

 Independientemente de lo que diga el reglamento pendiente, la ley 122-05 contiene normativas que pautan el financiamiento estatal a las instituciones sin fines de lucro, definidas en su artículo 2 como “el acuerdo entre cinco o más personas físicas o morales, con el objeto de desarrollar o realizar actividades de bien social e interés público, con fines lícitos y que no tengan como propósito u objeto el obtener beneficios pecuniarios o apreciables en dinero para repartir entre sus asociados”.

La legislación establece una amplia clasificación de entidades sociales, pero en su artículo 15 indica que “Sólo las asociaciones de beneficio público o de servicio a terceras personas y los programas de beneficio público o de servicio a terceras personas que desarrollen las asociaciones mixtas u órganos interasociativos, podrán ser consideradas para recibir fondos públicos del presupuesto nacional a través de contratos de servicios, convenios de gestión, apoyo a programas y proyectos, después de haber cumplido un año de incorporación”.

El capítulo VI de la ley crea un Centro Nacional de Fomento y Promoción de las Asociaciones sin Fines de Lucro, bajo la presidencia del Secretario Técnico. La Oficina Nacional de Presupuesto tiene la primera vicepresidencia y la secretaría descansa en la ONAPLAN. La Procuraduría General, la Contraloría y la oficina de Administración y Personal completan 6 responsables oficiales, a los que se deben sumar 5 en representación de la sociedad civil.

Entre sus funciones está recomendar al Poder Ejecutivo las que deben ser financiadas “mediante contratos de servicios, convenios de gestión, apoyo a programas y proyectos”. Para recibir subvenciones se establecen una serie de requisitos, que incluyen la presentación de informes de sus actividades, proyectos y presupuestos con estados financieros auditados, entre muchas otras previsiones llamadas a la transparencia y la eficiente inversión de los recursos públicos.-

Retos y peligros de la segunda mitad

Por Juan Bolívar Díaz

http://hoy.com.do/image/article/111/460x390/0/FCFEBF93-EA42-478A-B1A2-DD6FEAAC2810.jpeg

El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) empieza la segunda mitad de su gobierno con grandes posibilidades de afianzarse como fuerza política dominante, sobre todo si evade el inmediatismo y se concentra en una gestión de largo plazo acompañada de una vuelta a sus orígenes que reduzca los riesgos de luchas internas.

Ahora que por primera vez concentra los poderes Ejecutivo y Legislativo, y con los partidos de oposición sin perspectivas de repuntar a corto plazo, el gobierno del presidente Leonel Fernández puede emprender importantes transformaciones institucionales y sociales sin urgencias para los comicios del 2008.

Sus principales retos podrían presentarse en las políticas económicas que han representado su mayor éxito en la primera mitad, en una transparencia que todavía escasea, en una mejor distribución del ingreso y en desarrollar capacidad para establecer una alianza con la sociedad civil.

Gestión de largo plazo

Con mayoría absoluta en las dos cámaras legislativas y un Poder Ejecutivo que mantiene amplia aceptación popular, el PLD tiene muchas posibilidades de afianzarse como fuerza política dominante si evade las tentaciones del inmediatismo y realiza una gestión gubernamental de largo plazo.Dado el deterioro interno y el descrédito de los partidos de oposición, sin mayores posibilidades de repuntar en el corto plazo, el gobierno peledeísta no parece tener urgencias políticas de cara al próximo desafío electoral dentro de 21 meses. Los dos mayores partidos de oposición aparecen sin un líder capaz de unificarlos y convertirlos en una alternativa real de poder.

Tres meses después de las elecciones en que la alianza de los partidos Revolucionario Dominicano (PRD) y Reformista Social Cristiano (PRSC) resultara un fiasco, en vez de abrirse expectativas de rectificación y renovación, aparecen sumidos en el desconcierto y las luchas internas.

La últimas decisiones de los legisladores de esos partidos al concluir el período constitucional en que dominaron el Congreso sólo ha servido para ratificarlos como traficantes de la política, sin que sus partidos hayan producido las sanciones prometidas.

El clientelismo con el que sobreviven determina que les resulte casi imposible ponerse de acuerdo para una candidatura común en la Liga Municipal Dominicana, lo que permitirá al PLD quedarse también con el control de ese organismo. Por lo menos  en el ayuntamiento de Santiago ya perredeistas y reformistas demostraron sus incapacidades para actuar en consonancia con la alianza que sostuvieron en los pasados comicios.

Pero más que preocuparse por unos centenares de empleos en la Liga Municipal, o por el reciente absurdo de concentrar los cuerpos de bomberos en violación a la ley de organización municipal, el PLD y su gobierno deberían concentrarse en las grandes demandas nacionales, con soluciones de mediano y largo plazo y diferenciarse de los otros partidos evadiendo las confrontaciones, dejando que ellos se consuman en sus luchas intestinas.

Retos institucionales

El PLD acertó al elegir a su secretario general Reinaldo Pared Pérez y a Julio César Valentín para presidir el Senado y la Cámara de diputados y sus discursos al posesionarse dejaron esperanzas. El primero planteó entre las prioridades un amplio programa de reformas institucionales y políticas en consonancia con el legado político y moral del fundador de ese partido, el profesor Juan Bosch.

Entre esas reformas están algunas integradas al tratado de libre comercio suscrito con Estados Unidos, como las leyes que crearían las secretarías de Planificación y Desarrollo y de Hacienda. También las de Arbitraje, Defensa de la Competencia, Planificación e Inversión Pública, Sistema Integrado de Administración Financiera y el Sistema de Control Interno.

No menos importantes para el fortalecimiento institucional serían también las nuevas leyes para regular el Presupuesto Nacional y la Contraloría General, que junto a la recién aprobada ley sobre contrataciones, compras y concesiones del Estado, deben ser base de una nueva transparencia y de políticas para reducir la corrupción.

Una ley de partidos políticos, que regule su funcionamiento interno y sus finanzas es otra urgencia para el mejoramiento institucional,  paralela con una ley de participación social.

Todo ese prontuario legislativo está sobradamente diagnosticado, discutido y prometido por el sistema político y deben ser parte fundamental de una gestión gubernamental de largo plazo, junto a un empeño por dar vigencia a otras legislaciones vigentes que aún no se cumplen, como las que crean el Sistema de Seguridad Social, la Defensoría del Pueblo y la de Defensa del Consumidor.

Esa agenda legislativa es prioritaria a la reforma constitucional en la que el gobierno parece centrar su prioridad con el agravante de que está renunciando al compromiso programático y  los pactos que han acordado realizarla mediante una Asamblea Constituyente de elección popular.

En las actuales perspectivas políticas, el gobierno debería honrar ese compromiso en una alianza con la sociedad civil, auspiciando la elección de la constituyente junto a la presidencial del 2008 para culminar la agenda de reformas políticas e institucionales “guiado -como planteó Reinaldo Pared- por la pluralidad, tolerancia, participación, respeto, moderación y prudencia”.

Ese programa legislativo ejecutado con transparencia, convirtiendo el Congreso en la casa de cristal que evocó Valentín, el nuevo presidente de la Cámara de Diputados, produciría un rescate de la credibilidad del Poder Legislativo, situado como los partidos políticos entre las cinco institucionales nacionales que menor confianza tienen de la ciudadanía, según la encuesta de Gallup para HOY publicada esta semana.

Retos económicos

El primer gran reto del gobierno peledeista es no repetir el error de concentrar la inversión en grandes proyectos capitalinos, como ocurrió en su gestión 1996–2000. La amenaza la representa el barril sin fondo del Metro que construye en Santo Domingo y el desbordamiento del gasto que ya obligaron a paralizar las obras en el interior del país como reconoció esta semana el vocero Roberto Rodríguez.

Una real política de austeridad parece inaplazable y más posible sin urgencias  clientelistas, lo que le daría fuerza moral para las nuevas cargas impositivas que han adelantado como inevitables para enfrentar la bomba de tiempo del déficit del Banco Central, cuantificado ya en más de 162 mil millones de pesos. El secretario Técnico de la Presidencia, Temístocles Montás, consideró esta semana que el déficit cuasifiscal y el déficit energético son los principales retos del gobierno.

El gobierno peledeísta debe cuidarse de mantener  el triunfalismo del crecimiento económico sin redistribución del ingreso -otra de las deficiencias de su anterior gestión- y de no dar prioridad real a la educación, la salud, la vivienda popular, la energía eléctrica y la seguridad social.

Deberían considerar que la reciente encuesta Gallup para HOY  arroja que el 62.7 por ciento de la población considera mal o muy mal la situación económica, casi 20 por ciento más que en abril pasado, pese a que el Banco Central registra un crecimiento del producto bruto de casi 12 por ciento en la primera mitad del año.

Tal como planteó esta semana la socióloga Rosario Espinal, las posibilidades de afianzamiento del PLD como fuerza política dominante pasan por una vuelta a sus orígenes boschistas con  reformas económicas y sociales en orden a una mejor distribución del ingreso y reducción de la pobreza.

Los mayores peligros

Entre los mayores peligros que corre la nueva hegemonía peledeísta está su creciente asociación con posiciones conservadoras y seguir el camino de gobernar en función de estas.

Así mismo dar rienda suelta a ciertos pujos autoritarios y realizar una reforma constitucional a la medida del partido, con absoluto predominio de su fuerza legislativa, sin dar participación a los diversos sectores sociales para que tenga un profundo contenido democrático, como prometiera en su programa de gobierno.

El empeño, casi imposible, de concluir el Metro capitalino antes de los comicios del 2008, lo que conllevaría una reducción de inversiones prioritarias, y el no enfrentar con equidad el déficit del Banco Central, en medio de las penalidades del precio del petróleo y una mayor carga de deuda externa para los próximos dos años, podrían revertir el mayor éxito gubernamental que ha sido la estabilidad macroeconómica.

Gobernar con inmediatismo, en función de la reelección presidencial obligaría a políticas de efectos inmediatos que podrían tornarse en riesgos políticos incluso al interior del PLD, donde amplios sectores no ocultan su preocupación sobre el particular. Sobre todo la maquinaria política cada vez más inclinada a Danilo Medina como alternativa de poder.

Las encuestas muestran que el presidente Fernández mantiene un alto nivel de aceptación, y los analistas entienden que buscaría una reelección con buenas posibilidades de lograrla. Pero su propio carácter y vocación más académica que de activismo partidista, dejan el campo abierto a la emergencia de una alternativa en su propio partido.

En definitiva, la propia debilidad de los partidos de oposición podría convertirse en un riesgo de sobreestimación del gobierno y llevarle a ignorar que en estos tiempos la popularidad de los gobernantes se esfuma con rapidez como ha ocurrido en las últimas décadas en América Latina, donde las reelecciones democráticas no alcanzan para los dedos de una sola mano.

La enorme deuda social y las profundas insatisfacciones generan convulsiones sorpresivas, y si no hay partidos alternativos, se imponen  figuras casi siempre con rasgos providencialistas.-

Un nuevo contrato oneroso

Por Juan Bolívar Díaz

http://hoy.com.do/image/article/104/460x390/0/DB325341-7D9B-47F0-B49F-CF7530B530F4.jpeg

El contrato firmado por el gobierno con una empresa intermediaria para la adquisición de vehículos y otros equipos sobrevaluados para la Policía Nacional (PN) es un monumento a la oscuridad y falta de transparencia que debería ser reexaminado por el gobierno o ser objeto de amplias explicaciones.

  Con esa pieza las actuales autoridades trillan el camino del anterior gobierno que insistió en préstamos “aventureros” con empresas virtualmente desconocidas para adquirir equipos militares, viviendas prefabricadas, y vehículos de diverso género.

 Llama la atención que el Senado perredeista aprobara casi a unanimidad el contrato de 132.4 millones de dólares basado en un informe de su Comisión Permanente de Finanzas sin el menor argumento ni fundamento, evidenciando desprecio por el interés nacional y la opinión pública.

Vehículos al por mayor

El contrato implica dos convenios a ser firmados el de mayor monto por el secretario de Interior y Policía y el otro por el secretario de Finanzas, diferencia que no tiene explicación. El primero es por 75.5 millones de dólares a ser suscrito con la empresa The Sun Land Group, a una tasa anual igual a Libor más 1 por ciento, pagadero en diez cuotas semestrales sucesivas, de capital e intereses, después de tres años y medio de gracia, es decir a más tardar en 8 años y medio.

El otro crédito, por 56.9 millones de dólares, se firmaría con el Florida Export Financial Corporation, también a la tasa anual de Libor, más un 0.50 por ciento, algo menor que el primero, y con un plazo de pago mayor, 13 años, a razón de 20 cuotas semestrales, después de tres años de gracia.El objetivo fundamental es la compra de automóviles, motocicletas, ambulancias, computadoras, talleres y repuestos, plantas eléctricas, laboratorios y sistemas de comunicaciones para la PN.

El total de equipos y materiales a ser recibidos por la PN asciende a 113.8 millones de pesos, de los cuales 48.8 millones, equivalentes al 43 por ciento, corresponden a automóviles y motocicletas. En equipos de comunicaciones y repuestos se invertirían 31 millones de dólares. En laboratorios 16.9 millones, y en computadoras y accesorios 11.9 millones de dólares. En talleres equipados y plantas eléctricas 2.5 millones. Para servicios y entrenamiento 11.2 millones de dólares. Y también  7.3 millones de dólares en “honorarios administrativos”.

Se consigna que se adquirirían 610 “doble cabina 4×4 turbo diesel”, valoradas en 49 mil 685 dólares cada una, lo que daría un valor total de 30 millones 307 mil 895 dólares. También 190 “jeep 4×4 Turbo Diesel”, valorado en 9 millones 440 mil 164 dólares. Las dos categorías totalizan 800 automóviles y un costo de 39 millones 748 mil dólares.

El proyecto consigna la compra de 1000 “motores policial 150 cc, a 7 mil 892 cada uno para un total de 7 millones 892 mil 358 dólares. También 20 “motores para franqueadores 650 cc”, a 22 mil 444 dólares cada uno, para totalizar 448 mil 874 dólares.

Llama la atención que tanto las doble cabina (que se suponen camionetas, aunque también podrían ser jipetas) como los jeep tengan exactamente el mismo costo. No se especifican marcas, modelo o año, ni los agregados interiores. Por separado se incluyen 800 “computadoras para vehículos patrulleros”, con un costo de 9 mil 803 dólares cada una, para un total de 7 millones 842 mil 442 dólares.

Los equipos más caros

Tanto los vehículos como los motores y computadoras lucen excesivamente sobrevaluados. Entrando a internet en Toyota.com se puede comprobar que sus jipetas más caras, las “4 Runner Limited”, se valoran en 34 mil 350 dólares, compradas por unidad. Pero hay también 4×4 SR5 a 27 mil 635 y Sport Edition a 29 mil 975 dólares. Sus camionetas Tacoma de doble cabina se venden a 22 mil 240 dólares.        Si se entra a Ford.com se encontrarán jipetas Escape a 19 mil 780 dólares, Explorer a 27 mil 175 y Espedition a 34 mil 275 dólares. En Nissan usa.com se pueden ver las super jipetas Pathfinder desde 25 mil 400 dólares.

Como el contrato no especifica marca ni modelo, los vehículos que se entreguen podrían estar sobrevaluados entre un 40 y 150 por ciento, y mucho más considerando que son 800 unidades, que compradas a los fabricantes reducirían porcentajes significativos.

Sobrevaluadas también aparecen las motocicletas, aún las de franqueadores, cuya unidad se cotiza en 22 mil 444 dólares. Las famosas Harley Davidson se compraron el año pasado a 18 mil dólares. Las más sencillas de 150 cc, cotizadas a 7 mil 892, comprando mil de ellas, se pueden adquirir entre un 50 y 100 por ciento menos.

La sobrevaloración de las computadoras puede ser mucho mayor. El proyecto tampoco especifica marca ni modelo, y cotiza las 800 para los vehículos a 9 mil 803 dólares cada una. Deberán ser tipo “laptop”. De estas hay en el mercado hasta a 800 dólares. Las más caras podrían costar unos 3 mil dólares por unidad.

Los 7.3 millones de dólares que aparecen como horarios administrativos también lucen desproporcionados, y podrían ascender considerablemente atendiendo a una complicada mecánica de cálculo a base del 0.50 por ciento del financiamiento. Merece explicación aparte el costo de los honorarios por “seguro riesgo-país” que el seminario Clave estimó en 28 millones de dólares, partiendo también de porcentajes sobre diversos financiamientos. Lo normal en el mercado es que ese seguro oscile entre 2 y 5 por ciento, según un importante importador consultado.

El contrato establece que los honorarios administrativos habría que pagarlos inmediatamente después del cierre del contrato. En cambio la entrega de los equipos sería en 48 meses, a partir del cierre del contrato, es decir en 4 años, en 4 fases, sin mayores especificaciones.

La aprobación senatorial

Es significativa la celeridad con que el Senado conoció el proyecto, y particularmente el informe de la Comisión Permanente de Finanzas de ese organismo, que aunque aduce que analizó “profundamente el contenido del Acuerdo de Compra”, no formula ni un solo argumento o consideración propia.

Cada párrafo es una transcripción literal de la carta con la que el presidente Leonel Fernández remitió el proyecto al Senado, casi todos referidos a las generalidades del mismo:  “La comisión entendiendo que el presente Acuerdo dotará a la Policía Nacional de los equipos necesarios para desarrollar una estrategia de seguridad capaz de resolver y prevenir los diferentes conflictos e incidentes que afectan la  ciudadanía, requiriendo una reestructuración de la seguridad ciudadana y nuevas herramientas para enfrentar el delito”.

En base a las consideraciones presidenciales la comisión “Ha resuelto rendir informe favorable tal como fue remitido, a la vez que se permite solicitar al Pleno senatorial la inclusión en el orden del día de la próxima sesión, para fines de conocimiento y aprobación”.

La comisión está presidida por el senador perredeísta de Azua, César Díaz Filpo, quien la firma, lo mismo que otros 5 integrantes. Aunque aparece el nombre del senador peledeista José Tomás Pérez, no contiene su firma, lo que no deje de ser significativo, siendo el único senador del partido del gobierno que hace la contratación.

La aprobación del Senado se produjo en tiempo récord, de menos de 3 semanas de recibido. Tres de los senadores perredeistas, Pedro Alegría, César Augusto Matías y Tommy Durán, habían declarado previamente que no apoyarían el contrato. Pero fueron rápidamente “sensibilizados” y estuvieron entre los 24 que lo aprobaron sin analizar su contenido.

Algunos de esos senadores ya tuvieron experiencia en la aprobación de contratos de préstamos para adquirir aviones, helicópteros, autobuses, invernaderos, y viviendas prefabricadas en el gobierno del presidente Hipólito Mejía. El contrato para viviendas fue firmado precisamente con la misma empresa que suplirá a la PN,  The Sun Land Group. Aquel fue por 115 millones de dólares y era tan leonino que fue rechazado por el entonces director del Instituto Nacional de la Vivienda, ingeniero Juan Vargas, a quien se encomendaba ejecutarlo.

Falta de transparencia

Es obvio que todo el contrato está afectado por la oscuridad, por absoluta falta de transparencia. Deberían explicar si la secretaría de Finanzas o la de Interior y Policía pidió a la Sun Land en exclusiva la elaboración de esa oferta o si la iniciativa fue de la empresa, la que aparece en bases de datos de Estados Unidos con 4 empleados y ventas en el 2005 por solo 260 mil dólares. Lo que se llama una empresa de fachada.

Por la ausencia de concurso este contrato es peor que el famoso Renove,  que ha originado un proceso judicial, puesto que aquel involucró concurso entre empresas distribuidoras de vehículos, lo que determinó que los precios ofertados estuvieran más acordes con los del mercado.

La compra de 800 vehículos pudo haber sido negociada directamente con financiamiento japonés o de Taiwán o Corea, a propósito del reciente viaje del presidente Fernández, para traer vehículos de esos países. También pudo gestionarse financiamiento estatal en Estados Unidos para adquirirlo de sus fabricantes, a precios mucho menores.

El contrato amerita explicaciones del gobierno, especialmente de los secretarios de Interior y Policía y de Finanzas, Franklin Almeida y Vicente Bengoa, reputados como profesionales y políticos honrados. En círculos cercanos se dice que nada tuvieron que ver con la contratación y que sólo firmaron, por lo menos uno de ellos sin siquiera analizarlo. El documento es de 52 páginas en letra de 8 puntos, difícil de leer.

Uno de los aspectos a aclarar es quien es el padre del préstamo o mejor el padre y la madre que ratifican la falta de transparencia y de institucionalidad.-

Falta de transparencia

Es obvio que todo el contrato está afectado por la oscuridad, por absoluta falta de transparencia. Deberían explicar si la secretaría de Finanzas o la de Interior y Policía pidió a la Sun Land en exclusiva la elaboración de esa oferta o si la iniciativa fue de la empresa, la que aparece en bases de datos de Estados Unidos con 4 empleados y ventas en el 2005 por solo 260 mil dólares. Lo que se llama una empresa de fachada. Por la ausencia de concurso este contrato es peor que el famoso Renove,  que ha originado un proceso judicial, puesto que aquel involucró concurso entre empresas distribuidoras de vehículos, lo que determinó que los precios ofertados estuvieran más acordes con los del mercado.

La compra de 800 vehículos pudo haber sido negociada directamente con financiamiento japonés o de Taiwán o Corea, a propósito del reciente viaje del presidente Fernández, para traer vehículos de esos países. También pudo gestionarse financiamiento estatal en Estados Unidos para adquirirlo de sus fabricantes, a precios mucho menores.

El contrato amerita explicaciones del gobierno, especialmente de los secretarios de Interior y Policía y de Finanzas, Franklin Almeida y Vicente Bengoa, reputados como profesionales y políticos honrados. En círculos cercanos se dice que nada tuvieron que ver con la contratación y que sólo firmaron, por lo menos uno de ellos sin siquiera analizarlo. El documento es de 52 páginas en letra de 8 puntos, difícil de leer.

Uno de los aspectos a aclarar es quien es el padre del préstamo o mejor el padre y la madre que ratifican la falta de transparencia y de institucionalidad.-

Resultados estrechos retan la transparencia

http://hoy.com.do/image/article/242/460x390/0/971EC5B3-EBFA-4C6D-979A-E847C3F02E6A.jpeg

Por Juan Bolívar Díaz

El alto número de provincias y municipios donde los resultados de los comicios del pasado día 16 son estrechos entre los dos primeros lugares arrojará numerosas impugnaciones que determinarán que el veredicto definitivo se tome entre una y dos  semanas, lo que no debe alarmar a nadie.

Esa circunstancia y la alta proporción de actas de colegios electorales mal elaboradas son las causas fundamentales de la lentitud que ha marcado el proceso de cómputos de los comicios congresionales y municipales, manchados por una violencia que ha arrojado 10 muertos y por alegatos de maniobras fraudulentas.

Aunque pudiera variar el resultado en alguna jurisdicción, es imposible que cambie en lo fundamental el balance que favorece al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que le otorga la mayoría absoluta en las cámaras legislativas y en 64 de los 151 municipios.

Comicios manchados

El proceso electoral del 2006 quedará manchado por la ineficiencia con que fueron operados los colegios electorales, determinando extrema lentitud en el cómputo de las juntas electorales y una violencia desenfrenada que arrojó 10 muertos en las 72 horas que siguieron al cierre de las urnas.

La incorporación del voto preferencial por los diputados ya arrojó problemas de sumatorias en las actas en los comicios congresionales y municipales del 2002, pero esta vez se multiplicaron para sorpresa general, a un extremo que debe ser registrado para que no se repita en el futuro.

 Como hace cuatro años la incapacidad para cuadrar las sumatorias de votos afectó fundamentalmente las grandes conglomeraciones de la provincia Santo Domingo, el Distrito Nacional, Santiago, La Vega, San Cristóbal y otras.

Puede ser que en algunas provincias contribuyeran las maniobras dilatorias, pero lo fundamental fueron los errores en las actas. La mejor prueba quedó en el DN, donde una diferencia de 16 por ciento determinó que los perdedores reconocieron su derrota a 22 horas de cerradas las urnas, pero los cotejos y correcciones de las actas duraron 6 días.

 En la capital de la República el 80 por ciento de las actas llegaron descuadradas, 1,500 de los 1,920 colegios electorales, según testimonió el presidente de la correspondiente Junta Electoral, doctor Mariano Rodríguez. Para finalizar el cómputo la tarde del martes 23, autoridades y delegados políticos convinieron en prescindir de 25 de las actas. De estas 7 no pudieron ser cuadradas, 10 estaban incompletas, 5 se perdieron y 3 no pudieron ser leídas.

La provincia Santo Domingo registró el mismo problema, con la mayoría de las actas mal sumadas, hasta el punto que al emitirse el boletín 18 con los resultados provisionales definitivos, todavía no se había podido completar el cómputo más que en dos de sus 7 municipios. En un par de municipios las diferencias eran pequeñas, pero de 17 por ciento para la senaduría. En el Santo Domingo Norte, de 390 actas de colegios, sólo 40 pasaron el escáner, lo que implica que el 90 por ciento tenía algún descuadre.

En la provincia de Santiago más de la mitad de las actas tenían problemas y pasó más de una semana para concluir el cómputo, pese a que allí también el ganador llevaba una gran ventaja, de más de 8 por ciento. Cuando transcurrieron 48 horas del cierre de la votación, en el boletín 7, sólo habían completado el cómputo tres de las provincias menos pobladas, Altagracia, Dajabón y Samaná, arrojando ganancias para cada uno de los tres partidos mayoritarios.

 En la mayoría de las juntas se trabajaba entre 12 y 16 horas por día, buscando cuadrar acta por acta, lo que se hizo más lento y tenso en las que tenían cientos de colegios y en las 9 donde los resultados eran más estrechos, porque los delegados políticos extremaban los reclamos.

Resultados estrecho

En 9 de las 31 provincias y el DN los resultados arrojados por las urnas fueron muy cerrados, en el mayor de los casos del 2.39 por ciento. Pero en siete quedó en menos del 2 por ciento y en 5 en menos del 1 por ciento. La menor diferencia, del 0.29 por ciento se registra en María Trinidad Sánchez, donde el PRD y aliados aventaja al PLD y aliados por sólo 165 votos. En La Vega el PLD gana al PRSC y aliados por 661 votos, equivalentes al 0.45 por ciento.

En Valverde el PLD y aliados superan al PRD y aliados por 273 votos, para un 0.47 por ciento. En Barahona el PRSC y aliados ganan al PLD y aliados por 369 votos, el 0.55 por ciento. Y en Elías Piña el PRSC aventaja al PLD por sólo 218 votos, equivalentes al 0.87 por ciento.

 En todas esas provincias y en Peravia, San Pedro de Macorís, Bahoruco e Independencia, donde las diferencias oscilan entre 1.20 y 2.39 por ciento, los tres partidos mayoritarios anuncian impugnaciones y solicitudes de revisión de los votos nulos, que superan las diferencias.

Las elecciones del 2002 se definieron con amplias diferencias en 29 provincias. La menor se registró en Santiago, donde el PRD terminó ganando por 1073 votos, para 0.45 por ciento, después que le anularon más de 500 fraudulentos. En el DN el PLD ganó su única senaduría por 2,436 votos, 0.91 por ciento. La siguiente menor diferencia fue en la provincia Santo Domingo, ganada por el PRD al superar al PLD en 4.26 por ciento.   Ahora los resultados estrechos afectan a casi la tercera parte de los 151 municipios. En 45 de ellos los ganadores se definen por menos de 300 votos. En 34 por menos de 200 y 14 por menos de 100 votos.

El extremo se da en 8 municipios donde la diferencia entre el primer y el segundo lugar es menor de 25 votos, con el agravante de que los votos nulos, sujetos a revisión, son mucho más. En Pedro Brand (aún incompleto), la diferencia es de 6 votos; de 8 en Peralvillo con 269 nulos; 12 en Tenares con 523 nulos; 13 en Neyba con 674 nulos; y 14 en Padre las Casas con 265 anulados. En Hato Mayor  17 votos de diferencia, pero con 1,088 anulados. En San Cristóbal  45 votos con 3,246.  Las ventajas se reparten entre los tres partidos mayoritarios y sus aliados.

Las Impugnaciones

Los artículos 152 al 157 de la Ley Electoral establecen los procedimientos para las impugnaciones, indicando que proceden por error, fraude, prevariación, por haberse admitido votos ilegales o rechazado votos legales y “por cualquier otra irregularidad grave que sea suficiente para cambiar el resultado de la elección”.

Con tantos resultados estrechos y dado el número de irregularidades en las actas y de votos anulados que superan las diferencias en decenas de municipios, y a la luz de los reclamos que formulan los diversos partidos, incluyendo al que encabeza las votaciones, no sorprende que el jueves se informara de 170 recursos de impugnación. El PLD ha reclamado el triunfo en tres de las provincias donde la oposición gana por corta diferencia. PRD y PRSC lo reclaman por lo menos en cinco.

El plazo de 2 días para impugnar en las juntas electorales de los municipios ya venció ayer para todos los resultados oficializados hasta el boletín 18 del miércoles 24. Las juntas electorales tenían 3 días de plazo para conocer los recursos y luego 2 días para emitir su fallo, cosa que algunas ya han hecho.

Pero existe también el recurso de apelación ante la Junta Central Electoral, en el plazo de 2 días. El máximo tribunal tiene cinco días para fijar audiencia pública para conocerlo y hasta tres días después para emitir el fallo que será definitivo. Dependiendo de la documentación podrían decidir en cámara sin audiencia.

 Las circunstancias recomiendan serenidad de los agentes políticos, paciencia de la ciudadanía y honradez de las autoridades electorales. La extrema desconfianza y las descalificaciones del liderazgo político, las celebraciones antes de tiempo y la renuencia a aceptar las derrotas ya han tenido un costo humano de 10 muertos y numerosos heridos.

También lucieron desproporcionadas las presiones de instituciones sociales y personalidades a la Junta Central Electoral para que diera los ganadores, cuando la mayoría de las juntas municipales no habían podido completar el cómputo por la grave deficiencia de las actas de los colegios de votación y la dilación de los delegados políticos en la validación de las mismas.

Sin cambios significativos

La madurez democrática y el afianzamiento de los procesos electorales pasan por los recursos de impugnación establecidos en la ley. Pero también por la transparencia y el fundamento de las instancias y los fallos de los árbitros instituidos.

Con tantos resultados estrechos, especialmente en el nivel municipal, nadie puede descartar que alguna impugnación tenga fundamento, y se produzca algún cambio, especialmente en los que se han definido con apenas decenas de votos de diferencia.

En comicios anteriores los recursos de revisión han logrado que se convalide parte de los votos anulados injustificadamente.

A nivel provincial las diferencias menores afectan a cinco provincias, en dos de las cuales encabeza el PLD, y en tres el PRSC y el PRD. De los diez municipios con menores diferencias en la mitad gana el PLD y aliados, en cuatro la alianza PRD-PRSC y en el otro el Partido Revolucionario Independiente.

Dada esa diversidad es casi imposible que las revisiones puedan afectar significativamente los resultados conocidos, con el triunfo del PLD y aliados en 22 provincias, PRD y aliados en 6 y PRSC y aliados en 4. Por municipios la distribución es de 64 al PLD, 51 al PRD y 27 al PRSC. El PRI tiene 2 y los partidos Revolucionario Social Demócrata y Popular Cristiano, de a uno.

Todavía la institucionalidad electoral tiene que pasar la prueba de estas impugnaciones con resultados tan estrechos. La convicción general es de que los tiempos de las decisiones chanchulleras han pasado a la historia, por lo que deberá prevalecer la voluntad popular, transparentemente fundamentada.-

Más de diez mil electores fueron trasladados a las 6 provincias menos pobladas y que no registran inmigración lo que sugiere un patrón para obtener senadurías

Por Juan Bolívar Díaz
http://hoy.com.do/image/article/199/460x390/0/F0DF5DCD-9655-41EA-A2BD-EC232E1B9F9C.jpeg
¿Dislocados ó manipulados?
El análisis de los 171 mil electores y electoras que cambiaron de colegio de votación con miras a las próximas elecciones congresionales y municipales sugiere un patrón fraudulento encaminado a obtener senadurías, trasladando a miles de ellos a votar en las provincias menos pobladas, donde tendrían mayores posibilidades de alterar los resultados.

No se trataría de “dislocados” como se ha pretendido, puesto que el objeto no parece ser privarlos del derecho al sufragio, sino reubicarlos en lugares donde tendrían mayor peso, lo cual es imposible sin su consentimiento, lo que sugiere que podría tratarse de militantes partidarios.

Contrario a lo que algunos han planteado, el que las autoridades de la Junta Central Electoral (JCE) hayan advertido la ocurrencia demuestra una actuación honesta y la transparencia con que se viene manejando el padrón de electores, faltando ahora que adopten providencias para impedir la maniobra.

Mudanza de electores

Las corrientes migratorias dentro del país determinan que entre una elección y otra decenas de miles de ciudadanos y ciudadanas acudan a los centros de cedulación para cambiar de colegio electoral, aunque una proporción indeterminada no lo hace convirtiéndose en abstencionistas forzados si no pueden trasladarse el día de votación.

Entre los comicios del 2002 y 2004 los que cambiaron de mesa electoral, totalizaron 155 mil. Del 2004 hasta el 16 de diciembre del 2005 cuando se cerró el padrón, ascendieron a 171 mil, informaron el jueves al telediario de Teleantillas Uno Más Uno el administrador general y el director de Informática de la JCE, Miguel Angel García y Franklin Frías.

La diferencia de 16 mil electores movilizados no tendría por sí misma que llamar la atención, si los cambios no afectaran a las 6 provincias de menor población, las cuales no se cuentan entre los polos de atracción de inmigrantes, sino lo contrario son generadoras de emigrantes, por su pobreza y condición geográfica, cinco de ellas en la zona fronteriza.

La revisión de la relación de los que cambiaron de colegio electoral proporcionada por los ejecutivos de informática de la JCE a los partidos, como se hace también con los que se excluyen del padrón por fallecimiento o ingreso a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, demuestra que 10 mil 709 se inscribieron en mesas de votación de las provincias Pedernales, Independencia, Elías Piña, Santiago Rodríguez, El Seybo y Dajabón.

De los 171 mil movilizados, equivalentes al 3.18 por ciento de los 5 millones 369 mil 64 inscritos en el padrón electoral, 102 mil 720, el 1.91 por ciento, se cambiaron de un municipio a otro. Esos datos tampoco llamarían la atención si no fuera porque se dan en relación inversa a los movimientos migratorios. Mientras menor es la población de las seis provincias mayor es la proporción de los electores “inmigrantes”.

La provincia menos poblada del país es Pedernales, y hacia ella “emigraron” en los últimos dos años 3 mil 455 electores, equivalentes al 20.56 por ciento de los actualmente inscritos. En su municipio de Oviedo los trasladados son mil 802, equivalentes al 27 por ciento de su padrón de apenas 6 mil 631 electores.

En Independencia entraron mil 469 electores, 4.97 por ciento. Le siguen Elías Piña con 4.39 por ciento; Santiago Rodríguez 3.76 por ciento; El Seybo 2.99 por ciento; y Dajabón 2.85 por ciento.

En cambio en el Distrito Nacional, provincia Santo Domingo y Santiago, que se suponen las jurisdicciones de mayor atracción de inmigrantes, los trasladados equivalen sólo al 1.65, a 2.43 y 0.55 por ciento de sus respectivos padrones, dos por debajo de la proporción nacional.

Revisados por municipios también se da el mismo patrón: los 49 con menos de 10 mil electores registraron traslados que superan la proporción nacional, destacándose Oviedo, Estebanía, Guananico, Juan Santiago, Pedro Santana, El Peñón, La Descubierta, El Pino, Polo, Mella, Sabana Larga, Jamao al Norte, Las Charcas, Cristóbal y Bánica, con más del 6 por ciento cada uno. La mayoría corresponden a las provincias más afectadas por la ocurrencia.

Un plan maestro

Contrario a lo que aducen dirigentes políticos y medios de comunicación, no parece tratarse de electores dislocados para impedirle el voto. Al analizar los mil 802 que se trasladaron a Oviedo, resalta que tienen una procedencia demasiado múltiple, de 53 municipios, destacando 430 del DN, 302 de Santo Domingo Este y 275 de Bajos de Haina, proporciones insignificantes para afectar sus resultados electorales.

Tómese en cuenta que los 16 mil movilizados sobre los del período 2002-04 son apenas el 0.30 por ciento del padrón nacional, que los cambiados de un municipio a otro sólo son el 1.91 por ciento y el total general 3.18 por ciento, que para unas elecciones en 151 municipios no justifican la dislocación. Aunque en el DN y las provincia Santo Domingo, representan el 5 por ciento de su millón 755 mil 104 electores.

Pero además, las muestras tomadas por las autoridades de la JCE indican que más del 90 por ciento de los traslados llenaron los requisitos legales, de llenado y firma de un formulario y presentación de la cédula electoral. García y Frías dijeron que en el DN sólo un ciudadano se ha quejado de traslado contra su voluntad. Sólo con la negligencia o complicidad de los digitadores y directores de los centros de cedulación se podrían hacer miles de traslados sin la aprobación de los afectados.

Se registran casos de electores que se cambian de colegio para favorecer con su voto a un familiar o amigo, pero la concentración en municipios pequeños descarta ese factor como principal. El municipio de Oviedo tuvo el año pasado un subsidio del presupuesto de 7 millones 745 mil pesos, para un promedio mensual de 645 mil pesos, que no justificaría el traslado de mil 802 electores para favorecer un candidato a síndico.

La concentración de los trasladados en las provincias de menos población sí se corresponde con la búsqueda de senadores y diputados. En Pedernales 16 mil 808 electores, 20.56 por ciento de ellos trasladados, elegirán un senador con el mismo poder de decisión que los que escogerán el millón 32 mil de la provincia Santo Domingo, los 723 mil del DN y los 604 mil de Santiago.

Debe considerarse que los traslados se produjeron antes del 16 de diciembre, cuando quedó cerrado el padrón de electores y la mayoría de los partidos aún no definían sus candidatos. Ello implica que si los traslados concentrados se hicieron para buscar ventajas, tuvo que mediar un plan maestro y una mano organizativa, posiblemente con militantes partidarios.

Padrón transparente

Si algo queda claro de la ocurrencia que escandalizó la penúltima semana de la campaña es que el manejo del padrón electoral es transparente y que no es posible vulnerarlo en proporciones significativas sin que sea advertido, ya que es un documento público, al que pueden acceder los electores y electoras para verificar su ubicación.

Ahora mismo se pueden verificar por internet, en las oficinas de cedulación, en centros comerciales y hasta en la Feria del libro, donde lo han hecho unos 30 mil por día, sin que se reporten quejas de dislocaciones. Los ejecutivos de informática de la JCE explicaron que los delegados técnicos de los partidos recibieron copias electrónicas del padrón al cierre del 16 de diciembre, al 16 de enero cuando venció el plazo para recibir cédulas nuevas previamente solicitadas

Y el 3 de marzo con las fotos incluidas. Los tres mayoritarios, el Bloque Institucional Socialdemócrata y la Unión Demócrata Cristiana pagaron copias impresas en papel que recibieron en abril.

Todos los movimientos en el padrón, como nuevas inscripciones, cambios de colegios y exclusiones por fallecimiento o ingreso a las Fuerzas Armadas y Policía generan un listado por provincias y municipios con los respectivos cuadres que se entrega cada mes a los delegados técnicos de los partidos. García y Frías sostienen que todo lo que han recibido en el Centro de Informática es conformidad.

Y precisamente la advertencia sobre la concentración de los trasladados salió de ese organismo de la JCE.

Qué puede hacerse

Aunque las circunstancias sugieren una concentración de votantes para incidir en las provincias de menor población, la JCE no puede descartar la posibilidad de que fueran dislocados. En cualquier caso corresponde profundizar las investigaciones y adoptar las medidas correspondientes.

Se ha contemplado la posibilidad de elaborar un padroncillo con todos los trasladados para que puedan votar en sus colegios de origen, lo que salvaría la hipótesis de la dislocación, pero abriría la posibilidad del doble voto en caso de que se trate de una movilización organizada. El problema fue discutido en sesión de la JCE con los delegados partidarios el jueves, reenviada para el martes próximo.

Si los resultados electorales son estrechos en las seis provincias con altas proporciones de traslados, se aducirá que estos decidieron y se producirían alegatos de fraude, por parte de los perdedores, especialmente si afecta la alianza de perredeistas y reformistas, que históricamente han dominado en esas provincias, aún separados.

Ya el movimiento Participación Ciudadana hizo un muestreo y registró que en Pedernales las direcciones de residencia de los trasladados son irreales. También que la generalidad dijo que no había mediado su voluntad, lo que apunta a la dislocación, a no ser que se trate de militantes conscientes de que participan en una maniobra.

Lo que luce más procedente es que la JCE con delegados de los partidos haga un muestreo definitivo y en caso de que predomine en los afectados que ellos no pidieron el traslado, para lo cual deben mostrar su cédula, establecer un mecanismo que les garantice su derecho al voto observado en su colegio de origen para validarlo sólo después que se compruebe que no lo ejercieron en la nueva ubicación. En cualquier caso la ocurrencia dejará sombras en el proceso electoral.-ector de HOY.-

El Decreto 63-06 puente al Congreso

Por Juan Bolívar Díaz
http://hoy.com.do/image/article/80/460x390/0/2F08FF2B-1CC7-4750-9EDE-59AD5DC138A5.jpeg

Como instrumento provisional, el reglamento de compras, contrataciones de bienes, servicios, obras y concesiones por parte de las instituciones del Estado, es más que nada un desafío al Congreso Nacional para que acabe de aprobar una nueva legislación al respecto.

Aunque contiene numerosas limitaciones, el reglamento contenido en el Decreto 63-06 emitido por el presidente Leonel Fernández este jueves 23 de febrero, es un paso en dirección a controlar los mecanismos de mayor corrupción gubernamental y ahorrar considerables recursos al Estado.

La reglamentación debe producir alguna satisfacción en las organizaciones de la sociedad civil que la reclamaron insistentemente en los últimos años, pero más bien parece el primer beneficio del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (TLC) que la contempla.

Desafío al Congreso

Urgido por los reclamos de la sociedad civil y los imperativos del TLC, el presidente Leonel Fernández emitió finalmente esta semana el reglamento de compras y contrataciones de bienes, servicios, obras y concesiones por parte del Estado.

Aunque pueden señalársele limitaciones, como instrumento provisional, el reglamento, contenido en el Decreto 63-06, es un paso de avance en dirección a reducir una de las brechas por donde se cuela una gran parte de la corrupción que afecta a la gestión pública.

Se trata de una hábil decisión política, ya que el presidente Fernández aparece interesado en la lucha contra la corrupción adelantándose a una acción congresional a la que se ha obligado el Estado en el TLC, supuesto a entrar en vigencia el primero de julio.

Ha llamado la atención pública que el artículo 98 del reglamento establece que entrará en vigencia el primero de junio, es decir más de dos meses después de emitido, cuando habrán pasado las elecciones congresionales y municipales, a un mes del TLC y casi a la mitad del período de gobierno.

En los términos en que está concebida esta reglamentación afectará poco las contrataciones de obras del actual período gubernamental, ya que deberán ser muy pocas las nuevas a contratar en los montos que obligan a licitación, y porque deja una amplia brecha para las compras fuera de concurso. Las grandes obras de esta administración ya están asignadas.

El decreto desafía al Congreso Nacional, en manos de la oposición, cuando comienza a calentarse una campaña electoral para renovar ese poder del Estado y los legisladores están más preocupados por buscar votos para su reelección que en las cuestiones de interés nacional.

Una ley pendiente

El ll de enero pasado el Senado aprobó un proyecto de ley que regularía las compras, contrataciones y licitaciones del Estado, después de varios años de discusiones y ponderaciones. La pieza está ahora en manos de la Cámara de Diputados que el año pasado estuvo dos veces cerca de aprobar un proyecto similar.

Justo hace un año, al iniciarse la legislatura el 27 de febrero, la cámara baja tenía en agenda el conocimiento de un proyecto de compras y contrataciones estatales que ya había sido objeto de consenso entre los bloques de los tres partidos mayoritarios y organizaciones de la sociedad civil y que ya había aprobado casi a unanimidad en primera lectura.

Entonces el presidente Fernández envió otro proyecto, que era en esencia similar a uno que había introducido al Congreso el presidente Hipólito Mejía antes de concluir su mandato en el 2004. Esta ocurrencia sacó de agenda el tema y lo devolvió a una comisión especial que lo había ponderado y consensuado.

Fue relevante que la pieza del Poder Ejecutivo detuvo un proyecto que había sido promovido incluso por dos relevantes dirigentes y diputados de su partido, Alejandro Montás y Euclides Sánchez. Este se había originado en un decreto del propio presidente Fernández en su anterior gestión gubernamental, el número 200-98, que creó una comisión para que lo elaborara.

En 1999 los comisionados entregaron su proyecto, y el presidente Fernández lo envió al Congreso, aunque “descricajado”, según el decir del Ingeniero Polón Muñoz, o “mutilado”, según la arquitecta Marisela Vargas, ambos expresidentes del Colegio de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA), que habían participado en su elaboración.

Después de eso el CODIA unió fuerzas con el movimiento Participación Ciudadana y la Fundación Institucionalidad y Justicia, y junto a una comisión de Reforma Financiera de la Secretaría de Finanzas, auspiciada por organismos internacionales procedieron a elaborar un proyecto de consenso. Este fue introducido por primera vez a la Cámara de Diputados en el 2000, por su entonces presidenta Rafaela Alburquerque y el diputado reformista Marino Collante.

Ya entonces en el poder, los perredeístas quisieron “liberalizar” el proyecto, por ejemplo, elevando de 20 a 60 millones de pesos las obras que quedarían exentas de concursos. El proyecto de Mejía, que hace un año reivindicó el presidente Fernández, dejaba numerosas brechas a las contrataciones y compras sin concurso.

Perimido varias veces, el proyecto fue reivindicado con modificaciones por el Senado que el año pasado lo aprobó en primera lectura, lo que motivó que en septiembre el presidente Fernández enviara nuevas propuestas a esa cámara, la que finalmente lo aprobó en segunda lectura el 11 de enero pasado.

Para ser conocido por los diputados, el proyecto sancionado por el Senado tendrá que ser reintroducido, puesto que expiró nuevamente al término de la legislatura extraordinaria.

De la Comisión de Etica

El reglamento decretado por el presidente Fernández es un aliento para la Comisión Nacional de Etica, instituida por el mismo mandatario, la que tuvo la decisión de elaborarlo con el objeto de que entrara en vigencia como “Decreto-Puente” mientras el Congreso terminaba de aprobar la ley al respecto.

La dilación en promulgar el decreto se había convertido en un elemento de desaliento para la Comisión de Etica, que ya también tuvo diferencias con el Poder Ejecutivo a causa de la falta de transparencia en el concurso precisamente para el “Portal de Transparencia” del gobierno. Todavía la comisión espera una desaprobación presidencial de la manipulación detectada en el concurso y que llamó la atención de organismos internacionales.

Después de un arduo trabajo, la comisión que preside el dirigente peledeista José Joaquín Bidó Medina entregó el proyecto de decreto al Poder Ejecutivo en julio del año pasado y desde entonces fueron numerosas las ocasiones en que se anunció su inminente promulgación.

En el ínterin tanto Participación Ciudadana, como la FINJUS e instituciones empresariales y sociales, representadas en la Comisión de Etica demandaron la emisión del decreto-puente y criticaron la poca consistencia de la política anticorrupción del gobierno.

Independientemente de las limitaciones presentes en el reglamento decretado, esas instituciones deberán celebrarlo como un triunfo limitado y seguramente trasladarán sus presiones al Congreso Nacional, especialmente a la Cámara de Diputados, tras la aprobación senatorial de enero.

Contenidos del decreto

Entre las virtudes del reglamento decretado, además de instituir las licitaciones públicas, nacionales e internacionales, se cuentan las siguientes:

El artículo 8 establece que todo el personal de la Dirección General de Aprovisionamiento del Gobierno será contratado por concurso público de mérito, con excepción del director y el subdirector que será designado por el Presidente de la República.

El artículo 22 indica que “Ningún proceso de compras o contrataciones podrá ser iniciado si no se dispone de la apropiación presupuestaria respectiva. Se deberá contar además con la asignación de fondos para el período correspondiente”.

En el artículo 28 se prohibe a los servidores públicos recibir cualquier tipo de dádivas, regalos o comisiones de proveedores de bienes y servicios relacionados con la institución donde laboren.

El artículo 34 establece que las personas físicas o comerciales relacionadas con toda una amplia gama de funcionarios, desde el Presidente de la República hasta los regidores, no podrán participar en forma directa o indirecta como oferentes de bienes y servicios al Estado. Incluye a las esposas, cónyuges e hijos. También a las empresas donde los funcionarios públicos tengan participación accionaria de más del 10 por ciento o ejerzan algún cargo o representación.

Las limitaciones del decreto son numerosas, pero las principales serían las siguientes:

Amplias excepciones para de licitación en contrataciones como las que realicen “los organismos encargados de administrar los planes sociales del gobierno y los programas de alivio a la pobreza, de asistencia y protección de mujeres, discapacitados, niños y adolescentes de escasos recursos”. También las compras y contrataciones para la construcción, instalación o adquisición de oficinas para el servicio exterior, las contrataciones para obras literarias, científicas y artísticas, así como las “adquisiciones adicionales al proveedor original que no superen el 25 por ciento de la contratación original”.

Las mayores limitaciones están en que la licitación pública sólo será obligatoria cuando la contratación de una obra supere los 6 millones 725 mil dólares, equivalentes a 221 millones de pesos a una tasa de 33 por dólar. También se podrá comprar libremente hasta el monto de 117 mil 100 dólares, o sea 3 millones 864 mil pesos. La libertad es mucho más generosa que en todos los proyectos de leyes sometidos al Congreso.-

Una ley pendiente

El ll de enero pasado el Senado aprobó un proyecto de ley que regularía las compras, contrataciones y licitaciones del Estado, después de varios años de discusiones y ponderaciones. La pieza está ahora en manos de la Cámara de Diputados que el año pasado estuvo dos veces cerca de aprobar un proyecto similar.

Justo hace un año, al iniciarse la legislatura el 27 de febrero, la cámara baja tenía en agenda el conocimiento de un proyecto de compras y contrataciones estatales que ya había sido objeto de consenso entre los bloques de los tres partidos mayoritarios y organizaciones de la sociedad civil y que ya había aprobado casi a unanimidad en primera lectura.  Entonces el presidente Fernández envió otro proyecto, que era en esencia similar a uno que había introducido al Congreso el presidente Hipólito Mejía antes de concluir su mandato en el 2004. Esta ocurrencia sacó de agenda el tema y lo devolvió a una comisión especial que lo había ponderado y consensuado.

Fue relevante que la pieza del Poder Ejecutivo detuvo un proyecto que había sido promovido incluso por dos relevantes dirigentes y diputados de su partido, Alejandro Montás y Euclides Sánchez. Este se había originado en un decreto del propio presidente Fernández en su anterior gestión gubernamental, el número 200-98, que creó una comisión para que lo elaborara.

En 1999 los comisionados entregaron su proyecto, y el presidente Fernández lo envió al Congreso, aunque “descricajado”, según el decir del Ingeniero Polón Muñoz, o “mutilado”, según la arquitecta Marisela Vargas, ambos expresidentes del Colegio de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA), que habían participado en su elaboración.

Después de eso el CODIA unió fuerzas con el movimiento Participación Ciudadana y la Fundación Institucionalidad y Justicia, y junto a una comisión de Reforma Financiera de la Secretaría de Finanzas, auspiciada por organismos internacionales procedieron a elaborar un proyecto de consenso. Este fue introducido por primera vez a la Cámara de Diputados en el 2000, por su entonces presidenta Rafaela Alburquerque y el diputado reformista Marino Collante.  Ya entonces en el poder, los perredeístas quisieron “liberalizar” el proyecto, por ejemplo, elevando de 20 a 60 millones de pesos las obras que quedarían exentas de concursos. El proyecto de Mejía, que hace un año reivindicó el presidente Fernández, dejaba numerosas brechas a las contrataciones y compras sin concurso.

Perimido varias veces, el proyecto fue reivindicado con modificaciones por el Senado que el año pasado lo aprobó en primera lectura, lo que motivó que en septiembre el presidente Fernández enviara nuevas propuestas a esa cámara, la que finalmente lo aprobó en segunda lectura el 11 de enero pasado.

Para ser conocido por los diputados, el proyecto sancionado por el Senado tendrá que ser reintroducido, puesto que expiró nuevamente al término de la legislatura extraordinaria.

De la Comisión  de ética

El reglamento decretado por el presidente Fernández es un aliento para la Comisión Nacional de Etica, instituida por el mismo mandatario, la que tuvo la decisión de elaborarlo con el objeto de que entrara en vigencia como “Decreto-Puente” mientras el Congreso terminaba de aprobar la ley al respecto.

La dilación en promulgar el decreto se había convertido en un elemento de desaliento para la Comisión de Etica, que ya también tuvo diferencias con el Poder Ejecutivo a causa de la falta de transparencia en el concurso precisamente para el “Portal de Transparencia” del gobierno. Todavía la comisión espera una desaprobación presidencial de la manipulación detectada en el concurso y que llamó la atención de organismos internacionales.

Después de un arduo trabajo, la comisión que preside el dirigente peledeista José Joaquín Bidó Medina entregó el proyecto de decreto al Poder Ejecutivo en julio del año pasado y desde entonces fueron numerosas las ocasiones en que se anunció su inminente promulgación.

En el ínterin tanto Participación Ciudadana, como la FINJUS e instituciones empresariales y sociales, representadas en la Comisión de Etica demandaron la emisión del decreto-puente y criticaron la poca consistencia de la política anticorrupción del gobierno.

Independientemente de las limitaciones presentes en el reglamento decretado, esas instituciones deberán celebrarlo como un triunfo limitado y seguramente trasladarán sus presiones al Congreso Nacional, especialmente a la Cámara de Diputados, tras la aprobación senatorial de enero.

Contenidos del decreto

Entre las virtudes del reglamento decretado, además de instituir las licitaciones públicas, nacionales e internacionales, se cuentan las siguientes:

El artículo 8 establece que todo el personal de la Dirección General de Aprovisionamiento del Gobierno será contratado por concurso público de mérito, con excepción del director y el subdirector que será designado por el Presidente de la República.

El artículo 22 indica que “Ningún proceso de compras o contrataciones podrá ser iniciado si no se dispone de la apropiación presupuestaria respectiva. Se deberá contar además con la asignación de fondos para el período correspondiente”.

En el artículo 28 se prohibe a los servidores públicos recibir cualquier tipo de dádivas, regalos o comisiones de proveedores de bienes y servicios relacionados con la institución donde laboren.

El artículo 34 establece que las personas físicas o comerciales relacionadas con toda una amplia gama de funcionarios, desde el Presidente de la República hasta los regidores, no podrán participar en forma directa o indirecta como oferentes de bienes y servicios al Estado. Incluye a las esposas, cónyuges e hijos. También a las empresas donde los funcionarios públicos tengan participación accionaria de más del 10 por ciento o ejerzan algún cargo o representación.

Las limitaciones del decreto son numerosas, pero las principales serían las siguientes:

Amplias excepciones para de licitación en contrataciones como las que realicen “los organismos encargados de administrar los planes sociales del gobierno y los programas de alivio a la pobreza, de asistencia y protección de mujeres, discapacitados, niños y adolescentes de escasos recursos”. También las compras y contrataciones para la construcción, instalación o adquisición de oficinas para el servicio exterior, las contrataciones para obras literarias, científicas y artísticas, así como las “adquisiciones adicionales al proveedor original que no superen el 25 por ciento de la contratación original”.

Las mayores limitaciones están en que la licitación pública sólo será obligatoria cuando la contratación de una obra supere los 6 millones 725 mil dólares, equivalentes a 221 millones de pesos a una tasa de 33 por dólar. También se podrá comprar libremente hasta el monto de 117 mil 100 dólares, o sea 3 millones 864 mil pesos. La libertad es mucho más generosa que en todos los proyectos de leyes sometidos al Congreso.-