La transformación del INDOTEC

Por Juan Bolívar Díaz

Desde hace por lo menos dos años se viene debatiendo el destino del Instituto Dominicano de Tecnología Industrial (INDOTEC), creado hace justamente tres décadas, por resolución de a Junta Monetaria del 26 de abril de 1973, aunque su reglamento orgánico vino a establecerse al año siguiente y sus operaciones comenzaron en 1975. De cualquier forma es mucho tiempo y experiencias acumuladas como para que a alguien se le pueda ocurrir su liquidación pura y simplemente.

El asunto es que el INDOTEC fue creado y se ha mantenido toda su existencia bajo el manto y el financiamiento del Banco Central de la República y justamente el Código Monetario y Financiero indica que esa dependencia debe cesar, resolución que ya ha adoptado el nuevo gobernador, José Lois Malkún. Nadie discute la procedencia de esa desvinculación.

Siendo el aparato tecnológico mejor dotado de laboratorios y equipos y de mayor experiencia en consultoría industrial y gestión de calidad en el país, esta institución no puede ser condenada a muerte ni aniquilada, precisamente en estos tiempos en que tanto se habla de investigación tecnológica y de apoyo a la competitividad industrial.

Hace casi dos años que el Banco Central contrató los servicios de una firma especializada, la Mullin Consulting Ltd, para una evaluación técnico administrativa del INDOTEC, así como para la formulación de propuestas para su transformación, independencia y autosostenibilidad financiera.

El amplio informe de la consultora no deja dudas sobre la necesidad de transformaciones profundas en la concepción, institucionalidad y operación del instituto. Y propone tres opciones: una corporación pública, una corporación mixta de derecho privado, y una organización autónoma no lucrativa y de patrimonio propio.

Los actuales ejecutivos del INDOTEC, encabezados por uno de los dominicanos mejor formado en el área de la ciencia y la tecnología, el ingeniero Antonio Almonte, favorecen su transformación en “una entidad de carácter independiente, con autonomía técnica, administrativa y financiera, dotada de personalidad jurídica y de patrimonios propios”.

Tendría un consejo de dirección integrado por representantes de las tres secretarías de Estado más relacionadas a sus funciones, (Industria y Comercio, Educación Superior, Ciencia y Tecbnolíga y Recursos naturales). También por otros tres delegados del sector empresarial, un rector universitario y dos personalidades designadas por el Presidente de la República.

Se parte del supuesto de que el patrimonio de laboratorios y equipos del instituto no debe ser dispersado y se le traspasaría a la nueva corporación. Y se propone que sea financiada con parte de los recursos del fondo para estímulo y apoyo al ahorro de energía y al desarrollo de energías alternativas, instituído por la Ley 112-00 sobre impuesto a los hidrocarburos.

Hay razones para dudar que dicho fondo esté en proceso de constitución, pero bien podría este ser un motivo justo para iniciarlo. Al mismo tiempo INDOTEC tendría que comprometer gran parte de su gestión a la creación de un programa nacional de investigación y promoción de fuentes alternas y ahorro de energía.

Se propone que el nuevo instituto sea creado por decreto presidencial y se encargue a su primer consejo directivo la misión de elaborar un proyecto de ley orgánica, para lo cual deberían tenerse en cuenta innumerables experiencias de organismos similares en todas partes del mundo.

En realidad el Estado y las universidades dominicanas dedican muy pocos recursos a la investigación y la experimentación científica. El INDOTEC, con todas las limitaciones que pueda haber tenido, es un organismo casi único en el país.

La evaluación citada indica la necesidad de renovarlo, de insuflarle más talentos jóvenes, de innovar en materia de producción y autofinanciamiento, vendiendo sus productos en el mercado.

Su labor en el análisis de los productos nacionales, accesible a las pequeñas y medianas empresas, no puede ser anaquilada ni suspendida. Menos en estos tiempos que tanto se habla de transformación industrial, de reingenierías de sistemas y cuando nos abocamos a la elaboración de un plan nacional de competitividad.

Hay que dar aliento a los esfuerzos que se hacen en estos días por garantizar la supervivencia del INDOTEC, con las transformaciones que demandan los nuevos desafíos y la eficiencia que debe mostrar una institución del género.-