Por Juan Bolívar Díaz
El presidente Fernández avanzó en el reconocimiento de la realidad y prometió concertar, pero se quedó a mitad de camino ocultando el déficit fiscal, evadiendo la austeridad y los límites al gasto que impone la crisis.
Con su discurso del pasado lunes 8, el presidente Leonel Fernández reconoció definitivamente la gravedad de la crisis económica internacional y sus repercusiones sobre el país y prometió concertar con las fuerzas vivas de la nación para definir un curso de acción frente a las adversidades.
Sin embargo, el mandatario persistió en un optimismo desproporcionado a la realidad fundando sus sueños de megaproyectos en un nivel de endeudamiento externo que no se corresponde con el contexto de escasez de crédito derivado de la grave crisis financiera internacional.
Mientras, los altos ejecutivos del Fondo Monetario Internacional (FMI) vinieron al país para insistir en la necesidad de reequilibrar la política macroeconómica mediante la disminución del déficit fiscal que permita la reducción de las tasas de interés para estimular la inversión y el empleo y evitar que se agrave la desaceleración económica.
Elementos positivos. Lo más celebrado del discurso del presidente Fernández fue que esta vez evadió la disertación y trató de ir más directamente a las cuestiones que preocupan a la sociedad dominicana, aceptando definitivamente que estamos frente a una grave crisis económica internacional, cuyas consecuencias son aún impredecibles.
Aunque quedó atrapado entre los sueños y la realidad, el mandatario reconoció que el país será afectado significativamente por la recesión internacional, razón por la cual concluyó en que hace falta actuar unidos como nación para salir airosos de los desafíos. En consecuencia prometió que en enero convocará un gran encuentro de todas las fuerzas vivas del país, para que entre todos podamos definir el curso de acción que como sociedad debemos seguir en estos momentos de adversidades, infortunios e incertidumbres.
Esa fue la principal concesión que hizo Fernández Reyna a los sectores políticos, económicos y sociales que le han venido solicitando que convoque un concierto nacional para enfrentar no sólo la crisis económica y financiera, sino también la creciente inseguridad y la crisis energética así como para definir prioridades de inversión.
El polémico proyecto de nueva Constitución sometido al Congreso ignorando consensos en aspectos fundamentales, llamado a ser conocido a partir de enero, tendría que ser relegado si se quiere dar espacio a ese encuentro de concertación, que bien podría iniciar un proceso que incluyera también la misma Carta Magna.
En los sectores empresariales hubo manifiesto respiro porque la alocución presidencial reafirmó declaraciones de su equipo económico en el sentido de que en las conversaciones con el FMI no se ha tratado sobre una nueva reforma tributaria el año próximo, precisando que el ajuste fiscal a que se refirió ese organismo es en base al gasto público y no a un aumento de impuestos.
Déficit fiscal y presupuesto. El Presidente de la República sigue sin admitir el exceso de gasto en que incurrió este año en la carrera por la reelección. Pero la misma noche de su discurso el Director Gerente del FMI divulgó un comunicado dando cuenta de las conversaciones que sostuvo con él y su equipo económico, donde le plantearon la necesidad de retornar a una situación fiscal financiable en un contexto de escasez de crédito en los mercados pero cuidando de que las políticas macroeconómicas no agraven la desaceleración de la actividad económica.
El comunicado agregó que Estamos de acuerdo en la necesidad de reequilibrar la política macroeconómica mediante la disminución del déficit fiscal y así permitir una cierta relajación de la política monetaria y reducir las tasas de interés para ayudar a estimular la actividad en el sector privado. El FMI consideró que a mediano plazo el mejoramiento económico dependerá de la aceleración en la creación de empleos y el crecimiento del ingreso, a lo que contribuirán nuevas reducciones graduales pero constantes de los coeficientes de la deuda pública.
En su discurso, el primer mandatario sostuvo que hasta julio el desempeño económico obedeció a lo proyectado, pero que al sentirse los efectos del alza del precio del petróleo y los alimentos y de la crisis financiera global el gobierno se vio obligado a aumentar los subsidios para proteger a la población. Pero en realidad los subsidios que citó, a la energía, el gas, el gasoil, arroz, habichuelas, pan, pollo y al empleo de zonas francas se incrementaron o comenzaron desde principios del año, por la campaña electoral y a contrapelo de críticas generalizadas.
El presidente Fernández defendió su proyecto de presupuesto para el próximo año deficitario en 31 mil millones de pesos y que contempla un endeudamiento de 77 mil 94 millones de pesos (más de 2 mil millones de dólares), equivalentes a un 24 por ciento de su monto de 329 mil millones de pesos, contradiciendo el compromiso con la misión del FMI de noviembre, de presentar un presupuesto basado en una proyección realista de los ingresos y un nivel de financiamiento creíble e identificado.
Pese a la actual estrechez del crédito internacional, el proyecto contempla préstamos de la banca extranjera por hasta mil 500 millones de dólares, difíciles de lograr en los próximos meses, lo que indica una propensión al desbordamiento del endeudamiento, con tal de no ajustar el gasto a la realidad financiera.
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Notables vacíos
Aunque el discurso presidencial insistió en mantener niveles insostenibles de inversión, fue notable que ni siquiera mencionara la austeridad y que siguiera subordinando el gasto social, evadiendo la petición general de blindar a los pobres. No hubo tampoco la menor mención al dispendio ni a la corrupción.
Cuando se refirió a la crisis energética, el mandatario anunció su propósito de plantear a una misión de los Emiratos Arabes Unidos que visitaría el país para inversiones para una planta de 500 megavatios, sin referirse a las dos plantas de energía a base de carbón que generarían mil 200 megavatios, en que basó el aumento de la oferta en los últimos tres años.
Aunque las dos plantas fueron concesionadas a empresas extranjeras en cuestionados concursos de poca transparencia, y pese a que luego el gobierno comprometió garantía a la inversión, no ha aparecido el primer dólar para iniciarlas. Aparentemente han sido abandonadas, pero sin la menor explicación a la sociedad.
El discurso tampoco mostró preocupación por la reactivación y competitividad del sector industrial, el financiamiento a la agropecuaria ni el incentivo a las exportaciones.
En cuanto al FMI, el presidente señaló que expresó a su director gerente Dominique Straus-Khan su aspiración de implementar un acuerdo de monitoreo del desempeño de la economía dominicana en el más breve plazo, sin dar cuenta de la respuesta recibida. En el comunicado emitido por el organismo tras la visita de sus tres más altos ejecutivos no asoma ningún acuerdo pero sí varias contradicciones.
Los cuestionamientos
El mayor cuestionamiento al discurso presidencial fue que ignoró el reclamo general y del Fondo Monetrio Internacional (FMI) de un ajuste fiscal. Ni siquiera asomó un plan de austeridad como el enunciado en julio pasado cuando anunció la paralización de las obras que no estuvieran a punto de conclusión.
Hay incongruencia entre la admisión de la crisis internacional y la persistencia en megaproyectos como la segunda línea del Metro y el tren entre Haina y Santiago, proyectados en base a concesiones a inversionistas extranjeros, pese a las condiciones más estrechas del crédito global, como señaló la misión del FMI que visitó el país en noviembre.
Economistas y agentes empresariales consideran que el optimismo del presidente Fernández sigue por encima de la realidad. Se aventuró a sostener que el turismo y las remesas crecerán en el 2009 en proporciones superiores, en términos absolutos, a las registradas este año, y que los resultados serán positivos en la balanza de pagos global, aunque todos los informes y pronósticos internacionales indican que la crisis económica internacional impactará duramente en el país.
Otra manifestación de optimismo se manifestó en su afirmación de que tres proyectos de inversión turística, aún por iniciarse, generarían hasta 35 mil empleos y en la idea de una terminal de gas natural en la costa norte para consumo interno y hasta para exportación al mercado de Estados Unidos.
El mayor cuestionamiento se lo ha ganado su anuncio de un proyecto de ley para acceder a los 68 mil millones de pesos que acumulan los fondos de pensiones para desarrollar proyectos de viviendas y varios proyectos de infraestructura. En su artículo 97, la Ley de Seguridad Social contempla que esos fondos pueden ser invertidos en Títulos y valores emitidos por el Banco Nacional de la Vivienda, para el desarrollo de un mercado secundario de hipotecas, pero no para proyectos de infraestructura a ser construidos por el gobierno.