Dejemos algo libre de clientelismo

Por Juan Bolívar Díaz

            Es realmente fundamental el aporte que hacen los cientos de miles de dominicanos y dominicanas que en las últimas décadas han emigrado, liberando de presiones la caldera social y convirtiéndose luego en contribuyentes importantes de la economía nacional, en dimensión que este año podría pasar de los 2 mil millones de dólares.

            Como se trata de un aporte limpio, que no reclama nada incluído, a no ser la reciprocidad del cariño familiar, y si le sumamos las contribuciones directas en bienes como electrodomésticos, equipos y materiales, más la inversión en bienes raíces, es muy probable que sea tan importante como el turismo, que estaría aportando casi 3 mil millones de dólares.

            Sin embargo, gobiernos van y gobiernos vienen y esos dominicanos y dominicanas sólo son vistos como fuente de explotación en las campañas electorales y de extorsión en una voraz red consular que les cobra el triple del valor del pasaporte nacional y les exige cien dólares por la certificación de cualquier documento.

            En este gobierno se ha hablado de una Secretaría de Estado de Ultramar y aunque aún no está instituída por la ley, desde hace dos años tiene su titular cobrando y gastando a nombre de los emigrantes, sin que se pueda apreciar ningún resultado más allá de esa renta.

            Esta semana en su prolongado viaje por Estados Unidos, el Presidente Hipólito Mejía acaba de improvisar otro cargo clientelar, el de delegado presidencial en la comunidad de Nueva York. En el pasado gobierno hubo subsecretarios en esa ciduad y en Miami.

            En este como en aquellos casos se trata del pago de partidarios políticos. Como los cargos consulares, que en alta proporción han sido convertidos en mecanismos de financiamiento de activistas que devienen rápido en millonarios por el alto nivel de explotación a que someten a nuestros emigrantes.

            Siempre que hablamos de la comunidad en el exterior se piensa fundamentalmente en Nueva York y otras ciudades norteamericanas. Pero hace tiempo que son importantes los residentes en Puerto Rico, Venezuela y Europa, particularmente en España.

            En territorio español están asentados más de 60 mil nacionales, 72 por ciento mujeres, un 83 por ciento con estatus legal de inmigrantes, unos 8 mil nacionalizados, según las estadísticas reunidas por el Voluntariado de Madres Dominicanas en España (VOMADE), modelo de organización reconocida por el Estado español y cuyos servicios gratuitos ya se han extendido a otras colonias de inmigrantes, primero latinoamericanas y ahora también de Africa.

            Esos y esas inmigrantes comienzan a constituirse en una fuerza importante y los nacionalizados pueden hasta decidir elecciones en distritos municipales madrileños donde hay cierto equilibrio político-partidario, como Aluche, Prosperidad, Cuatro Caminos, Fuentelabrada y Alcabendas.

            Parece que la legislación española permite hasta el voto de los residentes extranjeros por más de diez años, siempre que se haga un tratado bilateral y de aplicación recíproca, lo que aumentaría la influencia de esa colonia de migrantes.

           En noviembre del año pasado se firmó un convenio con España para normar las migraciones dominicanas, en virtud del cual hace unos meses se envió el primer conitingente de 42 mujeres para trabajo doméstico.

            Hay testimonios de que fueron reclutadas por mecanismos partidarios y varias aseguran que tuvieron que pagar 20 mil pesos a un gobernador provincial para que las incluyeran en la cuota.

            Autoridades españolas comienzan a mostrar preocupación por ese tipo de reclutamiento. Además de que 4 ya retornaron al país, tras pasar trabajo, porque no reunían las capacidades para el oficio doméstico. Otras no tenían ni un primo o amigo en España. Fueron aisgnadas a Valladolid y Toledo, donde fueron presas de de la desadaptación y la desorientación.

            Hubo algunas que estaban tan lejos de la realidad que al llegar se hospedaron en hoteles, lo que causó sorpresas a las autoridades.

            Pronto el convenio será sometido a una seria prueba, porque antes de terminar el año tocará enviar un contingente grande de tres mil. Esta vez además del trabajo doméstico incluirá albañiles y agricultores.

            No debería ser demasiado pedir que ese reclutamiento se haga transparente, sin mecanismos partidarios, ni explotación, sin convertirlo en una nueva fuente de tráfico y corrupción. Que se incluya a verdaderos trabajadores con entrenamiento en esos oficios.

            Apelamos a la sensibilidad del secretario de Trabajo, doctor Milton Ray Guevara, para que se aplique con toda transparencia el convenio de inmigración a España, y al gobierno para que las oficinas consulares en España le presten asistencia a esos nuevos migrantes. Aunque para eso tengan también que cambiar algunos funcionarios y funcionarias consulares y diplomáticos no aptas para tal misión.-