Una semana para alianzas

Por Juan Bolívar Díaz

A sólo una semana de vencer el plazo para el registro de alianzas, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) protagoniza una incursión de último momento procurando un acuerdo con el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) con el objetivo de reducir al Partido Revolucionario Dominicano (PRD) más que de obtener ventajas inmediatas

Mientras la Junta Electoral ratificaba, mediante reglamento, el plazo del sábado 2 de marzo para la inscripción de las alianzas, Joaquín Balaguer seguía extasiado en su sillón reclinable como sumo pontífice y árbitro de la política nacional, oscilando entre los intereses de su gloria personal y los de su partido y seguidores.

Por su parte el partido de gobierno se replanteaba la negociación con el caudillo reformista, en tanto trataba de salir de la confusión y los diferendos de las votaciones primarias en las que pareció disolverse la coalición Acuerdo de Santo Domingo, fruto del espíritu negociador de José F. Peña Gómez y que rigió en las últimas cuatro elecciones.

Recurso desesperado

Al comenzar la semana resultó sorpresiva la propuesta del doctor Jaime David Fernández para que el PLD apoye incondicionalmente las candidaturas al Senado del PRSC y la fundamentó en la necesidad de evitar que el partido blanco, junto con el Poder Ejecutivo y el Municipal, siga controlando el Legislativo.

Sorprendió por provenir de Fernández Mirabal, tal vez el peledeísta más lejano del reformismo y de Balaguer, y porque implicaba una posición negociadora extremadamente desventajosa para su partido, aunque atractiva para los beneficiarios. Dirigentes reformistas, como el secretario político Johnny Jones parecieron complacidos, con lo que de ambos lados se consideró una reciprocidad del apoyo sin condiciones brindado por el PRSC a la candidatura presidencial morada en los comicios de 1996.

Pero lo negativo de la propuesta de Fernández Mirabal es que vuelve a colocar a su partido en el poco rentable papel de mendigo de una nueva alianza con los reformistas en que se mantuvo infructíferamente en las dos últimas campañas electorales.

También refuerza la imagen de tercer partido, con pocas posibilidades de ganar senadores, en que reformistas y perredeístas se empeñan en mantener al PLD.

A mitad de semana tanto el presidente del partido, doctor Leonel Fernández Reyna, como el secretario general, Reinaldo Pared, guardaron distancia de la propuesta, señalando que había sido formulada a título personal, y negando que hubiesen pactado acuerdos en las provincias Independencia y San Cristóbal, como se había publicado.

Sin embargo, el expresidente Fernández señaló que tras sus dos últimas visitas a Balaguer había dejado las puertas abiertas al diálogo y el entendimiento. Y precisaba que una comisión presidida por Norge Botello tenía la misión de explorar posibilidades de alianzas con diversos partidos.

            La propuesta de Jaime David Fernández puede parecer excesiva, pero tuvo la virtud de replantear la posibilidad de acuerdos con el reformismo, apelando al sentimiento antiperredeísta que ha caracterizado su partido, y disminuyendo la distancia que en los últimos años han separado al PLD y al PRSC.

Balaguer juega su carta

Mientras tanto, Joaquín Balaguer aparecía en fotografías extasiado en su sillón reclinable, conversando con Leonel Fernández, reducido físicamente, pero convertido en sumo pontífice y árbitro de la política nacional por sus otroras enconados opositores, tanto del peledeísmo como del PRD.

El caudillo reformista sigue jugando al tiempo y ni siquiera sus más cercanos segidores pueden vaticinar con certeza qué camino seguirá de cara a los comicios de mayo. Sigue contemplando tres opciones, participación separada, o alianza con uno de los otros dos partidos mayoritarios.

               El miércoles 20 se anunció que el PRSC ha programado para el viernes primero de marzo, víspera de la terminación del plazo para registrar alianzas, la asamblea nacional que deberá ratificar los candidatos congresionales y municipales.

            El PRSC podría obtener más puestos legislativos y municipales en una alianza con un PLD poco exigente, que con un PRD que se considera con fuerzas propias suficientes para mantener mayoría en ambas cámaras legislativas y en los municipios. Con el agravante de que al elegir la mayoría de sus candidatos, tendrá mas dificultades para apoyar a otros.

            Sin embargo, en términos políticos y de cara a los comicios del 2004, al reformismo le convendría más el acuerdo con el perredeísmo, si ello le garantiza dejar mal parado al PLD cuando se cuenten los votos de mayo próximo.

            Estratégicamente al PRSC le conviene recuperar claramente una segunda posición partidaria, aunque elllo represente algunos puestos legislativos y municipales menos. A la gloria personal de Balaguer le viene como anillo al dedo sellar una alianza electoral con el perredeísmo, la cual consagraría su reivindicación histórica ante quienes pasaron décadas combatiéndolo.