Por Juan Bolívar Díaz
En tres entregas de HOY, la acuciosa investigadora periodística Ángela Peña ha logrado rescatar del olvido, más no del silencio, a uno de los dominicanos que más contribuyó a desgarrar el velo del miedo en que sustentó durante más de tres décadas la tiranía de Trujillo.
Pero el rescate no ha sido en vivo ni directo, sino diferido, a través de familiares, algunos de los cuales lo acompañaron en sus dramáticas luchas políticas del comienzo de los años sesenta.
Don Máximo López Molina vive un exilio moral en París hace más de tres décadas, período en el cual sólo ha venido una vez al país, casi de incógnito, como si temiera una nueva deportación en la larga cadena de atropellos que sufrió como nadie en aquellos años tormentosos de las luchas contra el trujillismo y el neotrujillismo.
Dicen que vive decepcionado por las innumerables divisiones y dispersiones de la izquierda y por las incomprensiones sobre el dramático papel que le tocó jugar en el esfuerzo colectivo para abrir espacios de libertad al pueblo dominicano. Tal vez tan melancólico como el cholo César Vallejo que está esperando ¨morir en París con aguacero, una día del cual tengo ya el recuerdo¨.
Como me cuento entre quienes pudimos medir el valor y el coraje de López Molina y sus compañeros, con Trujillo vivo, aprovecho este medio para proponer la creación de un comité que haga volver al país a don Máximo para tributarle el reconocimiento que le debemos.
Su Movimiento Popular Dominicano se instaló en 1960 en la avenida Duarte, entre la Benito González y la Mella, y allá colocó altoparlantes para empezar a predicar a voz en cuello contra la tiranía y la opresión. Recuerdo que al final de aquel año, López Molina proclamó visionariamente el 1961, como ¨año de la libertad o de la muerte¨.
Aquel puñado de valientes se enfrentó numerosas veces a las turbas y paleros empleados para escarmentarlos y mantenerlos a soga corta, aun cuando la tiranía estaba herida de aislamiento y repudio internacional y precisaba simular que toleraba el pluralismo y la disensión.
El primer mérito de López Molina fue la convicción de que desde el exilio era imposible derrocar la tiranía, por lo que proclamó desde La Habana su consigna de ¨lucha interna o Trujillo siempre¨.
En segundo lugar, haber advertido que la coyuntura internacional era propicia para romper el velo del silencio en que estaba sumido el país. Pero había que tener valor a toda prueba para siquiera intentarlo, en junio de 1960, más de un año antes que lo hiciera la avanzada del Partido Revolucionario Dominicano, y con Trujillo vivo y dispuesto a mantenerse en el poder por siempre.
Desde aquellos días hubo gente que sembró la maledicencia contra López Molina y su grupo, jurando que eran agentes de Trujillo. Y ni las golpizas y asaltos de los paleros, ni los numerosos encarcelamientos, ni todo lo que despertó la prédica y el ejemplo de López Molina lograron disuadir a algunos calumniadores. Todavía quedan quienes no han comprendido el hecho histórico.
Quienes lo comprendimos de inmediato fuimos los muchachos de los liceos Argentina y Eugenio María de Hostos y los trabajadores que merodeaban por el sector de la Duarte con Benito. Aquel lenguaje libertario impactó de inmediato y agitó las conciencias juveniles. En poco tiempo había miles de jóvenes dispuestos a seguir el ejemplo de los emepedeístas y desafiar el terror de la tiranía.
Pero muerto Trujillo y cuando el país vivía una explosión de libertad de expresión y de organización, don Máximo López Molina y los suyos, quienes sembraron antes que nadie, no pudieron beneficiarse de aquella cosecha. El imperio de la guerra fría lo hacía un peligroso comunista que debía ser perseguido, silenciado, deportado y si era posible asesinado.
Sólo don Máximo podría decirnos cuántas veces fue deportado y se le impidió volver a la tierra de donde fue obligado a partir. O cuántos encarcelamientos sufrió. Los interminables desgarramientos familiares y de las luchas políticas.
No había que ser comunista ni marxista para apreciar el valor de López Molina,. Yo no fui ni una ni la otra cosa, aunque desde aquellos días me llamaron como tal porque temprano comencé a escribir panfletos antitrujillistas y a hablar de liberación.
Mi amigo Alvarito Gómez, ya sobre los 20 años y quien era el viejo adoctrinador de los muchachos del barrio de Mejoramiento Social, estuvo a punto de hacerme inscribir en el MPD de López Molina. Todavía no sé de dónde saqué tanta prudencia para no hacerlo, pero me moví en las cercanías.
Cuando desde julio de 1961 llega la explosión libertaria, los adoctrinados por López Molina estuvimos entre los primeros en el puente Duarte, en las manifestaciones de la calle El Conde y en los enfrentamientos con los paleros de Balá.
Don Máximo fue sólo un sembrador. A él no se le pueden atribuir ni los aciertos ni los errores, grandes ambos, en que discurrió el MPD en los años posteriores a la revolución constitucionalista.
Tenemos que juzgarlo y reconocerlo por haber sido un visionario de la coyuntura y por el valor sin límite de su desafío de 1960-61 a la tiranía trujillista.
Ojalá alguien me ponga en contacto con don Máximo. Intentaría convencerlo de que venga por lo menos de visita y de que se deje entrevistar en la televisión. Para que nos cuente siquiera un poco de su historia. O por lo menos para que me deje entrevistarlo aunque sea en París, donde ya una vez se me escondió. Será reconfortante en estos días de tantas degeneraciones políticas.-
maximo los puede ver en you tube en mi cuenta evaristp peguero tal cuar esta actuelmente estamos organisando un homenaje con el consulado dom en paris para el mes de sep si puede venir
Ha habido alguna novedad con respecto a entrevistar al Sr Máximo López Molina? Muy curioso e interesante el silencio del sr. En otra publicación he oído que se caso y que vive felizmente en paris con su esposa dueña de hotel, quien le ha «prohibido» contacto con sus ex compañeros «comunistas».. Se apreciaria cualquier información biografíca adicional. Gracias
Sería interesante conocer más de la vida del sr. López Molina.. Es especialmente curioso e interesante que se haya retirado a vivir en el total silencio, lo que no comporta con sus actos públicos consignados en este artículo…