La XII Cumbre Iberoamericana

Por Juan Bolívar Díaz

             Todos los dominicanos y dominicanas debemos sentirnos afitrinones de la XII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno a celebrarse en nuestro país durante el próximo fin de semana, con la participación de 21 mandatarios de naciones latinoamericanas, España y Portugal.

            El hecho de que el encuentro se celebre en Bávaro, provincia Altagracia, desplazando la capital dominicana, no le resta importancia ni responsabilidad a la nación. No sentiremos el nerviosismo y el rigor de las medidas de seguridad que caracteriza a este tipo de evento pero toda la nación estará comprometida en su discurrir y éxito que serán difundidos a todo el mundo.

            Con frecuencia se escuchan críticas a la proliferación de cumbres presidenciales en las últimas dos décadas. Y no ha faltado alguna razón a quienes se quejan de que muchas de estas reuniones sólo sirven como escenario para encuentros –a veces casi sociales- entre los mandatarios, esposas y séquitos. O para pronunciar sonosros discursos y firmar prometedoras declaraciones que pasan a engrosar los volúmenes de los archivos de las cancillerías.

            Cada año asistimos a una cunmbre de mandatarios iberoamericanos o americanos, alternativamente, y los escenarios de las Naciones Unidas vienen auspiciando también cumbres para discutir los problemas de la tierra, de la infancia y la adolescencia, de la mujer, del medio ambiente y de la agricultura.

            Justificadas o no las cumbres, la de ésta semana es nuestra cumbre. La que ha tocado organizar a la nación dominicana, la que permitirá una mayor difusión sobre los avances que registramos, que no pueden compararse con los de Estados Unidos o de las naciones europeas, como los más ambiciosos y optimistas pretenden. Pero sí con los de las naciones de América Central y las de la mayoría de las sudamericanas, incluyendo algunas de gran potencial y superiores dimensiones.

            Esta cumbre iberoamericana tiene como tema central el turismo y el medio ambiente, además de la producción, particularmente la agrícola. Y en esos campos podemos y debemos realizar aportes.

            Más que nada, el turismo dominicano debe salir beneficiado de este encuentro de los gobernantes de las dos naciones europeas de donde partió la colonización americana, con los de estas naciones que fueron sus primeros territorios de ultramar, ya que una considerable cantidad de periodistas y comunicadores de todos los géneros acompañarán a los mandatarios y cancilleres en su paso por uno de los mejores ámbitos para el descanso y el contacto con la naturaleza, como lo es Bávaro.

            La cumbre ha estado precedida de una serie de encuentros, no sólo de los ministros de relaciones exteriores, sino de otros ámbitos. Tenemos en los primeros días de la semana dos encuentros internacionales de periodistas: el Foro Euro-Latinoamericano de Comunicación, y el VIII Encuentro Iberoamericano de Periodistas, que reunirá decenas de comunicadores. Una razón adicional para que los medios de comunicación nacionales se sientan antifriones de la Cumbre Iberoamericana.

            Entre España y Portugal y sus antiguas colonias americanas se dan hace mucho tiempo lazos fraternales donde crece una fértil cooperación, con algunos niveles de solidaridad y hasta de retribución, si se quiere. Las dimensiones pueden y deben ser ampliadas, en el plano de las relaciones dignas que corresponde a los Estados.

            Graves son los problemas que atañen al medio ambiente, sometido a una inmisericarde e irracional explotación, ayer por los colonizadores y hoy por los nativos y por empresas trasnacionales que degradan la naturaleza, contaminan y dañan, sin planificar la vida del más allá de nuestros días.

            Enormes son las distancias que nos separan en términos productivos de las naciones desarrolladas, las tecnologías que tenemos que adaptar, el financiamiento que precisamos y las condiciones adecuadas para que nuestros productores puedan sobrevivir en un mundo globalizado de tanta competencia.

            Fuertes son los desafíos para un turismo sustentable y sostenido, en armonía con la naturaleza y que supere los sobresaltos que imponen los graves problemas internacionales e interculturales de nuestros tiempos.

            Confiemos que la XII Cumbre Iberoamericana contribuya a arrojar luz sobre estos temas y acentúe la cooperación entre las naciones de la provincia Ibérica y las que en América hablan español y portugués. Para ello tenemos que constituirnos todos en auténticos anfitriones, pero muy especialmente los que desde los medios de comunicación y las esferas oficiales entraremos en contacto con nuestros invitados. Bienvenidos.-