Por Juan Bolívar Díaz
Las incertidumbres económicas aumentan la preocupación empresarial, mientras el PRSC sigue con la llave para el éxito o el fracaso del diálogo
El conflicto generado por la elección de los jueces titulares de la Junta Central Electoral está desembocando en un amplio frente politico y social de cuestionamiento al gobierno, incentivado por un ambiente de incertidumbres económicas.
El inicio del diálogo entre las diversas fuerzas políticas y sociales enfrentadas supuso la apertura de una brecha al entendimiento, de la que formó parte hasta el partido oficialista, y de inmediato se conocieron diversas propuestas, pero hay quienes creen que todavía los estrategas gubernamentales no están convencidos de que tienen que transar.
Esta fue la semana en que el peso cayó a más de 20 por dólar y las autoridades tuvieron que admitir que la inflación superará el estimado del 8 por ciento, en tanto el Partido Reformsita Social Cristiano (PRSC) seguía acentuando su distancia del gobierno, demostrando que tiene la clave para la concertación o el fracaso del diálogo.
La marcha del diálogo
Tras la primera semana del diálogo entre los partidos político y organizaciones sociales el balance es precario, aunque se han mostrado disposiciones al entendimiento hasta en el oficialista Partido Revolucionario Dominicano (PRD), pero no así en las instancias del gobierno que concentran el poder de decisión.
Cada vez más es mas generalizada la creencia de que cualquier solución al enfrentamiento político depende del presidente Hipólito Mejía, quien controla el grupo político que hegemoniza el poder (el PPH) y a la mayoría de los legisladores de su partido, por lo que las propuestas de solución se encaminan hasta él.
En la semana hubo tres sesiones del diálogo en el que participan unos sesenta representantes de diez partidos políticos, siete organizaciones empresariales, cinco asociaciones de desarrollo, cuatro entidades religiosas, una confederacion de centrales sindicales y dos instituciones de promoción de la institucionalidad democrática y la participación social.
Al concluir la tercera sesión, al medio día del jueves, se convocó una cuarta para el martes, con cinco días de espacio, a fin de dar tiempo a los partidos políticos a que consideren el menú de opciones presentado para enfrenar el primero de los tres temas en que fue dividida la agenda del diálogo.
El primer tema es el concerniente a la integración de la Junta Central Electoral. El segundo se refiere a la concertación de esfuerzos para mantener la estabildiad macroeconómica en el desfavorable ámbito internacional, tangto económico como político. Y el tercero abarca una gran variedad de temas encaminados a integrar lo que sería una agenda nacional de desarrollo.
Fórmula de transacción
En su primera semana el diálogo se quedó en el tema inicial. Los partidos de oposición insistieron en reclamar la renuncia de todos los jueces electorales para elegir por consenso otros absolutamente apartidistas. Los perredeístas, encabezados por su presidente Hatuey de Camps y el senador Ramón Alburquerque, se inclinaron a una fórmula intermedia: que renuncien los últimos 4 designados, dos perredeístas y dos reformistas.
Esta propuesta, visualizada por muchos como un camino de transacción, permitiría un consenso en la mayoría de los 7 miembros titulares de la JCE, dejando a los doctores Ramón Morel Cerda, Luis Arias y Salvador Ramos, como memoria histórica de la institución.
Los opositores están plantados especialmente contra Morel Cerda, a quien, al igual que los otros dos, consideran comprometido con el PRD y su gobierno. Sin embargo, fuera de récord algunos reconocen que puede ser una fórmula negiociable.
Pero de nada valdría un acuerdo al respecto si no es aceptable para el presidente Mejía, hasta donde llegó la fórmula a modo de consulta por parte del mediador Monseñor Agripino Núñez Collado. Fuentes eclasiásticas dicen que el mandatario respondió que también renuncie Luis Arias, a quien vinculan con el presidente del PRD Hatuey de Camps.
Es un secreto a voces que Arias y Salvador Ramos no se llevan bien con Morel Cerda y que éste tiende a arrinconarlos, para lo cual habría contado con el concurso de los nuevos jueces Rafael Díaz Vásquez, Nelson Gómez y Luis Pantaleón González. La doctora Rafaelina Peralta ha tendido a coincidir con los dos primeros.
El otro escollo con que tropieza la fórmula de transacción es lograr que esos cuatro jueces renuncien. Se cree que en el presidente Mejía, vía el PPH, puede conseguirlo con Díaz Vásquez y Gómez, quienes al ser elegidos eran funcionmarios gubernamentales.Se les restituiría y hasta mejoría su oposición en el gobierno.
De Rafaelina Peralta se afirma que es una profesional “de mucha vergüenza” y sin fuerzas propias para obstruir la solución a un grave conflicto político. Fuentes reformistas aseguran que al ser consultado al respecto, el doctor Pantaleón González, preguntó qué le darían a cambio.
El PRSC tiene la llave
Tras la primera semana del diálogo político quedó evidente que el PRSC sigue teniendo la llave para la negociación, sea del lado o enfrente del gobierno. Y cada día aparece más definido en el papel de opositor.
En la misma primera sesión del diálogo, la presidenta de la Cámara de Diputados, Rafaela Alburquerque clamó por la reintegración de los legisladores, demanda que han formulado otros reformistas considerados, al igual que ella, “colaboracionistas del presidente Mejía”.
Pero nuevamente la línea de oposición se impuso en la reunión de la Comisión Ejecutiva del partido que mantuvo el retiro de los legisladores hasta que se produzca una solución al conflicto de la JCE. Lo contrario hubiese decretado la muerte del diálogo al quitarle una presión fundamental al gobierno, lo que fue advertido por numerosos dirigentes del partido colorado.
Uno de ellos señaló la presencia en el diálogo del doctor Rafael Bello Andino, defendiendo la posición oficial del partido, como “indicativo de lo mucho que hemos avanzado hacia nuestro papel de opositores”. Al fiel secretario de Joaquín Balaguer se le ha señalado como cabeza del sector colaboracionista.
Tanto en el PRSC como en el resto de los partidos y entre los dirigentes de la sociedad civil se estima que los reformsitas serán quiénes inclinarán la balanza. Si el gobierno logra neutralizarlos, habrá dividido la oposición y reducido la presión que le pone.
Con el reformismo de frente, el gobierno tendrá que negociar y pronto, para evitar que tome fuerza el incipiente frente amplio de oposición que arrastraría hasta las simpatías de la sociedad civil, en especial de sus sectores más poderosos, como las iglesias el empresariado.
Juntar del mismo lado por mucho tiempo al PLD y el PRSC sería abrir las puertas a una reedición del Frente Patriótico que en 1996 venció al PRD. Con el agravante de que con el desgaste que ya están registrando y las perspectivas desfavorables derivadas del escenario internacional, no es razonable esperar que el partido blanco se acerque al 46 por ciento que consiguió José Francisco Peña Gómez en la primera vuelta de 1996.
Con ese frente amplio de oposición el gobierno tendría que negociar pronto si quiere crear un ambiente de comprensión y colaboración para combatir los efectos negativos del escenario internacional, llamados a agravarse si finalmente Estados Unidos se embarca en una guerra-ocupación de Irak.
Y le conviene hacerlo antes de que comiencen a llegar los periodistas y funcionarios de avanzada de la cumbre de mandatarios iberoamericanos a celebrarse en el país el 15 y 16 del mes que asoma.-