Por Juan Bolívar Díaz
El Centro de Investigación Económica y Social de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, que honra el nombre del inolvidable sacerdote jesuita José Luis Alemán, acaba de dar un garrotazo al sostenido cuento propagandístico que busca fundamentar la eternización en el poder del presidente Danilo Medina, de que con sus llamadas visitas sorpresas ha reducido la pobreza rural a la mitad en apenas seis años, y que casi alcanzamos la autonomía alimentaria.
Las “Reflexiones sobre el impacto de las visitas sorpresas”, publicadas bajo la firma del economista Pedro Juan del Rosario, investigador asociado de ese centro, documentadas en estadísticas oficiales, liquidan los mayores elementos propagandísticos del régimen, sin llegar a cuestionar la validez de una práctica que, si bien implica un acercamiento del presidente Medina a los pequeños productores agropecuarios, ratifica el providencialismo y el paternalismo presidencialista que sostiene la pobreza institucional y la mascarada democrática nacional.
El análisis concluye en que es bajo el impacto positivo de las “visitas sorpresas” en la reducción de la pobreza y la desigualdad, debido a que el factor principal que la explica es el incremento del ingreso laboral, pero que éste está determinado principalmente por ingresos no agrícolas que se generan en actividades urbanas, que la creación neta de empleos en el área agropecuaria resulta negativa en el período 2012-18, y que la producción alimentaria queda lejos del 85 por ciento de las demanda, como sostuvo Medina en su discurso del 27 de febrero pasado.
Basado en las encuestas nacionales de fuerza de trabajo del Banco Central, el estudio muestra que la desigualdad en la zona rural creció de 0.398 a 0.413 entre el 2012 y 2016, y se redujo de 0.399 a 0.387 entre 2016-17, por lo que no se puede sostener que las “visitas sorpresas” hayan tenido una causalidad positiva, “porque ha predominado un efecto distribución negativo respecto a la reducción de la pobreza”. Hay que recordar que el informe de la CEPAL de enero pasado se basa en los mismos datos para sostener que la República Dominicana fue el país de mayor incremento de la desigualdad entre 2012-16, entre 16 países analizados.
El estudio de la PUCAMAIMA evidencia que la desigualdad rural tuvo mayor incidencia que la urbana, que la mayoría de los ingresos de los residentes rurales se genera en actividades no agrícolas, que el sector agropecuario tiene el peor índice de productividad, que entre 2012 y 15, los agricultores residentes en zonas urbanas crecieron del 22 al 36 por ciento, que los datos oficiales no revelan un dinamismo extraordinario de la agropecuaria desde el 2012 que pueda asociarse a la reducción de la pobreza rural ni en términos de crecimiento ni de empleos.
Fundado en datos del Banco Central, de la Dirección de Aduanas, del BID y de la FAO, el estudio concluye que la autonomía alimenticia está lejos del 85 por ciento en que la cifró Danilo Medina, quedando en 60.6 por ciento ya que en el 2017 las importaciones representaron el 39.4 por ciento del gasto en alimentos estimado en 281mil millones 878 mil pesos.
La propaganda de que las “visitas sorpresas” son la varita mágica de Medina pretende fundamentar “la necesidad” de su prolongación en el poder, con una inversión de 98 mil millones de pesos. Si con eso ha logrado reducir la pobreza rural a la mitad en sólo 6 años, bien vale que se le deje gobernar otros tantos para que acabe de una vez y para siempre con ese lastre nacional. Bastaría con sólo otros 2 mil millones de dólares en bonos.
Si algo ha reducido la pobreza en el país en la última década, son las remesas de los dominicanos que se fajan en el exterior, que en los últimos 8 años crecieron en 77 por ciento, y en 42 por ciento en los últimos 5, alcanzando 6 mil 500 millones de dólares en 2018. Entre el 2014 y 2018 las remesas registradas sumaron 27 mil 230 millones de dólares, que si les suman las informales, personales y por paquetes de bienes superan los 32 mil millones de dólares, es decir 16 veces la inversión de las visitas de Danilo.
El aporte de las remesas es una enorme contribución al ingreso monetario de las familias rurales y urbanas de clases bajas y medio bajas, sin el cual el país estaría en la prángana total. Los 6 mil quinientos millones de dólares del año pasado equivalen a 325 mil millones de pesos, más de la mitad de los ingresos nacionales y mucho más que los 262 mil 400 millones de pesos gastados en salarios del gobierno nacional y de los organismos autónomos y la seguridad social.-