Por Juan Bolívar Díaz
Hace ya 9 años que un pequeño grupo de profesionales fundamos el movimiento Participación Ciudadana (PC), con el objetivo fudamental de contribuir al fortalecimiento de las instituciones democráticas, mediante la educación de la ciudadanía y la presión y mediación ante los poderes públicos y los partidos políticos.
Se trataba y se trata de un esfuerzo por dar dimensión participativa a la democracia, sin expectativas de ningún género de retribución material o política, para lo cual era imprescindible comenzar por la transparencia y limpieza electoral.
Aunque las dificultades han sido enormes, los aportes y el reconocimiento general han producido satisfacción. Al principio fue muy difícil y las suspicacias eran muy grandes y generalizadas frente al “movimiento cívico, no partidista”. Había miedo del apellido “cívico” y pocos creían lo de apartidista. Hasta personas amigas nos preguntaban todavía hace poco cuándo PC se convertiría en partido o sus dirigentes de lanzarían candidaturas.
Como apenas recién constituído el movimiento se produjo el trauma electoral de 1994, tuvo que formalizar denuncias y tomar posiciones en reclamo de la transparencia y rectificaciones. Se le relacionó con el partido de oposición que impugnaba los resultados de aquella mascarada electoral, corregida y aumentada en relación a la que le había precedido 4 años antes.
Esa relación persiguió desde entonces a la organización y se utilizó a menudo como chantaje, provocando numerosas tensiones en la coyuntura de 1996, pero la observación electoral y conteos rápidos por muestreo generaron un extraordinario respeto nacional e internacional.
Al igual que ocurriría luego para los comicios del 1998, del 2000 y en los recientes PC movilizaría hasta 12 mil personas en las tareas de observación electoral. Acumula récord mundial en nivel de respuestas de los voluntarios y voluntarias y en aproximación de sus conteos rápidos a los resultados oficiales emitidos horas ó días después. En las últimas presidenciales la mayor diferencia con la votación de uno de los partidos fue de apenas 0.11 por ciento.
El trabajo se ha ampliado a muchas otras actividades de promoción de los conceptos de ciudadanía, multiplicando los cursos y talleres de entrenamiento, y la vinculación de las instituciones sociales de todo género, incluyendo las juntas vecinales.
Participación Ciudadana ha colaborado con los poderes públicos, a través de los gobiernos nacionales y municipales, del Congreso Nacional, la Suprema Corte de Justicia y el Ministerio Público en innumerables comisiones y eventos para promover la participación y las reformas democráticas.
Sus relaciones nacionales e internacionales se ramificaron y hace ya varios años es presentada en foros internacionales como un modelo de institución en su género, con miles de colaboradores voluntarios y con decenas de dirigentes nacionales y regionales que no sólo no reciben un centavo sino que, por el contrario, pagan cuotas para ayudar a sostener la organización.
A pesar de todos los reconocimientos ganados nacional e internacionalmente, todavía persisten suspicacias y prejuicios contra PC. Hay también quienes de buena fé, pero erróneamente, creen que su misión es sustituir a los partidos, al Congreso Nacional ó a la Junta Central Electoral.
A menudo más que con declaraciones públicas, las gestiones y mediaciones privadas han dado resultado para alcanzar importantes objetivos en la promoción de reformas, o en la contención de los excesos del partidarismo y de los poderes del Estado.
En ocasión de las recientes elecciones Participación Ciudadana volvió a jugar su papel en la observación electoral, y donde registró tensiones e irregularidades apeló a las autoridades electorales y nacionales y al liderazgo de los partidos.
Fue lo que ocurrió en el Distrito Nacional y en Santiago, donde dirigentes de la entidad acompañaron durante varios días a las autoridades electorales y los delegados de los partidos en la tarea de esclarecer los estrechos resultados electorales y las irregularidades, incluyendo intentos de fraudes.
En ambas jurisdicciones se escucharon los reclamos de los partidos y se canalizaron. En el DN hubo reuniones para respaldar las autoridades electorales y con dirigentes y candidatos de los dos partidos que se disputaron el predominio. Le consta a dirigentes de ambos que tales diligencias contribuyeron a la distensión del domingo 19 de mayo, cuando fue reconocida la victoria de los candidatos del Partido de la Liberación Dominicana.
En Santiago también constan, incluso por escrito, los esfuerzos de PC por fortalecer el arbitraje electoral. Los principales dirigentes nacionales estuvieron en aquella ciudad el sábado 18 y el lunes 20, promoviendo la transparencia electoral. Dirigente locales casi vivieron en la Junta Electoral Municipal. Y formularon reclamos públicos y privados para que se removiera hasta la última duda.
Cuando aparecieron pruebas de irregularidades o fraudes, fueron canalizadas con los correspondientes reclamos, lo que contribuyó a que se rectificara todo lo que objetivamente se documentó.
Algunas personas quedaron inconformes pretendiendo que Participación Ciudadana no hizo nada. Como si fuera a jugar el papel de los partidos políticos, a sustituir las autoridades electorales o a convertirse en una organización que actúa y habla en función de presunciones.
Una vez más el movimiento cívico fue coherente con sus principios, sin economizarse una sola denuncia sobre irregularidades comprobadas, y contribuyó al mejoramiento del sistema electoral, sobre todo con su gran campaña por el voto preferencial y las circunscripciones.-