Leonel quiere llevar al PLD a la ofensiva

Por Juan Bolívar Díaz

            El discurso del ex-presidente Leonel Fernández al asumir la presidencia del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) busca colocar esa organización a la ofensiva y es fruto del convencimiento de que tendrán que desarrollar sus propias fuerzas si quieren volver al poder.

            Los ataques al gobierno, bastante desproporcionados, persiguen sacar del cuadrilátero político al Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) y ocupar todo el espacio de la oposición, teniendo como primera meta los comicios de mayo próximo, escalón fundamental hacia los presidenciales del 2004.

            En lo que todos los análisis convergen es que con su discurso del domingo 3 de febrero el doctor Leonel Fernández no sólo asumió la presidencia y el liderazgo del peledeísmo, sino también que adelantó el lanzamiento de su candidatura presidencial, y en esa triple condición será más difícil que pueda ser tocado por los procesos e investigaciones judiciales de su gestión aún pendientes.

La propia identidad

            La primera parte del discurso del doctor Fernández, que no fue improvisado como en múltiples ocasiones del pasado, es un vehemente llamado a la unidad del partido, a revivir la mística que lo caracterizó hasta la firma del Frente Patriótico con el PRSC en 1996 y a restablecer la disciplina y los principios éticos.

            Al efecto propuso una comisión para elaborar los reglamentos para el tribunal disciplinario y la Comisión de Resolución de Conflictos. Buscando credibilidad y aceptación, llegó al grado de reconocer la emergencia del poder económico, de “influencias malsanas” y de “métodos inapropiados” para consumar apetencias desmedidas dentro del partido, advirtiendo que los mismos no tendrán cabida bajo su presidencia.

            Los planteamientos de Leonel Fernández están inscritos en la convicción de que el PLD tiene que dedicarse definitivamente a construir su propia fierza para dejar de depender de una cada vez más distante posibilidad de alianza con el PRSC, con quien se disputa la revancha frente al Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

            Ese convencimiento fue compartido recientemente en una entrevista en Teleantillas por el ex-candidato presidencial Danilo Medina, quien en el pasado fue de los mayores promotores de la concertación con el doctor Joaquín Balaguer y su partido. Otros dirigentes del partido morado reconocen también que esa subordinación castra las posibilidades peledeístas, por lo que tiene que ser cortada radicalmente.

            El apoyo “incondicional” ofrecido por Balaguer a la candidatura del PLD en los comicios de 1996 y que se demostrara fundamental en el ascenso al poder del doctor Fernández, creó en muchos peledeístas la falsa convicción de que habían contraído un matrimonio indisoluble.

            De ahí que la táctica del PLD se dirigiera a la repetición de esa alianza para las elecciones congresionales y municipales de 1998 y para las presidenciales del 2000, con dos estruendosos fracasos.

            Los dirigentes del PLD se negaban a aceptar el hecho de que el PRSC no iba a pasar la vida trabajando para que ellos le quitaran su preponderancia política, cuando el segundo lugar es casi tan importante como el primero, dado el sistema de más de la mitad de los votos o doble vuelta en la elección presidencial.

            La persistencia fue tan grande que el 17 de mayo del 2000, aún después que el doctor Balaguer había considerado ganador a Hipólito Mejía, con el 49.85 por ciento de los votos válidos, el PLD le envió una comisión tratando de conseguir su respaldo para la aventura de una segunda vuelta en condiciones tan difíciles, cuando ni la suma total de los sufragios de los dos partidos superaban los logrados por el PRD y sus aliados.

A pescar descontentos

            Resalta en el discurso que el expresidente Fernández no hicidera referencia explícita al apoyo reformista que le permitió asumir el poder en 1996. Por el contrario, por primera vez en mucho tiempo mencionó el fraude electoral de 1990, sobre el cual él mismo escribió un libro que fue recogido en vísperas del Frente Patriótico, para viabilizar aún más la luna de miel con los reformistas.

            Esta vez Leonel Fernández dijo: “En 1990 el Partido de la Liberación Dominicana ganó las elecciones, pero por uno de esos aciagos momentos de nuestra historia contemporánea, fue despojado de su triunfo electoral”.

            En el siguiente párrafo continuó así: “Nuevamente en el 1996 nuestro glorioso partido volvió a coronarse con la victoria, y esta vez sí pudo conducir los destinos de la República Dominicana, por el que fue considerado un nuevo camino de desarrollo, progreso y modernización”.

            Sin embargo advierte que “esos triunfos (los de 1990 y 96) no se debieron, enteramente, al desarrol.lo continuo cuantitativo de nuestro partido, sino que se debieron a circunstancias o coyunturas presentadas en el escenario político nacional que produjeron el traslado de votos tradicionalmente pertenecientes a otras organizaciones políticas…”

            Relata que al no producirse en el 2000 una circunstancia parecida no pudieron retener el poder. “y es lo que nos ha hecho entender en la alta dirección del partido, la necesidad de producir un cambio en la naturaleza organizacional de nuestra entidad política”. Aumentar la cantidad, acumular su propia fuerza.

            Y Fernández se lanza a buscar todo el espacio de oposición que Balaguer no ha ocupado en estos primeros 18 meses del gobierno perredeísta. Trataría de prevenir un descalabro electoral en mayo próximo, de producirse una alianza entre los otros dos partidos mayoritarios, que podría reducir considerablemente la representación del PLD en las cámaras legislativas y los ayuntamientos.

            En otras palabras, que convencidos de que las circunstancias apuntan mucho más a una alianza del PRSC con el PRD, y no con el PLD, los peledeístas se lanzan con todos los hierros a la oposición, tratando de pescar en el mar de los inconformes con la gestión perredeísta. Y de ahí las magnificaciones de las deficiencias y errores de los actuales gobernantes, hasta el punto de proclamar la actual administración como “incompetente, ineficaz y descarriada”. Y luego “un gobierno desorientado, sin planes, sin iniciativas innovadoras, sin políticas definidas frente a nada y huérfanos de una visión acerca del futuro de la sociedad dominicana”.

           Fernández no le concede absolutamente nada al gobierno de Hipólito Mejía, ni siquiera el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica en un período de recesión y crisis política y de seguridad internacional. Al contrario, afirma que hubo decrecimiento económico, aunque todos los economistas hablan de 2.5 a 3 por ciento de crecimiento. Le duplica la inflación del 2001 del 4.4 por ciento anunciada al 8.8, le atribuye un endeudamiento interno con la banca de 5 mil 225 millones de pesos, ignorando que le ha pagado más de 3 mil millones, y le endilga el desempleo de 200 mil personas, aunque le apunta 25 mil nuevos empleados públicos.

En medio de expresiones fuertes que no habían caracterizado su discurso, Leonel Fernández llega al colmo de culpar al gobierno de la caída del turismo, indicando que ésta fue anterior a los actos terroristas, sin tampoco relacionarla con la recesión que afecta a los mercados más fuertes: los europeos, Estados Unidos, Canadá, Argentina, etc.

A la victoria en el 2004

La pieza escrita del nuevo líder del PLD ignora por completo la existencia del PRSC, buscando ocupar el papel de contrincante único del PRD en el cuadrilátero político nacional, proclamando que están cansados de “resistir sobre las cuerdas los golpes despiadados e inmisericordes de su opositor, hoy en el poder”, y advirtiendo que desde ahora devolverán “con portentosos jabs y upper-cuts los ataques del oficialismo”.

Eso después de haber afirmado que “frente a todo ese panorama de agravios e incdertidumbres, la única alternativa seria, honesta, capaz y responsable que se yergue en el horizonte político de nuestro país, es el Partido de la Liberación Dominicana”.

Por supuesto, varios dirigentes reformistas, aún de la delegación que se hizo presente en el acto atendiendo invitación, resintieron esos y otros pasajes del discurso de investidura de Fernández, quien o cometió un error táctico frente a sus aliados del 1996, o está convencido de que los vientos ahora soplan en otra dirección. Parece más bien esto último.

Probablemente Leonel tenga razón en la estrategia diseñada, al buscar ocupar todo el espacio de oposición, tratando de dejar al PRSC como un aliado del gobierno. Es tirar sus anzuelos primero, para ver si tiene una buena pesca de descontentos frente a la gestión perredeísta.

De ahí también que haya adelantado su lanzamiento como candidato para el 2004, buscando constituirse en la opción alternativa, ya que el PRSC sigue preso de la eternidad de su caudillo, quien en vez de dejar que el liderazgo de su partido siguiera proyectándose, le recogió la soga a mitad del año pasado para dar mayor protagonismo a su enterno personal de gris proyección política.

            El discurso del líder del PLD comenzó y concluyó afirmando su candidatura para el 2004. En el tercer párrafo, tras dar gracias por la investidura en la presidencia del partido, proclamó su convencimiento de que “una vez más, con la ayuda de Dios y el firme apoyo de todos ustedes, saldremos airosos de todas las pruebas y dificultades, y volveremos a conducir, con grandes logros y conquistas, los destinos del pueblo dominicano”.

            Y concluyó vaticinando cómo el PLD “se levantará de las cuerdas y emprenderá una fulminante y demoledora ofensiva que sólo terminará con nuestro adversario dando la media vuelta y desplomándose sobre la lona”, para escuchar la voz justiciera que hará el conteo para decretar el final.”Y levantándonos el brazo derecho, proclamará nuestra victoria”.-