Leonel Fernandez arranca con buen pie

Por Juan Bolívar Díaz

El PLD da una contundente demostración de su capacidad organizativa, de disciplina y vocación de poder con sus exitosas elecciones primarias                                        

            El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha dado una contundente demostración de su capacidad organizativa y de disciplina con la votación primaria que amplió su democracia interna y culminó sin un solo cuestionamiento de los contendientes.

            Al elegir al doctor Leonel Fernández candidato presidencial con más del 87 por ciento de la votación, los peledeístas demostraron su creciente vocación de poder, alineándose casi todos en la misma dirección y sin dejar la más mínima fisura por donde se colara alegato alguno de irregularidad.

            El resultado de la votación primaria peledeísta contrasta con los problemas confrontados por el Partido Reformista Social Cristiano que hace tres meses celebró la suya y todavía no ha podido cicatrizar sus heridas y con las obvias dificultades por las que atravieza el Partido Revolucionario Dominicano para hacer lo propio.

Proceso sin arrugas

            El proceso electoral interno del PLD se desarrolló sin mayores sobresaltos y aunque hubo algunas dificultades para culminar el padrón y entregarlo con anticipación a los contendientes, no se evidenció que ello obedeciera a algún patrón malicioso. Al final nadie alegó que se le impidiera ejercer el sufragio.

            La votación fue exitosa, considerando la participación de más del 50 por ciento de los 877 mil 109 empadronados en más de 40 mil comités de base. Más aún por el hecho de que ha sido la primera vez en que el PLD escoge candidato presidencial por el voto directo de los militantes, que de haber regido para los comicios anteriores pudo haber determinado otro resultado.

            El método anterior era que se computaba por organismos, cada uno de los cuales tenía un solo voto, lo que no garantizaba que el ganador fuera necesariamente el que recibiera más sufragios de los militantes.

            Fue relevante también que el doctor Jaime David Fernández, el único contendiente real del expresidente Leonel Fernández proclamara la victoria de éste antes de que la Comisión Nacional Electoral diera a conocer el primer boletín oficial del cómputo, reafirmando su convicción democrática y apego a los principios del partido.

            La campaña electoral peledeísta lució suficiente con 45 días desde que fuera proclamada oficialmente. Transcurrió sin un solo incidente de importancia. Aunque fue notable un enorme desnivel de recursos a favor del candidato triunfante, quien por demás contó con la mayor parte de la maquinaria partidista.

            Resultó relevante que el expresidente Fernández hizo poca campaña personal y evadió los medios de comunicación mientras su contrincante los copaba sistemáticamente en especial en las dos semanas finales de la campaña. Jaime David Fernández ofertó un proyecto ortodoxo, fundado en principios democráticos, en la participación social y en el rescate de la ética política, pero las bases peledeístas prefirieron repetir con quien ya los llevó al poder, aunque en circunstancias muy distintas, en los comicios de 1996.

El encanto de Leonel

            Al ganar la nominación presidencial con el 87 por ciento de los votos, en una circunstancia de mayor competitividad, el doctor Leonel Fernández emerge como líder absoluto del PLD.

               Esta vez no fue el Comité Central quien escogió los precandidatos. Se inscribió todo el que quiso competir. Y hubo cinco, aunque tres de ellos -Julián Serulle, Ramón Andrés Blanco Fernández y Miguel Solano- no computaron en conjunto el 1 por ciento de la votación.

               Y aunque no dispuso de los recursos materiales ni del respaldo de la maquinaria partidista, Jaime David Fernández realizó una vigorosa campaña de promoción contando con las amplias simpatías que despierta en sectores de la comunicación social.

            El triunfador pudo beneficiarse de la cultura presidencialista que se manifiesta en un eterno “vuelve y vuelve” para quienes alcanzan esa posición en la historia política dominicana. Pero también ratificó el encanto que despierta en importantes segmentos de las clases medias y altas.

               El discurso modernizante, bien hilvanado y conceptual del doctor Fernández es uno de sus mayores recursos políticos, llamado a magnificarse de enfrentarse con el ríspido lenguaje que ha exhibido el agrónomo Hipólito Mejía tras su llegada al poder.

            Beneficiado por las encuestas que lo colocan como preferido tanto dentro del partido morado como en el electorado en general, Fernández no tuvo que hacer muchos esfuerzos para tan contundente resultado. El PLD parece que quiso irse en una sola dirección, para no dejar la más mínima duda de su unidad, ni margen alguno para alegatos de ninguno de los contendientes.

            Ya en 1995 al ser elegido por primera vez candidato presidencial peledeísta, Leonel Fernández obtuvo el 93 por ciento, pero aquella vez del voto por organismos, que probablemente hubiese resultado menor de contarse directamente por militantes. Sus contendientes fueron Norge Botello y Euclides Gutiérrez.

Un buen arranque

            Así las cosas, Leonel Fernández ha recibido un buen impulso para iniciar su campaña para los comicios del próximo año, la que probablemente seguirá conduciendo con prudencia y pasos contados, habida cuenta de que está casi solo en la pista.

            Le acompaña Eduardo Estrella, el candidato del partido colorado, pero este no ha tenido la fortuna de sortear los problemas internos en que quedó sumida la organización a raíz del resultado de su votación primaria. Eso le ha quitado brillo y posibilidades a una candidatura que llegó a considerarse fruto de un “fenómeno” basado en la frescura de alguien que aparecía distante de los políticos tradicionales.

            Con las últimas encuestas profesionales conocidas colocándolo en primer lugar de las preferencias electorales, lo mismo que a su partido, Fernández tiene una buena base para arrancar su campaña, para la cual tendría que abandonar el “bunker” en que se ha encerrado frente a los comunicaodres sociales.

            Para Leonel Fernández y el PLD el desafío del próximo año es crucial, pues de lograr un retorno al poder, será más que nada por sus propias fuerzas, no las que les aportó el caudillo Joaquín Balaguer en 1996. Una derrota del PRD dentro de un intento de reelección desatará los demonios de la división y podría consagrar al peledeísmo como la primera fuerza política nacional para muchos años.

            Los resultados obtenidos por Jaime David Fernández en las primarias indican que el PLD se sitúa más en la perspectiva del pragmatismo político tipo Leonel-Danilo Medina que en la del boschismo, que sólo pudo mantenerse 7 meses en el poder y jamás pudo recuperarlo tras el derrocamiento de 1963.

            Una generación de altos dirigentes históricos y reforzados por los recién llegados ya saborearon las miles del poder y se situán en condiciones de disputárselo con los golosos perredeístas, devenidos en los nuevos comesolos, habida cuenta de que rompieron hasta con los siete pequeños partidos con que venían aliados en las cuatro eleecciones anteriores a las del año pasado.

Peligro que se desvanece

            Todavía hay quienes temen que el gobierno perredeísta tenga alguna sorpresa desagradable para sacarle al doctor Fernández en un momento crítico de la campaña electoral, pero cada vez se desvanece más esa posibilidad, si es que existió.

               Cada día que pasa es un punto menos para la posibilidad de un expediente que surta efecto negativo para el expresidente, pues con más razón se percibirá como simple maniobra política.

            Hace más de un año que la Procuraduría acaricia un expediente referente a la cuenta especial para obras prioritarias de los últimos 8 meses del gobierno del doctor Fernández, que implicó un gasto superior a mil 400 millones de pesos, donde se han alegado graves irregularidades, pero el paso del tiempo han ido desacreditándolo. Varias veces se ha anunciado en vano su traducción a la justicia.

            Algo parecido se puede decir del expediente sobre el Programa de Empleo Mínimo Eventual (PEME) en manos de la justicia desde hace 2 años y 8 meses. No se ha sabido de esfuerzos del ministerio público para el debido proceso judicial. Esperar a la campaña electoral parecerá una manipulación.

            Por demás, el gobierno y el PRD tendrán que concentrar sus energías en los próximos meses en buscar un camino que les permita llegar a la elección del candidato presidencial sin mayores fracturas ni sangramientos que no servirían para otra cosa que aumentar su desgaste frente al electorado.

            El PLD puede apostar a que por ahí todavía le llega alguna carga adicional de votos, o por lo menos que los pierde el partido blanco. Porque el escenario está montado para una pelea larga y sangrienta, por lo menos a 15 asaltos y con más de dos pesos pesados sobre el cuadrilátero.

En materia de boxeo los perredeístas son campeones olímpicos y el contraste con las primarias del PLD podría ser un golpe fulminante para el partido blanco en una nación ya demasiado agobiada por problemas económicos y políticos.-