Por Juan Bolívar Díaz
Es reconfortante haber cumplido la primera de las dos etapas en que está dividida la serie de programas Las Propuestas de los Candidatos que presenta el Grupo de Comunicaciones Corripio por sus canales 2, 11 y 39, referida al debate del orden económico-social. A partir de mañana lunes se abordarán los aspectos relacionados con los asuntos políticos e institucionales.
El nivel de tele-audiencia alcanzado demuestra que la población desea una mayor exposición de las propuestas que formulan los siete ciudadanos que compiten por el favor popular de cara a las elecciones programadas para el próximo 16 de mayo.
Esta campaña electoral ha estado excesivamente marcada por la cháchara, las descalificaciones, la violencia verbal y las repeticiones hasta la saciedad dentro de un derroche de recursos ofensivo a la pobreza de una sociedad con demandas tan primitivas como agua potable, energía eléctrica, escuelas y maestros, servicios de salud y sistemas de alcantarillados, pluviales y sanitarios.
Satisface que todos los candidatos aceptaran participar en este nivel de exposición, aunque es lamentable que todavía no se pueda presenciar un real debate contradictorio pero civilizado entre los aspirantes a regir la nación.
El Grupo de Comunicaciones Corripio está rindiendo un gran servicio a la sociedad con esta serie, especialmente al haber incluido por primera vez a la totalidad de los candidatos, en atención a la pluralidad y al principio de representación de las minorías. Alguna vez el electorado dejará de ser tan conservador y las nuevas opciones tendrán mayores posibilidades de alcanzar la cima.
Las Propuestas de los Candidatos data de las elecciones presidenciales de 1996, cuando participaron José Francisco Peña Gómez, Jacinto Peynado y Leonel Fernández Reyna. En el 2000 los protagonistas fueron Hipólito Mejía y Danilo Medina, ya que Joaquín Balaguer no estaba en capacidad física para participar. En el 2004 estuvieron Mejía, Fernández y Eduardo Estrella.
En las dos primeras realizaciones fueron sólo programas de Teleantillas, pero desde los comicios del 2004 se incluyó a Telesistema Dominicano y Coral 39, así como a los ejecutivos de los tres diarios integrantes del Grupo Corripio.
Esta serie de programas de incidir en la elevación del nivel de la campaña electoral, a lo que deben contribuir también las presentaciones que auspician la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios, la Fundación Institucionalidad y Justicia, la Cámara Americana de Comercio y algunas universidades.
En todos los escenarios debe darse el cuestionamiento y la contradicción respetuosa pero sin miedo, elementos propios de la democracia. Si no lo hacen los candidatos entre sí, corresponde a los panelistas y a los participantes asumirlo. Aunque algunos que comulgan en el altar de la adulonería puedan quedar inconformes. La diversidad de participantes debe ser garantía de cuestionamiento a todos los candidatos.
Vale rechazar el criterio de algunos en el sentido de que estos debates programáticos no valen la pena porque los políticos que alcanzan el poder se olvidan de los compromisos y hacen lo que les da la gana.
Es cierto que eso ha ocurrido con frecuenta, pero la ciudadanía no puede darse por cansada ni frustrada, sobre todo cuando la democracia dominicana es todavía un proyecto. Lo que corresponde es dar importancia a las discusiones programáticas y luego reclamar cumplimiento de la palabra empeñada. Y sancionar el engaño cuando corresponda.
Claro que no es fácil. Pero todos los ascensos son fatigosos, requieren energías sin desmayos y a menudo implican paradas, retrocesos y tropiezos. Lo importante es marchar firmemente al frente, sin mirar mucho atrás para no quedar petrificados o convertidos en estatua de sal como la bíblica mujer de Lot. No se puede desmayar en la exigencia de un mejor nivel del ejercicio de la política y en la búsqueda de una mayor institucionalidad democrática.-