Ejemplo de perversión social

Por Juan Bolívar Diaz

Ahora que, aunque con bastante retraso, el gobierno está  a punto de enviar al Congreso Nacional el presupuesto de gastos para el 2008, es tiempo para comenzar a hacer cumplir la Ley General de Educación que dispone para ese sector por lo menos el 4 por ciento del producto interno bruto.

 Como la desigualdad y perversión social son tan grandes en el país, para tratar de justificar la política que pone el acento en las construcciones físicas, se llega a argumentar que el sector educativo no tendría capacidad para manejar esa proporción de los ingresos del Estado.

Esos alegatos ignoran que la educación dominicana sólo ha avanzado considerablemente en construcciones de aulas y en cobertura, especialmente en el nivel básico, pero que las escuelas siguen careciendo de todos los equipos y facilidades que hace décadas son generalizados en el mundo. Imagínense que el liceo Ulises Francisco Espaillat de Santiago, uno de los más antiguos, con un siglo de existencia, tiene entre sus grandes sueños disponer de un laboratorio de ciencias.

Hay quienes piensan que el éxito del crecimiento de la cobertura ha conspirado contra la calidad de la enseñanza, porque la misma se funda en el funcionamiento de dos y hasta tres escuelas en la mayoría de los locales, especialmente en los centros urbanos, donde todavía en el nivel medio el promedio de alumnos por aula anda por 50.

Las tres tandas en un mismo local escolar degrada necesariamente el nivel de la enseñanza, comenzando por restringir los horarios. Si se suman las horas sin energía eléctrica, el ausentismo de los maestros y las condiciones de pobreza de éstos y la mayoría de los estudiantes, se explica el bajo aprovechamiento del año escolar.

La inversión en la formación de los maestros y la dignificación de esa profesión es uno de los renglones en que hay mayores urgencias de inversión, aunque eso los políticos no puedan señalarlo como “éxito” de uno o dos períodos gubernamentales.

El salario básico por tanda de educación es apenas de 6 mil 784 pesos mensuales para los 72 mil 818 maestros que iniciaron el actual año escolar en el sector público. Si se consiguen los tres renglones de incentivos, -antigüedad, titulación y desempeño- pueden reunirse hasta 10 mil 500 pesos, suma que apenas representa el sesenta por ciento del valor de la canasta familiar.

Eso significa que los maestros son parte del 44.5 por ciento de la población pobre, aunque en ellos descansa en gran parte la responsabilidad de preparar a la sociedad dominicana para que se ponga en condiciones de superar sus altos niveles de pobreza e indigencia. Para mejorar su nivel de vida, una alta proporción de los maestros tiene que embarcarse en dos y hasta tres tandas diarias, que con 50 alumnos por cada una, explica también la precariedad educativa dominicana.

Pero la expresión más dramática de la perversión social de que son víctimas los educadores es que 25 mil de los que están retirados reciben una pensión menor a los 3 mil 900 pesos mensuales, suma que ya no alcanza ni para pagar una vivienda de nivel pobre. Y para conseguir esas pensiones han tenido primero que trabajar por lo menos 35 años, o demostrar que las enfermedades les impiden continuar, y luego vencer todas las barreras de la insensibilidad e irracionalidad burocrática.

Mientras hace poco se denunciaba que el gerente del estatal Banco Nacional de la Vivienda, con tres años en el puesto, ya se había garantizado una pensión de 450 mil pesos mensuales, heredable a sus hijos hasta dos años después de su muerte. En numerosos organismos estatales, especialmente de los autónomos, las pensiones equivalen, como en el BNV, a las que reciben más de cien maestros.

La mayoría de los datos arriba citados, y otros muchos también impactantes, fueron ofrecidos por la licenciada María Teresa   Cabrera, secretaria general de la Asociación Dominicana de Profesores, en un almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio y publicados por HOY el 20 de septiembre pasado. Ninguna autoridad educativa los corrigió, por lo cual deben ser considerados válidos.

Por cierto que en esa entrevista, la líder magisterial demostró una capacidad y sagacidad extraordinarias, además de gran ponderación y equilibrio, lo que dejó esperanzas de que pueda contribuir significativamente a la dignificación y superación de ese sector profesional.

Mientras tanto, el gobierno y toda la sociedad dominicana están desafiados a superar esa enorme perversión social que significa 25 mil maestros con pensiones menores de 3 mil 900 pesos mensuales.